Archivo del Autor: Víctor Raúl Nomberto Bazán

Constanza quiere prender fuego

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Arzobispo Chomalí y tuit de la delegada Constanza Martínez: “Frente a algo así no puedo quedar indiferente

Por Jorge Poblete- Ex-Ante.cl
El nuevo arzobispo de Santiago explica que solo se enteró hace pocos días del tuit de marzo de 2018 de la hoy delegada presidencial metropolitana Constanza Martínez, quien escribió que “si quiero prenderle fuego a algo, que sea a la Iglesia y a la Constitución de Pinochet”. También aborda el indulto a un condenado por prender fuego a las puertas de la Catedral de Puerto Montt tras el 18-O y el Caso Convenios.
Ese tuit me chocó porque cosas así no se dicen ni en broma”. Fernando Chomalí, 66, ingeniero civil, asumió este mes como arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal. En esta entrevista por escrito con Ex-Ante explica su respuesta al tuit de marzo de 2018 de la hoy la delegada presidencial metropolitana Constanza Martínez, quien escribió que “si quiero prenderle fuego a algo, que sea a la Iglesia y a la Constitución de Pinochet”. Este viernes, la delegada dijo que su publicación no la representaba, que hacía alusión a una canción y que no creía en el camino de la violencia.
-Usted viene llegando de encabezar durante más de una década el arzobispado de Concepción, región que lleva más de un año con 2 provincias en estado de excepción constitucional de emergencia. ¿Es partidario de mantenerlo?
-No me corresponde apoyar o no una medida de ese tipo. Son razones políticas, técnicas y policiales que llevan a tomar ese tipo de medidas que escapan a mi ámbito de competencia. Lo triste sería que, a pesar de la medida, que implica mayor presencia militar y policial, todo siga igual.  Lo que sí tengo claro es que son medidas de corto plazo que no pueden perdurar en el tiempo y que son de corte paliativo, que no solucionan los problemas de fondo que hay en la zona como la pobreza, la segregación, la violencia de todo tipo y la desesperanza, toda vez que los planes propuestos no suelen darle soluciones reales a las personas que lo requieren, sean mapuches o no.
-La directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos propuso dialogar con la Coordinadora Arauco Malleco (CAM). ¿Cuál es su posición?
-La directora del INDH, Consuelo Contreras, me pidió una audiencia y nos reuniremos prontamente. En mi opinión, es una posibilidad que se debe tomar en cuenta, toda vez que ellos se comprometan a terminar con la violencia.
-Eso no ha ocurrido…
-El diálogo siempre es un camino que hay que tener abierto. De no suceder aquello, está el riesgo de una espiral de violencia que no se sabe dónde va a terminar. Le voy a proponer a la directora que mire experiencias en el extranjero. Si no creemos en el diálogo como método para resolver los problemas, no hay ninguna posibilidad de terminar con la violencia. Es un camino muy difícil y pedregoso, pero posible. Creo que estamos llamados a vivir movidos por la grandeza de buscar la paz y no por el temor, la comodidad o el pesimismo de que todo va a seguir igual.
-¿Se reunirá con la comisión de paz presidencial?
-También me reuniré con Alfredo Moreno de la Comisión por la Paz y el Entendimiento. Si puedo ayudar en algo, estaré siempre disponible.-Tras su aterrizaje en Santiago entró rápidamente en la agenda pública, respondiendo “Dios la bendiga” a un antiguo tuit de la delegada presidencial. ¿Por qué contestó ahora?
-Ese tuit me llegó hace dos días y sigue en las redes.
-¿Qué le pareció?
-Me pareció gravísimo lo allí planteado, toda vez que vengo llegando de una zona donde se han quemado varias Iglesias y el trauma para la comunidad, el vecindario y toda la sociedad, es enorme.
Son lugares de culto, de encuentros comunitarios y de fraternidad, es decir fuentes de una sociedad cohesionada. A las capillas van católicos y no católicos porque suelen ser también sedes sociales. Frente a algo así no puedo quedar indiferente, porque nos deja en la más absoluta indefensión frente a una persona que tiene gran autoridad.
Además, que deja la impresión que los ideales políticos de una sociedad sin religión, que pueden ser legítimos, se resuelven con la violencia más descarnada. Espero haya cambiado su modo de pensar y hacer política. Debo reconocer que ese tuit me chocó porque cosas así no se dicen ni en broma.
-La delegada es militante de Convergencia Social, el partido del Presidente Boric. ¿Ve su frase como algo personal o estima que hay animadversión del Frente Amplio hacia la Iglesia?
-Veo que hay un grupo de personas que ven todo lo que tiene que ver con lo religioso y en la Iglesia en particular un obstáculo a la libertad individual, que se desentiende totalmente del reconocimiento de una verdad objetiva que estamos llamados a vivir para lograr una vida auténticamente humana. Detrás de ese tuit hay una concepción antropológica que saca a Dios del horizonte social y cultural y se pone el propio hombre como centro de la historia y del futuro, aduciendo, además, superioridad moral. Ese esquema en todo el mundo ha fracasado.
-El Presidente indultó el año pasado a Felipe Santana, condenado por prender fuego a las puertas de la catedral de Puerto Montt. ¿Cuál es su parecer sobre los indultos a los presos del 18-O?
-No me corresponde hacer un juicio al respecto. El Presidente tiene asesores desde el punto de vista político y jurídico para tomar ese tipo de decisiones. Es una prerrogativa de él que no me corresponde juzgar. Además, que él debe tener en cuenta muchos otros elementos que yo desconozco. Lo que sí me queda claro es que su posición es muy incómoda y es una prerrogativa que, si de mí dependiera, la eliminaría.
-Uno de los temas que marcó el año fue el Caso Convenios. ¿Qué tiene la Iglesia que decir de estos casos?
-Me produjo una gran desazón, porque claramente se percibe que hay un uso abusivo de una responsabilidad pública. El daño que se le hace a la fe pública y a las personas es inmenso. Por otro lado, es doloroso percatarse que el dinero destinado a los más pobres no siempre le llega a ellos. Eso genera mucha rabia y frustración, sobre todo en las personas que día a día se levantan temprano para ir a trabajar y se sacan el pan de la boca para que sus hijos estudien. Ellos son la gran mayoría de los chilenos y migrantes y a ellos se les debe una explicación.
El tiempo que se pierde en todos estos asuntos y que debiese destinarse a asuntos urgentes en Chile es enorme y nos pasa la cuenta al ver que los campamentos aumentan, la violencia y tantos males sociales que están a la vista.
-¿Qué aporte puede hacer la Iglesia Católica respecto de los temas de corrupción?
-Un país demasiado centrado en el éxito y en el dinero, en el éxito, en lo individual por sobre lo comunitario, es proclive a la corrupción. Un país con un proyecto común y compartido, sumado a una ética individual sólida y un alto sentido del valor de lo comunitario, suelen ser menos corruptos. La Iglesia colabora evangelizando, educando es su amplia red escolar y sobre todo preocupándose de los más pobres.
-Ahora, ¿qué nivel de influencia puede tener la Iglesia Católica después de los escándalos de abusos?
-Nosotros hemos actuado con diligencia y sin ambigüedades en temas de abuso. Tenemos una organización a lo largo de todo Chile en materia de prevención y recepción de abusos. Hemos hecho mucho y seguiremos en esa línea. Esperamos que las demás instituciones que tienen problemas de esa índole hagan lo mismo. Nuestra gran influencia está en el maravilloso servicio que prestamos a los más pobres, de manera abnegada y generosa. La confianza así se va a recuperar y no con una estrategia de marketing. Uso las redes desde hace años para evangelizar y dar buenas noticias.-¿Ve en Republicanos un aliado para recuperar esa influencia?
-No estamos vinculados a ningún partido político como Iglesia y nunca lo estaremos. Respetamos la decisión de cada católico de participar en el partido que más lo identifique, en sus valores y principios.
-Pero en el último proceso constitucional ellos fueron enfáticos en la defensa de quién está por nacer, lo que está en sintonía con la posición de la Iglesia Católica contraria al aborto…
-Cualquier persona que sepa de embriología, de biología y de genética se dará cuenta cuando comienza la vida y la importancia de cuidarla por ser la más débil. Este es un tema que tiene que ver con la ciencia y con la ética, no con un partido político y menos con una religión. En ese tema está llamada a aparecer la razón en todo su esplendor.
-Finalmente, ¿Qué tiene la Iglesia que decir en el escenario político actual, post plebiscito y en medio de una crisis de seguridad?
-La Iglesia está llamada a ser lugar de encuentro, de reconocer lo verdadero, bueno y justo que tiene cada ser humano y cada grupo y a denunciar con claridad cuando se ofusca la dignidad humana, se promueve el odio y no se contribuye a buscar el bien común. Creo que podemos contribuir con una visión antropológica y una mirada teológica a problemas multifactoriales de difícil solución.
-¿Cuáles serán sus prioridades en este escenario?
Mi prioridad es que los católicos entibiados vuelvan a misa los domingos, que tengan una fe madura con hondura espiritual, superar las divisiones existentes en Chile, que tanto daño nos hacen, y buscar acuerdos en un espíritu de fraternidad y una clara opción por los más pobres de la sociedad. Eso es lo nuestro y para ello es fundamental tener una profunda vida de oración. O sea, evangelizar. Para eso he sido llamado a servir.

Sybila Arredondo Ladrón de Guevara

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Esposa del poeta Jorge Teillier y viuda del escritor peruano José María Arguedas, Arredondo Ladrón de Guevara estuvo encerrada durante 14 años en las cárceles de Perú, sentenciada por militar en Sendero luminoso.
Sybila Arredondo está lejos de proyectar la típica imagen de mujer revolucionaria a la que estamos acostumbrados. Es una mujer grande, dulce y refinada, más parecida a una monja que al estereotipo aterrador. Es viuda de uno de los grandes de la literatura peruana, José María Arguedas. Antes estuvo casada con el poeta chileno Jorge Teillier, con quien tuvo dos hijos. 14 años encerrada en cárceles de alta de seguridad en Lima, por una sentencia que la acusa de militar en Sendero Luminoso, el grupo que tomó las armas para hacer una revolución maoísta en el Perú.
Ella lo niega. Afirma que en su expediente no hay ninguna prueba que acredite ese hecho, que ella nunca ha sido militante, ni menos dirigente.
En estos 14 años privada de libertad ha sufrido malos tratos y ha sido testigo de las matanzas al interior de los penales. Ha vivido lo que, para cualquiera, sería la peor pesadilla. Ella, sin embargo, no acusa los golpes. “Los asumo“, dice tranquilamente, “porque soy parte de un proceso histórico“. Esto lo dice y lo repite varias veces: “Soy parte de un proceso más grande que yo, inevitable, que va a traer la justicia y la felicidad a los pobres de este mundo“.
Sybila se ha sometido a su largo encarcelamiento con una sabiduría muy honda, muy antigua. Lo que más impresiona en ella es su falta de rencor. Dice su hija, Carolina Teillier: “Lo mejor de mi madre es su capacidad para ver las cosas por el lado positivo, para tomárselas como vienen y de ahí sacar enseñanzas“.
Su figura salta a la vista entre las 70 presas políticas acusadas de pertenecer a Sendero Luminoso en el pabellón B del penal de Chorrillos. Las demás son más bajas que ella, más agitadas y, en general, más morenas. “Me siento protectora, abuelita, la mayor“, dice.
En mayo cumplió una condena de doce años, Y, aunque le faltan diez meses para completar otra, de quince, legalmente también ya la cumplió, debido a las regalías que otorga el trabajo en prisión. Sin embargo, la justicia peruana no la quiere liberar. Su expediente circula de juzgado en juzgado, como una papa caliente, sin que juez alguno quiera asumir esa responsabilidad. Su hija se encarga, cada día, de la tramitación kafkiana, sin recibir ni una respuesta, sintiendo el cansancio de los últimos metros de una maratón: “Empujando un elefante”, como ella misma define. Desde Chile, la madre de Sybila, la escritora Matilde Ladrón de Guevara, ha hecho campaña incansable para que la liberen. A los 92 años, estira la vida para esperarla.
Existe un mito en torno a Sybila: el de mujer aventurera, musa de poetas, amadora de hombres neuróticos, difíciles, dos de ellos suicidas. Ella se burla: “Soy famosa, soy un mito, un unicornio”, y larga su risa, que la prende entera.
Vida intensa
De chica quiso ser bailarina, también profesora de escuela, pero no le resultó. Terminó trabajando en la Librería Universitaria. Ella piensa que sacó el carácter de su padre, un oficial de la Fuerza Aérea experto en acrobacias, “un hombre muy estable”. Su madre, como era una mujer elegante, trataba de que ella también lo fuera. “Me compraba unos sombreros con velos y frutas, y yo, ¡para nada!” Matilde también la llevaba a unas reuniones feministas y su abuela partía con ella a la Gota de Leche, una organización de caridad, donde por primera vez Sybila supo que había gente viviendo en la miseria y se comprometió con los más necesitados.
En la Librería Universitaria aparecieron los poetas. Se casó enamoradísima con Jorge Teillier, y tuvieron años felices, pero el poeta bebía en exceso y la convivencia se hizo difícil. Tuvo con él dos hijos, Carolina y Sebastián. Se separó después de seis años y entonces la consoló otro poeta, su amigo de niña Enrique Lihn. Sin embargo, la vida le dio verdaderamente un giro cuando apareció en la librería José María Arguedas, veinte años mayor que ella. En un almuerzo en la casa de Neruda lo escuchó cantar en quechua y quedó flechada.
“Partí a Lima, en barco, con los dos niños chicos, a vivir con él, no a casarme”, puntualiza. Pero Arguedas la convenció y se casaron en 1967, dos años antes de que él se suicidara. Vivieron en Chaclacayo, en las afueras de Lima, Sybila trabajando en una librería, él haciendo clases de etnografía en la Universidad Agraria, donde daba rienda a su afán por dar a conocer el mundo quechua. Arguedas tenía un amor comprometido por las empobrecidas etnias peruanas, porque, huérfano de madre a los tres años, fue criado por las indias que atendían a su padre.
Después de la muerte de Arguedas, Sybila se quedó en Perú, “porque quería quedarme con él”, explica. Le ofrecieron trabajar en la Universidad de Huancayo y partió contenta de ir a vivir en la sierra, un lugar que José María amaba. Estuvo ahí unos siete años, a cargo de las publicaciones de la Universidad. La eligieron para la Asociación de Empleados, se juntó con los intelectuales de izquierda admiradores de José María y ocurrió otro acontecimiento importantísimo: tuvo un hijo peruano, Inti. El padre era un profesor de física de la Universidad, Marco Antonio Briones, doce años menor que ella. “Yo siempre quise un hijo peruano, pero pensé que no era necesario casarse,” argumenta. Una editorial le ofreció trabajar en la recopilación y publicación de la obra de Arguedas y partió de vuelta a Lima a hacer el trabajo de su corazón. Con unos derechos de autor de su marido se compró una casa “chiquita pero perfecta” y vivió ahí con su hijo menor (los mayores ya eran adultos), trabajando en la obra de José María, y juntándose con sus amigos de siempre, los intelectuales revolucionarios. Alcanzó a publicar cinco tomos y a dejar listos otros cinco cuando la tomaron presa, el 29 de marzo de 1985.
La acusaron de llevar explosivos para Sendero Luminoso en su pequeño Volkswagen. Tantos explosivos que, en el proceso, un perito de la policía testimonió que de ser cierta la acusación el auto habría explotado. Después de un año y medio presa, la Corte Suprema la absolvió por falta de pruebas.
La volvieron a tomar en 1987, estuvo seis meses en la cárcel, y la Corte Suprema la volvió a absolver. En 1990 fue nuevamente detenida, sin cargos específicos, pero esta vez fue definitivo. La juzgaron los Tribunales Sin Rostro –con jueces sin identidad conocida–, un macabro invento de Fujimori y Montesinos para borrar del mapa todo lo que oliera a Sendero Luminoso. En 1995, cinco años después de estar encarcelada sin condena, la sentenciaron a 15 años de prisión. El año 2000 la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas pidió al gobierno peruano su liberación. No fue escuchada.
“Pienso que los cargos son falsos”, afirma el cónsul de Chile en Lima, Horacio del Valle, quien conoce el caso. “Había que comprometerla por lo que significaba ser la viuda de Arguedas”, indica. Sus amigos creen que también se han ensañado con ella por ser chilena.
En estos años la familia se ha dispersado. Su hijo Sebastián se vino a vivir con sus abuelos Teillier a Lautaro, cuando tenía 10 años y se quedó en Chile. El hijo peruano, Inti, se vino a estudiar a Santiago la segunda vez que la tomaron presa, y se quedó aquí haciendo cine. Y Carolina Teillier, su hija de 44 años, hizo familia peruana, y es la que está allí para apoyarla.
La cárcel
Es hora de almuerzo en el Penal de Chorrillos. El día está soleado y clarísimo y en el patio hay el revuelo propio de un día de visitas. Entramos por la vía diplomática con el vicecónsul de Chile, Elena Navarrete, quien mantiene buenas relaciones con las cárceles peruanas porque atiende a varias prisioneras chilenas.
Sybila nos recibe como una anfitriona, nos sienta en una mesa bajo un toldo amarillo y corre a buscarnos un plato de comida. El pelo canoso trenzado y horquillado en un moño la avejenta un poco, pero ella sonríe siempre, y eso la hace niña.
Cuando nos ponemos a comer, en vez del temido engrudo carcelario, nos sorprendemos saboreando un gustoso locro de verduras frescas acompañado de un arroz graneadísimo. “Cocinamos nosotras”, explica Sybila, y ése es uno de los muchos logros del colectivo de prisioneras: comen bien.
El pabellón es moderno, ordenado, meticulosamente limpio y hay plantas por doquier. Decenas de mujeres (“las chicas”, las llama Sybila) se acercan a saludar. “Ella no debería estar aquí”, repiten una y otra vez. Su celda es pequeña, apenas cabe un camarote y está impecable. Ella ocupa la cama de abajo y en la de arriba guarda sus papeles y sus libros. Al frente, una galería luminosa conecta todas las celdas. Parece más un internado que una cárcel.
–¿Por qué estás aquí?, pregunto cuando nos sentamos a conversar en una pequeñísima biblioteca abarrotada de libros, un logro que lleva clarísimo su sello.
–¡Uf! –responde–. Yo, sinceramente, no puedo entender los cargos que me hacen. No tengo cargos en el proceso, los cargos son subjetivos. Yo no he hecho nada como para que me den quince años. ¡Es una exageración! Habla buscando con esfuerzo las palabras, con acento peruano. Tiene una voz clara y joven.
–¿Por qué, entonces?
–Como uno es más o menos culta, esa gente, que debe ser un poco corta de pensamiento, pensó que yo era dirigente del comité central. En tanto soy culta, parece que me consideran peligrosa.
–¿Nunca has sido dirigente?
–Nunca he sido dirigente. Yo sabía lo que estaba pasando, que había un proceso de guerra revolucionaria dirigido por el Partido Comunista del Perú, Sendero Luminoso. Yo puedo haber asistido a cosas organizadas por el Partido. Una persona que no conozco dice, en el proceso, que yo llevaba alimentos y medicinas. He estado llevando alimentos y medicinas durante toda mi vida adonde se necesita. Y en ese momento se necesitaba ahí.
–¿Estabas de acuerdo con la revolución de Sendero Luminoso?
–Yo no puedo negar que comprendo la violencia revolucionaria. Idealísticamente podría decir: “Hagámoslo todo en paz”, pero históricamente ningún cambio importante a favor de los que más necesitan ha sido en calma chicha. Sin embargo, yo jamás voy a dirigir una guerra popular. ¡Qué cosa más disparatada! Yo no soy una líder revolucionaria soy una persona bastante simplona y no sirvo para eso. Tú ves que me cuesta hablar y todo.
–¿Y cómo ha sido tu calvario de presa política?
–¿Un calvario? ¡Yo nunca he tenido un calvario!
–¿No te has sentido víctima?
–No pues. Yo estoy viviendo un proceso vital y estoy aplicando todo mi pobre conocimiento cultural para hacerlo. Cuenta de los años terribles. De cuando, en tiempo de Fujimori, se les aplicaba el régimen carcelario más estricto de América Latina: aislamiento total. A ella y a las demás presas políticas las tenían encerradas en las celdas las 24 horas. Podían salir al patio quince minutos de a dos y sólo tenían visitas una vez al mes a través de unas rejas paralelas de alambre grueso, que apenas dejaban verse. En 1992 ella estaba ahí cuando bombardearon el Penal de Canto Grande, luego de una protesta donde murieron decenas de presos y presas de Sendero Luminoso. Relata cuando un guardia empezó a toquetearla con su vara en la oscuridad, cuando luego la interrogaron y acusaron frente a un espejo, sin que nunca pudiera verle la cara ni conocer la identidad de sus interlocutores, en los famosos Tribunales Sin Rostro.
Los tiempos han cambiado en el penal con la llegada de la democracia. Ahora la cárcel es más amable.
Fuente: Revista Paula www.latercera.com

