Congregación para la Doctrina de la fe

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Gerhard Ludwig Müller

Por Andrés Beltramo Álvarez
La universidad “rebelde” del Perú permanecerá sin profesores de teología. Así lo determinó la Santa Sede, tras una reunión celebrada hace unos días en Roma. Un encuentro de alto nivel que echó por tierra el intento del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Müller, de intervenir para favorecer a esa institución educativa en su conflicto con el Arzobispado de Lima y con El Vaticano. Un apoyo que ha sido tomado como un grave error del “guardián de la ortodoxia católica”.
La reunión interdicasterial fue convocada por el Secretario de Estado de la Sede Apostólica, Tarcisio Bertone. ¿El objetivo? Analizar la validez de una carta enviada por el propio Müller al arzobispo limeño, Juan Luis Cipriani Thorne, a fines de enero.
En la misiva, el prefecto solicitó al cardenal peruano explicaciones sobre su decisión de no renovar el permiso eclesiástico para dictar clases a todos los profesores del Departamento de Teología de la “anterior” Pontificia Universidad Católica del Perú (ex PUCP). Esa determinación, comunicada a las autoridades universitarias en diciembre, fue producto del decreto emitido por la Santa Sede en junio de 2012 que prohibió al claustro ostentar sus títulos de Pontificia y Católica.
Una sanción aplicada con el aval del Papa y que mantiene su plena vigencia jurídica por la contumaz negativa de la Asamblea Universitaria a reformar sus estatutos para adherir a la normatividad vaticana sobre las instituciones de educación superior católicas: la constitución apostólica “Ex Corde Ecclesiae”.
El prefecto alemán decidió actuar como consecuencia de una queja enviada a Roma por aquellos profesores a quienes se les revocó el mandato canónico para dictar clases. Ellos argumentaron que la revocatoria fue aplicada por “motivos doctrinales”. Müller tomó en cuenta su reclamo y ordenó -en su comunicación- que la universidad continúe dictando sus cursos de teología, en tanto la Santa Sede no resuelve el conflicto de fondo.
Pero la misiva estaba viciada de origen. Y, por lo tanto, fue considerada inválida por la interdicasterial. En primera instancia porque se trató de una iniciativa “personal” del prefecto, que no cumplió con los requisitos de consulta a los especialistas en el tema dentro del Congregación para la Doctrina de la Fe.
Además no fue enviada por los conductos institucionales de la nunciatura apostólica en Lima. En el Arzobispado de la capital peruana la recibieron como un simple fax. Y, lo más importante, la carta ignoró el Código de Derecho Canónico que confiere al obispo diocesano la autoridad para otorgar y revocar los permisos a los profesores de religión o ciencias eclesiásticas en su circunscripción eclesiástica.
El resultado del análisis ya fue comunicado a las partes en Perú vía valija diplomática. La carta de Gerhard Müller no tiene validez y se mantiene intacta la decisión del arzobispo Cipriani de no conceder los permisos para enseñar teología católica en la ex PUCP. Lo cual pone a la institución en serios aprietos para cubrir los cursos obligatorios de esa materia en el siguiente ciclo lectivo.
Por lo pronto las conclusiones de la reunión vaticana presidida por Bertone, todavía secretario de Estado, constituyeron un duro revés para el prefecto de la Doctrina de la Fe y, en la Curia Romana, abrieron la interrogante respecto a su idoneidad para ocupar un puesto de enorme poder que no permite improvisaciones ni errores, ni de forma ni de fondo.
Cardenal TongPrimer cardenal chino en un Cónclave
El arzobispo de Hong Kong, tierra de frontera y de enormes desafíos que tendrá que enfrentar el nuevo Pontífice.
Por Giacomo Galeazzi- Vatican Insider
El celeste imperio en la Capilla Sixtina. Por primera vez China tendrá voz en un Cónclave. En la elección pontificia que se llevará a cabo en marzo (aunque no se saben las fechas) participará el cardenal John Tong Hon.
