Archivo de la categoría: Espiritualidad

La Buena Noticia es anunciada a los pobres

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Evangelio según San Mateo 11,2-11:
Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle:
“¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”.
Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.
¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!”.
Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: “¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.
¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.
El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino.
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.

Levántate y camina

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Evangelio según San Lucas 5,17-26:
Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar.
Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús.
Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús.
Al ver su fe, Jesús le dijo: “Hombre, tus pecados te son perdonados”.
Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: “¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?”.
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: “¿Qué es lo que están pensando?
¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados están perdonados’, o ‘Levántate y camina’?.
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa”.
Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios.
Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: “Hoy hemos visto cosas maravillosas”.

Archdiocese of Kuala Lumpur

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El nombre de Dios

El derecho a utilizar la palabra “Allah” esta limitado sólo al semanario católico Herald Malasya, pero no se aplica a la Biblia, a la misa y a otros actos religiosos en los cuáles debería poder ser usada sin infringir la ley. Es lo que subraya el arzobispo de Kuala Lampur, monseñor Julián Leow, en una carta pastoral publicada en el sitio web de la arquidiócesis. El prelado vuelve sobre la controversia jurídica que ha replanteado el padre Lawrence Andrés, confirmando que la batalla jurídica puede darse por concluida con la sentencia de la semana pasada, porque “ya hemos seguido todas las vías legales”.  Sin embargo la sentencia de la Corte de apelaciones ha “limitado sólo al Herald, mientras no considera todas las demás actividades y publicaciones de la Iglesia católica”.

El pasado 21 de enero el tribunal federal de Malasia ha respondido por enésima -y última- vez el recurso presentado por la Iglesia católica, que intentaba llevar hasta la Corte suprema la demanda relativa al uso de la palabra “Allah” también por los no musulmanes. Los cinco jueces que constituían el jurado han votado por unanimidad, negando la posibilidad de ulteriores acciones legales porque “no hay errores procedimentales” en los precedentes grados del juicio.
En la carta pastoral monseñor Leow recuerda que el derecho de usar “Allah” no contempla la Biblia o la misa, las sesiones de oración y adoración. “El gobierno ha dicho que la decisión de la Corte de apelaciones -añade el presidente de la Conferencia episcopal de Malasia- está limitada al caso llevado por el Herald. Y nosotros debemos tomar las palabras del gobierno”.

El prelado no esconde la posibilidad incierta sobre el futuro y las posibles repercusiones por la decisión del juicio, en particular en cuanto concierne a los derechos de las minorías y la libre practica del culto. Sin embargo, los católicos somos gente de “fe y esperanza”, por esto continuaremos en la lucha por el derecho y seguiremos sólidos en la búsqueda de la justicia y la verdad.
“Debemos defender los derechos de las minorías y de quienes no tienen voz -advierte el arzobispo de Kuala Lampur- y debemos perdonar e ir al encuentro del otro con amor, en particular, los que no entienden o son mal informados”. El prelado concluye recordando que las restricciones impuestas por el ministerio del interior sobre el uso de “Allah” al Herald son inconstitucionales, pero es sólo a través del amor que venceremos en la batalla y “Dios es amor”.

En Malasia, nación de 28 millones de habitantes en su mayoría musulmanes (60%), los cristianos son la tercera confesión religiosa (tras los budistas) con un número superior a 2.6 millones; la publicación de un diccionario latino-malayo de 400 años de antigüedad demuestra como, al comienzo, el término “Allah” era usado para definir a Dios en la Biblia en lengua local. Sobre una población de otros 11 millones de personas, los católicos de Kuala Lampur son 180 mil; los sacerdotes son 55, los religiosos 154, mientras hay un sólo diacono permanente.
Fuente: Asia News.

Islámicos contra Daesh en Irak

Millones de islámicos chiitas acudieron a la ciudad santa iraquí de Kerbala, entre fuertes medidas de seguridad por temor a ataques por parte del grupo terrorista sunita Dáesh.
Para conmemorar el Arbaín, el final de los 40 días de luto por la muerte del imán Hussein, peregrinos de todo el país caminaron hacia la ciudad santa, que alberga el mausoleo de este nieto del profeta Mahoma, asesinado en el año 680 por las tropas del califa omeya Yazid durante la batalla de Kerbala.
Hasta el momento esta peregrinación, uno de los mayores acontecimientos religiosos del mundo, transcurrió en paz, a diferencia de los últimos años en los que se vio enlutada por atentados de la organización radical sunita Dáesh.
Más al norte, las fuerzas iraquíes intentan arrebatar Mosul al Dáesh, las autoridades movilizaron a 24,000 miembros del ejército y la policía para garantizar la seguridad de Kerbala, ubicada a unos 80 kilómetros al sur de Bagdad.
Numerosos fieles, que vestían de negro, caminaron durante días para llegar a esta ciudad del centro de Irak. Algunos venían de lugares tan alejados como Basora, situada a unos 500 kilómetros al sureste de Kerbala.
“Emprendimos nuestra marcha hace 13 días y llegamos a Kerbala el domingo por la noche”, cuenta Jaber Kadhem Jalif, al que acompañan su mujer y sus tres hijos.
Um Ali hizo el viaje sin su marido, miembro de las fuerzas que luchan por retomar Mosul, el último gran feudo de los yihadistas en Irak. “Rogamos a Dios que nos apoye contra Dáesh (acrónimo en árabe del ISIS), que nos ayude a liberar Mosul”, dijo la mujer de 40 años.
Según Nusayef al Jatabi, que dirige el consejo provincial de Kerbala, “entre 17 y 20 millones” de fieles habrán participado en la peregrinación, incluidos tres millones de extranjeros, en su mayoría iraníes.
Arabia Saudita e Irán no mantienen relaciones diplomáticas y se enfrentan sobre cuestiones regionales, especialmente los conflictos en Siria y Yemen.
Este año, por primera vez desde hace tres décadas, ningún peregrino iraní hizo el حَجّ [ḥaǧǧ] o حِجّة [ḥiǧǧa], la peregrinación anual a La Meca, en Arabia Saudita.
Fuente: Diario Panorama.

Estén prevenidos

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Evangelio según San Mateo 24,37-44: 
En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.
En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca;
y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.
De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado.
De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.

Tres sacerdotes en el desierto de Turkmenistán

Por Luciano Zanardini- Vatican Insider
Ser minoría no significa no poder anunciar a Cristo. Y para hacerlo no es necesario pensar inmediatamente en las construcciones materiales (no hay autorizaciones estatales), sino que lo importante es vivir la cotidianidad de las personas. Este es el testimonio de Andrzej Madej, misionero polaco de los Oblatos, superior de la “Missio sui iuris” en Turkmenistán. Vive con otros dos religiosos (el padre Rafael y el padre Paolo) en una pequeña casa de dos pisos (en alquiler) en Asgabat, cerca de la frontera con Irán y con Afganistán. En el 82% de la superficie del país se extiende el desierto de Karakum, por lo que el mayor problema es el del agua. Se narra que «una gota de agua es como una pepita de oro». No hay otras congregaciones ni más sacerdotes.
«Por el momento —dice— somos la única presencia de la iglesia. A menudo, cuando voy de vacaciones a Polonia me dicen ‘¿Por qué no te quedas aquí en tu patria con toda la necesidad que tenemos de sacerdotes?’. Entonces yo respondo que en Polonia hay alrededor de 30 mil sacerdotes, mientras que en Turkmenistán solo hay tres».
Apasionado de la poesía romántica, durante su ministerio estuvo primero en Polonia y después en Kiev, en donde, durante cuatro años, proclamó el Evangelio en una parroquia que había sido cerrada y transformada en una sala para conciertos. Logró recobrarla parcialmente como iglesia. «Durante mi formación en los años sesenta bajo el régimen soviético había que aprender a fuerzas el ruso, de esta manera el Espíritu Santo me preparó a esta bella experiencia misionera en el ex imperio soviético». En 1997 viajó a Asgabat, la capital de Turkmenistán. «La comunidad católica —explicó— es de unos 200 fieles, pero nuestros contactos se extienden a los cristianos de otras confesiones y a las personas y familias musulmanas que acogen de buen grado nuestras visitas. La característica de nuestra casa es ser un verdadero punto de encuentro no solo para cuestiones de fe, sino también para muchas relaciones humanas. Después de 19 años, me gustaría construir una pequeña iglesia y la sede de la Nunciatura apostólica».
La religión dominante en el país es el islam, pero tienen presencia, aunque sea muy pequeña, los cristianos (católicos, ortodoxos y evangélicos). «Hay doce parroquias ortodoxas. Tratamos de mantener relaciones de fraternidad con todos. Tenemos muy buenas relaciones con algunos evangélicos: con ellos, los domingos, compartimos la experiencia de la Palabra de Dios en nuestra capilla. Nos reunimos también para otros momentos de oración y de alabanza». Durante el Jubileo «vivimos una experiencia espiritual, sobre todo mediante la liturgia. Tratamos de estar cerca de las personas que están solas, enfermas, que son ancianas o que tienen cualquier otra dificultad. La primera ordenación sacerdotal de un joven turkmeno, que entró a nuestra Congregación, fue una gracia especial de este Año de la Misericordia. Otros dos jóvenes están en camino y estos son signos de esperanza para una Iglesia tan joven».
Cada día, los Oblatos dedican algunas horas a la oración y a la celebración de la Eucaristía, visitan a las familias no solo de religión católica y tratan de seguir espiritualmente a los enfermos. Uno de ellos, en Slavomir (a 700 kilómetros de la capital) hizo un pedestal de madera con, oculta, la cruz que esculpió como gesto de agradecimiento por su curación. «Me reveló que mientras estaba trabajando, los que veían la cruz lo regañaban: ‘No queremos ver este monstruo, escóndela’. Y es cuando entendí mejor la palabra de San Pablo, cuando dice que Jesús Crucificado será hasta el fin del mundo un escándalo para los que no creen».
Más allá de las tensiones internacionales, hay una convivencia pacífica con los «hermanos musulmanes. Participamos en las fiestas musulmanas a las que nos invitan. Nuestra voluntad es la de construir relaciones con todos y contribuir para cancelar el prejuicio de que los cristianos o los occidentales solo están interesados en la guerra o en la imposición de su civilización». Es otra cosa lo que le da miedo: «Cuando veo las iglesias vacías en Europa me preguntó qué está pasando, mientras en otras partes del mundo los cristianos hacen esfuerzos notables para ser fieles y ofrecer testimonio de su fe…».