Mensaje pastoral

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MENSAJE PASTORAL DEL OBISPO PRELADO DE MOYOBAMBA SOBRE LA DECLARACIÓN “FIDUCIA SUPPLICANS”, PUBLICADA POR EL DICASTERIO DE LA DOCTRINA DE FE EL 18 DE DICIEMBRE DE 2023.
Queridos sacerdotes, vida consagrada y fieles laicos:
¡Gracia y Paz en la Navidad del Señor!
Ante el desconcierto sin precedentes provocado por la Declaración Fiducia supplicans en el clero y muchos fieles de esta Prelatura y de tantos lugares del orbe católico, me he tomado unos días de oración y reflexión para contestar con sosiego y serenidad.
La Declaración permite “la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo” (FS, 31) y de modo muy confuso insiste en que tales bendiciones se realizan “sin validar oficialmente su estado ni cambiar de ninguna manera la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el matrimonio” (FS, 31), dejando claro que el matrimonio es la unión estable del varón y la mujer bendecida por el Sacramento.
Este documento daña la comunión de la Iglesia, pues tales bendiciones contradicen directa y seriamente la Divina Revelación y la doctrina y práctica ininterrumpida de la Iglesia Católica, incluido el magisterio reciente del papa Francisco, por eso no hay citas en toda la Declaración que se apoyen en el magisterio anterior. En su Responsum de 2021, nos decía la Congregación para la Doctrina de la Fe, con la rúbrica del Santo Padre que “la Iglesia no dispone, ni puede disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo“.
Bendecir a las parejas en una situación irregular y a las parejas del mismo sexo es un abuso grave del Santísimo Nombre de Dios, que se invoca sobre una unión objetivamente pecaminosa de fornicación, adulterio, o aún peor de actividad homosexual. Además, en el último caso hay que recalcar que “los actos homosexuales son desordenados y, sobre todo, contrarios a la ley natural” (Catecismo de la Iglesia Católica n. 2357). Dios no bendice nunca el pecado. Dios no se contradice. Dios no nos miente. Dios, que siempre ama incondicionalmente al pecador, por eso mismo, busca que se arrepienta, se convierta y viva. Dios desea para todos nosotros el bien.
La presente Declaración distingue entre bendiciones litúrgicas y bendiciones pastorales y permite bendecir parejas, pero no uniones, con “bendiciones pastorales”. Esta distinción nos deja perplejos y confusos, pues el acto de bendición, ya sea realizado en una asamblea litúrgica o en privado, impartida por un ministro, sigue siendo una bendición, de idéntica naturaleza. Bendecir una pareja es bendecir la unión que existe entre ambos, no hay modo lógico, real, de separar una cosa de otra. ¿Por qué, si no, pedirían una bendición juntos y no dos por separado?
El problema de fondo es mucho más grave, y es que no pocos hermanos en el episcopado y sacerdotes, contraviniendo la moral objetiva de la Sagrada Escritura y de la Sagrada Tradición, llevan mucho tiempo confundiendo al pueblo de Dios con la bendición indiscriminada de estas uniones objetivamente desordenadas y por lo tanto pecaminosas, incurriendo en horrendo sacrilegio.
Ante la falta de claridad del documento, debemos seguir la praxis ininterrumpida de la Iglesia hasta la fecha, que es bendecir a toda persona que pida una bendición, y no a las parejas del mismo sexo o en situación irregular. Evitaremos todo escándalo, confusión, inducción al pecado y a la vez seguiremos mostrando la misericordia que la Iglesia siempre ha manifestado a todo pecador que se le acerca, sobre todo, ofreciéndole la conversión, el perdón, la vida de la Gracia y la Vida Eterna.
La Iglesia bendice a los pecadores, pero nunca su pecado ni su relación pecaminosa. Nuestra caridad pastoral hacia quienes están en situaciones de pecado nos obliga a llamarles a la conversión. Todo pecador sinceramente arrepentido con la firme intención de dejar de pecar y poner fin a su situación pública de pecado (como, por ejemplo, la convivencia fuera de un matrimonio canónicamente válido o la unión entre personas del mismo sexo), puede recibir una bendición e incluso mejor, la absolución sacramental y la Sagrada Comunión.
Queridos sacerdotes y fieles laicos no minimicemos las consecuencias destructivas y de corto alcance, resultantes de este esfuerzo hecho por algunos jerarcas de la Iglesia por legitimar tales bendiciones, en algunos casos con buena intención y en otros, como vienen manifestando no pocos, con la intención de destruir el Sagrado Depósito de la Tradición de la Iglesia.
El día de mi ordenación episcopal juré solemnemente “preservar el depósito de la fe en la pureza y la integridad, de acuerdo con la Tradición siempre y en todas partes observada en la Iglesia desde la época de los Apóstoles”. Por eso, amonesto a los sacerdotes de la Prelatura de Moyobamba a no realizar ninguna forma de bendición de parejas en situación irregular ni a parejas del mismo sexo.
Puesto que Dios no quiere la muerte del pecador, sino su conversión a la vida eterna, recomiendo y exhorto cordial y paternalmente a aquellas personas que sienten atracción hacia el mismo sexo o viven en unión homosexual o irregular que se acerquen a Cristo mediante la oración, la escucha de la Palabra, el ayuno, la penitencia y el auxilio de la Virgen María con miras a su conversión y aprovechar la oportunidad de conversión que Dios les brinda para una vida más feliz y la consecución de la vida eterna.
Así mismo, exhorto a los sacerdotes y fieles de la Prelatura a seguir cultivando su filial unión al actual Pontífice de la Santa Iglesia de Dios el Papa Francisco, a los que le precedieron y a los que vendrán. Esta comunión es la que me mueve a suscribir estas letras.
Con mi afecto y bendición.
Moyobamba, 2 de enero de 2024,
Memoria de los Santos Obispos y Doctores San Basilio y San Gregorio Magno.
Rafael Escudero López-Brea
Obispo Prelado de Moyobamba

Los 51 sacerdotes de Moyobamba con su obispo

MENSAJE DE LOS SACERDOTES DE LA PRELATURA DE MOYOBAMBA, SOBRE LA DECLARACIÓN “FIDUCIA SUPPLICANS”
En total unanimidad, sin fisuras, la cincuentena de sacerdotes que trabajamos actualmente en la Prelatura de Moyobamba, acatamos, suscribimos y agradecemos el Mensaje Pastoral de nuestro Obispo Prelado, Monseñor Rafael Escudero López-Brea respecto a la Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe “Fiducia Supplicans”.
Ninguno de nosotros hemos negado jamás una bendición, aún más, ni siquiera la absolución sacramental o la sagrada comunión a ninguna persona que se haya acercado a implorar los auxilios de la Iglesia con una mínima contrición y propósito de la enmienda, en comunión con la enseñanza ininterrumpida de la Santa Iglesia de Dios.
Ante la confusión y perplejidad que ha provocado la Declaración, suplicamos al Santo Padre, el Papa Francisco, a quien reconocemos como Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, que anule la validez del documento y toda afirmación que permita la administración de sacramentos o bendiciones a personas en pecado mortal objetivo sin arrepentimiento y deseo de conversión. Nosotros, también envueltos en pecado, creemos firmemente que no hay mayor caridad que acompañar, a todo el que se nos acerca, hacia la plena comunión y la gracia que les hace herederos de la vida eterna. Mientras no llegan a ese deseo de conversión, siempre les hemos acogido cordialmente, respetando su proceso personal e invocando sobre ellos, individualmente, la bendición de Dios que les ayude a salir del estado en el que, con tanto dolor, viven.
Que nadie piense que este mensaje nos sitúa en rebeldía, como lo están aquellos obispos y sacerdotes, especialmente de Europa central y norte, que desobedecen desde hace años, sin ningún recato las enseñanzas inveteradas de la Santa Iglesia de Dios y de los últimos Papas, incluido el Papa Francisco, rompiendo la unidad de la Iglesia en la Verdad y en la Caridad mediante la administración ilícita y sacrílega de los sacramentos de Dios y abusando de su misericordiosa bendición. No pocos, además, propagan sin esconderse, su pretensión de cambiar la Doctrina y la Moral secular de la Iglesia. Eso sí es rebeldía, contra Dios, contra el Papa y contra el pueblo fiel.
El presente mensaje conlleva el sincero deseo de ayudar filialmente al Santo Padre en su misión de guiar al Pueblo Santo de Dios como tantas veces nos ha pedido. Cuenta todos los días con nuestra oración.
Firmamos, por orden alfabético, sin excepción, todos los sacerdotes que servimos en la Prelatura de Moyobamba, el día 2 de enero de 2024.
P. Jesús A. Anaya Ramírez OSJ
P. Augusto César Bernal Gómez
P. Emilio Bosch Acarreta
P. Henry Carrero Llatance
P. Robehrt Carrasco Vela
P. Rafael Contreras Saro
P. Paweł M. Chudzik
P. Ignacio María Doñoro de los Ríos
P. Marek Duliniec
P. Segundo Felaún Fatama Rucoba CP
P. Miguel Flores Dávila
P. Wenceslao C. Flores Gómez
P. Johnny García Abad
P. Santos García-Mochales Martín
P. Gabriel García Ramos
P. José Gilver Guamuro Vilchez
P. Neyser Guerrero García DF
P. José Manuel Heredia Soriano
P. Isael Jiménez Rodríguez
P. Stanisław Knurowski
P. Grzegorz A. Kubalica
P. Abel Lucio Loayza Enríquez
P. Toribio López Cahuaza
P. Rober Martínez Guerrero
P. Roberto Mejía Altamirano CP
P. Wilmer Montenegro Olivera
P. José Joaquín Morales Arriero
P. Miquel Moré Bosch
P. Álex Amner Muñoz Marín
P. Gastón Murrieta García
P. Juan M. Navarro Colmenares CM
P. Henry M. Obregón Cueva OSJ
P. Adrián Ochoa Mendoza
P. Moisés Pérez Díaz
P. Juan José Preciado Porras
P. Víctor Ramos Vásquez
P. Antonio Javier Reyes Guerrero
P. Luis Felipe Rivas Flores
P. Nicolás Jesús Rivero Moreno
P. Enrique Rodríguez Torrejón
P. Raúl Romero Ipushima CP
P. Jaime Ruiz del Castillo Ubach
P. Cristhian B. Seclén Sandoval CM
P. Paweł J. Stec
P. Jorge Luis Tamani del Águila
P. Juan Cruz Ustarroz Irízar CP
P. Witmer Vargas Yshuiza
P. Percy Vásquez Chávez
P. Roque Vásquez Ruiz
P. Saulo Vásquez Urrutia
P. Guido Zarriello DF

Valores tradicionales

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Vladimir Putin celebra la Navidad en la Catedral de la Anunciación en el Kremlin Moscú. Mikhail Klimentyev/Russian Presidential Press and Information Office/TASS/SIPA.

