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El cardenal arzobispo de Chile habla con el Vatican Insider sobre la perspectiva de las reformas que tiene en mente el Papa para la Santa Sede y la Iglesia
Por Andrés Beltramo Álvarez
La reforma que tiene en mente Francisco para las estructuras del Vaticano “no es un simple gesto de tocar un botón y prender la luz”. La misma “obedece a una voluntad evangélica” y “no a una postura artificial” del Papa. Eso advirtió Ricardo Ezzati Andrello. El flamante cardenal chileno habló por experiencia propia: lleva un año empeñado en cambiar organismos caducos en su arquidiócesis, Santiago. Una tarea que no le ha resultado para nada sencilla.
“Yo no he visto nunca, incluso cuando conviví con él 20 días en Aparecida (para la asamblea de obispos de América Latina en 2007), ninguna postura externa que fuese construida en él. Es algo que le nace del corazón”, agregó en entrevista con el Vatican Insider.
Creado cardenal por Jorge Mario Bergoglio en Roma el 22 de febrero pasado, el clérigo salesiano aseguró estar consciente del camino de “conversión personal, pastoral y estructural” indicado por el pontífice para toda la Iglesia.
“Están muy equivocados quienes piensan que esto es una postura externa, política, del momento. La conversión interior requiere conversión pastoral y estructural. En el último año en la arquidiócesis de Santiago emprendí una reforma estructural necesaria, y le digo que no es nada fácil. Si en una diócesis esto es complicado, cuánto más complicado será a nivel de la Curia Romana y del gobierno de la Iglesia universal”, añadió.
Reveló no haberse sorprendido por la elección del Papa de llamarse Francisco porque Bergoglio siempre expresó un “sentido de minoridad”, incluso cuando conducía reuniones de trabajo. En Aparecida, donde Ezzati trabajó con el entonces arzobispo de Buenos Aires en la comisión de redacción del documento final de la asamblea episcopal latinoamericana, pudo constatar el “sentido de comunión, de diálogo y de participación” del actual pontífice, un “deseo del regreso a la sencillez del evangelio”.
Reconoció que si el obispo de Roma advierte constantemente contra las divisiones y las luchas de poder en la Iglesia es porque se da cuenta de la “situación de pecado” que ella padece, pero constató que no se queda únicamente en el reclamo ante el mal, sino que indica siempre la meta y el camino “a la santidad”.
“El fundamento de la conversión no es sólo el darse cuenta del pecado, sino que consiste justamente en tomar el camino nuevo, que nos acerque a Jesucristo y hacer presente lo que él ha querido para su Iglesia. Esta insistencia del Papa Francisco a mi me parece que obedece también a un camino. No es sólo una denuncia, es un llamado a la conversión primero personal y después la conversión pastoral. Luego, como medio para esto, reformar las estructuras que ya no nos sirven. Para evangelizar este tiempo histórico son necesarias nuevas estructuras”, explicó.
“Estamos llamados a asumir una actitud de cercanía, de perdón, incluso con aquellos que hablan mal, injustamente de la Iglesia y de nosotros. Entrar en la Iglesia de Roma no es entrar en una corte. Jesucristo vivió como el gran siervo, eso debe traslucirse en las estructuras exteriores”, apuntó.
Sobre el debate abierto por el Papa en materia de pastoral familiar y la posibilidad de los divorciados vueltos a casar de recibir la comunión, Ezzati recordó que la “gran tarea” de la Iglesia es la “fidelidad a lo que Jesucristo dijo sobre la familia”. Pero consideró que esta fidelidad se debe a Dios y también a las situaciones de los hombres actuales.
“La Iglesia está llamada a profundizar qué significa esta fidelidad a la enseñanza de Jesucristo y, al mismo tiempo, está llamada a buscar cómo esa buena noticia puede llegar al corazón de las personas, a partir de su realidad concreta”, estableció.
Aclaro que la evangelización “no es un proceso matemático” sino que implica comprensión, adhesión e incluso incomprensión porque la fe no es dinámica, a veces inquietante. Por eso el anuncio del mensaje cristiano en las fronteras implica audacia para comprender al hombre y la cultura de hoy.