El arzobispo de Hong Kong, de 73 años, representará a la Iglesia china entre los 117 “electores” que se reunirán en el Vaticano. «Es muy significativo el trabajo que desarrollaron en relación con China los Papas Wojtyla y Ratzinger», explicó a Vatican Insider el sinólogo padre Bernarde Cervellera, director de AsiaNews, la agencia del PIME. Los últimos dos Pontífices, subraya el padre Cervellera, «apostaron por tener cardenales chinos y pidieron la participación de los obispos chinos en los sínodos, pero no recibieron respuestas de Pekín».
El primer “conclavista” chino, observa el director de AsiaNews, «es un religioso muy preciado y confiable, desde el punto de vista de la fe, y es un incansable defensor de la libertad religiosa». Además, añade el padre Cervellera, «tiene una fuerte huella de tradición confuciana, por lo que es muy gentil y respetuoso del poder político». Pero, «con tono educado y sin perder la compostura, nunca deja de defender y de reafirmar las prerrogativas de la Iglesia». Fue justamente Joseph Ratzinger quien lo creó cardenal, recuerda Cervellera.
Así pues, la sucesión de Benedicto XVI será el momento en el que, en particular en las congregaciones generales que anteceden al Cónclave, China se convertirá en uno de los protagonistas del escenario eclesial. La difícil situación de los católicos chinos y los llamados a la defensa de la libertad religiosa (de los que Tong Hon es la voz más autorizada y combativa) serán uno de los puntos de reflexión incluso en las discusiones para elegir a un Pontífice.
«La situación actual en China –dijo cuando fue consagrado arzobispo- está muy lejos del ideal». En el celeste imperio sigue en pie la división entre la Iglesia patriótica, fiel al gobierno que pretende el poder para nombrar a los obispos, y la “subterránea”, fiel al Papa y a menudo sometida a persecuciones y violencia, a pesar de los esfuerzos que en los últimos años hizo el Papa Benedicto XVI para llegar a una solución concordada.
John Tong Hon nació en Hong Kong el 31 de julio de 1939 de padres no católicos, y fue el primero de tres hijos. Cuando tenía dos años, los japoneses invadieron Hong Kong y su familia se trasladó a Macan (pueblo natal de su madre). Al poco tiempo, para garantizar su seguridad, sus padres lo enviaron a la casa de su abuela paterna en la provincia de Guangdong, en la China Popular (lugar natal de su padre), donde residió hasta los seis años. Desde su regreso a Hong Kong, ha vivido en el seminario, donde ha enseñado Teología y Filosofía China, materia que estudió en la Universidad china de Roma. En 1979, el obispo (luego cardenal) Wu lo designó jefe del Centro de Estudios Espíritu Santo, el centro de investigación líder de la Iglesia católica en China, un cargo que aún mantiene. En 1992, el cardenal Wu lo nombró como uno de sus vicarios generales. Juan Pablo II le nombró obispo auxiliar de Hong Kong en diciembre de 1996. Después el Papa Benedicto XVI le nombró obispo coadjutor en enero del 2008, y obispo el 15 abril del 2009. En el consistorio de febrero del año pasado Benedicto XVI lo creó cardenal.
¿La presencia de un cardenal chino en el Cónclave influirá en las relaciones entre la Santa Sede y China? Según el portavoz del Vaticano, el Padre Federico Lombardi, no: «El cardenal Tong Hon vino a los Consistorios anteriores –explicó a los periodistas-, y se expresó con normalidad en el ámbito del Colegio cardenalicio, haciendo sus consideraciones con mucho cuidado. Es un cardenal que se inserta normalmente en la dinámica de la Iglesia y hará presente, si habrá una reflexión sobre los problemas de la Iglesia en el mundo, la dimensión asiática».
Según el padre Federico Lombardi, «es una riqueza, en el ámbito del Colegio cardenalicio, la experiencia de un asiático como él. Será bienvenido por parte de todos los cardenales, que escucharán con atención su aporte». Como sea, «el tema del Cónclave, y también el de las Congregaciones anteriores, no tiene que ver con relaciones diplomáticas ni con decisiones de carácter operativo específico en relación con un país u otro». El de Tong Hon será, pues, «un aporte importante, pero no creo –concluyó prudentemente Lombarda- que tenga una importancia específica sobre el estado de las relaciones con la República Popular China».