Rusia: la moral de Vladimir Putin

Para Vladimir Putin, respaldado por el Patriarca Kirill, los “valores tradicionales” son una prioridad estatal. En este artículo detallado, Marina Simakova explora su genealogía para entender por qué se han convertido en algo tan central para el Estado ruso contemporáneo, hasta el punto de determinar tanto su política interior como exterior. Una lectura clave justo dos semanas antes de las celebraciones navideñas ortodoxas.
Por Marina Simakova- LeGrandContinent.eu
En la Rusia actual, la noción de «valores tradicionales» es una de las construcciones retóricas más firmemente establecidas del régimen1. Su aparición en discursos del presidente Vladimir Putin, el patriarca Kirill y miembros de la Duma, mucho antes de que comenzara la invasión de Ucrania, marcó sin duda un giro conservador en la política rusa2. Ahora prospera en todas las producciones gubernamentales, decretos oficiales y materiales de propaganda. Los significados que realmente transmite se han ido refinando con el tiempo, a medida que ha ido adquiriendo nuevos alcances y connotaciones. Sean cuales sean las variaciones, la creciente popularidad de esta figura retórica en el mundo de los portavoces del régimen apunta al acuerdo colectivo de que el rumbo a seguir es el de la tradición y la identidad.
Sin embargo, el tema de los «valores tradicionales» ya no se limita al discurso político interno; ahora forma parte integrante de la comunicación internacional del régimen. Vladimir Putin no pierde ocasión de evocar las tradiciones antaño cultivadas en el continente europeo, para deplorar mejor su derrumbe bajo los golpes del hegemón estadounidense, ávido de dominación mundial. Según esta lectura, el «Occidente colectivo» ha resuelto ahora imponer su visión del mundo a los Estados que antaño estaban cerca de Rusia, o incluso se consideraban sus aliados. Rusia, por su parte, no tiene otra ambición que resistirse a esas injerencias extranjeras y preservar, cueste lo que cueste, los cimientos de sus valores y tradiciones.
Para el régimen ruso, el rumbo a seguir es el de la tradición y la identidad.
MARINA SIMAKOVA
En los escritos que tratan de descifrar estos «valores tradicionales», aparecen a veces como una construcción estratégica para manipular a las masas, de naturaleza estrictamente técnica, y a veces como un concepto genuinamente sustancial, síntoma de una orientación política conservadora hacia la familia, la sexualidad y cuestiones sociales similares. Ambas perspectivas son válidas: cada una simplemente acentúa uno u otro aspecto de la misma dinámica. De hecho, burócratas y propagandistas se han abalanzado sobre la expresión «valores tradicionales», explotándola como una mercancía barata; se han apoderado de ella y la han respaldado sin ponerse de acuerdo previamente sobre su contenido. Sin embargo, esta incoherencia no debe llevarnos a negar la influencia real y creciente, sobre todo desde 2011, que el gobierno pretende ejercer en materia de educación cultural y moral -más incluso que de protección social- en la vida de los ciudadanos rusos.
Por parte de Vladimir Putin, la última novedad fue la firma del Ukase sobre los Valores Tradicionales en noviembre de 2022, con el telón de fondo de los combates más encarnizados en Ucrania. Según el texto, que definió por fin los contornos de los valores tradicionales, éstos son de naturaleza ética y moral. Corresponden a un impresionante conjunto de preceptos inconexos: la vida y la dignidad, los derechos individuales y la libertad, el patriotismo, el civismo y el servicio a la patria, el trabajo como práctica constructiva, la responsabilidad del propio destino y la adopción de elevados ideales morales, la solidez de la familia y la prioridad de lo espiritual sobre lo material, pero también el humanismo y la caridad, el sentido de la justicia y el espíritu de lo colectivo, la ayuda mutua y el respeto recíproco, la memoria histórica, la continuidad generacional y, por último, la unidad de los pueblos de Rusia.
Tal y como se presentan, estos valores pueden remontarse a las fuentes mismas del cristianismo, el islam, el budismo, el judaísmo y otras religiones que antaño se profesaban en territorio ruso, refiriéndose a este origen común como el principio de su unidad. A los ojos de las autoridades rusas, el sustrato mismo de los valores propios de estas religiones habría permanecido fundamentalmente idéntico, sin cambios, cualesquiera que fuesen las disensiones sobre ellos a lo largo de la historia, en particular en materia doctrinal. Estos valores habrían conservado así su significado y su fuerza a través de los siglos y las olas de secularización, permaneciendo como un legado compartido por creyentes y no creyentes. Serían, por tanto, el más preciado de los patrimonios, en la base de la sociedad y de la soberanía del Estado, que hoy deben preservarse a toda costa de cualquier influencia dañina.
Esta desconcertante construcción confirma que los «valores tradicionales» son algo más que un cliché revestido de significado político: son un auténtico ideologema. No son la clave de la organización política del Estado ruso, ni de ningún «estilo» de gobierno, ni mucho menos una herramienta de análisis. No obstante, se trata de un verdadero magma de representaciones, dotado de su propia lógica, a pesar de los aspectos aberrantes o contradictorios que puedan detectarse. Además, los «valores tradicionales» forman parte integrante de la identidad del régimen, cristalizada en la afirmación de la «soberanía cultural» rusa3. Si bien hace poco era posible leerlos como la enésima moda de los conservadores en el poder, desde la invasión de Ucrania ha quedado demasiado claro que su significado político está ahora en pleno juego. Su objetivo no es otro que sustituir las lógicas existentes de discusión política por una cosmovisión totalizadora e incondicional. Al promover una moral casi religiosa, esta construcción anticipó la agresiva propaganda de guerra actual, que apela a los sentimientos morales de los rusos para liberar a Ucrania de la depravación occidental y de la perversión nazi. Por tanto, es aún más urgente remontarse a los orígenes de esta representación, rastrear su prehistoria política, averiguar cómo llegó a convertirse en uno de los pilares ideológicos del régimen y, por último, qué revela sobre las relaciones con la religión en un Estado laico.

Ética religiosa frente a derechos humanos

Los primeros ejemplos de esta expresión se remontan a los escritos del arzobispo metropolitano Kirill, patriarca de Moscú y de toda Rusia desde 20094. Diez años antes, publicó un amplio artículo en el que discutía el liberalismo, el tradicionalismo y las normas morales en Europa. En él, se asignaba a Occidente y Oriente una tarea política común: fusionar los «valores neoliberales» -la expansión global de los derechos humanos y las libertades asociadas- con la cosmovisión tradicionalista, comprometida con la preservación de las identidades culturales y religiosas que definen a una comunidad. Consciente de todas las dificultades que entraña armonizar estos «imperativos tan divergentes», Kirill concluyó que éste era el principal «desafío de la era poscomunista». Si este desafío quedaba sin respuesta, el mundo descendería inevitablemente a una espiral de conflictos insolubles.
Los primeros ejemplos de esta expresión se remontan a los escritos del arzobispo metropolitano Kirill.
MARINA SIMAKOVA
Aprovechó la oportunidad para lanzar una mirada crítica, aunque no sin moderación, sobre la idea misma de los derechos humanos como «norma liberal» promovida por las organizaciones internacionales. Admitió que el respeto de los derechos de cada individuo es un principio perfectamente apropiado en el contexto de las relaciones entre Estados. Por otra parte, el metropolitano Kirill veía surgir una dificultad cuando la «norma liberal» pretendía convertirse en un principio indiscutible para regular la existencia colectiva, incluso dentro de países cuyas tradiciones culturales, espirituales y religiosas divergían de esta norma que, por otra parte, no habían contribuido en absoluto a formalizar. En el lenguaje contemporáneo del poder ruso, hablaríamos ahora de un «ataque a la soberanía” cultural, espiritual y religiosa. Según Kirill, este problema se agudiza cada vez más a medida que las fronteras de la Unión Europea se expanden y se desplazan hacia el oeste5.
Así, «en términos de valores», el ideal liberal, basado en la generalización de los derechos humanos, parece incompatible con las «orientaciones culturales y religiosas nacionales» de toda una serie de países. Había que ofrecer al mundo una alternativa, y aquí, a ojos de Kirill, residía la gran tarea de Rusia, e incluso su «deber moral». Teocéntrica hasta la médula, hasta lo más profundo de su tradición espiritual, no podía aceptar incondicionalmente el humanismo antropocéntrico en el corazón de la norma liberal. Por el contrario, a Rusia le correspondía defender la variedad cultural del mundo, manteniendo al mismo tiempo un diálogo con el continente europeo y sus tradiciones seculares de diversidad.
El artículo no ocultaba la identidad de sus adversarios: por un lado, Estados Unidos y todos los Estados dispuestos a plegarse a sus fantasías de poder; por otro, los revolucionarios y comunistas que, en su tiempo, se habían esforzado por reinterpretar y reafirmar a su manera el antropocentrismo occidental, siguiendo el ejemplo, en particular, de Máximo Gorki. No es casualidad que el metropolitano Kirill justificara más tarde el deber de Rusia de salvar a Europa de su previsible degeneración moral recordando el socialismo soviético, «un experimento único de creación de una sociedad sin Dios». Impía, inmoral, Europa se habría convertido en ello sólo bajo la influencia de Estados Unidos: de ahí, según el arzobispo metropolitano, la obligación de Rusia de ofrecer al mundo su iluminación y sus advertencias.
Kirill desarrolló sus tesis en una serie de discursos y escritos posteriores, adornándolos con un interminable estribillo sobre la importancia de la moral tradicional. El punto álgido de su actividad creativa se produjo poco antes de su acceso al patriarcado. En 2006, el Consejo Mundial del Pueblo Ruso, hablando en nombre de la Iglesia Ortodoxa Rusa y de «toda la auténtica civilización rusa», adoptó la Declaración de los Derechos Humanos y la Dignidad, inspirada en gran medida por Kirill. Tras pasar revista a un cierto número de valores -desde la fe al patriotismo, pasando por el sentido moral- que ningún «derecho humano» puede justificar que se descuiden, esta declaración subrayaba el peligro de autorizar, en nombre de la ley, comportamientos que «la moral tradicional y todas las religiones históricas» condenan con una sola voz.
Impía, inmoral, Europa se habría convertido en ello sólo bajo la influencia de Estados Unidos.
MARINA SIMAKOVA
Kirill también participó activamente en la culminación de los Principios de la Enseñanza de la Iglesia Ortodoxa Rusa sobre la Dignidad, la Libertad y los Derechos Humanos. En este documento de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que presentó y comentó públicamente en 2008, los valores, los intereses del Estado, la moral tradicional y la soberanía cultural aparecían ya como realidades inextricablemente unidas, todas ellas igualmente victimizadas por el progreso desmesurado, inmoral y profano de los derechos humanos. La declaración afirmaba así: «Los derechos humanos individuales no pueden oponerse a los valores e intereses de la Patria, de la comunidad y de la familia. El ejercicio de los derechos humanos no puede legitimar ningún atentado contra las cosas sagradas, los valores culturales o la identidad nacional».
Vladimir Putin celebra la Navidad en la Catedral de la Anunciación en el Klemlin Moscú. Mikhail Klimentyev/Russian Presidential Press and Information Office/TASS/SIPA.
A partir de ese mismo año, 2008, los «valores tradicionales» empezaron a figurar cada vez con más frecuencia entre los temas de las reuniones oficiales, cumbres, discursos y comunicados de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Fue entonces, y a través de los escritos de Kirill, cuando se les dio un alcance verdaderamente propagandístico. Kirill estaba convencido de que esos valores, unidos por su génesis común, desempeñaban un papel fundamental en el proceso de reafirmación de la religión en el mundo moderno, es decir, en el proceso político de desecularización6. El primer programa sociopolítico elaborado por la Iglesia Ortodoxa Rusa, los Principios de Concepción Social, redactados entre 1994 y 2000, definían los axiomas y objetivos de la Iglesia, así como su estrategia política y sus relaciones con el Estado. Uno de los rasgos notables de su actividad política en aquella época fue su hiperecumenismo, es decir, su apertura a otras confesiones y religiones, que se plasmó menos en un diálogo interconfesional e interreligioso que en una búsqueda constante de apoyo de otras instituciones religiosas, consideradas como otros tantos aliados políticos. Aquí pueden identificarse tres tendencias principales: llamados directos a la cooperación; un esfuerzo retórico por sustituir las palabras «religioso» y «creyente» por «ortodoxo» (e incluso «cristiano»); y un alejamiento de la teología propiamente dicha en favor de la ética tradicional, que Kirill considera en la encrucijada de todas las religiones. En el mundo moderno, afirmó, no es raro que un creyente ortodoxo se sienta más cercano a un musulmán que a un súbdito occidental perfectamente secularizado, incapaz de distinguir el bien del mal. Esto explica la lógica interna del Ukase sobre los Valores Tradicionales: se dice que estos valores son comunes a todos los rusos, porque están arraigados en todas las religiones más extendidas del país, a pesar de sus diferencias internas.
En el mundo moderno, afirmaba Kirill, no es raro que un creyente ortodoxo se sienta más cercano a un musulmán que a un súbdito occidental perfectamente secularizado, incapaz de distinguir el bien del mal.
MARINA SIMAKOVA

Esta fachada hiperecuménica presuponía, sin embargo, la existencia de un hegemón. Naturalmente, fue a la Iglesia Ortodoxa Rusa a la que se asignó el papel de liderar y unificar la cooperación sociopolítica de las religiones. Esta estrategia puede compararse con la que, en la Rusia actual, consiste en erigir el «mundo ruso» en clave de la cuestión nacional, asignando a la cultura y la lengua rusas el papel de unificadoras de las culturas de los pueblos del país. De este modo, la idea de una ética interreligiosa aparece, en última instancia, defendida sobre todo por los representantes institucionales de una confesión concreta: la ortodoxia. Uno de los instrumentos de este pluralismo religioso bajo la bandera de la Iglesia Ortodoxa Rusa fue el Consejo Interreligioso fundado en 1998 por iniciativa de Kirill, que sigue presidiendo en la actualidad. Un episodio notable tuvo lugar en la primavera de 2008, cuando el Consejo Interreligioso envió una carta al Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Thomas Hammarberg, instándolo a no apoyar el acto del orgullo gay que unos activistas planeaban organizar en Moscú. El argumento del Consejo se basaba en la idea de que la inmensa mayoría de la sociedad rusa no reconocía la homosexualidad como una norma. En la raíz de esta inusual unanimidad, el Consejo situaba precisamente «las concepciones morales de las religiones tradicionales de Rusia, cuyos orígenes se remontan a los albores de los tiempos», las mismas representaciones que pronto se llamarían «valores tradicionales».

Los valores familiares frente a la inmoralidad

Los «valores tradicionales» entraron en la retórica oficial de las autoridades laicas en el contexto de los debates sobre los valores familiares. El tema de la familia se convirtió muy pronto en una de las principales preocupaciones del gobierno, en la época en que Kirill trataba de terminar los textos programáticos de la Iglesia. Desde mediados de los años noventa, Vladimir Putin se basó en los escritos de Solzhenitsyn para apoyar la necesidad de «preservar al pueblo» (es decir, proteger a la familia como institución tradicionalmente vinculada a las funciones de reproducción social), al tiempo que llamaba la atención sobre las cuestiones relacionadas con la infancia y la maternidad. La política demográfica adoptó así un giro claramente pronatalista, alimentado por una serie de directivas que promovían el respeto de la institución familiar. En 2007-2008, se elaboró un nuevo Libro Blanco sobre Política Pública en Materia de Educación Espiritual y Moral de los Niños, con aportaciones de varios expertos, entre ellos representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa. En él se afirmaba que la moralidad de los niños, más allá de cualquier forma de control gubernamental, estaba siendo influenciada negativamente por fuentes de información que podían «disolver los valores morales tradicionales de los pueblos de Rusia». El texto veía en ello una amenaza real para la seguridad del Estado y desarrollaba una compleja combinación retórica, bastante típica de la prosa oficial, articulando de diversas maneras las palabras «moral», «tradicional», «valores» y «familia».
Cualquiera que fuera esta combinación, los «valores tradicionales» se convirtieron en el fundamento de toda la educación de los niños y la protección de sus intereses. El origen religioso de estos valores no estaba en el centro del debate, aparte de una referencia a la necesidad de cooperar con organizaciones de religiones «tradicionales» (o «históricamente representadas» en Rusia) en el ámbito de la protección de la infancia. Al mismo tiempo, sin embargo, un discurso de Dimitri Medvédev apuntaba claramente en esta dirección: «Hemos cerrado 80 años de la historia más oscura, durante los cuales todos los sucedáneos de la moral han sido incapaces de generar algo que sustituyera a la fe y la moral, que están en gran medida vinculadas a la religión. […] En este campo, todo invento es algo artificial». Es más, este discurso de 2007 ya apuntaba a los restos de una religión (no especificada) como fuente de una moral eterna y orgánicamente formada: en esencia, trataba de naturalizar la cultura para dar a la moral una base natural, en línea con la estrategia ideológica general del Kremlin, que Putin mismo utilizaría más tarde.
No es de extrañar, pues, que 2008 haya sido declarado «Año de la Familia» y que el 28 de junio, festivo en 2022, haya sido declarado «Día de la Familia, el Amor y la Fidelidad». Bajo el patrocinio de la primera dama, Svetlana Medvédeva, las celebraciones tuvieron lugar en varias ciudades del país. El «Día de la Familia» recibió su símbolo: los príncipes Pedro y Febronia de Múrom, canonizados en el siglo XVI. El decreto presidencial por el que se aprobaba la instauración del «Año de la Familia» y los actos asociados subrayaba la necesidad de reforzar los «valores familiares fundamentales». Aunque no se explicitaban en ninguna parte, la familia empezó a promoverse como una unión sólidamente establecida entre adultos de distinto sexo, con uno o más hijos. Este modelo de familia se convirtió así en un emblema de la tradición, con exclusión de cualquier otro tipo de relación sexual o de pareja. Obviamente, cualquier forma de familia o unión podría, en teoría, ser «tradicional». Sin embargo, fue efectivamente la pareja heterosexual con hijos la que se estableció gradualmente como la base sustancial de la moral rusa, la portadora de sus valores y el medio para su transmisión. Esta visión conservadora de las relaciones familiares iba a reforzarse con el tiempo, extendiéndose más allá de la organización de la vida familiar.
En el Libro Blanco sobre la Política Pública de la Familia, adoptado en 2014 y en vigor hasta 2025, se afirman plenamente los valores tradicionales. Constituyen una auténtica prioridad para el Estado. A través de la familia, que el gobierno considera una opción personal, una institución que exige lealtad y un objeto de regulación, la moral tradicional fusiona lo privado, lo público y lo estatal. Aquí reside la pragmática política de los «valores tradicionales» como pilar ideológico. Este enfoque pragmático puede apreciarse en la política familiar del Kremlin, que se compromete a evitar la metafísica de las «religiones históricas» sin, por ello, romper del todo con ellas.