La reforma que tiene en mente Francisco para las estructuras del Vaticano “no es un simple gesto de tocar un botón y prender la luz”. La misma “obedece a una voluntad evangélica” y “no a una postura artificial” del Papa. Eso advirtió Ricardo Ezzati Andrello. El flamante cardenal chileno habló por experiencia propia: lleva un año empeñado en cambiar organismos caducos en su arquidiócesis, Santiago. Una tarea que no le ha resultado para nada sencilla.
“Yo no he visto nunca, incluso cuando conviví con él 20 días en Aparecida (para la asamblea de obispos de América Latina en 2007), ninguna postura externa que fuese construida en él. Es algo que le nace del corazón”, agregó en entrevista con el Vatican Insider.
Creado cardenal por Jorge Mario Bergoglio en Roma el 22 de febrero pasado, el clérigo salesiano aseguró estar consciente del camino de “conversión personal, pastoral y estructural” indicado por el pontífice para toda la Iglesia.
“Están muy equivocados quienes piensan que esto es una postura externa, política, del momento. La conversión interior requiere conversión pastoral y estructural. En el último año en la arquidiócesis de Santiago emprendí una reforma estructural necesaria, y le digo que no es nada fácil. Si en una diócesis esto es complicado, cuánto más complicado será a nivel de la Curia Romana y del gobierno de la Iglesia universal”, añadió.
Reveló no haberse sorprendido por la elección del Papa de llamarse Francisco porque Bergoglio siempre expresó un “sentido de minoridad”, incluso cuando conducía reuniones de trabajo. En Aparecida, donde Ezzati trabajó con el entonces arzobispo de Buenos Aires en la comisión de redacción del documento final de la asamblea episcopal latinoamericana, pudo constatar el “sentido de comunión, de diálogo y de participación” del actual pontífice, un “deseo del regreso a la sencillez del evangelio”.
Reconoció que si el obispo de Roma advierte constantemente contra las divisiones y las luchas de poder en la Iglesia es porque se da cuenta de la “situación de pecado” que ella padece, pero constató que no se queda únicamente en el reclamo ante el mal, sino que indica siempre la meta y el camino “a la santidad”.
“El fundamento de la conversión no es sólo el darse cuenta del pecado, sino que consiste justamente en tomar el camino nuevo, que nos acerque a Jesucristo y hacer presente lo que él ha querido para su Iglesia. Esta insistencia del Papa Francisco a mi me parece que obedece también a un camino. No es sólo una denuncia, es un llamado a la conversión primero personal y después la conversión pastoral. Luego, como medio para esto, reformar las estructuras que ya no nos sirven. Para evangelizar este tiempo histórico son necesarias nuevas estructuras”, explicó.
“Estamos llamados a asumir una actitud de cercanía, de perdón, incluso con aquellos que hablan mal, injustamente de la Iglesia y de nosotros. Entrar en la Iglesia de Roma no es entrar en una corte. Jesucristo vivió como el gran siervo, eso debe traslucirse en las estructuras exteriores”, apuntó.
Sobre el debate abierto por el Papa en materia de pastoral familiar y la posibilidad de los divorciados vueltos a casar de recibir la comunión, Ezzati recordó que la “gran tarea” de la Iglesia es la “fidelidad a lo que Jesucristo dijo sobre la familia”. Pero consideró que esta fidelidad se debe a Dios y también a las situaciones de los hombres actuales.
“La Iglesia está llamada a profundizar qué significa esta fidelidad a la enseñanza de Jesucristo y, al mismo tiempo, está llamada a buscar cómo esa buena noticia puede llegar al corazón de las personas, a partir de su realidad concreta”, estableció.
Aclaro que la evangelización “no es un proceso matemático” sino que implica comprensión, adhesión e incluso incomprensión porque la fe no es dinámica, a veces inquietante. Por eso el anuncio del mensaje cristiano en las fronteras implica audacia para comprender al hombre y la cultura de hoy.