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Un cardenal en el corazón herido de México

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Cardenal Alberto Suarez Inda
Sorpresivamente el Papa Francisco elige como nuevo cardenal a Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia en Michoacán, una de las regiones de México más afectadas por la violencia de los cárteles del narcotráfico.
Por Andrés Beltramo Álvarez- Vatican Insider
Al corazón herido de México. Allí donde los cárteles del narcotráfico han llegado a colonizar buena parte de las estructuras del poder político. Donde la corrupción y la brutal violencia son moneda corriente, en uno de los países con mayor número de católicos en el mundo. Ahí mismo el Papa decidió enviar un cardenal. Se llama Alberto Suárez Inda y estaba listo para el retiro, pero a Francisco pareció no importarle. En lugar de aceptarle la renuncia, lo convirtió en una de las sorpresas de su próximo Consistorio.
El arzobispo mexicano de Morelia es uno de los cinco purpurados originarios de América Latina incluidos en la lista de 20 a los cuales el pontífice otorgará el birrete colorado el próximo 14 de febrero en la Basílica de San Pedro. De ellos 15 son “electores”, por tener menos de 80 años y estar habilitados a ingresar a un Cónclave para elegir un futuro Papa. El resto son “eméritos”, personajes reconocidos por su servicio a la Iglesia.
De los latinoamericanos tres son electores y dos mayores. El caso más emblemático es el de Suárez Inda. México tiene una “sede cardenalicia” sin purpurado. O tenía, porque esas sedes parecen haber desaparecido en el pontificado de Francisco. Se trata de arquidiócesis de diversos países cuyos titulares, por tradición e historia, aspiraban casi automáticamente a recibir el birrete colorado.
Aunque ninguna ley eclesiástica estableció jamás la existencia de tales “sedes cardenalicias”, era una regla no escrita que permaneció vigente –en mayor o menor medida- en los anteriores pontificados. Si esta práctica se hubiese mantenido, el Papa habría podido conceder el cardenalato al arzobispo mexicano de Monterrey, Rogelio Cabrera López. Pero no lo hizo y se decantó por el pastor de Morelia, demarcación eclesiástica que nunca había sido guiada por un “príncipe de la Iglesia”.
Morelia es la diócesis más grande de Michoacán, un estado que se encuentra entre los peores de México por índice de violencia e impacto de las bandas de narcotraficantes. Uno de los cárteles más peligrosos del país es conocido justamente como “La Familia Michoacana”.
Los obispos de la zona, encabezados por Suárez Inda, han denunciado varias veces la situación. El 18 de mayo de 2013 publicaron un “Mensaje al pueblo de Dios en nuestras diócesis” en el cual se dijeron “interpelados por el dolor, la incertidumbre y el miedo de tantas personas”.
“Nos duele profundamente la sangre que se ha derramado, la angustia de las víctimas de los secuestros, los asaltos y las extorsiones; las pérdidas de quienes han caído en las confrontaciones entre las bandas, que han muerto por el poder criminal de la delincuencia organizada o han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumana”, indicaron.
Advirtieron que “es generalizada la percepción de que falta eficacia de las autoridades” para “garantizar la seguridad, el orden, el derecho al libre tránsito” y establecieron: “no nos extraña el surgimiento de las llamadas ‘policías comunitarias’, signo y consecuencia del hartazgo de la población ante el crecimiento de los problemas arriba señalados, con lo cual se ha aumentado la confusión para los habitantes de las comunidades, que se ven rodeados de grupos armados de distinta procedencia, muchos de los cuales se autonombran defensores de los intereses de la gente y hasta pretenden actuar en nombre de Dios”.
Más tarde, el 1 de diciembre de 2013, los pastores difundieron un “Mensaje de Adviento” en el cual constataron que la sociedad está “a tal grado contaminada por la corrupción”, que considera que “cualquier esfuerzo de querer mejorar las cosas está condenado al fracaso”, y por eso llamaron a “dejar a un lado la agresividad y aceptar que el principio de la paz es la reconciliación y el perdón”.
El Papa se ha mostrado cercano a esta realidad de degradación. Con el cardenalato a Suárez Inda, de hecho Francisco dará voz a aquellos que sufren por el terror de la droga y de la delincuencia. Algo que en cierto modo confirmó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, al constatar que “la diócesis de Morelia en México es una región atormentada por la violencia”.
Junto a la designación del arzobispo mexicano, otra de las sorpresas del próximo Consistorio es la llegada del primer cardenal para Panamá. Se trata de José Luis Lacunza Maestrojuán, un religioso perteneciente a la congregación de los Agustinos Recoletos que nació en Pamplona (España) en 1944 y fue enviado al país centroamericano en 1971. Allí fue obispo auxiliar de Panamá, pastor de Chitré y desde el 2 de julio de 1999 se desempeña como responsable de la diócesis de David. Además fue presidente de la conferencia episcopal en dos periodos (2000-2004 y 2007-2013).
El restante cardenal “elector” latinoamericano es Daniel Fernando Sturla Berhouet, arzobispo de Montevideo (Uruguay). Mientras que, en el grupo de los mayores de 80 años, el pontífice incluyó al arzobispo argentino emérito de Tucumán, Luis Héctor Villalba y a José de Jesús Pimiento Rodríguez, arzobispo emérito de Manizales en Colombia.

