Archivo de la categoría: Antropología de la Religión

Factor religioso como fenómeno humano

El otro es mi espejo

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Ricardo Alvarez Lobo OP

Un dominico, misionero y antropólogo
Autor: Ricardo Álvarez Lobo OP.
Paginas: 576.
Edición: Lima. 2012. ISBN 978-612-46134-3-2
Costo: S/. 50.00
INDICE
Prólogo
Introducción
I. Los primeros pasos
II. Viajando hacia la Misión de Sepahua
III. En mi puesto de trabajo
IV. Construyendo una estructura misionera
V. Los Aislados: Los “Shara”
VI. Los “Nahua”
VII. El poder de la marginación
VIII. Pericias antropológicas
IX. La familia indígena
X. Mirando hacia adelante
Publicaciones del Padre Ricardo Álvarez Lobo OP
Bibliografía
Después de 60 años como misionero en el Perú y con una admirable trayectoria en sus estudios de antropología amazónica, el Padre Ricardo Álvarez Lobo OP presenta esta gran obra en la que se evocan los momentos más importantes de su vida, al tiempo que ofrece diversos ensayos antropológicos derivados de su trabajo misionero con poblaciones indígenas en el Bajo Urubamba. La presencia misionera de la orden dominicana en la amazonía peruana ha estado marcada desde inicios del siglo XX por el testimonio de grandes misioneros y su compromiso permanente con las poblaciones nativas. Los escritos del Padre Ricardo constituyen un fiel reflejo de lo ocurrido durante los últimos 60 años en la región del Bajo Urubamba, el compromiso ineludible con la justicia y la paz en beneficio de poblaciones marcadas por la esclavitud y la injusticia, los avatares vividos por los misioneros, y los replanteamientos de la misión en diversas etapas. Más allá de los relatos autobiográficos, la presente publicación constituye un verdadero tratado de “antropología misionera”, fiel a los principios básicos que guían el carisma propio de los dominicos desde Bartolomé de Las Casas. Las herramientas “antropológicas” empleadas para cualificar sus reflexiones y su trayectoria ejemplar como misionero al servicio de las sociedades indígenas amazónicas, hacen de la presente una verdadera autobiografía contada desde la “biografía” de los pueblos nativos amazónicos con los cuales el autor ha convivido desde 1952 hasta la actualidad.
101ª Asamblea Plenaria del Episcopado Peruano
Del lunes 21 al viernes 25 de enero se realizará en Lima, la 101ª Asamblea Plenaria del Episcopado Peruano, que estará enmarcada en la celebración del Año de la Fe, convocada por el Santo Padre Benedicto XVI.
La reunión se iniciará el lunes 21, con una Solemne Misa concelebrada por todos los Obispos del Perú, a las 9:30 de la mañana, en el Santuario de Santa Rosa de Lima (ubicado en la Avenida Tacna – Cercado de Lima), primera flor de santidad en el Nuevo Mundo y símbolo de la fe.
Por la tarde, los Obispos del Perú se dirigirán a la sede de la Conferencia Episcopal Peruana, en Jesús María, para continuar con las sesiones de la Asamblea Plenaria. Como es habitual en esta reunión, se otorgará la Medalla de Oro de Santo Toribio de Mogrovejo, a las personas e instituciones que han resaltado por su trabajo en favor de la Iglesia en el Perú. Asimismo, se evaluarán los trabajos y actividades realizadas por la Conferencia Episcopal Peruana y sus organismos durante el año 2012.
La Asamblea Plenaria es el órgano supremo de la Conferencia Episcopal, integrada por todos los Obispos de las 45 jurisdicciones eclesiásticas del Perú, así como los Obispos Coadjutores y Auxiliares de las diócesis. El Episcopado Peruano se reúne anualmente en Asamblea Plenaria, en sesión ordinaria. En caso que lo exija motivos urgentes o a pedido de las dos terceras partes de sus miembros, se realizan sesiones extraordinarias durante el año.

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Todos evangelizamos

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Cardenal Tong

Alianza católica para la evangelización
Ha sido lanzada la Catholic Laity Alliance (http://clacla.org/), una plataforma on-line creada gracias al trabajo conjunto de decenas de comunidades laicas de Hong Kong y de comunidades católicas de la diáspora china. El objetivo es el de compartir los recursos de la evangelización para mejorarla. La plataforma, según ha referido a la Agencia Fides el boletín semanal Kung Kao Po de la diócesis de Hong Kong, nació oficialmente el 25 de septiembre de 2011, con un gran apoyo por parte del vicario Monseñor Domenico Chan. En el sitio web se pasa de publicaciones a documentación sobre la misión, la espiritualidad, el matrimonio y la familia, el arte, los servicios sociales con la participación activa de los laicos. La misión de la CLA es promover la colaboración entre los ministros laicos católicos, crear redes y trabajar juntos para promover la fe católica, la información y la enseñanza de la Iglesia católica, renovar y crear el concepto del apostolado laical, para ayudar en la formación de nuevas comunidad laicas, para promover actividades e iniciativas de evangelización de la comunidad, y la Diócesis de Hong Kong.

Cardenal Tong
“Poner en práctica lo que habéis aprendido realizando la misión de la evangelización, para responder al Año de la Fe”: es el estímulo que el Cardenal John Tong Hon, Obispo de Hong Kong, ha dirigido a los nuevos graduados del Seminario Holy Spirit de la diócesis. Según informa el Kung Kao Po, el boletín semanal de la diócesis de Hong Kong, el Cardenal Tong, presidió la ceremonia solemne de graduación de 50 jóvenes estudiantes, seminaristas y laicos, el 2 de diciembre, en la parroquia de Cristo Rey. Concelebraron veintitrés sacerdotes junto con el Obispo de la diócesis.
El Seminario “Holy Spirit” tiene tres facultades: teología, filosofía y ciencias religiosas. En el año académico 2011-2012 se han graduado 50 estudiantes: 18 de la Facultad de Teología, 13 de la Facultad de Filosofía y 19 de la Facultad de Ciencias de la Religión. De los 50 graduados 10 son seminaristas de la diócesis de Hong Kong y de varias instituciones religiosas que trabajan en el territorio, 4 de filosofía y 6 de teología. Seguirán su formación para el sacerdocio y la vida consagrada. Entre los graduados laicos que han compartido su entusiasmo en Kung Kao Po, uno de ellos dice: “cuatro años de formación me han ayudado a clarificar mi identidad cristiana y profundizar en el conocimiento de que somos creados a imagen y semejanza de Dios”.
Hermanas Dominicas de Maryknoll
Dar gracias a Dios por su amor y por “los milagros misioneros realizados” en cien años de camino misionero: con este espíritu, las Hermanas Dominicas de Maryknoll en Hong Kong han celebrado el 100 aniversario de la fundación del instituto. En la parroquia de Santa Teresa, cerca de la casa de las religiosas, se ha celebrado una misa solemne concelebrada por 13 sacerdotes, a la que han asistido casi mil fieles.
En Hong Kong trabajan 18 religiosas de esta congregación. Como parte de las celebraciones por el centenario, en Nueva York, se ha realizado la proyección del documental ‘Trailblazers’ que narra los cien años de la evangelización de las religiosas en Hong Kong y en todo el mundo, especialmente en el campo educativo, sanitario y de la justicia social. Todas las ganancias de la película irán a las misiones de las Hermanas de Maryknoll.
Las Hermanas Dominicas de Maryknoll, fundadas en 1912, fueron el primer grupo de religiosas católicas de los Estados Unidos en trabajar en el extranjero. En la actualidad son alrededor de 600, de diferentes orígenes culturales: un tercio de ellas proceden de 22 países de África, Asia, América Latina y Europa. Llevan a cabo su misión en una variedad de campos en 30 países de todo el mundo, incluido el campo de la salud y de la medicina, las comunicaciones, la educación, la agricultura, los servicios sociales y la formación espiritual.
Fuente: Agencia FIDES.