Ernst von FreybergErnst von Freyberg
Por José Ospina-Valencia
El Vaticano designó al abogado Ernst von Freyberg como presidente de su banco, un puesto vacante desde mayo pasado cuando el jefe anterior fue expulsado de la institución, duramente golpeada por escándalos financieros.
La designación para dirigir el Istituto per le Opere di Religione (IOR), como se llama realmente el banco del Vaticano, fue hecha por una comisión de cardenales y fue, según Radio Vaticano, aprobada por el Papa Benedicto XVI en la que probablemente sea una de sus últimas decisiones importantes antes de renunciar a fin de mes.
Magistrados italianos están investigando un supuesto lavado de dinero en el Instituto para las Obras de la Religión, acusaciones que la entidad ha rechazado, pero que se suman a una reputación de falta de transparencia financiera y décadas de escándalos.
Una declaración del Vaticano dijo que Freyberg, un católico devoto que pertenece a la orden de los Caballeros de Malta, una organización de caridad que tiene sus orígenes en la época de las Cruzadas, tiene “una vasta experiencia en temas financieros y en el proceso de regulación”.
¿Quién es Freyberg?
Ernst Conrad Rudolf von Freyberg-Eisenberg-Allmendingen, cuyo nombre viene de la nobleza del Estado alemán de Baden-Württenberg, nació el 26 de octubre de 1958 en Ginebra y tiene la ciudadanía alemana.
Freyberg es presidente del astillero Blohm+Voss, con sede en Hamburgo, y pertenece a la junta asesora de la agencia de empleo temporario Manpower GmbH y de la firma de administración de activos Flossbach von Storch AG. Aparte de los cargos que conservará, Freyberg trabajará en el IOR tres días a la semana, según la versión online de la revista Spiegel.
En mayo, la junta del banco aprobó por unanimidad un voto de censura contra el italiano Ettore Gotti Tedeschi, en ese momento el presidente de la entidad, acusándolo de abandonar sus responsabilidades básicas de gestión.
La inusualmente abrupta destitución, junto con el arresto del mayordomo del Papa por robar documentos papales confidenciales, fue el punto culminante de un escándalo de filtración que sacudió al Vaticano y afectó al papado de Benedicto XVI.
El banco del Vaticano ha luchado por sacudirse una reputación de escasa transparencia financiera que se remonta a 1982, cuando Roberto Calvi, un italiano conocido como “el banquero de Dios” por sus lazos con el Vaticano, fue hallado ahorcado bajo el puente de Blackfriars de Londres.
En julio, una comisión europea dijo que el banco del Vaticano no logró cumplir todos sus estándares en la lucha contra el lavado de dinero, evasión de impuestos y otros delitos financieros. El Vaticano aprobó nueve de dieciséis aspectos “claves y esenciales” en sus operaciones financieras y está estableciendo cambios para cumplir las recomendaciones en otras áreas.
El Papa solicitó ayuda de expertos
Pero el reporte detectó importantes fallas en la administración del banco y llamó a hacer cambios. Magistrados en Roma que investigaban actividades de lavado de dinero congelaron 23 millones de euros (33 millones de dólares) que IOR mantenía en un banco italiano en el 2010.
El Vaticano dijo en ese momento que el banco no había hecho nada malo y que sólo estaba transfiriendo fondos propios entre sus cuentas en Italia y Alemania. El dinero fue liberado en junio del 2011 pero la investigación continúa.
Benedicto XVI ha abogado por más transparencia y llegó a pedir la ayuda del Consejo de Europa para la realización de operaciones control. El banco del Vaticano tiene un capital calculado en cuatro mil millones de euros y administra alrededor de 33,400 cuentas.
PedroOración
Por James Martin SJ
Señor, a veces me siento frustrado con tu Iglesia.
Yo sé que no estoy solo. Mucha gente que ama tu Iglesia se siente frustrada con el Cuerpo de Cristo en la tierra. Sacerdotes y diáconos, hermanos y hermanas están frustrados también. Y estoy seguro de que incluso Obispos y Papas pueden sentirse frustrados. Nuestra preocupación se acrecienta y también nuestra molestia y hasta la amargura y a veces nos escandalizamos porque tu Institución Divina, que es nuestra casa, está llena de seres humanos que son pecadores, al igual que yo.
