Archivo de la categoría: Espiritualidad

Perdón y reconciliación

[Visto: 454 veces]

Evangelio según San Mateo 5,38-48.
Jesús, dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Cornelia ten Boom era una cristiana que junto con su familia ayudó a los judíos a escapar de los nazis en Holanda. Desafortunadamente ella y su familia fueron arrestados y ella era una prisionera en el campo de concentración nazi en Ravensbruck. Ella escribió un libro sobre sus experiencias de guerra llamado The Hiding Place. Después de la guerra, se encargó de viajar por Europa y dar charlas sobre el perdón entre pueblos y naciones. Su mensaje fue recibido por muchos, llevando las emocionales cicatrices de su experiencia en tiempos de guerra. Una noche, después de una charla en Munich, Alemania, un hombre se acercó a ella y le tendió la mano en un gesto de reconciliación. Corrie le miró a los ojos y lo reconoció como uno de los guardias más odiados de Ravensbruck. Por un momento se congeló y dijo una oración sincera a Dios para pedir la gracia de perdonar a este hombre. Dios vino por ella, y ella estrechó su mano y en su corazón se llenó de perdón hacia él*.
Pensé en esta dramática historia cuando leí el evangelio de este fin de semana (Mateo 5:38-48), porque es igualmente dramático. Jesús nos pide que no solo amemos a las personas que nos aman, a las personas atractivas e interesantes, o a las personas que son capaces de devolver nuestra amistad. Jesús dice “si amas a los que te aman, ¿qué recompensa tendrás? Incluso los recaudadores de impuestos… y paganos… Haz lo mismo“. Él espera más de nosotros, si realmente entendemos su enseñanza sobre el amor y el perdón. Él nos dice “ama a tus enemigos, y reza por aquellos que te persiguen“. Esto nos marcará como “hijos del Padre celestial“. Esto suena tan fácil, tan ideal, pero como muestra mi verdadera historia sobre Corrie ten Boom, en el mundo real, en situaciones reales, y con emociones y recuerdos reales no es tan fácil.
Jesús nos dice que ya no debemos pensar en términos de “ojo por ojo y diente por diente“, como escuchamos en Mateo 5:38, haciéndose eco de las palabras en Levítico 24:20, un testimonio del Antiguo Testamento de venganza. En ‘El violinista en el tejado‘ el personaje principal, Tevye, dice que si seguimos esta regla todos seríamos ciegos y sin dientes. De hecho, Jesús nos llama a una respuesta de amor y perdón más allá de lo que puede parecer fácil, natural o lógico. Al igual que el perdón del padre perdonador hacia el hijo pródigo (Lucas 15:11-32), no tiene sentido en la manera humana, pero suya es la lógica de Dios, como Dios nos ve y nos trata. Ese es su amor y perdón para con nosotros, y si seguimos a Cristo, debemos mostrar ese mismo amor y perdón. Un pedido alto, pero no respondemos solos. La gracia de Dios está con nosotros.
Nuestra primera lectura del Libro de Levítico (19:1-2, 17-18) refleja, no la venganza mencionada anteriormente en ese libro, sino la llamada de Dios, por medio de Moisés, para llamarnos a un amor inspirado por el amor de Dios por nosotros. Fuimos creados en amor y por amor por nuestro Creador. Él nos desalienta de la venganza y rencores, a vivir libremente como hijos de Dios, como niños bajo el pacto. En Jesucristo somos hijos del Nuevo Pacto, y nosotros también viviremos por esta orden de Dios.
Nuestro Salmo (103:1-2, 3-4, 8, 10, 12-13) nos recuerda que “El Señor es amable y misericordioso“, y si somos hijos de Dios deberíamos reflejar esas virtudes. Nuestro ‘Año de la Misericordia‘ en 2016 nos llamó “a ser misericordiosos como el Padre” y a compartir y expresar ese precioso regalo de una nueva vida con otros.
Nuestra segunda lectura, de la primera carta de San Pablo a los Corintios (3:16-23) nos recuerda quiénes somos. Somos “templos de Dios” y “el Espíritu de Dios mora en nosotros“. San Pablo nos ayuda a reconocer que quienes somos y lo que tenemos es un reflejo de la bondad y la bendición de Dios. Por lo tanto, debemos ejercer nuestros dones y habilidades con el entendimiento de que Dios está trabajando en y a través de nosotros.
La Palabra de Dios nunca es fácil de digerir para nosotros. Si no nos ofrece ningún desafío, tal vez no estamos escuchando lo suficientemente bien, o sólo escuchando lo que estamos seguros de que podemos hacer. Este fin de semana las lecturas nos llaman a una respuesta a situaciones de la vida real que tal vez no estemos seguros de enfrentar, tal como Corrie von Boom dudó -sin la gracia de Dios- en perdonar. Fue sólo a través de la gracia de Dios que ella podía perdonar a alguien que había sido una influencia malvada, y una amenaza, para su propia vida, y que había provocado sufrimiento e incluso la muerte a muchos otros.
Dudo que tengamos que enfrentarnos a una persona así en nuestras vidas – alguien que tenía el poder de hacernos daño, torturar y matarnos. Pero en nuestras propias vidas todos lidiamos con relaciones rotas que requieren perdón y reconciliación – dado y recibido. En casa, en el trabajo, en la escuela, y entre nuestros amigos Jesús nos llama a todos a ser agentes o perdón y reconciliación. En nuestra condición humana con demasiada frecuencia sólo pensamos en nuestros sentimientos, y en lo que se dijo o hizo para nosotros, y con demasiada frecuencia no reconocemos cómo lo que hemos dicho y hecho ha afectado a otros, cómo sus sentimientos han sido heridos. Cuando tenemos la humildad de reconocer nuestras propias faltas y fracasos, nuestras propias deficiencias y pecados, entonces estamos llamados a dar el siguiente paso y hacer algo al respecto, admitirlo ante la otra persona, aceptando la responsabilidad por lo que hemos hecho o no hemos hecho. Cuando estamos en el extremo receptor, sabemos que estas palabras y gestos son bienvenidos, tal vez incluso esperados y esperados. Cuando decimos “Lo siento” puede que no solo nos encontremos saludados con “Te perdono”, sino (en ese mismo sentido de humildad) “Yo también lo siento“. La vida y la amistad se restauran y la gracia una vez más se comparte. Los muros de división y sospecha se derrumban, y la vida puede comenzar de nuevo.
Este fin de semana nuestras lecturas nos presentan buenas noticias, que Dios está con nosotros y nos bendice mientras andamos en el camino del Señor Jesús. Cuando nos encontramos con los ‘pilotos en el camino’ -ya sean pequeños o gigantes (como con Corrie ten Boom)- podemos mostrar de qué estamos hechos, y que somos “perfectos” en el amor “como nuestro Padre celestial es perfecto”.

*Esta historia introductoria es tomada de Illustrated Sunday Homillies, Año A, Series II, por Mark Link, S.J. Tabor Publishing, Allen Texas. Página 61-62.

Benedicto XVI cambió la historia de la Iglesia

[Visto: 500 veces]

Solo una periodista, la corresponsal en el Vaticano de la agencia italiana Ansa, Giovanna Chirri, que comprendía bien el latín, se da cuenta de lo que el Papa estaba leyendo

Jesús ColinaPor Jesús Colina– www.eldebate.com
Aquel gesto de Joseph Ratzinger daría paso a un pontificado al que los cardenales le confiaban una hoja de ruta, suscitada por recientes escándalos: la reforma de la Curia Romana y, en general, de la misma Iglesia universal. La primera ya se ha cumplido. La segunda podría encontrar un momento culminante en octubre de 2024.
Nadie lo había anunciado. Era la mañana del 11 de febrero de 2013. En la sala del Consistorio del Palacio Apostólico del Vaticano, se encontraban reunidos los cardenales presentes en Roma para asistir al anuncio de la canonización de una santa colombiana, una mexicana y mártires italianos.
Hacia las 11:25, Benedicto XVI concluía la lectura de ese decreto. Algunos cardenales se disponían a levantarse de sus sillas para despedirse del Papa. Pero Joseph Ratzinger permanecía sentado. Los purpurados se miraban unos a otros sin saber qué hacer. Momentos de sorpresa.
Un sacerdote se acerca al pontífice y le entrega un papel. El Papa comienza a leer lentamente el texto de 20 líneas en latín: 259 palabras con las que un sucesor del apóstol Pedro anunciaba por primera vez su renuncia desde el siglo XV.

Texto de renuncia de Benedicto XVI.

«El Papa no puede dimitir con un comunicado de la sala de prensa» Federico Lombardi

Salta la noticia

Pocos se daban cuenta de lo que estaba sucediendo. La ceremonia se retransmitía a circuito cerrado en la Sala de Prensa del Vaticano. Pero casi no había periodistas.
El 11 de febrero es fiesta en la Santa Sede, pues se recuerdan los Pactos de Letrán que permitieron el restablecimiento de relaciones entre Italia y el Vaticano. Casi no había periodistas trabajando en un día del que no se esperaba nada.
Solo una periodista, la corresponsal en el Vaticano de la agencia italiana Ansa, Giovanna Chirri, que comprendía bien el latín, se da cuenta de lo que el Papa está leyendo. No podía creer a sus ojos. Para evitar el error de su vida, antes de mandar el despacho de agencia con la noticia, pide confirmación al padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, quien se había preparado cuidadosamente para la avalancha mediática. Ansa daba la noticia, estallaba la bomba en las redacciones de todo el mundo.
Ante los periodistas sorprendidos del método usado por Benedicto XVI, un discurso en latín, el padre Lombardi les explicó: «El Papa no puede dimitir con un comunicado de la sala de prensa».
Según el Código de Derecho Canónico, canon 332 párrafo 2: «Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie».
Muchas especulaciones surgieron entonces sobre los motivos de esta renuncia. Tras el fallecimiento de Benedicto XVI, hemos podido leer la carta en la que explicaba a su biógrafo, el periodista alemán Peter Seewald, que «el motivo central» fue el insomnio que había sufrido en los últimos años de su vida como pontífice, desde agosto de 2005.
Benedicto XVI imprimió de este modo un giro a la historia de la Iglesia con dos consecuencias decisivas.

El fin de un tabú

La primera consecuencia de la renuncia de Joseph Ratzinger es el final de una era en la que algo así era considerado únicamente como algo posible, pero casi inviable a nivel práctico. El último Papa en renunciar había sido Gregorio XII, quien dejó su cargo de sucesor del apóstol Pedro en 1415.
En las primeras sesiones del Concilio Vaticano II, en 1962, se discutió y se introdujo la obligación para los obispos de presentar su renuncia al Papa al cumplir los 75 años. Esta práctica se introdujo en la Iglesia sin sobresaltos, pero el Concilio no afrontó la posible renuncia del obispo de Roma.
Benedicto XVI había vivido de cerca los últimos años de enfermedad de san Juan Pablo II, quien como dijo su secretario personal, el cardenal Stanislaw Dziwisz, consideraba que no tenía derecho a «bajarse de la Cruz», que el Señor le había entregado.
Con el cuidado con el que Benedicto XVI preparó esa decisión, mostró a la Iglesia del futuro la manera en que un Papa puede pasar la mano a su sucesor en tiempos en los que la esperanza de vida sigue prolongándose cada vez más.

Un Papa con hoja de ruta

La segunda consecuencia fue la manera en que se celebró el cónclave de elección de Jorge Mario Bergoglio. Los cardenales eran conscientes de los escándalos en la Iglesia y en la Santa Sede que tuvo que afrontar Benedicto XVI. Algunos de ellos se encontraban muy impactados por sus efectos.
Antes del cónclave, todos los cardenales (incluidos los que habían superado los 80 años y no participarían en la elección) se reunieron en congregaciones generales, reuniones de intercambio sobre los desafíos de la Iglesia.
En esos encuentros quedó claro que el próximo Papa debía seguir una hoja de ruta: la reforma de la Curia Romana para superar definitivamente casos de corrupción que habían estallado poco antes; y, tras los casos de abuso sexual, una reforma de la Iglesia en general, menos encerrada y clerical, y más cercana a quienes se sienten excluidos.
En una de esas congregaciones, el arzobispo de Buenos Aires pronunció un breve discurso en el que explicaba que «la Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria».
Aquella intervención sería decisiva para su elección. En junio de 2022, el Papa Francisco terminaba la reforma de la Curia Romana y, en octubre de 2024, culminará el sínodo mundial sobre el futuro de la Iglesia, con el que busca aplicar plenamente la hoja de ruta que le encomendó el cónclave.
Nada de esto hubiera sido posible sin el gesto de renuncia de Benedicto XVI.

