Con un hemiciclo rebosante de invitados, entre los que destacaron obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos, seminaristas, amigos y familiares fue recibido el Cardenal Juan Luis Cipriani. Un prolongado aplauso disponía el inicio de la ceremonia de condecoración con la Medalla de Honor del Congreso de la República en el Grado de Gran Cruz al Cardenal Primado del Perú.
“Juan Luis Cipriani no solamente es un hombre que nos da la palabra de Dios, sino también es un gran patriota, y ustedes encuentran en él una figura que hasta el día de hoy defiende aquellos principios que no está de moda defender la vida, la familia, y que motiva espero cada vez a más políticos a estar al lado de esa batalla, de esa lucha”. De esta manera el Presidente del Congreso de la República, Luis Galarreta, destacó la importancia de esta condecoración.
Luz de esperanza frente al terrorismo
Otra de las encargadas de dirigir la palabra fue la congresista, Luz Salgado, Secretaria de la orden de la medalla del Congreso de la República, quién recordó que el próximo 3 de julio el cardenal cumplirá 30 años como obispo, destacando su paso por Ayacucho: “Quienes hemos recorrido esa zona en la época más aciaga del terrorismo pudimos ver una luz de esperanza en la Iglesia Católica a cargo del Cardenal”.
Cardenal reconocido
Quien también tomó la palabra fue el diplomático Alfonso Rivero, quien fuera embajador de Perú ante la Santa Sede entre el 2016 y 2011; destacó la figura y trabajo que tiene el Cardenal en Roma: “Como embajador del Perú en la Santa Sede tuve la oportunidad de ver como se apreciaba y se aprecia al Cardenal Cipriani en Roma. En los años que representé al Perú en el Vaticano siempre me sentí orgulloso de la labor del Cardenal”.
Es un reconocimiento a la Iglesia
Finalmente, el Cardenal Juan Luis Cipriani agradeció al Presidente del Congreso y a todos los que lo han acompañado en su trabajo pastoral: “Es un reconocimiento a la Iglesia, es verdad que, en la persona del Cardenal Primado, pero al reconocimiento de lo que es la presencia de la Iglesia en el Perú”.
El gran homenajeado es el pueblo de Ayacucho
El Cardenal también se refirió a su trabajo en Ayacucho e hizo una mención a todos los que defendieron la libertad de la patria.
“En estos largos años de mi vida al servicio de la Iglesia, como ya antes se ha mencionado, he predicado incansablemente que la violencia no constituye jamás una respuesta justa; el Papa Juan Pablo II con esas palabras precisas, valientes de una experiencia personal decía: “El mundo actual necesita también el testimonio de profetas no armados’’ y añadía: “Desafortunadamente no bien recibidos en cada época” pues al hacer un repaso mental de esos años en Ayacucho, veo personas que me acompañaron en esa tarea y me parece que gran el homenajeado en esta ocasión es el pueblo de Ayacucho, son sus ‘ronderos’, son sus Fuerzas Armadas y Policiales, fueron épocas muy oscuras en las que Dios quiso ponerme a lado de ese gran amigo y hermano, Monseñor Federico Richter, quien me acompaño como arzobispo de Ayacucho, por eso mi reconocimiento hoy a ese pueblo de Ayacucho y a esas personas que con tanta humildad defendieron la libertad de la patria”.
La verdad ilumina nuestro camino
También destacó que es necesario que en estos tiempos siempre caminemos con la verdad.
“Junto a la paz quiero mencionar la verdad, Jesucristo nos ha enseñado: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” es una obligación moral que nos engrandece cuando la verdad ilumina de una manera terca, constante nuestra entrega al servicio de la Iglesia, porque nos encontramos con un desafío muy fuerte, el relativismo ético que pretende disolver todo planteamiento moral, toda valoración moral, por eso es importante que la verdad envuelta, como lo hace el Papa Francisco, en la ternura, en el cariño, una verdad; la verdad es una gran aliada de la tarea que tiene la Iglesia. Es por ello, que, en estos tiempos, la tarea de la defensa de la vida, de la familia, la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos son piezas fundamentales.
Caminemos unidos al Bicentenario
El Cardenal terminó su discurso evocando al Centenario y pidiendo que como peruanos caminemos juntos a ese gran momento de nuestra independencia.
