Episcopologio de la Arquidiócesis de Ayacucho
Fray Agustín de Carvajal OAR fue trasladado en 1612 de la diócesis de Panamá a la diócesis de San Juan de la Victoria de Huamanga, la que tenía cinco años de haber sido erigida pero sin tener designado a su titular. El obispo Carvajal dejó así la diócesis de Panamá, por la cual había trabajado tanto para mejorar su situación. En Huamanga falleció fray Agustín en 1621.
Francisco Verdugo Cabrera. Presentado el 28 de diciembre de 1621. Murió en 1636.
Fray Gabriel de Zárate OP. Preconizado el 1 de setiembre de 1637. Murió en 1638.
Antonio Conderino OSA. Trasladado de Santa Marta el 20 de mayo de 1642 y tomó posesión en 1645.
Andrés García de Zurita. Preconizado el 10 de febrero de 1647. Obispo Coadjutor el 11 de julio de 1649. Después Obispo propio, trasladado a Trujillo el 4 de enero de 1650.
Francisco de Godoy, Preconizado el 11 de junio de 1679. Trasladado a Trujillo en 1659.
Fray Cipriano de Medina. Preconizado el 16 de febrero de 1660. Murió en 1664.
Vasco López de Contreras. Trasladado de Popayán el 7 de julio de 1666.
Cristóbal de Castilla y Zamora. Preconizado el 11 de junio de 1678. Promovido a La Plata el 08 de noviembre de 1678. Fundó la segunda Universidad del Perú en cuya fábrica gastó 70,000 pesos, dotó cuatro Cátedras, obtuvo varios privilegios del Rey y de la Sede Apostólica en favor de esta institución; fabricó el suntuoso templo de Cocharcas y celebró el Concilio Diocesano.
Sancho Pardo de Andrade. Preconizado el 12 de junio de 1679. Trasladado a Quito en 1678.
Luís Bruno Río. Electo en 1687. No se hizo cargo.
Mateo Delgado. Preconizado el 12 de diciembre de 1689. Murió en 1695.
Diego Ladrón de Guevara. Promovido en 1698. Trasladado a Quito, y de allí pasó a Lima donde fue Virrey, Gobernador y Capitán General del Perú: 1700 a 1705.
Francisco de la Puebla de González, 1703. No se hizo cargo.
Francisco de Deza y Ulloa. Preconizado el 17 de febrero de 1706. Murió el 22 de abril de 1722.
Alfonso López Roldan OSB, 30 de agosto de 1723. Murió en 1740.
Miguel Bernardino de la Fuente preconizado el 07-08-1741, no tomó posesión.
Francisco Gutiérrez Galeano. 21 de enero de 1745. Murió en 1751.
Felipe Manrique de Lara. Obispo electo de Buenos Aires, Obispo de Panamá, y después Obispo de Huamanga de 1751 a 1763.
Fray José Luís de Lila y Moreno OSA, 29 de agosto de 1766. Murió en 1769.
Miguel Moreno y Olle, Obispo de la Ciudad de Panamá su patria, promovido a Huamanga en 1769. Murió en 1780.
Francisco López Sánchez. Preconizado en 1781. Murió en 1790.
Bartolomé Fabro de Palacios. Estuvo en el cargo desde el año 1792. Murió en 1795.
Francisco Matienzo Bravo de Rivero y Abarca, Obispo de Huamanga desde el 30 de Octubre de 1797. Murió en 1800.
José Antonio Martínez Aldunate, Obispo de Huamanga desde 1805. Trasladado a Santiago de Chile en 1810.
José Vicente Silva y Olave. Preconizado en 1812. Murió en 1816.
Pedro Gutiérrez de Cox. 1818. Se retiró a España en 1821. Trasladado a Puerto Rico en 1826. Murió en 1833.
Santiago José O’Phelan. Preconizado en 1841. Murió en 1857.
José Francisco Ezequiel Moreyra. Preconizado en 1865. Murió en 1874.
Juan José de Polo. Preconizado el 19 de enero de 1893. Renunció en 1899. Obispo titular de Tremitonte. Murió en 1904.
Fidel Olivas Escudero. Preconizado el 19 de abril de 1900. Murió el 11 de abril de 1935.
Fray Francisco Solano Muente OFM. Preconizado en 1936. Trasladado a la sede titular de Rhasso en 1939. Murió en 1951.
Víctor Álvarez Huapaya SDB. Preconizado el 15 de diciembre de 1940. Murió el 02 de abril de 1958.