Cumpliendo los Mandamientos

[Visto: 466 veces]

Evangelio según San Mateo 5,17-37.
Jesús dijo a sus discípulos: «No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no desaparecerá ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos».
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio.
Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio.
Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor.
Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey.
No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos.
Cuando ustedes digan ‘‘, que sea sí, y cuando digan ‘no‘, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.Fieles alegres esperan al Papa en el aeropuerto de Ndolo para la misa en Kinshasa el 1 de febrero de 2023. La diócesis tiene 13 millones de habitantes, 7 millones de católicos. Su edad media: 18 años (Foto AP- Gregorio Borgia).

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

A veces, en nuestra condición humana, podemos caer en la tentación de tener una actitud minimalista. Podemos verlo en el estudiante que piensa: “¿Qué poco trabajo tengo que hacer para aprobar el curso?“, o en el conductor que piensa, o en el trabajador que piensa: “¿Qué poco trabajo puedo hacer hoy, sin que me descubran?“. Recuerdo que, de niño, cuando el sacerdote visitaba la clase, seguro que alguien preguntaba: “Padre, ¿hasta qué hora puedo venir a Misa, y seguir considerando que he ido a Misa?”. Esta actitud, por desgracia, es muy destructiva, porque rebaja nuestras expectativas sobre nosotros mismos y sobre los demás, no busca lo mejor, sino los mejores resultados con el menor esfuerzo. En esta actitud no hay lugar para el sacrificio, ni para el autocontrol, ni para la integridad.
Pensé en esta actitud cuando leí el evangelio de este fin de semana (Mateo 5:17-37). Los tres ejemplos que da Jesús van en la dirección opuesta al rasgo humano que acabo de describir. Utiliza ejemplos de los Mandamientos: No matarás, No cometerás adulterio y No levantarás falso testimonio. Desafía a su oyente a ir más allá de hacer lo mínimo, a reconocer lo que comunica una respuesta plena al Mandamiento. Esto da un poco de miedo, ya que nos lanza el mismo reto a nosotros, y habla tan dramáticamente de los que incumplen los Mandamientos. En su sabiduría nos muestra lo amplio e inclusivo que es realmente el Mandamiento. Esto amplía nuestra responsabilidad de actuar de acuerdo con la letra y el espíritu del Mandamiento, y no interpretarlo para adaptarlo a nuestra necesidad o situación. Las consecuencias de quebrantar el Mandamiento son realmente preocupantes por su gravedad: la cárcel y el infierno (Gehenna).
En la Primera Lectura del Libro del Eclesiástico (15:15-20) Dios revela la importancia de guardar los Mandamientos. Deja muy claro que es nuestra elección cómo respondemos – vida y muerte, bien y mal – pero, una vez más, Dios habla enérgicamente de las consecuencias de la elección equivocada. Nos consuela en este desafío con el hecho de que Dios nos da sabiduría para elegir bien, si realmente nos abrimos a su gracia. Los Mandamientos nos ayudan a evitar el pecado.
Nuestra Segunda Lectura de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios (2:6-10) San Pablo se hace eco del mensaje de la Primera Lectura sobre la sabiduría de Dios que es nuestra. La llama “misteriosa y oculta”, lo que nos lleva a creer que está en manos de Dios, no en las nuestras. Él la dará como crea conveniente. Una vez más, nuestra respuesta personal a Jesús marca la diferencia, estando abiertos a él, si participamos de la sabiduría de Dios. Lo que nos espera, en este caso, puede sorprendernos, como las palabras de Pablo (de Isaías 64:3), “Lo que el ojo no ha visto, ni el oído ha oído, ni ha entrado en el corazón humano, lo que Dios ha preparado para los que le aman”. San Pablo nos dice que Dios nos lo ha revelado “por el Espíritu”.
Mientras reflexionaba sobre el (largo) evangelio, me llamó la atención una frase en particular: “Si llevas tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí en el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano, y luego ven y ofrece tu ofrenda”. Esto me hizo pensar en la sensibilidad necesaria para saber lo que Dios nos pide. Es fácil identificar cuando alguien nos ha ofendido, cuando nos sentimos la “parte ofendida”, pero (en nuestra condición humana) no es tan fácil identificar cuando hemos ofendido a alguien, cuando el otro es la “parte ofendida”. En relación con los Mandamientos, creo que esto viene de mirarnos a nosotros mismos, a los demás, a la vida y al mundo con los ojos de Dios. Cuando comprendemos la voluntad de Dios y la intención con la que Dios nos creó, nuestros ojos se abren a nuevas formas de pensar, sentir, hablar y actuar. Entonces, no hay lugar para el minimalismo, ni para tratar de tomar el camino más fácil. Ese no es el camino del Señor Jesús, como se refleja en su vida, sufrimiento, muerte y resurrección. Jesús nos asegura que esta sensibilidad es posible, porque nos permite participar de su sabiduría. Si nos abrimos a su verdad y a su amor, su sabiduría será nuestra. Entonces veremos con los ojos de Jesús, oiremos con los oídos de Jesús, pensaremos con la mente de Jesús y sentiremos con el corazón de Jesús. Entonces, ¿cómo podemos equivocarnos? Esta unión con Cristo nos ayudará a cumplir “la ley y los profetas” porque estaremos compartiendo profunda e íntimamente la vida de Dios. Entonces sabremos cuando “nuestro hermano tiene algo contra nosotros” antes de que nos lo diga, o antes del tratamiento silencioso, o antes de la confrontación. La sabiduría de Dios nos despertará a las consecuencias de nuestras palabras y acciones, y nos dará la gracia para remediar nuestros errores, pasos en falso y pecados. Nuestra respuesta llena de gracia no será minimalista, sino que abarcará la plenitud del mensaje de Jesucristo. Su gracia nos animará a responder con todo nuestro corazón, mientras cumplimos sus Mandamientos.
El fundador de la Congregación de la Resurrección, Bogdan Janski, quería marcar la diferencia en el mundo. No quería que prevaleciera lo mínimo ni el statu quo. Decidió que la manera de cambiar el mundo sería a través de la economía. Así que estudió economía en la Universidad de Varsovia. Allí destacó, obtuvo una beca para la Universidad de París e incluso fue a Inglaterra a estudiar con John Stuart Mill. Sin embargo, al cabo de un tiempo Bogdan se dio cuenta de que la economía no era el camino para cambiar el mundo. En París entró en contacto con un grupo de reforma social, los Saint Simionistes, pero al cabo de un tiempo se dio cuenta de que ellos tampoco tenían la respuesta. En París entró en contacto con un grupo de intelectuales católicos que le ayudaron a recuperar su fe católica, que había abandonado, y a descubrir que Jesús tenía la respuesta, que el mundo se transformaría siguiendo fielmente a Jesús. Y así comenzó un proceso de conversión, y reunió a su alrededor a otras personas de ideas afines, en particular a nuestros cofundadores, Peter Semenenko y Jerome Kajsiewicz, y juntos formaron la Congregación de la Resurrección, para trabajar juntos por la resurrección de la sociedad.
Esta semana, animados por estas lecturas, confiemos en la sabiduría de Dios, y en la presencia del Espíritu Santo, para que nos lleven más allá de una actitud minimalista, a una plena conciencia de la vida de Dios en nosotros, y de cómo vivir y mostrar esa vida al mundo.

Disco completo de “African Credo“, de la Catholic Television of Nigeria y Jude Nnam; canciones que se cantan en las iglesias católicas de Nigeria, el país con los católicos más practicantes. Cualquier otro país con culto en lengua inglesa puede adaptarlas o usarlas.

8 fuerzas que en pocos años pueden hacer de África el futuro de la Iglesia Católica