Misioneros de San Columbano

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La Sociedad Misionera de San Columbano fue fundada formalmente en 1918 por los sacerdotes irlandeses Edward Galvin y John Blowick y toma su nombre de San Columbano, misionero irlandés del siglo sexto que evangelizó varios países de Europa.
Trabaja en Australia, Nueva Zelanda, Brasil, Gran Bretaña, Irlanda, China, Chile, Hong Kong, Fiji, Irlanda, Japón, Corea, Myanmar, Pakistán, Perú, Filipinas, Taiwán, Roma, Francia, México y Estados Unidos.
En los EE.UU. con coreanos, hispanos, filipinos y las comunidades chinas en Washington DC, Bristol, Rhode Island, Omaha, Nebraska, El Paso, Texas (y a través de la frontera en Ciudad Juárez, México) y California.
Fuente: www.columbanos.org

Ordenación episcopal

La solemne celebración litúrgica fue presidida por Monseñor Luigi Yu Runshen, Obispo de Hanzhong, con la concelebración de Monseñor Antonio Dang Mingyanf de Xi’an y de Monseñor Giuseppe Han Yingjin consagrado Obispo de Sanyuan el 24 de junio pasado. También estuvieron presentes Monseñor Giuseppe Tong Changping de Weinan, Monseñor Nichola Han Jide OFM Cap., de Pingliang, Monseñor Giuseppe Li Jing de Ningsia y el Obispo emérito de Sanyuan, Monseñor Giuseppe Zong Huaide. El Obispo de Fenyang, Monseñor Huo Cheng, de 83 años, ha debido dejar la ceremonia a causa de un malestar mientras Monseñor Francisco Tong Hui, 77 años, Obispo diocesano de Yan’an sólo pudo hacer una breve aparición dado su mal estado de salud. Estos prelados se encuentran todos en comunión con la Santa Sede y son reconocidos por el gobierno.
Monseñor Yan nació el 9 de abril de 1964 en una familia católica de la diócesis de Zhouzhi. Luego de estudiar entre 1984 y 1999 en el seminario de Zhouzhi, recibió la ordenación sacerdotal el 28 de agosto de 1991 mientras frecuentaba la universidad de Shaanxi. De 1993 a 1999 estudió en Roma, en la Universidad Urbaniana, consiguiendo la licencia y el doctorado en Teología. En el 2002 consiguió también una maestría en religión y sociología en la Catholic University of America en Washington. Al regresar a China, trabajó en parroquias y fundó un Centro para la formación y la investigación. Era vicerrector en el seminario de Xi’an y decano de los estudios teológicos. Un centenar de sacerdotes y cerca de 6,000 fieles, provenientes también de Zhozhi, participaron en la consagración del nuevo Prelado, que se realizó al aire libre en el distrito de Yulin, a 130 km de Yan’an.
Ordenaciones sacerdotales en la Diócesis de Yan’an
Más de mil fieles de la diócesis de Yan’an, en la provincia de la Shaa Xi, asistieron a la ordenación de tres nuevos sacerdotes diocesanos el 3 de octubre. La solemne ceremonia fue presidida por el Obispo Coadjutor de la diócesis, su excelencia monseñor Giovanni Battista Yang: fue su primera ordenación sacerdotal después de la consagración episcopal. Según lo informado a la Agencia Fides por Faith, los tres nuevos sacerdotes provienen de familias católicas, muy devotas, y fueron educados en la fe desde pequeños.
El actual distrito eclesiástico de Yan’an (Yulin), que cubre una superficie de 80,000 kilómetros cuadrados en las zonas rurales del norte de Shaanxi, tiene cerca de 60,000 fieles, dos obispos, 27 sacerdotes y religiosos, 8 seminaristas, 33 religiosas pertenecientes a las dos congregaciones de las Hermanas de Nuestra Señora de China y de las Misioneras de María. Hay 20 iglesias, una docena de lugares de culto, tres clínicas rurales de salud y una escuela primaria católica.
Monseñor Giovanni Battista Yang Xiaoting, de 46 años y 19 de sacerdocio, fue consagrado Obispo Coadjutor de Yan’an (Yulin) el 15 de julio de 2010, y asumió el cargo el 25 de marzo 2011, solemnidad de la Anunciación. Fue aprobado por la Santa Sede, por el episcopado chino y las autoridades gubernamentales que han permitido su ordenación.
Fuente: Agencia FIDES.

Jesucristo es el Rey del Universo

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Evangelio según San Lucas 23,35-43: 
El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: “Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!”.
También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: “Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!”.
Sobre su cabeza había una inscripción: “Este es el rey de los judíos”.
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: “¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros”.
Pero el otro lo increpaba, diciéndole: “¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo”.
Y decía: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino”.
El le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”.