Humanismo cristiano

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Cardenal Juan Luis Cipriani
En su “Mensaje por la Jornada Mundial de la Paz”, el Papa Benedicto XVI nos propone interesantes ideas para iluminar nuestros pensamientos y acciones. Empieza por plantear un “humanismo abierto a la trascendencia”, que supere antropologías y éticas basadas en presupuestos teóricos-prácticos puramente subjetivos y pragmáticos.
Para ello, nos dice: “Se debe desmantelar la dictadura del relativismo moral que presupone una moral totalmente autónoma, que cierra las puertas al reconocimiento de la imprescindible ley moral natural inscrita por Dios en la conciencia de cada hombre”. El mundo actual necesita del soporte de un “pensamiento nuevo”, de una nueva síntesis cultural, para superar tecnicismos y armonizar las múltiples tendencias con vistas al bien común.
Este camino del humanismo cristiano pasa, en primer lugar, por el respeto de la vida humana, desde su concepción, en su desarrollo y hasta su fin natural. Por ello es injusto y abusivo pretender codificar de manera indirecta falsos derechos o libertades que, basados en una visión reductiva y relativista del ser humano, y mediante el uso hábil de expresiones ambiguas, se encaminan a favorecer un pretendido derecho al aborto terapéutico, lo que amenaza el derecho fundamental a la vida.
Asimismo, se debe afirmar la estructura natural del matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, frente a los intentos de equipararla desde un punto de vista jurídico con formas radicalmente distintas de unión que, en realidad, dañan y contribuyen a su desestabilización y oscurecen su carácter particular y su papel insustituible en la sociedad.
No se puede ignorar o minimizar el papel decisivo de la familia, célula base de la sociedad. Esta tiene como vocación natural promover la vida: acompaña a las personas en su crecimiento y las anima a potenciarse mutuamente mediante el cuidado recíproco. Es necesario tutelar el derecho de los padres y su papel primario en la educación de sus hijos, en primer lugar en el ámbito moral y religioso.
Estos principios no son verdades de fe, pero están inscritos en la misma naturaleza humana, se pueden conocer por la razón, y por tanto son comunes a toda la humanidad. La acción de la Iglesia al promoverlos no tiene un carácter confesional, sino que se dirige a todas las personas, prescindiendo de su afiliación religiosa.
Por otro lado, en sectores de la opinión pública, la ideología del liberalismo radical y de la tecnocracia insinúa la convicción de que el crecimiento económico se ha de conseguir a costa de erosionar la función social del Estado y de las redes de solidaridad de la sociedad civil, disminuyendo el valor de los derechos y deberes sociales. Ha prevalecido en los últimos tiempos, la tendencia a maximizar la utilidad y el consumo, en una óptica individualista y egoísta, dirigida a valorar a las personas solo por su capacidad de responder a las exigencias de la competitividad.
Es necesario enseñar a los hombres a vivir con benevolencia, más que son simple tolerancia. Es fundamental que se cree el convencimiento de que “hay que decir no a la venganza, hay que reconocer las propias culpas, aceptar las disculpas sin exigirlas y, en fin, personar”, de modo que los errores y las ofensas puedan ser en verdad reconocidos para avanzar juntos hacia la reconciliación. Esto supone la difusión de una pedagogía del perdón. El mal, en efecto, se vence con el bien. Promover el “humanismo abierto” es un trabajo lento, porque supone una evolución espiritual y una educación a promover los más altos valores. En síntesis, una visión trascendente de la historia humana.
Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne
Arzobispo de Lima y Primado del Perú
Fuente: Diario El Comercio, página A19. 31 de diciembre 2012.
Iglesia en Italia
En la católica Italia hay cada vez menos matrimonios y hay quien ve en ello la enésima señal del advenimiento de una edad poscristiana. Un análisis sobre los actuales «signos de los tiempos» y sobre cómo los interpreta la Iglesia
Por Sandro Magister- InfoCatólica.
Un fuerte indicador de la secularización en los países de antigua cristiandad es el descenso de los matrimonios sacramentales.
También Italia está marcada de manera significativa por este descenso. La edición del 2012 del “Anuario estadístico italiano”, publicada los días pasados por el ISTAT – Instituto Nacional de Estadística, ha documentado que por primera vez, en Italia del norte, los matrimonios civiles han superado a los matrimonios religiosos en una proporción del 51,7 frente al 48,3 cada cien matrimonios.
Pero esto no significa que los matrimonios civiles registren una “victoria” sobre los matrimonios celebrados en la iglesia. Tanto los unos como los otros, efectivamente, han disminuido de número respecto al año precedente. Es más, el descenso de los matrimonios civiles es mayor que el de los religiosos: menos el 7,3 por ciento los primeros, y menos el 4,6 por ciento los segundos.
Para los matrimonios civiles el descenso es muy importante. Tras muchos años de crecimiento ininterrumpido, desde el 2008 no hacen otra cosa más que disminuir. El demógrafo Roberto Volpi ha comentado en “Il Foglio” del 28 de diciembre:
“Si se tiene en cuenta que entre los matrimonios civiles crece la tasa de los segundos matrimonios –aquellos de quienes, por estar divorciados, no pueden casarse por la iglesia– se comprende bien cómo entre los que se pueden casar por lo civil por primera vez la caída sea aún mayor. La verdad es que en Italia ya no hay matrimonios, ni por la iglesia ni civiles”.
Por tanto, Italia ya no representa, respecto a los matrimonios celebrados, una “excepción” respecto a otros países de avanzada secularización. Al contrario, su coeficiente de nupcialidad es uno de los más bajos de Europa, con sólo 3,6 matrimonios cada mil habitantes en un año, frente a los 4,7 del conjunto de la Unión Europea.
En las dos regiones italianas más ricas, Lombardía y Emilia Romaña, el coeficiente de nupcialidad es incluso inferior al 3 por mil, la mitad respecto al de los países escandinavos: Dinamarca, Suecia y Finlandia.
No sorprende, entonces, que la jerarquía de la Iglesia esté alarmada por esta caída de la nupcialidad, tanto religiosa como civil, más impresionante aún porque acontece en los países de más arraigada tradición católica.
Es una alarma que repercute en las estrategias pastorales y que impone nuevas reflexiones. Como las que hace aquí, a continuación, Francesco Arzillo, un magistrado administrativo de profunda competencia filosófica y teológica.
Arzillo nos muestra, entre otras cosas, como el pontificado de Benedicto XVI –sobre todo en las homilías– se enfrenta a la crisis del matrimonio y a los otros “signos de los tiempos” con un estilo similar al de los Padres de la Iglesia, capaces de “mantener unidos la radical esencialidad del fundamento de la fe con las dinámicas de la sociedad contemporánea”.
Cómo leer los nuevos “signos de los tiempos”
Por Francesco Arzillo
La reciente noticia según la cual, en Italia del norte, el número de matrimonios civiles ha superado al de matrimonios religiosos contribuye a dirigir la atención sobre el tema de la secularización y las estrategias pastorales más adecuadas para hacerle frente, también en un país con una difundida presencia de la Iglesia.
Es fácil imaginar cómo un dato de este tipo puede ser utilizado –por parte de los exponentes de las posiciones eclesiales y mediáticas más polarizadas en sentido “tradicionalista” o en sentido “progresista”– para poner en discusión el desafío en el que se inspira la pastoral oficial de la Iglesia italiana desde la época de la presidencia del cardenal Camillo Ruini: desafío que favorece la valorización de las peculiaridades históricas y culturales de lo que parece ser una verdadera y propia “excepción italiana” en la tendencia, aparentemente irreversible, del proceso de secularización europea.
En el fondo, las dos líneas de pensamiento mencionadas – desacordes en casi todo – parecen estar de acuerdo en denunciar un énfasis excesivo por parte de la jerarquía de la Iglesia sobre cuestiones de bioética y culturales, en detrimento de la atención al fundamento de la fe. Y aunque sobre este fundamento proporcionan después lecturas inspiradas por perspectivas incluso antitéticas, tradicionalistas y progresistas coinciden esencialmente en atribuir al Concilio Vaticano II un papel de ruptura sustancial con el pasado.
Vale la pena, en cambio, continuar a “esperar contra toda esperanza”, obrando en consecuencia en la dirección emprendida desde hace algún decenio.
En primer lugar, hay que afirmar con fuerza que la excepción italiana –como muestran los estudios de sociólogos de la religión como Pietro De Marco y Luca Diotallevi– no es sólo una teoría.
Se sabe, por ejemplo, que en Roma las misas celebradas en las parroquias con una fuerte presencia de población universitaria están atestadas de estudiantes de ambos sexos: basta un simple vistazo para observar que ellas no indican ciertamente una situación de irrelevancia social del cristianismo entre las jóvenes generaciones. Y se podrían añadir otros ejemplos al respecto.
Es necesario sin embargo interpretar de manera más eficaz esta pregunta juvenil, que no es solamente una pregunta emotiva, sino también una pregunta de inteligencia –de un “sentido inteligible y verdadero”–, dando instrumentos idóneos para pensar mejor la fe, para vivirla y transmitirla mejor. Tal vez para esto sería necesario corregir algo en la formación del clero, que debería centrarse mayormente en el papel de la catequesis doctrinal y de la liturgia, fundamento auténtico de todo otro obrar cristiano. Mas no se puede negar que existe una base sobre la cual es posible seguir construyendo.
Las narraciones tradicionalistas y progresistas tienen dificultad en enfrentarse a este discurso, porque postulan –de manera distinta– la toma de conciencia del final de la cristiandad: los tradicionalistas a favor de un cristianismo que sobreviviría en minorías combativas, islas felices del todo impermeables a la cultura contemporánea; los progresistas concretizándose en una especie de “puro evangelio”, anunciado por una Iglesia minoritaria dispuesta a desaparecer como levadura en el mundo secularizado, asumiendo en buena parte su cultura.
También las narraciones típicas de los movimientos eclesiales cruzan estas dos actitudes, llegando a posiciones de distinto signo, unidas por tanto por la misma convicción de ser minoría en el poscristianismo.
Esta convicción, sin embargo, no debe ser banalizada, pues necesita sobre todo la conciencia de que –a pesar de las analogías que se hacen– no estamos, hoy, en una situación similar a la de los primeros siglos del cristianismo.
La secularización europea es un fenómeno típicamente poscristiano: de aquí las notables dificultades que plantea a los teólogos, a los filósofos y a los estudiosos en general. Por otra parte, hoy no asistimos a espectáculos cruentos en el circo, pero al mismo tiempo producimos niños probeta: parece evidente que se trata de una situación nueva, que nos pide conjugar el retorno a los orígenes de la fe con una capacidad de lectura del todo adecuada a los tiempos. En este sentido, la doctrina conciliar de los “signos de los tiempos” adquiere una resonancia no ingenuamente optimista.
La necesidad de una batalla bioética y biojurídica, por ejemplo, no hay que entenderla como restauración de un cristianismo del pasado, de un pasado en el cual no se planteaban dichos problemas en la condición y medida hodiernas.
Se trata pura y simplemente de la gramática de lo humano, que en otros tiempos se podía dar por presupuesta en Europa y que en cambio, hoy, ya no se da. Esta gramática de lo humano constituye la base sobre la cual se puede implantar el anuncio de la fe de manera fecunda.
No es un caso que en el pontificado de Benedicto XVI la defensa de esta gramática y el anuncio de una fe purificada y reconducida a su fundamento espiritual coexisten de manera nítida, encontrando expresión en las extraordinarias homilías que, precisamente por esto, se parecen a las homilías de los Padres de la Iglesia.
No se trata, efectivamente, de una semejanza estilística extrínseca, sino de una semejanza de lógica interna: el tentativo, felizmente conseguido, de mantener unidos –como hacían un Agustín y un Juan Crisóstomo– la radical esencialidad del fundamento de la fe con las dinámicas de la sociedad contemporánea, en un discurso nunca ideológico y sabiamente articulado sobre los distintos pero relacionados planos del kerygma, de la doctrina, de la liturgia, de la vida.
En esta perspectiva, el gran debate eclesial sobre el Concilio Vaticano II, que lejos de aplacarse adquiere tonos cada vez más radicales, podrá ser reconducido al justo cauce. La Iglesia, hoy, no puede no situar en primer lugar la actuación de este gran y universal concilio, de cuya validez canónica e importancia no subsiste ningún serio motivo de duda, para un católico.
Pero, precisamente por esto, la Iglesia debe distinguir lo que el concilio ha dicho realmente de la maraña de sus interpretaciones ideológicas, que no corresponden a la plenitud de la doctrina contenida en sus documentos.
No se trata de una tarea imposible, si se piensa en la asistencia divina de la cual se beneficia el “munus” magisterial, cuyos pronunciamientos actuales son fácilmente desatendidos tanto por los progresistas como por los tradicionalistas con la utilización de lecturas unilaterales y selectivas que, como tales, ni siquiera corresponden a un auténtico principio católico.
República Democrática del Congo
El Movimiento del 23 de Marzo (M23), que opera en el este de República Democrática del Congo (RDC), ha amenazado con marchar sobre la ciudad de Goma, ubicada en la frontera con Ruanda, si continúan los ataques de las Fuerzas Armadas contra la población civil.
El M23 está formado por soldados que se amotinaron el pasado mes de abril para unirse a la causa del ex general Bosco Ntaganda, imputado en el Tribunal Penal Internacional (TPI) por crímenes de guerra por reclutar a niños para sus combates entre 2002 y 2003.
Las regiones de Kivu Sur y Kivu Norte, principalmente esta última, han sido escenario de un aumento de los combates entre las tropas congoleñas y el M23. En los últimos meses, unas 100.000 personas han abandonado sus hogares y muchas de ellas han cruzado las fronteras hacia Ruanda y Uganda.
El líder de la rama política del M23, Jean-Marie Runiga Rugerero, ha denunciado que las tropas congoleñas están atacando Goma por su supuesta alianza con Ruanda y ha advertido de que el grupo armado “marchará sobre la ciudad para proteger a los civiles, si el Gobierno no lo hace”.
En la misma línea, el líder rebelde ha aseverado que el grupo armado no se retirará de las ciudades que ha tomado en estos tres meses de conflicto hasta que las autoridades congoleñas garanticen la seguridad de la población civil.
A lo largo del pasado fin de semana, el M23 se ha hecho con el control de Bunagana, ubicada en la frontera con Uganda, y de otras ciudades que, al parecer, ha entregado a los ‘cascos azules’ de Naciones Unidas.
Runiga Rugerero ha indicado que la población civil apoya al M23 y que incluso le están facilitando alimento, alojamiento y munición. “Soy un obispo, no me uní al M23 porque no tuviera trabajo. Las cosas están cambiando en este país”, ha indicado.
Alianza con Ruanda
El Gobierno de RDC y Naciones Unidas, a través de un informe de un grupo de expertos, ha denunciado que altos dirigentes ruandeses están apoyando al M23, contribuyendo con ello a una escalada de violencia que podría derivar en una guerra civil.
Runiga Rugerero, al igual que Kigali, ha rechazado estas acusaciones y ha aseverado que los problemas del país son responsabilidad de los congoleños y, principalmente, de sus autoridades.
“Nuestra intención es demostrar a la comunidad internacional que los problemas del país no se deben a la injerencia de países vecinos, los problemas a los que nos enfrentamos los hemos provocado nosotros mismos”, ha afirmado.
Además, ha denunciado que “hay un total desprecio y abuso de los Derechos Humanos”. “No hay democracia”, ha lamentado, en declaraciones recogidas por la cadena británica BBC. A este respecto, Paul Gavichi, un residente en Goma, ha indicado que se está acosando a los tutsis y que incluso se han producido violaciones.
La región oriental de RDC ha sido escenario de enfrentamientos en numerosas ocasiones. Ruanda ha invadido en dos ocasiones a su vecino con la excusa de frenar a los rebeldes hutus, mientras que Uganda envió tropas al país durante la guerra civil (1997-2003).
Llamamiento de Ban Ki Moon
En este contexto, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, trasladó a los presidentes de RDC y de Ruanda, Joseph Kabila y Paul Kagame, respectivamente, su preocupación por el supuesto respaldo ruandés al M23.
Ban ha llamado a Kagame y Kabila para discutir “el deterioro de la situación humanitaria y de seguridad” e “identificar posibles pasos para resolver la crisis”, según ha explicado el portavoz del secretario general en un comunicado.
El jefe de la ONU ha insistido en la necesidad de hacer “todo lo posible” para evitar que el M23 siga ganando terreno y lograr el fin “inmediato” de su violencia. Con este objetivo, ha emplazado a los dos presidentes africanos a comenzar un diálogo.
Grupo rebelde con aliados influyentes
Bien armados y bien entrenados, equipados hasta con visión nocturna y una estructura de mando eficaz, se están abriendo camino con armas pesadas y eliminando cualquier foco de resistencia u oposición potencial. Esto es el Movimiento 23 de Marzo (M23), heredero del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), un grupo rebelde pro-tutsi que estuvo activo en Kivu hasta 2009 y luego fue incluido en las Fuerzas Armadas congoleñas (FARDC). En una entrevista con la MISNA, el padre Loris Cattani, misionero javeriano, hizo este preámbulo y señaló que, en este momento, es difícil (si no imposible) saber el número aproximado de combatientes del M23: “Hasta hace unas semanas, se pensaba que eran 2,000. Después, recibieron refuerzos desde el otro lado de la frontera y ahora también han reclutado a un número indeterminado de policías y soldados que se quedaron en Goma. Dar una idea de su número ahora sería engañoso e incluso hasta se correría el riesgo de hacer sólo propaganda” dijo.
Lo que es cierto es que están bien entrenados y están tratando de ganarse el apoyo de la gente, según dijeron otras fuentes misioneras de la MISNA desde Goma: “Ayer convocaron a los jóvenes de la ciudad para explicar su programa político y se están realizando una serie de declaraciones destinadas precisamente a lograr el consenso y a seducir de alguna manera a un pueblo que está cansado de la violencia, la inseguridad y la pobreza. Hoy invitaron a los jóvenes a alistarse”.
Según el padre Cattani, el grupo logra moverse tan rápidamente en Kivu debido a la composición misma del ejército que se encuentra en Kivu: “Estaba formado principalmente por antiguos miembros del CNDP, también en la cadena de mando, por lo que es de esperarse que, una vez constituido, el M23 fuera capaz de encontrar fácilmente una red de alianzas dentro del mismo ejército, el cual ahora difícilmente podrá organizar una respuesta eficaz”.
La contigüidad entre el M23 y los países vecinos fue señalada en un informe de la ONU dado a conocer ayer, en el cual se afirma que “la cadena de mando de facto del M23 está en manos del general Bosco Ntaganda -buscado por la Corte Penal Internacional- con contactos que van hasta el ministro de Defensa de Kigali, el general James Kabarebe”. En el informe también se acusa al gobierno de Kampala de haber apoyado a los rebeldes con tropas, equipos y apoyo logístico.
Con su avanzada, el M23 (que, como el CNDP, está formado principalmente por miembros de la etnia Tutsi) está ampliando sus redes, tanto en términos de composición étnica como de alianzas estratégicas, incluyendo a otros grupos armados locales (algunos de los cuales inclusive son hutus) e invitando a unirse al Ejército Revolucionario del Congo, como rebautizaron en octubre a su brazo armado.
Desde julio, el M23 también se ha convertido en un movimiento político al designar como coordinador al pastor (que a veces se autodefine obispo): Jean Marie Runiga Rugerero. Entre los aspectos más destacados de su “programa” político, el M23 promete mejores condiciones de vida para los militares congoleños, acusa a las autoridades de Kinshasa de explotar las riquezas del país sin tener en cuenta a la población local y pone en tela de juicio la legitimidad del propio presidente Joseph Kabila, reelecto en noviembre de 2011, luego de elecciones controvertidas.
La aparición del M23 se remonta al 4 de abril y el nombre explica su origen: el 23 de marzo de 2009, el CNDP firmó un acuerdo con Kinshasa que incluía, entre otras cosas, su integración en las FARDC. El M23 afirma que algunos puntos del acuerdo no fueron respetados. En realidad, quienes conforman el núcleo del M23 han ocupado cargos importantes en el ejército en Kivu, y la creación del movimiento tuvo lugar luego de que se amenazara con transferir algunas unidades del ejército, que se encontraban en el este del país, hacia otras regiones. Un hecho que para los antiguos miembros del CNDP (actual M23), era inaceptable y que remite a las motivaciones más profundas (políticas, económicas y étnicas) que marcaron la historia reciente de esta parte del Congo.