Otoniel Alcedo Culquicondor SDB. Nombrado Primer Arzobispo de Ayacucho en 1966. Fue aceptada su renuncia en noviembre de 1979. Murió el 20 de junio de 1997.
Federico Richter Fernández-Prada OFM. Nombrado Arzobispo de Ayacucho el 20 de setiembre de 1975. Renunció el 23 de abril de de 1991.
Juan Luis Cipriani Thorne. Electo a la Iglesia Titular de Turuzi y Auxiliar de Ayacucho el 23 de mayo de 1988. Nombrado Administrador Apostólico el 23 de mayo de 1991. Preconizado como Arzobispo a la Iglesia de Ayacucho el 13 de mayo de 1995.
Presbitero Moisés Alejandro Cavero Bustamante, Administrador Diocesano de Ayacucho, 04 de abril de 1999 hasta 30 de junio de 1999.
José Antúnez de Mayolo Larragán SDB, El Santo Padre Juan Pablo II lo nombró Administrador Apostólico “Ad Nutum Sanctae Sedis” de la Arquidiócesis de Ayacucho el 1 de julio de 1999. Tomó posesión el día 8 de agosto de 1999.
Luís Abilio Sebastiani Aguirre SM. El Santo Padre lo nombró Arzobispo Metropolitano de Ayacucho el 13 de junio de 2001. Tomó posesión de la Arquidiócesis el 5 de agosto de 2001.
Salvador Piñeiro García-Calderón. Fue ordenado Obispo por el Cardenal Juan Luis Cipriani y tomó posesión canónica del Obispado Castrense del Perú, en la Catedral de Lima, el 2 de setiembre de 2001. Fue nombrado Obispo Auxiliar de Lurín el 8 de julio de 2003. El 2 de octubre de 2011, tomó posesión canónica de este Arzobispado.
Fuente: Conferencia Episcopal Peruana.
Comunicado
Por compromisos anteladamente asumidos estuve en los Estados Unidos para agradecer a las Instituciones que colaboran con nuestras obras sociales en Ayacucho. Al retornar me he enterado con amplitud sobre la situación que está viviendo la Iglesia de Ayacucho por la triste noticia de quien fuera su obispo auxiliar. El cinco de Julio del presente año fui notificado verbalmente por la Nunciatura Apostólica sobre la decisión del Santo Padre Francisco de imponer la pena de dimisión al Sr. Gabino Miranda Melgarejo, por pecados contra el sexto mandamiento, en proceso sujeto al Secreto Pontificio.
La sanción que ha aplicado la Santa Sede al Sr. Gabino Miranda Melgarejo es la más rigurosa de las penas para un clérigo: la pérdida total del estado clerical.
Durante los dos años que estoy como Arzobispo de Ayacucho nunca he recibido una denuncia contra él.
Al mismo tiempo, manifiesto mi apoyo al Ministerio Público, que de oficio ha iniciado un proceso de investigación, para que la verdad sea conocida.
Finalizo pidiendo a los hijos de la Iglesia comprender el dolor que todos sentimos por este hecho y ruego sus oraciones para que seamos sacerdotes y fieles según el corazón de Cristo.
Monseñor Salvador Piñeiro García Calderón
Arzobispo Metropolitano de Ayacucho
El Arzobispo de Ayacucho y Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Monseñor Salvador Piñeiro, declaró a la prensa local que ha dialogado con el ex Obispo Auxiliar de Ayacucho, Gabino Miranda, después de su expulsión del estado clerical y que este ha negado ser un pedófilo.
En diálogo con el diario peruano La República, Monseñor Piñeiro dijo que al consultarle sobre el problema en el que se encontraba, “el padre Gabino Miranda se limitó a decirme: ‘He tenido muchos pecados en mi vida, pero nunca he cometido ningún delito. Solo Dios sabe la verdad‘, me contestó. ‘Si no confías en mí, cuéntaselo a otro obispo de tu confianza, si se trata de una grave falta’, persistí. Yo le pregunté si su caso estaba relacionado con la pedofilia, y él me respondió: ‘No, padre. Soy un pecador, pero no un delincuente’. Y se puso a llorar“.
“Yo lo reconforté diciéndole: ‘Hijo, reza al Señor que yo rogaré por ti’. Y nos despedimos“, recordó.
Explicando que los detalles sobre la investigación y sanción, realizada directamente por el Vaticano, los desconoce por ser de “secreto Pontificio”, el presidente de la CEP aseguró que no tiene “ningún temor de decir la verdad sobre este lamentable caso”.“El 5 de julio de este año, mediante una comunicación verbal de la Nunciatura Apostólica, fui informado de la decisión del Santo Padre Francisco. Luego de recibir la denuncia (contra el ex obispo Miranda), investigó y castigó. Lo sancionó con la pena más rigurosa para un clérigo: la pérdida total del estado clerical, el retorno a la vida laical“, dijo.
