Por Giacomo Galeazzi- Vatican Insider
El estado holandés dejará de pagar los sueldos de los profesores de religión en las escuelas primarias. El gobierno de Holanda aceptó un plan de recortes que establece la interrupción del financiamiento público a la educación religiosa impartida en los institutos escolares del país. El procedimiento forma parte de una maniobra financiera que permitirá el ahorro de 200 millones de euros para el erario público. Los recortes del 10% de los subsidios también afectarán prestigiosos institutos académicos. Además, será cancelada la cuota pública destinada a los entes científicos como el célebre Instituto Montesquieu, que se ocupa de investigación sobre la historia parlamentaria europea.
Sin embargo, hasta hace 50 años, el catolicismo holandés parecía tener fuertes raíces y una considerable presencia misionera. En 2009, el periódico italiano “Avvenire” publicó una sorprendente investigación relacionada con la Iglesia holandesa. El cardenal Adrianus Johannes Simonis, arzobispo de Utrecht y primado de Holanda de 1983 a 2007 (además de gran amigo del Papa Wojtyla) denunció que vivía en un país en el que el 41% de la población declaraba no tener ningún credo religioso y en el que el 58% ya no sabía qué era la Navidad. Una Iglesia en la que, escribía “Avvenire”: «hay dominicos y jesuitas que teorizan y ponen en práctica Misas sin sacerdocio ni sacramento cristiano, en las que son los presentes los que consagran colectivamente». Es decir, el recorte holandés del financiamiento público a los profesores de religión es el último reflejo de una sociedad desacralizada.
Sociedad sin lo sagrado
En Europa, la enseñanza de la religión está muy difundida, pero no se trata de religión católica o de una determinada religión en todas partes: este caso se verifica solo en seis países, para la religión católica; en dos para la religión ortodoxa (Chipre y Grecia); y en uno para la religión islámica (Turquía). En doce países la enseñanza es más bien multirreligiosa, tanto en el sentido de que prevé muchas confesiones, como en el sentido de que prevé disciplinas interconfesionales (en Suecia, Reino Unido y en algunos cantones suizos). En dos países europeos (Bélgica y en las escuelas secundarias croatas) la enseñanza de la religión es una materia opcional, que puede ser sustituida con clases de ética o de moral.
Los títulos exigidos para enseñar religión son: en once países, la licenciatura o diplomas en teología o ciencias religiosas; en 15 países es suficiente un certificado eclesiástico. En Bulgaria y en la región francesa de Alsacia-Lorena, la enseñanza de la religión es impartida exclusivamente por personal religioso (diáconos, pastores, catequistas).
Solo en tres países no se enseña en las escuelas: Francia (excepto la región de Alsacia-Lorena), Hungría (en donde la religión es una materia extra-escolástica) y Eslovenia. Hay también algunos países en los que la religión se enseña solo en algunas regiones o escuelas (como en Suecia), cantones (Suiza) o grados escolares (como las secundarias búlgaras). En 17 países europeos se habla del control estatal sobre la enseñanza de la religión. En Italia y en España el nombramiento es responsabilidad de los obispos. En Grecia los profesores de religión también son empleados públicos.
Holanda suprime enseñanza de religión
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