Coronavirus en Lima

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ARZOBISPADO DE LIMA ABANDONA A LOS FIELES Y RENUNCIA A SUS DEBERES

Por Luciano Revoredo– LaAbeja.pe
El Santuario Señor De La Divina Misericordia, en Surco, es una parroquia muy activa. Su párroco es el Padre Carlos Rosell de Almeida, un sacerdote muy querido por sus feligreses y totalmente entregado a su labor pastoral.
Cuando se inició el estado de emergencia y la cuarentena el padre Rosell cumplió con cerrar todo lo que hay en la parroquia, el despacho, el centro médico, los salones, la librería, etcétera. Pero obviamente su deber como sacerdote y más aún en estos momentos de crisis tan grave, es atender espiritualmente a los fieles. Esa es su razón de ser, a eso ha dedicado su vida, así como los médicos están entregados a salvar la vida y cuidar la salud de las personas. En ese sentido y con todas las precauciones del caso, el padre Rosell y los demás sacerdotes del Santuario, ha seguido atendiendo a los enfermos, llevando la extremaunción, la confesión, la comunión, dando paz espiritual a su feligresía.
En este contexto, se venía celebrando la Santa Misa todos los días a las 7 de la mañana, a puertas cerradas, para compartirla de modo virtual por las redes sociales y los medios tecnológicos al alcance. Sin embargo, un pequeño grupo de vecinos que nunca paso de la docena, muy espaciados en el enorme espacio de la iglesia, asistían a la Misa.
Alguien, con muy mala intención, sin duda, avisó de esto a Panamericana Televisión, canal que presentó un reportaje lamentable y con el único propósito de hacer daño a la Iglesia. Esto resulta obvio. El reportero de nombre Álvaro Pérez llegó muy temprano, se sentó en las últimas filas de la Iglesia, se mostró apático y distante de la celebración y esperó al final para en un trabajo coordinado con la policía montar un espectáculo. “El estado de emergencia no distingue fe, credo o raza…”. Dice Pérez e inicia su reportaje en que pareciera que se trata de una celebración con mucha gente y que es un abierto desafío a las normas. El daño está hecho.
Esta historia hasta este punto no nos sorprende. Un sacerdote que intenta cumplir con su obligación y un medio que desinforma. Lo sorprendente viene después, cuando el Arzobispado de Lima emite un comunicado infame.
A través de las redes, la Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima (la misma que inició sus labores con Monseñor Castillo con una feminista y abortista a la cabeza) publicó un texto titulado: “Comunicado: Sobre la celebración de una Misa con feligreses en una parroquia de Lima”.
En este comunicado el Arzobispado señala que se ha tomado conocimiento mediante un medio de comunicación local, sobre el comportamiento de un párroco y un grupo católico reunidos para celebrar la Misa en una parroquia de Lima. Esta actividad contraviene las disposiciones del Arzobispado de respetar estrictamente las normas del estado de emergencia. Sorprende que no haya antes escuchado el descargo del sacerdote.
Luego recuerda a la opinión pública que, siguiendo las indicaciones dadas por las autoridades civiles, toda Iglesia permanece cerrada y no está autorizada ninguna celebración litúrgica con público.
En otra parte del comunicado viene un párrafo de antología: Comprendemos el profundo sentir religioso que tiene nuestro pueblo, especialmente en las actuales circunstancias, sin embargo, debemos entender que ser católico o de cualquier otra religión no otorga ningún privilegio entre la ciudadanía. Por ello, exhortamos a todos los católicos a colaborar firmemente en la lucha contra la expansión de la pandemia acatando las normas establecidas por el Estado para el bien de todos. De igual manera, se reitera el llamado a todos los sacerdotes a continuar atendiendo a los fieles a través de los medios de comunicación a distancia.
Es decir el señor Arzobispo de Lima deserta de sus responsabilidades y lejos de proteger a sus sacerdotes, darles ánimo e incentivarlos a cumplir con sus obligaciones, les da la espalda, lo mismo que al pueblo fiel. No comprende el señor Arzobispo que para el católico estar en gracia de Dios es más importante que comer. Que si se permite ir con cuidado y con las precauciones indicadas al mercado, se puede hacer lo mismo para ir a misa.
Debe también recordar el señor Arzobispo Carlos Castillo que la obediencia para un sacerdote es más debida a Dios que a un arzobispo que pone prioridad en las directrices de un gobierno laicista. Correspondería al Arzobispado defender a sus sacerdotes y luchar por el restablecimiento de sus labores con todas las medidas de seguridad.
Pero la cereza del pastel está al final del comunicado, cuando del modo más cobarde se abandona a los sacerdotes al señalar que dado que el Estado establece sanciones para las infracciones cometidas durante el estado de emergencia, el Arzobispado recuerda que todo miembro de la Iglesia se hace responsable personalmente de las consecuencias de sus actos y que la Iglesia de Lima, lamentando estos hechos, los sopesará desde el punto de vista canónico y decidirá las medidas correspondientes.
Esto es una amenaza inaceptable a los sacerdotes y fieles de Lima, no tenemos un pastor que apaciente las ovejas, que cuide de la grey y que comprenda que no hay que temer a los que a los que matan el cuerpo, y que el alma no pueden matar; debemos temer más a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Como dice el Evangelio.