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Aleluya, feliz Navidad

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Navidad

No teman, les anunció una gran alegría…les ha nacido hoy, un Salvador” (cf. Lc 2,8-11)
En este tiempo de Navidad, invitados como los pastores para adorar al Hijo de Dios que nació en la ciudad de Belén, nos conmueve contemplar como la grandeza Divina se reviste de la humildad y fragilidad de nuestra carne. Nos admira comprender el inmenso amor de Dios por la humanidad, que no dudó en enviar su propio Hijo para salvarnos.
Navidad es un tiempo para volver nuestro corazón hacia Jesús y para dirigir nuestra mirada hacia los más débiles e indefensos. Navidad es la celebración de la vida. La vida es el primer derecho de todo ser humano y debe estar por encima de cualquier otro derecho o valor social, político, económico, psicológico y familiar. Si una sociedad no asegura la vida de los no nacidos, es una sociedad que vive como una tragedia su misión fundamental, la cual consiste en dar, reconocer, proteger y promover la vida de todos.
En este contexto navideño, invitamos a todos los hombres de buena voluntad, a crear lazos de solidaridad y de fraternidad, a abrir caminos justicia y de perdón que nos ayuden a formar una nueva civilización fundada en el amor; invocamos del mismo modo, para que en nuestro país se respete la dignidad de todos los niños y niñas, y se generen desde todas las instituciones de la sociedad compromisos concretos que ayuden a consolidar la Familia: “futuro y esperanza de la humanidad”.
Que el mensaje de Jesús: “No tengan miedo, yo he vencido al mundo” (cf. Jn 16,33), fortalezca a los más débiles, ilumine con la luz de su Palabra las tinieblas del error y nos conceda a todos la alegría de la Verdad.
Que el primer villancico de la historia cantado por los Ángeles: “¡Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!”(Lc 2,14) sea el programa de todos los peruanos en el nuevo año que se avecina, de tal manera que todos trabajemos por la Gloria de Dios y para lograr la Paz, el más grande anhelo del corazón humano.
Que Jesús el Hijo de María, el Dios-con-nosotros, que viene a nacer en el interior de nuestro corazón, de nuestras familias, de nuestra sociedad y de nuestra historia, nos enseñe a compartir felicidad.
Feliz Navidad y Venturoso Año Nuevo 2013 para toda la gran familia peruana.
+ Salvador Piñeiro García Calderón
Arzobispo Metropolitano de Ayacucho
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana.

