Con un evento en el parque público de la ciudad de Tai Nan para presentar las actividades y la organización de la Iglesia Católica, se ha inaugurado oficialmente el Año de la fe en la diócesis de Tai Nan de la isla de Taiwán. Según la información enviada a la Agencia Fides, parroquias, institutos misioneros, asociaciones, escuelas, la casa editorial de la diócesis, han montado una feria para presentar la fe católica y el servicio que realiza la Iglesia.
Más de 3,000 fieles han participado en la iniciativa, que se ha prolongado durante todo el fin de semana. Monseñor Bosco Lin Ji Nan, obispo diocesano, ha presidido la misa en el parque para la apertura del Año de la fe. Las autoridades civiles han asistido al evento reconociendo públicamente la contribución de la Iglesia a la sociedad, especialmente en el servicio a los ancianos, a los pobres, a los niños discapacitados, confirmando que la Iglesia “no sólo ama Tai Nan, sino a todo Taiwán”.
En esta ocasión Monseñor Lin ha entregado un premio a los voluntarios y religiosos que han servido a la Iglesia con una dedicación especial. También se recibió la visita de Monseñor Peter Liu, Arzobispo de Kaohsiung, para traer “la amistad de la diócesis hermana” y “para vivir la experiencia de esta maravillosa iniciativa”.
Taipei
“Contribution by Catholic Higher Education to Sustainable Development in Modern World: From Service Learning to Social Enterpreneurship” ha sido el tema de la 20° Conferencia Anual de la Asociación de Universidades Católicas del Sudeste asiático y del Extremo Oriente (The Association of Southeast and East Asian Catholic Colleges and Universities – ASEACCU), celebrada del 23 al 26 de agosto en Wenzao Ursuline Colleges de la diócesis de Kao Hsiung, en Taiwán.
Según la información enviada a la Agencia Fides, 150 estudiantes y profesores provenientes de 44 universidades católicas, de 9 países y regiones han participado en el encuentro, que ha sido organizado en paralelo para los alumnos y para los profesores. Es la primera vez que se celebra un encuentro de este tipo en la diócesis de Kao Hsiung, y es la tercera vez en Taiwan. Monseñor Peter Liu, Arzobispo de la diócesis, ha presidido la solemne Misa de apertura; Monseñor Paul Russell, encargado de los asuntos de la Santa Sede, ha transmitido un saludo de la Santa Sede a los participantes, fomentando una mayor conciencia de la misión de las universidades católicas, “para que asuman la misión de llevar a las personas a conocer a Jesús”.
The Association of Southeast and East Asian Catholic Colleges and Universities (ASEACCU) es una organización regional que acoge a las universidades católicas del sudeste de Asia y del extremo Oriente con el fin de promover la educación católica de alta calidad, ayudando a apoyar a la Iglesia local. Además, la asociación también promueve el diálogo internacional del mundo de la educación con seminarios de formación, conferencias, charlas, así como talleres para estudiantes y profesores. En la actualidad la Asociación está compuesta por 70 Institutos o Universidades Católicas del sudeste asiático y del extremo Oriente que en sus encuentros anuales discuten sobre temas estrictamente relacionados con la educación católica.
Historia de la Iglesia Católica en Taiwan
En mayo de 1859, los religiosos dominicos españoles Fernando Sainz Morales, José Dutras y Angel Bofurul, acompañados por cinco catequistas laicos chinos; desembarcaron en Kaohsiung, llamada entonces Takao (Mataperros), y procedieron a erigir la primera iglesia construida en la “Isla Hermosa”, hoy Catedral del Santo Rosario de Kaohsiung.
Posteriormente, los religiosos observaron que la mayoría de los creyentes que acudían a la iglesia en Takao provenían de Wanchin. Por esa razón, en marzo de 1861, el padre Fernando Sainz Morales, junto con un catequista y un creyente local, se internaron para llegar al actual poblado de Wanchin, situado a 60 kilómetros al sur de Takao, en el actual distrito de Pingtung. Allí, iniciaron las obras para la construcción de la actual Basílica de la Inmaculada en Wanchin, declarada monumento histórico.