Por Pablo J. Ginés– ReligionEnLibertad.com
¿Es África el futuro del cristianismo en general, y también de la Iglesia Católica? ¿Puede el cristianismo africano ser tan fuerte como para fecundar y reanimar la fe en el resto del mundo?
Las visitas del Papa a diversos países africanos y sus nombramientos de cardenales que pastorean megalópolis con millones de fieles han llamado la atención sobre el Continente Negro. Kinsasa es una diócesis de 13 millones de habitantes, de los que 7 millones son católicos, pastoreados por 1,200 sacerdotes, la mayoría jóvenes. La de Madrid tiene 3.3 millones de católicos; la de Milán, considerada la de más fieles en Europa, tiene 5 millones.
Al empezar el siglo XX, sólo 1 de cada 10 africanos era cristiano (de cualquier denominación). Pero, ahora, en 2020, son cristianos casi la mitad de los africanos.
Del total de católicos en el mundo, los africanos son 180 millones. Las cifras nunca son exactas ni actualizadas en África, pero se calcula que 1 de cada 6 o 7 católicos son africanos. Pero para 2050 (solo faltan 17 años) probablemente serán un 25%, o incluso un 33% de los católicos del mundo.
A nivel de crecimiento, no importa mucho si los Papas son magníficos o mediocres, o si se descubren abusos y corruptelas en la Curia vaticana o en las de distintos países. La Iglesia va a seguir creciendo, y mucho, en África. Vamos a analizar al menos 8 causas para ello. Y plantearemos la cuestión de si ese crecimiento puede provocar un efecto beneficioso en el catolicismo a nivel mundial.
Hay al menos 8 fuerzas que harán crecer la Iglesia en África.
1. Fe sin complejos ni vergüenzas
Casi todos los africanos creen en Dios y se tratan con Él. Si alguno no cree, no trata a Dios o a la creencia con desprecio. Le parece natural y lógico creer en un Creador, que además puede ser Providente. Es lo primero que notan los misioneros católicos cuando llegan a África: el africano entiende que Dios vive y a menudo actúa.
El cristiano pensará además que Dios es bueno, y el cristiano alfabetizado dirá que Dios no sólo es bueno, sino que está cerca de cada hombre y ama a los hombres.
Cuando un católico africano llega a Europa, es posible que se aleje de la Iglesia, bien porque trabaja mucho a horarios complejos y gana mucho dinero, bien porque hace amistades sin fe… pero nunca deja de creer. Y no tendrá vergüenza de creer, o de rezar, o de hablar de Dios, igual que hablará de su familia y sus seres queridos.
Esta es la mayor fuerza: la falta de vergüenza. Un africano quizá sienta vergüenza si habla de que sus bisabuelos comían carne humana, o traficaban con esclavos o tenían muchas esposas. O quizá no: son cosas del pasado, quedaron atrás y se cuentan como curiosidades. En cualquier caso, no dejará que historias antiguas condicionen su relación con Dios. La familia, los antepasados, la tradición, el linaje… son, sin duda, muy importantes, pero Dios lo es más. Se reza en público, se menciona a Dios con naturalidad. Dios cura, Dios ayuda, Dios acompaña, la gente lo vive y lo cuenta.
Esta libertad puede afectar incluso a nivel de cardenales y obispos en el mundo. Los cardenales africanos pueden marcar un liderazgo moral y profético ante otros más acomodados a las modas del opulento Primer Mundo. Sin complejos ni vergüenza, pueden defender una Iglesia que crea en milagros, sanaciones, matrimonio indisoluble, familias numerosas y muchas cosas más hoy impopulares en el envejecido Occidente.
Seminaristas en Sudáfrica, foto de Mlungisi Mabe.
2. Fertilidad: tienen hijos
Los africanos tienen hijos, y ven el tener hijos como una riqueza. Cristianas, musulmanas o animistas ven a veces a las monjas misioneras con cierta pena, porque ellas no tienen hijos. Las misioneras han de explicar que tratarán como hijos a todas las personas que cuiden, con el mismo amor de Dios.
En España, en 2020, la tasa de fecundidad (hijos por mujer en edad fértil, y no hay muchas españolas en edad fértil) es de 1.23. En Mozambique es 4.7; en Angola es 5.3; en Zambia es 4.4; en Tanzania, 4.8; en Uganda, 4.7; en Kenia 3.4.
En África, alfabetizar a las mujeres significa que se casarán más tarde y tendrán menos hijos. Pero menos hijos no son 1 o 2, sino más bien 3 o 4. En cualquier caso, la Iglesia crece por demografía: las familias cristianas tienen hijos, muchos, y les transmiten la fe. Cada uno de ellos también tendrá hijos. El gran reto de la Iglesia es escolarizar, educar y formar en la fe a una infinidad de niños.
3. Juventud: y eso significa ánimos y creatividad
La alta fertilidad significa que hay muchos niños, que se convierten en jóvenes, que a su vez serán fértiles y a muchos niveles: creatividad, dinamismo, imaginación, probar cosas nuevas… y eso es algo que la Iglesia necesita.
Nuevos estilos de música, nuevas formas de comunicarse, nuevas formas de escolarizar, nuevas formas de usar tecnologías… Todo eso renueva la Iglesia.
En Zamora (España), la edad media de la población es de 51 años. En Almería, la provincia española de edad más joven, la media es de 40. En cambio, la edad media de la población en Chad, Angola, Uganda, Congo, Malaui, Zambia, Mozambique y Benin oscila entre los 16 y 17 años.
Todos esos jóvenes querrán hacer cosas, y los que amen a Dios querrán hacer cosas para Dios, y allí casi todos los alfabetizados y catequizados aman a Dios. ¿Va a invertir la Iglesia universal en formarles, acompañarles y apoyarles en su creatividad?
A un obispo o sacerdote español rodeado de personas de 50 años o más le cuesta imaginar cómo es y será la Iglesia en África porque ha de pensar en clave de juventud.
4. Visión familiar y comunitaria: protege del individualismo
El cristiano africano no sólo “cree” en Dios, sino que celebra a Dios, y lo hace en comunidad. Según la encuesta World Values Survey de 2022, entre los que se declaran católicos, los que afirman ir a la iglesia una vez a la semana o más son:
94% en Nigeria,
73% en Kenia,
47% en México,
27% en España,
14% en Alemania.
Incluso si por sesgo de deseabilidad (por quedar bien) los encuestados exageran algo su asistencia, la proporción se mantiene. Los católicos africanos son practicantes, acuden a la parroquia en familia, saludan al resto de parientes, vecinos, amigos, celebran la fe, a menudo comen juntos o se quedan todo el día, los niños -que son muchos- ven a los primos -que son muchos- y juegan a juegos multitudinarios.
La Iglesia en África tiene pocos orfanatos. Los empezó a hacer a causa de la tragedia del sida, y también para casos especiales de niños y niñas muy maltratados o traficados. Pero por lo general en África el niño huérfano es adoptado por el clan, los primos, tíos y abuelos, que son muchos. La visión familiar es amplia, incluye a muchos parientes, linaje, muchas relaciones fuertes.
Lo curioso es que el cristianismo nació en un mundo así. La cultura judía de Jesús y de los apóstoles era así, y también la de los primeros cristianos. En la casa de Nazaret que visitan los peregrinos en Tierra Santa debía haber niños, primos y parientes entrando y saliendo todo el día. El cristianismo se diseñó para una cultura así, y por eso le cuesta prosperar en un mundo individualista.
Cuando San Pedro predicó al centurión Cornelio en Jaffa se bautizó él “y toda su casa”, que debía ser mucha gente porque sólo para hacer llamar a Pedro dedicó 3 criados. Mientras África mantenga su estructura familiar y comunitaria el cristianismo seguirá encajando bien en sus sociedades.
5. Idiomas y tecnologías de alcance universal
El siglo XXI es especial por su enorme interconexión a través de la tecnología. Hoy los misioneros jóvenes hacen videollamadas desde el móvil y el portátil a su familia en Europa desde lo más profundo de África. Y el migrante más pobre tiene un móvil para contactar con sus parientes.
Eso implica que un curso de catequesis, unos vídeos de YouTube de música cristiana, unos dibujos animados para niños (¡o adultos!) sobre Jesús pueden verse en todo el mundo.
Una barrera es el idioma, pero en África la desventaja se convirtió en ventaja. La necesidad de comunicarse entre etnias distintas implantó las lenguas europeas como lenguas francas: el inglés, el francés y el portugués. (También el swahili y el árabe, y en Guinea Ecuatorial sigue usándose el español).
Eso significa que puedes hacer comics manga bíblicos en Nigeria en inglés, o tutoriales de música cristiana en Senegal, y difundirlos por Internet en todos los países anglohablantes o francohablantes. Cursos bíblicos, apologética, entretenimiento y cultura cristiana… todo puede entrar y salir de África en las grandes lenguas internacionales.
Un predicador nigeriano puede haber tenido cientos de miles de visionados por Internet antes de poner el pie en Inglaterra o Estados Unidos para una gira de predicaciones. Un cura aburrido o un obispo poco ortodoxo en Europa o EEUU tendrá que competir con curas apasionados y obispos firmes en la fe que hablan claro en las redes internacionales en inglés o francés.
También pasa en negativo: cualquier líder sectario, hereje o vendedor de humo puede lanzar su mensaje. Pero, precisamente, la libertad para debatir y refutar reforzará a la Iglesia (mejores predicadores, mejores argumentos, mejores comunidades, mejor prensa católica) mientras que el aislamiento la adormece.
6. Conversos… pero hay que llegar antes que el Islam
En África la Iglesia no crece sólo por la vía tradicional de tener muchos hijos, bautizarlos y, cuando se puede, catequizarlos. También crece por la vía de la misión ad gentes, a los paganos, a las culturas animistas.
Se calcula que hay en el continente aún entre 70 y 75 millones de animistas o seguidores de religiones tradicionales. Se concentran en 5 zonas y en cuatro de ellas tienen contacto con el Islam, que también quiere convertirlos.
1- Guinea, Guinea Conackry, Guinea Bissau
2- Costa de Marfil, Benín (el país del vudú), Togo, Burkina Faso…
3- La frontera remota entre Camerún y Chad
4- Sudán del Sur, partes remotas de Etiopía
5- Mozambique, sobre todo lejos de la costa
6- Las zonas rurales de Madagascar, lejos de la capital
Los misioneros y obispos en África piden ayuda para llegar allí “antes que el Islam”. La mies es mucha, los obreros pocos. Quien llegue, abra un dispensario, una escuelita y organice a los locales, implantará su religión. Y la competición no es sólo con los musulmanes. También hay todo tipo de sectas locales (más o menos sincréticas y alocadas) y los misioneros protestantes (de todo tipo).
Sacerdotes y religiosos de la congregación Misioneros Apóstoles de Jesús, con presencia en los países de África Oriental de lengua inglesa.
7. Vocaciones… pero requieren medios
Una de las grandes fuerzas que hará crecer la Iglesia son las vocaciones sacerdotales y religiosas. En África, ser sacerdote es algo que da prestigio y respeto. Eso tiene su parte mala: ¿de verdad el seminarista quiere servir a Dios o quiere un empleo bien visto y seguro? Es deber de los obispos y congregaciones asegurarse de que los aspirantes tienen verdadera vocación. Pero incluso una vez rechazados los aspirantes no adecuados, tanto obispos como congregaciones dicen que tienen que rechazar a muchas vocaciones por falta de medios económicos para acogerlas y formarlas.
A África llegan “las sobras”, “migajas” de las diócesis ricas, se quejan algunos misioneros. Las Iglesias de países ricos gastan grandes cantidades en temas secundarios mientras en África miles y miles de jóvenes de ambos sexos quieren formarse y servir a Dios toda su vida y no pueden por falta de recursos.
Una institución casi extinguida en Europa, el Seminario Menor, está llena de vida en África. Miles de niños pasan por los seminarios menores: los que no se hagan sacerdotes serán catequistas y líderes laicos en sus comunidades (en África el catequista hace de casi todo) y llegarán así a cientos de feligreses.
Si la Iglesia universal se volcara en acoger, financiar y apoyar todas esas vocaciones, el continente cambiaría en una generación. Y el mundo también. Es el tipo de cambio de estructura que se requiere, porque el ardor ya está allí.
8. El creciente liderazgo femenino
La última gran novedad es el protagonismo creciente de la mujer africana en la Iglesia y la evangelización. La mujer siempre fue la sostenedora de la familia en África: cuidaba numerosos niños y lograba recursos con huertos o pequeños comercios y artesanías…
Los misioneros y ONGs cristianas pronto vieron que ellas eran especialmente buenas gestionando microcréditos, ahorrando, reinvirtiendo, organizándose en cooperativas, rindiendo cuentas, aprendiendo nuevos hábitos de salud y enseñándolos a sus hijos. En muchos casos y culturas, los hombres no eran tan fiables: podían malgastar más el dinero en caprichos, apariencias, alcohol… perseveraban menos en proyectos.
Una reunión de organizadoras de la Asociación de Consagradas de África Oriental y Central.
Poco a poco mujeres de mil culturas y lenguas y etnias africanas consiguen ser religiosas, laicas consagradas, profesoras de universidad y escuela, catequistas, doctoras rurales o de hospital… Infinidad de niñas africanas han mirado a las religiosas misioneras y han pensado: “quiero ser como ellas”. Y ahora han tomado un nivel de liderazgo que no tenían sus madres ni abuelas en la sociedad. Se pueden leer varios ejemplos en el libro Mujeres de África, de Raquel Rodríguez de Bujalance, o en el premio que da cada año la ONG Harambee a una emprendedora africana.
Eso no había pasado nunca en la historia africana, es novedoso y puede dar frutos increíbles. Es un nuevo impulso del “genio femenino” que no debe nada al feminismo ateo y antirreligioso (que en África no tiene nada que hacer) y sí debe mucho al ejemplo de las misioneras y la educación católica de las niñas. Si la Iglesia invierte más y más en las mujeres cristianas, conscientes y organizadas, África puede sorprender.
Por supuesto, África tiene mil retos difíciles. Pronto se cumplirán los 60 años de la independencia de la mayor parte de países: dos generaciones han pasado y persisten multitud de esclavitudes y pobrezas. Casi todos los africanos coinciden en denostar a su clase política y la corrupción. También persiste la explotación de potencias extranjeras.
Pero cada hornada de jóvenes con fe aporta esperanza, y en África abundan ambas cosas: jóvenes con fe y esperanza.

Llevar la luz de Jesucristo

[Visto: 423 veces]

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Evangelio según San Mateo 5,13-16.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Hay una historia sobre una misionera en la India que estaba enseñando a un grupo de niños sobre Jesús, describiéndoles todas sus cualidades: su bondad, su perdón, su generosidad, su amor y su defensa de la verdad. A medida que hablaba, uno de los niños parecía entusiasmarse cada vez más. Finalmente, le preguntó: “¿Qué quieres contarnos?“, a lo que el niño respondió: “Lo conozco, vive al final de mi calle“.
Una historia tan sencilla que ilustra el corazón del evangelio de hoy (Mateo 5:13-16), ser la luz del mundo. Jesús nos presenta dos imágenes fuertes en el Evangelio: la sal y la luz. Al reflexionar sobre el Evangelio, lo que más me llamó la atención fue la luz. En nuestro Bautismo somos iluminados por Jesús, y debemos caminar en su luz. Esto significa seguir su ejemplo, aceptar sus enseñanzas y vivir en unión con él a través de la oración, la lectura de su Palabra, la participación en sus sacramentos y en la vida de su comunidad. Entonces, por su gracia y nuestra perseverancia, nos convertimos en luz, la luz de Cristo. El niño de mi historia reconoció la luz de Cristo en su prójimo. Su vida reflejaba las virtudes y los valores que el misionero describió como la persona de Jesús.
En nuestra Primera Lectura de hoy del Libro del Profeta Isaías (58:7-10) Dios nos da una descripción de cómo debe ser el Pueblo de Dios. Habla de nuestra luz: “brotará vuestra luz como la aurora“. Estas palabras encuentran eco en las de Jesús en el Evangelio. A través del profeta también nos dice que seremos bendecidos y protegidos por llevar esa luz al mundo. Nos asegura que Dios responderá a nuestras oraciones cuando respondamos fielmente a la gracia de Dios en la alianza.
En la Segunda Lectura de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios (2,1-5), San Pablo da testimonio de cómo la gracia de Dios le ha permitido ser una luz para ellos. No ha sido su propia sabiduría la que se ha revelado a través de él, sino la sabiduría de Dios. Esto le ha ayudado a superar cualquier miedo o debilidad, para dar testimonio de Jesús. El poder de Dios se revelaba en él y a través de él. La luz de Cristo brillaba a través de él.
Por desgracia, a veces, en nuestra condición humana, pensamos que no marcamos la diferencia, que nadie nos mira ni nos escucha, que no tenemos influencia ni poder sobre nadie. Con demasiada frecuencia, esto nos impide actuar y responder a las necesidades de los demás. Podemos sentirnos desprevenidos o débiles -como San Pablo- hasta que acudimos al Señor Jesús y confiamos en su gracia, su sabiduría, su paz, su amor y su misericordia. Afortunadamente, para muchos de nosotros, una vez que nos arriesgamos y tratamos de utilizar bien lo que tenemos y lo que somos, descubrimos lo mucho que Dios nos ha bendecido, y descubrimos los dones y talentos que Dios nos ha dado. Tal vez podamos pensar en alguien de nuestra propia vida que fue una “luz” para nosotros, cuyo ejemplo de vida o consejo y palabras de aliento nos ayudaron a reconocer, abrazar y responder a la luz de Cristo. O podemos pensar en ocasiones concretas en las que podemos admitir con humildad que fuimos una “luz” para otra persona y que marcamos la diferencia con nuestras palabras y acciones. No se trata de ser orgullosos o jactanciosos, sino de dar crédito a la bendición de Dios en nosotros y a través de nosotros. Me imagino, en la historia que conté, que el vecino de aquel estudiante se habría quedado muy sorprendido -pero al mismo tiempo muy contento- al saber que el niño pensaba en él de esa manera, que era semejante a Cristo. En realidad, la mayoría de las veces no hacemos las cosas pensando “voy a dar testimonio de Cristo haciendo esto”, o “espero que alguien se dé cuenta”. Hacemos lo que nos sale naturalmente, “lo que somos”, y a veces no reconocemos cómo hemos servido a Cristo en las cosas que decimos y hacemos, sean profundas o sencillas, estén bien preparadas o sean accidentales. La luz de Cristo puede brillar a través de nosotros cuando nos dirigimos a Él y decimos -consciente o inconscientemente- “¡Aquí estoy, Señor!”.
Recuerdo que en una clase de Física, en algún momento del instituto, hicimos un trabajo con prismas. La luz blanca y clara brillaba a través del prisma y revelaba todos los colores del arco iris en la pared del aula. Era fascinante. Esa misma luz de Cristo se va a manifestar de formas igual de diversas y diferentes en y a través de cada uno de nosotros. Su luz es la misma, su amor y su verdad son los mismos, pero la forma en que demos testimonio y compartamos esa vida de Jesús será diferente en cada uno de nosotros. Ya sea en casa, en el trabajo, en la escuela o entre nuestros amigos, tenemos la oportunidad -y la llamada de Dios- de ser ese color distinto del arco iris en la vida de las personas con las que nos encontramos.
Hoy, abrámonos de nuevo a ser esa luz de Cristo, para que -como el niño de mi historia- los demás nos identifiquen con Jesucristo, por nuestras palabras y acciones, y para que sirva de comienzo para reconocer la luz, aceptar la luz, vivir la luz y compartir la luz de Cristo.
*Esta historia introductoria está tomada de Homilías dominicales ilustradas, Año A, Serie II, de Mark Link, S.J. Tabor Publishing, Allen Texas. Página 58.