ONGs de inspiración católica

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Ongs católicas

Discurso de Benedicto XVI para reflexionar sobre la contribución que las Organizaciones no gubernamentales (ONG) de inspiración católica:
Me complace saludaros a todos vosotros, que estáis reunidos en Roma para reflexionar sobre la contribución que las Organizaciones no gubernamentales (ONG) de inspiración católica pueden ofrecer, en estrecha colaboración con la Santa Sede, para la solución de los numerosos problemas y desafíos que afronta la múltiple actividad de las Naciones Unidas y de otras organizaciones internacionales y regionales. Os doy una cordial bienvenida a cada uno. De modo particular, doy las gracias al sustituto de la Secretaría de Estado, que ha interpretado amablemente vuestros sentimientos comunes, a la vez que me ha informado de los objetivos de vuestro foro. Saludo también al joven representante de las Organizaciones no gubernamentales presentes.
En este importante encuentro participan representantes de asociaciones surgidas en los años en que se empezaba a contar con la presencia y la actividad del laicado católico a nivel internacional, junto con miembros de otras asociaciones más recientes que se han creado como parte del actual proceso de integración global. Están presentes también asociaciones de apoyo, y otras dedicadas sobre todo a la gestión concreta de proyectos de cooperación con vistas al desarrollo. Algunas de vuestras organizaciones son reconocidas por la Iglesia como asociaciones públicas y privadas de fieles laicos; otras comparten el carisma de algunos institutos de vida consagrada; y otras tienen sólo reconocimiento jurídico en ámbito civil e incluyen entre sus miembros a no católicos y a no cristianos.
Sin embargo, todos tenéis en común el celo por la promoción de la dignidad humana. Este mismo celo ha inspirado constantemente la actividad de la Santa Sede en el seno de la comunidad internacional. Por eso, este encuentro se ha organizado precisamente para expresaros gratitud y aprecio por lo que estáis haciendo en colaboración activa con los representantes del Papa en las organizaciones internacionales. Además, este encuentro trata de fomentar un espíritu de cooperación entre vuestras organizaciones y, por consiguiente, la eficacia de vuestra actividad común en beneficio del bien integral de la persona humana y de toda la humanidad.
Esta unidad de propósitos sólo puede conseguirse a través de una variedad de funciones y actividades. La diplomacia multilateral de la Santa Sede, principalmente, se esfuerza por reafirmar los grandes principios fundamentales de la vida internacional, puesto que la contribución específica de la Iglesia consiste en ayudar a «la formación de las conciencias en la política y contribuir a que crezca la percepción de las verdaderas exigencias de la justicia y, al mismo tiempo, la disponibilidad para actuar conforme a ella» (Deus caritas est, 28).
Por otra parte, «el deber inmediato de actuar en favor de un orden justo en la sociedad es más bien propio de los fieles laicos» -y, en el contexto de la vida internacional, de los diplomáticos cristianos y de los miembros de las Organizaciones no gubernamentales-, que «están llamados a participar en primera persona en la vida pública» y «configurar rectamente la vida social, respetando su legítima autonomía y cooperando con los otros ciudadanos según las respectivas competencias y bajo su propia responsabilidad» (ib., 29).
La cooperación internacional entre los gobiernos, que ya surgió al final del siglo XIX y creció constantemente a lo largo del siglo pasado, a pesar de las trágicas interrupciones de las dos guerras mundiales, ha contribuido significativamente a la creación de un orden internacional más justo. A este respecto, podemos constatar con satisfacción los logros obtenidos, como el reconocimiento universal de la primacía jurídica y política de los derechos humanos, la adopción de objetivos comunes con miras al pleno goce de derechos económicos y sociales por parte de todos los habitantes de la tierra, los esfuerzos realizados para desarrollar un sistema económico mundial justo y, más recientemente, la protección del medio ambiente y la promoción del diálogo intercultural.
Al mismo tiempo, el debate internacional a menudo parece marcado por una lógica relativista que consideraría como única garantía de coexistencia pacífica entre los pueblos el negar la verdad sobre el hombre y su dignidad, al igual que la posibilidad de una ética basada en el reconocimiento de la ley moral natural.
Derecho y política
En efecto, esto ha llevado a la imposición de una noción de derecho y política que, en última instancia, hace del consenso entre los Estados -un consenso condicionado a veces por intereses a corto plazo o manipulado por presiones ideológicas- la única base real de las normas internacionales. Lamentablemente, los frutos amargos de esta lógica relativista son evidentes: basta pensar, por ejemplo, en el intento de considerar como derechos humanos las consecuencias de ciertos estilos egoístas de vida; en el desinterés por las necesidades económicas y sociales de las naciones más pobres; en el desprecio del derecho humanitario; y en una defensa selectiva de los derechos humanos.
Espero que vuestro estudio y vuestra reflexión durante estos días os permitan descubrir medios más eficaces y concretos para hacer que la doctrina social de la Iglesia sea más conocida y aceptada a nivel internacional. Por tanto, os aliento a oponeros de manera creativa al relativismo, presentando las grandes verdades sobre la dignidad innata del hombre y los derechos que se derivan de dicha dignidad. Esto permitirá, a su vez, dar una respuesta más adecuada a las numerosas cuestiones que se debaten hoy en el foro internacional. Sobre todo, ayudará a promover iniciativas concretas caracterizadas por un espíritu de solidaridad y libertad.
De hecho, es necesario un espíritu de solidaridad que lleve a promover como un cuerpo los principios éticos que, por su misma naturaleza y por su papel de base de la vida social, no son «negociables». Un espíritu de solidaridad impregnado de un fuerte sentido de amor fraterno lleva a un aprecio mayor de las iniciativas de los demás y a un profundo deseo de cooperar con ellas. Gracias a este espíritu, se trabajará siempre, cuando sea útil o necesario, en colaboración con las diversas organizaciones no gubernamentales o con los representantes de la Santa Sede, siempre respetando sus diferencias de naturaleza, de fines institucionales y de métodos operativos.
Por otra parte, un auténtico espíritu de libertad, vivido con solidaridad, impulsará la iniciativa de los miembros de las Organizaciones no gubernamentales a crear una amplia gama de nuevos enfoques y soluciones con respecto a los asuntos temporales que Dios ha dejado al juicio libre y responsable de cada uno. En efecto, si se viven con solidaridad, el legítimo pluralismo y la diversidad no sólo no son motivo de división y enfrentamiento, sino que son condición de eficacia cada vez mayor. Las actividades de vuestras organizaciones serán realmente fecundas si permanecen fieles al magisterio de la Iglesia, ancladas en la comunión con sus pastores y, sobre todo, con el Sucesor de Pedro, y afrontan con espíritu de apertura prudente los desafíos del momento actual.
Queridos hermanos, os agradezco una vez más vuestra presencia hoy y vuestros esfuerzos dedicados a promover la causa de la justicia y de la paz en el seno de la familia humana. A la vez que os aseguro un recuerdo especial en mis oraciones, invoco sobre vosotros, y sobre las organizaciones que representáis, la protección materna de María, Reina del mundo. A vosotros, a vuestras familias y a los miembros de vuestras asociaciones imparto con afecto mi bendición apostólica.
Fuente: Catholic.net
EspañaSERVICIO DE LA CARIDAD
Proemio
«La naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de Dios (kerygma-martyria), celebración de los Sacramentos (leiturgia) y servicio de la caridad (diakonia). Son tareas que se implican mutuamente y no pueden separarse una de otra» (Carta enc. Deus caritas est, 25).
El servicio de la caridad es también una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia (cf. ibíd.); todos los fieles tienen el derecho y el deber de implicarse personalmente para vivir el mandamiento nuevo que Cristo nos dejó (cf. Jn 15, 12), brindando al hombre contemporáneo no sólo sustento material, sino también sosiego y cuidado del alma (cf. Carta enc. Deus caritas est, 28). Asimismo, la Iglesia está llamada a ejercer la diakonia de la caridad en su dimensión comunitaria, desde las pequeñas comunidades locales a las Iglesias particulares, hasta abarcar a la Iglesia universal; por eso, necesita también «una organización, como presupuesto para un servicio comunitario ordenado» (cf. ibíd., 20), una organización que a su vez se articula mediante expresiones institucionales.
A propósito de esta diakonia de la caridad, en la Carta encíclica Deus caritas est señalé que «es propio de la estructura episcopal de la Iglesia que los Obispos, como sucesores de los Apóstoles, tengan en las Iglesias particulares la primera responsabilidad de cumplir» el servicio de la caridad (n. 32), y observaba que «el Código de Derecho Canónico, en los cánones relativos al ministerio episcopal, no habla expresamente de la caridad como un ámbito específico de la actividad episcopal» (ibíd.). Aunque «el Directorio para el ministerio pastoral de los Obispos ha profundizado más concretamente el deber de la caridad como cometido intrínseco de toda la Iglesia y del Obispo en su diócesis» (ibíd.), en cualquier caso era necesario colmar dicha laguna normativa a fin de expresar adecuadamente, en el ordenamiento canónico, el carácter esencial del servicio de la Caridad en la Iglesia y su relación constitutiva con el ministerio episcopal, trazando los perfiles jurídicos que conlleva este servicio en la Iglesia, especialmente si se presta de manera organizada y con el sostén explícito de los Pastores.
Desde esta perspectiva, por tanto, con el presente Motu proprio deseo proporcionar un marco normativo orgánico que sirva para ordenar mejor, en líneas generales, las distintas formas eclesiales organizadas del servicio de la caridad, que está estrechamente vinculada a la naturaleza diaconal de la Iglesia y del ministerio episcopal.
Se ha de tener muy presente que «la actuación práctica resulta insuficiente si en ella no se puede percibir el amor por el hombre, un amor que se alimenta en el encuentro con Cristo» (ibíd., 34). Por tanto, en la actividad caritativa, las numerosas organizaciones católicas no deben limitarse a una mera recogida o distribución de fondos, sino que deben prestar siempre especial atención a la persona que se encuentra en situación de necesidad y llevar a cabo asimismo una preciosa función pedagógica en la comunidad cristiana, favoreciendo la educación a la solidaridad, al respeto y al amor según la lógica del Evangelio de Cristo. En efecto, en todos sus ámbitos, la actividad caritativa de la Iglesia debe evitar el riesgo de diluirse en una organización asistencial genérica, convirtiéndose simplemente en una de sus variantes (cf. ibíd., 31).
Las iniciativas organizadas que promueven los fieles en el sector de la caridad en distintos lugares son muy diferentes entre ellas y requieren una gestión apropiada. De modo particular, se ha desarrollado en el ámbito parroquial, diocesano, nacional e internacional la actividad de la «Caritas», institución promovida por la Jerarquía eclesiástica, que se ha ganado justamente el aprecio y la confianza de los fieles y de muchas otras personas en todo el mundo por el generoso y coherente testimonio de fe, así como por la concreción a la hora de responder a las peticiones de las personas necesitadas. Junto a esta amplia iniciativa, sostenida oficialmente por la autoridad de la Iglesia, han surgido en diferentes lugares otras múltiples iniciativas, que nacen del libre compromiso de los fieles que quieren contribuir de diferentes maneras con su esfuerzo a testimoniar concretamente la caridad para con las personas necesitadas. Tanto unas como otras son iniciativas distintas en cuanto al origen y al régimen jurídico, aunque expresan igualmente sensibilidad y deseo de responder a una misma llamada.
La Iglesia, en cuanto institución, no puede ser ajena a las iniciativas que se promueven de modo organizado y son libre expresión de la solicitud de los bautizados por las personas y los pueblos necesitados. Por esto, los Pastores deben acogerlas siempre como manifestación de la participación de todos en la misión de la Iglesia, respetando las características y la autonomía de gobierno que, según su naturaleza, competen a cada una de ellas como manifestación de la libertad de los bautizados.
Junto a ellas, la autoridad eclesiástica ha promovido por iniciativa propia obras específicas, a través de las cuales provee institucionalmente a encauzar las donaciones de los fieles, según formas jurídicas y operativas adecuadas que permitan llegar a resolver con más eficacia las necesidades concretas.
Sin embargo, en la medida en que dichas actividades las promueva la propia Jerarquía, o cuenten explícitamente con el apoyo de la autoridad de los Pastores, es preciso garantizar que su gestión se lleve a cabo de acuerdo con las exigencias de las enseñanzas de la Iglesia y con las intenciones de los fieles y que respeten asimismo las normas legítimas emanadas por la autoridad civil. Frente a estas exigencias, era necesario determinar en el derecho de la Iglesia algunas normas esenciales, inspiradas en los criterios generales de la disciplina canónica, que explicitaran en este sector de actividades las responsabilidades jurídicas que asumen en esta materia los diversos sujetos implicados, delineando en particular la posición de autoridad y de coordinación que corresponde en esto al Obispo diocesano. Dichas normas, sin embargo, debían tener una amplitud suficiente para comprender la apreciable variedad de instituciones de inspiración católica que, en cuanto tales, actúan en este sector, tanto las que nacieron por impulso de la Jerarquía, como las que surgieron por iniciativa directa de los fieles, y que los Pastores del lugar acogieron y alentaron. Si bien era necesario establecer normas al respecto, era preciso a su vez tener en cuenta cuanto requiere la justicia y la responsabilidad que los Pastores asumen frente a los fieles, respetando la legítima autonomía de cada ente.
Parte dispositiva
Por consiguiente, a propuesta del Emmo. Presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», tras haber escuchado el parecer del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, establezco y decreto lo siguiente:
Art. 1. – § 1. Los fieles tienen el derecho de asociarse y de instituir organismos que lleven a cabo servicios específicos de caridad, especialmente en favor de los pobres y los que sufren. En la medida en que estén vinculados al servicio de caridad de los Pastores de la Iglesia y/o por ese motivo quieran valerse de la contribución de los fieles, deben someter sus Estatutos a la aprobación de la autoridad eclesiástica competente y observar las normas que siguen.
§ 2. En los mismos términos, también es derecho de los fieles constituir fundaciones para financiar iniciativas caritativas concretas, según las normas de los cánones 1303 CIC y 1047 CCEO. Si este tipo de fundaciones respondiese a las características indicadas en el § 1 se observarán asimismo, congrua congruis referendo, las disposiciones de la presente ley.
§ 3. Además de observar la legislación canónica, las iniciativas colectivas de caridad a las cuales hace referencia el presente Motu Proprio deben seguir en su actividad los principios católicos, y no pueden aceptar compromisos que en cierta medida puedan condicionar la observancia de dichos principios.
§ 4. Los organismos y las fundaciones que promueven con fines de caridad los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica están sujetos a la observancia de las presentes normas y deben seguir cuanto establecido en los cánones 312 § 2 CIC y 575 § 2 CCEO.
Art. 2. – § 1. En los Estatutos de cada organismo caritativo a los que hace referencia el artículo anterior, además de los cargos institucionales y las estructuras de gobierno según el can. 95 § 1 CIC, también se expresarán los principios inspiradores y las finalidades de la iniciativa, las modalidades de gestión de los fondos, el perfil de los propios agentes, así como las relaciones y las informaciones que han de presentar a la autoridad eclesiástica competente.
§ 2. Un organismo caritativo puede usar la denominación de «católico» sólo con el consentimiento escrito de la autoridad competente, como se indica en el can. 300 CIC.
§ 3. Los organismos con finalidad caritativa que promueven los fieles pueden tener un Asistente eclesiástico nombrado con arreglo a los Estatutos, conformemente a los cánones 324 § 2 y 317 CIC.
§ 4. Al mismo tiempo, la autoridad eclesiástica deberá tener presente el deber de regular el ejercicio de los derechos de los fieles a tenor de los cánones 223 § 2 CIC y 26 § 2 CCEO, con el fin de evitar el multiplicarse de las iniciativas de servicio de caridad en detrimento de la operatividad y la eficacia respecto a las finalidades que se proponen.
Art. 3.- § 1. A efectos de los artículos anteriores, se entiende por autoridad competente, en los respectivos niveles, la que se indica en los cánones 312 CIC y 575 CCEO.
§ 2. Si se trata de organismos no aprobados en el ámbito nacional, aunque trabajen en varias diócesis, se entiende por autoridad competente el Obispo diocesano del lugar en el cual se encuentre la sede principal de dicho ente. En cualquier caso, la organización tiene el deber de informar a los Obispos de las demás diócesis en las cuales lleva a cabo su labor, y de respetar sus indicaciones en relación a las actividades de las distintas entidades caritativas presentes en la diócesis.
Art. 4. – § 1. El Obispo diocesano (cf. can. 134 § 3 CIC y can. 987 CCEO) ejerce su solicitud pastoral por el servicio de la caridad en la Iglesia particular que tiene encomendada como Pastor, guía y primer responsable de ese servicio.
§ 2. El Obispo diocesano favorece y sostiene iniciativas y obras de servicio al prójimo en su Iglesia particular, y suscita en los fieles el fervor de la caridad laboriosa como expresión de vida cristiana y de participación en la misión de la Iglesia, como se señala en los cánones 215 y 222 CIC y 25 y 18 CCEO.
§ 3. Corresponde al respectivo Obispo diocesano vigilar a fin de que en la actividad y la gestión de estos organismos se observen siempre las normas del derecho universal y particular de la Iglesia, así como las voluntades de los fieles que hayan hecho donaciones o dejado herencias para estas finalidades específicas (cf. cánones 1300 CIC y 1044 CCEO).
Art. 5. – El Obispo diocesano debe asegurar a la Iglesia el derecho de ejercer el servicio de la caridad, y cuidar de que los fieles y las instituciones bajo su vigilancia observen la legislación civil legítima en materia.
Art. 6. – Es tarea del Obispo diocesano, como indican los cánones 394 § 1 CIC y 203 § 1 CCEO, coordinar en su circunscripción las diversas obras de servicio de caridad, tanto las que promueve la Jerarquía misma, como las que responden a la iniciativa de los fieles, respetando la autonomía que les fuese otorgada conformemente a los Estatutos de cada una. En particular, vele para que sus actividades mantengan vivo el espíritu evangélico.
Art. 7. – § 1. Las entidades a las que hace referencia el art. 1 § 1 deben seleccionar a sus agentes entre personas que compartan, o al menos respeten, la identidad católica de estas obras.
§ 2. Con el fin de garantizar el testimonio evangélico en el servicio de la caridad, el Obispo diocesano debe velar para que quienes trabajan en la pastoral caritativa de la Iglesia, además de la debida competencia profesional, den ejemplo de vida cristiana y prueba de una formación del corazón que testimonie una fe que actúa por la caridad. Con este objetivo, provea a su formación también en ámbito teológico y pastoral, con específicos curricula concertados con los directivos de los varios organismos y con propuestas adecuadas de vida espiritual.
Art. 8. – Donde fuese necesario por número y variedad de iniciativas, el Obispo diocesano debe establecer en la Iglesia que se le ha encomendado una oficina que en su nombre oriente y coordine el servicio de la caridad.
Art. 9. – § 1. El Obispo debe favorecer la creación en cada parroquia de su circunscripción de un servicio de «Caritas» parroquial o análogo, que promueva asimismo una acción pedagógica en el ámbito de toda la comunidad para educar en el espíritu de una generosa y auténtica caridad. Si fuera oportuno, dicho servicio se constituirá en común para varias parroquias del mismo territorio.
§ 2. Corresponde al Obispo y al párroco respectivo asegurar que, en el ámbito de la parroquia, junto a la «Caritas» puedan coexistir y desarrollarse otras iniciativas de caridad, bajo la coordinación general del párroco, si bien teniendo en cuenta cuanto indicado en el art. 2 § 4.
§ 3. Es un deber del Obispo diocesano y de los respectivos párrocos evitar que en esta materia se induzca a error o malentendidos a los fieles, por lo que deben impedir que a través de las estructuras parroquiales o diocesanas se haga publicidad de iniciativas que, aunque se presenten con finalidades de caridad, propongan opciones o métodos contrarios a las enseñanzas de la Iglesia.
Art. 10. – § 1. Corresponde al Obispo la vigilancia sobre los bienes eclesiásticos de los organismos caritativos sujetos a su autoridad.
§ 2. Es un deber del Obispo diocesano asegurarse de que los ingresos provenientes de las colectas que se realicen en conformidad a los cánones 1265 y 1266 CIC, y cánones 1014 y 1015 CCEO, se destinen a las finalidades para las cuales se han recogido (cánones 1267 CIC, 1016 CCEO).
§ 3. En particular, el Obispo diocesano debe evitar que los organismos de caridad sujetos a su cargo reciban financiación de entidades o instituciones que persiguen fines en contraste con la doctrina de la Iglesia. Análogamente, para no dar escándalo a los fieles, el Obispo diocesano debe evitar que dichos organismos caritativos acepten contribuciones para iniciativas que, por sus fines o por los medios para alcanzarlos, no estén de acuerdo con la doctrina de la Iglesia.
§ 4. De modo particular, el Obispo debe cuidar que la gestión de las iniciativas que dependen de él sea testimonio de sobriedad cristiana. A este fin, debe vigilar que los sueldos y gastos de gestión respondan a las exigencias de la justicia y a los necesarios perfiles profesionales, pero que a su vez sean debidamente proporcionados a gastos análogos de la propia Curia diocesana.
§ 5. Para permitir que la autoridad eclesiástica a la que hace referencia el art. 3 § 1 pueda ejercer su deber de vigilancia, las entidades mencionadas en el art. 1 § 1 deben presentar al Ordinario competente el balance anual, en el modo que indique el propio Ordinario.
Art. 11. – El Obispo diocesano debe, si fuera necesario, hacer público a sus fieles el hecho que la actividad de un determinado organismo de caridad ya no responde a las exigencias de las enseñanzas de la Iglesia, prohibiendo por consiguiente el uso del nombre «católico» y adoptando las medidas pertinentes en el caso de que aparecieran responsabilidades personales.
Art. 12.- § 1. El Obispo diocesano debe favorecer la acción nacional e internacional de los organismos de servicio de la caridad bajo su solicitud pastoral, en particular la cooperación con las circunscripciones eclesiásticas más pobres, análogamente a cuanto establecen los cánones 1274 § 3 CIC y 1021 § 3 CCEO.
§ 2. La solicitud pastoral por las obras de caridad, según las circunstancias de tiempo y de lugar, pueden ejercerla conjuntamente varios Obispos de las diócesis más cercanas respecto a más de una Iglesia, en conformidad con el derecho. Si se tratase de ámbito internacional, es preciso consultar preventivamente el Dicasterio competente de la Santa Sede. Asimismo, es oportuno que, para iniciativas de caridad de ámbito nacional, el Obispo consulte la oficina correspondiente de la Conferencia Episcopal.
Art. 13.- La autoridad eclesiástica del lugar conserva siempre íntegro el derecho de dar su consentimiento a las iniciativas de organismos católicos que se desarrollen en el ámbito de su competencia, en el respeto de la normativa canónica y de la identidad propia de cada organismo, y es su deber de Pastor vigilar a fin de que las actividades realizadas en su diócesis se lleven a cabo conformemente a la disciplina eclesiástica, prohibiéndolas o adoptando las medidas necesarias si no la respetasen.
Art. 14. – Donde sea oportuno, el Obispo promueva las iniciativas de servicio de la caridad en colaboración con otras Iglesias o Comunidades eclesiales, salvando las peculiaridades propias de cada uno.
Art. 15. – § 1. El Consejo Pontificio «Cor Unum» tiene la tarea de promover la aplicación de esta normativa y de vigilar que se aplique en todos los ámbitos, sin perjuicio de la competencia del Consejo Pontificio para los Laicos sobre las asociaciones de fieles, prevista en el art. 133 de la Constitución apostólica Pastor Bonus, así como la de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, y salvadas las competencias generales de los demás Dicasterios y Organismos de la Curia Romana. En particular, el Consejo Pontificio «Cor Unum» debe vigilar que el servicio de la caridad de las instituciones católicas en ámbito internacional se desarrolle siempre en comunión con las respectivas Iglesias particulares.
§ 2. Análogamente, compete al Consejo Pontificio «Cor Unum» la erección canónica de organismos de servicio de caridad en el ámbito internacional, asumiendo sucesivamente las tareas disciplinarias y de promoción que correspondan por derecho.
Ordeno que todo lo que he deliberado con esta Carta apostólica en forma de Motu Proprio se observe en todas sus partes, no obstante cualquier disposición contraria, aunque sea digna de particular mención, y establezco que se promulgue mediante la publicación en el periódico «L’Osservatore Romano», y que entre en vigor el 10 de diciembre de 2012.
Dado en el Vaticano, el día 11 de noviembre del año 2012, octavo de Nuestro Pontificado.
BENEDICTUS PP. XVI
Universidad San Ignacio de Loyola
El arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, consideró “positivo” que la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) haya hecho público su interés en adoptar a partir del próximo año el título de ‘Católica’.
Sin embargo, el religioso advirtió que aún se está en los “primeros pasos” del proceso.
“Me parece positivo que una universidad quiera poner al servicio de la Iglesia la enseñanza, pero tal vez el entusiasmo de Raúl (Diez Canseco) todavía va mucho más adelante. Estamos en los primeros pasos de este intento”, refirió.
“Hay unas normas para todas las universidades católicas del mundo. Por lo tanto, hay que estudiarlo y verlo. (…) Pienso que la Iglesia si algo tiene, como centro de su tarea es el enseñar, es inspirar con la fe todos los campos del saber”, dijo en su espacio radial Diálogo de fe.
Fuente: Diario Perú21.