Del fuego de los orígenes al arte de renacer

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Planteamiento

En principio a nadie debiera extrañar que hablemos del ciclo vital de los institutos de vida religiosa o consagrada. Toda realidad viviente tiene sus ciclos que comienzan con el nacimiento y concluyen con la muerte. También los grupos, las comunidades, los institutos nacen, se desarrollan, se debilitan y mueren. Toda realidad viviente está sometida a un inexorable ciclo vital.
A pesar de esto, sin embargo, creemos que a la Iglesia le ha sido concedido por Jesús el don de la perennidad: “Estaré con vosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos”, “sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella”. No así a cada una de sus instituciones o de sus grupos carismáticos. Y esto es bueno. La Iglesia necesita renovación, procesos de vida y muerte, como ocurre en la naturaleza. No debería, pues, extrañarnos, que hablemos con normalidad de los ciclos vitales de las congregaciones u órdenes religiosas.
Al contemplar el panorama que ofrece en la actualidad, a comienzos del siglo XXI, los institutos de vida consagrada o religiosa descubrimos que:
Algunos institutos mantienen una sorprendente vitalidad. Saben adaptar o recrear su visión carismática a cada uno los ciclos históricos de nuestras sociedades, a cada una de las culturas con las que entran en simbiosis. Ejercen también un atractivo sobre las nuevas generaciones que, se sienten interpeladas y llamadas por Dios a adherirse a ellos. Llama la atención cómo entre estas órdenes o congregaciones hay algunas que se originaron incluso en el primero milenio (orden benedictina) y otras son más que centenarias –instituidas o fundadas a lo largo de todo el segundo milenio–.
Otros institutos –y no son pocos– se encuentran en una fase de progresivo debilita-miento y desadaptación; apenas ejercen atractivo en las nuevas generaciones; la misión que realizan no tiene el sello de la creatividad, de la propuesta nueva y necesaria; resultan repetitivos, intrascendentes.
También hay institutos que nacen –especialmente en iglesias jóvenes– que no ofrecen especiales aportaciones nuevas, sino que repiten modelos inveterados y su aparente florecimiento se estanca posteriormente, ahogados, por las contradicciones de un modelo que con apariencia de nuevo resulta obsoleto.
Además de esto, hay que decir que si creemos en la cultura de la vida, la vida ha de ser protegida, defendida, cuidada desde el principio hasta el final. Esto vale también para los institutos religiosos. Hay que evitar abortos y eutanasias. Esa es la responsabilidad que cabe a nuestra generación. Los institutos de vida religiosa necesitan, por tanto, que la Iglesia defensora de la vida, defienda también su vida y no se muestre –como desgraciadamente acontece en algunas personas de nuestro tiempo– despreciativa e incluso pronostique demasiado precipitadamente –con un cierto sentimiento complaciente– su muerte.
Este es el contexto en el que quiero plantear este artículo: cómo cuidar la vida de las diversas formas de vida religiosa, cómo mantener lo más posible su biodiversidad y también mantenerlas en una vida digna el mayor tiempo de vida posible, saliendo al paso de cualquier ase-chanza contra ella. ¡Esa es nuestra responsabilidad ante el Dios de la vida!
CADA INSTITUTO DE VIDA RELIGIOSA-CONSAGRADA Y SU CURVA VITAL
Hace años Raymond Hostie en su famosa obra sobre la vida y muerte de las órdenes religiosas propuso un interesante esquema interpretativo para interpretar la historia de cada Instituto (1). Unos años más tarde el marianista norteamericano L. Cada y su equipo desarrollaron ese esquema (2), que aplicaron a la historia casi bimilenaria de la vida religiosa.
Cada instituto de vida religiosa está sometido a una “curva vital” propia de todos los organismos vivientes: fundación o fuego de los orígenes, expansión que se despliega en procesos constituyentes e instituyentes (constituciones e instituciones), momento de estabilización y culminación, tiempo de dudas y declive, procesos disgregadores y amenaza de muerte o extinción o posibilidades de tránsito, refundación o renacimiento.
1. EL FUEGO DE LOS ORÍGENES
En sus orígenes, a pesar de su pequeñez y precariedad, todo instituto es fuerte. El carisma de los orígenes tiene la energía de la semilla, el entusiasmo de lo nuevo, la esperanza activa que ante nada se arredra. Quienes en el grupo fundante han recibido el carisma son energizados y movilizados por él.
Cuando un instituto nace es mucho más poderoso que una congregación en declive y envejecida, aunque disponga de muchas instituciones y personas. Es muy diversa la situación de un instituto en “estado naciente” o en “estado de declive”.
Cuando arde el fuego de los orígenes es la ley del Espíritu aquella que dirige todo el acontecer: todavía no son necesarias normas, reglamentos. Basta con dejarse llevar por la energía carismática que arde en el corazón de todas las personas del grupo, especialmente las más sensibles a él.
El fuego de los orígenes prende fácilmente en nuevas personas que, poco a poco, van haciendo crecer al grupo.
2. LA CONSTITUCIÓN
En la medida en que el grupo sigue creciendo bajo el impulso del fuego de los orígenes se hace necesario plasmar ese espíritu carismático en un texto o en un itinerario espiritual. Es la forma de aunar voluntades, de organizar el pluralismo, de pactar unas normas básicas de misión y vida, que aseguren la primacía del carisma.
En este momento la Iglesia aconseja o pide a los fundadores o fundadoras que plasmen por escrito el proyecto originario carismático. Es cuando aparecen los textos constitucionales. Cuando la Iglesia particular o universal los aprueba, los institutos emergen como realidades eclesiales reconocidas y autorizadas.
Las constituciones ofrecen a una comunidad carismática su estructura básica y consolidan el proceso de agregación.
3. HACIA EL ESPLENDOR INSTITUCIONAL
Así constituida la comunidad y en situación de estado naciente, despliega una actividad desbordante al servicio de la sociedad y la Iglesia. La agregación de nuevos miembros y el deseo de realizar los sueños carismáticos van dando lugar a nuevas realizaciones.
“Aunque las instituciones parecen a veces tan tristes, los hombres son felices cuando las crean”. El florecimiento institucional de los institutos responde a la felicidad que habita a cada uno de sus miembros y el deseo de responder con generosidad a la voluntad de Dios.
En ese momento se instituye tal vez el primer centro educativo, el primer hospital, se hacen serios proyectos pastorales, catequéticos, misioneros.
El instituto comienza a contar con la confianza de otras comunidades eclesiales e inicia un proceso expansivo que lo lleva mucho más allá de donde pudo soñar al principio. Así el instituto se consolida y se estabiliza, se enriquece y adquiere prestigio social y eclesial.
4. LAS DUDAS Y EL DECLIVE
La consecución de objetivos y la realización progresiva de sueños muestra la validez de la inspiración carismática originaria. Existe, no obstante, el peligro de la autocomplacencia institucional, de dejarse llevar por el orgullo y la autosuficiencia. El punto culminante puede convertirse en el punto inicial del declive.
Es precisamente este momento aquel en el cual algunos miembros del instituto comienzan a cuestionar el rumbo tomado al confrontarlo con la inspiración carismática inicial. Lo que por unos es visto como bendición celestial, por otros es visto como desviación. Se abren debates dentro del instituto y se rompe la armonía interior; mientras unos justifican todo lo que se va realizando, otros lo someten a un juicio implacable.
Las instituciones se vuelven rutinarias y poco moldeables a la innovación. El instituto comienza a tener menos atractivo en las nuevas generaciones, porque va perdiendo sus perfiles carismáticos; la misión es considerada, más bien, trabajo o empleo; la economía comienza a tener un protagonismo determinante; decrecen las vocaciones; la vida religiosa se aburguesa; se pierde la radicalidad; muchos se refugian en el invidualismo. El instituto comienza a entrar en situaciones caóticas. Todo comienza a preanunciar el declive.
5. ¿MUERTE O TRANSICIÓN?
Cuando un instituto envejece, entra en crisis, no se regenera, se plantea qué hacer para salir del caos. Se espera de los superiores que no se resignen a la muerte anunciada y busquen las soluciones más adecuadas. Una de las soluciones a las que más se recurre en nuestro tiempo es la revisión de organismos, la reducción o la fusión. Se espera de estos procesos de reunificación, reestructuración o reorganización, una solución a la crisis. Es probable que estas iniciativas sean, en última instancia, cuidados paliativos, que no consigan la regeneración deseada.
Que un instituto muera, después de haber recorrido un itinerario carismático fecundo y fiel, no es una desgracia. El Dios de la historia y de la vida determina tanto el inicio como el final. Hay casos en los cuales lo más responsable ante Dios es vivir el fin desde el “ars moriendi charismatica”. Jesús mismo nos lo enseñó cuando nos dijo: “Os conviene que yo me vaya… De otra manera no vendrá a vosotros el Espíritu”. Creo que en más de un instituto los sobrevivientes deberán ejercitarse en el arte del bien morir carismático: dando paso al Espíritu y ofreciendo lo mejor hasta el final, como el Señor Jesús en Getsemaní y en el Calvario.
Pero puede ocurrir, así mismo, que no sea voluntad de Dios el fin del instituto, sino su refundación en un tiempo nuevo. En ese caso, el Espíritu Santo adquirirá un nuevo protagonismo: alentará sobre los huesos secos y resucitará lo que está muriéndose. El Espíritu Santo se servirá de un movimiento carismático y autopoiético. En esos momentos, la anciana vida religiosa puede escuchar del Maestro las palabras dirigidas a Nicodemo: “Te conviene nacer de nuevo”. No hay que resignarse a la muerte. Pero es necesario aprender de la historia de la vida religiosa.
LA VIDA RELIGIOSA Y SUS CICLOS HISTÓRICOS
La vida religiosa ha mostrado a lo largo de la historia de la Iglesia una impresionante vitalidad. Ha ido generando ciclos históricos que se han ido sucediendo con sus altibajos, con sus luces y sombras. De todas formas, el cuerpo eclesial se ha visto movilizado y en no pocas ocasiones revitalizado por ella. Disponemos de interesantes y bien documentadas síntesis de esta historia (3).
En ese conjunto histórico de vida y formas de vida religiosa se pueden detectar momentos de nacimiento y renacimiento, momentos de despliegue y fecundidad, de estabilización y mantenimiento, de crisis y declive y de muerte o desaparición o tal vez de transición a un nuevo momento (4).
Resultado de ello es la periodización de la historia de la vida religiosa en seis etapas, en cada una de los cuales se verifica un momento de vitalidad, otro de estabilización y otro de decadencia:
1º etapa: Fundaciones de la vida monástica en Siria y Egipto (entre los años 200 al 500).
2º etapa: El benedictinismo en Europa (entre el 500 y el 900).
3º etapa: Reforma de Cluny y origen del Císter (entre el año 900 y el 1200).
4º etapa: Era mendicante (entre los años 1200 y 1500).
5º etapa: Era de las congregaciones apostólicas (entre los años 1500-1800).
6º etapa: Era misionera (entre los años 1800 hasta hoy)
En la 1ª etapa surge el monacato –tanto masculino como femenino– y nos encontramos con dos siglos de enorme vitalidad, frescura, espontaneidad y fecundidad tanto en Egipto como en Siria. Pero ya en el 451 el concilio de Calcedonia testifica un cierto declive del monacato, sobre todo egipcio. Lo único que de éste quedó fue implantado por Casiano en Galia.
En la 2ª etapa aparece el movimiento monástico benedictino. Benito escribió su Regla (año 540). Su influencia fue muy notable en el ámbito religioso, cultural, social y se expandió admirablemente. Pero también llegó una etapa de acomodación y crisis, en torno al 750, en la que tuvo que intervenir Carlomagno.
La 3ª etapa se inicia con el movimiento de reforma benedictina de Cluny es uno de los más importantes por su acierto. El Císter quiso recuperar lo mejor de la regla de Benito. Pero después, a finales del siglo XII se encontraron llenos de riquezas y fueron perdiendo su impacto espiritual.
La 4ª etapa se inicia con las fundaciones de órdenes mendicantes y conventuales (Franciscanos, Dominicos, Carmelitas, Agustinos, Servitas etc.) y también de instituciones femeninas tanto en el ámbito contemplativo como apostólico. Mostraron a partir del siglo XIII un nuevo modelo de vida religiosa, enormemente relevante para su tiempo. El modelo mendicante se desarrolló y expandió muy rápidamente, con un gran impacto en la espiritualidad y en la cultura. Pero, a partir del siglo XIV comienzan a aparecer signos de declive, que requerirán nuevas propuestas.
Se abre la 5ª etapa con las fundaciones de no pocas órdenes y congregaciones –masculinas y femeninas– dedicadas al apostolado (clérigos regulares, órdenes dedicadas a la educación, a la salud, congregaciones apostólicas). Se trata de institutos que se especializan en los diversos ministerios de la Iglesia. Pero el proceso se ve interrumpido por la supresión por parte de la sociedad de no pocas órdenes religiosas y expulsión de ellas.
Esto hizo surgir una nueva etapa, (la 6ª), en la cual emergen muchísimos institutos de vida religiosa femenina y masculina, que tienen como objetivo apoyar la misión de la Iglesia, tanto ad gentes como la misión introversa de la Iglesia (catequesis, educación, sanidad, marginación). Nos encontramos hoy en la fase en que no pocos de estos institutos se encuentran envejecidos, desvitalizados.
Como vemos se trata de una curva vital que dura unos trescientos años. Sería absurdo ver en ello un determinismo fatalista e inexorable. De hecho, ha habido órdenes monásticas, mendicantes y apostólicas que han logrado superar ese fatalismo a través de la gracia de Dios y la correspondencia a ella con importantes e inteligentes reformas y refundaciones. Una historia tan compleja como la vida religiosa no puede introducirse sin reduccionismo en un esquema cíclico, pero, al menos, puede servirnos como marco pedagógico de referencia.
En este proceso –con las salvedades anteriormente dichas– hay siempre un momento creador, liminal, innovador, autopoético, ilusionante. Hay personajes a través de los cuales el Espíritu se expresa y actúa. En cambio, el final del proceso se caracteriza por la rutina, la repetición, el desencanto. En los momentos críticos la vida religiosa tiende a refugiarse en sus centros de seguridad y evitar túneles y travesías del desierto. Se prefiere más lo malo conocido, que lo bueno por conocer, el recurso al esplendor del pasado en creciente deterioro –a través de celebraciones centenarias o memoriales– que la transformación e innovación que el futuro requiere. En esos casos suelen faltar personas luminosas y clarividentes; y si existen, quedan marginadas.
La vida consagrada en sus momentos fundacionales y netamente carismáticos ha mostrado un fuerte potencial de liminalidad, una liminalidad que en el conjunto de la iglesia tiene carácter profético, tal como la iglesia ha reconocido oficialmente en estos últimos años (5).
EL KAIRÓS: EL MOMENTO LIMINAL
En el actual momento histórico, no sólo la vida religiosa o consagrada, no sólo la Iglesia, sino la sociedad global se encuentran en una nueva etapa de transición, que bien podemos denominar “liminal”. Nos hallamos en un auténtico cambio de época y, por consiguiente, de paradigma. Nada extraño, por lo tanto, que nuestras instituciones de vida consagrada o religiosa se planteen cómo sobrevivir ante cambios tan serios que parecen amenazar la supervivencia de la herencia recibida.
¿Cómo hacer válidas hoy las características tradicionales de la vida religiosa, cómo retraducirlas en el nuevo paradigma que caracteriza a nuestro tiempo? Ante la crisis de los sistemas religiosos, ¿cómo plantear en nuestro tiempo el acceso a lo Santo y cómo configurar la espiritualidad tan añorada por nuestros contemporáneos? Religiosas y religiosos nos encontramos ante el desafío de entrar en esa franja liminal que deja atrás el territorio conocido del pasado, de la tradición y nos encamina hacia una nueva tierra, desconocida todavía. Es ahora el momento de descubrir las potencialidades de nuestra vocación en un tiempo en que la cultura tiene fuertes rasgos liminales.
1. LECTURA POSITIVA DEL MOMENTO ACTUAL
Creo que la vida religiosa se encuentra hoy en un “estado intermedio”, de peregrinación, de estabilidad inestable, o de inestabilidad estable. Es hoy más que nunca una experiencia de paso. Propio de la vida religiosa es encontrarse siempre entre dos mundos: como muertos al mundo y vivos para Dios, pero sin dejar de ser de este mundo. ¿No es la vida monástica-contemplativa un habitar fronterizo, en esa franja desértica que linda con el Misterio, donde se cultiva el jardín del Edén, donde se mantiene una perenne lucha apocalíptica? ¿No es la vida apostólica un habitar fronterizo, en los límites del pensamiento y del sentido, en las periferias del dolor, la muerte y la marginación social? Ya desde sus orígenes la vida religiosa se situó en un éxodo bipolar y tenso entre el Paraíso del Edén y la Nueva Jerusalén apocalíptica. Es decir, en la liminalidad del pasado fundacional y del futuro del cumplimiento. Tal vez ésta sea la explicación de esa peculiar función simbólica que la vida religiosa ejerce cuando es auténticamente liminal.
Y, con todo esto, no nos hemos despegado de la condición cristiana en cuanto tal. ¿No presentaba así a los cristianos el discurso a Diogneto?:
“Habitan sus propias patrias, pero como forasteros… Toda tierra extraña es para ellos patria, y toda patria tierra extraña… Pasan el tiempo en la tierra, pero tienen su ciudadanía en el cielo… Se les mata y en ello se les da la vida”.
Y Gregorio de Nisa decía: “los que viven en virginidad se han colocado a sí mismos como una frontera entre la vida y la muerte” (6) .
2. LA SEDUCCIÓN DE LA LIMINALIDAD
Parece un milagro que -en este otoño de la modernidad- todavía haya jóvenes mujeres y hombres que sientan la seducción por esta vocación de liminalidad. Quizá sea porque cunde el pánico de la era del vacío. Porque se atiende a la alarma de Nieztsche: “El desierto crece. ¡Ay de aquel que alberga desiertos en su interior!”. Es, sobre todo, la fascinación del límite, del límite poético, artístico, del límite religioso, del límite simbólico, del límite sociológico. Las nuevas religiosas y religiosos, coincidiendo con sus liminales orígenes, traerán un nuevo rostro, después de la resaca de una modernidad exagerada: el religioso, la religiosa “se vuelve a situar a sí mismo ante el Misterio que le fundamenta y fuera del cual él apenas es nada” . Esa exagerada persistencia en la zona limítrofe, en los diversos límites del mundo, es vocación, pero también renuncia. Es luz, pero también casi siempre sombra.
Nos cabe a los religiosos y religiosas el monopolio de la experiencia liminal en nuestro tiempo. Estas experiencias liminales emergen por doquier, en los más diversos ámbitos y grupos humanos. La necesidad de un nuevo éxodo, de abandono de un mundo que no nos gusta es tan imperiosa, que se buscan desde distintos ámbitos, caminos de transformación. Por eso, hay políticos liminales, científicos liminales, pensadores liminales, religiosos liminales.
La vida religiosa quiere ofrecer la alternativa de la “liminalidad vital”. ¿No es hoy necesario transformar la vida, la forma de vivir, el estilo de vida?
En la medida en que se estabilice la nueva fase histórica, deberá quedar constancia de lo liminal. No es bueno que la gran Iglesia y su innumerable laicado, que la sociedad se trasladen permanentemente a la frontera, al límite. “Creced y multiplicaos”, dijo Dios. “Llenad la tierra”. Ese mandato no quedó invalidado con el mensaje del Reino. “¡Vete y anuncia el Reino de Dios!” es el mandato de Jesús a quienes a veces intentan desentenderse de su mundo.
Sólo a unos pocos dice: “¡Ven!”. Es la llamada hacia la liminalidad, como estilo de vida. Es la llamada a caminar sobre las aguas. Pero, a pesar de todo, no se pueden hacer alardes, porque casi todos se hunden alguna vez: “¡Mujeres, hombres de poca fe!, ¿por qué habéis dudado?”. Jesús, el Señor nos pide permanente vigilancia, “permanecer en la normalidad y crear en ella lo extraordinario”, vivir en el límite, en la frontera.
Dar un fuerte impulso al carácter liminal de toda la Iglesia, hoy más necesario que nunca, implica dárselo de una manera especial a las mujeres y hombres de la vida religiosa, que tienen una peculiar vocación limítrofe. La vida religiosa ha de resituarse de nuevo en los límites: cultura, existencial, antropologico, sociológico, religioso. Hoy se siente llamada a desprenderse de todo aquello que la “centra” social y eclesialmente.
La vida religiosa se siente llamada a ser “signo limítrofe”, señal en esa zona en la que se da la conjunción y disyunción del mundo; sabe que puede marcar -junto a otras personas y grupos liminales- la línea flotante en el horizonte de la trascendencia. Y no sólo los contemplativos. El Dios crucificado está y se revela en los márgenes, no sólo en el límite entre la tierra y el cielo. También, sobre todo, en el límite entre lo humano y lo infrahumano, entre la tierra y el infierno.
3. UNA FORMA DE VIDA «INTERESANTE» PARA NUESTRO TIEMPO
La vida consagrada o religiosa contribuye a la biodiversidad de la sociedad y de la Iglesia. Hay en ella tanta variedad que resulta impresionante y embellecedora. Si hacemos todo lo que hacemos por proteger la biodiversidad (especies protegidas) en la naturaleza, ¿cómo no hacer lo mismo en la Iglesia respecto a la vida religiosa?
No sólo el derecho canónico, sino también cada miembro de la Iglesia, especialmente quienes han recibido el don del ministerio ordenado, deberían incluir en su agenda pastoral un especialísimo aprecio a esta biodiversidad eclesial.
La vida consagrada es, en cualquiera de sus formas, una vida “interesante”. Está cambiando de rostro ante un nuevo tiempo. Quienes esto descubren caminan hacia adelante, sabiendo que el justo, hasta en su ancianidad, produce fruto. ¿No fueron ancianos los profetas de la Navidad?
Esto afirmado, no podemos desperdiciar el “kairós” que nos ofrece el declive, las dudas, la amenaza de muerte. Lo importante no es nuestro futuro como institución, sino que demos futuro a la “misión de Dios”, a la “misión del Espíritu”. Si es necesario entregar la antorcha a otras generaciones, cuando se nos acaba el trayecto que se nos ha asignado, hagámoslo con generosidad y recorriendo ese último tramo con todo el entusiasmo. El futuro queda en manos de Dios.
La vida religiosa está abriéndose a una nueva época. Quienes sepan descubrir las pistas del Espíritu hacia el futuro, la puerta estrecha que da al futuro de Dios, sobrevivirán y se convertirán –por gracia del mismo Espíritu- en congregaciones autogenerativas.
Tanto desde un punto de vista histórico, como desde una reflexión antropológico-teológica, se puede decir que la vida religiosa –cuando es más fiel a su inspiración originaria y fundacional– aparece en la Iglesia y en la sociedad como una experiencia “liminal”. Y, dado que la experiencia liminal, es diferente según la cultura, según la época histórica, también hay que añadir que la vida religiosa ha sido experiencia liminal según esos condicionantes. Hoy es también “liminal” dentro de la liminalidad de nuestra cultura y del momento posmoderno que nos caracteriza.