Conferencia Episcopal de EE.UU. publica perfil de nuevos religiosos en el país

Católico de cuna, de 33 años, que rezaba regularmente el Rosario y participaba de la Adoración Eucarística antes de entrar en la vida religiosa, este es el perfil de los nuevos profesos.

La Conferencia Episcopal de Estados Unidos difundió una encuesta que revela el perfil de los religiosos que profesaron votos perpetuos en el año 2022.
168 religiosos profesaron votos perpetuos en 2022 en EE.UU.
Más de la mitad de los superiores de institutos religiosos de EE. UU. (484 de 737) respondieron a la encuesta, realizada por el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado de la Universidad de Georgetown. Según la información recabada, 168 religiosos profesaron votos perpetuos en el año 2022 en Estados Unidos, 80 hombres y 88 mujeres, de los cuales 114 respondieron a la encuesta.
Entre los nuevos profesos, el 84% afirmó que ambos padres son católicos. El 30% afirma tener un sacerdote o religioso en la familia. El 48% asistía a una escuela primaria católica y el 36% a una universidad católica. El 13% participó en una de las Jornadas Mundiales de la Juventud y el 9% participó en una Conferencia Nacional de la Juventud Católica.
Retiro Espiritual, Santo Rosario y Adoración Eucarística
Todavía entre los nuevos profesos, el 68% dijo haber asistido a un retiro antes de ingresar a la vida religiosa, el 70% rezaba el Santo Rosario con regularidad, el 77% participaba regularmente en la Adoración Eucarística, el 58% dijo que había recibido orientación espiritual y el 48% participaba en una grupo de Fe compartida o grupo de estudio de la Biblia.
El típico religioso recién profeso comienza a plantearse una vocación religiosa a los 18 años y conoce su instituto tres años antes de entrar en la vida religiosa. Entre los entrevistados, el 44% dice que algún religioso, amigo o párroco los animó a pensar en la vida religiosa; El 25% dice que recibió aliento de su madre y el 16% dijo que su padre los animó.
Fuente: Gaudiumpress.org

Papa Francisco en Sudán del Sur

[Visto: 314 veces]

Comienza la peregrinación ecuménica de paz de Francisco a Sudán del Sur

Después de tres días intensos en la República Democrática del Congo, el Pontífice llegó a Sudán del Sur, donde cumple la última etapa de su 40º viaje apostólico internacional, que comenzó el martes 31 de enero y termina el domingo 5 de febrero.

Por Sebastián Sansón Ferrari– Vatican News.
El avión del Papa Francisco ha aterrizado en el Aeropuerto Internacional de Yuba, capital de Sudán del Sur. En este país el Pontífice encabeza una peregrinación ecuménica de paz, acompañado por el Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields.
Es recibido por el Presidente de la República, el Señor Salva Kiir Mayardit, de la tribu Dinka, es el primer mandatario de Sudán del Sur independiente, tras la secesión del sur el 9 de julio de 2011.
Dos niños ataviados con trajes tradicionales obsequian flores al Obispo de Roma. Posteriormente, el Papa pasa ante la Guardia de Honor, se entonan los himnos y se efectúan los honores a las banderas.
Sucesivamente, el Papa y el Presidente se dirigen hacia la Sala VIP donde se presentó a las delegaciones y ambos tienen un breve encuentro privado. En un coche cerrado, Bergoglio se traslada hacia el Palacio Presidencial, que es la residencia oficial del Presidente de la República, recorriendo un trayecto de 5 kilómetros. El Palacio se encuentra junto al Mausoleo “John Garang”, un edificio donde se reúne la Asamblea Legislativa Nacional, y el complejo de Ministerios construido entre 1974 y 1978 por el gobierno regional, en la época de los Acuerdos de Paz de Addis Abeba.
El Santo Padre realiza la visita de cortesía al primer mandatario. El Papa es recibido junto a Welby y Greenshields a la entrada del Palacio, donde posan para una foto y Francisco firma el Libro de Honor. Francisco y el Jefe de Estado toman el ascensor hasta el estudio del Presidente, donde tiene lugar un encuentro privado.
Tras la foto oficial y el intercambio de regalos, el mandatario presenta a su familia. En paralelo, en la sala adyacente, están reunidos los Vicepresidentes de Sudán del Sur junto al Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano; el Cardenal Kurt Koch, Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos; Monseñor Edgar Peña Parra, Sustituto de la Secretaría de Estado; Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones internacionales; el Nuncio Apostólico, el Arzobispo de Canterbury y el Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia.
Francisco se reúne, a su vez, con los Vicepresidentes de la República: Riek Machar Teny Dhurgo (SPLM-IO), James Wani Igga (SPLM), Taban Deng Gai (SPLM-IO), Rebecca Nyandeng Garang De Mabior, esposa de John Garang, y Hussein Abdelbagi (Sudán del Sur Alianza Opositora).

Los compromisos del Papa en Sudán del Sur

La agenda oficial del Pontífice incluye un encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático en el jardín del Palacio Presidencial.
Este sábado 4 de febrero, en cambio, el Papa se reúne con los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas en la Catedral de Santa Teresa, luego con los miembros de la Compañía de Jesús en la Nunciatura Apostólica y con los desplazados internos en el “Freedom Hall”. También preside una oración ecuménica en el Mausoleo John Garang.
El domingo 5 de febrero, último día de su 40º viaje apostólico, Bergoglio celebra la santa misa en el Mausoleo y sale a las 11:30 hacia Roma, llegando al Aeropuerto Internacional de Roma-Fiumicino alrededor de las cinco y media de la tarde.

Claves de la crisis con la Iglesia alemana: ¿de dónde viene y hacia dónde va?

Los obispos alemanes han decidido continuar con la creación del Consejo Sinodal, pese a la oposición expresa del Vaticano

Clara GonzálezPor Clara González– www.eldebate.com
El pasado día 30 de enero, la Secretaría General del Sínodo del Vaticano, encabezada por el cardenal Mario Grech, dejó caer a los obispos del mundo que no traten de introducir ni imponer temas «subrepticiamente» en el proceso de escucha abierto por el Papa en la Iglesia católica y que culminará con una reunión del episcopado mundial en octubre de 2024.
El Sínodo de la Sinodalidad se encuentra ahora en su fase continental, que se cerrará en marzo de 2023, aunque la Asamblea final se celebrará en Praga entre los días 5 y 9 de febrero. El Camino Sinodal se plantea como un momento de reflexión de toda la Iglesia para conseguir que todos los bautizados –el Papa, los obispos, sacerdotes, consagrados y laicos– de manera real y efectiva caminen juntos en comunión y fraternidad.
La primera parte del camino, la fase diocesana, tuvo como misión recoger las propuestas, consultas y participaciones de las parroquias del mundo y elevarlas a nivel nacional. Por ejemplo, en España algunas de las más sorprendentes fueron las relacionadas con la ordenación de mujeres y el celibato opcional, aunque fueron minoritarias. En general, las preocupaciones más repetidas en la Asamblea final del Sínodo diocesano en nuestro país fueron la secularización de los bautizados, el vivir la liturgia de manera consciente y una revisión seria de los lenguajes, y hacerlos así inteligibles al pueblo de Dios.

Un quebradero de cabeza

Con algunas propuestas llamativas, el Camino Sinodal de España está siguiendo el plan marcado por la secretaría general del Sínodo y bien centrado entre sus zanjas. En cambio, no está siendo así en Alemania. El Sínodo alemán está comenzando a ser un quebradero de cabeza para el Papa, el gobierno de la Santa Sede y el secretario general del proceso, Mario Grech, que ven que los obispos germanos se alejan cada vez más de la senda de la Iglesia.
El último momento de mayor preocupación para el Vaticano llegó con una carta fechada el 21 de diciembre de 2022, firmada por cinco obispos alemanes, Gregor Maria Hanke de Eichstätt, Bertram Meier de Augsburgo, Stefan Oster de Passau, Rudolf Voderholzer de Ratisbona y el cardenal Rainer Maria Woelki de Colonia. Los firmantes preguntaban directamente al Dicasterio de la Fe: «¿Tengo que participar en el Comité sinodal porque la Asamblea sinodal así lo decidió? ¿Puedo participar?».

¿Qué es el Consejo sinodal?

¿Qué es ese comité por el que preguntaban? La institución, que pretende ser un paso previo a la creación de un Consejo sinodal, sería un órgano formado por 27 obispos diocesanos, 27 miembros nombrados por el Comité Central de los Católicos Alemanes y otros 20 a elegir por el Camino Sinodal en su próxima asamblea. Tendría carácter tanto consultivo como ejecutivo, y según la Santa Sede, su principal problema es que socava el papel y la labor de los obispos.
Fue el pasado 16 de enero cuando la Santa Sede se pronunció oficialmente al respecto de este Consejo sinodal. El secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin; el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis Francisco Ladaria; y el prefecto del Dicasterio de los Obispos, Marc Ouellet; tres de los colaboradores más estrechos del Papa Francisco firmaron una carta en la que se oponían a la institución, que había sido votada por el Sínodo de la Iglesia en Alemania (el Camino Sinodal), el pasado mes de octubre.
En la misiva, enviada en nombre del Papa Francisco, Parolin, Ladaria y Ouellet piden que su respuesta sea enviada a todos los obispos de Alemania antes del 23 de enero. «Los obispos no están obligados a participar en los trabajos del Consejo Sinodal», como está contemplado en los estatutos del Camino Sinodal, donde se especifica que las decisiones del proceso «no pueden limitar la autoridad de la Conferencia Episcopal y no son vinculantes para los obispos individualmente».