La espiritualidad y sus «eslabones perdidos”

Desde el principio de su reinado, Vladimir Putin ha hecho numerosas declaraciones moralizantes sobre la importancia vital de lo espiritual. Sin embargo, su retórica ha evolucionado con el tiempo, y aquí debemos reconstruir el cambio que ha visto cristalizar sus intuiciones dispersas sobre la vida espiritual en una verdadera ideología de los valores tradicionales.
Los valores tradicionales son una auténtica prioridad para el Estado.
MARINA SIMAKOVA
La primera fase tuvo lugar entre 2000 y 2007. Las palabras «espiritualidad», «moral» y «valores» aparecieron de forma fragmentaria, sin ningún vínculo real que estabilizara su significado. Por ejemplo, en su primer discurso ante el Consejo de la Federación, Vladimir Putin señaló que la nueva Rusia, a pesar de su apertura al mundo, tenía que emprender la búsqueda de «sus propias respuestas a las cuestiones espirituales y morales». El 31 de diciembre de 2004, en su discurso de Año Nuevo, añadió: «Todas nuestras prioridades están vinculadas al desarrollo intelectual y espiritual de la humanidad». En un discurso pronunciado al año siguiente, destacó por fin estos «valores», que «permanecerían inquebrantables e inalterados en suelo ruso a lo largo de los siglos». Sin embargo, estos valores de solidaridad, confianza y fiabilidad, medidos en términos de moralidad y no de reputación individual, aún no estaban explícitamente vinculados a la espiritualidad y la tradición.
Este vínculo no se estableció hasta 2007. A punto de convertirse en primer ministro, el presidente dejó una especie de testamento, la culminación del anterior ciclo de discursos, que el partido gobernante denominó «Plan Putin». Anunció que la sociedad rusa había perdido sus «tradiciones espirituales» como consecuencia de las dificultades económicas del periodo de transición que siguió al colapso de la URSS. Si bien es cierto que el país se ha recuperado, el restablecimiento de la estabilidad política y económica no debe eclipsar la unidad espiritual y los valores morales. Vladimir Putin añadió a este respecto que el estado de ánimo de la población no se derivaba en modo alguno de los fundamentos socioeconómicos, sino que, por el contrario, la verdadera «infraestructura de las relaciones económicas y políticas» residía en los «auténticos valores culturales» y en el «sistema general de puntos de referencia morales». No es de extrañar, pues, que la palabra «espiritualidad» apareciera repetidamente en este discurso, que sustituía el materialismo económico por el idealismo más vulgar.
Pero, ¿a qué se refiere exactamente el presidente ruso cuando habla de «espiritualidad», tanto en sus discursos oficiales como en su discurso personal7? Esta palabra pertenece naturalmente al léxico religioso. Como concepto, tomó forma entre los eslavófilos (representantes de un movimiento intelectual y político del siglo XIX basado en Rusia en la idea de un «genio» nacional particular) bajo la triple influencia del romanticismo alemán, la patrística ortodoxa y las cuestiones en torno a la «cultura nacional» de la época. Es aquí donde se originaron las reflexiones sobre la especificidad de la espiritualidad rusa, que continuaron en todo el pensamiento religioso del cambio de siglo. A riesgo de simplificar demasiado, puede considerarse que estas doctrinas tienen en común una concepción de la espiritualidad como vida interior en la que, citando al filósofo religioso Vladimir Soloviev, «lo verdadero, lo bueno y lo bello» están perpetuamente en relación armoniosa. Si esta concordancia es el resultado de la acción divina, requiere un esfuerzo por parte del Hombre, y se manifiesta entonces en cada una de sus acciones. En otras palabras, se trata de un movimiento interior hacia un ideal superior, que se realiza en la vida cotidiana y le da sentido.
Aunque esto pueda parecer más sorprendente, cabe señalar que el término «espiritualidad» también aparece en textos y contextos soviéticos. Aplicado al pueblo soviético y al hombre soviético, significaba sobre todo la capacidad y la convicción interior de anteponer los valores inmateriales a los materiales. Esta espiritualidad soviética era, por tanto, menos una cualidad que una decisión moral: el rechazo a dejarse llevar por los intereses mercantiles. Sin embargo, el ukase de 2022 no contiene otra cosa que esta espiritualidad como elección universal y socialmente aprobada. Hasta cierto punto, se podría leer ahí una interpretación psicologizante de la proposición Nº9 del Código Moral del Constructor del Comunismo, aprobado en 1961 en el XX Congreso, que llamaba a la «intransigencia frente a la injusticia, el parasitismo, la deshonestidad, el arribismo y la codicia». Vladimir Putin se refiere con frecuencia a este Código Moral soviético en sus discursos, deplorando la desaparición de los valores en él enunciados. Considerando que dicho código, desprovisto de toda originalidad, enunciaba simples máximas bíblicas, el presidente ruso sugiere recurrir a las confesiones religiosas rusas que, según él, se adhieren a preceptos similares desde la época prerrevolucionaria.
¿Cómo dio Vladimir Putin ese salto del materialismo al idealismo y de la espiritualidad soviética a la espiritualidad casi religiosa? Este cambio es, sin duda, independiente de las propuestas del patriarca Kirill, aunque hace eco de ellas; igualmente es dudoso que se inspirara en una lectura profunda de los escritos del filósofo conservador Ivan Ilin o del pensador religioso Nikolai Berdiaev, aunque a menudo hace referencia a ellos. Sin embargo, hay un autor que podría haber reforzado personalmente la preocupación de Vladimir Putin por la espiritualidad: Alexander Solzhenitsyn. El presidente ruso nunca ha perdido la oportunidad de subrayar la importancia de sus escritos; le concedió el Premio Estatal de la Federación Rusa, encargó una versión de Archipiélago Gulag para las escuelas y ha expresado su profundo respeto por el escritor en más de un sentido. Es más, entre 2000 y 2007, Vladimir Putin visitó en varias ocasiones la residencia de Solzhenitsyn, cerca de Moscú y, según ha informado la prensa, mantuvo con él largas y familiares conversaciones. El año pasado, en el Foro Valdai, Putin citó el famoso discurso de Harvard en el que Solzhenitsyn advertía a Occidente de su «ceguera por la supremacía» y su «falta de espiritualidad»8.
Esta espiritualidad soviética era, por tanto, menos una cualidad que una decisión moral: el rechazo a dejarse llevar por los intereses mercantiles.
MARINA SIMAKOVA

La segunda etapa data de 2008-2011, cuando Putin era primer ministro. En aquel momento, su política consistía en dos tendencias principales, que más tarde se reforzarían mutuamente. Por un lado, aumentar el número de programas gubernamentales destinados a la educación espiritual de la población. A la ya mencionada política familiar se sumó en 2010 el programa «Educación patriótica de los ciudadanos», que pretendía «regenerar la espiritualidad», en un espíritu similar al de la última época soviética. Por otra parte, el Kremlin prosiguió su acercamiento político a la Iglesia Ortodoxa Rusa. El objetivo ya no era simplemente apoyar a la institución y sus intereses, sino implicar a la Iglesia en labores sociopolíticas seculares como aliada del Estado y aumentar su presencia en los medios de comunicación. Hubo una verdadera explosión de gestos simbólicos en este sentido: los miembros del partido gobernante empezaron a participar de forma cada vez más viva en rituales ortodoxos, al tiempo que multiplicaban sus declaraciones a favor de la Iglesia. El propio Vladimir Putin repetía constantemente que llevaba una vida religiosa y veneraba a los santos rusos. Uno de los actos más sonados fue su homenaje en 2011 al «Cinturón de la Virgen», al que asistieron miles de creyentes rusos.
Preocupado sobre todo por preparar su imagen para las elecciones presidenciales de 2012, las campañas mediáticas de Vladimir Putin hicieron hincapié en su fuerza, su intrepidez y su respeto por el mundo antiguo; demostró su gusto por las antigüedades escenificando su descubrimiento de dos ánforas de 15 siglos de antigüedad en el fondo del mar de Azov. Mientras tanto, los decretos e instrucciones del presidente Medvédev continuaron en la línea marcada por su predecesor: preservar la «identidad espiritual», reforzar la «unidad espiritual» y no descuidar los «valores morales» como factores de desarrollo del país. El año 2009 vio la reinstauración del clero militar por primera vez desde la época prerrevolucionaria, mientras que una nueva disciplina destinada a aunar los fundamentos de la ética religiosa y laica, la «Educación Espiritual y Moral», hacía su aparición en las escuelas rusas. El punto de inflexión se produjo en 2012, cuando el regreso de Vladimir Putin a la presidencia supuso un claro giro conservador. Desde este punto de vista, la ocupación de Crimea en 2014 y las acciones militares de Rusia en el este de Ucrania solo sirvieron para reforzar un movimiento ideológico preexistente, acentuando su dimensión agresiva.
Ya en 2012, Vladimir Putin hizo una estruendosa declaración y diagnosticó un «déficit de vínculos espirituales» (deficit dukhovnikh skrep) en la sociedad rusa. Esta expresión (que pasó instantáneamente al uso común) sonaba arcaica, a pesar de que se utilizó hasta la década de 1990, habiendo aparecido por primera vez a principios de siglo en los escritos del historiador Vasili Kliutchevsky y el filósofo Nikolai Berdiaev, y luego del propio Solzhenitsyn, quien en su discurso del Premio Nobel se refirió a la lengua nacional como el «vínculo de la nación» (skrepa nacii). El significado de Vladimir Putin estaba perfectamente claro, ya que él mismo enumeró los «vínculos espirituales» implicados -misericordia, compasión, simpatía, ayuda mutua y apoyo- como puntos de referencia morales compartidos por todos los habitantes del «mundo ruso» desde tiempos inmemoriales. La moralidad común, tanto un ideal regulador como un verdadero sentido moral, pretendía así unir a toda la población en un todo social y transformar una sociedad fragmentada en una sociedad consolidada. Estos puntos de referencia morales se consideraban evidentes, inherentes, naturales y siempre presentes en todos. Pero, añadía Vladimir Putin, estos vínculos que siempre habían conformado orgánicamente la espiritualidad rusa habían dejado de desempeñar su papel cimentador.
La moralidad común, tanto un ideal regulador como un verdadero sentido moral, pretendía así unir a toda la población en un todo social y transformar una sociedad fragmentada en una sociedad consolidada.
MARINA SIMAKOVA

En su opinión, había dos razones para ello: en primer lugar, la Revolución y la Guerra Civil, que habían sacudido los cimientos seculares del pueblo ruso al tiempo que dividían a la sociedad; en segundo lugar, y más recientemente, las convulsiones económicas de los años noventa. Se dice que las limitaciones de la supervivencia material durante esta difícil década llevaron a la gente a olvidar sus prioridades espirituales y a sacrificar su sentido de la moralidad. Este tipo de trauma fue consecuencia de la «terapia de choque» y de la dinámica que acompañó al paso a la economía de mercado y a toda la transición postsoviética. Por eso, nada más volver a la presidencia en 2012, Putin se apresuró a proclamar que ya se había alcanzado la estabilidad económica, que las dificultades eran cosa del pasado y que ya era hora de inaugurar la parte sustantiva de la vida política: la restauración del rumbo espiritual de los ciudadanos rusos.

Por el camino de los «sentimientos superiores

Antes y después de la invasión de Ucrania, los representantes del gobierno ruso han insistido en que en Rusia no existe la «ideología», en el sentido de una gran narrativa del tipo de las que se enfrentaron durante la Guerra Fría. Del mismo modo, a lo largo de las décadas 2000 y 2010, analistas y comentaristas repitieron que no existía tal cosa como una «idea nacional» en Rusia, a pesar de los mejores esfuerzos de quienes estaban en el poder. El propio Putin subrayó que no era necesario tener una idea nacional, ya que bastaba con un simple «principio unificador». A los ojos de todos estos actores y exégetas de la política, reivindicar una ideología equivaldría a abrir la vía a una intrusión del poder en la esfera de las convicciones humanas, a ejercer una presión ideológica de forma totalitaria: la nueva Rusia no podía permitirse eso. Al tiempo que negaba estar produciendo o actuando de acuerdo con una ideología, el Kremlin pretendía simplemente basarse en lo que ya existía, en los elementos que supuestamente siempre habían estado presentes en suelo ruso y que, según esta lógica, no requerían ninguna forma de imposición o intrusión en el ámbito de la libre conciencia.
Este elemento no es otro que los valores morales y éticos derivados de las «religiones tradicionales de Rusia», independientemente de prácticas o textos religiosos, ya que están presentes en las mentes de todos y cada uno de nosotros, independientemente del eclipse temporal causado por las realidades económicas y los encantos de Occidente. Por lo tanto, ha llegado el momento de exhumar esta moral del mundo interior de cada ciudadano ruso, de demostrar que existe en todos y cada uno de ellos. De este modo, las autoridades rusas no pretenden decretar la moralidad: se limitan a revivir con valentía una moralidad preexistente. En su discurso de 2012 sobre los «lazos» espirituales, Putin afirmaba así que la ley no estaba en condiciones de establecer la moral: nada más natural, una vez que consideramos la moral no como un conjunto de ideas, ni siquiera como una visión del mundo (mirovozzrenie), sino como una percepción, un sentido o un sentimiento del mundo (mirooščuščenie). El sentimiento no puede decretarse, como tampoco puede establecerse por ley.
Las autoridades rusas no pretenden decretar la moralidad: se limitan a revivir con valentía una moralidad preexistente.
MARINA SIMAKOVA

