Por Mario Ghibellini- Revista SOMOS del Diario El Comercio.
Con el ‘reseteo’ de la escena política que ha supuesto la llegada de Martín Vizcarra a Palacio, se ha desatado una gran confusión. Las bancadas de Fuerza Popular (FP) y Peruanos por el Kambio (PPK) tienen claro que les toca seguir enzarzados en amarga disputa, pero ya no saben quién es el oficialismo y quién, la oposición. Y un poco más allá, en Alianza para el Progreso (APP), dudan sobre cómo acomodarse frente a un premier que proviene de sus filas pero encabeza el Gabinete de un gobierno con el que no quieren casarse, y entonces ensayan la perogrullada aquella de “apoyaremos todo lo positivo, pero, eso sí, criticaremos lo negativo” (¡Daaaa! ¿Se imagina alguien a una organización política anunciando lo contrario?).
Todo parece regido por el azar. Todas las identidades se travisten o difuminan. Pero en medio de ese baile de máscaras no elegidas, algunas certezas asoman. Y una de ellas es que los aspirantes fujimoristas a heredar este año la presidencia del Congreso podrían quedarse con los crespos hechos.
‘Patrulla’ Salaverry
Ocurre que para ganar la elección que conduce a ese cargo se requieren 66 votos; y FP, que hasta el año pasado los tenía por sí sola, ahora solo suma 59. Se dirá que cuenta con algunos mozos de estoques en el hemiciclo, pero estos apenas aportarían dos o tres votos más. Lo que antes fue, pues, solo una coquetería para lucir democráticos –incluir a integrantes de otras bancadas en su lista para la Mesa Directiva– ha devenido hoy absoluta necesidad.
El problema, sin embargo, es que sus habituales aliados para esas postulaciones esta vez les han mostrado los dientes. Tanto APP como el Apra, en efecto, se han pronunciado por buscar una fórmula que no incluya a un parlamentario naranja en la presidencia, y en el resto de bancadas la noticia ha sido recibida con fuegos artificiales. ¡Cómo será de amplio el frente en ciernes que comprende tanto a Mauricio Mulder como a Jorge del Castillo!
La solución para FP sería, por supuesto, ofrecerle la presidencia a alguna otra bancada y conformarse ellos con un par de vicepresidencias. Pero semejante transacción encontrará sin duda la resistencia de aquellos preclaros miembros del fujimorismo que pudieran sentir llegada la hora de sentarse en la silla que ya ocuparon sus compañeros Luz Salgado y Luis Galarreta. Digamos, Héctor Becerril, Lourdes Alcorta, Úrsula Letona o Miguel Torres, que, pacientes, han estado haciendo su cola con el ticket de ilusión que seguro alguien les vendió.
Ninguno de ellos, empero, parece experimentar tan ansiosamente el riesgo de quedarse con el pelo a lo Barbadillo como Daniel Salaverry, quien tantos méritos ha hecho en los últimos meses para recibir, desde las alturas partidarias, luz naranja para sus eventuales aspiraciones. “Plantear vetos a grupos políticos para que no puedan postular […] a la Mesa Directiva me parece una actitud antidemocrática”, ha clamado él ante la noticia de que se pretende forjar una lista alternativa a la de FP. Y el hecho de que confunda el afán ajeno de competir con una inexistente prohibición a participar revela la turbación que el asunto le provoca.
En realidad, sin embargo, se trata simplemente de una consecuencia más de la disposición azarosa de la escena política de la que hablábamos al principio. Por lo que podríamos decir que, si a su brumoso antepasado, el poeta Carlos Augusto Salaverry, lo inquietaron alguna vez los “Misterios de la tumba”, al buen ‘Patrulla’ Salaverry parecen desvelarlo, más modestamente, los de la timba.
Misterios de la timba
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Ciertamente la manipulación de la opinión publica es evidente, pero es excelente para darnos cuenta lo que está sucediendo y es que este gobierno y los sectores corruptos de la clase política no les interesa ordenar la casa ni perseguir a la corrupción, sino hacer pactos con el diablo con tal de llegar al 2021 y eso es lo inconfesable del gobierno; no les interesa la patria sino manipular para sobrevivir a costa de postergar el bien común y el interés nacional. En pocas palabras ¿quién es el ejecutivo? El que nos quiso hacer tragar la rueda de molino del aeropuerto de Chinchero.