Bätzing no se rinde

«El Consejo Sinodal formaría una nueva estructura de gobierno de la Iglesia en Alemania que (…) parece situarse por encima de la autoridad de la Conferencia Episcopal Alemana y, de hecho, sustituirla», explicita claramente la carta de Roma, al tiempo que afirman los tres cardenales que nadie, «ni ninguna Conferencia Episcopal, tiene competencia para establecer el Consejo Sinodal a nivel nacional, diocesano o parroquial».
A pesar de la expresa oposición que llegada de Roma, Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, ha confirmado a través de un comunicado fechado el pasado 23 de enero que continuarán con la creación del órgano llamado Consejo Sinodal.
En su respuesta al Vaticano, Bätzing afirma que experimenta «la consulta sinodal como un fortalecimiento positivo de este oficio», el del obispo, y no como un debilitamiento del mismo. Según él, «la preocupación expresada en la carta de que un nuevo organismo podría estar por encima de la conferencia de obispos o socavar la autoridad de los obispos individuales es infundada». El Consejo sinodal apunta el obispo, se moverá dentro del Derecho Canónico.
El Papa Francisco ya les advirtió el pasado mes de junio: «Ya hay una muy buena Iglesia evangélica en Alemania. No necesitamos dos», le dijo al propio Bätzing, según desveló en un encuentro con representantes de revistas culturales jesuitas europeas. Pero el obispo de Limburgo no ha tirado la toalla. El diario alemán Die Tagespot informó tras la visita ad limina de los obispos germanos al Papa el pasado mes de noviembre, que «la mayoría de los obispos de Alemania está tomando una posición de desobediencia. Continúan por el camino del cisma».

El origen de las fricciones

Cabe recordar que el Camino Sinodal alemán fue iniciado antes que ningún otro. Ya en 2019 comenzó su andadura en la sinodalidad, planteado como un proceso en el que laicos y religiosos del país habían de debatir propuestas de cambio en la Iglesia. El Sínodo alemán planteaba desde el principio polémicos temas como repensar la moral sexual sobre la homosexualidad o el sacerdocio femenino.
Todo comenzó en 2018, con la publicación de un informe que sacaba a la luz 3.677 casos de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia en los últimos 70 años. Según los datos que manejan los obispos alemanes, un total de 359.388 personas abandonaron la Iglesia católica ese año.
Las fricciones entre la Santa Sede y el Camino Sinodal alemán han sido continuas desde entonces. El Vaticano ha tenido que intervenir varias veces el proceso. Las más recientes han sido comentadas unas líneas más arriba, pero ya en julio del pasado año, desde San Pedro subrayaron que la vía sinodal no tiene poder «para obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevos enfoques de la doctrina y la moral».
Entonces, la Iglesia alemana suavizó el discurso. En respuesta a la polémica, el arzobispo de Múnich, Reinhard Marx, aclaró que no tratan de inventarse unan moral propia. «Ninguno de nosotros quiere sustituir al Papa, anular el derecho canónico o reescribir el dogma de la Iglesia. Lo que queremos es hacer preguntas, debatir y hacer avanzar la discusión. Formamos parte de la Iglesia universal. Tenemos la misión de aportar todos los elementos que consideramos importantes», explicó en una entrevista con el diario francés La Croix.
El Camino Sinodal Alemán se presenta lleno de piedras para quien intenta andarlo, en ambos sentidos. Desde la Santa Sede vigilan de cerca los pasos del episcopado germano, que por su parte, plantea cada vez un alejamiento mayor de la cátedra de Pedro. Todavía queda mucho camino que recorrer, puesto que el Papa Francisco decidió prolongar un año más, hasta octubre del 2024, el Sínodo de la Sinodalidad, una decisión muy bien vista desde la Iglesia en Alemania.

Papa Francisco en Kinshasa

[Visto: 292 veces]

En su tercer día de la visita apostólica a la República Democrática del Congo, el Papa Francisco mantuvo un encuentro con los jóvenes y catequistas este 2 de febrero en el Estadio de los Mártires de Kinshasa.
A continuación, el texto completo de las palabras del Papa Francisco:
Gracias por el cariño, por la danza y por sus palabras. Estoy feliz de haberlos mirado a los ojos, de haberlos saludado y bendecido mientras festejaban levantando sus manos al cielo.
Ahora quisiera pedirles, quisiera rogarles, por unos instantes, no me miren a mí, sino miren sus manos. Abran las palmas de las manos, mírenlas atentamente. Amigos, Dios ha puesto en sus manos el don de la vida, el futuro de la sociedad y de este gran país.
Hermano, hermana, ¿tus manos te parecen pequeñas y débiles, vacías e inadecuadas para tareas tan grandes? Es verdad. Quisiera llamar tu atención sobre un detalle: todas las manos son similares, todas parecidas, pero ninguna es igual a la otra; nadie tiene unas manos iguales a las tuyas, por eso eres un tesoro único, irrepetible e incomparable.
¿Sabes una cosa? ¿Sabes una cosa? Nadie ¡nadie! en la historia puede sustituirte. Pregúntate entonces, ¿para qué sirven mis manos?, ¿para construir o para destruir, para dar o para acaparar, para amar o para odiar?
Ves, puedes apretar la mano y cerrarla, y se vuelve un puño; o puedes abrirla y ponerla a disposición de Dios y de los demás. Hagan todos esto. Esta elección, manos abiertas o cerradas, es la decisión fundamental que debemos hacer desde tiempos antiguos, desde Abel, que ofreció con generosidad los frutos de su trabajo, mientras Caín “se abalanzó sobre su hermano y lo mató” (Gn 4,8).
Y tú, que sueñas con un futuro distinto, de tus manos, puede nacer el mañana, de tus manos puede llegar al fin la paz que falta en este país.
Pero, concretamente, ¿qué es lo que hay que hacer? Quisiera sugerirles algunos “ingredientes para el futuro”, cinco, que pueden asociar a los dedos de la mano.
Al pulgar, el dedo más cercano al corazón, corresponde la oración, que hace latir la vida. Puede parecer una realidad abstracta, lejana de los problemas tangibles. Sin embargo, la oración es el primer ingrediente, el más esencial, porque nosotros solos no somos capaces. Es como un árbol sin raíces. Aunque sea grande y robusto, no se mantiene en pie por sí mismo.
Por eso, es necesario enraizarse en la oración, en la escucha de la Palabra de Dios, que nos permite crecer cada día en profundidad, dar fruto y transformar la contaminación que respiramos en oxígeno vital.
Para conseguirlo, cada árbol necesita un elemento simple y esencial, el agua. Y es así, la oración es “el agua del alma”, es humilde, como el agua, no se ve, pero da vida. Quien reza, madura interiormente y sabe levantar la mirada hacia lo alto, acordándose que fue hecho para el cielo.
Fuente: www.aciprensa.com

Duras y contundentes palabras del Papa: «La experiencia alemana no ayuda. No es un Sínodo ni un camino sinodal serio»

Por – Zenit.org
«El peligro es que se filtre algo muy, muy ideológico. Y cuando la ideología se mete en los procesos eclesiales, el Espíritu Santo se va a su casa porque la ideología supera al Espíritu Santo», ha dicho también el Papa.
Desde que inicio el así llamado «camino sinodal alemán», el Papa había evitado pronunciarse sobre el mismo y cuando se le preguntaba remitía a la carta que él mismo escribió personalmente y envió a los obispos alemanes.
En la entrevista al Papa dada a conocer por AP el pasado 25 de enero, Francisco es interrogado por la situación alemana. La periodista aborda la cuestión en el contexto de –según ella– una supuesta «resistencia fuerte en todo el proceso [sinodal] porque ven lo que está ocurriendo en Alemania, donde está la bendición de parejas del mismo sexo, etcétera». Y pregunta: «¿cómo conciliar esa necesidad de desarrollar y escuchar y acompañar con un Vaticano que muy a menudo es el que también pone el freno?».
El Papa Francisco contesta directamente la cuestión y, contrario a solamente remitir a la carta previamente aludida, como sucedía en el pasado, refiere: «La experiencia alemana no ayuda, porque no es un Sínodo, un camino sinodal en serio, es un camino así llamado sinodal, pero no de la totalidad del pueblo de Dios, sino hecho por élites. Y sobre esto yo me cuido de hablar mucho, pero ya escribí una carta que me llevó un mes hacerla. La hice solo y cuando me pregunten, digo “vuelvan a la carta”».
Como parte de la respuesta el Papa recuerda el encuentro en Roma entre los obispos alemanes y algunos cardenales de la Curia Romana donde se trató el tema del camino sinodal alemán: “Después tuve reunión con ellos acá y ahora la Congregación para los Obispos, la Doctrina de la Fe y la Secretaría de Estado han hecho una precisión sobre tres o cuatro cosas que salieron en el diálogo aquí. El camino sinodal en Alemania está empezando desde las diócesis de los pueblos. Esto fue un poco elitista y no tiene todo el consenso procesal de un Sínodo como tal”. Y añade: «De todas maneras, hay diálogo y nunca hay que romper el diálogo para ayudar, ¿cierto? Pero la experiencia sinodal alemana está empezando o ha empezado en los obispados, como todos, con el pueblo de Dios, y va adelante. Acá el peligro es que se filtre algo muy, muy ideológico. Y cuando la ideología se mete en los procesos eclesiales, el Espíritu Santo se va a su casa porque la ideología supera al Espíritu Santo. De todas maneras, donde tengo diálogo, tienen buena voluntad, no tienen mala voluntad. Es un método quizás muy eficiencista. Qué curioso».
Finalmente, aludiendo a las cosas que una parte del episcopado alemán dice querer resolver, el Papa dice: «pero esto lo resolvés en base a ¿qué criterio? ¿En base a tu experiencia eclesial, tomando de la tradición de los apóstoles y traduciéndolo al día de hoy, o en base a datos sociológicos? Ahí está el problema, el problema de fondo. Pero hay que tener paciencia, dialogar y acompañar a este pueblo en su real camino sinodal y ayudar a este camino más elitista a que de alguna manera no termine mal, sino que también se integre en la Iglesia. Siempre tratar de unir».
Apenas dos días antes de la entrevista el episcopado alemán anunciaba oficialmente desde su página web ir adelante con una iniciativa previamente prohibida por el Vaticano.

El 25 de enero, Diego Valencia, sacristán de la iglesia de la Palma en Algeciras (Cádiz), fue asesinato a machetazos por un musulmán marroquí que antes profanó el templo.

El sacristán «fallecido»

Por Juan Manuel de Prada– www.religionenlibertad.com
Resulta muy llamativo y esclarecedor que, al expresar en sendos mensajes birriosos su pésame por el asesinato de Diego Valencia, sacristán de la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, el doctor Sánchez y el pretendiente Feijóo utilicen idénticas palabras. Ambos hablan de un «ataque» ocurrido «en Algeciras», evitando mencionar la naturaleza del «ataque» y el lugar -un templo católico- donde se ha perpetrado; ambos se refieren a un «sacristán fallecido», como si hubiese muerto al llegar al término natural de su vida. Como no somos conspiracionistas, entendemos que el doctor Sánchez y el pretendiente Feijóo no se han puesto de acuerdo para escribir sus respectivos pésames; pero, no habiéndose puesto de acuerdo, las coincidencias de sus mensajes resultan todavía más estremecedoras, pues delatan el tipo humano o anélido al que ambos pertenecen.
El sacristán Diego Valencia no falleció, sino que fue asesinado. Y no fue asesinado por cualquier causa, sino in odium fidei, que es esa fosforescencia extraterrenal que envuelve con un halo la Iglesia de Cristo. Este odium fidei que subyace en todo martirio es de naturaleza preternatural, porque «nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas». Y, a juicio de Ernest Hello, se trata de una última prueba de las verdades de la fe, pues nada hay tan evidente como el odio que esa fe provoca en muchos: «Siempre estuvo allí la señal del odio -escribe Hello-; siempre el espíritu de la mentira persiguió con su invertido homenaje a la Cruz; siempre le ha dicho: ¡a ti sola es a quien odio, solo a ti en el mundo!». Pero este odium fidei puede expresarse de formas muy diversas: algunas ensañadas y feroces, propias de bárbaros, como nos demuestra el mahometano que macheteó a Diego Valencia; otras muy sibilinas y asépticas, propias de demócratas, entre las que debemos contar la podredumbre laicista, empeñada en esconder todo signo visible de lo sobrenatural, por considerar que ofende a la sensibilidad contemporánea. Y no hay mayor signo visible de lo sobrenatural que un martirio.
El doctor Sánchez y el pretendiente Feijóo, cortados por el mismo patrón, no pueden designar la naturaleza del crimen de Diego Valencia, porque su fosforescencia extraterrenal abrasa sus almas podridas. Por es recurren a eufemismo grimosos; por eso ambos, en el colmo de la infamia, afirman que el sacristán ha «fallecido». Vivimos en un continente maldito que ha decidido renegar de la fe que lo fundó. Para ello necesita mahometanos furiosos como el que macheteó a Diego Valencia; pero necesita también a tipo humanos o anélidos como el doctor Sánchez o el pretendiente Feijóo, que proscriben todo signo sobrenatural de la vida pública. El mahometano furioso y estos tipos anélidos actúan a modo de tesis o antítesis hegelianas, actuando como los brazos de una tenaza hasta alcanzar una síntesis común, que es la supresión de la fe.
Fuente: Diario ABC.