Esta es, pues, la maniobra esencial del putinismo tardío: instar al cultivo de un sentimiento oscuramente presente en la conciencia o en la memoria, pero íntimamente sentido por todos. En realidad, ni siquiera es un «sentimiento», sino un modo de sensación, alineado con un ideal. Esta moral del sentimiento se opone a todo deseo de actuar conforme a normas, argumentos e intereses propios, que son el dominio de la política, el derecho y la organización material. Para los actuales dirigentes rusos, una preocupación excesiva por los procesos políticos y jurídicos (el aspecto formal de la vida política), por no hablar de la economía (su aspecto material), impediría a los ciudadanos compartir una aspiración común a «lo verdadero, lo bueno y lo bello». En esta percepción del mundo, que obviamente imaginamos viene dada a todo ruso, esta aspiración sería tan natural como la necesidad de respirar.
Este constructo es, de hecho, el principal giro ideológico y político del régimen de Putin. La política del Kremlin en materia de espiritualidad, a la vez cuasi religiosa y laica, pretende apoyar el orden natural de las cosas: se trata, pues, de un programa ideologizado que niega constantemente su naturaleza política y arbitraria. La lógica política y geopolítica del putinismo emana de un orden cuasi natural, de regularidades morales estabilizadas a lo largo de los siglos. Es en sí misma donde encuentra su justificación. Este tipo de lógica permite a los que están en el poder evitar cualquier argumento claro, convincente y práctico a la hora de aplicar sus decisiones políticas.
En la raíz de este retorcimiento hay un autoengaño, orquestado por toda una serie de actores bajo el liderazgo del principal autoengañador. La única verdad que consideran válida en el ámbito de la lucha económica y política, y que designan como punto de referencia para todos los ciudadanos, es una verdad apolítica, deliberadamente apolítica, del orden de una moral universal, y al mismo tiempo individualmente sentida. Esto explica, al menos en parte, el proceso de profunda despolitización de la sociedad rusa, una despolitización deliberada desde arriba, pero también la dinámica de descomposición política de la propia élite.
La paradoja aquí reside en el hecho de que, según el Libro Blanco sobre la Seguridad Nacional del Estado Ruso, estos valores, que se supone que se han establecido históricamente -aunque no entendemos cuándo ni cómo-, necesitan ser protegidos constantemente de las amenazas externas; por otro lado, se dice que la espiritualidad en la que se basan estos mismos valores es capaz de sobrevivir a cualquier cosa. Como dijo Solzhenitsyn en el discurso de Harvard al que Putin es tan aficionado: «después de sufrir décadas de violencia y opresión, el alma humana aspira a cosas más elevadas, más ardientes, más puras que las que ofrecen hoy los hábitos de una sociedad masificada». Las aspiraciones profundas y los sentimientos morales del hombre ruso son, pues, inexpugnables. Sin embargo, en el camino de estos sentimientos «más elevados», siempre hay una presencia hostil: la República de las Dos Naciones (unión de Polonia y Lituania en las fronteras de Rusia de 1569 a 1795), Austria-Hungría, los bolcheviques… En fin, tantos proyectos «antirrusos», los mismos que, según Vladimir Putin, Occidente vuelve a desplegar a través de Ucrania.
El putinismo es un sistema de representaciones plagado de contradicciones. En primer lugar, hace imposible la discusión política, ya que consiste precisamente en hacer pasar las representaciones de alguien por los sentimientos de otro. Se presenta como desprovisto de «ideología», aunque podemos detectar en él vestigios del Código Moral del Constructor del Comunismo, que se articulan, no sin estrépito, con los preceptos de los rusófilos soviéticos -del calibre de un Solzhenitsyn- y el revanchismo de los clérigos -del calibre de un Kirill-. Los clérigos, a su vez, afirman simultáneamente que la experiencia soviética (sea lo que sea lo que quieran decir con eso) pertenece al pasado, mientras que al mismo tiempo llevan a cabo una lucha implacable contra ese pasado, utilizando métodos que toman prestados de su propia experiencia soviética. Siguiendo con el tema de las contradicciones, la aspiración autoritaria al control total de los procesos políticos y legales está en permanente tensión con el desprecio por el formalismo y la ley, justificado por el hecho de que los sentimientos morales están por encima de todo. Del mismo modo, la necesidad de resolver cuestiones de seguridad material y desarrollo económico choca con la negación de todos los valores materiales. Por último, la intención de llevar a cabo una política real, guiada únicamente por intereses nacionales prácticos, choca con el principio de una preocupación exclusiva por la moral y los ideales.
El putinismo hace imposible la discusión política, ya que consiste precisamente en hacer pasar las representaciones de alguien por los sentimientos de otro.
MARINA SIMAKOVA

El marco en el que ha tomado forma el régimen de Vladimir Putin es, en efecto, este conflicto entre representaciones mutuamente excluyentes, y no parece haber encontrado solución en las últimas décadas. Cuanto más aumenta el desacuerdo político entre estas representaciones, más se intensifica su exclusión mutua, reduciendo a la nada cualquier posibilidad de discusión política, ya que cada cuestión concreta es sustituida por la propaganda de los «valores tradicionales», es decir, los valores eternos. En la actualidad, la progresiva despolitización de las contradicciones ideales del régimen ha creado una configuración en la que todos los medios para articularlas, desde los medios de comunicación independientes hasta las iniciativas ciudadanas, han sido deliberadamente desmantelados. Como resultado, el régimen no es deudor de ninguna reconfiguración política, sólo de la destrucción total. Lo único que le queda son sus tanques, misiles y drones, que, como empecinadamente difunde la televisión estatal, traen «lo verdadero, lo bueno y lo bello» a Ucrania.
NOTAS:
1. El texto que traducimos a continuación adquiere un sentido de urgencia redoblado. Se trata de un artículo que apareció en la revista de oposición Posle, escrito por Marina Simakova, historiadora de las ideas políticas especializada en las ideologías y su evolución histórica. En él, la autora disecciona la noción de «valores tradicionales», actualmente uno de los pilares de la política cultural, espiritual, política y geopolítica de Putin. Demuestra, con fuentes en la mano, que esta construcción se nutre de una triple fuente: el «revanchismo de los clérigos», y en particular la obra personal de Kirill, patriarca de Moscú y de Todas las Rusias desde 2009, en sus cruzadas contra el Occidente amoral; ciertos preceptos de la ética soviética incluidos en el Código Moral del Constructor del Comunismo de 1961; por último, el renacimiento de la idea de la espiritualidad eterna del Hombre ruso, glorificada por una miríada de escritores, desde los eslavófilos de principios del siglo XIX hasta el discurso de Alexander Solzhenitsyn en Harvard en 1978.
2. El jueves 30 de noviembre de 2023, el juez del Tribunal Supremo ruso Oleg Nefedov confirmó la petición del Ministerio de Justicia de prohibir el «movimiento social internacional LGBT», tras su reclasificación como «organización extremista». Primer acto: tal decisión reduce (al menos potencialmente) cualquier identidad sexual a una identidad política, cualquier preferencia a una ideología. Segundo acto: la Rusia de Vladimir Putin hace lo que Trump no pudo hacer en Estados Unidos, cuando pidió que Antifa fuera clasificada como organización terrorista, es decir, prohibir no una agrupación, una organización con existencia jurídica y política propia, sino un movimiento de grupos e individuos que luchan por derechos concretos. El Tribunal Supremo ruso emitió su veredicto a puerta cerrada, tras una década de reformas hostiles. En 2006, la ofensiva legal se inició en la región de Riazán, donde se aprobó una ley que prohibía la «propaganda de la homosexualidad», es decir, las acciones públicas destinadas a «promover», entre los menores, las relaciones entre personas del mismo sexo, es decir (otra vez potencialmente) cualquier exhibición pública de dichas relaciones. Entre 2011 y 2013, proliferaron leyes similares en todas las regiones rusas. Prepararon el camino para la ley federal de 2013, en virtud de la cual la Duma impuso sanciones administrativas por cualquier «propaganda de relaciones sexuales no tradicionales entre menores». Desde entonces, las personas LGTB viven cada vez más vigiladas, sometidas a prohibiciones de actos públicos y a presiones asfixiantes, en un ambiente cada vez más conservador, ya que ese mismo año 2013 también se formalizó un nuevo 
Libro Blanco sobre la Política Familiar Nacional y una ley que castiga la «ofensa a los sentimientos de los creyentes». Por último, hace exactamente un año, en noviembre de 2022, la Duma introdujo multas de hasta 400 mil rublos para particulares y 5 millones para personas jurídicas (4 mil y 50 mil euros respectivamente) por «promover relaciones y orientaciones sexuales no tradicionales», así como el cambio de sexo, esta vez entre personas de todas las edades.
3. Sobre la noción de “soberanía cultural”, véase, de la misma autora: https://posle.media/language/en/war-and-sovereign-culture/
4. Parte de sus escritos está disponible en francés con el título L’Évangile et la liberté : les valeurs de la tradition dans la société laïque, París, Éditions du Cerf, 2006.
5. En ese momento, en 1999, ninguno de los países del antiguo bloque del Este se había adherido a la Unión, aunque la mayoría de ellos ya habían presentado solicitudes de adhesión entre 1994 y 1996, que entonces se estaban examinando.
6. Cabe señalar que la expresión «valores tradicionales» no estuvo del todo ausente de los discursos de otros representantes de la Iglesia, como el patriarca Aleksei II y el diácono (ahora desterrado) Kuraev.
7. Durante sus primeros años en el poder, Vladimir Putin concedió una serie de entrevistas a periodistas, y en particular al autor de su primera biografía, publicada a principios de la década de 2000, en las que revelaba con orgullo que la espiritualidad, especialmente honrada en su familia, había compensado sus modestas condiciones de vida y las escasas oportunidades que le ofrecieron sus padres.
8. Este discurso, pronunciado en Harvard en 1978, se publicó en francés con el título Le déclin du courage.

Pantomima de tolerancia

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El jesuita James Martin bendijo (con la presencia de The New York Times) a una pareja homosexual un día después de la declaración Fiducia Supplicans.

Juan Manuel de Prada, contra las bendiciones de Fiducia: una «pantomima de tolerancia mundana»

El escritor Juan Manuel de Prada se suma a las voces críticas con la declaración Fiducia supplicans, y lo ha hecho de manera muy contundente en ABC. En su columna Benditos homosexuales llega a asegurar que “estas bendiciones fules a los homosexuales no recogen ni limpian, son puro aspaviento y pantomima de tolerancia mundana”.
Para explicar su postura, Prada pone el ejemplo del escritor vanguardista francés Max Jacob (1876-1944), homosexual y judío que tras una experiencia mística se bautizó. Durante toda su vida tuvo grandes luchas por su tendencia sexual, donde tuvo numerosas caídas, de las que se fue levantando una vez tras otra, siendo acompañado en esta batalla por un sacerdote (el canónigo Fleureau) que nunca bendijo su pecado, pero que le ayudó siempre a levantarse para encontrar la gracia. Durante años vivió retirado en un monasterio como oblato seglar en esta búsqueda de la gracia. Detenido por la Gestapo acabaría muriendo de pulmonía en un campo de concentración en 1944.
¡Cuán robusta y vibrante nos resulta la vida de este bendito homosexual, comparada con esa disposición pontificia reciente! Pero Max Jacob todavía tuvo la suerte de conocer una Iglesia cuya cabeza visible enunciaba los principios de la doctrina moral católica sin subterfugios ni componendas; y cuyos miembros (como ese canónigo Fleureau), mediante un prodigioso sentido de la capilaridad católica, acompañaban a quienes no siempre podían ajustar su vida a esos principios, los acompañaban en sus reincidentes caídas y lo ayudaban a levantarse una y otra vez, sin tomarles el pelo ni engañarlos con sentimentalismos merengosos”, señala Juan Manuel de Prada en su artículo.
En su opinión, los problemas han empezado cuando “la Iglesia quiso asimilarse al mundo” adoptando -explica- “un descarnado (y desencarnado) pragmatismo que, a la vez que enturbia los principios, no guía ni acompaña a quien está herido, sino que tan sólo sirve para dar palmaditas en la espalda y quedar fetén ante la galería”.
El escritor y columnista afirma que estas bendiciones son “una engañifa de tamaño cósmico” que compara con las que se dan a “los perritos o a los geranios”, pues la misma declaración afirma que deben impartirse sin fórmula sacramental, vestidos de calle y sin celebración.
Por ello, considera que las bendiciones de estas parejas homosexuales son “puro jesuitismo en la acepción más torva de la palabra; es decir, astucia y doblez, que sólo pretende hacer postureo ante el mundo, a cambio de perder la posibilidad de atraer a benditos homosexuales como Max Jacob, con corazón contrito y sincera piedad, mil veces caídos y mil veces erguidos, a quienes un aguachirle semejante les tiene que resultar a la fuerza repelente”. Justo al contrario que a los activistas, que “empezarán a acudir a las sacristías, demandándolos, para señalar a los curas que no pasen por el aro y exponerlos en la picota”.
Fuente: ReligiónEnLibertad.com

El derecho a soñar

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Juan Manuel de Prada, durante una entrevista en ‘El Gato al Agua’ (El Toro TV) sobre su libro ‘Raros como yo’.

Juan Manuel de Prada: «Se ha impuesto una forma merengosa de ser católico, letal para la Iglesia»

