La primera formulación del carisma de Fundación de las Hijas de la Sabiduría revela una intención mística y una intención misionera.
Mística porque el amor de la Sabiduría Eterna y encarnada prima y es esencial para la Hija de la Sabiduría. Misionera porque Montfort coloca a María Luisa y sus compañeras, no en un claustro, sino dentro de una masa humana.
En realidad la vida de una Hija de la Sabiduría tiene sólo un fin: la Encarnación de la Sabiduría y la participación en su obra de liberación creadora hoy, donde ha sido enviada.
El Carisma del Espíritu dado a San Luis María de Montfort con el que María Luisa desde los orígenes, no ha cesado de dar vida durante esos tres siglos.
Y después de la Fundación en 1703, más de 17,000 Hijas de la Sabiduría han dado una respuesta a los diferentes desafíos de la sociedad y de la Iglesia a través del mundo.
“El brazo de Dios no se ha acortado y como los Institutos del Señor de Montfort son obras de Dios, El está interesado en conservarlas y no nos abandonará jamás, mientras le seamos fieles” (Carta de María Luisa de Jesús, 22).
1703-1759. La fundación
María Luisa inició a las primeras Hijas de la Sabiduría en una forma de vida religiosa apostólica inédita en esta época trató de responder con audacia inhabitual en una mujer de su tiempo, a las inmensas necesidades de la sociedad francesa del siglo XVIII.
Ella viajó en situaciones de incomodidad y de grandes dificultades, fundó pequeñas casas de caridad sin ninguna seguridad, fuera de la Providencia. Ella arriesgó, entre otras, la difícil gestión del Hospital Marítimo de la Isla de Oléron y envió a sus Hijas a cuidar a los incurables de su tiempo, rechazados por todos.
A su muerte, Maria Luisa Trichet dejó una Congregación bien establecida y apreciada por las poblaciones del Oeste de Francia. 175 hermanas profesas y 35 comunidades fundadas.
1759-1789. Siguiendo a la Fundadora
Durante esos treinta años, la Congregación se unifica y se consolida sobre sus cimientos, continúa dando una respuesta a las necesidades del momento: hospitales, pequeñas casas de caridad muy pobres, destinadas al cuidado de los enfermos y a la educación de la niñez. Las Superioras Generales supieron asegurar la continuidad, gracias a la fidelidad a las Constituciones manuscritas redactadas por la Fundadora. Se mantuvo una gran cohesión gracias a los retiros vividos regularmente en la Casa Madre, en San Lorenzo del Sèvre (Vendée) y a la gran unión vivida entre las Hermanas.
Durante esos años la Congregación tuvo gran desarrollo. En 1789 ya había 335 hermanas.
1789-1800. Los tiempos de la Revolución
Ese tiempo de prueba dio a las Hijas de la Sabiduría ocasiones excepcionales para testimoniar su fe yendo hasta el martirio y el heroísmo de la caridad, bases sólidas dejadas por las pioneras.
Las Hermanas fueron denunciadas ante los representantes del Gobierno de la Revolución que las obligaba a jurar adherirse a la Constitución civil. Ellas se opusieron a ese juramento manifestando que querían ser católicas y religiosas. Muchas fueron detenidas y encarceladas. 33 murieron mártires por la fe, guillotinadas o masacradas y acabadas por los malos tratos recibidos. Otras testimoniaron su caridad cuidando a los heridos de las guerras del Oeste de Francia, sin tener en cuenta a qué partido pertenecían. Otras fueron intervenidas arriesgando su vida, para impedir las masacres en esas guerras civiles.
1800-1876. El resurgimiento
Es el tiempo de la reconstrucción y de un nuevo impulso apostólico.
Pasada la Revolución se restablecieron las casas y creció el número de las vocaciones. La Hija de la Sabiduría respondió a las nuevas necesidades de la sociedad abriendo internados para las niñas, institutos para sordos y ciegos. Destaca Sor Margarita (Marie Germain), pionera del método para la reeducación de sordomudos y ciegos.
1876-1914. El tormentoso viraje entre dos siglos
Francia se encuentra entre las discordias en torno a los decretos de un gobierno que quiere la secularización de todas las instituciones y la supresión de la confesionalidad católica de la República.
Las hermanas resisten a las trampas de la secularización y se encuentran envueltas en toda clase de amenazas e insultos. Muchas por permanecer fieles a su vocación encuentran la solución saliendo de Francia para fundar en otros países. La Congregación se implanta, con numerosas dificultades en Inglaterra, Bélgica, Holanda, Italia, Suiza. Otras fueron a reunirse con las de Haití y con las del Canadá. Algunas fundaron comunidades en Colombia y en Shiré (hoy Malawi). Todos estas salidas fueron fuente de vida pero también de desgarramiento. Poco a poco las Hermanas emigrantes hicieron frente a nuevos desafíos: lengua, clima, alimentación, viajes. Su fe las guiaba y la Sabiduría se iba implantando poco a poco en buen número de países.
1914-1945. Entre las dos guerras mundiales
Las leyes civiles de Francia no permitían que las hermanas enseñaran en las escuelas. La Congregación, llena de iniciativas y de creatividad, fueron hacia las niñas y las jóvenes mediante obras sociales, colonias de vacaciones, casas para las jóvenes, jardines para las niñas, escuelas de formación para las mujeres.
La Congregación desarrolló en esta época una nueva faceta de su vocación en el campo de la salud, por la creación de escuelas de enfermería donde se formaron numerosas jóvenes y religiosas de diversas congregaciones, no sólo en Francia sino en Europa y América del Norte.
