El primer Thanksgiving
Por Guillermo Descalzi- www.elnuevoherald.com
La verdadera primera acción de gracias, el primer thanksgiving en los hoy Estados Unidos, tuvo lugar en 1565 en San Agustín, Florida, 56 años antes de la llegada de los peregrinos del Mayflower en 1621.
Celebramos el “thanksgiving” número 396. Si las cosas hubiesen sido diferentes estaríamos celebrando la acción de gracias número 452, pero la historia la escriben los vencedores y en este caso el mundo anglosajón triunfó sobre el hispano en Norteamérica.
Pedro Menéndez de Avilés llegó a San Agustín con 800 colonos que fundaron la ciudad más antigua continuamente poblada en el país. Fue el 8 de septiembre de 1565. Luego celebraron una misa y cena de acción de gracias con la participación de indígenas de la tribu Seloy.
Menéndez de Avilés después navegó al sur y desembarcó, en 1566, en Miami, que quiere decir agua dulce en el idioma arawac. El río Maya Imi era el río agua dulce, y si viven en Miami viven en Agua Dulce.
El detalle de lo que se comió en esa primera acción de gracias en 1565 no está en la crónica que escribió el celebrante, el padre Francisco López, pero los indígenas comían tortuga de mar, así que en esa primera fiesta en vez de turkey quizás comieron turtle, turtle por turkey. Los españoles casi seguramente usaron el puerco que salaban y secaban para sus viajes a ultramar, cocido con garbanzo y ajo.
El padre López cuenta que los indios imitaron a los colonos en la misa. Se paraban cuando los colonos se paraban, se arrodillaban cuando se arrodillaban. Igual hicieron los ‘anglos’ cuando llegaron a la Florida, copiaron palabras nuestras. Alliagator es ‘al lagarto’. ‘Mangled’, retorcido, viene de mangle, ese árbol ribereño de raíces entreveradas, Hurricane de huracán, barbecue de barbacoa.
Ponce de León había llegado al área previamente, en 1513, en busca de la fuente de la eterna juventud. Había aparentemente perdido su vitalidad sexual y Gonzalo Fernández de Oviedo escribe en su Historia de Indias, de 1535, que el explorador buscaba “l’agua que tornaba mozos a los viejos”. Quizás los varones Seloy tuvieran esa vitalidad entrados en años y de allí lo de “l’agua”.
Ponce creyó no haberla encontrado, pero sí lo hizo, sí la encontró y no lo supo porque cada año nos visitan millones de turistas buscando sol, playa y un mar tibio que renueva a quienes llegan escapando del invierno en sus respectivas latitudes, aunque sea por unos días. Se van rejuvenecidos.
La contienda entre el mundo anglo y el hispano se remonta a 1503 cuando Enrique Octavo se casó con Catalina de Aragón, hija de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Su sobrino, Carlos V de España para evitar la vergüenza cuando Enrique se quiso divorciar invadió el Vaticano y apresó al Papa para que niegue el divorcio. Así empieza la contienda entre el mundo hispano y el anglosajón, por un asunto de faldas.
Quién sabe si Carlos hubiese permitido el divorcio de Enrique, Inglaterra aún fuese católica y la historia fuese otra. La disputa se trasladó al Nuevo Mundo y continuó hasta el siglo XX con Estados Unidos en el papel de Inglaterra empujando el dominio hispano hacia el sur en 56 intervenciones empezando en 1880, cuando apoyamos a la provincia de Buenos Aires en su intento de independizarse de la Argentina, hasta el 2004 en Haití, apoyando el golpe de estado del general Raoul Cedras al presidente Jean Bertrand Aristide.
Ponce de León puso a la Florida en el mapa. Fue española hasta el 10 de julio de 1821, cuando fue transferida por el tratado Adams-Onís a Estados Unidos. Ahora estamos en su re-hispanización.
Si alguna vez se preguntan por qué el español es tan vibrante en la Florida… quizás sea porque tenemos raíces antiguas, de mayor duración que las anglosajonas aquí y si la historia hubiese sido otra… quizás en vez de Happy Thanksgiving este fuera un ¡Feliz día de acción de gracias!