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San Ciriaco Elías Chavara

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«Este apóstol de la India, fundador de la Congregación de la Madre del Carmelo, fue un promotor de la Eucaristía, de la unidad y de la reconciliación. Realizó su intensa labor apostólica en Kerala, donde instituyó las Cuarenta Horas».
En la festividad del Santísimo Nombre de Jesús, se celebra la vida de este santo que nació en Kainakary, Kerala, India, el 10 de febrero de 1805 y se convertiría en uno de los grandes defensores de la unidad de la Iglesia mediando en el grave conflicto creado por el prelado Thomas Rochos en el sur de su país. Su vida desde la infancia estuvo caracterizada por singularísimo amor al Santísimo Sacramento y a María, a quien lo consagraron sus padres a los pocos días de nacer depositándolo ante Ella en el santuario de Nuestra Señora de Vechour. Debía su piedad a su madre que le enseñó a recitar las primeras oraciones antes de iniciar el descanso cotidiano; ambos las compartían en medio de gran recogimiento.
Integrado en la comunidad de rito siro-malabar, apenas despuntaba en su adolescencia cuando el padre Thomas Palackal, que atisbaba en el muchacho gestos inequívocos de virtud y clara aptitud hacia el sacerdocio, le animó a ingresar en el seminario de Pallipuram que estaba bajo su dirección. Antes de ser ordenado sacerdote, el santo perdió a sus padres y a un hermano, por lo cual unos parientes cercanos consideraron que era mejor que abandonara los estudios y ayudara a su sobrina, hija del hermano fallecido. Ciriaco asumió sus responsabilidades sin dejar la formación, y después de haber pasado por el seminario de Verapoly fue ordenado sacerdote en 1829.
Al saber que el padre Palackal y el padre Perukkara, amigo de aquél, aspiraban a vivir la experiencia eremítica, se unió a ellos. Y en 1831 se iniciaba la construcción del monasterio de Mannanam que pusieron bajo el amparo de san José. La idea del prelado Stabilini era contar con un movimiento religioso indígena, labor que encomendó a estos sacerdotes. La comunidad creció y fue el germen de otro seminario colindante que sería de gran fecundidad para el clero lo cual repercutió en la vida de los fieles. Signado por el espíritu de la fidelidad y la autenticidad, Ciriaco se convirtió en un pilar de la Iglesia en ese estado de la India y fue motivo de descanso para el vicario apostólico de Verapoly que le encomendó misiones eclesiales relevantes. Entre tanto, con el afán de contribuir a la formación de los fieles se hizo con una imprenta de madera y con ella difundió la revista La flor del Carmelo, el periódico El Deepika y numerosos textos espirituales.
Hombre de oración, acostumbrado a pasar largas horas ante el Santísimo, recorría afanoso todas las parroquias de Kerala con una acción apostólica vigorosa que conllevaba numerosas bendiciones. En 1846 se convirtió en el superior del monasterio de Mannanam, ya que los sacerdotes que encabezaron la fundación junto a él habían fallecido. El incremento de vocaciones que se produjeron bajo su amparo dio lugar a la Congregación de los Siervos de María Inmaculada del Monte Carmelo.
En 1858 se hicieron notorias las desavenencias entre sacerdotes de rito siro-malabar y el vicario apostólico de rito latino, monseñor Bacinelli. Los primeros llevaron los malos entendidos al patriarca caldeo José VI, con la esperanza de que designara un prelado afín a ellos. Roma no lo autorizó, pero el patriarca nombró a Thomas Rochos, quien hizo creer a los católicos que contaba con la aquiescencia de la Santa Sede intoxicando más aún las relaciones entre los fieles que aceptaron su versión. En la gravísima sima que se abrió acarreando la separación del legítimo vicario apostólico de Verapoly, Rochos no pudo anexionarse la voluntad de Ciriaco que actuó con absoluta fidelidad a Roma y en calidad de vicario general para los siro-malabares con sumo tacto y prudencia impidió que se consumara un cisma.
Todo su quehacer estuvo guiado por el anhelo de mantener la unidad y la reconciliación dentro de la Iglesia. Amaba profundamente al Santo Padre. Era humilde, caritativo y misericordioso; un gran apóstol que vivía entregado a los demás. El rezo del Rosario, la adoración al Santísimo y devoción por las llagas de Cristo, los dolores de María y los gozos y pruebas de san José, en los que meditaba y difundía entre sus hermanos, formaban parte de su quehacer y acción apostólica. En medio de sus múltiples tareas incluía la escritura siempre con finalidad apostólica. Decía: «Los días en que no hemos ayudado a nadie no merecen considerarse entre los días útiles de nuestra vida».
Instituyó en Kerala las Cuarenta horas. Ha sido denominado apóstol de la Eucaristía. Vivió volcado en los enfermos y los desvalidos para los que abrió una casa. En 1866 fundó la Congregación de la Madre del Carmelo, integrada por monjas carmelitas de rito siro-malabar. Este santo, primer prior general de los Carmelitas de María Inmaculada, murió en Koonammavu, localidad india cercana a la de Kochi el 3 de enero de 1871. Fue beatificado por Juan Pablo II el 8 de febrero de 1986, y Francisco lo canonizó el 23 de noviembre de 2014.

Fuente: Agencia de Noticias Zenit.