Misericordia bendita

[Visto: 399 veces]

Evangelio según San Mateo 5,1-12.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron“.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

En Abril de 1986, dos hombres canosos se saludan afectuosamente en el Aeropuerto Internacional de Tokio. Ambos tenían lágrimas en los ojos. Uno era Estadounidense (Eli Ponich) y el otro Japonés (Skira Ishibashi). La última vez que los dos hombres se vieron fue cuarenta años antes, como enemigos en una cueva de Okinawa. En aquel momento, el Estadounidense, sargento, llevaba en brazos a un niño Japonés de cinco años. El niño había recibido un disparo en ambas piernas. El otro hombre era uno de los dos francotiradores japoneses escondidos en un rincón oscuro de la misma cueva. De repente, saltaron de su escondite, apuntaron con sus rifles al americano y se prepararon para disparar. Él no podía hacer nada. Se limitó a poner al niño de cinco años en el suelo, sacó su cantimplora y empezó a lavarle las heridas. Pensó que si tenía que morir, qué mejor manera de hacerlo que realizando un acto de misericordia. Los dos francotiradores observaron asombrados y bajaron lentamente sus fusiles. Minutos después, el estadounidense hizo algo que el otro nunca olvidó. Cogió al niño en brazos, se levantó, se inclinó en señal de gratitud ante los dos japoneses y se lo llevó al hospital de campaña americano. A través de una carta a un periódico de Tokio, los dos hombres se unieron.*
Esta historia me vino a la mente al reflexionar sobre el evangelio de este fin de semana (Mateo 5:1-12a). En realidad, con las Bienaventuranzas hay “combustible” suficiente para nueve homilías. Pero, como muestra mi relato, la virtud de la misericordia fue la que más me atrajo, quizá por nuestro reciente “Año de la Misericordia“. “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos serán misericordiados“. Cada uno de los hombres de mi historia mostró misericordia, la misericordia del soldado estadounidense hacia el niño japonés herido, y la misericordia de los francotiradores japoneses hacia el estadounidense. De hecho, ¡la misericordia “engendra” misericordia!
Las Bienaventuranzas son como una hoja de ruta hacia la santidad. Jesús nos anima a mostrar estas cualidades, que dan testimonio de que le seguimos. Él vivió estas virtudes, y con su gracia están a nuestro alcance. Estoy seguro de que, para cada uno de nosotros, una Bienaventuranza capta nuestra atención más que otra. Quizá sea una virtud que ya “dominamos”, o quizá sea una virtud con la que luchamos.
En nuestra Primera Lectura del Libro del Profeta Sofonías (2:3, 3:12-13) nos llama a ser el pueblo de Dios. Así debemos ser: humildes y obedientes. La verdadera humildad consiste en reconocer que Dios es la fuente de todo lo que tenemos y somos. Esto nos lleva a la obediencia a Dios, reconociendo que Él tiene un plan para nosotros, y hacer su voluntad no sólo puede traer su reino, sino que nos trae felicidad y santidad.
En nuestra Segunda Lectura de la Primera Carta de Pablo a los Corintios (1,26-31), San Pablo nos dice que, como Sofonías, Dios tiene un plan para su pueblo. Nos recuerda que hemos llegado a ser lo que somos gracias a la gracia de Dios. Esa fue la experiencia de san Pablo y, si reflexionamos, veremos que también es la nuestra. Debemos tener un orgullo cristiano equilibrado, no “enseñoreándonos” de los demás, sino utilizando bien nuestro tiempo, talentos y tesoros, y dando crédito a Dios que actúa en nosotros. Esto nos lleva a “jactarnos del Señor”, y a dar testimonio de sus gracias y bendiciones.
A veces utilizamos indistintamente las palabras “misericordia” y “perdón”. Sin embargo, después de investigar un poco, descubrí que la misericordia es mucho más que el perdón. La misericordia es un don que Dios concede gratuitamente por amor, y supera la contrición del pecador. Podemos incluso llegar a decir que la misericordia es una sorpresa, debido a la indignidad de la persona. Vemos esta misericordia revelada en el padre del Hijo Pródigo. El hijo llegó a pedir volver a la casa como criado, pero el padre no quiso oír nada: era su hijo y había vuelto a la vida. El padre fue misericordioso, fue más allá del perdón. Por eso el Papa Francisco nos invitó, durante el reciente “Año de la Misericordia”, a “ser misericordiosos como el Padre es misericordioso”. Así como Dios ha sido misericordioso con nosotros, nosotros debemos ser misericordiosos con los demás. Es como si el cociente del perdón fuera 2+2+4, mientras que la misericordia proclama 2+2=5. No tiene sentido, no es lógico, pero -gracias a Dios- ése es el amor y la misericordia que Dios tiene con nosotros.
Estamos llamados a traducir esta misericordia en nuestra vida cotidiana. Hemos de ir más allá del perdón, aceptando la contrición y la disculpa del otro, para llegar a la misericordia, sorprendiéndolo por nuestra disposición y afecto al reconciliarnos con él. Desgraciadamente, a veces, en nuestra condición humana, podemos ser tacaños en el perdón, guardar rencor y no soltar. Nuestra misericordia les asegurará el nuevo amor y comprensión que existe entre nosotros. ¿No es eso lo que todos queremos y esperamos? Podemos “devolver el favor” mostrando misericordia a los demás. Tal vez podamos pensar en ocasiones en las que se nos ha mostrado misericordia, y el perdón y la aceptación de alguien fueron más allá de lo que imaginábamos, y eso fue un puro regalo. ¡Qué alivio son esos momentos! A menudo no se olvidan fácilmente, porque pueden “surgir de la nada” y cogernos por sorpresa, quizá porque nos sentimos indignos del amor y el perdón del otro. El amor y la misericordia de Dios no tienen límites, y nos los ofrece cuando ve que nuestros corazones y nuestras mentes se vuelven hacia Él con humildad y contrición.
En la obra de Shakespeare El Mercader de Venecia se dice: “La misericordia es doblemente bendita: bendice a quien la da y a quien la recibe”. ¡Qué verdad! Así como damos esa nueva vida a otro por nuestra comprensión y reconciliación, también nos liberamos del rencor y la negatividad, para ser bendecidos por Dios al compartir su don incondicional de misericordia.
Esta semana los invito a mirar estas Bienaventuranzas, y a reflexionar sobre vuestra propia experiencia de dar y recibir misericordia, y a tomarla como algo que hay que celebrar, como el encuentro entre los soldados Americanos y Japoneses mucho después de que hubiera terminado la Segunda Guerra Mundial.
*Este relato introductorio está tomado de Homilías dominicales ilustradas, Año A, Serie II, de Mark Link, S.J. Tabor Publishing, Allen Texas. Página 55.

Cristo luz del mundo

[Visto: 556 veces]

Evangelio según San Mateo 4,12-23.
Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea.
Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones!
El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.
A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: “Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca“.
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
Entonces les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres“.
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

El fundador de la Congregación de la Resurrección, Bogdan Jański, nació el 26 de Marzo de 1807 en Polonia. Aunque fue bautizado como Católico, no llevó una vida espiritual particular durante muchos años. Le preocupaba mucho la época en que vivía y quería trabajar por el desarrollo de una sociedad justa. Así, estudió Economía en la Universidad de Varsovia, y destacó tanto entre sus compañeros que recibió una beca para estudiar Economía en Londres, Inglaterra, con luminarias como John Stuart Mill. Creía que mediante la reforma económica y la orientación se podría lograr una nueva sociedad. Sin embargo, pronto se desilusionó con la economía y llegó a la conclusión de que ésta no era la respuesta. Los Simonistas eran un grupo de reformistas con grandes ideales y la visión de un nuevo mundo basado en la justicia social. Sin embargo, al cabo de un tiempo también se desilusionó con ellos y se dio cuenta de que tampoco tenían la respuesta.
A través de una serie de encuentros fortuitos con destacados intelectuales Católicos Franceses, empezó a redescubrir su herencia Católica. Durante dos años profundizó y desarrolló su fe Católica y experimentó una profunda conversión. Ahora descubría que Jesús era la respuesta a su deseo de construir la sociedad, que sólo Jesús podía “resucitar” a la sociedad.
Pensé en Bogdan Jański y en la historia de su vida mientras leía el Evangelio (Mateo 4, 12-23). En primer lugar, en relación con la oscuridad y la luz, y en segundo lugar, en relación con la “llamada“.
La oscuridad y la luz son temas significativos en el arte, la música y la literatura, incluida la Sagrada Escritura. En la primera lectura del profeta Isaías (8:23-93), Dios revela a través del profeta que “el pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz“. Esa luz es Jesús. Jesús se hace eco de estas palabras en el Evangelio, cuando proclama el Reino de Dios a la gente. Al pensar en Bogdan Janski en relación con la oscuridad y la luz, pensé: cuando intentaba trabajar para mejorar la sociedad, pero sin Dios, algo le faltaba. Sólo dependía de la voluntad humana y de las buenas intenciones. Era como si siguiera en la oscuridad. Sin embargo, cuando aceptó a Jesucristo en su vida de una manera nueva, esa luz le hizo comprender cómo la gracia y el poder de Dios podían actuar y transformar esa voluntad humana y esas buenas intenciones en algo grande, ¡algo grande para Dios! Había sido iluminado por Cristo y caminaba en la luz. De repente, se vio a sí mismo, al mundo y a los demás bajo una luz diferente, y encontró esperanza en esa vida con Dios.
También reflexioné sobre el tema de la “llamada” o “vocación“, tan evidente en la segunda parte del Evangelio, en la que Jesús llama a Simón Pedro y Andrés, y a Santiago y Juan. No sabemos nada de su relación con Jesús, si habían oído hablar de él. Era el comienzo de su ministerio, y hasta entonces había hecho muy poco para llamar la atención, salvo su bautismo en el Jordán por Juan el Bautista. Los llamó, y ellos respondieron inmediatamente, dejando sus barcas y sus redes y a sus colaboradores y le siguieron aquel día. ¿Qué vieron en Jesús, en sus palabras y en sus ojos? Sus sencillas palabras “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres” tocaron sus corazones tan profundamente que hicieron lo que les pedía. Sabemos que siguieron ganándose la vida pescando, pero a partir de ese momento toda su actividad giró en torno a Jesús, su predicación y sus actos milagrosos.
De la misma manera Jesús nos dice “Te quiero” (“I want you”), como el famoso cartel del Tío Sam de la Primera Guerra Mundial que se ha utilizado durante generaciones como instrumento de reclutamiento para las Fuerzas Armadas Americanas. Jesús viene hoy a nosotros y nos dice “Te quiero”. Ya hemos oído antes su llamada, pero hoy nos la dirige de nuevo, para que la oigamos de una manera nueva y respondamos de una manera nueva. En nuestro camino de discípulos nos llama a seguirle. Quiere convertirse también en el centro de nuestras vidas, como lo fue para Pedro y Andrés, y Santiago y Juan, y los muchos otros que le seguirían. Esto no sucede por arte de magia, sino por un acto de nuestra voluntad, por nuestras buenas intenciones: ¡unidos a Dios en Cristo! No podemos responder solos. No podemos cumplir solos nuestra misión de discípulos. Jesús nos llama y nos sostendrá mientras le seguimos, mientras dejamos nuestras propias barcas y nos convertimos -con él- en “pescadores de hombres”.
Al responder a esta llamada de Dios, nos convertimos en luz para los demás. En casa, en la escuela y en el trabajo, nos convertimos en luz en un mundo en tinieblas para dar testimonio del amor y la verdad, de la paz y la justicia, de la reconciliación y la alegría. Así es como “resucitamos” a la sociedad, construyendo ese mundo nuevo con Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Entonces nuestro testimonio de vida servirá de invitación a otros para que sigan a Jesús. Puede que nunca nos digamos unos a otros “Él te quiere“, pero nuestras palabras y acciones apuntarán a una fuente de vida y gracia más allá de nosotros, que viene de Dios y nos lleva a Dios.
Recemos hoy para que, como Bogdan Jański, trabajemos por la resurrección de la sociedad respondiendo a la llamada del Señor y compartiendo la luz de Cristo entre nosotros y con el mundo.