Benedicto XVI en Financial Times

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Pablo VI

La Navidad, tiempo de implicación de los cristianos en el mundo
«Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios», fue la respuesta de Jesús cuando le preguntaron qué opinaba acerca del pago de los impuestos. Naturalmente, quienes se lo preguntaban querían tenderle una trampa, obligándolo a tomar partido en el candente debate político alrededor de la dominación romana sobre la tierra de Israel. Pero el envite era aún mayor: si Jesús era realmente el Mesías tan esperado, con toda seguridad se opondría a los dominadores romanos. La pregunta estaba calculada, por lo tanto, para desenmascararlo, bien como una amenaza para el régimen, bien como un impostor.
La respuesta de Jesús traslada hábilmente la cuestión a un nivel superior, precaviendo discretamente tanto contra la politización de la religión como contra la deificación del poder temporal y frente a la búsqueda insaciable de la riqueza. Tenía que recordar a sus oyentes que el Mesías no era el César, y que el César no era Dios. El reino que Jesús venía a instaurar pertenecía a una dimensión absolutamente superior. Como dijo a Poncio Pilato: «Mi reino no es de este mundo».
Los relatos de la Natividad contenidos en el Nuevo Testamento pretenden transmitir un mensaje similar. Jesús nació durante la elaboración de un «censo del mundo entero» ordenado por César Augusto, el emperador célebre por haber llevado la pax romana a todos los territorios sometidos al dominio de Roma. Pero aquel niño, nacido en un rincón oscuro y distante del imperio, iba a ofrecer al mundo una paz mucho más grande, de alcance auténticamente universal y que trascendía todo límite espacial y temporal.
Jesús nos es presentado como heredero del rey David, pero la liberación que él trajo a su pueblo no tenía el objetivo de mantener a raya ejércitos hostiles, sino el de vencer al pecado y a la muerte de una vez por todas.
El nacimiento de Cristo nos reta a replantear nuestras prioridades, nuestros valores, incluso nuestra forma de vida. La Navidad es, indudablemente, un tiempo de gran alegría, pero es también una ocasión para reflexionar en profundidad, e incluso para hacer un examen de conciencia. Al final de un año que ha traído a muchos privaciones económicas, ¿qué es lo que podemos aprender de la humildad, de la pobreza, de la sencillez del pesebre?
La Navidad puede revelarse como un tiempo en el que aprendemos a leer el Evangelio, a conocer a Jesús no solo como el Niño que yace en el pesebre, sino como aquel en el que reconocemos al Dios humanado.
Y es precisamente en el Evangelio donde los cristianos se inspiran para su vida diaria y para su implicación en los asuntos del mundo, ya sea en el Parlamento o en la Bolsa. No deben los cristianos rehuir el mundo, sino implicarse en él; pero su implicación en la política y en la economía debe trascender toda forma de ideología.
Los cristianos luchan contra la pobreza porque reconocen la dignidad suprema de todo ser humano, creado a imagen de Dios y destinado a la vida eterna. Los cristianos trabajan con vistas a un reparto más equitativo de los recursos de la tierra porque creen que los seres humanos, como administradores que son de la creación de Dios, tienen el deber de velar por los más débiles y por los más vulnerables. Los cristianos se oponen a la codicia y a la explotación porque están convencidos de que la generosidad y el amor desinteresado, tales como los vivió Jesús de Nazaret, son el camino que lleva a la plenitud de la vida. Y la creencia cristiana en el destino trascendente de todo ser humano los apremia en su cometido de fomentar la paz y la justicia para todos.
Como se trata de objetivos que muchos comparten, es viable una gran colaboración fructífera entre los cristianos y los demás; pero los cristianos dan al César solo lo que es del César, y no lo que es de Dios. A veces, a lo largo de la historia, no han podido acceder a las demandas de un César que, desde el culto al emperador de la antigua Roma hasta los regímenes totalitarios del siglo pasado, ha intentado ocupar el lugar de Dios. Si los cristianos se niegan a inclinarse ante los falsos dioses propuestos hoy, ello no se debe a que tengan una visión anticuada del mundo, sino a que están libres de ataduras ideológicas y animados por una visión tan noble del destino humano, que no pueden transigir con nada que lo pueda socavar.
Muchos nacimientos italianos tienen un fondo que representa ruinas de antiguos edificios romanos: ello muestra que el nacimiento del Niño Jesús marca el fin del antiguo orden, del mundo pagano, en el que las pretensiones del César resultaban prácticamente imposibles de desafiar. Ahora hay un nuevo rey, que no confía en el poder de las armas, sino en la fuerza del amor. Él trae esperanza a todos los que, como él, viven al margen de la sociedad. Trae esperanza a todos los que resultan vulnerables ante los cambiantes avatares de un mundo precario. Desde el pesebre, Dios nos invita a vivir como ciudadanos de su reino celestial: un reino que toda persona de buena voluntad puede ayudar a construir aquí en la tierra.
Fuente: Financial Times 20-12-2012; traducción de la Revista Ecclesia.
Venerable Pablo VI
El Papa Benedicto XVI ha promulgado en el día de ayer, jueves 20 de diciembre de 2012, el decreto por el que reconoce las virtudes heroicas del siervo de Dios Giovanni Battista Montini (1897-1978), Papa de la Iglesia católica, con el nombre de Pablo VI, desde el 21 de junio de 1963 al 6 de agosto de 1978.
Con el reconocimiento de sus virtudes heroicas, la beatificación de Pablo VI se producirá cuando se reconozca un milagro obrado por su intercesión. Al respecto, va muy avanzado el estudio la curación de un feto ocurrida hace 16 años en California (EEUU).
¿Cuándo será? Al tiempo. No obstante, todo parece indicar que Pablo VI será beatificado antes de la clausura del Año de la Fe. Y ello obedecería a muchos significados: el cincuentenario del Vaticano II y el mismo hecho de que el anterior Año de la Fe fuera promulgado en 1967 por Pablo VI.
A continuación reproducimos un artículo del director de la Revista Ecclesia, Jesús de las Heras Muela, sobre el Papa Montini:
Pablo VI, Papa para un compleja modernidad
En la tarde del domingo 6 de agosto de 1978, en Castelgandolfo y casi por sorpresa, fallecía el Papa Pablo VI, tras algo más de quince años de abnegado, espléndido, complejo y debatido ministerio apostólico petrino. Cuarenta días después habría cumplido 81 años.
Nacido el 26 de septiembre de 1896 en la localidad de Concesio, junto a Brescia, en la región norteña de Italia de la Lombardía, era sacerdote desde 1920, obispo desde 1954 y cardenal desde 1958. Durante más de treinta años sirvió en la Curia Romana en altas responsabilidades, a la par que atendía a los jóvenes universitarios de la FUCI. Trabajó también en el cuerpo diplomático de la Santa Sede y durante nueve años fue arzobispo de Milán, donde se le conocía como “el arzobispo de los obreros”. Renunció en 1952 a la púrpura cardenalicia y fue “papabile” antes incluso de ser cardenal. Fue bautizado en las aguas del bautismo con los nombres de Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini Alghisi. Es siervo de Dios y ojalá pronto que la Iglesia lo tenga entre sus beatos y santos.
Nacido para ser Papa
Pocas personas como él habían sido “pensadas” y preparadas a lo largo de su vida para asumir este servicio, habían nacido para ello, ya desde su cuna, con su padre abogado, periodista y político democristiano, con su madre moderna, culta y católica cabal. Desde años antes a su elección pontificia, Montini ofrecía ya el perfil del Sucesor de Pedro, al que le capacitaban, sin duda, hasta su mismo porte y elegancia externa e interna, con aquella mirada honda, pensativa y bondadosa. Y, sobre todo, le capacitaban su espléndida formación eclesiástica y humana; su fina y serena inteligencia; su cultura amplia, abierta y cosmopolita, de impronta francesa, moderna y fiel; su honda piedad y vida interior; o sus muchos años de quehacer en la Curia Romana, completados con nueve magníficos y emprendedores años como arzobispo de Milán, la más poblada diócesis de toda la Iglesia Occidental.
De él se podía decir, sí, que había nacido para ser Papa. Y lo fue en tiempos esperanzadores y turbulentos. Fue el Papa para una modernidad compleja, cambiante y hasta imprevisible y contradictoria, tan amada y esperada en demasía por unos como temida y denostada en exceso por otros. Fue el Papa del Concilio Vaticano II y de toda su carga de renovación y de reforma. Fue el Papa del primer postconcilio, tantas veces hermoso, tantas veces traumático. Fue el Papa del diálogo. Fue el Papa del hombre, siempre en su escucha y a su servicio, siempre atento a los signos de los tiempos y a los problemas e inquietudes que se abatían sobre una humanidad magnífica y atormentada, que ya empezaba a mostrar inequívocos síntomas de fragmentación, de cambio y ruptura.
“Vocabor Paulus” (“Me llamaré Pablo”)
Fue el Papa Pablo –nombre elegido por Montini al calzar las sandalias del Pescador, bien sabedor de lo que este nombre significaba en honor y memoria de San Pablo, el apóstol de las gentes y de los gentiles, el heraldo de Jesucristo- , el Papa evangelizador, consciente de la necesidad de recorrer todos los caminos del hombre y de la Iglesia, todos los caminos de un mundo que ya no era ni mucho menos uniforme, consciente de la necesidad de hacerse presente él y con él toda la Iglesia en sus distintos areópagos. Fue un Papa amado y también criticado, dolorosa e injustamente criticado tantas veces. Como aquella campaña que lo presentaba en nuestro país como antiespañol cuando lo cierto es que la historia le reserva un puesto de honor entre los grandes artífices de nuestra transición a la democracia.
La historia lo ha situado entre dos gigantes, los dos ya beatificados: el profeta, el carismático, el popular Juan XXIII –todavía y ya para siempre el Papa bueno- y él no menos carismático y popular Juan Pablo II el Grande, el atleta de Dios, el Papa más mediático de la historia, el Papa de los récord, el Papa de las excepcionalidades, el Papa del pueblo. Y entre estos gigantes, Pablo VI no palidece –no puede palidecer-, sino que conserva su puesto y su identidad.
Timonel audaz y prudente
Treinta años después de su muerte, la memoria de Pablo VI obliga al reconocimiento y a la gratitud porque supo ser, en medio de bonanzas y de tempestades, el timonel audaz y prudente que la nave de la Iglesia requería. Porque supo ser el Papa atento y siempre en escucha y en diálogo. Porque supo combinar renovación con fidelidad, aunque tantos le urgieran pisar más el freno o pisar más el acelerador. Porque, en suma, supo pastorear al rebaño confiado siguiendo la estela del Buen Pastor, buscando a las ovejas pérdidas sin descuidar a las que permanecían junto a la grey, aun cuando otros pensaran y actuaran de otra manera. Porque supo amar a Jesucristo y seguirle con la cruz a cuestas en quince vertiginosos y arduos años en que fue su Vicario en la tierra, en que fue el Dulce Cristo entre los hombres.
¿Progresista o conservador? ¿Firme o dubitativo? ¿Entusiasta del Vaticano II o atrapado por su legado? Pablo VI fue, ante todo, un hombre de Iglesia, un hijo fiel de la Iglesia y un padre para todos desde la fidelidad y la renovación, los dos quicios permanentes e inexcusables de la verdadera Iglesia. La gracia de Dios –nos recordaba el pasado domingo el Papa Benedicto XVI- no fue vana en él. Y así supo hacer prestar su aguda inteligencia al servicio de la altísima misión encomendada, amando apasionadamente a Jesucristo y a los hombres de su tiempo.
Un magisterio vivo e interpelador
Siete encíclicas, diecisiete constituciones apostólicas, diez exhortaciones apostólicas, sesenta y una cartas apostólicas, cuarenta y dos motu proprio y nueve viajes internacionales son, junto a su estilo y talante, el legado vivo e interpelador del Papa Montini. “Gaudete in Domino”, “Marialis cultus”, “Octogesima adveniens”, “Humanae vitae”, “Sacerdotalis coelibatus”, “Mysterium fidei”, “El Credo del Pueblo de Dios” y, sobre todo, “Ecclesiam suam”, “Populorum progressio” y “Evangelii nuntiandi” siguen siendo documentos imprescindibles no solo para conocer y entender su pontificado y la vida de la Iglesia en estas últimas cuatro décadas, sino también para que la Iglesia del alba del siglo XXI siga ofreciendo su genuino servicio evangelizador y de búsqueda del hombre –de todo hombre- y de la cultura de su tiempo.
Junto a ello, Pablo VI desplegó una intensa actividad reformadora en la liturgia, en el seno de la Curia Romana y del Colegio Cardenalicio, en la puesta en marcha de algunas propuestas del Vaticano II en pro de la colegialidad y la comunión –los Sínodos, las Conferencias Episcopales…-, en el inquebrantable compromiso ecuménico, de sus acciones y de sus gestos, en la catequesis…
Al hacer memoria de sus viajes apostólicos –el fue el primer Papa peregrino, el primer Papa itinerante y viajero-, llama la atención comprobar sus destinos, marcados por tres prioridades: la misión (India, Colombia, Uganda, Filipinas, Oceanía), la unidad de los cristianos y el diálogo interreligioso (Tierra Santa, Turquía, Ginebra) y la paz y la justicia social (la sede de la ONU, Uganda, Asia Oriental).
La Iglesia y el hombre, sus pasiones
Desde Jesucristo y en Jesucristo -“In nomine Domini” (“En el nombre del Señor”), como rezaba su lema episcopal y pontificio- , la Iglesia y el hombre fueron sus dos grandes amores, sus dos pasiones: “Ruego al Señor –escribía en las vísperas de su muerte- hacer de mi próxima muerte un don de amor a la Iglesia. Podría decir que la he amado siempre”. Y ampliaba su discurso y sus sentimientos con estas otras palabras: “Oh hombres, comprendedme, os amo a todos en la efusión del Espíritu… Así os miro, os saludo, así os bendigo. A todos”. Por ello, con palabras de su sucesor, el Papa Juan Pablo II, vaya nuestro reconocimiento: “Por el inestimable legado de magisterio y de virtud que Pablo VI ha dejado a los creyentes y a toda la humanidad, alabemos al Señor con sincera gratitud. A nosotros nos toca ahora atesorar tan sabia herencia”.
Y es que, más allá de tópicos, estereotipos, simpatías o antipatías, más de tres décadas después de su muerte, tampoco su legado cabe en una sepultura, como él mismo dijera de la herencia recibida de Juan XXIII.