Epifanía del Señor

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Epifania

Por Antonio Elduayen Jiménez CM
Hoy los Reyes Magos han llegado a la cuna del Niño Dios y le están adorando y ofreciéndole regalos de oro, incienso y mirra. Ciertamente el relato que en exclusiva nos trae Mateo (2, 1-12), contiene otras muchas cosas, pero la adoración de los Reyes es el otro nombre de la Epifanía de los Reyes Magos, que es como la liturgia la llama. Y tiene que ver con la manifestación o revelación de Jesucristo a todos los pueblos, representados por los Reyes Magos. Jesucristo y su Reino ya no son más patrimonio sólo de los judíos; desde ahora lo son de todos los pueblos, que, a diferencia de los judíos, supieron reconocerlo (Is 60, 6).
Aun siendo la Epifanía o revelación del Señor por los Reyes Magos lo más importante de la Fiesta de hoy, les invito a verla como adoración, pues es a lo que ellos fueron (Mt 2, 2) y lo que cierra con broche de oro el itinerario de la fe de los Reyes Magos. Su búsqueda de Dios, su caminar sacrificado y su encuentro con Jesús, terminan en adoración. Que es como debiéramos terminar nosotros si lo buscamos de verdad. 1. Se postraron ante el Niño Dios, dice Mateo (Mt 2,11), 2, le ofrecieron regalos de oro, incienso y mirra, y 3. regresaron a sus tierras por otro camino. Son 3 cosas que, como en el caso de los Magos, no pueden faltar en nuestra adoración si es verdadera.
Postrarse o ponerse de rodillas ha sido siempre un acto de humildad, de reconocimiento de nuestra total dependencia de Dios. Más que de doblar el espinazo de nuestro ego se trata de rendir pleitesía, agradecidos, a quien es nuestro Creador y Señor y de quien nos viene todo bien. Aunque nos cueste creerlo, nunca se enaltece tanto el hombre como cuando se postra de hinojos ante su Dios y Señor. Es lo que hacemos los cristianos al arrodillarnos en la consagración de la santa misa…
No sabemos las palabras que sin duda los Magos dirigieron a Jesús y a María y José, pero sí sabemos los regalos que ofrecieron al Niño: oro, incienso y mirra. Muy probablemente los regalos que entonces se acostumbraba dar, pero que para nosotros tuvieron pronto un hondo significado: oro como a Rey, incienso como a Dios, y mirra (planta medicinal analgésica) como a hombre. Fue más que nada un regalo simbólico, expresión de su amor (representado en el oro), de su fe (el incienso) y de su esperanza (la mirra). Digamos que dieron cosas, porque antes se habían dado a sí mismos.
Regresarse por otro camino, para eludir a Herodes, es la última cosa que hicieron los Magos. Es decir, cambiaron de ruta…, lo que para nosotros quiere decir conversión o cambio de idea, de conducta, pues no puede seguir por su viejo camino, quien de verdad se ha encontrado con Jesús y lo ha adorado. ¿Estamos de acuerdo?
Berhaneyesus Demerew Souraphiel CMNuevos Cardenales
En la plaza de San Pedro, el Papa Francisco anunció la creación de nuevos cardenales. Ellos son:
1 Dominique Mamberti, Arzobispo titular de Sagona, Prefetto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica.
2 Manuel José Macário do Nascimento Clemente, Patriarca de Lisboa (Portugal).
3 Berhaneyesus Demerew Souraphiel CM, Arzobispo de Addis Abeba (Etiopía).
4 John Atcherley Dew, Arzobispo de Wellington (Nueva Zelanda).
5 Edoardo Menichelli, Arzobispo de Ancona-Osimo (Italia).
6 Pierre Nguyên Văn Nhon, Arzobispo de Hà Nôi (Viêt Nam).
7 Alberto Suárez Inda, Arzobispo de Morelia (México).
8 Charles Maung Bo SDB, Arzobispo de Yangón (Myanmar).
9 Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, Arzobispo de Bangkok (Thailandia).
10 Francesco Montenegro, Arzobispo de Agrigento (Italia).
11 Daniel Fernando Sturla Berhouet SDB, Arzobispo de Montevideo (Uruguay).
12 Ricardo Blázquez Pérez, Arzobispo de Valladolid (España).
13 José Luis Lacunza Maestrojuán OAR, Obispo de David (Panamá).<
14 Arlindo Gomes Furtado, Obispo de Santiago de Cabo Verde (Archipiélago de Cabo Verde).
15 Soane Patita Paini Mafi, Obispo de Tonga (Islas de Tonga).
A continuación, informó que también se incorporarán al colegio cardenalicio cinco arzobispos y obispos eméritos “que se han distinguido por su caridad pastoral en el servicio a la Santa Sede y a la Iglesia”. Ellos son:
1 José de Jesús Pimiento Rodríguez, Arzobispo emérito de Manizales (Colombia).
2 Luigi De Magistris, Arzobispo titular de Nova, Pro-Penitenciero Mayor emérito (Italia).
3 Karl-Joseph Rauber, Arzobispo titular de Giubalziana, Nuncio Apostólico (Túnez).
4 Luis Héctor Villalba, Arzobispo emérito de Tucumán (Argentina).
5 Júlio Duarte Langa, Obispo emérito de Xai-Xai (Mozambique).
Según el Código de Derecho Canónico, los cardenales quedan por su solo nombramiento incorporados al clero de Roma como colaboradores del Papa, tanto en la Curia Romana como en las Congregaciones Romanas. Si no tienen diócesis a su cargo, deben residir en el Vaticano, aunque no es este el caso de ninguno de los designados.
El texto especifica que los elegidos deberán ser hombres destacados por su conocimiento de la doctrina, sus buenas costumbres, su piedad y su prudencia. Todos los designados estarán en condiciones de emitir su voto cuando sea necesario elegir un nuevo Sumo Pontífice.
Autocrítica 
El discurso a la Curia de Papa Francisco y la actualidad de una de las últimas homilías del cardenal Giovanni Benelli
Por Andrea Tornielli- Vatican Insider
Las palabras sobre las 15 enfermedades en la Curia que Papa Francisco pronunció el pasado 22 de diciembre fueron retomadas en todo el mundo y suscitaron reacciones y discusiones. En su blog del sitio de «La Croix», Isabelle de Gaulmyn, al hablar sobre la «reforma espiritual» propuesta por Bergoglio, recordó al respecto dos palabras de San Bernardo de Claravalle sobre la Curia romana de su tiempo. Diferentes observadores han observado en los últimos meses que las mayores «resistencias» contra Papa Francisco provienen no de fuera, sino del interior de la Iglesia.Vale la pena citar algunas de las frases más olvidadas de Benedicto XVI, porque eran incómodas y sobre todo porque desmienten el falso ‘cliché’ del «Papa guerrero» que pretendía únicamente condenar las tendencias relativistas del mundo: las palabras pronunciadas durante el diálogo con los periodistas en mayo de 2010, mientras volaba de Roma a Lisboa, Papa Ratzinger dijo que «la mayor persecución de la Iglesia no viene de los enemigos de fuera, sino que nace del pecado en la Iglesia y, por lo tanto, la Iglesia tiene una profunda necesidad de volver a aprender la penitencia, de aceptar la purificación». En ese momento la crisis de los escándalos de la pederastia clerical había alcanzado su máximo nivel, y Benedicto, que estaba luchando contra ella con todas sus fuerzas, se refería particularmente a ella. Pero no hay duda de que su Iglesia penitencial, que se reconoce necesitada de perdón y de purificación, no gustó a muchos de los intérpretes de su Pontificado.
De la misma manera, parecen clarificadoras, con respecto a las «resistencias internas», las palabras pronunciadas por el cardenal Giovanni Benelli pocos días antes de morir. Era el 8 de octubre de 1982, y, hablando a los seminaristas de la diócesis de Florencia, el ex Sustituto de la Secretaría de Estado de Pablo VI, dijo: «¿Quiénes son los que se oponen? Pensémoslo bien, ¿quiénes son los mayores opositores de Jesús? Son los hombres de religión, son los que más observan la palabra de Dios… La religión es el gran obstáculo que Cristo ha encontrado sobre la tierra. Y es la religión, los hombres de religión, los que, a final de cuentas, lo enviaron a la muerte. La oposición proviene más de los que están cerca que de quienes están lejos. La oposición, la resistencia que encuentra el Evangelio, en el fondo es más fuerte, está más arraigada y es más resistente, en nuestra casa que fuera de ella».Benelli describía a los «hombres que se han acomodado en la Iglesia, que han encontrado en la Iglesia su realización, sean obispos, sean sacerdotes, sean bautizados. Se acomodaron y son estos los que se opondrán con mayores fuerzas y con mayor eficacia a la novedad del Evangelio, a la novedad repetida, que perennemente debe repetirse, debe volver a surgir como novedad y debe forzosamente herir la sensibilidad de los que ya se encuentran sentados, bien acomodados en la Iglesia…».
«Es gente que observa, pretende observar -añadía el cardenal italiano-, cree que hace lo que ha mandado Dios, pero en el fondo no le sirve a la Iglesia, se sirve a sí mismo. Se sirve de la Iglesia y protege la propia pereza, protege intereses aunque tal vez no tenga una clara consciencia de ello, pero se protege a sí mismo, el propio punto de vista». El purpurado florentino, diplomático e indiscutible protagonista del escenario vaticano de los años setenta, concluía así: «No los opositores, sino las ideologías adversas al cristianismo, no los que están en la otra orilla, no son ellos los mayores enemigos. Los mayores enemigos son los cristianos que se han sentado, que se han construido una religión a medida…».
Cardenal LajoloCardenal Lajolo: «También los chismes matan»
Por Giacomo Galeazzi- Vatican Insider
“Francamente no había sucedido nunca nada parecido”. No esconde su estupor el cardenal Giovanni Lajolo, exgobernador y ministro de Exteriores vaticano. “Es la primera vez que sucede: nunca un Papa nos había descrito a nosotros, los curiales, un catálogo de patologías sobre las que reflexionar”. Una flagelación inédita. Desde siempre, de hecho, “el intercambio de felicitaciones navideñas entre el Papa y la Curia romana es una ocasión protocolar” para “hacer repaso del año” y sigue un “esquema preciso”, observa el purpurado y diplomático que durante muchos años ha ocupado algunas de las más importantes oficinas de la Santa Sede. “La conversión de los corazones viene antes de la reforma de las instituciones”, precisa.