El Arzobispo de Ayacucho indicó que “solo puedo decir que se le atribuyó al padre Gabino Miranda pecados contra el sexto mandamiento, que están reconocidos como los más graves, lo que explica la intensidad del castigo“.
Monseñor Piñeiro remarcó además que “en ningún momento hemos dicho que el padre Gabino Miranda ha sido castigado por ese delito horrendo (pedofilia). Nosotros no lo sabemos“.
“Solo puedo decir que la Santa Sede, el Papa Francisco, deben haber visto razones suficientes para sancionarlo drásticamente“.
El Prelado señaló que “la decisión es muy dolorosa porque el Papa le ha aplicado la pena más grande a un clérigo. Y esta decisión del Santo Padre tiene que ser aceptada“.
Monseñor Piñeiro descartó que al ex Obispo auxiliar de Ayacucho no se le haya dado la oportunidad de defenderse de las acusaciones que pesaban contra él, pues “tengo conocimiento de que el padre Gabino Miranda sabía su situación y las autoridades eclesiásticas le dieron la oportunidad de dar su descargo y él no lo hizo”.
“Lo que más me duele es que el padre Gabino nunca me dijo nada. Me hubiera dicho: ‘Monseñor, tengo este problema’. Y podría haberlo ayudado, para eso hay instancias. Pero no lo hizo. Prefirió callar“, lamentó.
El Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana desmintió una versión difundida en la prensa local sobre que entre el clero ayacuchano circula el rumor de que el denunciante sería un joven de 14 años, que habría sido monaguillo de Miranda.
“Desmiento esa versión. Yo personalmente he preguntado sobre el caso, y no es cierto“, aseguró, indicando que “si yo hubiera recibido alguna denuncia de esta naturaleza, inmediatamente lo hubiera denunciado. Pero no fue el caso“.
El Arzobispo de Ayacucho expresó su disposición “a colaborar con el Ministerio Público, porque tengo entendido que ya inició una investigación de oficio. Pero documentos no tenemos, mucho menos el nombre del denunciante. Tendrá que dirigirse al Nuncio Apostólico“.
“Como indiqué, la Santa Sede investigó y sancionó, nadie lo hizo en el Perú“, dijo.
El Prelado indicó que “cuando se recupere plenamente, Gabino Miranda dará la cara, eso es lo que me ha dicho. Estará bien, pero el daño ya está hecho”.
Miranda fue señalado la semana pasada como “pedófilo” por otro Obispo peruano, el Emérito de Chimbote, Monseñor Luis Bambarén, y por el presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el peruano Diego García Sayán, antes que Monseñor Salvador Piñeiro o la Nunciatura Apostólica en Lima explicaran oficialmente su estatus.
Fuente: ACI Prensa.
“Según fui informado, Gabino Miranda cometió pecados muy graves contra el sexto mandamiento. Estos pecados no se le perdona a cualquier sacerdote porque atenta contra el Santo Padre. El perdón solo le corresponde al papa Francisco. Pero, en el hipotético caso de que se le impute al padre un hecho que cometió aprovechando un acto de confesión, la Iglesia guardará rigurosamente el secreto. Y nadie le puede sacar la lengua“, explicó Piñeiro a La República.
Entrevista
Por Jaime Quispe Olano- Diario El Comercio.
¿Qué significa exactamente que Gabino Miranda haya sido expulsado por violar el sexto mandamiento?
Es una falta grave que considera la Iglesia para que Gabino Miranda sea retirado definitivamente de sus actividades eclesiásticas. Yo me enteré de este hecho directamente desde Roma, el 5 de julio de este año, y he podido recibir esta información con honda pena. Lamentablemente este hecho nos ha llevado a rezar por él. La Iglesia ayacuchana se ha manifestado en marchas con sus feligreses a favor de uno de mis principales colaboradores y en contra de lo que se ha dicho por varios medios de información. A ellos les pido que tenemos que respetar la decisión de la Santa Sede.
¿Por qué esa actitud de la Iglesia de no dar a conocer el tema antes y en amplitud?
Es decisión de la Santa Sede manejar el caso de esa manera. Nosotros hemos creído que así sería mejor, pero, lamentablemente, las decisiones y acciones de algunos medios de información nos han llevado a decir que nos equivocamos, pero les pedimos que ya se deje de especular sobre este tema. Vamos a dar toda la información al Ministerio Público para que ellos sigan las investigaciones que correspondan. No sigamos dañando la imagen de la Iglesia Católica.