Estamos abandonados, sin sacramentos, sin misa, sometidos a la liturgia del Big Brother, de los aplausos, los balconazos bobalicones y el Contigo Perú. A una iglesia de bolsillo, intimista, con obispos en el clóset. Ha quedado en el recuerdo la Iglesia evangelizadora y misionera. Tenemos ahora una Iglesia en fuga, con sanciones para los buenos sacerdotes y una feligresía a la deriva.
Pero hay más, podemos leer en el último punto del comunicado que la Iglesia de Lima, lamentando estos hechos, los sopesará desde el punto de vista canónico y decidirá las medidas correspondientes. Es decir, es posible que se aplique alguna sanción al padre Rosell para que sirva de escarmiento a los demás sacerdotes fieles a Cristo. Se habla de medidas canónicas. Al respecto el Código de Derecho Canónico contempla lo siguiente:
DE LOS REMEDIOS PENALES Y PENITENCIAS
1339 § 1. Puede el Ordinario, personalmente o por medio de otro, amonestar a aquel que se encuentra en ocasión próxima de delinquir, o sobre el cual, después de realizar una investigación, recae grave sospecha de que ha cometido un delito.
2. Puede también reprender, de manera proporcionada a las circunstancias de la persona y del hecho, a aquel que provoca con su conducta escándalo o grave perturbación del orden.
3. Debe quedar siempre constancia de la amonestación y de la reprensión, al menos por algún documento que se conserve en el archivo secreto de la curia.
1340 § 1. La penitencia, que puede imponerse en el fuero externo, consiste en tener que hacer una obra de religión, de piedad o de caridad.
Es decir, el Padre Rosell probablemente sea amonestado o se le aplique alguna forma de suspensión. Esto sería gravísimo y sólo pondría de manifiesto una vez más que la iglesia peruana está en las peores manos.
Luego de este penoso incidente y en perfecta concordancia con los sucedido, La Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima compartió en horas de la noche una carta escrita por Monseñor Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, para enfrentar la crisis del coronavirus en nuestra ciudad de Lima a través de tres líneas de acción: Pastoral social, Pastoral de escucha, y Pastoral de salud.
Un documento desconcertante que sólo puede causar perplejidad e incertidumbre. En su mensaje dirigido a la Iglesia de Lima, Monseñor Elías manifiesta que, “por encargo de nuestro Arzobispo, Monseñor Carlos Castillo, ha sido constituido un equipo que se encargará de diseñar e implementar acciones pastorales de salud y de escucha para la Ciudad y la Arquidiócesis de Lima, en el contexto de la actual crisis por la pandemia del COVID-19”.
Luego añade “Ustedes también forman parte de este equipo por eso los animamos a que nos acompañen y ayuden con fe, creatividad y valentía en este camino que emprendemos como Iglesia de Lima, podemos y debemos ser responsables con cada uno de los ciudadanos y hermanos que tenemos más cercanos”.
Señala en síntesis Monseñor Elías que habrá dos vertientes o áreas en la que actuará la Iglesia, Pastoral de Salud y Pastoral de Escucha.
En cuanto a la Pastoral de salud Monseñor Elías propone tres acciones: acompañamiento espiritual mediante llamadas telefónicas y otros medios virtuales por parte de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. Acompañamiento espiritual al personal de salud, especialmente del sector público, que está trabajando arduamente en las labores de atención a las personas contagiadas por el COVD-19 y campañas de oración promovida en las familias católicas y feligreses en favor de los médicos, enfermeras, enfermeros y técnicos que trabajan en situación de riesgo atendiendo a personas infectadas.
En cuanto a la Pastoral de Escucha se anuncia acompañamiento espiritual a los fieles mediante llamadas telefónicas que son recibidas por las parroquias en sus teléfonos fijos. Cada parroquia definirá horarios de atención y recepción de llamadas dependiendo de la disponibilidad de tiempo de sus sacerdotes y Atención espiritual mediante llamadas atendidas desde la central telefónica del Arzobispado de Lima y transferidas automáticamente y con confidencialidad a teléfonos celulares de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos.
Una verdadera desgracia, la total abdicación, el abandono más absoluto de sus responsabilidades. Como laicos nos corresponde reprender y llamar al orden a estas autoridades que la iglesia peruana no merece. ¿Es esta la Iglesia de Santo Toribio de Mogrovejo, Santa Rosa de lima y San Martín de Porres? ¿Esta jerarquía cobarde es digna heredera de la tradición católica del Perú?
Mientras en países como Polonia se han multiplicado las misas o en otras partes se ha negociado con los gobiernos para mantener de pie a la Iglesia, en el Perú se pone de rodillas ante el poder, ante un gobierno laicista y que desde sus inicios se ha mostrado como enemigo de la enseñanza de la Iglesia.
Se quiere reducir la Iglesia a una central telefónica, a una especie de Voz amiga que de consejos mediante voluntarios. Las parroquias serán los call center de la falsa iglesia, una iglesia de utilería, con obispos de cartón y sin sacramentos. 