¿Qué se esperaba del discurso de Francisco? ¿Cuál es la diferencia?
“En esta ocasión en general sus predecesores se limitaban a reevocar los hechos más relevantes del año, a hacer un repílogo de los principales eventos para la Iglesia universal y los puntos clave de su actividad apostólica. Por eso se podía esperar que Francisco hablase de los viajes en Tierra Santa y en Turquía, y sin embargo, no ha dicho ni una palabra. Quizá haga referencia a éstos en el discurso a los embajadores en el Vaticano”.
A la vista de lo que ha sucedido, ¿cómo interpreta el inesperado discurso del Pontífice?
“Como la petición de un examen de conciencia, de una confesión de fin de año. Por primera vez un Papa pide a la curia que se examine a sí misma sobre una serie de puntos problemáticos. Por ejemplo, en base a mi experiencia en la máquina curial, estoy convencido que una simplificación de los procedimientos disminuiría los escándalos”.
¿Por qué el Papa se dirige de este modo a los cardenales y obispos de la Curia?
“Los siete vicios capitales están en cada uno de nosotros. También el Papa se define a sí mismo pecador y pide continuamente que recemos por él. Y si él es pecador, figúrate nosotros. Los escándalos existirán mientras exista el mundo. Lo dice el Evangelio: es necesario que los escándalos sucedan pero cuidado con aquellos que los provocan. Es palabra de Cristo, para nosotros incuestionable”.
¿Por tanto no es posible evitar los escándalos en la Iglesia?
“Es un deber de los superiores de la curia hacer en modo que estas cosas no sucedan. Y como principal responsable, el Papa es el primera persona que se tiene que ocupar. La reforma de las instituciones es necesaria pero sirve también la conversión de los corazones. La Iglesia va siempre reformada, sobre todo la Curia en la cual confluyen tensiones y problemas de todas las Iglesias locales del planeta”.
¿Es suficiente con la reforma en preparación?
“Es útil que las estructuras eclesiásticas se conviertan en algo más simple y eficiente, pero dentro están los hombres cuyo corazón está lleno de confusión. Creo que es más actual que nunca la pregunta del histórico romano Tácito: ¿para qué sirven las buenas leyes si no existen las buenas costumbres?. Las conductas honestas no se establecen por ley. Francisco nos exhorta a reflexionar atentamente sobre nuestros comportamientos y nuestras debilidades, pensando al mal que se hace. Comenzando por los chismes y las habladurías que matan, envenenan el clima”.

