Dr. Jekyll y Mr. Hyde

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El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde

Robert Louis Stevenson (1850-1894) describe en su novela la doble personalidad de un respetable médico que de noche se transformaba en un tipo malvado y antisocial. Aunque se trata de un personaje novelesco, el escritor escocés se inspiró en la vida de William Deacon Brodie (1741-1788), un ebanista de Edimburgo que construía muebles para los ricos de la ciudad. Como de día tenía libre acceso a las casas en que trabajaba, comenzó a hacer copias de las llaves de sus clientes para entrar a robarles al caer la noche. Nadie sospechó de él hasta que lo vieron asaltando una oficina de impuestos. Fue detenido y ahorcado delante de 40,000 vecinos.
Esta historia empieza un atardecer, en uno de los muchos paseos que hacían el abogado Utterson y Mr. Enfield. Paseaban por un callejón de Londres, en el barrio del Soho, cuando un piso les llamó la atención. Éste, no tenía ventanas ni balcón alguno. Sólo se veía en él una puerta en el piso inferior. Mr. Enfield empezó a explicar un extraño acontecimiento que había ocurrido delante de ese piso. Explicó que un hombre y una niña se cruzaron de frente y el hombre empezó a pisotear a la niña y la había dejado allí tirada en el suelo. Entonces, Mr. Enfield corrió hasta atrapar al hombre y lo llevó junto a la niña. Allí ya había llegado un médico y toda la familia que obligaron al hombre a pagar 100 libras por los daños causados. Entonces, el hombre entró en ese piso, cogió el dinero y se lo dió a la familia.
Cuando su amigo terminó de contar la historia, Mr. Utterson se fue a su casa y, cuando llegó allí cogió el testamento de Mr. Jekyll y lo leyó. En él ponía que se lo dejaba todo a Mr. Hyde. Como Utterson no sabía quien era este Mr. Hyde, fue a casa de Lanyon a preguntárselo. Él posiblemente lo sabría ya que Jekyll y él se veían a menudo. Pero tampoco supo nada de ese Mr. Hyde. Esa noche no pudo dormir. Todo el rato veía a un hombre sin rostro pegar a una niña. Desde aquella noche, Mr. Utterson pasaba muy a menudo por la calle de aquel piso. Quería ver al hombre al cual pertenecía ese piso. Pasó por allí muchas veces, hasta que un día, vió como un hombre bajito entraba en esa casa.
Utterson corrió hacia el hombre y le pidió si él era Mr. Hyde, y sí lo fue. Entonces, Mr. Utterson caminó hasta la casa de Jekyll. Le abrió su criado pero Jekyll no estaba. Así que Utterson se fue. Al cabo de unos días, Jekyll hizo una cena de amigos y Mr. Utterson fue invitado. Éste se quedó hasta que todos se fueron. Entonces, le contó a Jekyll todo lo de Mr. Hyde y le dijo también que dejárselo todo a él, era una locura. Pero a Mr. Jekyll le daba igual lo que dijese el abogado. Él tenía claras sus ideas y no quería volver a hablar del tema. Y así lo hicieron pero sólo durante un año, porque después de este tiempo, ocurrió una cosa horrible sobre Mr. Hyde. Éste, se había encontrado por la calle a un viejo y lo había golpeado hasta matarle. El viejo llevaba una carta para Mr. Utterson y la policía se la llevo hasta su casa. Utterson quiso ir a ver el cadáver para ver si lo reconocía. Fue al lugar del crimen y lo reconoció. Era Danvers Andrew, un cliente suyo. El único testigo dijo que el agresor era un hombre bajito y de aspecto malvado. Utterson pensó enseguida en Mr. Hyde. Él era el más sospechoso, así que Utterson llevó a la policía hasta su casa. Cuando llegaron allí, sólo encontraron a la portera que les dejó entrar sin problemas. Registraron la casa y solamente encontraron el bastón con el que Hyde había matado al hombre y algunas cosas más.
Aquel día, Utterson fue a casa de Jekyll y le contó lo ocurrido. Jekyll le dijo que estuviera tranquilo porque Hyde no volvería a aparecer. Le dijo que había recibido una carta suya que ponía que estuviese tranquilo que tenía unos métodos para escapar. También dijo que había sido entregada en mano y sin sello. Utterson se la guardó y al salir le preguntó al criado que cómo era la persona que le había entregado la carta y él le dijo que no había llegado nada fuera del correo. Mr. Utterson quedó muy intrigado con todo esto.
Mr. Utterson hizo venir a Mr. Guest, que sabia de letras y ortografía. Le enseñó la carta de Mr. Hyde y entonces Guest cogió una de Mr. Jekyll y las comparó. Las letras eran muy parecidas. Sólo se diferenciaban en la inclinación de la letra. Entonces Mr. Utterson quedó aún más intrigado con todo ese misterio. Todo eran preguntas sin ninguna respuesta.
