THE LIFE IS CAMINO. EL LIBRO DEL OPUS DEI QUE (NO) ES PARA TODOS
Por Hans Herrera Núñez– LimaGris.com
Está reseña llega ochenta años tarde y seguro existen muchas otras mejores. Pero está no es una reseña sino una relación de persona a persona a través de un libro.
“Este libro está vivo” me dijo el Padre Antonio Ducay un día que me lo ofreció. Lo dijo como quien te advierte que no es cualquier libro. Cómo en La historia sin fin, existen libros seguros y otros peligrosos. Este es de esos últimos.
He leído muchos libros y he de confesar que la gran mayoría estaban muertos. Yo no tengo una biblioteca sino un cementerio. Entonces ¿qué es un libro vivo? Un libro vivo es una conversación de dos en la barra de un bar. Roberto Bolaño siempre mencionaba que su mayor aspiración fue escribir cuentos como historias que se cuentan en una cantina. Por supuesto jamás lo logró. Tampoco Carver, ni mi adorada Donna Tartt. Hay en los límites de la ficción una pared que no se rompe, y es la verdad. La verdad no es un tábano socrático, es una conversación honesta que jode. Por eso Camino es un libro de verdad, recio y viril en la era del libro autocomplaciente y cobarde. Leer Camino es practicar boxeo, pero tu ego es el saco de arena al que va a vapulear.
¿Listo para la paliza?
774 «Escalones. Resígnate a la voluntad de Dios. Confórmate a la voluntad de Dios. Quiere la voluntad de Dios. Ama la voluntad de Dios»
Escrito por San Josemari el fundador del Opus Dei, cuando era joven, desconocido y nadie, ni él mismo pensaba que sería del destino de ese libro que escribía en las noches; Camino, se convirtió en un longseller espiritual. Hasta 2008, se han publicado cerca de 4’500,000 ejemplares, en 43 idiomas. Hasta ahí los números. Camino es un libro escrito como aforismos (un gran acierto, perfecto para estos tiempos de lectores cansados), el libro pertenece a la larga tradición de libros espirituales. No voy a mentirte hipócrita lector, este es un libro que te habla de Dios hasta cuando no te habla de Dios. ¿Qué esperaban, un libro de mindfulness, un libro de autoyuda/superación o acaso a Osho? Este es un libro católico. Perded la esperanza los que esperen algo suave, empático o autocomplaciente. Su dosis de realismo es semejante al peso de una cruda mezclada con la pálida. Es un aterrizaje forzoso pero en el aeropuerto de La Paz, Bolivia. Si los axiomas del pesimista de Cioran podían ser un juego rudo, esto es Rugby. Nunca antes me había pasado que lo siguiente que leyera fuera a meter su dedo en la yaga fresca.
166 «Me escribes: ‘Padre, tengo… dolor de muelas en el corazón’. —No lo tomo a chacota, porque entiendo que te hace falta un buen dentista que te haga unas extracciones.
¡Si te dejaras!…»
Lo peor de este libro, que tú no lees sino que te lee, y que para más inri te responde; es que no te pontifica más camino que ser libre como quien dice: deja de quejarte y toma tu cruz. ¡Camina!
No es un libro fácil. Te puedes pelear con él y tirarlo por la ventana en un arranque de rabia. Luego vas y lo recoges. Como con un amigo, te peleas y te reconcilias. Esto nunca me pasó con otro libro.
Pero, ¿cómo describir la sensación, la experiencia de leerlo?
Responderé a la gallega. Respondiendo una pregunta con más preguntas.
¿Recuerdas el sabor de la sangre en tus dientes después de una pelea que perdiste? ¿O ese hinchazón en el ojo que te tapó media cara después de recibir un palazo la noche anterior? Bueno, exactamente así, clavadito, es leerlo. O mejor dicho no lo lees, te habla. Y jode lo que te dice. Jode porque te interpele. Jode porque sabes que es cierto, porque te dice precisamente lo que no quieres oír. Y te encabronas porque las cosas no son como a ti se te antoja. La culpa es de Dios que siempre quiere lo contrario o tal vez somos nosotros los que vamos a contrasentido. Yo soy un cobarde que ha desperdiciado su vida queriendo vivirla para mí mismo. Que inútil.
332 «Al que pueda ser sabio no le perdonamos que no lo sea»
Este es un libro para todos que no es para todos. No significa que seas un espíritu iluminado si llegas a él. Tampoco es instructivo para la vida. No ofrece recetas mágicas ni métodos o dietas yurvedas. Tampoco existe en él niveles de interpretación hermeneútica discernibles solo para iniciados en los misterios de las notas a pie de página. Este es un libro que sin ser estético es bello. Escrito como la geografía del Guadarrama, como las pampas de Castilla La Mancha, no hay adornos ni palabras que sobren. Su literatura es sencilla y por ende eficaz. No congela la devoción como la elegante pluma de Erasmo de Rotterdam, se acerca más a los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola (otro gran libro, seco como libro de gimnasia) o a las crónicas del viaje espiritual, si las hubiese escrito, de ese aventurero del Evangelio que fue San Francisco Xavier, misionero en el Congo, la India, Japón y China en el s. XVI. Este es un libro raro. Un libro que quizás no debió ocurrir por lo asombroso que es. Uno cree encontrar correspondencias ojeando el I Ching, pero cuánto es autosugestión o autoengaño. Otra vez la cómoda complacencia. Si la literatura ha de ser algo es ser incómoda. Este libro lo logra. Se encuentran en sus aforismos todo aquello que uno personalmente no quiere oír de uno mismo. En una época en que todo son espejos con filtros en tono sepia, este es el preciso libro para nuestros tiempos, un espejo negro como los otrora padres jesuitas de antaño. Un libro para verse a la cara y conocer nuestra cobardía. Lo lees un poco cada día y algo en ti muere. Es el ego. No sabía que los libros pudiesen mortificar ese monstruo que llamamos ego.
Existe una versión en quechua, Ñan, que tal vez en el obispado de Huancavelica alguien me pueda acercar.
Fuente: www.opusdei.org