A días del desenlace, el ‘Curaca Blanco’ viajó a Puno. Su hijo Moisés lo esperaba al otro lado de la frontera, en Desaguadero. La información de inteligencia alertó que retiró US$ 80 mil de una agencia bancaria.
De ahí Yuliano Arista –el nombre de quien está casado con la prima de Martín Belaunde Lossio– siguió su camino a Sucre. Tenía pactado un encuentro en el Hotel Plaza ubicado, como su nombre lo indica, en la Plaza de Armas de la Ciudad.
El abogado Jorge Valda le informó que el juez del Tribunal Constitucional Plurinacional, con el que se supone transó la coima, se había echado para atrás. Según las investigaciones, ya le habían pagado US$ 20 mil y con los US$ 80 mil que retiró el ‘Curaca’ había prometido inclinar el amparo constitucional, el último recurso que podía salvar a Belaunde Lossio, a su favor.
“Plan B”, anunció Valda. Le dio al ‘Curaca’ US$5 mil para cubrir el costo de sus pasajes y se quedó con los otros US$75 mil.
El escapismo fue digno de Houdini (CARETAS 2387), pero detrás corrían billetes contantes y sonantes.
Como lo temía Valda, el Tribunal Constitucional ratificó en última instancia el rechazo del amparo constitucional y dejó definitivamente expedito el camino para extraditar a Belaunde Lossio al Perú.
Valda y el ‘Curaca’ afinaron la puesta en escena con coartadas. El abogado se fue a la región de Potosí y el ‘Curaca’ a Santa Cruz.
Prácticamente a la noche siguiente del anuncio del TC, madrugada del domingo 24, el examigo y colaborador de Ollanta Humala y Nadine Heredia puso pies en polvorosa y dejó la casa del ‘Curaca’ y su mujer, la astróloga Claritza Díaz Belaunde, en la que cumplía arresto domiciliario.
Lo que Belaunde no contaba en su plan era la ola de detenciones que le cerró el caño de cash. Cayeron Valda y el ‘Curaca’ horas después de la fuga, así como los cinco policías que lo custodiaban en la casa de La Paz.
Belaunde Lossio escapó vía terrestre por los Yungas, al norte de La Paz. Su ruta fue Caranavi, San Borja, Trinidad y de ahí Magdalena, provincia de Iténez en la región del Beni, fronteriza con Brasil.
Allí, en la noche del lunes 25, fue refugiado en una casa perteneciente al abogado Rodrigo Quispe.
Quispe vivía en El Alto. En esas horas cruciales del lunes se detecta que se hospeda en el Hotel Oriental de Magdalena a pesar de contar con parientes allí.
Al día siguiente, martes 26, fue detenido el empresario del rubro automotor Alí Eid Alí, un excorredor de autos de origen egipcio. Fue acusado de prestar la camioneta 4×4 que habría servido por lo menos para el primer tramo de la fuga.
Según explicó el ministro de Gobierno Carlos Romero, que volvió a ese despacho tras la salida de Hugo Moldiz como consecuencia del escándalo, el trabajo de Inteligencia ubica al mencionado Quispe en el entramado. Quien lo contactó fue Freddy Vidovic, abogado del ‘Curaca’. La responsabilidad de Quispe era trasladar a Belaunde Lossio hasta la frontera con Brasil.
Se detectan llamadas de Quispe al abogado brasileño Fernando Tiburcio. Aparentemente, este se huele algo feo porque el jueves 28 declara muy temprano a la Cadena A de Bolivia y reconoce haber sido contactado por Belaunde.
Quispe sale de Magdalena en dirección a la cercana localidad de Trinidad. Iba por el dinero –entre US$20 mil y US$ 25 mil– para pagarle al piloto de la avioneta que iba a llevar a Belaunde a Brasil. Le echan el guante y Belaunde queda totalmente incomunicado. Esa tarde se estrecha el cerco en Magdalena y Belaunde es arrestado en la casa de la hermana de Quispe.
A las 6 de la mañana del viernes 29 ya estaban apostadas las autoridades que iban a entregar a Belaunde, esposado en Desaguadero. La comitiva la encabezaba Evo Morales y la integraba el canciller Daniel Choquehuanca. Por el Perú en un avión de la FAP llegó el ministro José Luis Pérez Guadalupe. Iba con el fiscal Elmer Chirre y el procurador anticorrupción Joel Segura.