Por Carmelo López-Arias -Religión EnLibertad.com
Ya está en la calle la segunda edición de Raros como yo (Espasa), el último libro de Juan Manuel de Prada, en el que el escritor nos presenta una selección de autores cuya lectura le ha fascinado y sin embargo no han gozado (o no gozan hoy) de un reconocimiento público a la altura de su interés literario.
El libro está estructurado en tres partes: Una gavilla de malditos, que incluye más de una treintena de nombres y muchos títulos que se nos invita a leer; una segunda parte consagrada a su ‘maldito’ preferidoLeonardo Castellani: con todos se peleó, salvo con Dios, a quien consagra una cuarta parte de las páginas del libro; y Rosas de Cataluña, nueve escritoras de un periodo muy determinado que Prada estudió a fondo para su monumental biografía de Ana María Martínez Sagi El derecho a soñar (“la obra de mi vida”, no duda en calificarla).
Todos ellos, escritores de lengua hispánica (castellana o, en el caso de las ‘rosas’, catalana), salvo el norteamericano John Franklin Bardin (“el heredero más cabal de Poe”), la brasileña Carolina Nabuco (cuya novela La sucesora  fue posiblemente plagiada por Daphne du Maurier en su Rebeca, que Alfred Hitchcock encumbró en el cine) y dos franceses cuya inclusión en el volumen es evidentemente intencional. Por ellos comenzamos preguntándole.
-Ernest Hello y Léon Bloy son un poco anteriores a los demás y de habla no española. ¿Por qué esa heterogeneidad?
-Son el mismo tipo de escritor que Leonardo Castellani, que es el gran protagonista del libro. Grandes escritores fustigadores de las lacras sociales. Algo que ya no se da, porque la democracia ha impuesto un tipo de escritor bienqueda que no tiene el valor para abofetear a su época.
-¿Le atrae de ellos también su peculiar catolicismo?
-Desde luego: un catolicismo nada ñoño, todo lo contrario. Se ha impuesto, impulsada por las jerarquías eclesiásticas, una forma de ser católico merengosa y almibarada, que me parece letal y destructiva para la misión del católico y la Iglesia en el mundo. Ellos entendían que para ser católico plenamente hay que coger el látigo también. Y hay que ser profeta de calamidades. Ambos representan un tipo de escritor católico que desgraciadamente hoy está mal visto.
-¿Castellani entra en esa categoría?
-Es la expresión más vigorosa de este tipo de escritor en lengua española. Hoy se ha impuesto el escritor del tipo de Chesterton, aunque Chesterton es un escritor muy adulterado y muy censurado, porque si uno lee uno de sus últimos escritos, El pozo y los charcos (también publicado como El manantial y la ciénaga, 1935), es muy fustigador. Pero siempre se trata de mostrar el Chesterton más bienhumorado, porque pienso que Chesterton también está siendo utilizado en el ámbito católico para impulsar un catolicismo buenrollista, o incluso ñoño.
-¿Desde cuándo tiene lugar ese impulso, y por qué?
-En el siglo XX, sobre todo en su segunda mitad, y en lo que llevamos de XXI. ¿Por qué? En parte por su mayor debilidad, y en parte por su mayor sosería: la sal se ha vuelto sosa, me temo.
-Hello, Bloy, Castellani: estos tres ‘fustigadores’, ¿fustigaban las mismas cosas?
-En cierto modo sí, cada uno con sus propios énfasis. Si los reducimos a su quintaesencia, el gran tema de Castellani es la denuncia del fariseísmo, en Bloy sería la execración de la burguesía (pero ¿por qué destaca la burguesía sino por la hipocresía?) y en Hello, la condena de la tibieza moral. Si nos damos cuenta, están hablando de lo mismo, y además son muy duros en su crítica al catolicismo blandengue (que diríamos hoy). Con su diversa expresión literaria, los tres tienen un estilo violento. El mundo hoy diría que son reaccionarios, un término discutible, pero desde luego muy noble, porque cuando reaccionas a algo que es malo, es muy bueno ser reaccionario. Son escritores que se adhieren al pensamiento tradicional, en eso son muy semejantes.
-¿Detrás de esas críticas que formulaban había un rechazo a la mundanidad?
-Los tres tenían vocación de santos, pero como son un poco intemperantes, el mundo no puede reconocer su santidad. Bloy vive una pobreza terrible y pierde a su mujer y a varios hijos por enfermedades consecuencia de esa pobreza. Castellani sufre un calvario con su expulsión de la Compañía de Jesús. Hello tuvo una vida más pacífica, pero también en su absoluto retiro del mundo hay una prueba de santidad.
Ernest Hello (1828-1885), a la izquierda, y Léon Bloy (1846-1917).
-Ha hablado de un catolicismo merengoso, almibarado, blandengue… pero las épocas de Hello o Bloy son muy distintas a la de Castellani. ¿Tan antiguo es ese mal? ¿Cuál es su origen?
-Siempre tiene que ver con el deseo, no de estar en el mundo -la Iglesia siempre tiene que estar en el mundo-, sino de ser del mundo, que es lo que nunca pueden ser la Iglesia ni un católico. Cuando eres del mundo, inevitablemente adoptas un lenguaje merengoso para no disgustar al mundo.
-Antes ha mencionado a Castellani como el gran protagonista de Raros como yo. No es la primera vez que usted señala la gran influencia que tuvo en su vida…
-Absoluta. Castellani es un maître à penser, alguien que no solo dice cosas muy interesantes, sino que estructura tu cabeza, te enseña a pensar, te configura, te reformatea. La lectura de Castellani fue para mí muy iluminadora porque me hizo darme cuenta de que las ideologías modernas eran todas igualmente lamentables, y de que la única manera con la que yo podía alcanzar una libertad plena como escritor era renunciando a ellas y adhiriéndome al pensamiento tradicional, que es lo que vertebra toda la visión de Castellani.
-¿Cómo sintetizaría esa visión?
-Castellani tiene la virtud de hacer realidad aquello que decía Donoso Cortés, de que detrás de toda cuestión política hay una cuestión religiosa. Todas las cuestiones que toca Castellani, no solo las políticas sino las culturales, sociales, económicas -cualquier asunto que toca, y fueron muchos porque nada humano le era ajeno-, lo hace siempre con una visión sobrenatural. Nos descubre la teología que hay detrás de la política y de cualquier problema social. Es verdaderamente alumbrador, de una clarividencia extraordinaria. Uno se queda conmocionado ante su penetración y perspicacia.
Leonardo Castellani (1899-1981) fue privado del ejercicio de su sacerdocio durante 17 años, entre 1949 y 1967.
-¿Influyó también en su forma de ser católico?
-Yo a Castellani lo leo en un momento en el que estoy considerando muy seriamente abandonar la Iglesia por miserias que he descubierto en personas que ocupan puestos preeminentes, tanto clérigos como seglares. En ese momento leo a Castellani y me enseña algo muy importante, y es que el sufrimiento que nos infligen las personas que están en estos puestos preeminentes no justifica nuestra defección. Concretamente hay una carta que Castellani le dirige a un escritor comunista argentino, Leónidas Barletta (publicada en Las ideas de mi tío el cura), quien le espeta: “¿Por qué no abandona usted a todos esos viejos carcamales, que se han revelado incomprensivos e injustos, y a esa novia que amó en su juventud y se ha convertido en ramera, y por qué no sirve a su Dios y a sus ideales en el estado civil?”. Y Castellani da una explicación tan profunda y tan hermosa de por qué eso no se puede hacer, que para mí fue muy consoladora. Invito a los lectores de ReL a que lean esa carta.
-Aunque Castellani, sacerdote, sea el gran protagonista del libro, entre las decenas de autores “malditos” hay otros explícitamente católicos…
-De muchos ni siquiera se menciona que son católicos, porque en España ser católico ha sido hasta hace no mucho lo normal. Lo eran incluso escritores que el lector no pensaría hoy como católicos, véase Miguel Hernández o Federico García Lorca. Pero sí, algunos lo son de forma más específica. Como Margarita de Pedroso, cuya obra está impregnada de un sentimiento religioso no excesivamente marcado, pero con una visión cristiana en todo lo que escribe. Como Carolina Nabuco, cuyas últimas obras son abiertamente católicas, por ejemplo su biografía de Santa Catalina de Siena. Como Llucieta Canyá, feminista y escritora en catalán que hasta en su patria chica está olvidada, yo creo que por el hecho de ser católica. Como Concha Espina, que en tiempos de la Segunda República participó, con Pío Baroja o Manuel Machado, en la fundación de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética…
-¿Siendo católica y luego falangista? Tampoco Baroja ni Manuel Machado fueron comunistas…
-Todo lo que sucedía entonces en Rusia provocaba mucho interés. Pero Concha Espina, durante la guerra, estuvo secuestrada en su casa hasta la liberación del pueblo y escondió imágenes religiosas. Y por deseo propio cuando murió la vistieron con el hábito de la Virgen de los Dolores. La había confesado el padre Félix García, entonces conocido como ‘el sacerdote de los escritores‘: un agustino que, después de José María Pemán, fue quien más Terceras firmó en el ABC de aquella época.
El derecho a soñar’, trabajo que Prada considera “la obra de su vida”.
-Toda la parte final de Raros como yo está dedicada a ‘raras’, escritoras catalanas a las que se acercó para preparar El derecho a soñar
-Son coetáneas de la generación del 27, desarrollan su obra desde finales de los años 20 y 30. Tras la guerra civil toman caminos distintos: el exilio, el exilio interior o una adaptación natural. Son de la misma generación, nacida a principios del siglo XX, y muy interesantes.
-Casi todas radicalmente feministas, aunque hay una división muy marcada entre unas y otras respecto a esa cuestión…
-Tampoco tan marcada. El feminismo de aquella época tenía bastantes matices. Había un feminismo muy izquierdista que se atrevía a execrar la maternidad, pero también un feminismo izquierdista que reivindicaba de forma muy clara la maternidad.
-¿Es entonces un panorama más abierto de lo que parece?
-Sí, y con muchas zonas de transición. Opiniones para todos los gustos. Desde luego lo que no había era opiniones aberrantes como las que hoy hay. En aquel momento nadie defendía el aborto, nadie defendía el disparate trans. Pienso en Anna Murià, una autora de izquierdas, del mundo de Esquerra: las opiniones que vierte sobre el tema feminista hoy serían bastante condenadas por el feminismo oficial.
-¿Se refiere a su condena del adulterio?
-Y a que vivió una devoción absoluta hacia su hombre: se enamora de Agustí Bartra, escritor catalán, y toda su vida fue un monumento a él y a la obra de él.
-¿Por qué tanta diferencia entre aquellas feministas y el nihilismo actual?
-Había un sustrato antropológico que todavía no había sido destruido.
-Ese sustrato entonces intocable, ¿es la última frontera ante la que el escritor católico tiene que posicionarse?
-Eso por supuesto, pero no solo: el escritor católico no tiene que renunciar a ninguna parte de lo que es constitutivo de su visión del mundo. No tiene que ir con un programa de mínimos. Pero sí, claro, ese aspecto es muy importante porque es la última frontera.
-Esto nos entronca con lo que hablábamos al principio sobre los ‘profetas de calamidades’. ¿Serán siempre una ‘rara avis’ o se puede crear escuela de escritores díscolos?
-Cuando uno renuncia a ser profeta de calamidades, renuncia a ser profeta de esperanza, porque las calamidades que estamos padeciendo anticipan claramente el tiempo parusíaco, nos están hablando claramente del final de los tiempos. Y si no se habla de ellas -y es lo que, a mi modo de ver, desgraciadamente se ha hecho durante mucho tiempo- al católico se le está invitando a la deserción.
-¿Por qué?
-Porque son calamidades que solamente si se interpretan teológicamente se pueden soportar; solo sabiendo que después de ellas viene el triunfo. Si no, conducen al desaliento más absoluto. Por eso creo que el profeta de calamidades es el auténtico profeta de esperanza. Pretender no hablar de cosas tan evidentes es escapismo puro y duro y querer estar a bien con el mundo. Ahora bien, ser profeta de calamidades no quiere decir estar siempre enfadado o airado (mas allá de que la ira sea una forma de expresión plenamente legítima). También se puede tener sentido del humor o escribir de cosas que no sean calamidades; pero renunciar a hablar de eso es un error que el mundo católico está pagando.
-¿En qué sentido?
-En el sentido de que así el mundo católico no es plenamente consciente de lo que está sucediendo. Me gustaría recordar que Cristo fue profeta de calamidades (profetizó la destrucción del templo de Jerusalén, por ejemplo). Esas calamidades que profetizó Cristo son anticipación o metáfora del triunfo final de la segunda venida de Cristo. Profetizar calamidades es fundamental en estos momentos, porque ayudas a la gente a interpretar el mundo en el que viven y haces que la visión católica del mundo resulte más atractiva y clarividente.
-Uno de los autores que cita, de los pocos vivos que figuran en el volumen, ofrece esa interpretación también: Enrique Álvarez…
-A Enrique Álvarez lo hace muy interesante el hecho de que es un escritor católico pesimista, en la tradición de los grandes escritores franceses católicos, como Julien Green, o de la estadounidense Flannery O’Connor. Enrique Álvarez está en esa tradición. Resulta espinoso porque sus grandes obras (Garabandal, la risa de la Virgen, sobre las apariciones, y una más reciente, Marta, Marta, en alusión a la reconvención que le hace Cristo a la hermana activista de Lázaro, y que gira en torno a la figura de un obispo apóstata) son novelas en las que se retrata la descomposición del mundo católico. Novelas incómodas, donde la presencia del Mal y el análisis del mal en la sociedad es muy interesante. En ese sentido me parece un escritor único y muy valioso. Lo considero ‘raro’ de verdad en cuanto a la definición que yo doy de raro o de maldito en el libro.
-¡Disculpe! ¡Tenía que haber empezado preguntándole por eso…! ¿Qué entiende por raro o maldito?
-Es el escritor que se enfrenta a las convenciones de su tiempo o que, aunque en su día no se enfrentase, hoy en día esté totalmente enfrentado. Como Rafael García Serrano, de quien también hablo en el libro, que no se enfrentó a su tiempo pero hoy es radicalmente maldito.
-Una novela suya sí tuvo problemas con la censura…
La fiel infantería. Hubo un obispo que montó en cólera porque tenía escenas escabrosas y un lenguaje sórdido. Rafael García Serrano era católico pero muy anticlerical.

Madre de Dios 2024

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Evangelio según San Lucas 2,16-21.
Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.
Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.

Homilía del Padre Paul Voisin CR de la Congregación de la Resurrección:

Aunque, como religioso, tengo un voto de pobreza, he tenido cosas guardadas en el ático durante quince años. Hace poco más de seis años agregué cinco cajas más de posesiones, enviadas desde las Bermudas. En agosto, trece cajas medianas llegaron de Roma. Ahora, cuando empiezo a montar mi oficina, sala de estar y dormitorio, abrir cada caja será como la mañana de Navidad. Entre mis posesiones está una colección de miniaturas de catedrales, edificios famosos y otras estructuras que compré durante mis muchos viajes, como Superior General y antes. Yo los llamo “tesoros” porque cada uno me contiene un recuerdo del lugar, la ocasión o evento, y las personas asociadas con ese lugar. Yo los llamo “tesoros”, mi padre los llamó “basura”. A lo largo de los años he recibido amenazas de que venderían mis cosas en una venta de garaje.
Aunque mi padre solía llamarlos ‘basura’, me hicieron pensar en las palabras del Evangelio (Lucas 2:16-21) que María ” guardaba todas estas cosas, reflexionándolas en su corazón. “Hoy celebramos la fiesta de María, la Madre de Dios. Celebramos aquellas “cosas” que María guardaba en su corazón y “pondera”. Fueron el fruto de su “Sí” al ángel Gabriel, y de su continuo “Sí” al Padre durante toda su vida. Esta voluntad inicial de cumplir la voluntad de Dios llevó a María a otros momentos, lugares y personas, donde se requería otro “Sí”.
Algunos de ellos fueron: como ya lo he mencionado, la visita del ángel Gabriel;
la aceptación de José de su condición, después de que el ángel se le apareció en un sueño para revelar que el niño había sido concebido por el Espíritu Santo;
la sorpresa cuando su prima Isabel, inspirada por el Espíritu Santo, reconoció que María llevaba al Mesías en su vientre;
la visita de los pastores al establo en Belén, quienes le dijeron que los ángeles se les habían aparecido en los campos, anunciando el nacimiento del Mesías’; la visita de los Magos, que le dijeron que el Mesías había sido concebido por el Espíritu Santo,
la visita de los Magos, que traen regalos y afirman que habían seguido a una estrella anunciando que se reunirían con el Rey de los Judíos
la reacción del profeta, Simeón, y la profetisa, Ana, cuando llevaron al niño Jesús al templo para cumplir la dedicación exigida por la ley de Moisés;
el viaje a Egipto, de nuevo debido a la intervención de un ángel en un sueño de José;
el hallazgo del niño Jesús (del que escuchamos hablar la semana pasada) en el templo de Jerusalén, después de haber sido dejado atrás después de la Pascua;
el primer milagro en la boda en Cana;
el rechazo que ella fue testigo por parte de la gente de la verdad del mensaje de su hijo;
el gozo de ver su poder revelado en sus sanaciones, y en la verdad que iluminó al pueblo a través de sus palabras inspiradas;
el horrible sufrimiento y muerte de su hijo, que la llevó al pie de la cruz del calvario.
Una y otra vez, María se enfrentó al misterio y a lo desconocido. Pero ella no temía, dudó ni protestó. Antes bien, ella renovaba cada vez su “sí” a Dios, y confiaba en que en todo ello se haría la voluntad de Dios.
Al comenzar un nuevo año, nos piden seguir el ejemplo de María. Ninguno de nosotros sabe lo que nos espera este año. Después de nuestra experiencia de la pandemia, y con los conflictos en el mundo, tenemos mayores preocupaciones y temores.
Sin embargo, Dios nos pide, como María, que confiemos en su presencia, que recordemos los recuerdos de su presencia y fidelidad en el pasado, y que vivamos cada día en fe, esperanza y amor. Cada día somos llamados a renovar nuestro “Sí” que nos permitirá cooperar con la gracia de Dios y ser fiel como María lo fue fiel. Esto creará nuevos recuerdos que también guardaremos en nuestros corazones, y nos dará fuerza y perseverancia para vivir cada día del 2024 como un día de la presencia y gracia de Dios.

El obispo de Orihuela-Alicante José Ignacio Munilla ha publicado una crítica sincera al último documento vaticano, Fiducia supplicans.