Notas:
(1) Cf. R. Hostie, Vie et mort des Ordres religieux, Desclée de Brouwer 1972.
(2) L. Cada, Shaping the coming age of religious life, Sea-bury Press, New York, 1979.
(3) Cf. J. Alvarez Gómez, Historia de la Vida Religiosa. I. Desde los orígenes hasta la reforma cluniacense, PCl, Madrid, 1987; Id., Historia de la Vida Religiosa. II. Desde los Canónigos Regulares hasta las reformas del siglo XV, PCl 1989; Id., Historia de la Vida Religiosa. III. Desde la “Devotio moderna” hasta el con-cilio Vaticano II, PCl 1990; A. López Amat, El seguimiento radical de Cristo. Esbozo histórico de la Vida Consagrada, I-II, Ed. Encuentro, Madrid 1987;
D. Knowles, From Pachomius to Ignatius, Clarendon Press, Oxford 1966; R. Hostie, Vie et mort des ordres religieux, Desclée de Brouwer, Paris 1972
(4) Cf. D. O’Murchu, Religious Life: a prophetic vision. Hope and Promise for tomorrow, Ave Maria Preess, Notre Dame, Indiana 1991.
(5) Antes del Sínodo sobre la vida consagrada se expresó la relación entre vida religiosa e iglesia que en la Evangelii Nuntiandi, n. 69: “Desde la misma naturaleza de la vida religiosa los religiosos se insertan en el dinamismo de la iglesia que anhela sedienta lo Absoluto, que es Dios, y que se siente llamada a la santidad. Ellos son testigos de esta santidad, pues expresan en sí la iglesia en cuanto deseosa de entregarse al radicalismo de las bienaventuranzas”. El anhelo y la aspiración más profunda que da existencia a la vida religiosa, no es sino el anhelo y la aspiración de la misma iglesia. Los religiosos se sitúan por ello en su dinamismo, en su núcleo. Bien sabido es que la exhortación “Vita Consecrata” ha dedicado unos números preciosos a hablar sobre la vida consagrada como profecía. Concretamente en VC, 84 se propone como modelo de la vida consagrada a un profeta audaz y amigo de Dios, en el cual la vida religiosa ha visto uno de sus grandes paradigmas: el profeta Elías. De él resulta la exhortación apostólica VC seis características: a) Vivía en la presencia de Dios; b) contemplaba en silencio su paso; c) Intercedía por el pueblo; d) proclamaba con valentía su voluntad; e) defendía los derechos de Dios; f) se erguía en defensa de los pobres contra los poderosos del mundo (1 Rey 18-19).
(6) Cf. A Diogneto, V.4-12 7 Gregorio de Nisa, Traitè de la virginitè, XIV,1, Paris 1977, p. 437. 8 G. Marcel, Etre et avoir, Paris 1935, p. 255.
Fuente: www.vidareligiosa.es