“¿Por qué tanto escándalo?”, musitó Belaunde a Chirre.
RUTA DE COIMAS
El fiscal general de Bolivia, Ramiro Guerrero, calculó que Belaunde Lossio repartió coimas en su país “por cerca de un millón de dólares. Estamos investigando a qué niveles llegó. Hay algunos indicios de que el dinero se distribuyó entre algunos vocales del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz y magistrados del Tribunal Constitucional, pero estamos investigando”.
La guerra a la corrupción declarada por Morales encuentra aquí un nuevo capítulo.
A su turno, una fuente peruana enterada de los entretelones del caso señala que Belaunde Lossio “invirtió” otros US$ 1.4 millones en su estrategia de defensa aquí.
El despliegue de dinero se hace evidente con la “logística” necesaria para fugar en los dos países.
El procurador Segura se muestra confiado de los cargos bajo los que fue finalmente extraditado y cree que el juicio oral se iniciará el próximo año.
Belaunde Lossio fue ingresado al penal de Piedras Gordas I en Ancón y cumplirá 18 meses de prisión preventiva.
Es acusado de asociación ilícita para delinquir y de lavado de activos, delitos por los que podría recibir una sentencia de hasta 15 años de cárcel.
“Belaunde Lossio era parte de la organización de Álvarez”, dice Segura. “Hablamos de una conducta permanente que viene del año 2007, donde todos los poderes del Estado fueron copados por una mafia. Es una actuación constante”.
Todo apunta a que la “caja chica” del régimen fue el proyecto especial Chinecas, de fondos públicos. Además los colaboradores eficaces se han referido al papel de MBL en el reparto de miles de dólares semanales a periodistas de la zona, que salían de los porcentajes de licitaciones amañadas.
MBL repitió ese modus operandi con la constructora española Antalsis y sus empresas asociadas. Se espera que ese caso, actualmente investigado en la Fiscalía y una comisión del Congreso, sea añadido al proceso por vía de otro cuadernillo de extradición remitido a Bolivia.
Así terminó medio año en el que la cerrada resistencia a responder a la justicia del aliado del procesado expresidente regional de Ancash, César Álvarez, desató hondas consecuencias. Tanto en el país que lo reclamaba como en el que solicitó asilo.
Falsa Ruta
El dilema expulsión-extradición no existió. Bolivia buscaba no ser sancionada por la CIDH.
Durante meses se tejió la hipótesis del apoyo encubierto del gobierno a MBL.
En el centro, el falso dilema expulsión-extradición.
Evo Morales, en enero, y el ministro Hugo Moldiz, en abril, aludieron a la posibilidad de la expulsión.
Pero en las coordinaciones con la Cancillería boliviana siempre persistió el temor a sanciones del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
El caso de la familia peruana Pacheco Tineo, que solicitó sin éxito refugio en el 2001, marcó un punto de quiebre. Los esposos habían sido procesados por terrorismo. La Corte Interamericana sentenció a Bolivia y el caso motivó una reforma legislativa que hizo los procedimientos de la Comisión Nacional de Refugiados (CONARE) mucho más garantistas.
Cancillería tramitó tres pedidos formales de expulsión. Ninguno recibió siquiera respuesta.
Al mismo tiempo se debió enfrentar la batería de recursos legales de MBL. La precariedad carcelaria también hizo preferible, a pesar de todo, el arresto domiciliario. Y la supuesta demora peruana luego de la confirmación de la extradición el 13 de mayo obedeció a que las autoridades bolivianas solicitaron 10 días para gestionar el trámite.
“Belaunde Lossio cayó escondido debajo de una cama”, tituló el viernes 29 El Comercio. El Trome y Ojo tuvieron la misma primera plana. Podría decirse que allí están impresas las consecuencias de la concentración de medios. Y responderán que la concertación involuntaria demuestra, en cambio, que a cada uno se le ocurre la misma idea por su lado.
Ahí está el detalle. En el caso de MBL, la similar orientación de medios que en el acaparamiento pisan como aplanadora terminó por imponer una agenda errada, basada más en conjeturas de cajón que en los hechos.
La historia comenzó cuando levantaron con todo la versión de la exprocuradora Yenni Vilcatoma, que prometió pruebas irrefutables de la presión palaciega sobre el caso. Pero lo único que apareció fueron las pintas al sur de Lima que lanzan a Vilcatoma al 2016.
Fuente: Revista CARETAS.
Curaca y Valda
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