Primera piedra

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Evangelio según San Mateo 21,33-43.
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: 
«Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. 
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. 
Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. 
El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. 
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: “Respetarán a mi hijo”. 
Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: “Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia”. 
Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. 
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?». 
Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.» 
Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? 
Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos».

“Sean sacramento de la ternura y del amor de Dios”

Cientos de fieles de diversas parroquias llegaron hasta la Catedral de Lima para ser parte de la Misa de Ordenación de 5 nuevos presbíteros y 3 diáconos para la arquidiócesis de Lima, quienes al finalizar la celebración litúrgica recibieron la bendición del Papa Francisco, que fue entregada a cada uno por el Nuncio Apostólico, Monseñor Nicola Girasoli.
Durante su homilía, el Cardenal Juan Luis Cipriani exhortó a los ordenandos a meditar con frecuencia sobre la bondad de Jesús y de cómo deben tomar conciencia de la misión irremplazable que significa esa llamada al sacerdocio y al diaconado.
“Queridos diáconos que hoy van a ser ordenados sacerdotes, cómo le damos gracias a Dios por su grandeza en nuestras manos frágiles, débiles. Y a ustedes que van a ser ordenados diáconos, también incorporarse a esta nueva situación de clérigos, en que la Palabra de Dios deben leerla, conocerla, meditarla, predicarla y tratar con amor el Cuerpo de Cristo”.
“Gracias Señor, gracias porque estos hijos tuyos, después de formarse bien, hoy se presentan ante la Iglesia para entregar todo al servicio de Cristo, que es el alma y conduce a la Iglesia, con el poder del Espíritu Santo; y actúa en ella, especialmente por la palabra y los sacramentos”.
Comentó que el Papa Francisco frecuentemente recuerda a los sacerdotes a que no haya ese clericalismo, esa carrera. “Hemos venido a servir, a amar, a entregarnos. No somos más que los demás, somos servidores inútiles. Por eso, le pido al Señor hoy para ustedes: Dales esa humildad; qué maravilloso tesoro en vasos de barro”.
Somos apóstoles del amor
Los animó también a hacer visible el amor de Jesús a través de los sacramentos, y que cuando la gente los vea puedan decir “Es Cristo quien pasa”.
Fuente: www.arzobispadodelima.org

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