Raúl Diez Canseco

Universidad San Ignacio de Loyola busca ser Católica
Mientras la PUCP y la Iglesia no encuentran soluciones, Raúl Diez Canseco prepara el rebautizo de la USIL como la Universidad Católica San Ignacio de Loyola. Esta sí tiene la bendición del cardenal Cipriani.
A poco de terminar el año, Raúl Diez Canseco reunió a su círculo más cercano de colaboradores de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL).
El ex vicepresidente, hoy retirado de la política, no solo resumió las millonarias inversiones que realizará la institución a partir del próximo año.
También anunció un cambio tan simple como importante: a partir del próximo año, la casa de estudios pasará a ser la Universidad Católica San Ignacio de Loyola.
El añadido pasaría inadvertido de no ser por la controversia jurídica que enfrenta abiertamente a la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y al cardenal Juan Luis Cipriani.
El último episodio de la ya conocida saga se dio en julio de este año, cuando un decreto emitido por el Secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, retiró a la PUCP “el derecho a usar en su denominación los títulos de ‘Pontificia’ y de ‘Católica’”.
La PUCP defiende el libre uso del término “Católica”, pero el cambio en la USIL cobra importancia pues, según contó Diez Canseco en la reunión, cuenta con el respaldo del propio Cipriani.
ACERCAMIENTOS PREVIOS
Un sutil primer paso de esta relación se dio en setiembre de 2010: mientras la comunidad PUCP cuestionaba ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos la sentencia del TC que interpretaba el testamento de Riva Agüero, la USIL estrenaba moderna capilla. El encargado de bendecirla fue nada menos que el cardenal Cipriani.
“En esta misa, en esta casa de estudios, me alegra mucho poder decir que la Iglesia no viene a maltratar la realidad, ni la ciencia, ni la filosofía, ni la economía, ni la política. No, la realidad es la que es”, se presentó el arzobispo.
Sin ser particularmente cercanos, la relación entre el cardenal y RDC se habría ido estrechando en los últimos años al punto que Diez Canseco, según contó un asistente a esta reunión, aseguró que Cipriani respalda el cambio de nombre.
“Estamos en ese trámite, efectivamente”, confirma RDC. “Es un proceso con la Iglesia Católica, con quien tenemos vínculos muy importantes. Somos una institución profundamente católica –no religiosa– y hemos iniciado conversaciones para llevar el nombre de Universidad Católica San Ignacio de Loyola”.
No solo eso, sino que habría intercedido ante la arquidiócesis de Arequipa para facilitar la venta de un terreno de 15 mil m2 en la zona urbana. No parece coincidencia que la diócesis sea presidida por el conservador arzobispo Javier del Río, que ha apoyado abiertamente a Cipriani en los entredichos con la PUCP.
“Nosotros nos sentimos muy cómodos dentro de la Iglesia”, resalta RDC.
Eso sí, ante la inevitable comparación con la PUCP señala que no pretenden reemplazarla, dibujando una línea que parece bastante definida: “No se olvide que la Católica es Pontificia, lo que significa que la Iglesia tiene autoridad sobre (la PUCP) y la autoridad máxima de la universidad tiene que recibir la bendición papal”.
“Nosotros tenemos una capellanía muy importante y hacemos una labor social bastante grande”, resume. “Dar ese paso para ser universidad católica no es algo ajeno a San Ignacio. Sería formalizar lo que hemos hecho toda la vida”.
ESO DE LA USIL
La Universidad San Ignacio de Loyola fue fundada en 1995, cuando el gobierno de Fujimori abrió la cancha para la creación de universidades privadas. Sin embargo, la amplia red hoy denominada OSIL (Organización Educativa San Ignacio de Loyola) data de 1968, cuando RDC fundó la academia preuniversitaria San Ignacio de Loyola.
Entonces tenía solo veinte años y no había concluido todavía sus estudios en economía. Pero haciendo gala del espíritu emprendedor y empresarial que promueve desde la USIL, construyó una red educativa que incluye el Colegio San Ignacio de Recalde, el Instituto San Ignacio de Loyola, la USIL misma, la Escuela de Posgrado, la Escuela de Chefs y la San Ignacio College, en Miami.
Solo la universidad cuenta con casi 14 mil alumnos y cerró el 2011 con un ingreso promedio de US$65 millones, ocupando el puesto número 524 de las empresas más rentables del Perú según Perú Top Publications.
La USIL tiene préstamos aprobados por US$50 millones para la ampliación de los campus que tiene en La Molina, Huachipa y Pachacámac, además de la compra de un terreno en Arequipa para construir una sede sur. Su objetivo es aumentar en 30% su número de alumnos.
Diez Canseco, por su parte, tuvo una agitada vida política como diputado por Lima en 1990, candidato a la presidencia por Acción Popular en 1995, vicepresidente y ministro de Comercio Exterior y Turismo durante el gobierno de Alejandro Toledo.
Justamente de esa cartera tuvo un accidentado desembarco en noviembre de 2003, acusado de favorecer a familiares de Luciana de La Fuente, con quien el ministro sostuvo un sonado affaire que hizo arquear una ceja a los católicos más conservadores. Hoy tienen un sólido matrimonio.
En meses pasados trascendió que la intención del Arzobispado era fundar una “verdadera” universidad católica y se especuló que Arequipa sería un escenario posible. La venta del terreno characato comienza a despejar la historia.
Queda pendiente lo que pasará con la denominación legal de la PUCP. Sus autoridades defienden que tienen su nombre registrado en orden según las leyes peruanas, pero en los círculos del cardenal se da por descontado que es cercano el momento de la ofensiva legal ante el Indecopi. De ser exitosa, le allanaría el camino a una, única, universidad católica.
Fuente: Revista CARETAS.
USIL“Nosotros nos sentimos muy cómodos dentro de la Iglesia”, indica Raúl Diez Canseco.
Fundada en 1995, la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) es, evidentemente, católica. No obstante, ahora se encuentran en trámites para que ello se vea reflejado en su nombre.
La revista Caretas reporta que Raúl Diez Canseco – exministro y presidente de la USIL- informó a colaboradores de la USIL sobre las próximas inversiones de la entidad educativa, así como el cambio de denominación.
El semanario se comunicó con Diez Canseco, que indicó: “estamos en ese trámite”.
“Es un proceso con la Iglesia Católica, con quienes tenemos vínculos muy importantes. Somos una institución profundamente católica –no religiosa- y hemos iniciado conversaciones para llevar el nombre de Universidad Católica San Ignacio de Loyola”, agregó.
Como se sabe, actualmente existe un conflicto entre la Iglesia católica y la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP), pues la entidad religiosa dice que la segunda no debería seguir llamándose ni “católica” ni “pontificia”.
Fuente: Diario La República.