Cardenal Walter Kasper advierte que el “Camino Sinodal” alemán podría autodestruirse

Por Anian Christoph Wimmer– ACI Prensa.
El Cardenal Walter Kasper, un influyente teólogo considerado como muy cercano al Papa Francisco, ha advertido que el “Camino Sinodal” alemán está en peligro de autodestruirse si no atiende a las crecientes objeciones de obispos de diversas partes del mundo.
El Cardenal dijo además que los organizadores del Camino Sinodal estaban usando un “truco perezoso”, que en efecto constituía un “golpe de estado” que podría resultar en una renuncia colectiva, informó CNA Deutsch, agencia en alemán del Grupo ACI.
El Cardenal de 89 años es Presidente Emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y fue obispo de Rottenburg-Stuttgart, al suroeste de Alemania.
El Purpurado habló en una jornada de estudio virtual el domingo 19 de junio, en el marco de la iniciativa “Nuevo Comienzo” (Neuer Anfang), un movimiento de reforma crítico del “Camino Sinodal”.
El Cardenal Kasper advirtió que la Iglesia Católica no es una sustancia que puede ser “remodelada y remodelada para adaptarse a la situación”.
En abril del 2022, más de 100 cardenales y obispos de diversas partes del mundo publicaron una “carta abierta fraternal” a los obispos de Alemania, advirtiendo que los cambios radicales en la enseñanza de la Iglesia que promueve el Camino Sinodal pueden conducir a un nuevo cisma que surja de Alemania.
Una carta abierta de los obispos nórdicos expresó alarma sobre el proceso sinodal, y una fuerte carta del presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Polonia motivó serias preocupaciones.
Esas preocupaciones, dijo el Cardenal Kasper en su discurso, “serán repetidas y reafirmadas y, si no les prestamos atención, romperán el cuello del Camino Sinodal”.
Para el Purpurado, “el pecado original del Camino Sinodal” fue que no se basó en la carta que el Papa Francisco envió a la Iglesia Católica en Alemania, con su “propuesta de ser guiada por el Evangelio y la misión básica de la evangelización”.
En vez de eso, el proceso alemán, iniciado por el Cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Munich y Freising, “tomó su propio camino con criterios en parte diferentes”, dijo el Cardenal Kasper.
En junio de 2019, el Papa Francisco envió una carta de 19 páginas a los católicos alemanes, alentándoles a enfocarse en la evangelización frente a una “creciente erosión y decaimiento de la fe”.
El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Monseñor Georg Bätzing, ha rechazado repetidamente todas las muestras de preocupación sobre el Camino Sinodal, y en su lugar expresó su decepción sobre el Papa Francisco en mayo de 2022.
En una entrevista, el Papa Francisco reiteró que le dijo al líder de los obispos católicos de Alemania que el país ya tenía “una muy buena iglesia evangélica” y que “no necesitamos dos”.
“El problema surge cuando el camino sinodal proviene de las élites intelectuales, teológicas, y está muy influenciado por las presiones externas”, dijo el Santo Padre en esa entrevista.
Monseñor Bätzing, que también sirve como presidente del “Camino Sinodal”, es además firmante de la “Declaración de Frankfurt”. Esta petición exige que los obispos alemanes declaren su compromiso de implementar las resoluciones aprobadas por el proceso.
El Cardenal Kasper criticó esta presión de “compromiso”, diciendo que era “un truco y, además, un truco perezoso”.
“Solo imagina a un servidor civil que se permite a sí mismo ser nombrado, luego renuncia al ejercicio de sus obligaciones legales”, dijo el Cardenal.
“Él seguramente se enfrentaría a procedimientos en virtud de la ley del servicio civil. En última instancia, tal auto compromiso equivaldría a una renuncia colectiva de los obispos. Constitucionalmente, todo el asunto solo podría llamarse un golpe de estado, es decir, un intento de golpe de estado”.
La Iglesia Católica, subrayó el Cardenal Kasper, nunca puede ser gobernada sinodalmente: “Los sínodos no pueden ser hechos permanentes institucionalmente”.
En vez de eso, dijo, un sínodo constituye “una interrupción extraordinaria” a los procedimientos ordinarios”.
El “Camino Sinodal” se describe a sí mismo como un proceso que reúne a los obispos de Alemania y a determinados laicos para debatir y aprobar resoluciones sobre la forma en la que se ejerce el poder en la Iglesia, sobre la moralidad sexual, el sacerdocio y el papel de la mujer.
Los participantes han votado a favor de borradores que piden la ordenación sacerdotal de mujeres, bendiciones a parejas homosexuales y cambios en la enseñanza de la Iglesia sobre actos homosexuales, causando acusaciones de herejía y temores de un cisma.
El Cardenal Kasper ha expresado repetidamente su preocupación sobre el evento de varios años, pero el presidente de la conferencia episcopal, Monseñor Georg Bätzing, lo ha defendido.
Al finalizar su mensaje, el Cardenal Kasper advirtió que uno no puede “reinventar la Iglesia”, sino que se debe contribuir a renovarla en el Espíritu Santo: “renovación no es innovación. No significa solo intentar algo nuevo e inventar una nueva Iglesia”.
En vez de eso, dijo el Purpurado, una verdadera reforma se trata de “dejar que el Espíritu de Dios nos haga nuevos y nos dé un nuevo corazón”.
Fuente: Traducido y adaptado por David Ramos. Publicado originalmente en CNA Deutsch.

Cordero Hijo de Dios

[Visto: 576 veces]

Evangelio según San Juan 1,29-34.
Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.
Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel“.
Y Juan dio este testimonio: “He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo’.
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios“.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Cada año hay un desfile de galas de premios en el mundo del espectáculo: los Globos de Oro, los People’s Choice, los Oscar, los Tonys y los Emmy. Todos los nominados esperan que se pronuncie su nombre y que sean ellos quienes suban las escaleras para recibir el codiciado trofeo. Sin embargo, cuando se dice “Y el ganador es…” también hay otros cuatro o cinco que se consuelan con la idea de que “sólo estar nominado es un honor“.
Pensé en honores y en “ganar” cuando leí por primera vez el evangelio de hoy (Juan 1:29-34). Juan el Bautista anuncia que él no es ‘el elegido’ cuando dice: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo“. Muestra su humildad al saber quién es en el plan de Dios, que él no es el Mesías, el tan esperado. Sólo es “la voz en el desierto” que dice: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas“. Juan estaba preparado para ser “el segundo”, y no sólo para resignarse a ello, sino para abrazarlo con todo su corazón. Tenía una misión, un propósito, y estaba comprometido a cumplir su parte en el misterio de la historia de la salvación. Buscó, por encima de todo, la voluntad de Dios, y cumplió fielmente su papel, lo que le valió un lugar elevado en el reino de Dios.
Juan proclama quién es Jesús. Es aquel de quien “vio al Espíritu descender del cielo como una paloma y permanecer sobre él“. Juan reconoció que él bautizaría con agua, pero que Jesús “bautizaría con el Espíritu Santo“, y lo proclamó “Hijo de Dios“. También reveló, de forma bastante significativa, que Jesús estaba por delante de él “porque existía antes que él“. Esto es importante en nuestra teología de la persona de Jesús, que la Segunda Persona de la Trinidad existió en el tiempo antes de la aparición de Juan el Bautista. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven unidos desde siempre y desde el principio de los tiempos. Este misterio es fundamental para comprender quién es Jesús. También Jesús nos muestra su humildad, al nacer como nosotros en el mundo y compartir nuestra condición humana en todo menos en el pecado.
Nuestra Primera Lectura del Libro del Profeta Isaías (49:3, 5-6) habla tan bellamente de la gracia de Dios sobre sus elegidos. Dios expresa cómo hemos sido formados y bendecidos, y que -como sus “siervos“- estamos facultados para hacer su voluntad en relación con su pueblo elegido. Estas palabras trajeron consuelo y esperanza a cada profeta, a cada rey, a Juan el Bautista y a Jesús, su ungido. Se nos dice que al seguir la enseñanza y la voluntad de Dios somos “luz de las naciones“, que debemos recibir y compartir la luz de Cristo, y seguir llevando la luz de Cristo “hasta los confines de la tierra”.
Nuestro Salmo (40:2, 3, 7-8, 8-9, 10) refleja esa voluntad de ser esa “luz”, de tener esa influencia y de cumplir el plan de salvación de Dios a través de cada uno de nosotros.
En la Segunda Lectura, las primeras palabras de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios (1,1-3) nos aseguran quiénes somos, que hemos sido “santificados en Cristo Jesús” y hechos “santos” porque pertenecemos a Jesucristo por nuestro Bautismo, y por nuestro fiel discipulado.
Así como Juan el Bautista sabía quién era en el plan de salvación, hoy Dios nos llama a descubrir de nuevo y abrazar quiénes somos en el plan de salvación. Como Juan, no somos “el Cordero de Dios”, pero estamos llamados a cumplir nuestra parte en el plan de Dios que se desarrolla en nuestras vidas, y en las vidas de las personas en nuestra vida. Compartimos la vida de Dios a través de nuestro Bautismo. Somos agraciados, bendecidos y dotados por Dios para contribuir a la edificación de la Iglesia y del Reino de Dios. Nuestra misión no es sólo nuestra propia santificación, sino ser esa “voz”, como Juan, que señala a Jesús a los demás. Como Juan indicó “He aquí el Cordero de Dios”, nosotros, en nuestra vida cotidiana -en casa, en el trabajo, en la escuela y entre nuestros amigos- estamos llamados a ayudar a los demás a reconocer la presencia de Jesús. Creo que la forma más eficaz de hacerlo no es citando las Escrituras o el Catecismo de la Iglesia Católica, sino compartiendo nuestra vida con Dios: por qué rezamos, por qué acudimos a la Eucaristía, por qué perdonamos y pedimos perdón, y por qué servimos. Cuando estamos con alguien que sufre la pérdida de un ser querido, podemos dar testimonio de nuestra propia experiencia de cómo la paz llegó a nosotros con el conocimiento y la experiencia de recoger los pedazos después de la pérdida de un ser querido. Cuando estamos con alguien que está confundido y parece sin dirección, podemos compartir con él cómo nos abrimos a nuestra misión que Dios nos llevó a descubrir. Cuando estamos con alguien “empeñado en ganar”, podemos ayudar a alguien a darse cuenta de que tiene un gran valor y que a los ojos de Dios es un ganador. Cuando nos encontramos con alguien que está cayendo en malos hábitos, podemos compartir cómo reformamos nuestras vidas y encontramos abundante gracia de Dios para hacerlo.
Una y otra vez se nos presentan oportunidades de ayudar a otros a reconocer la presencia de Jesús, si tan sólo estamos alerta y conscientes, y estamos dispuestos a arriesgarnos lo suficiente para decir a otros “He aquí el Cordero de Dios”. Del mismo modo que Juan encontró satisfacción y alegría en proclamar a Jesús, e incluso en la entrega de su vida en cumplimiento de su misión, nosotros encontraremos satisfacción y alegría en el cumplimiento de nuestra misión como seguidores de Jesús. A los ojos del mundo puede que no seamos el “ganador” llamado a recibir el trofeo, pero a los ojos de Dios somos un “ganador” –preciosos, amados, salvados, llamados y enviados- no sólo a compartir la vida de Jesucristo, sino a compartirla con los demás. Nuestra humildad al aceptar quiénes somos en el plan de Dios, y hacerlo fielmente, nos traerá mayor gracia y bendición aquí y ahora, satisfacción y alegría por un ‘trabajo bien hecho’, y vida eterna en el mundo venidero.

