Por Milagros Rodón- www.oleadajoven.org.ar
Señor mío, ya caminamos la Semana Santa,
ésta semana grande donde conmemoramos lo mejor de tu vida, tu amor llevado al extremo.
Saberlo, me llena de vértigo. No sé cómo vivirla, no sé cómo hacer para que no se me pase de largo.
Te pido me des la gracia de poder acompañarte…
Con vos poder decidir subir a Jerusalén…
Con vos poder entrar triunfante el Domingo de Ramos
para que el corazón se ensanche…
Con vos compartir la última cena…
que me laves los pies, y que el corazón se me estruje
ante semejante acto de amor…
Con vos compartir la mesa, compartir el pan y el vino…
Con vos orar en el monte de los olivos,
y mientras entregás tu voluntad al Padre,
acompañarte con la oración, estando como mejor me salga…
Con vos recibir el beso de Judas, y salirle al encuentro al Pedro desesperado que impulsivamente agarra la espada.
Con vos sufrir la incomprensión y la envidia de los poderosos,
los juicios injustos y la impotencia del poder.
Con vos padecer la flagelación y la coronación de espinas…
Con vos ir camino con la cruz, y poder ser esa Verónica que enjuga tu rostro…
ser las mujeres que te acompañan en el camino…
ser Juan que permanece en la cruz, y a quien le confiás a tu Madre…
ser como María que en medio del dolor sabe que la Vida siempre puede más…
ser como el ladrón que sabiéndose pecador, pide misericordia…
ser Juan de Arimatea que arriesga su vida por pedir tu cuerpo muerto…
ser el centurión y que caiga de rodillas al descubrir tu grandeza y con él decir “verdaderamente éste es el Hijo de Dios”…
ser María Magdalena que corre a verte en el sepulcro, y se sorprende con que ya no estás ahí.
La muerte ha sido vencida, y llamándome por mi nombre, me das una nueva vida. ¡Amén!
Pontificia Universidad Católica de Chile
El cardenal Ricardo Ezzati salió a responder las críticas por la salida del académico jesuita de la Pontificia Universidad Católica, Jorge Costadoat Carrasco, afirmando que la decisión adoptada para no renovarle el mandato canónico es porque el profesor “no se ha ceñido al programa ni entregado buena parte de los contenidos fundamentales del curso”.
A través de una carta enviada a El Mercurio, Ezzati lamenta “los malentendidos que ha causado dentro y fuera de la Pontificia Universidad Católica de Chile mi decisión de no renovar el mandato canónico al profesor Jorge Costadoat SJ. Por ello, he considerado necesario referirme a algunos aspectos que explican esta determinación, desmienten que la libertad de cátedra haya sido vulnerada y aclaran que esta decisión no afecta al resto de las facultades de la Universidad”.
Detalla que la Facultad de Teología tiene un estatuto propio, distinto al resto, ya que ella está bajo la responsabilidad directa del Gran Canciller y que se requiere un mandato canónico para ejercer la docencia en ella y “otorgar ese mandato no es un trámite administrativo, requiere discernimiento del Gran Canciller, a partir de todos los antecedentes que tenga a la vista”.
Sostiene que de todos los mandatos solicitados en los últimos años, el único al que no le fue renovado es el del profesor Costadoat, mencionando que “al asumir en 2011 la Gran Cancillería, me encontré con que el profesor Jorge Costadoat no tenía el mandato para enseñar por problemas de larga data. Buscando con buena voluntad regularizar su situación y como un acto de confianza, a inicios de 2012 y luego de un diálogo con él, le concedí el mandato canónico por tres años bajo el compromiso de superar esas dificultades”.
Ezzati agrega que a pesar de lo anterior los problemas persistieron, pidiendo una completa información y “a partir de ella constaté, por ejemplo, que en un curso mínimo dictado por el profesor, en reiteradas ocasiones entre 2012 y 2014, y que está en el corazón del proceso formativo de un teólogo y de un futuro sacerdote, se han evidenciado sostenidas falencias”.
“Como me lo han señalado, y ha quedado consignado por escrito, el profesor no se ha ceñido al programa ni ha entregado buena parte de los contenidos fundamentales del curso, desdibujando su esencia y obligando a algunos alumnos a estudiar la materia por sus propios medios. En mi evaluación, este elemento lo he sopesado como esencial”, expone.