¿POR QUÉ LE PREOCUPA TANTO LA PRENSA A MONSEÑOR CARLOS CASTILLO?

Por Fernando Fernández– LaAbeja.pe
Hace poco (2018), los PERIODISTAS Pedro Salinas y Paola Ugaz difamaron al Obispo de Piura José Antonio Eguren acusándolo falsamente de diversos delitos. Con todo derecho, Monseñor Eguren los denunció por difamación agravada, conllevando ello a una sentencia condenatoria contra dichos periodistas. Sorprendentemente, nuestro Obispo Carlos Castillo, sin previa conversación con Monseñor Eguren, salió en defensa de los periodistas.
Hoy un PERIODISTA de Panamericana TV acusó falsamente al padre Carlos Rosell, Ex Rector del Seminario Santo Toribio de Mogrovejo, de haber celebrado misa con aproximadamente 30 personas.
Ante ello nuestro Obispo ya anunció que “tomará las medidas correspondientes” además, dando entender, que dicho padre vea por su cuenta la sanción (multa) que le imponga la autoridad civil. Se lavó las manos.
Lo cierto es que no mas de 13, vecinos y personas de la parroquia a cargo del padre Carlos Rosell, estuvieron presentes en la misa que hace diariamente. Algunos de ellos quienes les llevan víveres y ayudan en su parroquia. Es decir, personas muy allegadas al padre, además que tenían puestas sus mascarillas y distanciados unos de otros. Poco le importó esto a nuestro Obispo, la denuncia era de un PERIODISTA.
El gobierno admite la concurrencia a mercados, supermercados y centros de abastos para que los ciudadanos adquieran alimentos. ¿Siendo así, acaso nuestro Obispo desconoce que existen católicos que les es imposible dejar de comulgar porque es su alimento espiritual? Lejos de considerarse fanatismo, que no lo es, la libertad religiosa es un derecho Constitucional en nuestro país. Derecho fundamental, lo suficientemente valioso que muchos son capaces de ofrendar sus vidas en defensa de su fe y amor a Dios.
Miles murieron en México (1926-1929) ante la persecución a los Católicos (Cristeros), la masacre de Barbasto (Seminaristas Claretianos) en España (1936), fue otro ejemplo. Prefirieron morir fusilados que renunciar a su fe.
Hoy no tenemos esos casos extremos, pero si es un extremismo procurar una sanción al padre Carlos Rosell. ¿Por qué nuestro Obispo ha guardado silencio ante la promulgación de Decreto Legislativo No. 1458? Esta norma en el Inciso 7 del Artículo 5, establece la PROHIBICIÓN DE ACTOS RELIGIOSOS, aunque no exista concurrencia (masiva o no masiva).
Hace 2 semanas un párroco cerca de mi casa, expuso la Eucaristía (Santísimo) en la azotea de su parroquia a fin que los vecinos puedan adorarla (para el dogma católico, está presente en la Eucaristía el mismo Cristo Crucificado). Días antes, otro Sacerdote hizo lo mismo, pero caminando por la mitad de la pista, en horas de tránsito.
Hoy dichos sacerdotes serian pasibles de una multa por el Gobierno y eventual sanción de nuestro Obispo ya que era un acto religioso, no importando que no estuviera persona alguna cerca a otra. Era acto religioso y eso basta.
Estemos atentos, quiero renunciar a la idea que en estos casos también nada es casualidad.

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