Pasaron los días y en éstos Utterson fue a cenar a casa de Lanyon. Estaba pálido y más delgado que de costumbre. Hablaron un rato y después de la cena Lanyon le dió un sobre con una carta. Éste ponía: “No deberá abrirse hasta la muerte o desaparición del doctor Henry Jekyll”. Utterson no entendía nada.
Uno de los domingos siguientes, Utterson daba uno de sus paseos con Mr. Enfield, cuando pasaron por delante de la casa de Mr. Jekyll. Éste estaba mirando por una ventana. Utterson y Enfield le saludaron y le invitaron a que fuese a dar un paseo con ellos y les dijo que no, que podían hablar desde la ventana. Pero en el momento que se lo decía, su rostro cambió descaradamente. Tenía tal expresión de terror y desesperación que a los caballeros se les congeló la sangre. Inmediatamente Jekyll cerró la ventana y Utterson y Enfield se fueron callados y asustados por lo que acababa de ocurrir.
En una de las siguientes noches, el criado fue a visitar a Mr. Utterson. Le dijo que en su casa pasaban cosas raras, muy raras. Su amo no salía desde hacía un tiempo de su despacho y que su voz no era la de siempre. Ahora tenía una voz áspera. Utterson y el criado hablaron durante un buen rato hasta llegar a una posible conclusión: alguien había asesinado al doctor Jekyll. Y según el criado ese alguien podría ser nada más y nada menos que Mr. Hyde. Utterson decidió acompañar al criado hasta la casa de Jekyll para ver la situación. Una vez allí, tiraron la puerta del despacho del doctor Jekyll, y allí estaba, Edward Hyde, en medio de la habitación. Se había suicidado posiblemente después de haber asesinado al doctor Jekyll. Utterson y Poole registraron la casa por todos los lados esperando encontrar el cadáver de Jekyll, pero no lo encontraron. Lo único que hallaron fué una carta de Jekyll dirigida a Mr. Utterson. En ésta ponía que antes de leerla tenía que leer la carta que Lanyon le debía haber entregado hacía un tiempo. Utterson le dijo al criado que se iba a su casa y que, tras haber leído las cartas con más tranquilidad, volvería para llamar a la policía.
Utterson se fué a su casa y al llegar allí, cogió rápidamente la carta de Lanyon y la leyó. En ésta había una cosa muy rara. Jekyll le pedía a Lanyon que, con un herrero, fuesen a su casa. Forzaran la puerta de su despacho y luego, en el armario de cristal tenía que coger el cajón. Entonces tenía que llevárselo a su casa, y esperar a que un hombre viniese a la media noche de parte de él y tenía que entregarle el cajón.
Después de leer esta carta, Lanyon, hizo lo que él decía. Recogió el cajón, se lo llevó a su casa y entonces pasó una cosa horrible. Ese hombre que había venido de parte de Jekyll, cogió el cajón, y de éste un bote pequeño con una sustancia. Se la bebió y se convirtió en el doctor Jekyll. Milagrosamente fue cambiando de cara y de cuerpo, se hizo más alto y delgado y allí dónde hacía unos momentos había estado un hombre bajo y con cara de malvado, apareció el doctor Jekyll de carne y hueso.
Utterson no se lo podía creer y no entendía nada. Entonces empezó a leer la carta de Jekyll. Explicaba que desde muy joven había pensado que el bien y el mal de las personas se podían separar y tras hacer muchos experimentos, consiguió hacer la fórmula para separar la parte maligna de la parte buena de una persona. Así que decidió probarla. Se la tomó y todo él cambió. Ahora era bajito y muy malvado. Salió a la calle y se encontró a una niña a la cual pegó. Entonces decidió no volver a ser Mr. Hyde. Pero a la mañana siguiente se despertó siendo Mr. Hyde, cuándo se había acostado siendo el doctor Jekyll. Esto le preocupó, y para remediarlo tuvo que tomar una especie de droga. Cada vez, la personalidad maligna de Jekyll se fué haciendo más fuerte, hasta que llegó a matar a una persona.
Pero la cosa no iba bien. La droga para poder ser el doctor Jekyll, ya no funcionaba tan bien como al principio. Ahora tenía que tomársela cada seis horas o se convertiría en Mr. Hyde. Poco a poco esa droga se acababa y Mr. Hyde ya no podía convertirse en el doctor Jekyll. Entonces tomó la decisión de suicidarse, la única solución que encontró posible. De esta manera termina la vida de Mr. Hyde y de Henry Jekyll.