El cardenal señala que “respeto que el profesor Jorge Costadoat Carrasco ejerza su libertad como teólogo e investigador en la Universidad Católica. Así se lo manifesté explícitamente al profesor. No obstante, no solo es mi derecho, sino también mi responsabilidad que en la Facultad de Teología, y desde ella, se enseñe la doctrina de la Iglesia y que los alumnos allí se forman la perciban sin confusiones (cf. Estatutos, 20 a). Por tanto, esperar que un profesor enseñe los contenidos fundamentales de un curso no es desconocer su libertad de cátedra, sino exigirle un mínimo de rigor que, a mi juicio, no se ha cumplido”.
El prelado expone finalmente que en la Universidad Católica sí existe la libertad de cátedra, afirmando comprender la desazón de quienes no comparten la decisión, pero “tengo la certeza de que el camino elegido, que no es fácil, es el que me corresponde en conciencia asumir en función de mi responsabilidad como Gran Canciller”.
Fuente: www.elmostrador.cl
El arzobispo de Santiago de Chile y gran canciller de la Pontificia Universidad Católica aclara que el profesor y jesuita, Jorge Costadoat, “estaba advertido” sobre algunos de sus escritos “imprudentes”.
Por Andrés Beltramo Álvarez- Vatican Insider
Desde hace años el profesor Jorge Costadoat “estaba advertido” sobre algunos de sus escritos “imprudentes” con respecto a la doctrina católica. Lo precisó Ricardo Ezzati, gran canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile, al explicar por qué decidió quitarle el permiso para enseñar teología en dicha casa de estudios. Con esas palabras, el cardenal también le respondió a quienes lo acusaron de tener un “doble discurso” ante la salida del jesuita de sus cátedras.
“Me reuní con él cuando le entregué la misión canónica (en 2012) y le pedí que actuara en su enseñanza de acuerdo a lo que la Santa Sede y el arzobispo le concedió”, dijo el purpurado a la prensa, este domingo tras la misa de Ramos. Y, para evitar equívocos, graficó: “Si un jugador de fútbol quiere jugar fuera de la cancha tiene libertad de hacerlo, pero naturalmente no está jugando en comunión con el equipo” (La Tercera, 30.03.2015).
La semana pasada se desató una encendida controversia por el alejamiento de Costadoat de sus clases de “Cristología” y “Trinidad”. El 12 de marzo, en una reunión privada, el arzobispo de Santiago le comunicó la revocatoria del “mandato canónico” necesario para impartir clases.
La reacción fue inmediata. Primero el Centro de Estudiantes de Teología y después un grupo de 60 profesores cuestionaron la determinación del gran canciller. Los defensores del jesuita centraron su argumentación en dos cuestiones: Que no existió “ningún tipo de cuestionamiento de orden doctrinal” contra él y que los alumnos nunca se quejaron por su enseñanza. Pero múltiples fuentes consultadas por el Vatican Insider constataron lo contrario.
En una carta enviada al Consejo Superior la semana pasada, el cardenal estableció que la trayectoria de Costadoat “registra afirmaciones poco prudentes” que “desdibujan la enseñanza magisterial de la Iglesia en diversos puntos centrales de la misma”. Y, además, dejó constancia que estos problemas se remontan a muchos años atrás.
Con esas declaraciones, Ezzati dejó en claro que el problema del jesuita siempre fue de tipo doctrinal y que él lo sabía bien. Esa es la razón por la cual, en 2012, el gran canciller le otorgó el permiso para enseñar en vía experimental y como “un acto de confianza”. Esto lo confirmó el rector Ignacio Sánchez, en una carta publicada este fin de semana (Mercurio, 29.03.2015)
Según el funcionario, ya hace tres años el jesuita tenía “falencias en su quehacer teológico y docente” que “requerían atención”. Es más, destacó que –entonces- el gran canciller accedió a darle el permiso “que tenía pendiente (desde) hace algunos años, por situaciones académicas que no se habían resuelto durante un largo período”. Y explicó que dicha autorización canónica se le otorgó de “manera condicional” y “con algunas observaciones”.