Las dos guerras mundiales provocaron otros movimientos, con sufrimientos inherentes: destrucción, muerte; pero al mismo tiempo fueron ocasión de que la Congregación diera lo mejor de sí misma atendiendo a los heridos y a las víctimas de la violencia. Las instituciones escolares y sociales que las hermanas habían abierto fueron transformadas, con sacrificio, en hospitales de campaña y más tarde en centros de acogida para los evacuados y los deportados. Un gran número de Hermanas dieron su vida, víctimas de los bombardeos, sobre todo en los hospitales de Nantes, Angers y Valenciennes.
1946-1964. Hacia nuevos horizontes
Al final del Cataclismo mundial, la Congregación continuó su crecimiento en número. Sin embargo. Sin embargo, regiones enteras de Europa fueron devastadas: las casas quedaron en ruinas y habrá que restaurarlas; las hermanas están enfermas, es preciso cuidarlas; múltiples misiones necesitan ser sostenidas y llegan nuevas peticiones de fundación.
En esta época, los Papas Pío XII y Juan XXIII favorecen la vocación misionera y piden a las Congregaciones que vayan a países lejanos. La Congregación continúa fundando, desarrollando a la vez proyectos misioneros y abriendo casas de novicias para la formación de las jóvenes en su propio país.
En estos años se pone el acento en la formación de las hermanas tanto a nivel profesional como religioso.
1965-2000. El impulso renovador del Vaticano II
Después de la petición hecha por el Concilio en cuanto a la Vida Religiosa, la Congregación se pone en camino para renovarse volviendo a sus orígenes. En esta perspectiva, el conjunto de las Comunidades reflexionan sobre el espíritu de los Fundadores y profundizan en las fuentes del Carisma.
En 1976 la Congregación se compromete a trabajar “al servicio de la justicia y de la liberación integral del ser humano en el nombre de Jesucristo”. En el Capítulo General de 1982 la Sabiduría vuelve a tomar una opción prioritaria: “por los que el mundo abandona”. La nueva Regla de Vida promulgada en 1985 declara:
“La vida y las enseñanzas de Jesucristo, la predilección de Montfort y de María Luisa por los pobres, nos invitan a traducir, mediante nuestro compromiso, sus gestos de misericordia y de liberación a favor de los que el mundo abandona, de aquellos a los que la Iglesia llega difícilmente, a fin de que lleguen a ser artífices de su propio destino. Así, prolongaremos con toda nuestra vida la Encarnación redentora y participamos de manera específica en la Misión de la Iglesia” (Regla de Vida de las FdlS, nº 7)
Esta fidelidad al Carisma de Fundación implica tener en cuenta las realidades del mundo y de la Iglesia, pero también recordar de qué Espíritu nació la Congregación. Es así que en el Capítulo General de 1988, ante la petición urgente de la provincia Religiosa de Holanda, entre otras, se creó una comisión para estudiar “El Amor de la Sabiduría eterna” de San Luis María de Montfort. De este estudio surgió una riqueza increíble que puso a la Congregación en proceso de transformación en el Amor de la Sabiduría eterna y encarnada. Dinamizada profundamente esa transformación por la Beatificación de María Luisa de Jesús, su cofundadora, en 1993, las Hijas de la Sabiduría prosiguen la reapropiación de su espíritu.
En 2004 la Congregación recibe en sus filas las primeras discípulas provenientes de la Región de Papúa (Nueva Guinea) y, en el 2003 abre en Indonesia una nueva inserción misionera.
La Sabiduría ha construído su casa en Africa, en América del Norte, en las Antillas Mayores, en América del Sur, en Asia-Oceanía, en Europa.
“La Sabiduría grita por las calles, en las plazas levanta su voz y convoca en las esquinas” (Proverbios 1,20-21)
María Luisa Trichet, humilde tierra sedienta, de abandono absoluto, mística al servicio de los pobres lanza un ardiente llamado a sus Hijas de todos los pueblos, razas y naciones.
Arrancarse al éxtasis de las grandezas, descender de nuevo a la planicie y querer permanecer en una tienda inestable sacudida por la fuerza del viento…
Ir más lejos…frágil y audaz en el universo para anunciar la permanente búsqueda de amor de la Sabiduría Eterna” (María Luisa Trichet. Un camino de Sabiduría. Benedetta Papasogli).
Comunidades terapéuticas en Perú
Escuela de Vida, centro para rehabilitación de toxicómanos, se encuentra en pleno corazón de Lima.
Gracias a su programa de rehabilitación, Escuela de Vida permite que jóvenes mayores de 18 años se desintoxiquen, rencuentren su autoestima y su dignidad, y descubran un nuevo sistema de valores en los planos humano, social y espiritual.
Este centro humanitario sin fines de lucro inició sus actividades en 1988 gracias al trabajo incansable de una religiosa, Hermana Anna Maria Cuoghi Losi FdlS (Madre Emma), quien desde hace más de 40 años se ha dedicado a ayudar a los más necesitados en Perú.
El programa de rehabilitación, con una duración de 12 meses, es supervisado por un equipo de profesionales: médicos, abogados, psicólogos, enfermeras y trabajadoras sociales.
Toda persona con un problema de consumo de estupefacientes puede solicitar su admisión al programa Escuela de Vida, sin importar su condición social, situación económica, nivel de estudios o profesión.
Hijas de la Sabiduría
[Visto: 3152 veces]
Es una maravillosa obra de nuestras hermanas religiosas y en especial de Madre Emma. Esta es la forma más visible como ellas nos enseñan a amar a Jesús, con sus obras en bien de los más necesitados.
Hola. ¿Existen Hijas de la Sabiduría en Venezuela? Quisiera tener más contacto, formación y colaboración con estas hijas de San Luis Montfort. Gracias
Quisiera saber si tienen casas para viejos y sordomudos actualmente. Gracias