11 razones de Munilla

Por José María Carrera– ReligiónEnLibertad.com
Ante la petición de miles de fieles y seguidores, el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla ha publicado en su canal de YouTube su “opinión crítica” y “a corazón abierto” en torno al “error” que supone la declaración vaticana Fiducia supplicans.
Lo hace visiblemente preocupado y llamando a la oración “por Pedro, la unidad de la Iglesia y el episcopado” en un “momento delicado” que “habría costado imaginar” hace unos años.
A lo largo de algo menos de media hora, el obispo expresó 11 motivos “de conciencia” por los que un católico tiene “el derecho y el deber” de oponerse a Fiducia supplicans y manifestar su deseo de que sane la “herida abierta” por el documento “contra la comunión de la Iglesia”.
1º Una pésima acogida en la Iglesia
El obispo comenzó su intervención valorando la recepción “tan mala que ha tenido” el documento en la Iglesia que ha llevado a prácticamente una veintena de conferencias episcopales -por el momento- a pronunciarse contra la declaración. “Jamás habíamos visto cosa así en el seno de la Iglesia, es muy llamativo y no estábamos acostumbrados a tal cosa”, comentó.
2º “Es un error”
Tal recepción, dice Munilla, “solo se explica porque ha sido un error”: “Nos hemos equivocado en la publicación de esta declaración. Es obvio que se está dañando la comunión de la Iglesia”.
3º La sinodalidad se invoca mucho… y se implementa poco
Tras considerar que la equivocación es “en las formas y en el fondo”, se refirió a las primeras cuestionando “que se haya publicado una declaración así sin consultar con el conjunto del episcopado, sin una sinodalidad”. Y es que, en opinión del obispo, “hablamos mucho de ella, pero la invocación de la sinodalidad es inversamente proporcional a su implementación”.
4º No tiene base en la tradición
El obispo destacó que no haber consultado al episcopado es un error especialmente destacable “máxime cuando hablamos de un documento sin base en la tradición de la Iglesia. Lo muestra que no haya citas en toda la declaración que se apoyen en el magisterio anterior. No hay citas del magisterio anterior. No había una base y tenía que haber sido consultada con el episcopado“.
5º Si una bendición es sacrílega en lo litúrgico, también lo es en lo pastoral
El obispo citó la declaración de 2021 de Doctrina de la fe -“la Iglesia no dispone, ni puede disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo“- y destacó que ahora Fiducia “lo matiza”. Especialmente a la hora de distinguir las bendiciones litúrgicas y pastorales.
“Dice que no se pueden dar bendiciones en un marco litúrgico, pero las pastorales, en un tono más privado, de acompañamiento, sí. Esta distinción no soluciona nada, porque aunque es obvio que son distintas, la naturaleza de una bendición dada por un ministro es la misma, sea en el marco litúrgico o pastoral. Si una bendición dada en un marco litúrgico a una unión es sacrílega y no se puede dar, tampoco puede darse en un marco de bendición pastoral”, subrayó.
6º Bendecir parejas… ¿y no uniones? “Solo hay una forma de hacerlo”
Munilla se refirió a la afirmación del cardenal “Tucho” Fernández, firmante de Fiducia supplicans como prefecto de Doctrina de la fe, según la cual lo que permite el documento “no es bendecir las uniones, sino las parejas”. Una afirmación ante la que el obispo responde con perplejidad, pues “si uno bendice una pareja es porque están emparejados, y si están emparejados es porque hay un vínculo de unión entre ellos. ¿Cómo se puede bendecir una pareja sin bendecir la unión?”, se pregunta el obispo.
Lo cierto, dice, es que hay “una única manera” de lograr dicha bendición “sin entrar en colisión con la doctrina de la Iglesia. Y esta es “bendecir a uno y luego a otro pero no los dos unidos”. Entre otra posible interpretación sugiere que la bendición “reconozca explícitamente que la pareja vive una situación contraria al designio de Dios y de pecado objetivo y pedir el don de la conversión”. “Pero no nos engañemos”, agrega el cardenal: “[Lo que se propone] no es ese tipo de bendición”.
7º A más “ambigüedad” en la doctrina, más desafección al Papa
El obispo también salió al paso del incremento de declaraciones de “desafección al Papa” a raíz de Fiducia supplicans. El obispo llamó a “luchar contra esa desafección” y “resistir” esas actitudes, pero apuntó a “la confusión y la ambigüedad en la predicación de la doctrina” como causa principal de generar “esos ambientes”. “Cada vez que nos expresamos con discontinuidad con el magisterio estamos generando reacciones en abierta desafección al Papa”, explicó.
8º Una práctica contraria a la fe
Entre otras reflexiones, el obispo recurrió a una reciente entrevista en la que afirmaba que si bien el documento “no es herético”, sí es “caótico”. Se trata de “un error que debe ser rectificado”, pues de no hacerlo, “va a generar una suerte de praxis contraria a la fe de la Iglesia”. Fiducia “ha abierto una herida en la comunión de la Iglesia. Tenemos el derecho y el deber de manifestar nuestro deseo de que esta herida se aborde y se sane”.
9º Un documento “innecesario”
Entre otros argumentos, destacó que “no había necesidad de publicar Fiducia para poder acompañar con caridad” ante las “situaciones irregulares”. “Podíamos acompañar sin esta declaración. Los católicos tenemos muy claro que los pecadores pedimos la bendición precisamente porque somos pecadores. La Iglesia bendice a los pecadores, pero lo que nunca hace es bendecir su pecado o su relación pecaminosa.  Nuestra caridad pastoral hacia quienes están en situaciones irregulares no nos dispensa de llamarles a la conversión”.
10º Un llamado a la conversión “olvidado”
Un llamado a la conversión que, sin embargo, “ha quedado en el olvido” a lo largo de Fiducia supplicans, lo que es a juicio del obispo “una falta de caridad pastoral”. “Es por amor al pecador por lo que Jesús llama a la conversión. Si falta la llamada a la conversión y hacemos gestos complacientes y ambiguos, es que no amamos realmente a las personas”, agregó.
11º Los olvidados de Fiducia
En último lugar, el obispo dedicó unas palabras a los fieles con inclinaciones homosexuales que han solicitado ayuda  a la iglesia para vivir en castidad y recibir la sanación. Estos son, a su juicio, “los grandes olvidados de Fiducia”, pues “parece que no hay ni si quiera una referencia de aliento o estímulo, como si las únicas personas con inclinaciones homosexuales fuesen las que están en el parámetro de James Martin, haciendo una especie de reivindicación del orgullo”.
Lo cierto, concluyó, es que “en nuestras comunidades los jóvenes y adultos homosexuales que viven cerca de la Iglesia no son los que están bajo el parámetro del orgullo, sino aquellos que quieren seguir a Jesús e coherencia y castidad“.

Sagrada Familia de Jesús, María y José

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Evangelio según San Lucas 2,22-40.
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: “Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”.
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”.
Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.

Homilía del Padre Paul Voisin CR de la Congregación de la Resurrección:

En nuestra condición humana tendemos a juzgar por las apariencias. O quizás, incluso antes de conocer a alguien, hemos oído hablar de alguien y ya nos hemos formado una imagen o una opinión de la persona. Recuerdo a un joven de mi barrio, un año mayor que yo. Siempre me pareció un esnob. Después del instituto perdimos completamente el contacto. Muchos años después, cuando trabajaba con la Comunidad Hispana de Kitchener-Waterloo, resulta que era el Director de la escuela primaria que utilizábamos para las actividades juveniles. Estaba completamente equivocado. No era esnob, pero sí introvertido. Tuvimos una relación de trabajo fantástica, y me pareció el más compasivo y comprensivo de los directores, uno de los mejores en mi experiencia. Cuando lo trasladaron a otra escuela, me llamaba para que le tradujera a los padres hispanos. Nos hicimos buenos amigos y nos teníamos un gran respeto mutuo.
Pensé en esto cuando leí por primera vez el Evangelio de esta fiesta de la Sagrada Familia (Lucas 2, 22-40). Cuando María y José llevaron al niño Jesús al Templo de Jerusalén, para cumplir la Ley de Moisés, parecían cualquier otra pareja que dedicara su primogénito a Dios. Sin embargo, Simeón y Ana vieron algo diferente. Vieron más allá de la simple apariencia, y reconocieron que se trataba del que habían estado esperando: el Mesías, el Cristo. Se trataba de dos personas santas que eran profetas de Dios. Un profeta es alguien que habla en nombre de Dios a su pueblo. Un profeta es alguien que habla en nombre de Dios a su pueblo. Un profeta no es un adivino o un vidente, sino alguien inspirado por Dios para fines divinos. Ana y Simeón cumplieron ese papel de profetas aquel día en el Templo de Jerusalén. Habían visto y tenido en sus brazos al Hijo de Dios.
Al celebrar la Fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret, debemos celebrar también que somos santos para Dios, consagrados por nuestro Bautismo, y que debemos crear juntos familias santas. Jesús ve también con nosotros más allá de las apariencias. Nos ve como personas que han sido tocadas por Dios, personas dotadas, únicas y preciosas. Lo que su Padre ha puesto en nosotros, y lo que hemos recibido por su gracia, es lo que él -con el Espíritu Santo- quiere utilizar para construir el reino de Dios, empezando por familias santas.
En nuestra Primera Lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14) oímos hablar de las relaciones en las familias, entre padres e hijos. Se destaca el respeto y el cuidado mutuos. Es importante darse cuenta de la importancia de las relaciones familiares, que nos muestran cómo vivir en armonía con los demás, cómo perdonar y recoger los pedazos, cómo compartir y cooperar, incluso cómo resolver problemas y expresar las emociones de las que no estamos orgullosos. Nuestras familias son nuestras escuelas de ese comportamiento, y todos contribuimos a esta formación en nuestras familias. Si queremos familias santas, cada uno de nosotros debe poner de su parte para ser fiel a las responsabilidades a las que nos llama nuestra vocación individual.
La Segunda Lectura de la Carta de San Pablo a los Colosenses (3:12-21) nos ayuda a centrarnos en las virtudes que nos caracterizan como seguidores de Jesucristo en nuestra vida familiar. Esta es la calidad de vida que produce familias santas: compasión sincera, bondad y humildad, mansedumbre y paciencia, y perdón. Pero San Pablo dice tan bellamente: “Sobre todos estos vestidos, para mantenerlos unidos y completarlos, vestíos de amor”. El amor sincero es la clave de las enseñanzas de Cristo y lo que hace verdaderamente santa a una familia. Alaba la virtud de la gratitud. Con demasiada facilidad, en las relaciones -familiares, escolares y laborales- nos damos por sentados unos a otros, y no reconocemos ni expresamos la gratitud que sentimos hacia los que están a nuestro lado. Es muy fácil, por ejemplo, decir “gracias”, pero a menudo no lo hacemos y nos convencemos de que la otra persona sabe que estamos agradecidos y que la apreciamos por lo que ha hecho. Pero, significa mucho cuando lo oímos, así que debemos darlo también.
Algunas personas pueden pensar hoy que una familia santa es imposible. Hay tantas fuerzas negativas que influyen en la familia en nuestro mundo. Muchos pueden pensar que estas cualidades de la Carta de Pablo a los Colosenses ya no están “de moda”, que son anticuadas, o quizá demasiado exigentes. Lo que nos da esperanza para crear familias santas hoy es que Dios está con nosotros. No nos ha planteado este gran desafío para luego marcharse. No, Él está ahí con su gracia, su sabiduría y su fuerza para ayudarnos a crear y mantener familias santas aquí y ahora. Podemos caer en la tentación de mirar a otras familias y pensar: “Ellos no tienen problemas”, o “Lo tienen fácil”. Nos sorprendería saber de dónde viene la fuerza de muchas parejas y familias: de las pruebas y dificultades, de las decepciones y luchas. Las vidas de los santos también lo demuestran a menudo, que se hicieron santos a través de la superación de sus debilidades y pecados, confiando en la gracia de Dios e intentando cada día ser fieles a Dios. Las familias santas hoy no son una “Misión Imposible”, sino que son posibles con la gracia de Dios.
Igual que Simeón y Ana vieron más allá de la apariencia de María, José y el niño Jesús, Él mira a nuestras familias, y mira más allá de la apariencia. Él conoce nuestras mentes, corazones y espíritus. Sabe que queremos la plenitud de la vida en él, y que luchamos por hacer realidad nuestro sueño. Por eso, no sólo celebremos a la Sagrada Familia de Nazaret, sino celebremos la gracia de Dios que actúa en nosotros para que nuestras familias sean santas.

«Sorprende que no se haya procedido de forma sinodal»

Por Álex Rosal– ReligiónEnLibertad.com
A las pocas horas de darse a conocer la declaración Fiducia supplicans del Dicasterio para  la Doctrina de la Fe “sobre el sentido pastoral de las bendiciones”, el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, recordó en X (Twitter) que “la caridad pastoral es una llamada a que todos los pecadores podamos ser bendecidos, pero no a bendecir nuestro pecado”, y remitía sobre lo que dijo a este respecto el pasado mes de octubre.
Con objeto de ampliar este análisis sobre un documento que está siendo enormemente debatido, monseñor Munilla ha respondido a las preguntas de Religión en Libertad.
-¿Le ha sorprendido la publicación de la declaración Fiducia supplicans?
-Yo hubiese esperado otra forma de abordar el tema. Creo que se ha cometido un error al no consultar al conjunto del episcopado, máxime, cuando en la declaración se alegan razones pastorales. Hoy en día existen medios para realizar con agilidad un proceso consultivo. Por poner un ejemplo: el entonces cardenal prefecto de la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, supervisó la redacción del Catecismo de la Iglesia Católica en consulta continua con el episcopado del mundo entero.
«Tratándose en el caso presente de una cuestión especialmente discutida y delicada, sorprende que no se haya procedido de forma sinodal, en línea con la eclesiología del Concilio Vaticano II. Nos hubiésemos ahorrado las reacciones de disenso de conferencias episcopales de las que estamos siendo testigos, por poner un ejemplo».
-¿Qué impresión tiene sobre esta declaración, globalmente considerada?
-Así como la nota de la Doctrina de la Fe publicada el 22 de febrero de 2021 era clara y diáfanaesta declaración actual va a tener aplicaciones no solo diversas, sino contradictorias, como ya se está dejando entrever en las primeras valoraciones.
«De hecho, me ha llamado la atención que a las 24 horas de la publicación de esta declaración, el cardenal Fernández afirme en una entrevista aclaratoria que no se pretende bendecir las uniones irregulares, sino las parejas. Pues bien, si no se trata de bendecir la unión irregular, entonces se trata de bendecir a las personas que conforman la pareja, que es lo que ya afirmaba la nota de 2021. Pero, por desgracia, no es esa la lectura que mayoritariamente se está haciendo y la que previsiblemente va a prevalecer».
-La declaración Fiducia supplicans distingue entre bendiciones litúrgicas (las cuales prohíbe) y bendiciones pastorales privadas (las cuales autoriza), dirigidas a las uniones afectivas irregulares. ¿Cree que sería contrario a la fe y a la tradición de la Iglesia impartir bendiciones pastorales a las parejas que vivan en situación objetiva de pecado?
-Para responder a esa pregunta, es necesario conocer el contexto y formulación de esa bendición.
«Por poner un ejemplo; no habría problema alguno en realizar una bendición, realizada en la intimidad del acompañamiento pastoral, con una formulación del siguiente tenor: ‘Señor, bendice a tus hijos N. y N., y concédeles seguir caminando en humildad, para que al mismo tiempo que reconocen tus dones, reconozcan también que su unión no es conforme con tus designios. Derrama sobre ellos tu gracia para que sean coherentes en su vida y acojan con decisión y valentía tu llamada a la conversión. Amén’».
«Pero, sin embargo, no sería conforme con la fe de la Iglesia un tipo de bendición que, por el contexto o por las palabras utilizadas, sugiriese la legitimación de la unión irregular. Nuestra acción pastoral no puede tener como objetivo el que todo el mundo se sienta cómodo, sino la llamada a la conversión. De lo contrario, estaríamos traicionando el evangelio de Jesucristo, el cual habló abiertamente sobre del riesgo de perder nuestra alma, si no renunciamos al pecado para vivir en gracia de Dios».
«El problema de fondo es la tentación de desligar la caridad de la verdad. La verdad y la caridad son indisolubles. Baste recordar las palabras a la mujer pecadora: “Tampoco yo te condeno, vete y no peques más” (Jn 8, 11)».
-¿Por qué cree que Fiducia supplicans se muestra radicalmente contraria a las bendiciones litúrgicas dirigidas a las parejas en situación irregular?
-Sin duda alguna, lo afirma con claridad para impedir que se establezca una analogía entre estas bendiciones pastorales y el rito matrimonial. Se excluyen las bendiciones públicas de parejas irregulares. De hecho, pienso que hubiese sido deseable citar en este punto a San Juan Pablo II en Familiaris Consortio: “El respeto debido al sacramento del matrimonio, a los mismos esposos y sus familiares, así como a la comunidad de los fieles, prohíbe a todo pastor efectuar ceremonias de cualquier tipo para los divorciados que vuelven a casarse. En efecto, tales ceremonias podrían dar la impresión de que se celebran nuevas nupcias sacramentalmente válidas y como consecuencia inducirían a error sobre la indisolubilidad del matrimonio válidamente contraído” (n. 88).
-Por lo que respecta a las uniones homosexuales, Fiducia supplicans las incluye en el mismo concepto que las uniones afectivas irregulares… ¿Le parece correcto?
-Me parece importante recordar lo que dijo el Papa Francisco en Amoris Laetitiae sobre las uniones homosexuales: “No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia” (n. 251).
«Por lo tanto, precisamente porque no existe ni tan siquiera una analogía remota entre una unión homosexual y el matrimonio, no cabe organizar bendiciones litúrgicas públicas para parejas homosexuales como se hacen en Alemania o Bélgica. Estas prácticas están abiertamente en contra de lo que literalmente dice la declaración Fiducia supplicans».
«Sin embargo, la batalla del relato va por otro lado, y es un hecho que los sectores que están en abierto disenso con la moral sexual de la Iglesia católica están aplaudiendo esta declaración, al mismo tiempo que la desobedecen. Un ejemplo concreto es el jesuita James Martin -abierto partidario de cambiar el magisterio de la Iglesia sobre la homosexualidad-, quien al mismo tiempo que se felicita por Fiducia supplicans, muestra en redes sociales cómo piensa seguir bendiciendo de forma pública a las parejas homosexuales».
-Existen posicionamientos antagónicos ante Fiducia supplicans. Algunos lo aplauden como un paso hacia un giro en la moral sexual de la Iglesia. Otros se escandalizan y piensan que el Papa ha roto con la tradición de la Iglesia, cayendo en la herejía…
-Ciertamente, no es así; el texto de Fiducia supplicans no afirma nada que esté en contra de la fe de la Iglesia. Y como siempre se ha hecho para interpretar correctamente los documentos de la Iglesia, lo que pueda ser oscuro o dudoso debe interpretarse a la luz de lo claro, la doctrina moral tradicional sobre el matrimonio que se reafirma en esta declaración.
«Mención aparte merece el juicio sobre la oportunidad de esta declaración. En este sentido, mi opinión es que esta declaración no era necesaria, dado que la nota de 2021 -redactada por el cardenal Ladaria y aprobada por el Papa Francisco hace tan solo dos años y medio– no era contraria en absoluto a los signos de caridad pastoral que los pastores hacemos habitualmente con las parejas que viven en situaciones irregulares».
«Ahora bien, una vez que Fiducia supplicans ha sido publicada, es nuestro deber luchar contra esas dos interpretaciones que usted ha descrito: por una parte, sabemos que la moral de la Iglesia católica es sustancialmente irreformable (incluyendo, por supuesto, la doctrina sobre la homosexualidad). Y, por otra, como ya he indicado, excluyendo la acusación de herejía contra el Papa, que no tiene fundamento objetivo en el texto».
«Otra cosa es que la praxis que vaya a derivarse de esta declaración sea previsiblemente caótica, como ya lo comenzamos a comprobar. Será nuestro deber luchar contra ello. No olvidemos que el Señor no abandona a su Iglesia, sino que la ama hoy como la amaba cuando se dirigió a aquellos galileos para decirles: ‘Ven y sígueme’».

