Gustavo Petro Urrego nació político. Su cuna fue Ciénaga de Oro en Córdoba, pero fue traído al frío sabanero de Zipaquirá muy niño, en donde conoció la magia de ‘Cien Años de Soledad’ del Nobel Gabriel García Márquez que lo llevó unirse a movimientos sindicalistas. La semilla comenzó a brotar.
Con la obra de García Márquez, Petro supo de la Masacre de las Bananeras y se despertó ese sentido social que tuvo su primera manifestación cuando terminó vinculado, a los 17 años, como militante del M-19, ese movimiento guerrillero que nació por el denunciado fraude del 19 de abril de 1970, cuando ganó la Presidencia el conservador Misael Pastrana Borrero.
Esa militancia y su pertenencia a la Anapo, le sirvió a Petro para que fuera personero en 1981 y posteriormente Concejal de Zipaquirá entre 1984-86.
Esta militancia le costó que fuera condenado por un tribunal militar que lo mantuvo en prisión durante dos años. A su salida, volvió al M-19 y, al lado de Carlos Pizarro, comenzó el diseño de lo que sería el proceso de paz con el presidente Belisario Betancur, que finalmente fue consolidado y que abrió el camino para la Asamblea Nacional Constituyente.
Ya desmovilizado, Petro al lado de los militantes de la otrora guerrilla fundaron la Alianza Democrática M-19 que logró respaldo popular para hacer parte de la Constituyente.
En 1991 y bajo las banderas de ese movimiento llega por primera vez a la Cámara de Representantes por Cundinarmarca en 1991 y busca su reelección en 1994, pero la votación le fue esquiva. Se quemó.
En su camino de la política, Petro le propone a Antanas Mockus que sea candidato a la Alcaldía de Bogotá, propuesta que resultó victoriosa, derrotando a Enrique Peñalosa. Sin embargo, su vida se vio amenazada y tuvo que salir del país y fue nombrado en la Embajada de Colombia en Bélgica como agregado diplomático para los Derechos Humanos entre 1994 y 1996.
Ya transcurría el año 1998 e hizo fórmula a la Cámara de Representantes con Antonio Navarro por el movimiento Vía Alterna. Logran la curul y Petro queda como segundo renglón.
En 2002 se lanza nuevamente en solitario a la Cámara por Bogotá y logra la más alta votación. Desde este momento se convierte en uno de los congresistas más agudos, ya que sus debates de control político y las denuncias de corrupción tienen resonancia nacional que le determina ser elegido como el mejor congresista. Dentro de sus mayores denuncias estuvo la de la filtración de los grupos paramilitares en la política y algunas entidades del Estado.
Ya en el 2006 y bajo el manto del Polo Democrático Alternativo, fue elegido como Senador de la República y fue desde esta curul cuando denunció el escándalo de la parapolítica y posteriormente también destapó lo que se denominó la farcpolítica. Ya era la agonía del 2007.
Durante su paso por el Congreso, Petro fue uno de los mayores opositores al gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez, a quien le realizó debates de control político por procesos como la desmovilización de los paramilitares, la influencia de estos grupos en la política y la contratación de las regiones.
Sus diferencias con el Polo
A pesar de ser miembro del Polo, Petro siempre mantuvo diferencias con las directivas de ese partido, tanto que en su momento denunció falta de contundencia del entonces presidente Carlos Gaviria frente a las Farc, hecho que fue rechazado por el exmagistrado de la Corte Constitucional.
En 2008 toma la decisión de ser candidato presidencial y organizó una disidencia con Luis Eduardo Garzón y María Emma Mejía.
Sin embargo ‘Lucho’ se fue del Polo y Petro siguió su camino, y en 2009 derrotó en la consulta a Carlos Gaviria. Hizo fórmula con Clara López y obtuvo, en las elecciones del 30 de mayo, 1.331.267 votos. El triunfador fue, en segunda vuelta, Juan Manuel Santos.
Con esa votación, Petro reclamó la Presidencia del Polo, la cual le fue negada. Eso, la lado de la ausencia de medidas severas en contra del alcalde Samuel Moreno y los que hicieron parte del denominado ‘carrusel de la contratación de Bogotá’, determinó que renunciara a esta colectividad y terminó por crear su propio partido: el Movimiento Progresista.
Bajo esta figura política, Petro se lanzó como candidato a la Alcaldía de Bogotá, y en las elecciones de octubre de 2011 alcanzó el triunfo, con la escarapela de los progresistas.
No obstante, su política de Bogotá Humana tuvo serias críticas, pero la que lo llevó a la sanción que le confirmó ayer la Procuraduría General fue su decisión de intervenir el modelo del manejo, recolección y disposición de basuras en el Distrito Capital, el cual se venía aplicando desde el mandato de Andrés Pastrana en Bogotá.
Una trayectoria reconocida
Quienes han seguido de cerca la trayectoria de Gustavo Petro le reconocen su capacidad como hombre político, incluso hay quienes advierten que es un monstruo en esta materia.
Una de las que advierte en Petro un político integral es la directora Ejecutiva de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios, quien no duda en decir que “es un excelente político”.
“Petro es de los buenos políticos y congresista, como él muy pocos. Es un excelente orador y un movilizador de masas”, dijo Barrios.
La representante de la MOE recordó que “en la plaza pública se crece como ninguno y es la clara muestra que el orador nace no se hace. Es un monstruo político”.
Sin embargo, un analista, que pidió reserva, reconoció las virtudes de Petro como político, pero advirtió que una cosa muy diferente es el ejercicio de la política y otra la de administrador, la de gerente de una ciudad como Bogotá.
“Como político maneja el discurso y eso lo demostró en el Congreso, pero como gerente y administrador el escenario fue muy distinto y lleno de vacíos”, anotó el analista.
Otro que reconoció las virtudes de Petro como político fue su colega en el Senado, Efraín Cepeda, quien dijo que “es un hombre de gran proyección, no en vano llegó a la Alcaldía de Bogotá”.
Cepeda, quien es expresidente del Directorio Nacional Conservador, recordó que Petro “enfrenta una inhabilidad de 15 años, que es grave, pero es un fallo que tiene que acatar”.
Aseguró que “si bien es un término muy largo, no es una muerte política, es un gran bache. Pero podrá apoyar otras personas hasta que pueda volver a hacer política”.
Finalmente, Barrios dijo: “Es una sanción gravísima, es enterrarte como persona, como proyecto profesional y de la vida misma”.
Fuente: Diario El País.
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