El acontecimiento que ocurrió hace más de 150 años es considerado por la comunidad católica de Taiwan como el inicio de su evangelización de la isla. Estrictamente hablando, se trataría de la segunda evangelización de Taiwan, ya que los primeros intentos de actividad misionera en la isla fueron en 1625, pero la misión fue clausurada con la llegada de la dinastía Ching (Qing) y el recobro de la isla de manos de los gobernantes pro-Ming.
Para conmemorar esta solemne ocasión, se realizó una serie de actos durante el transcurso del año pasado. Los mismos incluyeron el recorrido de una imagen de la Virgen por casi todas las parroquias de la isla. Se trata de la imagen de la Inmaculada Concepción que está consagrada en la Basílica Menor de Wanchin.
En agosto, un grupo de 40 católicos de Wanchin viajaron a Tarazona, España, para visitar la ciudad natal del religioso Sainz Morales, quien nació allá en 1832. Los fieles estuvieron acompañados del obispo de Kaohsiung, monseñor Peter Liu; así como por dos frailes dominicos españoles, misioneros en Taiwan, Rubén Martínez y Miguel Ángel Sanromán.
También se realizó un intercambio ecuménico caracterizado por varios encuentros de oración y diálogo interreligioso, involucrando a católicos, protestantes y budistas.
Las actividades del jubileo culminaron en la tarde del 21 de noviembre pasado con un acto solemne en el Estadio de Linkou, distrito de Taipei, en el que participaron más de 20 mil fieles. El Papa Benedicto XVI designó al Cardenal Jozef Tomko, prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, como su enviado especial en estos actos.
En un siglo y medio, la Iglesia Católica creció de un puñado de creyentes hasta contar en la actualidad con más de 250 mil fieles. Además, cuenta con 724 iglesias, 5 universidades, 29 colegios secundarios, 11 escuelas primarias, así como un total de 166 jardines de infantes, hospitales, asilos y centros para cuidado de personas con impedimentos físicos y mentales. Su presencia es particularmente notoria entre las poblaciones aborígenes y en las áreas rurales.
Sin embargo, la labor misionera en la isla no fue una tarea fácil. Al inicio, hubo mucha resistencia por parte de los pobladores, quienes habían traido consigo sus creencias religiosas desde China y veían con ojos sospechosos esta nueva religión foránea que constituía una potencial amenaza, tanto al budismo como al taoísmo.
Por ejemplo, cuando se estableció el primer asentamiento católico en Wanchin, los pobladores hakkas que vivían cerca se sintieron muy molestos por la iglesia, que ganaba cada vez más adeptos y condenaba las prácticas paganas que tenían dichos pobladores.
En consecuencia, ese puñado de primeros católicos en Taiwan sufrió de discriminación, saqueos, persecusiones y enfrentamientos violentos con los locales. Rigurosamente hablando, no hubo mártires en Taiwan, dentro del sentido concreto de perseguir a la gente, torturarla o matarla, pero sí quemaban iglesias. El esfuerzo misionero en esos primeros días fue una labor terriblemente dura, ya que aparte del clima inclemente y la dificultad del lenguaje, los misioneros podían lograr una pequeña comunidad cristiana sólo tras muchos esfuerzos Por lo general, cada vez que construían una pequeña capilla, los locales la quemaban en la primera oportunidad.
Frente a esta situación, muchas veces recurrían religiosos y fieles a reunirse en la casa de alguna familia. A veces, incluso rodeaban y quemaban dicha casa. A pesar de estas dificultades, la fe de los creyentes se fue reforzando y comenzó a crecer la comunidad católica, aunque a pasos muy lentos.
Durante la ocupación japonesa (1895-1945), la Iglesia Católica en Taiwan quedó bajo la dirección de un Prefecto Apostólico japonés, y sus fieles tuvieron las mismas restricciones a que se enfrentaron las otras sectas religiosas ante el esfuerzo japonés de implantar el shintoísmo.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial y concluir la ocupación japonesa, se reintegró la Prefectura de Taiwan a manos del clero local. En diciembre de 1949, Taiwan fue dividida en dos prefecturas.