Bautismo del Señor 2023

[Visto: 517 veces]

Evangelio según San Mateo 3,13-17.
Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él.
Juan se resistía, diciéndole: “Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!“.
Pero Jesús le respondió: “Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo“. Y Juan se lo permitió.
Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él.
Y se oyó una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección“.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Hace muchos años (en la Parroquia San Miguel en La Paz, Bolivia) trabajé en equipo para nuestro Curso de Preparación Matrimonial. Una de las preguntas importantes sobre las que queríamos que las parejas reflexionaran era: “¿Cuál es la diferencia entre un matrimonio civil y un matrimonio sacramental? ”. De los siete sacramentos, el matrimonio es el único sacramento que tiene una expresión civil. Todos los demás son puramente celebraciones de fe. Sin embargo, pronto descubrimos que había una pregunta más básica sobre la que reflexionar, “¿Qué diferencia ha marcado el sacramento del bautismo en mi vida?” Esto trajo un largo silencio, y poco a poco surgieron algunas respuestas. No es fácil articular la propia fe, y aún más ante un grupo de extraños. Algunas parejas ni siquiera habían abordado una pregunta así por su cuenta, poco menos la comparten con otras.
Pensé en esa experiencia cuando leí el evangelio de hoy (Mateo 3:13-17) en esta fiesta del Bautismo del Señor. Aquí somos testigos del Bautismo de Jesús en el río Jordán por Juan el Bautista. No es cualquier Bautismo, sino el del Hijo de Dios, quien se convertiría en la fuente de gracia para todos los que fueran bautizados. El Padre se manifestó en el Bautismo diciendo: “Este es mi Hijo amado, con quien estoy bien complacido“. Esto marcó este evento y este hombre como algo sobrenatural. Dios no sólo estaba declarando que Jesús era su Hijo, sino que él era amado por él. A partir de este momento –su Bautismo– la vida de Jesús cambió, comenzando su ministerio y compartiendo la misión del Padre con los que le rodean, en particular con sus discípulos.
En la primera lectura del libro del Profeta Isaías (42:1-4, 6-7) la profecía apunta a la persona de Jesús. Él es el “siervo a quien sostengo, el elegido con quien me complace, sobre quien he puesto mi espíritu“. Está puesto delante de nosotros como un “pacto del pueblo, una luz para las naciones“. Los que somos bautizados en Jesucristo compartimos esa vida y espíritu, en ese pacto y luz.
La segunda lectura de los Hechos de los Apóstoles (10:34-38) refleja la fe de la primera comunidad cristiana de que Jesús estaba entre ellos, y que compartían en su vida y poder a través de su bautismo.
En esta fiesta del Bautismo del Señor siempre lo veo como una oportunidad para reflexionar sobre lo que este Sacramento significa para nosotros como comunidad de fe, y que diferencia debe tener el Sacramento del Bautism en nuestra vida.
El sacramento del bautismo es el primero de los siete sacramentos. A través de ella entramos en la vida con Dios, y Dios entra en nuestra vida de una manera especial. Nos convertimos en sus hijos Recordando los ritos bautismales, estamos “firmados” con la cruz de Jesús, somos limpiados con las aguas del Bautismo -dándonos vida nueva y abundante en Cristo- somos ungidos con Aceite Santo (Crisma) como señal de nuestra consagración a Dios. Estamos hechos y pertenecemos a él. La prenda blanca simboliza la pureza de nuestra nueva vida en Cristo, y la vela encendida representa la luz de Cristo iluminándonos.
Sin embargo, reconocemos que el bautismo no es sólo un momento en el tiempo -lo que sucede en la fuente bautismal- sino que se trata del día a día de vivir nuestra vida en Cristo. Al igual que las parejas en el curso, tenemos que articular lo que significa para nosotros nuestro Bautismo y cómo lo vivimos.
Creo que hay cuatro señales de esa vida bautismal que podemos identificar: cuatro señales que he articulado para ti en otras ocasiones. La primera de las señales es que reconocemos una fe. Reconocemos a alguien y algo más allá de nosotros mismos y de nuestro mundo material. Aspiramos a creer cada vez más en las realidades divinas que Dios nos ha revelado. No somos el ser-todo y el final-todo, no es “todo acerca de nosotros“. Estamos en una relación con Dios: revelados como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todos y cada uno de los domingos, cuando rezamos el Credo Niceno, no sólo profesamos esa fe, sino que espero que la profesemos con más coraje y convicción cada semana, porque hemos vivido una semana más experimentando la vida de Dios dentro de nosotros.
Una segunda señal de nuestro bautismo es el amor. Este es un amor inspirado por el amor de Dios por nosotros, manifestado en la cruz de Jesucristo. Dios amó tanto al mundo que envió a su Hijo único, y por amor ese Hijo murió por nuestros pecados. Este es un amor incondicional y misericordioso. Este es el amor que sana y salva. Esto no es un amor basado en “me gusta” o “devolver el favor”. ¡Este es un regalo gratis! Nuestro amor -en casa, en el trabajo y en la escuela- debería ser un amor que marque la diferencia, que haga que la gente sienta la presencia de Dios, que les insta a la reconciliación y la paz, que saque lo mejor de los demás.
Una tercera señal es el servicio. La fe y el amor no pueden seguir siendo ejercicios intelectuales, sino que deben traducirse en la forma en que vivimos con los demás. Si reconocemos cuánto hemos recibido, somos llamados, como buenos discípulos y buenos administradores, para compartir nuestro tiempo, talentos y tesoros con otros. No podemos profesar ser seguidores de Jesús y simplemente tener buenas intenciones. Deberíamos ser los primeros -en el trabajo, en casa y en la escuela- en distinguirnos por “estar allí” para los demás en compasión.
Una cuarta señal de nuestra vida en Cristo diariamente es la oración. Sin comunicación una relación no puede crecer y desarrollarse, por lo que sin oración nuestra vida espiritual permanece estancada e improductiva. Nuestra oración representa no sólo nuestra necesidad de Dios, sino nuestra confianza en su respuesta a nuestras oraciones, cualquiera que sea que sea. Nuestra oración individual llega a su punto más alto cuando nos reunimos para celebrar la Eucaristía en comunidad en el Día del Señor.
No es fácil responder a la pregunta, “¿Qué diferencia hace el Sacramento del Bautismo en tu vida? ”, pero tal vez algo de lo que he compartido nos ayude a articular cómo debemos mostrar todos los días que somos bautizados en Cristo: por nuestra fe, nuestro amor, nuestro servicio y nuestra oración. Estas son actitudes y actividades en respuesta a ese mismo Padre celestial que hoy nos dice: “Eres mi hijo amado, con quien estoy bien complacido”.

Epifanía del Señor 2023

Evangelio según San Mateo 2,1-12.
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo”.
Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén.
Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.
“En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta:
Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel”.
Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: “Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje”.
Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.
Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra.
Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Un dicho que he utilizado algunas veces en homilías, y que ha llegado a significar mucho para mí, es “lo que busques determinará lo que encuentres”. Esto significa para mí que todos tomamos decisiones sobre lo que es importante para nosotros, y normalmente recibimos el fruto de esa búsqueda. Así, si busco riqueza, me dedicaré a actividades que me reporten un gran éxito financiero. Si quiero un cuerpo más sano y esbelto, me dedicaré a actividades que garanticen mi salud y mi forma física. Si quiero amistades sinceras, me representaré a mí mismo y me comunicaré de un modo que propicie esa calidad de amistad. Al mismo tiempo, si quiero una vida espiritual más profunda, un caminar más cerca de Jesús, entonces me dedicaré a actividades que me lleven a esa vida nueva y renovada en Cristo.
Pensé en esto cuando leí por primera vez el evangelio de hoy (Mateo 2, 1-12). En esta fiesta de la Epifanía celebramos la llegada de los tres Reyes Magos, y lo que ello significa. La palabra “Magos” procede del griego “magoi”, traducido del persa, que significa un grupo selecto de sacerdotes. Nuestra palabra “magia” procede de la misma raíz. Así pues, eran hombres espirituales en un mundo pagano. Algunos los han clasificado como astrólogos, y otros, a lo largo de la historia, como reyes. La asociación con la astrología se debe a que descubrieron la estrella que anunciaba el nacimiento del Salvador del mundo. Salieron de su tierra y siguieron la estrella, que les llevó a Belén y al niño Jesús.
Es evidente que, al seguir aquella estrella, buscaban algo más allá de sí mismos, alguien o algo que fuera lo bastante importante en la historia del mundo como para ser anunciado por una estrella. Fuera lo que fuese lo que estaba ocurriendo, querían formar parte de ello. Y así, se pusieron en camino y siguieron a la estrella. De hecho, “lo que buscaron determinó lo que encontraron”. Encontraron a Jesús. El homenaje que le rindieron es significativo en términos de revelación, porque eran paganos. El Antiguo Testamento profetizaba que vendría un Mesías, pero para el pueblo elegido, los israelitas. Ahora, con la venida de los Magos y su homenaje a Jesús, se rompe esa línea de pensamiento y se introduce la verdad de que Dios envió a su hijo para todos los pueblos.
En la Primera Lectura, del Libro del Profeta Isaías (60,1-6), se anuncia la venida del Mesías. Él es la luz que disipa las tinieblas. Como está escrito en otro lugar del Libro de Isaías (9,1), “el pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz”. Buscaban la luz, y la encontraron revelada en Jesús, nacido en Belén.
En nuestra Segunda Lectura de la Carta de San Pablo a los Efesios (3,2-3a.5-6), Pablo proclama también que ha encontrado lo que buscaba. Después de su conversión, proclamó esta verdad, y animó y guió a otros a encontrar lo que buscaban. Él, como Apóstol de los gentiles, se dedicó a predicar a Jesucristo a los paganos, personas que hasta entonces no creían en un solo Dios (como los judíos), sino que creían en una multitud de dioses relacionados con la naturaleza. Aceptó la verdad de Cristo y la revelación de Dios, y estaba decidido a compartir este “hallazgo” con cuantas personas estuvieran dispuestas a escucharle.
Nuestro reto hoy, en esta Fiesta, es preguntarnos “¿Qué estoy buscando?”. “¿Qué espero encontrar?”. Ese es el meollo de todo, porque, en verdad, muchas personas no buscan a Cristo ni una vida espiritual. Aunque tengan una Partida de Bautismo y fotos de su Primera Comunión, no buscan sinceramente a Jesús allí donde se le puede encontrar. Lo mantienen a distancia, sólo lo invocan cuando lo deciden, y no tienen realmente la intención de vivir una vida que refleje su fe en Jesús. Jesús nos llama a todos a una vida cada vez más profunda y sincera con Él, y nosotros -con nuestra presencia hoy aquí- estamos demostrando que no sólo buscamos a alguien o algo, sino que lo hemos encontrado en Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
Y entonces, si buscamos a Jesús, ¿dónde lo encontramos? Una vez más, vengo a compartir con vosotros cuatro realidades que nos acercan a Jesús, que dan testimonio de que hemos encontrado lo que buscábamos. Son: la oración, la Palabra de Dios, los Sacramentos y la participación en la vida de la Comunidad. En esta Eucaristía unimos las cuatro, lo que muestra la importancia y la supremacía de este acto de culto que se encuentra en la Liturgia de la Palabra y en la Liturgia de la Eucaristía.
En su libro Los Cuatro Signos de un Católico Dinámico, Matthew Kelly identifica la oración, el estudio, la generosidad y la evangelización como elementos centrales de nuestra vida en Cristo. Muchos Católicos se sienten incómodos con la palabra “evangelización”. De hecho, no es fácil evangelizar a los demás. En relación con las lecturas de hoy, he pensado que la base de nuestra evangelización debería ser compartir que hemos seguido la estrella y hemos encontrado a Jesús, como hicieron los Magos. Nuestro testimonio de vida, y nuestras palabras de testimonio ayudan mucho a los demás a, en primer lugar, identificar “¿Qué estoy buscando?”, y después a preguntarse “¿Cómo voy a conseguirlo?”. Si lo que la gente busca es a Jesús, podemos ayudarles a descubrir cómo llegar hasta allí, cómo seguir la estrella y encontrar a Jesucristo bajo ella. Cuando compartimos con los demás por qué rezamos, qué significa la Palabra de Dios en nuestras vidas, cómo nos alimentamos de los Sacramentos (especialmente de la Eucaristía), y por qué participar en la vida de la Comunidad significa algo para nosotros… ¡entonces estamos evangelizando! Entonces les estamos invitando, una vez más, a seguir la estrella y encontrar a Jesús.
Al celebrar esta Fiesta de la Epifanía, renovemos nuestro deseo de seguir la estrella y profundizar nuestra vida con Jesús, y de compartir la luz de Cristo con los demás.

1959

Ordenaciones sacerdotales de Emilio Kouri Hanna, Fernando Chang Valverde, Gustavo Gutierrez Merino y Jorge Alvarez Calderón el 6 de enero de 1959 por el Cardenal Juan Landázuri Ricketts, en la Capilla del Seminario ‘Santo Toribio‘.
El Padre Emilio Kouri fue nombrado Canciller de la Arquidiócesis de Lima y falleció en un accidente aéreo (1970), en tanto el Padre Fernando Chang fundó el Movimiento Sacerdotal Mariano en Perú (Diócesis del Callao). Gustavo Gutierrez asesoró la Unión Nacional de Estudiantes Católicos y el Movimiento de Profesionales Católicos, es profesor emérito de la PUCP e ingresó a la Orden de los Predicadores (dominicos). Jorge Alvarez fue asesor del Movimiento de Trabajadores Cristianos y dirigente de ONIS.