Rezando por Hugo Chávez

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Rezando por Hugo Chávez
Venezolanos, diplomáticos de varios países y fieles católicos cubanos asistieron a una iglesia de La Habana a una misa por la salud del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien fue operado en Cuba de una recurrencia del cáncer que padece.
En el oficio religioso solicitado por la Embajada de Venezuela en la isla, se hicieron votos, rezos, oraciones y plegarias para pedir ayuda a Jesucristo por la recuperación de Chávez.
Asistió el vicecanciller cubano Rogelio Sierra, representantes diplomáticos de Ecuador, Nicaragua, Congo, Siria y Vietnam, junto a miembros de la comunidad católica.
La agregada militar de la representación diplomática venezolana en La Habana, Daphne Carreño, manifestó en nombre de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, “su profunda solidaridad y compromiso” con el presidente Chávez.

Fuente: Diario La República.
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Iglesia católica, iglesia universal

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Eslovaquia
Por Sandro Magister
El servicio de www.chiesa sobre la remoción del arzobispo de Trnava ha agitado enérgicamente, en Eslovaquia pero no solamente allí, la polémica encendida por la decisión vaticana:
“Obispo de rostro humano” despedido por el Papa
En particular, suscitó reacciones lo escrito por www.chiesa –al referirse a los resultados obtenidos por las autoridades vaticanas– respecto al desorden administrativo de los bienes de la arquidiócesis entregados para ser gestionados a las sociedades comerciales Ninett y Hanalex del depuesto arzobispo Róbert Bezák.
Los dirigentes de estas sociedades, Ondrej Studenec y Anna Hušcavová, han solicitado a www.chiesa una rectificación de las imputaciones que les fueron dirigidas, definidas por ambos como “falsas e infundadas”.
En la carta, Anna Hušcavová defiende la bondad de lo obrado por ella – sobre lo cual www.chiesa no tiene motivos para dudar – y remite el origen de la deuda de la arquidiócesis de Trnava a la decisión del administrador apostólico que reemplazó al depuesto arzobispo Bezák de romper relaciones con las sociedades Ninett y Hanalex.
Esta reconstrucción suya de los hechos es conocida por las autoridades vaticanas. Pero ello no les ha llevado a modificar su juicio, resultado de las investigaciones que culminaron en la visita apostólica del pasado mes de enero.
Para ser precisos, la suma perdida por la arquidiócesis de Trnava llega a los 577,213.09 euros, que equivalen a un cuarto de los ingresos anuales de la arquidiócesis. A juicio de las autoridades vaticanas y del actual administrador apostólico, la responsabilidad de esa pérdida recae en la gestión de los bienes de la arquidiócesis, llevada a cabo por el arzobispo depuesto.
Ese sistema de gestión –siempre a juicio de las autoridades vaticanas– había fracasado anteriormente también en la diócesis vecina de Banska Bystrica, concluida con la venta de parte del patrimonio inmobiliario de la diócesis, para cancelar las deudas acumuladas.
Además, al confiar la gestión de los bienes de la arquidiócesis a la sociedad Ninett, asistida a su vez por la consultora Hanalex, el depuesto arzobispo de Trnava habría despojado de sus prerrogativas al consejo diocesano para los asuntos económicos, previsto por el Código de Derecho Canónico (cánones 492-493). Monseñor Bezák ni siquiera había nombrado un ecónomo, contrariando lo que prescribe el Código en el canon 494.
En consecuencia, están en conflicto los puntos de vista de Anna Hušcavová y del Vaticano. En todo caso, el desorden administrativo, investigado por la Congregación vaticana para el Clero, presidida por el cardenal Mauro Piacenza, no ha sido la única causa de la remoción del arzobispo Bezák.
Lo que le ha preocupado a las autoridades vaticanas han sido sobre todo algunas de sus posturas en el campo doctrinal y disciplinar y sus actitudes de abierta ruptura con gran parte del clero de su arquidiócesis y con todo el episcopado de Eslovaquia. Sobre este otro aspecto se ha movido la Congregación vaticana para los Obispos, presidida por el cardenal Marc Ouellet.
Sobre esto ha hecho referencia el anterior servicio de www.chiesa. Se puede agregar que también la edad relativamente joven, 52 años, de monseñor Bezák ha jugado en su contra.
El temor que una situación así deteriorada pueda prolongarse por otro cuarto de siglo, hasta que el arzobispo alcance la edad canónica de 75 años (en la que todo obispo está obligado a presentar su dimisión) indujo a las autoridades vaticanas a dar el paso decisivo.
Por eso, el 2 de julio, el papa Benedicto XVI ha “relevado” a monseñor Bezák del cuidado pastoral de la arquidiócesis de Trnava.
Testimonios en el Sínodo
TOMMASO SPINELLI, catequista de jóvenes catecúmenos en la oficina de catequesis de Roma, Italia: “La nueva evangelización necesita substancia: unas catequesis de espesor que sepan decir algo serio a nuestra vida, pero también, y sobre todo, vidas de espesor, que muestren con los hechos la solidez que tiene quien es cristiano. Con mayor razón hoy que las familias están desunidas y con frecuencia abdican de su tarea educativa, los sacerdotes son un testimonio para los jóvenes de la fidelidad a una vocación y la posibilidad de elegir una manera de vivir alternativa y más bella respecto a la que propone la sociedad. Sin embargo, lo que me preocupa es que estas figuras de espesor se estén convirtiendo en una minoría. El sacerdote ha perdido confianza en la importancia de su ministerio, ha perdido carisma y cultura. Veo sacerdotes que se adaptan al pensamiento dominante. Y lo mismo sucede en las celebraciones litúrgicas: cuando intentan ser originales acaban siendo insignificantes. Sacerdotes, os pido que encontréis la valentía de ser vosotros mismos. No temáis, porque si sois auténticamente sacerdotes, si proponéis sin miedo la verdad de la fe, los jóvenes os seguiremos. De hecho, hacemos nuestras las palabras de Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? ¡Sólo tú tienes palabras de vida eterna!” Y nosotros tenemos un hambre infinita de algo eterno y verdadero.
“Por tanto, propongo: 1) Aumentar la formación, no sólo espiritual, sino también cultural, de los sacerdotes. Con demasiada frecuencia vemos a sacerdotes que han perdido el papel de maestros de cultura que les hacía importantes para toda la sociedad. Hoy, si queremos ser creíbles y útiles, debemos volver a tener buenas herramientas culturales. 2) Redescubrir el Catecismo de la Iglesia Católica en su carácter conciliar: en concreto la primera parte de cada sección, donde los documentos del Concilio iluminan los temas tradicionales. De hecho, el Catecismo pone con sabiduría como premisa a la explicación del Credo una parte inspirada en la ‘Dei Verbum’, en la que se explica la visión personalista de la revelación; a los sacramentos, la ‘Sacrosantum Concilium’, y a los mandamientos, la ‘Lumen Gentium’, que muestra al hombre creado a imagen de Dios. La primera parte de cada sección del Catecismo es fundamental para que el hombre de hoy sienta la fe como algo que le afecta de cerca y sea capaz de dar respuestas a sus preguntas más profundas. 3) Por último, la liturgia se olvida y se desacraliza con demasiada frecuencia: hay que volver a ponerla con dignidad en el centro de la comunidad tanto parroquial como territorial”.
BERISLAV GRGIC, obispo croata, prelado de Tromso, Noruega: “En los países nórdicos -Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia- la Iglesia católica es una pequeña minoría y, por tanto, no tiene ni las ventajas ni las desventajas que se encuentran a menudo en las regiones tradicional y predominantemente católicas. A pesar de su limitada relevancia, tanto numérica como social, nuestra Iglesia es una Iglesia en crecimiento. Se están construyendo o comprando nuevas iglesias e instituyendo nuevas parroquias, se están añadiendo ritos no latinos, el número de las conversiones y los bautismos adultos es relativamente alto, no faltan las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, el número de bautizos supera con mucho el de los fallecimientos y el de quienes abandonan la Iglesia, y la presencia en la Misa dominical es bastante alta.
“En algunos sectores de la sociedad existe un gran interés por la fe y la espiritualidad, tanto por parte de los no creyentes, que buscan la verdad, como por parte de los cristianos comprometidos de otras confesiones, que desean una profundización y un enriquecimiento de la vida religiosa. Hay que observar además que, en los últimos años, un número más bien alto de órdenes contemplativas ha abierto sus casas. Sin embargo, la transmisión de la fe se hace más difícil a menudo debido a las grandes distancias. Nuestros sacerdotes tienen que viajar mucho (a veces hasta 2000 Km al mes) para ir a visitar a los fieles que viven en lugares distantes y poder celebrar con ellos la Misa. Durante los meses invernales esto resulta muy duro”.
OLIVIER SCHMITTHAEUSLER MEP, vicario apostólico francés de Phnom-Penh, Camboya: “El genocidio Khmer rojo ha asesinado a obispos, sacerdotes, religiosos y a la mayoría de los cristianos. Desde hace 20 años vivimos de nuevo el tiempo de los Hechos de los Apóstoles, con un primer anuncio de la Buena Nueva asegurado por el pequeño número de supervivientes, sostenido por la llegada masiva de misioneros. Hoy, nosotros tenemos aproximadamente 200 bautismos de adultos cada año… la pequeña Iglesia de Camboya es, de alguna manera, un laboratorio de evangelización en un mundo budista, que ha entrado plenamente en el proceso de secularización dirigido por la globalización a semejanza de los dragones asiáticos. La Misión Ad Extra está íntimamente ligada a la Misión Ad Intra. Ad Extra y Ad Intra se enriquecen mutuamente, alentándose entre ellas al servicio de una misma y única Misión de Evangelización.
“He aquí algunos puntos significativos para un primer anuncio de Jesucristo que también pueden servir para una reflexión sobre la nueva evangelización.
Dos fundamentales: 1) El verdadero encuentro de Jesucristo abre el corazón a la caridad y a la experiencia del perdón que conducen al descubrimiento del don de la vida. 2) Los laicos son apóstoles en este mundo (‘Apostolicam actuositatemì).
“¿Cómo puede ser la Iglesia sacramento de Cristo en el mundo a través de una nueva evangelización en la práctica y en la verdad? 1) Una Iglesia que llega al corazón. 2) Una Iglesia sencilla. 3) Una Iglesia hospitalaria. 4) Una Iglesia que reza. 5) Una Iglesia alegre”.
Príncipes de la Iglesia. Pero con un Rey crucificado
“En torno a los Apóstoles florecen las comunidades cristianas, pero éstas son ‘la’ Iglesia, que tanto en Jerusalén como en Antioquía o Roma, es siempre la misma, una y universal. Y cuando los Apóstoles hablan de la Iglesia, no se refieren a su propia comunidad: hablan de la Iglesia de Cristo, e insisten en esta identidad única, universal y total de la ‘Catholica’, que se realiza en cada Iglesia local”.
Pero el Papa Ratzinger, además del primado de esta catolicidad, ha insistido sobre otro tema: el de la realeza de Cristo, que los cardenales están llamados a testimoniar.
A los cardenales se les aplica el título de “príncipes de la Iglesia”. Pero el reino al que pertenecen – ha subrayado el Papa en la homilía del 25 de noviembre citando el diálogo de Jesús con Pilato – “no es de este mundo”.
Es el reino que Jesús actúa en la cruz, “en el supremo acto de amor”.
Así ha concluido Benedicto XVI su homilía:
“Queridos y venerados hermanos cardenales, a vosotros se os ha confiado esta ardua responsabilidad: dar testimonio del reino de Dios, de la verdad. Esto significa resaltar siempre la prioridad de Dios y su voluntad frente a los intereses del mundo y sus potencias. Sed imitadores de Jesús, el cual, ante Pilato, en la situación humillante descrita en el Evangelio, manifestó su gloria: la de amar hasta el extremo, dando la propia vida por las personas que amaba. Ésta es la revelación del reino de Jesús. Y por esto, con un solo corazón y una misma alma, rezamos: Adveniat regnum tuum”.
Los seis nuevos cardenales creados en el último consistorio son: James Michael Harvey, de los Estados Unidos; Béchara Boutros Rai, libanés; Baselios Cleemis Thottunkal, indio; John Olorunfemi Onaiyekan, nigeriano; Rubén Salazar Gómez, colombiano y Luis Antonio Tagle, filipino.
Con ellos, el colegio cardenalicio asume en su conjunto la fisionomía analizada con precisión en el artículo siguiente, publicado en “Avvenire”, el diario de la conferencia episcopal italiana, el mismo día que tuvo lugar el consistorio.
UN CONSISTORIO PARA LA IGLESIA UNIVERSAL
Por Gianni Cardinale
“He querido, con este pequeño consistorio, completar el consistorio de febrero, […] mostrando que la Iglesia es Iglesia de todos los pueblos, habla todas las lenguas, es siempre Iglesia de Pentecostés; no Iglesia de un continente, sino Iglesia universal”.
Benedicto XVI ha explicado así, con estas breves palabras dirigidas a los padres sinodales la mañana del sábado 27 de octubre, el estrecho vínculo entre el consistorio de este 24 de noviembre y la precedente creación cardenalicia, que se remonta a hace apenas nueve meses, el pasado 18 de febrero.
En esa ocasión, el Papa Joseph Ratzinger impuso la birreta a 22 eclesiásticos, 18 de los cuales tienen menos de 80 años y, por tanto, tienen derecho a voto en posibles cónclaves. Y la mayoría de ellos (14 con derecho de voto en el cónclave, más 4 ultra octogenarios) procedían de Europa, y de Italia en particular (7, todos electores).
En este consistorio “complementario”, en cambio, se impone la birreta a 6 nuevos purpurados de los cuales ninguno es originario de Italia o del Viejo Continente.
Con esta nueva “hornada”, lo que antes era llamado el sacro colegio está formado por 211 cardenales, 120 de los cuales votantes (la cifra máxima prevista por las normas que el Papa, de todas formas, puede derogar).
En este colegio están representados los cinco continentes con 66 países, 48 de los cuales tienen por lo menos un purpurado elector.
De los 120 electores, 67 son los que han sido creados hasta ahora por Benedicto XVI y 53 los nombrados por Juan Pablo II.
Entre los 91 no electores que tienen más de 80 años están los dos últimos cardenales, aún vivos, creados por Pablo VI, además del mismo Papa Ratzinger. Son el brasileño Paulo Evaristo Arns y el estadounidense William W. Baum.
Al mirar la representación geopolítica de los votantes se puede observar que el continente más representado sigue siendo Europa, con 62 cardenales (el 51,6%). Siguen América con 35 (29,2%), África y Asia con 11 cada uno (9,2%) y Oceanía con 1 (0,8%).
Se trata – en números absolutos más que en los porcentajes – de una distribución más en línea con los últimos decenios.
Como ejemplo, basta recordar que a principios de 1978 – es decir, al final del pontificado de Pablo VI – de los 118 cardenales votantes, 59 eran europeos (50%), 32 americanos (27,2%), 12 asiáticos (10,2%), 11 africanos (9,3%) y 4 procedentes de Oceanía (3,4%).
Los italianos ahora son 28 (el 23,3%), mientras que en 1978 eran 27 (22,9%).
Desglosando la representación del Nuevo Mundo se observa que hoy los norteamericanos son 14 (11,7%) y los latinoamericanos 21 (17,5%), mientras en 1978 eran, respectivamente, 13 (11%) y 20 (16,9%).
Hojeando la lista de los países más representados en el colegio de los electores del Papa se puede observar que, después de los italianos, el grupo más numeroso es el de los estadounidenses, con 11. Siguen los brasileños y alemanes (con 6 cada uno); indios y españoles (con 5 cada uno); franceses, mexicanos y polacos (con 4 cada uno).
Actualmente los cardenales pertenecientes a congregaciones religiosas son 34, 21 de los cuales son electores. Franciscanos, jesuitas y salesianos, con 6 purpurados cada uno, son los más presentes. Pero si se restringe la cuenta sólo a los electores, los hijos de San Juan Bosco son 4, los del santo de Asís son 3 y los de San Ignacio son 2.
Los cardenales electores que trabajan, o han trabajado, en la curia romana o en otras oficinas eclesiásticas de Roma son un tercio del total: 41, de los cuales 28 están en activo y 13 están jubilados.
Con el consistorio del 24 de noviembre Benedicto XVI ha creado en total, hasta ahora, 90 cardenales, 74 de los cuales tenían menos de 80 años en el momento del nombramiento.
Sólo ha habido cuatro papas más “creativos” que él en la historia: Juan Pablo II (con 231 nuevos purpurados), León XIII (con 147), Pablo VI (con 144) y Pío IX (con 123). Juan XXIII nombró a 52 cardenales y Pío XII a 56.
Analizando la geopolítica de los nombramientos cardenalicios “ratzingerianos” se puede observar como en conjunto el actual Papa ha concedido hasta ahora 39 púrpuras “votantes” a Europa (el 52,7%; 21 de las cuales eran italianos, el 28,4%); 10 a Norteamérica y 10 a Asia (13,5%); 8 a América Latina (10,8%); 7 a África (9,5%); ninguna a Oceanía.
De las 210 purpuras “votantes” creadas por él, Juan Pablo II impuso 112 a Europa (el 53,3%; 46 de las cuales eran italianos, el 21,9%)); 35 a América Latina (16,7%); 22 a Asia (10,5%), 21 a Norteamérica (10%), 16 a África (7,6%), 4 a Oceanía (1,9%).
Pablo VI, por su parte, concedió 82 birretas cardenalicias a Europa (el 57,3%; 40 de las cuales eran italianos, el 28%); 17 a América Latina (11,9%), 14 a Norteamérica (9,8%); 13 a Asia (9,1%); 12 a África (8,4%); 5 a Oceanía (3,5%).
Como puede observarse, Benedicto XVI, en comparación con su predecesor, ha concedido, según los porcentajes, más púrpuras a Italia, Norteamérica, Asia y África; menos, en cambio, a América Latina.
En cambio, respecto a Pablo VI, Ratzinger ha dado menos birretas a Europa (pero con porcentajes iguales para Italia), mientras ha premiado más a Norteamérica, Asia y África.
Estos datos apenas formulados están, sin embargo, destinados a cambiar muy pronto. De hecho, en los próximos días, según los datos personales, el número de cardenales electores empezará a disminuir. El 8 de diciembre cumplirá 80 años el arzobispo emérito de Río de Janeiro, y en 2013 otros diez purpurados superarán esta edad.
Entre ellos, cinco cardenales latinoamericanos saldrán pronto de la categoría de los electores, entre los cuales están también los eméritos de Santiago de Chile y de San Salvador de Bahía.
Es fácil pensar, por tanto, que en un nuevo posible consistorio que podría tener lugar a finales de 2013, en el cual posiblemente se concederán una docena de nuevas púrpuras, habrá un amplio espacio de recuperación para América Latina.