Sagrada Familia misionera

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Sagrada Familia

La familia cristiana es misionera
Por Antonio Elduayen Jiménez CM
Desde la Nochebuena hemos venido centrando nuestra mirada en el Niño Dios, recién nacido. Hoy la iglesia nos pide mirar también a María y José y contemplar en conjunto la Sagrada Familia. Contemplarla tal como nos la propone el evangelio (Lc 2, 22-39), es decir, una familia religiosa y cumplidora, que va al templo de Jerusalén a cumplir todo lo prescrito por la Ley, (aunque a ellos no les obligara). Una familia que recibe la noticia sorpresiva y dolorosa de que el hijo será bandera de discordia para muchos y de que una espada atravesará el corazón de la madre. Y una familia en busca de casa -la vieja casa de Nazaret a la que María y José vuelven después de una odisea de 4 años- y en la que el niño crecerá sano, sabio y santo.
Ciertamente, por la santidad de sus miembros la Sagrada Familia es modelo para nuestras familias, pero lo es también por su manera de enfrentar, tratar y resolver los problemas de la vida. Si pese a todo, ellos pudieron llegar a ser una Familia Sagrada, ¿por qué no nosotros? Hay que ponerle voluntad y empeño. Y darle gracias a Dios, porque le plugo instituir la familia, basada en el matrimonio de un hombre con una mujer, para ser como el seno y el hábitat naturales de la vida del hombre. Él mismo, cuando decidió hacerse hombre, lo hizo en el seno de una familia.
Digamos un par de cosas sobre el fundamento y la razón de ser así de nuestras familias, para que no se crea que se originaron por costumbres sociales o por imposiciones religiosas. Digamos 1º que el fundamento de la familia (lo que la hace necesaria) es, ante todo, la conservación de la especie humana. Digamos 2º que el instinto de conservación de la especia humana es anterior, por milenios, a cualquier ley positiva natural (leyes humanas) o religiosa (religiones). Definitivamente, si no hay familia no hay garantía de supervivencia de la especie humana.
Querida por Dios y elevada a sacramento por Jesucristo (Mt 19, 4-9), la familia ha sido siempre y es sobre todo ahora bandera de lucha de la Iglesia. En la fiesta de la Sagrada Familia, se nos pide:
* orar por la familia (empezando por la nuestra), para que sea siempre lo que Dios quiso que sea. Siempre en guardia ante los males de toda clase que la acechan.
* poner de relieve sus bondades como “formadora de personas, educadora de la fe y promotora del bien social”, amén de ser santuario de la vida, iglesia doméstica y escuela de vida social.
* estrechar lazos de unión en el amor y renovar compromisos, buscando la felicidad de todos sus miembros.
* hacer y reforzar la Pastoral Familiar, empezando por la de nuestra parroquia, cuyo Equipo espera que otros matrimonios se le unan.

Feliz Navidad

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Feliz Navidad

El camino que lleva a Belén 
baja hasta al valle que la nieve cubrió. 
Los pastorcillos quieren ver a su Rey, 
le traen regalos en su humilde zurrón 
ropopom pom ropopom pom
Ha nacido en un Portal de Belén
el niño Dios…
 