¿Cuándo se inició el proceso desde el Vaticano? ¿Usted solo se enteró de la decisión final?
Tengo entendido que en enero del presente año el ex obispo auxiliar de Ayacucho Gabino Miranda ha ido hasta Roma para dar su descargo. Como le digo, yo me enteré de la decisión final el 5 de julio, nunca en mi caso he iniciado esta investigación. Yo no soy un hombre de dobleces, les digo, tomando a Dios como testigo, nunca he recibido una denuncia contra Gabino ni amparé situaciones delictivas ni juicios. Cuando hay denuncias de este tipo se asume desde la Santa Sede, en el Vaticano, yo avisé a mis hermanos obispos sobre el tema el 9 de julio y decidimos actuar de esta manera. Yo me enteré de la decisión final.
¿Monseñor Gabino Miranda habló con usted después de la decisión del Vaticano? ¿Qué le dijo entonces?
Por supuesto, está muy apenado por la decisión de la Santa Sede. Actualmente se encuentra en la casa de un familiar en la ciudad de Lima. En realidad, estoy perdiendo a uno de los principales colaboradores de la Iglesia ayacuchana. Con él hemos podido recorrer diversos lugares y ha sumado mucho. Si realmente él hubiera cometido un delito como el de pedofilia, la misma Iglesia lo hubiera denunciado desde un inicio. Este acto está completamente prohibido.
La culpa es de los cristianos
Por Martín Santiváñez- Diario Correo
Vivimos en un mundo al que le gusta rasgarse las vestiduras cuando se trata el problema de las patologías sexuales, en especial, el de la pederastia. Estos días, por ejemplo, el caso de un obispo peruano ha sido aprovechado por los fariseos de siempre para apedrear a la Iglesia Católica. Lo cierto es que la Iglesia, desde que el problema de la pederastia se transformó en una pandemia mundial, ha condenado una y otra vez a los pedófilos identificándose plenamente con las víctimas. Así lo hicieron, en su momento, Benedicto XVI y también el papa Francisco. Lo mismo ha hecho el cardenal Cipriani, reafirmando la postura oficial de Roma: TOLERANCIA CERO, transparencia y aplicación estricta de la justicia. Porque esas son las ideas esenciales que se desprenden de sus últimas declaraciones y no las que tendenciosamente le atribuyen sus enemigos.
Ciertamente, la Iglesia también ha sido golpeada por este flagelo global. Sin embargo, lo que no dicen los enemigos del cristianismo, es que por cada sacerdote que ha incurrido en este delito abominable y macabro, hay mil que ejercen su apostolado con fidelidad, dando un testimonio ejemplar de entrega diaria, valiente y generosa. En el fondo, los perseguidores de la Iglesia pretenden vincular el estado sacerdotal con la pedofilia, aunque saben muy bien que la epidemia global de la pederastia no está relacionada solo con los curas sino con toda la sociedad. En efecto, sucede que cuando las desviaciones sexuales proliferan, los fariseos de siempre señalan con el dedo acusador a la Iglesia Católica repitiendo el viejo mantra pagano: “no llueve, la culpa es de los cristianos” (Pluvia defit, causa christiani sunt). O sea, todo lo malo que pasa en el mundo es culpa de la Iglesia. Especialmente de los curas, de Cipriani y de la jerarquía eclesial.
Solo una mente sectaria es capaz de trasladar la culpa a la única institución que, contra viento y marea, navega en oposición a la corriente y predica desde hace dos mil años, al igual que su Fundador, la santidad de la vida sexual, la necesidad de la entrega en el Amor, la fidelidad conyugal y el celibato apostólico. Es decir, lo opuesto a la podredumbre que sirve de caldo de cultivo al delito de la pedofilia. Si nos fijamos bien, los grandes promotores del libertinaje sexual, los que sostienen que “hay que dejar que la gente sea feliz haciendo lo que le dé la gana“, son los mismos que luego, cuando surgen las perversiones fruto del desenfreno, se rasgan las vestiduras y corren a culpar a los cristianos y a la Iglesia de lo que su propia laxitud ayudó a generar. No nos engañemos. Si la pederastia se ha extendido en el mundo es por el clima de corrupción sexual en el que vivimos, por la cosificación de la persona, por ese relativismo evanescente que es el signo de nuestro tiempo. Y esto, por supuesto, no es culpa de los cristianos que practican su fe con heroísmo día tras día. Al contrario, ellos, los que resisten, los que saben que el sexo es una magnífica realidad sobrenatural, son la sal de la tierra y su mensaje, que sigue siendo el mismo de su Fundador, es lo único que puede transformar a bestias babeantes de flujos y deseos en seres humanos de verdad.