Guerras y revoluciones

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Evangelio según San Lucas 21,5-19:
Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
“De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”.
Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?”.
Jesús respondió: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: ‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo está cerca’. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin”.
Después les dijo: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.”
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,
y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.
Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.
Gracias a la constancia salvarán sus vidas».

Todos los Santos 2016

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Al término de la guerra civil española, según el estudio de Antonio Montero Moreno, historiador y periodista que fue arzobispo de Mérida-Badajoz entre 1994 y 2004, en su tesis doctoral por la Universidad de Salamanca, el número de religiosos asesinados en la retaguardia republicana ascendió a 6,832, de las cuales 4,184 eran sacerdotes, 2,365 frailes y 283 monjas. Otras fuentes promovidas por la Iglesia, entre ellas el estudio de Vicente Cárcel Ortí para la preparación del “catálogo de los mártires cristianos del siglo XX”, solicitado por el papa Juan Pablo II en el marco del Gran Jubileo del Año 2000 amplían la estimación con 3,000 seglares, en su mayoría pertenecientes a la Acción Católica, con lo cual estiman en torno a 10,000 el número de víctimas pertenecientes a organizaciones eclesiásticas.
Los obispos asesinados fueron:

La magnitud e intensidad de la tragedia, para la cual hay un consenso general entre los especialistas e historiadores, es destacada por Antonio Montero Moreno, autor del estudio de los años sesenta, en su concentración en el tiempo:
En toda la historia de la universal Iglesia no hay un solo precedente, ni siquiera en las persecuciones romanas, del sacrificio sangriento, en poco más de un semestre, de doce obispos, cuatro mil sacerdotes y más de dos mil religiosos.
Por su parte, el historiador británico e hispanista Hugh Thomas, contextualiza la persecución religiosa a los comportamientos criminales en ambos bandos y destaca su extremismo, comparable según él, a otros periodos sangrientos de la historia europea: En ninguna época de la historia de Europa, y posiblemente del mundo, se ha manifestado un odio tan apasionado contra la religión y cuanto con ella se encuentra relacionado.
Hugh Thomas, La República Española y la Guerra Civil, página 257
La forma en que se llevó a cabo la rebelión militar y la forma en que respondió a ella el gobierno en las primeras horas provocaron un desenfreno que no se había visto en Europa desde la Guerra de los Treinta Años. En una zona se fusilaba a maestros de escuela y se quemaban casas del pueblo y en la otra, se fusilaba a sacerdotes y se quemaban iglesias.
Hugh Thomas, tomo 1, página 307
El también hispanista e historiador estadounidense Stanley G. Payne enlaza la magnitud del caso con otros periodos revolucionarios: La persecución de la Iglesia católica fue la mayor jamás vista en Europa occidental, incluso en los momentos más duros de la Revolución francesa.

Pérdida del patrimonio

Simultáneamente a los casos de violencia contra las personas, resultó afectada una gran parte de las propiedades y bienes eclesiásticos así como del patrimonio cultural asociado a las obras de arte en ornamentación, retablos, imágenes y lienzos, hechos que los autores católicos denominan “el martirio de las cosas”.
Durante la contienda, resultaron destruidas 20,000 iglesias, entre ellas varias catedrales, incluyendo su patrimonio artístico y sus archivos tanto como resultado de las acciones revolucionarias como por efectos de bombardeos indiscriminados como el de Guernica y Durango.
En Cataluña, el Presidente de la Generalidad, Lluís Companys, durante una entrevista a finales de agosto de 1936 por una periodista de L’Oeuvre declaró al ser preguntado sobre la posibilidad de reanudar el culto católico: …este problema no se plantea siquiera, porque todas las iglesias han sido destruidas.
En Madrid se destruyeron casi todas las iglesias mientras que en la vecina localidad de Getafe el monumento al “Sagrado Corazón” situado en la cima del Cerro de los Ángeles fue volado con dinamita el 7 de agosto de 1936.

Beatificaciones en 2007

El 27 de abril de 2007, la Conferencia Episcopal Española en su octogésima novena asamblea plenaria celebrada en Madrid, emitió un comunicado “Mensaje con motivo de la beatificación de 498 mártires del siglo XX en España” por el que se anunciaba una nueva ceremonia de beatificación, prevista para octubre de 2007, de 498 religiosos asesinados no solo durante la Guerra Civil española, sino también en los episodios de Asturias en 1934.
Juan Antonio Martínez Camino, secretario portavoz de la Conferencia, presentó a los medios de comunicación el 27 y el 28 de abril de 2007 la declaración sobre este acto declarando que constituye su aportación a la reconciliación nacional pues “los mártires, que murieron perdonando, son el mejor aliento para que todos fomentemos el espíritu de reconciliación” que será aprovechado como “un estímulo para la renovación de la vida cristiana” en España, pues “se trata, ante todo, de glorificar a Dios por la fe que vence al mundo“, en un contexto que considera que “…al tiempo que se difunde la mentalidad laicista, la reconciliación parece amenazada en nuestra sociedad.
Varias semanas más tarde, se manifestó el obispo de Tarazona, Demetrio Fernández, reafirmando la tradicional consideración de “mártires” según la Iglesia, reservada a las personas beatificadas y responsabilizando al marxismo y laicismo de su suerte: Se les pidió renunciar a su fe y ellos se mantuvieron firmes en esa fe y en su amor a Cristo. Con ello se pretendía borrar la fe y toda huella religiosa, en aras de una ideología totalitaria llena de odio contra Dios y contra la religión. Ideas marxistas y laicistas, plasmadas en personas concretas, se proponían borrar a Dios del mapa. Y en medio de tanta destrucción y de tanto odio, prevaleció el amor más grande. La Iglesia, experta en humanidad, con dos mil años de historia, reconoce en ellos a sus mejores hijos.
Fuente: Wikipedia. 

Beatos mártires de España

498 mártires que dieron la vida por Cristo durante la persecución religiosa de los años treinta del siglo XX en España fueron beatificados el 28 de Octubre por Su Santidad Benedicto XVI.
Ellos derramaron su sangre por la fe durante la persecución religiosa en España, en los años mil novecientos treinta y cuatro, treinta y seis y treinta y siete. Entre ellos hay obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos, mujeres y hombres; tres de ellos tenían dieciséis años y el mayor setenta y ocho.
Este grupo tan numeroso de beatos manifestaron hasta el martirio su amor a Jesucristo, su fidelidad a la Iglesia Católica y su intercesión ante Dios por todo el mundo. Antes de morir perdonaron a quienes les perseguían –es más, rezaron por ellos–, como consta en los procesos de beatificación instruidos en las archidiócesis de Barcelona, Burgos, Madrid, Mérida-Badajoz, Oviedo, Sevilla y Toledo; y en la diócesis de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Gerona, Jaén, Málaga y Santander:

Abilio Sáiz López OP
Adelfa Soro Bo OP
Adolfo Jaime (Antonio Serra Hortal), F.S.C.
Adolfo Mariano (Mariano Anel Andreu), F.S.C.
Agapio (José Luis Carrera Comas), F.S.C.
Agapito León (Remigio Olalla Aldea), F.S.C.
Agrícola Rodríguez G. de los Huertos, Sacerdote Diocesano
Agustín Renedo Martino, O.S.A.
Alberto (Nestor Vivar Valdivielso), F.M.S.
Alfonso del Sagrado Corazón de María, O.C.D.
Alfredo Fanjul Acebal, O.P.
Alonso Sánchez Hernández-Raner, O.F.M.
Álvaro Santos Cejudo, Laico
Amado Cubeñas Diego-Madrazo, O.P.
Anastasio Díez García, O.S.A.
Anastasio Garzón González, S.D.B.
Anastasio González Rodríguez, O.F.M.
Anastasio María Dorca Coromina, O.Carm.
Andrés Corsino M. Solé Rovira, O.Carm.
Andrés Gómez Sáez, S.D.B.
Andrés Jiménez Galera, S.D.B.
Andrés Majadas Málaga, O.F.M.
Ángel Andrés (Lucio Izquierdo López), F.M.S.
Ángel Hernández-Ranera de Diego, O.F.M.
Ángel María Prat Hostench, O.Carm.
Ángel María Presta Batlle, O.Carm.
Ángel Pérez Santos, O.S.A.
Ángeles (Mercedes Tuní Ustech), A.A.S.C.
Anselmo (Aniceto Falgueras Casellas), F.M.S.
Antero Mateo García, Laico
Antolín (Antonio Roig Alibau), F.M.S.
Antolín Astorga Díaz, O.S.A.
Antonio Cid Rodríguez, S.D.B.
Antonio Enrique Canut Isús, S.D.B.
Antonio Fernández Camacho, S.D.B.
Antonio María Arriaga Anduiza, O.S.A.
Antonio María de Jesús, O.C.D.
Antonio Mohedano Larriva, S.D.B.
Antonio Pancorbo López, S.D.B.
Antonio Rodrigo Anton, O.F.M.
Antonio Rodríguez Blanco, Sac. Dioc.
Antonio Sáez de Ibarra López, O.F.M.
Antonio Torrero Luque, S.D.B.
Antonio Varona Ortega, O.P.
Apolonia Lizarraga del Santísimo Sacramento, C.C.V.
Arnoldo Julián (Jesús Juan Otero), F.S.C.
Arturo García de la Fuente, O.S.A.
Avelino Rodríguez Alonso, O.S.A.
Balbino Villarroel Villarroel, O.S.A.
Bartolomé Blanco Márquez, Laico
Bartolomé Rodríguez Soria, Sac. Dioc.
Baudillo (Pedro Ciordia Hernández), F.M.S.
Belarmina de Jesús (Belarmina Pérez Martínez), A.A.S.C.
Benedicto José (José Bardalet Compte), F.S.C.
Benigno Prieto del Pozo, O.F.M.
Benito Alcalde González, O.S.A.
Benito Clemente (Félix España Ortiz), F.S.C.
Benito Garnelo Álvarez, O.S.A.
Benito Rodríguez González, O.S.A.
Benito Velasco Velasco, O.S.A.
Bernabé (Casimiro Riba Pi), F.M.S.
Bernardino Álvarez Melcón, O.S.A.
Bernardino Calle Franco, O.S.A.
Bernardino Irurzun Otermín, O.P.
Bernardo (Plácido Fábrega Juliá), F.M.S.
Blasa de María (Juana Pérez de Labeaga García), A.A.S.C.
Borja de Jesús (Mª Zenona Aranzábal Barrutia), A.A.S.C.
Buenaventura García Paredes, O.P.
Cándido Alberto (José Ruiz de la Torre), F.S.C.
Carlos Jorge (Dalmacio Bellota Pérez), F.S.C.
Carlos Rafael (Carlos Brengaret, Pujol), F.M.S.
Carmelo Juan Pérez Rodríguez, S.D.B.
Casta de Jesús (Teresa Vives y Missé), A.A.S.C.
Catalina Caldés Socias, O.F.M.
Cayetano José (Ramón Palos Gascón), F.S.C.
Cecilia (Concepción Iglesias del Campo), A.A.S.C.
Celestino Antonio (Ismael Barrio Marquilla), F.S.C.
Celestino José Alonso Villar, O.P.
Cipriano Alguacil Torredenaida, O.P.
Cipriano Polo García, O.S.A.
Cirilo Pedro (Cecilio Manrique Arnáiz), F.S.C.
Claudio Julián García San Roma, O.S.A.
Clemente de los Sagrados Corazones (Clemente López Yagüe), O.C.D.
Conrado Rodríguez Gutiérrez, O.S.A.
Constancio de S. José (José Mata Luis), O.C.D.
Constantino Malumbres Francés, O.S.A.
Crisóstomo (José Llorach Bretó), F.S.C.
Cristóbal Iturriaga-Echevarría, O.P.
Cruz Laplana y Laguna, Obispo
Dámaso Arconada Merino, O.S.A.
Dámaso Luis (Antolín Martínez Martínez), F.S.C.
Daniel de la Sagrada Pasión (Daniel Mora Nine), O.C.D.
Daniela de San Bernabé, C.M.
Diego Hompanera París, O.S.A.
Dionisio Luis (Mateo Molinos Coloma), F.S.C.
Dionisio Martín (José Cesari Mercadal), F.M.S.
Dionisio Terceño Vicente, O.S.A.
Dionisio Ullívarri Barajuán, S.D.B.
Domingo Alonso de Frutos, O.F.M.
Domingo Sánchez Lázaro, Sacerdote Diocesano
Edmundo Ángel (Pedro Masó Llagostera), F.S.C.
Eduardo del Niño Jesús, O.C.D.
Eduardo González Santo Domingo, O.P.
Eduardo María Serrano Buj, O.Carm.
Eleuterio Marne Mansilla, O.P.
Elías María Garre Egea, O.Carm.
Eliseo de Jesús Crucificado (Esteban Cuevas Casquero), O.C.D.
Eliseo M. Fontdecava Quiroga, O.Carm.
Eliseo María Maneus Besalduch, O.Carm.
Eliseo Miguel Largo, O.P.
Eliseo Vicente (Vicente Alberich Lluch), F.S.C.
Emerío José (José Plana Rebugent), F.S.C.
Emilio Arce Díez, S.D.B.
Emilio Camino Noval, O.S.A.
Enrique Canal Gómez, O.P.
Enrique Izquierdo Palacios, O.P.
Enrique Sáiz Aparicio, S.D.B.
Enrique Serra Chorro, O.S.A.
Enrique Vidaurreta Palma, Sac. Dioc.
Epifanio Gómez Álvaro, O.S.A.
Epifanio, (Fernando Suñer Estrach) F.M.S.
Esiquio José (Baldomero Margenat Puigmitjá), F.S.C.
Esperanza de la Cruz, C.M.
Estanislao García Obeso, O.P.
Estanislao Víctor (Augusto Cordero Fernández), F.S.C.
Esteban Cobo Sanz, S.D.B.
Esteban García García, S.D.B.
Esteban García Suárez, O.S.A.
Esteban Vázquez Alonso, S.D.B.
Eufrasio del Niño Jesús (Barredo Fernández), O.C.D.
Eufrosino María Raga Nadal, O.Carm.
Eugenio Andrés Amo, O.P.
Eugenio Cernuda Febrero, O.S.A.
Eusebio Andrés (Eusebio Roldán Vielba), F.S.C.
Eusebio del Niño Jesús (Ovidio Fernández Arenillas), O.C.D.
Eustaquio (Luis Villanueva Montoya), F.S.C.
Federico Cobo Sanz, S.D.B.
Federico Herrera Bermejo, O.F.M.
Felipa (Felipa Gutiérrez Garay), A.A.S.C.
Felipe Barba Chamorro, O.S.A.
Felipe José (Fermín Latienda Azpilicueta) , F.M.S.
Felipe José (Pedro Juan Álvarez Pérez), F.S.C.
Félix Alonso Muñiz, O.P.
Félix de la Virgen del Carmen (Luis Gómez de Pablo), O.C.D.
Félix Echevarría Gorostiaga, O.F.M.
Félix Gómez-Pinto Piñero, O.F.M.
Félix González Bustos, Sac. Dioc.
Félix González Tejedor, S.D.B.
Félix José (José Trilla Lastra), F.S.C.
Félix León (Felíx Ayúcar Eraso), F.M.S.
Félix Maroto Moreno, O.F.M.
Félix Paco Escartín, S.D.B.
Fernando Español, Sac. Dioc.
Fernando M. Llovera Puigsech, O.Carm.
Florencio Alonso Ruiz, O.S.A.
Florencio Arnaiz Cejudo, S.M.
Florencio Miguel (Ruperto García Arce), F.S.C.
Florencio Rodríguez Guemes, S.D.B.
Fortunato Andrés (Fortunto Ruíz Peña), F.M.S.
Fortunato Arias Sánchez, Sac. Dioc.
Fortunato Merino Vegas, O.S.A.
Francésc Mayol Oliver, M.SS.CC.
Francisca de la Encarnación (María Francisca Espejo y Martos), O.SS.T.
Francisco Alfredo (Francisco Mallo Sánchez), F.S.C.
Francisco Carlés González, O.F.M.
Francisco Edreira Mosquera, S.D.B.
Francisco Fernández Escosura, O.P.
Francisco Fuente Puebla, O.S.A.
Francisco José Martín López de Arroyave, S.D.B.
Francisco López-Gasco Fernández- Largo, Sac. Dioc.
Francisco Magín (Antonio Tost Llavería), F.S.C.
Francisco Maqueda López, Subdiácono
Francisco Marcos del Río, O.S.A.
Francisco Míguez Fernández, S.D.B.
Froilán Lanero Villadangos, O.S.A.
Frumencio (Julio García Galarza), F.M.S.
Gabino Olaso Zabala, O.S.A.
Gabriel de la Anunciación, O.C.D.
Gabriel Eduardo (Segismundo Hidalgo Martínez), F.M.S.
Gabriela de San Juan de la Cruz, C.M.
Gaudencio (Juan Tubau Perello), F.M.S.
Gerardo Gil Leal, O.S.A.
Gerardo Pascual Mata, O.S.A.
Germán Caballero Atienza, O.P.
Germán Martín Martín, S.D.B.
Gil Felipe (Felipe Ruíz Peña), F.M.S.
Gregorio Díez Pérez, O.P.
Heliodoro Merino Merino, O.S.A.
Heliodoro Ramos García, S.D.B.
Herlinda (Aúrea González Fernández), A.A.S.C.
Hermenegildo Lorenzo (Modesto Sáez Manzanares), F.S.C.
Hermilo de San Eliseo (Pedro Ramón Rodríguez Calle), O.C.D.
Hermógenes (Antonio Badía Andalé), F.M.S.
Higinio de Mata Díez, S.D.B.
Higinio Roldán Iriberri, O.P.
Hilarión Eugenio (Eugenio Cuesta Padierna), F.S.C.
Honesto María (Francisco Pujol Espinalt), F.S.C.
Honorato Alfredo (Agustín Pedro Calvo), F.S.C.
Honorio Hernández Martín, S.D.B.
Hugo Julián (Julián Delgado Díez), F.S.C.
Ildefonso Luis (José Llorach Bretó), F.S.C.
Indalecio María (Marcos Morón Casas), F.S.C.
Inocencio García Díez, O.P.
Isabelino Carmona Fernández, O.P.
Isaías María (Victoriano Martínez Martín), F.M.S.
Isidro Mediavilla Campo, O.S.A.
Isidro Ordoñez Díez, O.P.
Ismael (Nicolás Ran Goñi), F.M.S.
Jacinto García Riesco, O.P.
Jacinto Martínez Ayuela, O.S.A.
Jacob Samuel (José Enrique Chamayou Oulés), F.S.C.
Jaime Bertino (Antonio Jaume Secases), F.S.C.
Jaime de Santa Teresa, O.C.D.
Jaime Ramón (Jaime Morella Bruguera), F.M.S.
Jesús Largo Manrique, O.S.A.
Jesús Villaverde Andrés, O.P.
Joaquín de la Madrid Arespacochaga, Sac. Dioc.
Joaquín de San José, O.C.D.
Joaquín García Ferrero, O.S.A.
Joaquín Ochoa Salazar, S.M.
Jorge de San José, O.C.D.
Josafat Roque (Urbano Corral González), F.S.C.
José Agustín del Santísimo Sacramento (Tomás Mateos Sánchez), O.C.D.
José Agustín Fariña Castro, O.S.A.
José Álvarez Rodríguez, O.F.M.
José Antonio Pérez García, O.S.A.
José Aurelio Calleja del Hierro, O.S.A.
José Benito (José Mas Pujobrás), F.S.C.
José Blanco Delgado, S.D.B.
José Carmelo (Gregorio Faci Molins), F.M.S.
José Casas Ros, Seminarista
José Dalmau Regas, O.S.A.
José de Jesús María (José Vicente Hormaechea y Apoitia), O.SS.T.
José de Vega Pedraza, O.F.M.
José Delgado Pérez, O.P.
José Federico (Nicolás Pereda Revuelta), F.M.S.
José Gafo Muñiz, O.P.
José Gando Uña, O.S.A.
José Gutiérrez Arranz, O.S.A.
José Joaquín Esnaola Urteaga, O.S.A.
José Limón Limón, S.D.B.
José López Piteira, O.S.A.
José López Tascón, O.P.
José Luis Palacio Muñiz, O.P.
José María Azurmendi Mugarza, O.F.M.
José María Cánovas Martínez, Sac. Dioc.
José María Celaya Badiola, S.D.B.
José María de la Dolorosa (Vicente Álamo Jiménez), O.C.D.
José María Escoto Ruiz, O.Carm.
José María García Tabar, O.P.
José María Laguía Puerto, O.P.
José María López Carrillo, O.P.
José María Palacio Montes, O.P.
José Mariano de los Ángeles, O.C.D.
José Menéndez García, O.P.
José Noriega González, O.S.A.
José Peque Iglesias, O.S.A.
José Polo Benito, Sac. Dioc.
José Prieto Fuentes, O.P.
José Santonja Pinsach, O.P.
