Mujer presenta denuncia en Estados Unidos contra Gustavo Faverón por “acoso y difamación”
Una nueva denuncia aparece contra el escritor peruano Gustavo Faverón. Esta vez desde Estados Unidos. La acusación la hace una joven peruana que señala haber sido víctima de acoso sexual por parte del literato.
La demanda fue entregada el 18 de setiembre de este año y se realizó en territorio extranjero ya que en su momento el Código Penal peruano no tenía tipificado al acoso sexual como un delito.
El desarrollo de la denuncia argumenta que Gustavo Faverón envió varios mensajes y correos con la intención de sostener un encuentro sexual con la demandante y ante la negativa de la misma, hizo pública información privada y manipulada para hacerla quedar como una “loca”.
Traducción de la denuncia:
1. En setiembre 26 del 2016, Gustavo Faverón publicó en su blog “Puente Aéreo” su respuesta a las acusaciones de acoso sexual hechas por varias jóvenes. Una de las que lo acusó fue T.S, amiga de la demandante.
La publicación del demandado contiene mentiras, engañosas y declaraciones difamatorias contra la demandante como un intento de encubrirse, distraer la atención pública y desacreditar a la mujer que lo estaba acusando.
En su respuesta, el acusado también niega las acusaciones de acoso indicando que “fue hackeado”, que las acusaciones eran parte de una “campaña”, sugiriendo que habían motivaciones políticas detrás de ellas.
Las acusaciones contra Faverón empezaron el 14 de setiembre de 2016, cuando la demandante usó su cuenta de Twitter para colgar pantallazos de las conversaciones entre el acusado y T.S, lo que probaba que Faverón, usando su cuenta de Facebook, había insistido por años tener un encuentro sexual con T.S. Luego de esta primera acusación, otra mujer también brindó testimonios y mostró evidencia a periodistas peruanos sobre como ellas recibían mensajes no solicitados con contenido sexual por parte del demandado.
Las acusaciones mostraban básicamente un patrón que fue calificado por las feministas peruanas como acoso sexual virtual y evidenciaba que el acusado era una hipócrita: Faverón es una figura pública que ha mostrado su apoyo a las causas feministas y ha utilizado Facebook para pontificarse sobre la moralidad.
Luego de las acusaciones, el demandado borró su cuenta de Facebook y tuvo que crearse una nueva.
2. En respuesta, el acusado describió a la demandante como una persona obsesionada con él, que “lo persiguió” y que fue constantemente rechazada por él. Esto no es verdad. La demandante y el acusado tenían una relación que podría calificarse de amistad, la cual empezó en 2009, cuando la demandante tenía 20 o 21 años y el acusado 42 o 43.
El acusado expresó que recibió varias invitaciones por parte de la demandante para verse en persona y que las rechazó. Esto no ocurrió. La única vez que la demandante lo invitó fue en enero de 2015. El demandado convenientemente mostró los correos con dicha invitación, pero no presentó respuestas de si había aceptado o no, y mintió sobre diciendo que nunca fue, cuando realmente sí lo hizo.
La publicación tenía la intención de retratar a la demandante como una persona obsesionada, el acusado también argumenta que en un taller de Literatura organizado por RedLit la demandante estaba “en primera fila”. Este taller fue un evento abierto al público, y no habían filas, pero sí un grupo de personas sentadas en un salón. Esto es falso.
3. Violando el derecho a la privacidad de la demandante, el acusado publicó selectivamente correos escritos por la demandante, que fueron colgados sin su consentimiento. Estos correos, sin un contexto adecuado, hacían ver a la demandante como una persona obsesiva y mentalmente perturbada. Los correos incluían bromas que fueron hechas en el contexto de la amistad que tenían ambas partes. Los correos también incluían información sexual privada sobre la demandante, que el acusado no tenía derecho para proliferar y hacerla pública.
4. El acusado también describe un incidente en el restaurante ‘Pitahaya’, y señala que la demandante preguntó al acusado si podía sentar con ella y su amiga T.S. Esto nunca ocurrió.
5. El acusado acusó a la demandante de haber “coordinado” con otras personas para hacer las acusaciones contra él. Esto es mentira. La acusada no tiene ninguna relación con la otra mujer que acusó al demandado ni tampoco coordinó con ella. Como otro caso de “conducta sexual lasciva”, varias mujeres tuvieron el coraje de hacer una acusación luego que la primera persona habló. En este caso, luego de que los pantallazos de las conversaciones entre T.S y el acusado fueran publicados, otras jovencitas decidieron hablar sobre sus experiencias con el demandado.
