Por Martha Meier Miró Quesada– Diario EXPRESO.
La expresión coloquial ‘Dios es peruano’ se usa cuando la suerte acompaña a nuestro país. En su explicación sobre esta frase, la doctora Martha Hildebrandt dice que “Según el oficial Diccionario de peruanismos (2016) ‘Dios es peruano’ muchas veces se completa con la proposición en rima ‘y nos da la mano”.
La plaza de San Pedro en el Vaticano exhibe por Navidad un hermoso pesebre andino creado por artistas populares. La escena está poblada de estilizadas vicuñas, pequeñas vizcachas, flamencos y el majestuoso cóndor. Los protagonistas visten a la usanza de los campesinos de Chopcca, Huancavelica. Los Reyes Magos se acercan con ofrendas como quinua, kiwicha, papa, entre otras. Una variedad de reproducciones muy realistas de plantas alto andinas completan el paisaje. La creadora de esta propuesta es la arquitecta Natalí Santana Girón quien explica “queríamos reflejar no solo elementos materiales sino también la cultura viva, la identidad: el tema de las tradiciones y vivencias de los huancavelicanos”.
Este pesebre ilustra la cristiandad del pueblo andino, la vigencia del catolicismo en nuestro país pese a los reiterados intentos de la izquierda de volvernos a los ritos paganos de la Pacha Mama, la Mama Cocha o simplemente al frío y doloroso ateísmo.
La mayoría de los peruanos de bien, sin distingo de razas, culturas ni clases sociales sabemos que lo sucedido en Belén fue el acontecimiento más importante de la historia: la encarnación de Dios en un recién nacido. Como escribe la belga Marguerite Yourcenar en ‘Glosa de Navidad’: “Lo que se celebra es un nacimiento, y un nacimiento como debieran ser todos, el de un niño esperado con amor y respeto, que lleva en su persona la esperanza del mundo”. El suceso de Belén lo cambió todo. Cuánto quisiéramos que hubiese ocurrido en nuestra tierra como en ese pesebre andino.
En su cuento ‘Fue en el Perú’, Ventura García Calderón inmortalizó la cristalización del deseo de haber tenido el privilegio de que Dios viera la luz en nuestro suelo. En su relato, la negra Simona le dice: “Aquí nació […] Su tatarabuela vio y palpó los piececitos helados por el frío de la puna; y fue una llama de lindo porte la primera que se arrodilló […] frotando la cabeza inteligente en los pies manchados de la primera sangre”. En la creación de García Calderón, la Virgen era india y San José, mulato.
El autor Paco Bardales escribe que [hasta los años noventa] “la Amazonía celebraba las Navidades bajo un profundo sincretismo entre la tradición mestiza y la indígena, pero con un alto contenido simbólico católico […] Las Misas de Gallo[…]ahora son pequeñas concentraciones, que se realizan cada vez más lejos de la hora del abrazo familiar y colectivo”. Lástima.
Dios es peruano, dicen. Volvamos a celebrar su nacimiento con alegría, y recemos para que nos dé una mano.
Dios es peruano (dicen)
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