Esto contrasta con el descargo de Costadoat quien (en su blog) afirmó que, en sus “veinte años” en la Facultad de Teología, nunca la dirección le manifestó “molestia alguna”. Pero, buena parte de esas dos décadas, él careció del permiso formal para enseñar. No obstante, siguió dando clases como si nada. En 2012 Ezzati quiso regularizar su situación y le concedió la autorización temporánea, que no renovó tras constatar el persistir de las “falencias”.
Otro dato, poco conocido, cuestiona la versión del jesuita y sus defensores. Desde su ingreso a la universidad él ha permanecido con el grado de profesor asistente, el más bajo de tres niveles en el escalafón del cuerpo docente. Nunca pudo ascender a la categoría de profesor asociado, aunque lo intentó en dos ocasiones cuando todavía era gran canciller y arzobispo de Santiago el cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa.
“Yo he sido alumno del profesor ‘Coco’ y él ha sido poco riguroso e inconsistente”, aseguró un estudiante de Costadoat (La Segunda, 25.03.2015) que, pese a su opinión crítica, en realidad se mostró contrario a la determinación de Ezzati. Como él, en los últimos años más de una docena de alumnos distintos se quejaron del profesor por motivos similares y otros como el incumplimiento de los programas de las materias.
Esas evaluaciones negativas habían pasado desapercibidas, al menos hasta ahora. Quizás por eso el propio interesado sostuvo que los alumnos nunca se quejaron de él y quienes lo apoyan aseguran que –por el contrario- la universidad le ha expresado su aprecio con premios y gratificaciones.
Mientras tanto, un asunto correspondiente a un solo catedrático se ha querido plantear como un problema de “libertad de cátedra” en toda la universidad. Pese a la inicial oposición a Ezzati, en las últimas horas el cardenal recibió varias muestras de apoyo. El decano de Teología, Fredy Parra, reconoció que su actuación estuvo apegada a los estatutos y fue respetuosa de todas las opiniones. Además, 42 personas suscribieron una carta pública de solidaridad con él.
Sobre el tema de la libertad, el rector apuntó: “Es importante enfatizar que en la Universidad Católica existe libertad de cátedra para sus profesores e investigadores, y que esta situación particular no la pone en duda. En nuestra universidad se garantiza a sus miembros la libertad académica, los derechos de la persona y de la comunidad dentro de la verdad y del bien común”.
Educación católica
Papa Francisco nombró al sucesor del cardenal polaco Grocholewski para guiar el dicasterio que trabaja para las universidades y las escuelas que dependen de la Iglesia.
Por Andrea Tornielli- Vatican Insider
Papa Francisco nombró al cardenal Giuseppe Versaldi nuevo Prefecto de la Congregación para la Educación Católica. Dejó la guía de la Prefectura de asuntos económicos (ente que desaparecerá con la nueva reforma de la Curia) y sustituye al purpurado polaco Zenon Grocholewski.
Versaldi nació en Villarboit, Italia, en julio de 1943. Estudió en el seminario de Vercelli y fue ordenado sacerdote en 1967. Fue coadjutor, guía espiritual de un grupo de seminaristas de preparatoria, en 1972 fue enviado por el obispo a Roma para estudiar psicología y derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana. En 1967 fundó el consultorio familiar diocesano de Vercelli. Un año más tarde se convirtió en el párroco de Larizzate, en 1980 obtuvo el titulo de abogado rotal y comenzó a enseñar derecho canónico y psicología en la Gregoriana.
Cercano al ex-Secretario de Estado Tarcisio Bertone, en 1944 se convirtió en su vicario general en Vercelli, cuando Bertone era arzobispo. En 2007 fue nombrado obispo de Alessandria y cuatro años más tarde, en septiembre de 2011, se convirtió en Presidente de la Prefectura para los asuntos económicos de la Santa Sede. Se ocupó durante un año del gobierno pastoral de la diócesis de Alessandria. En febrero de 2012 fue creado cardenal. Pocos días antes de dejar el Pontificado, el 15 de febrero de 2013, Benedicto XVI lo nombró delegado pontificio para la Congregación de los Hijos de la Inmaculada Concepción, con la tarea de guiarla hacia la transparencia económica.
La Congregación que ahora se le encomienda tiene competencias en dos sectores: todas las universidades, facultades, institutos y escuelas superiores de estudios eclesiásticos o civiles que dependen de personas físicas o morales eclesiásticas; y sobre todas las escuelas e institutos de instrucción y educación de cualquier grado que dependen de las autoridades eclesiásticas.