Todos los Santos 2015

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Evangelio según San Mateo 5,1-12a: 
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
“Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”.

“Yo estudié en un colegio de Sodálites”

Por Enrique Lanata– www.lucidez.pe
Y estoy aquí para contarlo. Estudié en el colegio San Pedro, colegio perteneciente al Sodalicio de Vida Cristiana, desde su fundación en 1997 hasta que me gradué en el 2006. Durante esos diez años fui formado bajo una doctrina católica de la cual me enorgullezco y a la cual agradezco gran parte de lo que soy ahora, tanto personal como profesionalmente.
Durante ese tiempo conocí a un sinnúmero de Sodálites, quienes fueron pasando por el colegio sea como profesores, tutores, o simplemente catequistas. Asimismo, a lo largo de esos años, fui parte de un gran número de iniciativas solidarias que me llevaron a conocer las zonas más recónditas del Perú acompañado, una vez más, de Sodálites con quienes pasábamos días de días asistiendo a poblaciones necesitadas a lo largo y ancho de nuestro país.
Como podrán haber visto, desde que tengo uso de razón he conocido, conversado, vivido, reído y también peleado con los Sodálites, y es por eso que hoy, tras estas acusaciones hechas con respecto a personas específicas a la organización, pero por sobre todas las cosas, al Sodalicio en sí, creo tener el total derecho, y deber, de aclarar ciertos puntos:

  1. En los diez años en los que estudie en el colegio y en los años siguientes en los que estuve de una u otra manera también ligado al Sodalicio, jamás fui testigo de algún tipo de provocación o insinuación indecorosa o morbosa por alguno de sus miembros hacia algún alumno del colegio. Y en esta experiencia debo recalcar ocasiones en las que haciendo misiones nos encontrábamos a varios kilómetros de la civilización más cercana.

  2. Si bien hablamos de Sodálites como un plural de hombres que entregaron su vida a Dios, mal hacemos en generalizarlos, pasando por alto la individualidad propia del hombre. Como en toda organización, al Sodalicio han llegado decenas de hombres con pasado diferente, formación diferente, y personalidades diferentes. No puedo hoy decir que a lo largo de mi vida todos me cayeron bien, y bajo esa misma premisa tampoco puedo hoy generalizarlos a todos por los errores de unos pocos.

  3. La formación que recibí en el colegio es la mejor que pude haber recibido, y si tuviera hoy que volver a elegir, la elegiría de nuevo. Gracias a Dios tuve la suerte de haber nacido en una casa en donde nunca me faltó nada, y donde hubiera podido ser muy fácil mantenerme de espaldas a la realidad de un país y de un mundo que no corría la misma suerte que yo. Fue gracias a la formación de mis papás, y también a la formación que recibí en el colegio por muchos Sodálites, que se desarrolló en mí y en todos los alumnos esa inquietud, por no complacerse con la tranquilidad o el bien personal, sino el siempre salir al encuentro del otro, del más necesitado, del que necesitaba de uno. Esa inquietud gracias a Dios la mantengo hasta hoy, y creo  yo que es el sello que marca al exalumno del San Pedro.

  4. Viendo hacia atrás, puedo enumerar una larga lista de errores que se pudieron haber cometido en la gestión del colegio, y todas ellas respondiendo principalmente a su entonces corta historia, ya que yo fui de las primeras promociones de la institución. Sin embargo, que yo sepa ninguno de esos errores perjudicaron o dañaron jamás la integridad de algún niño, ni mucho menos su potencial desarrollo en hombre.

Que esto no se lea como una apología hacia los acusados mencionados que tanto estamos viendo en las noticias. Que ésta(s) persona(s) pasen por juicio eclesiástico e incluso penal si es que así ameritara, como cualquier otro peruano que dañe la integridad física de un tercero. Sin embargo, que el resultado final de estas acusaciones y toda esta ola de críticas no dañen las buenas cosas, y han sido muchas, que el Sodalicio ha logrado a lo largo de estos últimos años. Las decenas de campañas y miles de personas atendidas por su brazo solidario no pueden quedar manchadas por el error de unos pocos.
Asimismo, el colegio San Pedro, mi colegio, y el resto de la red de colegios sodálites, no pueden quedar en la sombra de estas acusaciones que, como ya he repetido a lo largo de esta columna, no han tenido ninguna injerencia en la formación de los cientos de hombres que estamos hoy en el mundo gracias a su formación. Sólo para terminar, y darle una mayor convicción a lo antes mencionado, cuando tenga un hijo quisiera que estudiara en el colegio San Pedro, y quisiera que sea formado bajo la misma doctrina por la que fui formado yo.

Derecho a la defensa

El arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani, afirmó que el fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, Luis Fernando Figari, acusado de abuso sexual de menores, debe dar la cara y afrontar las denuncias en su contra, las cuales calificó de “muy graves“.
Que Figari dé la cara a las denuncias contra él. No podemos disimularlo. Tiene que afrontar esta situación muy delicada y grave. Evidentemente, no podemos condenarlo sin la capacidad de defenderse, pero hay denuncias muy graves y claras. Tiene el derecho a la defensa”, señaló.
Afirmó que el superior actual del Sodalicio, Alessandro Moroni, tiene la obligación de emplazar a Figari y conminarlo a dar la cara no solo moral, sino humanamente.
Cipriani recordó que la Santa Sede ha nombrado un visitador apostólico, que tiene por finalidad investigar para informar sobre las denuncias entabladas contra Figari.
Le diría al superior (Alessandro Moroni) que encare este problema y al visitador apostólico, que investigue. Separe al señor Figari mientras termina esta investigación; no podemos decir expulsión porque no hay certeza. Es muy duro, pero por encima de todo está el bien de la Iglesia y de la institución. Si se instala una comisión ad hoc (como menciona el Sodalicio en un comunicado) no puede ser hecha por quien es juez y parte, debe ser absolutamente independiente, si no no tiene confianza. Y hay que hacerla ya”, apuntó.
En otro momento, Cipriani recordó que el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano siempre tiene la misión de guardar la reserva del caso y eso se hizo respecto de esta denuncia de agresión sexual.
El Tribunal Eclesiástico tiene la fuerza de la confidencialidad. En este caso lo elevaron (a la Santa Sede), porque a quien se está denunciando es a un superior y fundador. La acusación es gravísima, pero no es competencia del tribunal esa materia”, señaló.
Por último, reiteró que para la Iglesia “los abusos sexuales siempre son materia grave, especialmente los casos de niños“.
La Iglesia nunca puede encubrirlos, caería en falta de confianza gravísima. Benedicto XVI y ahora el papa Francisco nos han recordado esta obligación. Todo lo que sea un abuso o maltrato a los niños no solo es pecado, sino delito. Esta realidad y obligación tiene como toda institución a una autoridad competente”, refirió.
Fuente: Diario Expreso.

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