El auge del catolicismo en la isla se produjo después de la caída del territorio continental chino en manos de los comunistas y el subsecuente traslado del Gobierno Central a Taiwan. Durante el período 1953-1963, el número de creyentes aumentó rápidamente, de 27 mil a más de 300 mil miembros. Después de esa década de auge, la Iglesia Católica se ha enfrentado a un período de estancamiento en su desarrollo.
El súbito crecimiento del catolicismo en los años cincuenta puede ser atribuido a la inestabilidad política y social que se vivía en la isla; así como el atraso económico general. Indudablemente, la caída del territorio continental en 1949 tuvo un impacto en el desarrollo de la Iglesia en la isla.
Entre los que huyeron hacia Taiwan se encontraban muchos miembros del clero, reforzando de esta manera la actividad evangelizadora.
Por otro lado, el trauma de la huida del territorio continental y de presenciar la sangrienta guerra civil, predispuso a muchos de los ciudadanos locales a buscar el consuelo religioso.
Además, el súbito aumento de los miembros del clero católico permitió la expansión del esfuerzo misionero hacia las regiones más apartadas y remotas en Taiwan. El mismo tuvo un impacto particularmente efectivo entre las poblaciones aborígenes, a quienes se le había prohibido la evangelización durante la ocupación japonesa. De hecho, el cristianismo se ha convertido ahora en la religión predominante en las poblaciones aborígenes de la isla.
Para subsistir y seguir creciendo, la Iglesia Católica ha pasado por el proceso sincretista que ha tenido la mayoría de las otras religiones principales en China, aunque en menor grado e intensidad. Por ejemplo, la Iglesia permite ahora la veneración de los antepasados, un aspecto esencial e indispensable del confucianismo, la doctrina normativa que rige en la vida del pueblo chino.
En un esfuerzo de popularización, muchas iglesias en Taiwan colocan ahora un pequeño altar lateral para honrar a los fallecidos de la parroquia, con el fin de que los fieles locales puedan cumplir con su obligación de recordar la memoria de sus antepasados.
Las imágenes también han pasado por una ligera metamorfosis para adquirir rasgos más identificados con la población local. Si bien no existen apariciones de la Virgen María en territorio chino, muchas estatuas de la Madre y Maestra de la Iglesia se diseñan ahora con un toque específicamente oriental.
Otro aspecto importante que ha venido a reforzar la fe católica en Taiwan ha sido la masiva inmigración de trabajadores filipinos en los últimos años. Se estima que unos cien mil filipinos católicos residen actualmente en la isla, lo cual constituye una nueva inyección de vida a las actividades de la Iglesia.
En las principales ciudades, incluso hay parroquias que celebran misas en tagalog dentro de su horario fijo. Algunas festividades típicas de las Filipinas, como sería la Festividad del Santo Niño, se celebran ahora en Taiwan, con la asistencia casi exclusiva de los miembros de la comunidad filipina residente en la isla.
Aparte de su labor apostólica, la Iglesia Católica también ha hecho sentir su presencia en Taiwan a través de sus obras sociales, en la forma de orfanatos para niños desamparados, asilos para ancianos, hospitales y escuelas para los pobres. En este sentido, el catolicismo carece de los enormes recursos humanos y materiales que tienen los otros credos. Por ejemplo, organizaciones budistas como la Fundación Tzu Chi, disponen de gigantescas reservas monetarias que provienen de las donaciones de sus seguidores. Sin embargo, la labor social que realizan es muy superficial comparada con aquélla de las instituciones católicas. En este sentido, la Iglesia Católica hace un esfuerzo realmente extraordinario para extender su mano caritativa a todos los necesitados en la isla.
Los tiempos de intranquilidad social, dificultades económicas y depresión social son precisamente el momento donde la gente siente la necesidad del consuelo. En la actual sociedad afluente de Taiwan, la Iglesia busca otros medios con el fin de crear oportunidades para reforzar y seguir creciendo en su experiencia evangelizadora.
Fuente: Agencia Fides.
Año de la fe en Taiwan
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