José Villanova Tormo, S.D.B.
Josefa de Jesús (Josefa Boix Riera), A.A.S.C.
Josefina Sauleda Paulis, O.P.
Juan Baldajos Pérez, O.S.A.
Juan Codera Marqués, S.D.B.
Juan Crespo Calleja, O.P.
Juan Crisóstomo (Juan Pelfort Planell), F.M.S.
Juan de Jesús María (Juan Otazua y Madariaga), O.SS.T.
Juan de la Virgen del Castellar (Juan Francisco Joya y Corralero), O.SS.T.
Juan de Mata (Jesús, Mechon Franco), F.M.S.
Juan de Mata Díez, Laico
Juan Duarte Martín, Diacono
Juan Herrero Arroyo, O.P.
Juan José de Jesús Crucificado, O.C.D.
Juan Larragueta Garay, S.D.B.
Juan Luis Hernández Medina, S.D.B.
Juan María Puigmitjá Rubió, O.Carm.
Juan Mendibelzúa Ocerin, O.P.
Juan Monedero Fernández, O.S.A.
Juan Pérez Rodríguez, O.S.A.
Juan Sánchez Sánchez, O.S.A.
Julián Navío Colado, O.F.M.
Julián Zarco Cuevas, O.S.A.
Julio Alfonso (Valeriano Ruíz Peral), F.S.C.
Julio Marcos Rodríguez, O.S.A.
Julio María Fincias, O.S.A.
Julio Melgar Salgado, Sac. Dioc.
Justino Alarcón Vera, Sac. Dioc.
Justo Arévalo y Mora, Sac. Dioc.
Justo Juanes Santos, S.D.B.
Ladislao Luis (Isidro Muñoz Antolín), F.S.C.
Lamberto Carlos (Jaime Mases Boncompte), F.S.C.
Laureano Carlos (Pedro Sitjes Puig), F.M.S.
Laurentino (Mariano Alonso Fuente), F.M.S.
León Justino (Francisco del Valle Villar), F.S.C.
Leonardo José (José María Aragonés Mateu), F.S.C.
Leoncio Arce Urrutia, O.P.
Leoncio Lope García, O.S.A.
Leónides (Jerónimo Messegue Ribera), F.M.S.
Leónides Francisco (Colóm González), F.S.C.
Leopoldo José (Florentino Redondo Insausti), F.M.S.
Liberio González Nombela, Sac. Dioc.
Licarión (Ángel Roba Osorno), F.M.S.
Lino Fernando (Victor Gutierrez Gómez), F.M.S.
Lorenzo Arribas Palacio, O.S.A.
Lorenzo Gabriel (José Figuera Rey), F.S.C.
Lorenzo Santiago (Emilio Martínez de la Pera y Álava), F.S.C.
Lucas de San José, O.C.D.
Luciano Pablo (Germán García García), F.S.C.
Luciano Ramos Villafruela, O.S.A.
Lucila María de Jesús (Lucía González García), A.A.S.C.
Lucinio Ruiz Valtierra, O.S.A.
Ludovico María Ayet Canós, O.Carm.
Luis Abia Melendro, O.S.A.
Luis Blanco Álvarez, O.S.A.
Luis de Jesús (Joseph-Louis Marcou Pecalvel) , F.S.C.
Luis de San Miguel de los Santos (Luis de Erdoiza y Zamalloa), O.SS.T.
Luis Echevarría Gorostiaga, O.F.M.
Luis Furones Furones (Arenas), O.P.
Luis Gutiérrez Calvo, O.S.A.
Luis María de la Merced, O.C.D.
Luis Martínez Alvarellos, S.D.B.
Luis Suárez Valdés, O.S.A.
Luisa de la Eucaristía (Luisa Pérez Andriá), A.A.S.C.
Mª Dolores de Jesús Crucificdo (Mª Dolores Monzón Rosales), A.A.S.C.
Mª Dolores de la Santísima Trinidad (Mª Dolores Hernández Santorcuato), A.A.S.C.
Macario Sánchez López, O.S.A.
Magdalena (Magdalena Pérez), A.A.S.C.
Magdalena Fradera Ferragutcasas, C.M.F.
Mamerto Carchano Carchano, Sac. Dioc.
Manuel Álvarez Álvarez, O.P.
Manuel Álvarez Rego de Seves, O.S.A.
Manuel Borrajo Míguez, S.D.B.
Manuel Fernández Ferro, S.D.B.
Manuel Formigo Giráldez, O.S.A.
Manuel Gómez Contioso, S.D.B.
Manuel Gutiérrez Ceballos, O.P.
Manuel Martín Pérez, S.D.B.
Manuel Moreno Martínez, O.P.
Manuel Santiago Santiago, O.P.
Manuela del Sagrado Corazón (Manuela Arriola Uranga), A.A.S.C.
Marcelino Ovejero Gómez, O.F.M.
Marcelo de Santa Ana, O.C.D.
Marcos Guerrero Prieto, O.S.A.
Marcos Pérez Andrés, O.S.A.
María de la Presentación (María García Ferreiro), A.A.S.C.
María del Camen Zaragoza Zaragoza, O.P.
María del Carmen Fradera Ferragutcasas, C.M.F.
María Patrocinio de San José, O.Carm.
María Refugio de San Ángelo, C.M.
María Rosa Adrover Martí, O.P.
María Rosa Fradera Ferragutcasas, C.M.F.
Mariano de San José (Santiago Altolaguirre Altolaguirre), O.SS.T.
Mariano León (Santos López Martínez), F.S.C.
Mariano Revilla Rico, O.S.A.
Martín Lozano Tello, O.F.M.
Martiniano (Isidro Serrano Fabón), F.M.S.
Mateo Garolera Masferrer, S.D.B.
Matías Espeso Cuevas, O.S.A.
Máxima de San José (Emilia Echeverría Fernández), A.A.S.C.
Maximino Fernández Marínas, O.P.
Máximo Valle García, O.S.A.
Melchor del Espíritu Santo (Melchor Rodríguez Villastrigo), O.SS.T.
Melchor del Niño Jesús (Melchor Martín Monge) O.C.D.
Melchor Martínez Antuña, O.S.A.
Miguel Beato Sánchez, Sac. Dioc.
Miguel Cerezal Calvo, O.S.A.
Miguel de Jesús (Jaime Puigferrer Mora), F.S.C.
Miguel Díaz Sánchez, Sac. Dioc.
Miguel Ireneo (Leocadio Rodríguez Nieto) , F.M.S.
Miguel Iturraran Laucirica, O.S.A.
Miguel Lasaga Carazo, S.D.B.
Miguel Léibar Garay, S.M.
Miguel María Solér Sala, O.Carm.
Miguel Menéndez García, O.P.
Miguel Molina de la Torre, S.D.B.
Miguel Peiró Victori, Laico
Miguel Rodríguez González, O.P.
Miguel Sanrromán Fernández, O.S.A.
Miguel Zarragúa Iturriaga, O.F.M.
Miquel Pons Ramis, M.SS.CC.
Miquela Rullan Ribot, O.F.M.
Narciso Estenaga Echevarría, Obispo
Nazario del Sagrado Corazón (Nazario del Valle González), O.C.D.
Nemesio Díez Fernández, O.S.A.
Nemesio García Rubio, O.S.A.
Nicasio Romo Rubio, O.P.
Nicolás de la Torre Merino, S.D.B.
Nicolás de Mier Francisco, O.S.A.
Olegario Ángel (Eudaldo Rodas Mas), F.S.C.
Onofre (Salvio Tolosa Alsina), F.S.C.
Otilia Alonso González, O.P.
Ovidio Beltrán (Esteban Anuncibay Letona), F.S.C.
Pablo Caballero López, S.D.B.
Pablo García Sánchez, S.D.B.
Pascual de Castro Herrera, S.D.B.
Pau Noguera Trias, M.SS.CC.
Pedro Alonso Fernández, O.S.A.
Pedro Artolozaga Mellique, S.D.B.
Pedro Buitrago Morales, Sac. Dioc.
Pedro Carbajal Pereda, O.S.A.
Pedro de la Varga Delgado, O.S.A.
Pedro Ferrer Marín, O.Carm.
Pedro Ibañez Alonso, O.P.
Pedro José de los Sagrados Corazones (Pedro Jiménez Vallejo), O.C.D.
Pedro Luis Luis, O.P.
Pedro Martínez Ramos, O.S.A.
Pedro Simón Ferrero, O.S.A.
Pedro Tomás de la Virgen del Pilar, O.C.D.
Pedro Tomás María Prat Coldecarrera, O.Carm.
Pedro Vega Ponce, O.P.
Perfecto Carrascosa Santos, O.F.M.
Perfecto de la Virgen del Carmen (Perfecto Domínguez Monge) O.C.D.
Pío Conde Conde, S.D.B.
Plácido del Niño Jesús (José Luis Collado Oliver), O.C.D.
Porfirio (Leoncio Pérez Gómez), F.M.S.
Prima de Jesús ( Mª Prima Ipiña Malzárraga), A.A.S.C.
Primitivo Sandín Miñambres, O.S.A.
Prisciliano (José Mir Pons), F.M.S.
Prudencia Canyelles Ginesta, Laica
Prudencio de la Cruz (Prudencio Gueréquiz y Guezuraga), O.SS.T.
Purificación de María (Purificación Martínez Vera), A.A.S.C.
Rafale Rodríguez Mesa, S.D.B.
Raimundo Eloy (Narciso Serra Rovira), F.S.C.
Ramiro Alonso López, O.S.A.
Ramón Alberto (Feliciano Ayúcar Eraso), F.M.S.
Ramón de la Virgen del Carmen (José Grijalvo Medel), O.C.D.
Ramón Eirín Mayo, S.D.B.
Ramón Tejado Librado, O.F.M.
Ramona Fossas Románs, O.P.
Ramona Perramón Vila, O.P.
Reginalda Reginalda Picas Planas, O.P.
Reginaldo Hernández Ramírez, O.P.
Ribogerto A. de Anta y de Barrio, Sac. Dioc.
Ricardo Marcos Reguero, O.S.A.
Ricardo Pla Espí, Sac. Dioc.
Román Martín Mata, O.S.A.
Romualdo de Santa Catalina, O.C.D.
Rosa Jutglar Gallart, O.P.
Rosaura de María (Rosa López Brochier), A.A.S.C.
Ruperta (Concepción Vázquez Áreas), A.A.S.C.
Sabino Ayastuy Errasti, S.M.
Sabino Hernández Laso, S.D.B.
Sabino Rodrigo Fierro, O.S.A.
Salvador Fernández Pérez, S.D.B.
Samuel Pajares García, O.S.A.
Santiago (Serafín Zugaldía Lacruz), F.M.S.
Santiago de Jesús (Santiago Arriaga y Arrien), O.SS.T.
Santiago Franco Mayo, O.P.
Santiago María (Santiago Sáiz Martínez), F.M.S.
Santiago Mate Calzada, O.F.M.
Santos (Santos Escudero Miguel), F.M.S.
Saturnino Ortega Montealegre, Sac. Dioc.
Saturnino Río Rojo, O.F.M.
Segundo de Santa Teresa (Segundo García y Cabezas), O.SS.T.
Senén García González, O.S.A.
Severino Montes Fernández, O.S.A.
Silvio (Victoriano Gómez Gutierrez), F.M.S.
Simò Reynes Solivellas, M.SS.CC.
Simón Miguel Rodríguez, O.F.M.
Sinforosa de la Sagrada Familia (Sinforosa Díaz Fernández), A.A.S.C.
Sulpicia del Buen Pastor (Dionisia Rodríguez de Anta), A.A.S.C.
Teodosio Rafael (Diodoro López Hernando), F.S.C.
Teódulo (Lucio Zudarie Aramendia), F.M.S.
Teódulo González Fernández, S.D.B.
Teófilo Montes Calvo, O.P.
Teresa Cejudo Redondo, Laica
Teresa Prats Martí, O.P.
Tirso de Jesús María (Gregorio Sánchez Sancho), O.C.D.
Tomás Alonso Sanjuán, S.D.B.
Tomás Gil de la Cal, S.D.B.
Tomás Sánchez López, O.S.A.
Ubaldo Revilla Rodríguez, O.S.A.
Valentín Díez Serna, O.F.M.
Valentín Gil Arribas, S.D.B.
Valeriano Luis (Nicolás Alberich Lluch), F.S.C.
Vicente Álvarez Cienfuegos, O.P.
Vicente Justino (Vicente Fernández Castrillo), F.S.C.
Vicente Majadas Málaga, O.F.M.
Vicente Peña Ruiz, O.P.
Vicente Rodríguez Fernández, O.P.
Vicente Toledano Valenciano, Sac. Dioc.
Víctor Chumillas Fernández, O.F.M.
Víctor Conrado (José Ambrós Dejuán), F.M.S.
Víctor Cuesta Villalba, O.S.A.
Víctor Gaitero González, O.S.A.
Víctor García Ceballos, O.P.
Victoriano Fernández Reinoso, S.D.B.
Victoriano Ibáñez Alonso, O.P.
Victorino José (José Blanch Roca), F.M.S.
Victorio (Martín Anglés Oliveras), F.S.C.
Vidal Luis Gómara, O.P.
Vidal Ruiz Vallejo, O.S.A.
Virgilio Edreira Mosquera, S.D.B.
Virgilio, (Trifón Lacunza Unzu) , F.M.S.
Vito José (José Miguel Elola Arruti), F.M.S.
Vivencio (Juan Núñez Casado), F.M.S.
Vulfrano (Ramón Mill Arán), F.M.S.
SIGLAS ORDEN RELIGIOSA
A.A.S.C Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y Caridad
C.C.V. Carmelitas de la Caridad – Vedruna
C.M. Carmelitas Misioneras
C.M.F. Misioneras del Corazón de María
F.H.M. Franciscanas Hijas de la Misericordia
F.M.S. Hermanos Maristas de la Enseñanza
F.S.C. Hermanos de las Escuelas Cristianas – La Salle
M.SS.CC. Misioneros de los Sagrados Corazones
O.C.D. Carmelitas Descalzos
O.Carm. Carmelitas. Orden del Carmen
O.F.M. Orden Franciscana – Franciscanos
O.P. Orden de Predicadores – Dominicos
O.S.A. Orden de San Agustín – Agustinos
O.SS.T. Orden de la Santísima Trinidad – Trinitarios
S.D.B. Sociedad Salesianos de Don Bosco – Salesianos
S.M. Compañía de María – Marianistas
Fuente: ACI Prensa/Conferencia Episcopal Española