Yo quisiera poner a tus pies 
algún presente que te agrade, Señor, 
mas Tú ya sabes que soy pobre también 
y no poseo más que un viejo tambor
ropopom pom ropopom pom
¡En tu honor frente al portal tocaré 
con mi tambor! 
El camino que lleva a Belén 
voy marcando con mi viejo tambor, 
nada hay mejor que yo pueda ofrecer, 
su ronco acento es un canto de amor 
ropopom pom ropopom pom 
Cuando Dios me vió tocando 
ante Él, me sonrió.
Navidad sigue siendo Jesús
Por Rossana Echeandía- Diario El Comercio
“La verdad padece, pero no perece” es una de las deliciosas frases de Teresa de Ávila, esa doctora de la Iglesia, genial y santa, cuyo quinto centenario de nacimiento se celebrará en marzo próximo.
La popular frase está tan vigente estos días como en aquellos de la escritora y mística española que de manera memorable lidiaba, con gracia y aguda sabiduría, con las discusiones que estaban de moda en la España del 1500.
Estos días tan desbordantes de bulla y actividad, de consumo y agitación, siguen siendo días de Navidad. Aunque algunos pronuncien la palabra con un significado distinto y hasta envíen tarjetas deseando solo felices fiestas, lo que realmente celebramos es Navidad, el nacimiento de Jesús, de Dios hecho Hombre, el misterio insondable del que nadie nos puede convencer y que solo se puede atisbar en la experiencia personal.
Revisando lo que había escrito el año pasado por estas fechas, me di cuenta de que no había algo nuevo que pudiera decir sobre la Navidad. Es decir, podría escribir algo distinto, pero en el fondo siempre sería lo mismo: la Navidad es Jesús.
La fuerza de lo que se conmemora es tan potente que nada ha sido capaz de ahogarlo, ni las ideologías que una y otra vez han combatido a Dios a sangre y fuego, ni la incredulidad que lucha contra Él a punta de indiferencia, ni las tragedias personales de cada persona concreta o la abundancia que nos hace prescindir de Él.
Los intentos de darle otro significado han sido numerosos a lo largo de la historia. En la cúspide de su poder, los nazis pretendieron apropiarse de la Navidad llenándola de contenidos nacionalsocialistas que incluían villancicos con letras que alababan a Hitler y los líderes germanos. Llegaron al extremo de hacer una guía de cómo celebrarla, donde señalaban que en vez de la estrella de Belén, por ejemplo, el árbol debía llevar una esvástica y los reyes magos eran obreros alemanes que viajaban en busca de Hitler.
Actualmente, la mayoritariamente budista y comunista China también festeja la Navidad (allí apenas el 3% o 4% de la población profesa el cristianismo, aunque es una cifra creciente). Sin embargo, el protagonista de la fiesta es Santa Claus, presente en todos los centros comerciales de la ciudad. Como en China, en otras partes del Asia pudiente, con poblaciones cristianas reducidas, la celebración se ha expandido, aunque tiene una carga casi exclusivamente comercial. El intercambio de emociones y de regalos que ayuden a expresarlas es el objetivo.
Así como ocurrió en la Alemania nazi y hoy está pasando en diversos países asiáticos, también en esta parte del mundo hay un intento por secuestrar la fiesta de Navidad, vaciarla de su contenido religioso y aprovecharla para movilizar emociones y activar el consumo.
No obstante, aunque el colorado Santa Claus está presente en todas partes, también es frecuente ver representaciones del Belén con la Virgen, San José y el Niño calentado por los animales del pesebre. Así ocurre en ciertas calles de Lima y mucho más en los pueblos del interior del país, donde el sentido de lo trascendente está más a flor de piel. Y ocurre sobre todo en los hogares donde la tradición de armar el nacimiento se mantiene; en algunos casos empujando un poquito entre tantos regalos, pero allí está.
Retomando las palabras de Teresa de Ávila, la verdad de lo que ocurrió hace unos dos mil años en Belén podrá estar padeciendo, pero no ha de perecer. Navidad sigue siendo Jesús.

Cuarto domingo de Adviento

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Por Antonio Elduayen Jiménez CM
Para esta última semana de preparación a la Navidad, la iglesia nos propone como modelo a María. Miren a María, nos dice, y hagan lo que ella hizo. Con la seguridad, además, de que habrá de ayudarnos a hacerlo, si se lo pedimos con confianza. Ella es Nuestra Señora del Adviento y de la Navidad y sabe muy bien lo que tenemos que hacer para pasar del Adviento (vivir en la Esperanza) a la Navidad (vivir con el Esperado). Lo sabe por propia experiencia y nos lo cuenta en el evangelio del día (Lc 1, 26-38), que es el evangelio que nosotros conocemos como el de la Anunciación de María y la Encarnación del Hijo de Dios.
Este misterio, que celebramos el 25 de marzo y que, después de nueve meses, concluye felizmente en la Navidad, nos dice cómo se preparó María para la llegada de Jesús. Lo veremos luego. Digamos ahora que contiene otras muchas cosas y mucho más importantes. Estas tres, por ejemplo:
1, que Dios cumple la gran promesa que hiciera en el Protoevangelio (Gen 3,15);
2, que cada una de las tres divinas Personas de la Santísima Trinidad establece con María una relación singular (única), pasando a ser Hija del Padre, Madre del Hijo y Convivium (esposa) del Espíritu Santo;
3, que, por pura gratuidad, Dios inicia en Jesucristo su Nuevo Plan para el mundo (el Reino de Dios), que cambiará por completo la historia del hombre.
Como modelo de nuestro Adviento, María nos enseña a:
1, aceptar plena y confiadamente la voluntad de Dios. María lo hizo con un SÍ (Fiat), que cambió por completo su plan de vida con José y que la embarcó en la aventura inédita de ser Madre de Dios. Y nosotros ¿en qué vamos a decirle SI (Fiat) al Señor? ¿Qué estamos dispuestos a cambiar en nosotros y/o en el entorno?
2, entregarnos por entero al Señor y acompañarlo en cuerpo, alma y espíritu. María hasta le consagró su virginidad (Lc 1, 34), cuando toda mujer israelita “se moría” por ser madre y tener muchos hijos, pensando que alguno de ellos podría ser el Mesías. Treinta de sus 33 años vivió María en Nazaret enteramente para su hijo Jesús, en función de Jesús y de su Misión.
3, darlo a conocer y amar a los demás, como la primera y más importante Discípula Misionera de Jesús, En efecto, María hizo suya y llevó en su seno la Palabra, cuando la hizo sentir en su visita a su pariente Isabel (Lc 2, 52), cuando se comprometió a llevarla a todos al aceptar el pedido de su Hijo en la cruz de ser Madre de todos los hombres, y cuando en Pentecostés dio su Sí al Espíritu Santo, que vino a lanzar la Iglesia a todos los pueblos del mundo (Hech 1,8) Acoger al Señor, ponernos a su disposición y darlo a conocer a los demás, es lo que podemos hacer con y como María.