Personajes

Mr. Utterson: Abogado londinense era hombre de carácter áspero, frío, sobrio y algo retraído en las conversaciones y en sus sentimientos. Físicamente era alto y delgado con un aspecto elegante en sus vestimentas típicas de finales del siglo XIX.
Henry Jekyll: Es doctorado en medicina con conocimientos físico-químicos suficientes como para ser capaz de elaborar una poción mediante la cual era capaz de separar las dos naturalezas del hombre (el bien y el mal).
Edward Hyde: Este personaje lo crea el doctor Jekyll a partir de la parte oscura de su alma. Físicamente es un ser deformado, repugnante y malvado
Poole: Es el sirviente y mayordomo de Henry Jekyll. Este le da a Edward Hyde poder para dar órdenes a Poole.
Dr. Lanyon: Viejo amigo de Mr. Utterson y del Dr. Jekyll. Es el primero en descubrir la verdad sobre Henry Jekyll.

Autor

El escritor Robert Louis Stevenson nació en Edimburgo, Escocia, el 4 de noviembre de 1850. desde pequeño demostró dos características que lo acompañarían a lo largo de su vida: su afición por la literatura y su precaria salud. Cursó estudios de Ingeniería y Derecho; y, aunque llegó a recibirse de abogado, nunca ejerció esa profesión.
A pesar de sus problemas de salud, que lo obligaron a permanecer internado en varias ocasiones, realizó muchos viajes por Europa, América y varias islas del océano Pacífico. Conoció en Francia a Fanny Osbourne, con quien se casó en California, en 1880. en 1887, a los 37 años, se embarcó en un viaje por los mares del sur, que lo llevaron, con toda su familia hasta su destino final, Vailima, en Samoa, donde murió el 4 de diciembre de 1894.
La experiencia de este viaje marcó su existencia y gran parte de su producción, como por ejemplo, “Un viaje al continente”, “Viajes en burro por las Cevenas”, “La isla del tesoro”, etc.
Otras de las vertientes cultivadas por Stevenson con inigualable arte fue la narración fantástica, como muestra en su libro de cuentos “Las nuevas mil y una noche”. El gusto por la experimentación lo llevo a combinar lo fantástico con el relato de viajes en “El demonio de la botella” y con las investigaciones psicológicas del personaje, en cuentos como “Markheim” o en la novela “El extraño caso del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde”
La escritura de esta novela tuvo origen de una pesadilla. Desde 1884, Stevenson estaba instalado en la casa Bournemouth que le había regalado su padre al estar casado. Una noche, en uno de esos períodos en que su precaria salud lo obligaba a permanecer en cama, tuvo una pesadilla. Al verlo sacudido por el sueño, su esposa lo despertó. Robert se enojó porque había interrumpido la historia fantástica que estaba viviendo y decidió escribir el horroroso sueño. En tres días estuvo lista la primera versión, pero a su esposa no le gustó. El escritor arrojó al fuego ese primer relato y emprendió la segunda escritura, que se publicó por primera vez en 1886, con gran aceptación del público lector.
Fuente: www.ecured.cu

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