Sunitas y chiitas

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Cuáles son las diferencias que están en el trasfondo de los conflictos en Medio Oriente

Es la gran división del mundo musulmán: sunitas y chiitas.
Pese a que los países de mayoría islámica han dado su apoyo a la causa palestina en el contexto de la actual guerra entre Israel y Hamás, las tensiones políticas y religiosas tradicionales en Medio Oriente siguen vigentes y marcan las posturas de los diversos actores.
Para muchos analistas, las diferencias entre ambas ramas del Islam son un claro recordatorio de lo complejo de las relaciones entre los dos principales rivales en Medio Oriente: Arabia Saudita e Irán.
Ambos países están enfrascados en una feroz lucha por el dominio regional y esta disputa de décadas se ve agravada por la división religiosa.
Cada uno de ellos sigue una rama: Irán es en gran medida musulmán chiita, mientras que Arabia Saudita se ve a sí misma como la principal potencia musulmana sunita.
Su enfrentamiento también se ve reflejado en el conflicto actual que se vive en la Franja de Gaza.
Muchos analistas consideran que uno de los objetivos del grupo armado palestino al atacar por sorpresa el pasado 7 de octubre a Israel era descarrilar las negociaciones para una normalización de las relaciones entre ese país y Arabia Saudita.
¿La razón? Ese entendimiento permitiría una alianza entre tres de los principales adversarios de Teherán: Israel, Arabia Saudita y Estados Unidos (que ha actuado como promotor del acuerdo).
En la división entre sunitas y chiitas, Hamás es un caso atípico porque se trata de un grupo sunita que ha sido durante décadas un aliado de Irán, que le brinda apoyo financiero y militar.
De hecho, desde el inicio de la guerra en curso, los otros actores en Medio Oriente que han realizado ataques armados contra Israel y en apoyo a Hamás son el grupo libanés Hezbolá y los hutíes de Yemen, dos grupos chiitas que también son aliados de Teherán.
Por contraste, el gobierno saudita ha mantenido abierta la puerta a un acuerdo con Israel y uno de los miembros de la casa real saudita, el príncipe Turki al Faisal, ha criticado tanto a Israel como a Hamás por los daños causados a la población civil.
El ayatolá Ali Jamenei, líder de Irán, y Mohamed bin Salman, príncipe heredero y primer ministro de Arabia Saudita.
La división entre sunitas y chiitas se remonta al año 632 y a la muerte del profeta Mahoma, que derivó en una pugna por el derecho a liderar a los musulmanes que, en cierta forma, continua hasta el día de hoy.
Si bien ambas ramas han coexistido por siglos, compartiendo muchas creencias y prácticas, sunitas y chiitas mantienen importantes diferencias en materia de doctrina, rituales, leyes, teologías y organización.
Sus respectivos líderes también acostumbran a competir por influencia.
Y de Siria a Líbano, pasando por Irak y Pakistán, muchos conflictos recientes han enfatizado o incluso agravado esta división, rompiendo comunidades enteras.
Te explicamos en qué consisten estas dos ramas del Islam y sus principales diferencias.

¿Quiénes son los sunitas?

Los sunitas son mayoría entre los musulmanes -se estima que aproximadamente el 90% pertenecen a esta corriente- y se ven a ellos mismos como la rama más tradicional y ortodoxa del Islam.
De hecho, el nombre de suní o sunita proviene de la expresión “Ahl al-Sunna“: la gente de la tradición.
En este caso, la tradición hace referencia a prácticas derivadas de las acciones del profeta Mahoma y sus allegados.
Así, los sunitas veneran a todos los profetas mencionados en el Corán, pero particularmente a Mahoma, quien es considerado el profeta definitivo.
Y los subsecuentes líderes musulmanes son vistos como figuras temporales.
Por lo demás, en contraste con los chiitas, los maestros y líderes religiosos sunitas han sido históricamente controlados por el Estado.
Y la tradición sunita, que tiene su máxima expresión en Arabia Saudita, también propugna un sistema legal islámico claramente codificado, así como la pertenencia a una de cuatro escuelas legales.

¿Quiénes son los chiitas?

Los chiitas empezaron como una facción política: literalmente “Shiat Ali” o el partido de Ali.
El Ali en cuestión era el yerno del profeta Mahoma y los chiitas reclaman su derecho, y el de sus descendientes a liderar a los musulmanes.
Ali murió asesinado como resultado de las intrigas, violencia y guerras civiles que marcaron su califato.
Y a sus hijos, Hassan y Hussein, se les negó lo que ellos consideraban su derecho legítimo de sucederlo.
Se cree que Hassan fue envenenado por Muawiyah, el primer califa -es decir, líder de los musulmanes- de la dinastía Umayyad, mientras que su hermano Hussein murió, junto a varios miembros de su familia, en el campo de batalla.
Estos eventos están detrás del concepto chiita de martirio y de sus rituales de duelo.
De hecho, la fe chiita también se caracteriza por un distintivo elemento mesiánico.
Y los chiitas también cuentan con una jerarquía de clérigos que practican una interpretación abierta y constante de los textos islámicos.
Las minorías chiitas en los países sunitas como Arabia Saudita suelen pertenecer a una clase socioeconómica más baja.
Se estima que los chiitas actualmente suman entre 120 y 170 millones de fieles, aproximadamente una décima parte de todos los musulmanes.
Son la mayoría de la población en Irán, Irak, Bahréin, Azerbaiyán y, según algunas estimaciones, Yemen.
Pero también hay importantes comunidades chiitas en Afganistán, India, Kuwait, Líbano, Pakistán, Qatar, Siria, Turquía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

La división determina alianzas y enemigos en Medio Oriente.

¿Qué rol ha jugado esta división en los conflictos políticos?

En los países gobernados por sunitas, los chiitas por lo general se cuentan entre los más pobres de la sociedad y se ven a sí mismos como víctimas de opresión y discriminación.
Y algunos extremistas sunitas también han llegado a predicar odio hacia los chiitas.
La revolución iraní de 1979, por su parte, lanzó una agenda islamista radical de vertiente chiita que vino a retar a los gobiernos sunitas conservadores, particularmente en el Golfo Pérsico.
Y la política de Teherán de apoyar a partidos y milicias chiitas más allá de sus fronteras fue compensada por los estados del Golfo con más apoyo a gobiernos y movimientos sunitas en el exterior.
Por ejemplo, durante la guerra civil en Líbano, los chiitas adquirieron protagonismo gracias a las actividades militares de Hezbolá.
Y extremistas sunitas, como el Talibán, han hecho lo propio en Pakistán y Afganistán, donde a menudo atacan los lugares de culto de los chiitas.

Enemigo común

Los recientes conflictos en Irak y Siria también adquirieron tintes sectarios.
Muchos jóvenes sunitas se sumaron a los grupos rebeldes para combatir en esos países, reproduciendo la ideología extremista de lo que fuera al-Qaeda, grupo de vertiente sunita.
Sus contrapartes chiitas acostumbran pelear en o junto a las fuerzas gubernamentales, aunque tanto Irán como Arabia Saudita identificaron un enemigo común en el autodenominado Estado Islámico.
Fuente: BBC de Londres.

Ciencia Política 2024

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Cinco ciudades serán sede de APEC Perú en el 2024

Lima, Cusco, Arequipa, Trujillo y Pucallpa, serán sede de las más de 160 reuniones que conforman el Foro Asia-Pacifico.
Así lo dio a conocer la presidenta Dina Boluarte, en compañía del titular del Consejo de Ministros, Alberto Otárola.
Por tercera vez, el Perú volverá a ser anfitrión del Foro de Cooperación Económico Asia-Pacífico (APEC), teniendo a cinco ciudades como sedes y que, por sus características, son propicias para albergar las diversas reuniones del foro, incluyendo la Cumbre de Líderes a realizarse en noviembre del próximo año, así lo anunció la presidenta de la República, Dina Boluarte.
Previo al anuncio realizado en Palacio de Gobierno, destacó el compromiso al más alto nivel por parte de nuestro país para asumir, con responsabilidad y dinamismo, este importante encargo el próximo año.
Asimismo, encargar la presidencia de APEC es una demostración de confianza y reconocimiento al liderazgo del Perú en el desarrollo de la agenda temática de la principal instancia de cooperación económica del Asia-Pacífico, que cuenta con importantes socios económicos como los Estados Unidos, China, el Japón, Corea, Australia, Canadá y Chile.
Durante el ejercicio de su presidencia, el Perú promoverá que las 21 economías que integran APEC trabajen de manera conjunta para identificar las mejores y más innovadoras soluciones a los desafíos comunes para el crecimiento económico, como es la liberalización y la facilitación del comercio, las inversiones y la economía digital; el empoderamiento económico de la mujer, la seguridad alimentaria, entre otros.
De otro lado, la titular del ministerio de Relaciones Exteriores detalló que este gran evento, declarado de interés nacional, significará la llegada al país de las máximas autoridades y líderes de las economías miembros del foro, de los altos ejecutivos de las principales empresas del Asia-Pacífico, así como de miles de delegados y representantes.
“Podemos estimar que APEC Perú 2024 generará también la creación de empleos temporales y tendrá un impacto positivo en las diferentes economías locales y regionales, particularmente en los rubros de hospedaje, alimentación, transporte y en otros servicios vinculados a la organización de los eventos”, remarcó.
Finalmente, hizo un llamado a todas las autoridades, empresarios y sector académico de las regiones y ciudades seleccionadas a sumarse a este esfuerzo nacional para asegurar el éxito de esta presidencia que, además, trae consigo la mejora de infraestructura y reafirma la capacidad del Perú para albergar eventos internacionales de primer nivel.
El anuncio congregó a autoridades del poder ejecutivo y legislativo, regionales y locales de las sedes seleccionadas, jefes de misión y representantes de las economías miembro de APEC acreditadas ante el gobierno del Perú y funcionarios de los sectores público y privado, quienes serán pieza fundamental para la realización de este foro.
Perú anfitrión APEC
Perú fue sede APEC en dos ocasiones: 2008 y 2016.
APEC está conformado por 21 economías: Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, República Popular China, Taipéi, Hong Kong, Indonesia, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Filipinas, Rusia, Singapur, Corea del Sur, Tailandia, Estados Unidos y Vietnam.
La participación de Perú en APEC, desde 1998, ha generado beneficios importantes para el país. En 2021, el intercambio comercial con las economías del foro llegó al récord de 67,500 millones de dólares.
La presidencia APEC Perú 2024, representa la oportunidad de favorecer el desarrollo de una diplomacia social para enfrentar los grandes desafíos económico-sociales del país, a través de la cooperación económica y técnica.
Fuente: www.gob.pe

Sunedu: destituyen a jefa de licencias universitarias que nunca cumplió requisitos para el cargo

La Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) declaró nulo el concurso público que nombró directora de licenciamiento a la señora Linda Lucila Cossío Labrín, al no cumplir con la experiencia y cualificaciones académicas necesarias para ejercer el cargo que –irónicamente– evaluaba la calidad educativa de las instituciones universitarias a nivel nacional.
La decisión del nuevo Consejo Directivo desarticularía el principal brazo operador que habría beneficiado a un grupo de universidades a través de la denegatoria indiscriminada de licenciamientos institucionales.
Tal como denunció EXPRESO hace un año, la Sunedu, creada el 3 de julio de 2014 en el gobierno de Ollanta Humala (Ley Universitaria N°30122), estuvo impidiendo la libre competencia en el mercado de estudios universitarios, a través de barreras burocráticas que evitaban el ingreso de nuevas universidades o la reforma de universidades denegadas.
La Sunedu se atribuyó facultades no concedidas por ley. En apenas 20 meses cerró 46 universidades, 2.3 universidades por mes, dejando en la calle a más de 180 mil estudiantes y una enorme comunidad de egresados de diferentes centros de estudios, dado que su título universitario se encontraba estigmatizado o venido a menos, por ser de una universidad no licenciada.
A ello se sumó la prohibición de admitir nuevos estudiantes en universidades que buscaban una reforma, limitando la libertad de empresa y el libre acceso de nuevas universidades al mercado, beneficiando a un oligopolio de universidades afines al actuar de la Sunedu entonces dirigida por Oswaldo Zegarra.
El pediatra Oswaldo Zegarra Rojas ya es parte del pasado en la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU), el ex jefe que fue nombrado por el exministro de Educación Martín Benavides Abanto en el gobierno del investigado expresidente Martín Vizcarra Cornejo, arrastró durante su gestión un sinnúmero de cuestionamientos como titular de la SUNEDU. Cuestionamientos de los que la prensa sunedista nunca quiso ocuparse.
Durante su gestión, Zegarra Rojas tuvo como Directora de la fundamental Dirección de Licenciamiento a Linda Lucila Cossío Labrín, una funcionaria clave que ha pasado por debajo de la línea del radar pero que las investigaciones irán mostrando las diversas irregularidades que cometió como pieza central en el engranaje que usaba Zegarra en la mal llamada “reforma universitaria”.
El objetivo de la Sunedu era asegurar una oferta educativa de calidad en favor de los estudiantes, a través del licenciamiento y supervisión de este servicio público, tomando medidas para reestructurar, reformar y rectificar el rumbo de la casa de estudios, con la finalidad de no afectar el derecho a la educación de estos miles de estudiantes.
Este objetivo fue vulnerado, entre los años 2018 y 2022, cuando la Sunedu olvidó sus facultades originales y se dedicó a favorecer a un oligopolio de universidades que pertenecían a poderosos grupos económicos, dándoles licenciamiento y sacando del mercado a quienes tuvieran licencia denegada, equiparándolas con cancelaciones de licencia por falta grave.
El candado habría sido impedir a las no licenciadas nuevos procesos de admisión, ahogándolas económicamente mientras intentaban adecuarse a los nuevos estándares de calidad.
Poderosa Dirección de Licenciamiento
Este modus operandi enquistado por años se sostuvo en el rol de la dirección de Licenciamiento, encargada de evaluar el cumplimiento de las Condiciones Básicas de Calidad (CBC) que debía cumplir cualquier universidad en el territorio nacional, siendo evidente que no midió a todas las universidades con la misma vara, otorgando licencias a universidades sin locales y denegando licencias a universidades que buscaban una reforma real de su calidad educativa.
Este 6 de diciembre de 2023 fue destituida quien fuera la poderosa directora de Licenciamiento y operadora en la Sunedu caviar, Linda Lucila Cossío Labrin, quien adquirió un protagonismo especial.
Ella y su equipo serían responsables de evaluar que una universidad cumpliera o no con las CBC, tarea que requiere un nivel de expertise de alto nivel, pues los expedientes de licenciamiento contienen información amplia y compleja que no puede ser revisada y evaluada por cualquier profesional, sino por un equipo multidisciplinario con amplia experiencia en el sector educativo universitario y en las características particulares del rubro.
Irónicamente, la señora Cossío fue la primera en no cumplir con las condiciones de calidad necesarias para ejercer sus funciones, razón por la cual fue destituida del cargo, al declararse nulo el concurso que la nombró directora de Licenciamiento.
Fuente: Diario EXPRESO.