6. El acusado afirma que la demandante forma parte de un grupo de personas que buscan desacreditarlo, que también incluye a los “periodistas peruanos más rápidos (ágiles)”, que estuvieron manipulando los testimonios y formando nuevos. Esta es otra mentira del demandado.
7. El demandado argumenta que un abogado que apoya a la demandante admitió que la demandante le mintió. Esto simplemente no es verdad.
8. El hecho innegable es que, por años y usando Facebook, el demandado intentó tener encuentros sexuales con T.S, quien nunca aceptó. Este fue el hecho concreto y la acusación, y la defensa esbozada por el acusado no tenía otra intención más que desacreditar y silenciar a la demandante. Esta clase de defensa es común en casos de “conducta sexual lasciva”: la personas acusada trata de desacreditar a las víctimas llamándolos mentirosos, locos o hablando de su pasado sexual.
En efecto, antes de que el acusado publicara su respuesta, la demandante recibió mensajes donde un amigo del demandado y el mismo acusado (a través de una cuenta de Facebook que no tenía su nombre) decían que si la demandante no retiraba la acusación, el acusado revelaría información personal sobre ella, lo que llegó a ocurrir. Esto muestra que el acusado actuó con malicia cuando publicó sus argumentos contra la demandante.
9. El post difamatorio fue compartido en Facebook y Twitter no solamente por sus seguidores, familiares y amigos del acusado, “sino también por la entonces Primera Dama peruana, Nadine Heredia, y la periodista Rosa María Palacios en sus respectivas cuentas de Twitter. Ambas personas tienen más de un millón de seguidores en Perú. El número de seguidores da una idea del gran impacto y el grave daño causado por el acusado al honor y la reputación de la demandante.
Luego del post difamatorio publicado por el acusado, la demandante fue ridiculizada y víctima de bullying en Facebook, siendo descrita como una persona loca y enferma que acosaba al demandado. Además, esta publicación permitió que la demandante sea acosada por varias cuentas en Twitter, no solo con insultos en su contra sino también información privada (cuentas bancarias, propiedades, información sobre su familia, etc.). En particular, una “cuenta troll” hizo varios esfuerzos tratando de defender al demandado de las acusaciones y la demandante terminó como la víctima de esta cuenta luego de la publicación hecha por el demandado.
Como resultado de la publicación difamatoria, la acusada sufrió vergüenza, humillación y angustia mental. Su familia la amenazó con dejar la casa. Toda la angustia emocional generada por la publicación hizo que el acusado cause que la demandante pierda concentración en sus actividades cotidianas y recientemente a perder su trabajo en el estudio de abogados donde trabajaba. La demandante tuvo que dejar Perú y mudarse a Estados Unidos.
10. Mientras se completaba esta acusación, la publicación difamatoria hecha en el blog ya no se encuentra disponible. El acusado la borró luego de que la demandante se mudara a Estados Unidos.
La demandante culmina la acusación solicitando más de un millón de dólares, argumentando en los daños generados por perder su trabajo, la angustia emocional, violación a su privacidad, daños punitivos y cualquier otra consideración que la corte crea conveniente.
Fuente: Diario Perú21.
APARECE OTRA VÍCTIMA DE ACOSO SEXUAL DEL ESCRITOR FAVERÓN
La periodista Katherine Bless Barrientos denunció por acoso sexual al escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quien le escribía mensajes para tener un encuentro en su casa.
La comunicadora mostró los mensajes que le enviaba el escritor donde le propone un encuentro para asesorarla en el curso de Literatura que estaba estudiando en una universidad privada. Inclusive le pidió que vaya con vestido y tacos.
El acoso virtual ocurrió cuando lo agregó al Facebook. Faverón le pedía siempre encontrarse en privado para tomar algunas copas de vino. Él la cuestionaba por estar siempre acompañada de una persona.
“Sales con todos y no sales conmigo”, le escribió el 2015, exigiéndole un encuentro casual. Para ese momento el crítico literario le escribía sin obtener respuesta de Bless.
Hace una semana se conoció que Faverón Patriau fue denunciado en Estados Unidos por la peruana Mayra Galdo Meléndez quien lo acusó de difamación.
Fuente: www.manifiestoperu.com