Por Aaron Salomón- Diario EXPRESO.
La basura caviar antifujimorista consiguió que el profesor rural Pedro Castillo llegue a la Presidencia de la República en vez de Keiko Fujimori porque supuestamente no había nada peor que ella. Así, Castillo tomó las riendas del país sin equipo técnico alguno, por lo que optó por recurrir a sus amigotes sindicales, militantes de Perú Libre (por orden del corrupto Vladimir Cerrón) y sus cómplices caviares anti inversión privada, para conformar un Gobierno sumamente precario. Hemos visto desfilar por el gabinete ministerial a investigados por terrorismo y corrupción, además de acusados de violencia familiar y hasta asesinato. Es, pues, necesario tener prontuario y no un abultado CV para sumarse a la gestión del chotano.
Unos cuantos advertimos que seríamos otra Venezuela si es que optábamos por la opción comunista en la segunda vuelta electoral. Los cojudignos dijeron que exagerábamos cuando alertamos que habría más pobreza en un país “rico”. Yo escribí, por ejemplo, que los más suertudos podrían huir del Perú hacia Estados Unidos para limpiar inodoros ahí. Hoy que el hambre apremia, es evidente que tuvimos razón.
El país es un total caos. Las manifestaciones por el alza de los combustibles y alimentos se han tornado sumamente violentas, registrándose bloqueos de vías y saqueos a comercios. Al momento, hay 5 muertos producto de la huelga. Si bien el incremento en el precio de los combustibles es un efecto mundial por la guerra en Ucrania, el Gobierno de Pedro Castillo no ha hecho más que echarle leña al fuego. Repasemos.
El jefe de Estado acusó a los protestantes de ser pagados, lo que provocó el levantamiento de Huancayo. El premier Aníbal Torres insultó a los peruanos al recomendar que, como el pollo está caro, mejor comamos jurel. El ministro de Defensa, José Luis Gavidia, afirmó que “nada más” había 4 muertos por las protestas, burlándose de los familiares de las víctimas. El ministro de Justicia, Félix Chero, expresó que no cree que las personas se queden sin comer porque solo es un día de encierro, omitiendo que la mayoría de peruanos vive con lo que gana al día.
Esto último ha sido el corolario de la ineptitud de Castillo. Ordenar la inmovilización social obligatoria desde las 2 a.m. del martes 5 de abril hasta las 11 y 59 p.m. en Lima y Callao es inconstitucional, pues ello solo se puede hacer con la debida motivación. Solo en dictaduras te pueden encerrar y recortar todos tus derechos cuando al tirano le viene en gana. La insurgencia -estipulada en la Constitución- parece ser la única salida frente a este atropello. La otra es que el Congreso suspenda al mandatario, para lo que se requieren 66 votos. La vacancia por incapacidad moral sería la opción más adecuada, pero hay mucho “niño” que evita llegar a las 87 adhesiones. La única certeza que tenemos es que el final de Castillo está cada vez más cerca.
Bienvenidos a la dictadura
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