Guillermo Villalobos Salazar SJ, investigador de la Nunciatura
Perú sacudido por obispos infieles
Las infidelidades de dos obispos han sacudido a la Iglesia peruana y provocado un escándalo nacional
Por Andres Beltramo Álvarez– Vatican Insider
La Iglesia católica del Perú está siendo sacudida por un aluvión a causa de dos obispos infieles. Uno, el ordinario castrense Guillermo Abanto Guzmán, dejó de manera imprevista su puesto en julio. El otro, Gabino Miranda, fue retirado y está siendo investigado por El Vaticano por supuestos abusos contra menores. Pero él, obispo auxiliar de Ayacucho, negó las acusaciones en su contra y dobló la apuesta, en una dura carta.
El 20 de julio el Papa aceptó la renuncia “por causas de fuerza mayor” de Abanto Guzmán. La Santa Sede no dio mayores explicaciones, pero menos de nueve meses había durado ese obispo en su puesto. Su designación tiene fecha de octubre de 2012. Finalmente se supo que su problema era de faldas, con hijo y proceso judicial incluido. Pero su caso pareció una anécdota comparado con el de Miranda, de 53 años, que es ya un escándalo.
El 24 de mayo la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede emitió un decreto con el cual se determinó el cese inmediato de sus obligaciones y se le prohibió el ejercicio de sus funciones como obispo auxiliar de Ayacucho, cargo que ocupaba desde el año 2004.
De repente y sin publicidad el clérigo dejó su ministerio. Sus datos y referencias desaparecieron de la página de internet del Arzobispado. Pero en los ambientes eclesiásticos su situación era ya un secreto a voces. Era cuestión de tiempo para que explotara la bomba. Y así ocurrió.
El primero en aceptar la situación fue Luis Bambarén, obispo emérito de Chimbote, quien lamentó lo sucedido y agregó: “No hay que ocultar, de manera que si el bien debe relucir el mal no se puede estar tapando“.
La prensa disparó contra el arzobispo de Lima Juan Luis Cipriani Thorne. Aunque el pastor de Ayacucho y directo superior de Miranda es Salvador Piñeiro García-Calderón, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
El cardenal quedó en medio de la polémica porque el obispo acusado de abusos es muy cercano al Opus Dei, la prelatura de la cual Cipriani es referente indiscutido. Poco después de conocida la noticia, la oficina de prensa de “la Obra” emitió un comunicado para aclarar que Miranda nunca estuvo incardinado en el clero del Opus, aunque sí perteneció a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, una fraternidad que es parte de la prelatura.
La nota aclaró también que nunca “nadie tuvo sospechas” sobre el comportamiento del clérigo y estableció que, como sucede con cualquier obispo, los órganos competentes son su diócesis y la Santa Sede.
Por su parte desde Roma, donde este lunes 23 de septiembre fue recibido en audiencia por el Papa, Cipriani hizo su descargo. “Yo diría que en estos temas de pedofilia la iglesia exige una transparencia muy grande y una justicia muy grande. No sé qué tendrá que decir el interesado. Es muy dolorosa una situación de este tipo, pero por otro lado creo que las personas tienen derecho a defenderse“, afirmó al pedir que “no se haga leña del árbol caído“.
Pero quien parece no estar dispuesto a convertirse en leña es el propio Gabino Miranda, quien negó las acusaciones en una dura carta dirigida al secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Luis Ladaria, el 1 de julio.
En la misiva el obispo denunció un supuesto mal manejo en el proceso eclesiástico en su contra conducido por los tribunales vaticanos. Reconoció que en una carta enviada el 11 de febrero (el día de la renuncia de Benedicto XVI), le confesó al Papa haber cometido “imprudencias” pero aseguró que “tales supuestas faltas, no pueden ser tipificadas de delitos“.
Calificó como “desproporcionado” su cese del ministerio episcopal mientras se le realiza un juicio canónico y apuntó: “Desconozco los delitos que se me acusa, desconozco la procedencia de los denunciantes y la jurisdicción y la época en la cual se cometieron los supuestos delitos“.
Ahora que el escándalo es público, Gabino no sólo deberá hacer cuentas con la justicia eclesiástica sino también con la civil porque la Fiscalía Provincial Penal de Ayacucho anunció la apertura de una investigación, para la cual ya pidió documentos al Vaticano.