Fuente: www.chiesa.espressonline.it (traducción al español de José Arturo Quarracino).

Apología del MOVADEF

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Jacques Gaillot

CONFERENCIA EPISCOPAL PERUANA
La Conferencia Episcopal Peruana cumple con el deber de informar a todos los medios de comunicación social y público en general que la presencia en nuestro país del Señor Jacques Gaillot, de nacionalidad francesa, no tiene el aval de la Conferencia Episcopal Francesa, menos aún de la Conferencia Episcopal Peruana, que ha conocido de su presencia por los medios de comunicación, ni tampoco representa a ninguna Institución Católica.
Jacques Gaillot, al haberse distanciado radicalmente de la Recta Doctrina Católica, fue suspendido de su Diócesis de Evreux desde 1995.
La Conferencia Episcopal Peruana, lamenta esta situación que crea confusión en la opinión pública y en los fieles.

Datos biográficos
Jacques Gaillot nació el 11 de septiembre de 1935. Después de sus estudios secundarios, ingresó en el seminario de Langres.
Desde 1957 hasta 1959, realizó el servicio militar en Argelia. Se vio confrontado a la violencia de la guerra. Esta estancia argelina también fue ocasión para descubrir el mundo islámico fundamentalista.
De 1960 a 1962, fue enviado a Roma para cursar sus estudios de teología y recibir su licenciatura. En marzo de 1961, se ordena sacerdote.
De 1962 hasta 1964, fue destinado al Instituto superior de Liturgia de París, además de enseñar en el Seminario Mayor de Chalons, en Champaña.
Desde 1965 hasta 1972, fue profesor en el Seminario Regional de Reims. En 1973, es nombrado para la parroquia de Saint Dizier, su ciudad natal; y al mismo tiempo, co-responsable del Instituto de formación de los educadores del clero en París (IFEC).
En 1977, le nombran vicario general de la diócesis de Langres. En 1981, es elegido vicario capitular. En mayo de 1982, es nombrado obispo de Evreux.
Escribe una docena de libros. Uno de ellos, «Coup de gueule contre l’exclusion» (Bronca contra la exclusión), no va a pasar desapercibido.
En 1995, Jacques Gaillot fue convocado a Roma. Se convierte en obispo de Partenia, una diócesis desaparecida en el siglo V.
Jacques Gaillot fue acogido en la comunidad de los Espiritanos en París, donde reside habitualmente. Esta semana se encuentra en Perú realizando apología del MOVADEF.
Fuente: Wikipedia.

«Es normal que el Papa esté en twitter»

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Papa en twitter

El director de “La Civiltà Cattolica” reflexiona sobre el significado del “desembarco” de Benedicto XVI en la la red social.
Por DOMENICO AGASSO
«Creo que la presencia del Papa en Twitter es una presencia normal: es decir correcta, adecuada al mundo en el que se comunica hoy el hombre». Son palabras que el padre Antonio Spadaro, director de “La Civiltà Cattolica”, dijo en una entrevista con la Radio Vaticana sobre el significado de la llegada de Benedicto XVI a Twitter (la presentación oficial del perfil se llevará a cabo el lunes 3 de diciembre se conecta con el 12 de febrero de 1931, cuando Pío XI lanzó su primer mensaje por Radio Vaticano».
«Hoy -afirma Spadaro-, según la lógica de la comunicación, los mensajes de sentido, y por consecuencia los mensajes religiosos, no pueden ser simplemente transmitidos, sino que deben ser compartidos. Así pues, los mensajes de sentido pasan también a través de las redes sociales, que se están convirtiendo en verdaderos lugares de sentido. Es decir -precisa- lugares de reflexión, consideración y para compartir valores, ideas, movimientos de vida». Y luego, «muchos líderes religiosos ya están en Twitter».
«Ya Pío XI -continúa Spadaro- hablaba de una tecnología al servicio de las relaciones y no de la mera propaganda. Y, de hecho, las redes sociales viven de una lógica del intercambio, de una difusión del mensaje dentro de las relaciones. De hecho, sabemos bien que un mensaje en Twitter puede ser, como se dice, “retuiteado”, es decir comunicado a los demás e incluso puede ser comentado. Por ello, diría que esta es la ventaja de la presencia de Benedicto XVI en Twitter: la posibilidad para compartir, de manera más amplia, el mensaje del Evangelio».
¿No se corre el riesgo, como temen algunos, que la Iglesia se adapte de manera demasiado fácil a las modas de la comunicación, perdiendo tal vez profundidad en el mensaje del evangelio? Lo niega el director de “La Civiltà Cattolica”, el padre jesuita Antonio Spadaro. Twitter es, de hecho, «una de las consecuencias evidentes de la forma en que la Iglesia entiende, en las últimas décadas, su relación con la comunicación».

San Josemaría

Opus Dei es una prelatura personal

“Todos los cristianos deben cooperar para encontrar soluciones cristianas a los problemas de la sociedad y deben ofrecer constante testimonio de la propia fe en el ambiente en el que viven”, por ello, “el trabajo que los fieles del Opus Dei llevan a cabo no se limita a un campo específico”, pues “cada uno trata de acercar a Dios a las personas con las que vive, realizando una profunda siembra de paz y de alegría en el ambiente en el que se encuentra”. Es lo que recuerda el Opus Dei, reconocido por Juan Pablo II como prelatura personal con la constitución apostólica “Ut sit” en 1982.
La prelatura personal, recuerda la Obra, es una figura jurídica instituida por el decreto conciliar “Presbyterorum ordinis” (7-XII-1965), “para contribuir a la efectiva difusión del mensaje y de la vida cristiana”, y es regida por un prelado nombrado por el Papa.
Además del prelado, actualmente monseñor Javier Echevarría, hay un presbiterio compuesto por sacerdotes seglares y también laicos, hombres y mujeres. La Prelatura personal es una especie de diócesis supra-nacional, que, a pesar de estar en contacto con las Iglesias locales, responde directamente al Pontífice.
Fuente: Vatican Insider- Diario La Stampa de Milán.