Pero sobre todo me siento frustrado cuando veo que hay cosas que deben cambiar y no tengo el poder para cambiarlas.
Es por eso Dios que necesito tu ayuda.
Ayúdame a recordar que Jesús prometió que estaría con nosotros hasta el final de los tiempos, y que tu Iglesia es siempre guiada por el Espíritu Santo, incluso si es difícil para mí poder reconocerlo. A veces el cambio se produce de improvisto y el Espíritu nos sorprende, pero generalmente en la Iglesia esto ocurre lentamente, a tu ritmo y no al mío. Ayúdame a caer en la cuenta que las semillas que yo planto con amor en la tierra de tu Iglesia algún día producirán fruto. Para ello dame paciencia.
Ayúdame a entender que nunca hubo un tiempo en el que no hubiesen peleas y disputas al interior de tu Iglesia. Los debates ya se daban en la época de Pedro y Pablo. Y nunca hubo un tiempo en el que no hubiese pecado entre los miembros de tu Iglesia. Ese pecado va desde Pedro negando a Jesús durante su Pasión ¿Por qué la Iglesia de hoy tendría que ser diferente de la que fue cuando Jesús estaba sobre la tierra? Dame entonces sabiduría.
Ayúdame a confiar en la Resurrección. Jesús resucitado nos recuerda que siempre hay esperanza de algo nuevo. La muerte no tiene la última palabra sobre nosotros. Tampoco la desesperanza. Ayúdame a recordar que cuando Cristo resucitado se apareció a sus discípulos, él portaba las heridas de la crucifixión. Como Cristo, la Iglesia también está herida, pero siempre es la portadora de la gracia. Dame entonces esperanza.
Ayúdame a creer que tu Espíritu puede hacerlo todo: suscitar santos cuando más los necesitamos, suavizar corazones cuando parecen endurecidos, abrir mentes cuando parecen cerradas, inspirar seguridad cuando todo parece perdido, ayúdanos a hacer lo que parecía imposible de hacerse hasta que finalmente se hizo. Este es el mismo Espíritu que convirtió a Pablo, que inspiró a Agustín, que llamó a Francisco de Asís, que empujó a Catalina de Siena, que consoló a Ignacio de Loyola, que confortó a Teresa de Lisieux, que avivó a Juan XXIII, que acompañó a Teresa de Calcuta, que fortaleció a Dorothy Day, que le dio coraje a Juan Pablo II. Es el mismo Espíritu que camina con nosotros hoy, y tu Espíritu no ha perdido su poder. Dame entonces fe.
Ayúdame a recordar a todos tus santos. La mayoría de ellos la pasó peor de lo que yo lo paso. Ellos también estaban frustrados con tu Iglesia en sus tiempos, sufrieron con ello e incluso fueron perseguidos. Juana de Arco fue quemada por las autoridades de la Iglesia. Ignacio de Loyola fue puesto en la cárcel por la Inquisición. Mary MacKillop fue excomulgada. Si ellos pueden confiar en tu Iglesia en medio de estas dificultades, yo también puedo. Dame valentía.
Ayúdame a tener calma cuando la gente me dice que yo no pertenezco a la Iglesia, que soy un hereje por tratar de hacer las cosas mejor, o que no soy un buen católico. Yo sé que fui bautizado. Señor, tú me llamaste por mi nombre para estar en tu Iglesia. Mientras que respire, ayúdame a recordar cómo las aguas del bautismo me acogieron en tu santa familia de pecadores y santos. Deja que la voz que me atrajo hacia tu Iglesia sea lo que yo escuche cuando otras voces me digan que no soy bienvenido en la Iglesia. Dame paz.
Sobre todo, ayúdame a colocar toda mi esperanza en tu Hijo. Mi fe está en Jesucristo. Dame solo su amor y su gracia, que eso me basta.
Ayúdame Dios y ayuda a tu Iglesia. Amén.

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