Benedictinos de Silos

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El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, presidió la beatificación de cuatro mártires benedictinos que pertenecían al priorato de Silos en Madrid. Así, comenzó su homilía -informa la web de la diócesis- recordando al sacerdote Jacques Hamel, martirizado en Ruan hace pocos meses, quien afirmaba: “La santidad es un don de Dios. Es Él el que nos hace santos. No tengamos miedo de la santidad”. Tomando como base estas palabras, el prefecto de la Congregación de Causas de los Santos afirmó  que el padre Hamel “no tuvo miedo de la santidad, no tuvo miedo del martirio, como tampoco estos cuatro benedictinos mártires. Ellos no tuvieron miedo del martirio, de entregar la vida como supremo testimonio de fe”.Estos benedictinos “fueron fusilados en su patria a sangre fría, no por ser malhechores, sino por ser sacerdotes”. En aquel período –reconoció el purpurado– hubo tinieblas sobre la tierra. En enemigo de Dios logró por breve tiempo bañar de sangre inocente esta tierra bendita”.
Entonces, ¿por qué la Iglesia reabre esta página de la historia?”, se preguntó el cardenal Amato. “Porque quiere conservar la memoria de los justos, no de la injusticia que sufrieron”; la memoria de “una escuadra inmensa de fieles españoles que han sacrificado su vida para impedir la descristianización de España”, aseguró. Pero además, con esta celebración “la Iglesia quiere amonestar a todos, creyentes y no creyentes, a no repetir más esa historia de horror y de muerte, a crear hoy gestos de vida y encuentro, de acogida y comprensión, al ejemplo de estos mártires”. La iglesia invita a todos hoy «a la mansedumbre, la fraternidad y la alegría».
La celebración ha sido concelebrada por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro; el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco, y el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino SJ, así como por los arzobispos de Burgos, Tarragona, Bilbao, Alcalá de Henares y el obispo benedictino argentino monseñor Martín de Elizalde, el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini, y numerosos abades y priores de monasterios benedictinos de España y de Francia.
La ceremonia de beatificación se completa con dos eucaristías de acción de gracias: este domingo, en el priorato de Nuestra Señora de Montserrat, en Madrid, a las 12 horas; y el sábado 5 de noviembre, en el monasterio de Silos, a las 12 horas.
Fuente: es.zenit.org