Renuncia a los 80

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El motivo de su renuncia es la edad, ya que al llegar a los 80 años, Barreto también deja de formar parte de la lista de purpurados electores. Fuente: Andina

Papa Francisco acepta renuncia de cardenal Pedro Barreto como arzobispo de Huancayo

En su reemplazo, el sumo pontífice designó al monseñor Luis Alberto Huamán Camayo, auxiliar de la Arquidiócesis de Huancayo desde 2021.

El Papa Francisco aceptó la renuncia presentada por el cardenal Pedro Barreto como arzobispo de Huancayo, al cumplir 80 años.
El motivo detrás de esta renuncia es la edad, ya que al llegar a los 80 años, el religioso jesuita deja también de formar parte de la lista de purpurados electores, quienes formarían parte de un cónclave para elegir a un nuevo pontífice.
Barreto nació en Lima en 1944 dentro de una familia de cinco hermanos y ya en sus años escolares sintió la vocación sacerdotal, que lo llevó a formarse en la Compañía de Jesús.
Estudió filosofía en España y Teología en el Seminario San Antonio Abad de Cuzco, fue ordenado sacerdote en 1971 y nombrado arzobispo de Huancayo en 2004 por el Papa Juan Pablo II.
A su paso por Jaén, Barreto conoció los problemas que aquejan a las comunidades indígenas, como la tala indiscriminada de los bosques, la extracción ilegal de oro en la Cordillera del Cóndor, la pobreza y la contaminación del medioambiente.
En su siguiente misión, al frente del arzobispado de Huancayo, Barreto llamó la atención de las autoridades por los graves niveles de contaminación de la población asentada en La Oroya, que cerró en 2009 por incumplir sus compromisos de protección ambiental.

¿Quién sucederá a Pedro Barreto?

Quien ocupará el cargo de arzobispo de Huancayo será el oblato Luis Alberto Huamán Camayo, obispo auxiliar de la diócesis desde 2021.
Monseñor Huamán nació el 5 de febrero de 1970 en Tarma, Junín. El 10 de enero de 1997 emitió sus primeros votos religiosos en la Congregación de los Oblatos de María Inmaculada y más tarde hizo sus votos perpetuos en Roma. Fue ordenado sacerdote el 6 de octubre de 2001 en su ciudad natal.
Cuenta con estudios de Ingeniería Civil en la PUCP, Filosofía y Licenciatura en Teología Espiritual en la Universidad Católica Boliviana.
Fuente: Radio Programas del Perú.