Tercer domingo de Adviento

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Evangelizar

Por Antonio Elduayen Jiménez CM
El evangelista Juan es, con Marcos, el otro hagiógrafo para quien el Jesús de la Navidad es más importante que la Navidad de Jesús. En efecto, sin hablar de la Navidad o Nacimiento de Jesús, su evangelio (Jn 1,6-8. 19-28) lo presenta ya hecho un hombre y rondando la Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan el Bautista está bautizando. Bautizo que él llama de conversión, porque su propósito es que la gente cambie su modo de pensar y de vivir y se comprometa con “el gran desconocido”, listos a seguirle tan pronto aparezca. El evangelista Juan, que nos cuenta todo esto, lo tiene muy claro, pues conoce muy bien a Juan el Bautista, por haber sido su discípulo. Uno de los primeros, junto con Andrés el hermano de Simón Pedro.En relación con nuestro Adviento o tiempo de vigilante y activa espera de Jesús, ¿qué nos pide hacer este evangelio de Juan? Ante todo, como dije al principio, ver al Jesús de la Navidad más que la Navidad de Jesús. Claro que hay que celebrar en grande la Navidad, pero no se nos puede ir todo tiempo mirando el pesebre o la cuna, o cantando villancicos con los ángeles, o comiendo panetón con los pastores, o… Cuando celebramos el cumpleaños de alguien no hablamos tanto de dónde y cómo nació, sino que nos fijamos en la persona que tenemos delante y la felicitamos y nos interesamos por su salud, etc., y le decimos que cuente con nosotros. Entiendo que es esto lo que nos pide la Navidad-cumpleaños de Jesús: felicitarle, desearle lo mejor y ponernos a su servicio, sobre todo cuando hay tanto que hacer, hermanos.
Sobre lo que tendríamos que hacer, quiero resaltar sólo estas dos cosas del evangelio de hoy: 1. Acoger el testimonio del Precursor Juan sobre Jesús, dando la importancia debida a lo que nos dice, por ejemplo, que el Mesías que viene es muy superior a él. Como es muy superior el bautismo en el Espíritu Santo que nos trae (Jn 1,33). Nos lo dio y es lo más grande que tenemos, pero lamentablemente ni sabemos la fecha de nuestro cumplebautismo ni, menos, lo celebramos cada año; y 2. Convertirnos en Precursores de Jesús, dando testimonio de Él con nuestras vidas y anunciándolo con nuestras palabras y obras. Al respecto, Juan hace suyas estas palabras del profeta Isaías (40,3): “Yo soy la voz que grita en el desierto: ¡preparen el camino del Señor!”.
Sin duda lo más importante que podemos hacer, para preparar la Navidad y como regalo al Jesús de la Navidad, por su cumpleaños, es convertirnos en discípulos misioneros, en evangelizadores con espíritu, como nos pide el Papa Francisco (EG, c. V). Nos lo pide, ante todo el Señor, por boca del profeta Isaías; “El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres”, (Is 61, 1). Es lo que hizo San Vicente de Paúl, fiel y generoso evangelizador de los pobres. ¿No podríamos hacerlo también nosotros?

Segundo domingo de Adviento

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San Juan Bautista

Por Antonio Elduayen Jiménez CM
Este es el comienzo del Evangelio de Jesucristo (Hijo de Dios). Así empieza Marcos su evangelio, que es el de este 2º domingo de Adviento (Mc 1,1-8). Lo empieza sin las introducciones y los rodeos de los demás evangelistas. A continuación e inmediatamente, nos presenta a Juan Evangelista, el Precursor de Jesús, en el marco de una cita del profeta Isaías (40.3), que Juan el Bautista hace suya y empieza a cumplirla. En su estilo conciso y nervioso, Marcos nos presenta el retrato de Juan, su trabajo (predicaba el bautismo y la conversión) y su Mensaje: “detrás de mí viene uno que es más poderoso que yo” y que “les bautizará en el Espíritu Santo”. Será difícil que nos parezcamos al Bautista en su estilo de vida, pero sí lo podemos imitar y hasta superar en mucho de lo que él hizo.
Concretamente en lo que se refiere al bautismo, que es lo principal que él hizo. Un bautismo de conversión con agua del río Jordán, que produjo un cambio y una expectativa grandes entre la gente, y logró reclutar a muchos para ponerse al lado del Mesías a su llegada, que Juan aseguraba ser inminente. Los hombres, toda clase de hombres, acudían de todas partes a hacerse bautizar por Juan. Les había metido una mística con un bautismo que el mismo Juan reconocía que no eran gran cosa. Me pregunto ¡qué hubiera hecho si hubiera contado con el bautizo por el Espíritu, que Jesucristo iba a traer y trajo! (Mc 1,8), y que nosotros tenemos.
Nosotros tenemos el bautizo por el Espíritu, que nos hace ser más grandes que el mismo Juan (Mt 11,11), pero aparte de esto, que es un regalo de Jesús, ¿¡qué hacemos con nuestro bautismo!? ¿Lo valorizamos en lo que es o nos pasamos la vida sin recordar que somos unos bautizados? ¿Crea en nosotros una mística por Jesús? ¿Es desde nosotros un medio de conversión para la gente, que cambia ante nuestro testimonio de vida? Podríamos seguir haciéndonos preguntas, pero será mejor que nos hagamos un par de promesas: 1, vivir como Discípulo Misionero del Señor, cada vez más y mejor, que es lo que el bautismo nos pide; y 2, celebrar todos los años nuestro cumplebautismo (como celebramos el cumpleaños).
Del bautismo hablaremos el próximo domingo. Digamos ahora algo de lo que Juan hizo ante la llegada de Jesús y que nosotros podríamos imitar: 1, prepararnos como él se preparó, en cuerpo, alma y espíritu, desde que su padre Zacarías le dijera que tendría que ser el Precursor del Mesías (Lc 1,76): 2, dejarse seducir por Jesús y su causa, en una entrega total e inteligente; 3, abandonarlo todo y ponerse en camino…hasta el río Jordán para iniciar su misión y 4, prepararle un pueblo, que se comprometió con Él por medio de un bautismo de conversión y perdón.; 5, elegir y formar un selecto grupo de discípulos, algunos de los cuales llegaron a ser discípulos y apóstoles de Jesús.