“En esta ocasión quisiera hacer una pequeña pero profunda invocación, el Perú, la trayectoria de nuestra patria nos obliga a llegar al bicentenario unidos, es un deber que está por encima de las diferentes alternativas políticas e ideológicas. Yo creo que el amor a la patria que es una de las señales que marca el nombre de la Iglesia, la Iglesia nos enseña a amar a la Patria, ojalá que nos encuentre unidos, reconciliados y recordando a esa gran mayoría del pueblo que lo que pide es trabajo, paz, unidad, seguridad, salud, educación”.
Esta condecoración es concedida a personas e instituciones en reconocimiento a los servicios prestados a la Nación. La ceremonia se realizó en el Hemiciclo Raúl Porras Barrenechea y contó con la presencia de distinguidas personalidades, familiares del Cardenal Cipriani, el Nuncio Apostólico, Monseñor Nicola Girasoli; el Secretario General de la Conferencia Episcopal Peruana y obispo de Chosica, Monseñor Norberto Strotmann; el obispo de Carabayllo, Monseñor Lino Panizza; el obispo de la Prelatura de Yauyos, Monseñor Ricardo García; el Obispo del Callao, Monseñor José Luis Del Palacio; el obispo auxiliar de Lima, Monseñor Adriano Tomasi; el Vicario Regional del Opus Dei en el Perú, Padre Emilio Arizmendi; el Vicario General de la Arquidiócesis de Lima, Monseñor Octavio Casaverde; el Vicario de Pastoral y Evangelización, padre Luis Gaspar; el rector del Seminario Santo Toribio, Jorge López; el Inspector Provincial Salesiano para el Perú, padre Manuel Cayo; el Comandante General del Ejército, César Augusto Astudillo; Augusto Ferrero Costa, miembro del Tribunal Constitucional; el Mayordomo General de la Hermandad del Señor de los Milagros, Manuel Orrillo; el ex canciller Francisco Tudela; el Ex Vicepresidente de la República, Almirante Luis Giampietri; la lideresa del Partido Popular Cristiano, Lourdes Flores Nano; los congresistas Víctor Andrés García Belaunde y Yonhy Lescano (Acción Popular); Jorge del Castillo (APRA); Úrsula Letona, Francisco Petrozzi, Milagros Salazar (Fuerza Popular). También asistieron religiosas y religiosos de diferentes congregaciones, miembros del Cabildo Metropolitano y trabajadores del Arzobispado de Lima.
Discurso completo del Cardenal Juan Luis Cipriani
Discurso del congresista Luis Galarreta
Discurso de la congresista Luz Salgado
Discurso del embajador Alfonso Rivero.
Fuente: www.arzobispadodelima.org
¿Cómo un cardenal ayudó a su país a clasificar al Mundial Rusia 2018?
Por David Ramos-ACI Prensa.
Del 14 de junio al 15 de julio, 32 equipos que representan a sus países buscarán ganar la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018. Pero uno en especial logró llegar hasta ese evento con un poco de ayuda de un cardenal de la Iglesia Católica.
Se trata del Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani.
Perú fue el último equipo en clasificar a la Copa del Mundo, tras vencer a Nueva Zelanda. La selección peruana no había participado en este evento desde 1982.
En un conversatorio con jóvenes de la capital peruana en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo, el 20 de abril, el entrenador de la selección peruana, Ricardo Gareca, destacó que “el Cardenal ha sido una persona muy importante en el proceso de clasificación”.
Gareca, de nacionalidad argentina, aseguró que el Cardenal Cipriani “fue un hombre de apoyo, no solo espiritual”, sino que también influyó que el Arzobispo de Lima sea “una persona tan importante para el país”.
El entrenador aseguró también que “soy un hombre de fe. Católico, apostólico y romano, por bautismo y por convicción”.
“Es lo que he elegido para mi vida”, señaló.
Ricardo Gareca dijo además que “en este acontecimiento de la clasificación tiene mucho que ver la gente. Nunca dejamos de creer y también le rezamos al Señor de los Milagros”.
“Nos pueden ganar, pero va a ser difícil”, señaló, y destacó que “uno debe ser un apasionado de lo que hace. Triunfar en la vida, tiene que ser buena gente, una persona admirada por su propia familia”.
“El deporte es una fuente de inspiración permanente”, dijo.