El populismo arzobispal de Carlos Castillo

Por José Ignacio Beteta- Vigilante.pe
Llevar a las autoridades religiosas, especialmente a las católicas, a la arena política, no es algo inusual, sobretodo cuando plantean sus posturas frente a temas de debate nacional sin ningún temor o reparo. Como autoridades que toman decisiones que afectan a millones de personas, y dado que se dan el gusto de opinar sobre asuntos públicos, están sujetas casi al mismo escrutinio que el de una autoridad estatal (hasta dineros públicos usan).
Con esta licencia y bajo esta lupa vamos a analizar el proceder del arzobispo de Lima, el ciudadano Carlos Castillo, sobre un tema de interés público: el uso del Palacio Arzobispal ubicado en la Plaza de Armas de Lima. El cardenal Juan Luis Cipriani lo convirtió en un museo hace más de 10 años y trasladó sus oficinas y personal administrativos a otra sede de la Iglesia Católica en Perú, cerca de la Basílica Santa Rosa de Lima. Bueno, hace algunas semanas el actual arzobispo Carlos Castillo decidió cerrar el museo y reconvertirlo en una especie de Palacio de Gobierno. Sus palabras exactas fueron las siguientes:
Aquí en el Palacio Arzobispal… Que era el lugar de encuentro de todas las pastorales, y que por si acaso les aviso en adelante va a quitarse otra vez el carácter de museo, que nunca ha sido museo, simplemente una etapa así pequeña de 10 años, pero es el palacio de gobierno de la arquidiócesis, en donde todos los grupos van a venir a trabajar y estudiar y a trabajar juntos para poder dirigir la diócesis. El Palacio de la pastoral de la diócesis, para cumplir nuestra misión, que nos encarga el Señor…
Veamos. Hay varios argumentos en contra de esta decisión, argumentos que esgrimo como contribuyente y también como católico.
1. La Iglesia Católica tiene una serie de políticas para el uso de sus bienes culturales y la entidad eclesial responsable de estas es la Comisión Pontificia para los Bienes Culturales de la Iglesia. Esta comisión, en el año 2001, emitió una carta circular sobre los museos eclesiásticos que contiene una frase (entre muchas otras que podría citar) que pongo en primer lugar por su relevancia:
“El museo eclesiástico necesariamente debe integrarse en el ámbito de las actividades pastorales, con el cometido de reflejar la vida eclesial por medio de un acercamiento global al patrimonio histórico-artístico”.
Esta cita es tremenda porque va absolutamente en contra de esa mirada peyorativa que tiene el arzobispo Castillo sobre el museo del Palacio Arzobispal. Para Castillo el museo choca con la pastoral, no tiene nada que ver con ella, y lo considera una “pequeña etapa”, algo así como un exabrupto, un error. El punto es que para la Iglesia Católica, en su sabiduría de mas de 2000 años, un museo eclesiástico es una herramienta pastoral, apostólica, evangelizadora.
2. Hoy el Centro de Lima se viene convirtiendo en un espacio turístico cada vez más atractivo. Las decenas de casonas y palacetes que tiene se van poniendo en valor y atraen no solo a turistas extranjeros, sino a turistas limeños, nacionales, a estudiantes de colegios, universitarios, que vuelven a contar con un casco histórico limpio y seguro, poco a poco. Convertir el Palacio Arzobispal en un ministerio o “palacio de gobierno” va en contra de esta tendencia pero además en contra de su misma arquitectura, ubicación y potencial como espacio que la misma Iglesia puede aprovechar, como mencionamos en el primer punto, para ser reconocida, revalorizada y comprendida como institución histórica del país.
3. El concepto de “pastoral” que el arzobispo usa es extraño. La actividad pastoral se basa esencialmente en salir al encuentro de los feligreses, de los jóvenes, de los creyentes. Traer a los equipos de pastoral al centro de Lima en una ciudad de 11 millones de habitantes, con un tráfico insoportable y distancias enormes, es de las decisiones menos pastorales que he visto en mi vida, y lo más desconsiderado que se puede hacer frente a agentes pastorales que no tienen dinero, ni auto ni medios de transporte adecuados. ¿Imaginan viniendo a la plaza de armas a los equipos pastorales de Chorrillos, La Molina, Manchay, Cieneguilla? Dios…
4. La Iglesia Católica tiene decenas de locales en cada distrito de Lima. Podría usar cualquiera. ¿Saben cuáles son algunos de estos locales, solo para empezar? Las parroquias. Y en ellas el arzobispo podría trabajar y salir de su aparente status “presidencial” para reunirse con sus equipos de pastoral de forma descentralizada, yendo él al campo y no trayendo a la gente a donde a él le acomoda, a su “palacio de gobierno”. No necesita este espacio.
5. El uso del Palacio Arzobispal ya no depende netamente de él. Habría que pedir la opinión del Ministerio de Cultura al respecto. No soy partidario de la intervención de esta entidad estatal en muchos aspectos, especialmente cuando se mete en asuntos de inversión privada sin entender ni una pizca de la misma. Pero en este caso no hablamos de algo primordialmente lucrativo, hablamos de un espacio que genera valor para niños, jóvenes, familias e incluso para los mismos católicos. Ese Palacio es un recinto histórico, cultural, educativo, no es un ministerio.
6. Se ponen en riesgo decenas de piezas de arte invaluables. Habría que analizar cuidadosamente que está haciendo con todas las obras y piezas artísticas del Palacio. ¿Quién está vigilando su manipulación? ¿Se quedará todo ahí en medio de mucha gente transitando para hacer trámites o reuniones? ¿A dónde se van a llevar las piezas? ¿Quién garantiza que no se maltraten o se roben?
7. Esto de que el Palacio Arzobispal es un palacio de gobierno suena tan jerárquico, centralista, tradicional, rancio, que llama la atención de un arzobispo que supuestamente está comprometido con las causas sociales, las de aquellos que no están en “el centro”, sino en las periferias. Una decisión así no guarda consonancia con su narrativa. ¿Cuál es el verdadero arzobispo? ¿El que se preocupa por el pueblo católico y sale a su encuentro? ¿O el que quiere tener un palacio de gobierno en una de las zonas más hacinadas de Lima Metropolitana? ¿Su narrativa es puro populismo? ¿No habrá detrás de esta decisión alguna especie de revancha, venganza, o toma de postura frente a la gestión anterior tan ideológicamente distinta a la suya?
No lo sabemos y no importa. El punto está en que la decisión del arzobispo es pésima, incoherente, va en contra de cualquier principio católico (universal) y en contra del bien de la ciudad y de la gente. Da mucha pena. Seguro termina haciendo lo que le da la gana, como cualquier autoridad semi absolutista y feudal, pero siempre es bueno evidenciar estos casos para que católicos y contribuyentes sepan qué es lo que hacen sus líderes.
Lima tiene que seguir mejorando, creciendo, convirtiéndose en una ciudad atractiva, segura, cultural, con inversión privada, y la Iglesia Católica tiene muchísimo que aportar en esto por su arquitectura, su historia, sus obras de arte, para su propio bien y el de todos. Obviamente el arzobispo no entiende nada. No se entera de esto.