Primer domingo de Adviento 2014

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Primer domingo Adviento

Por Antonio Elduayen Jiménez CM
Hoy iniciamos el Adviento (= advenimiento o venida) con el evangelio de Marcos (13, 33-37), que nos pide que estemos preparados para la Venida del Señor. Él se refiere a la Venida Final y nos da para ello una serie de advertencias y recomendaciones, que son también muy buenas para prepararnos a su Primera Venida, en Navidad, (y para tantas otras venidas suyas a lo largo de la vida). Con la Iglesia y en este contexto de Adviento (navideño y escatológico), iniciamos también el año litúrgico 2015 con su correspondiente calendario.
Para un cristiano, el Adviento debiera ser un tiempo de expectativa y de preparación para la venida del Señor, empezando por su llegada en la Navidad. Debiera incluir al menos estos tres componentes: 1, un gozo interior y compartido, que va creciendo semana a semana a medida en que se acerca la venida del Señor y la luz vence a las tinieblas; 2. una esperanza activa, que nos hace vivir vigilantes y atentos a los signos de los tiempos y a los acontecimientos, para saber reconocerlo y acogerlo cuando y donde aparezca; y 3. un estar preparados, para ponernos de inmediato a su entera disposición, y seguirle y servirle donde y como sea, en el Belén o a la vera de un camino.
En el Plan de Dios el Adviento implica dos cosas sumamente importantes: 1. La promesa de la llegada de Alguien fuera de serie y en quien se cifran todas las esperanzas; y 2. El clímax de expectación creciente que su llegada habría de suscitar. Vivir en expectante espera, romper la rutina y el acostumbramiento, ilusionar(se) por lo que viene, fueron algunas de las actitudes que el Adviento creó en los pueblos, especialmente en el judío. Y que duró cientos, miles de años, desde que el mundo es mundo hasta la venida de Jesucristo (Rom 8, 19-23), más concretamente, desde la gran promesa de Dios -el llamado protoevangelio-(Gen 3,15), hasta la llegada del Salvador.
El alma del Adviento es el encuentro con el misterio de la Encarnación, lo que, entre otras cosas, incluye: 1, que Jesús es el Hijo de Dios que se hace hombre – ¡qué cercano Dios y qué grande el hombre desde ahora!; 2, que al encarnarse en María se encarna de algún modo en todo hombre -¡también en ti y en mí!; 3, que quiere estar con nosotros -buscando de preferencia a los pequeños y humildes; y 4, que viene a compartir nuestra historia -¡dándole sentido y transcendencia! Los cristianos de verdad rechazamos el Adviento Comercial, que nos acosa y asfixia y el Adviento de Ficción, que desfigura y desvirtúa el sentido de la Navidad. Poner belenes, árboles de Navidad, coronas de Adviento, etc., tiene raigambre cristiana, pero vale en cuanto nos lleva a entrar en comunión y compromiso con Jesús y con los hombres.

Papa Francisco en Estambul

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Pedro y Andres
Francisco durante la oración ecuménica en el Fanar, sede del Patriarcado de Constantinopla: «Nuestra alegría está en la común confianza en la fidelidad de Dios». El Patriarca: «Pidamos la intercesión de los Padres de la Iglesia para que volvamos a encontrar la unidad como en el primer milenio».
Por Andrea Tornielli- Vatican Insider
Al final de su discurso, Papa Francisco pidió la bendición del Patriarca Bartolomeo y se inclinó ante él para recibir su bendición. El Patriarca lo bendijo y le besó la cabeza. Es un gesto fuertemente simbólico con el que se cierra la segunda jornada del viaje apostólico. Ya es de noche en Estambul y, en la vigilia de la fiesta de San Andrés, patrón del Patriarcado Ortodoxo, Francisco entra a la Iglesia junto con el hermano Bartolomeo. La oración es un encuentro breve, una probadita de lo que sucederá mañana, cuando el Pontífice participe en la Divina Liturgia ortodoxa celebrada por el Patriarca Ecuménico. Al entrar, el Papa veneró un gran ícono plateado.
En su saludo de bienvenida, Bartolomeo definió a Francisco: «portador del amor del Protocorifeo (es decir el apóstol Pedro) al Primer llamado, su hermano carnal (es decir, el apóstol Andés)». El Patriarca recordó las «análogas visitas de sus venerables predecesores», citando a Pablo VI, a Juan Pablo II y a Benedicto XVI. Y habló sobre la «voluntad» de Papa Bergoglio y de la «santísima Iglesia de Roma de proseguir por el fraterno y constante camino con nuestra Iglesia ortodoxa, para el restablecimiento de la plena comunión». La visita del Papa, para Bartolomé, es «un evento histórico y lleno de buenos auspicios para el futuro».
El Patriarca, agradeciendo a los católicos por la restitución de las reliquias de Santa Eufemia, citó a San Basilio y a San Juan Crisóstomo. Y añadió: «que estos Padres sagrados, sobre cuya enseñanza fue construida nuestra fe común durante el primer milenio, sean intercesores ante el Señor, para que encontremos nuevamente la plena comunión entre nuestras Iglesias, cumpliendo así su Santa voluntad».
«Mientras expreso mi sentido “gracias” por su acogida fraterna –respondió por su parte Francisco–, siento que nuestra alegría es más grande porque la fuente está más allá; no está en nosotros, no en nuestro compromiso y en nuestros esfuerzos, que también deben hacerse, sino en la común confianza en la fidelidad de Dios».
Hablando sobre la paz y la alegría «que el mundo no puede dar, pero que el Señor Jesús ha prometido a sus discípulos, y se la ha entregado como Resucitado», Bergoglio indicó: «Andrés y Pedro han escuchado esta promesa, han recibido este don. Eran hermanos de sangre, pero el encuentro con Cristo los ha transformado en hermanos en la fe y en la caridad. Y en esta tarde gozosa, en esta vigilia de oración, quisiera decir sobre todo: hermanos en la esperanza».

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