Papa Francisco nombra Obispo de Chiclayo

Este Miércoles de Ceniza, inicio del tiempo de la Cuaresma, el Santo Padre Francisco nombró como nuevo Obispo de la Diócesis de Chiclayo a Monseñor Edinson Edgardo Farfán Córdova, hasta ahora Obispo Prelado de Chuquibambilla, Apurímac.
Monseñor Edinson Farfán Córdova fue ordenado sacerdote el 26 de julio de 2008, luego de desempeñar diversos encargos en Piura y Bolivia, fue Párroco de Santa Rita de Casia y Vicario Episcopal para la Vida Consagrada en Trujillo y secretario general de la Orden de Agustinos de América Latina.
El 24 de abril de 2018 fue nombrado Administrador Apostólico ad nutum Sanctae Sedis de la Prelatura territorial de Chuquibambilla y el 7 de diciembre del siguiente año fue nombrado Obispo Prelado de dicha jurisdicción.
Fuente: Conferencia Episcopal Peruana.

Monseñor Juan Carlos Asqui Pilco: Administrador Apostólico de la Prelatura de Chuquibamba

Nació el 7 de diciembre de 1972 en Tacna, en la Diócesis de Tacna y Moquegua. Estudió Filosofía en el Seminario Cristo Sacerdote de Colombia y posteriormente obtuvo el Bachillerato en Teología en el ISET– Instituto Superior de Estudios Teológicos Juan XXIII de Lima. Fue ordenado sacerdote el 23 de abril de 2000, incardinándose en la Diócesis de Tacna y Moquegua.
Ha ocupado los siguientes cargos: Asistente de Pastoral en Coruca, Inclán y Poquera en Tacna (2000); Vicario Parroquial de la Parroquia San Jerónimo de Ilo y Concejal del Movimiento Juvenil (2001); Administrador Parroquial de la Parroquia San Jerónimo de Ilo y Asesor Espiritual de grupos eclesiales y carismáticos (2002); Párroco de la Parroquia Santísima Trinidad de Ilo (2003) y del Santuario del Señor de Locumba en Tacna (2004-2006); Tesorero y Miembro del Consejo Económico de la Diócesis de Tacna y Moquegua (2006-2013); Párroco de la Parroquia de San José Misericordioso en Tacna (2007-2013); Tesorero del Seminario Diocesano San José de Tacna (2013); párroco de la parroquia San Antonio de Padua en Moquegua (2014-2019); Miembro del Consejo Presbiteral de Tacna y Moquegua (2014).
Desde 2014 es Vicario Episcopal para la Pastoral y para la implementación del Plan de Renovación y Evangelización de la Diócesis (PRED) y desde 2019 es Rector del Seminario Diocesano San José de Tacna.
Fuente: Conferencia Episcopal Peruana.

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