De Torre Tagle al Teatrín
Víctor Andrés García Belaunde responde a CARETAS en su despacho parlamentario. Son vísperas de Navidad pero su gesto grave sugiere una resaca de Año Nuevo.
“No quiero entrar a debatir con el Presidente”, zanja.
Apenas horas atrás dio a conocer su renuncia a la presidencia de la comisión que investiga la irregular vigilancia policial ofrecida a la vivienda de Óscar López Meneses.
En los días previos, “Vitocho” se defendió para establecer el origen de su cita con el presidente Ollanta Humala, que terminó con su temprana salida de la comisión.
A estas alturas, como lo reconoce en su carta de renuncia, admite que acudir a Palacio de Gobierno el miércoles 18 fue un “error político”.
En RPP explicó que se encontró la noche anterior con Humala en la ceremonia de clausura del año diplomático, al término de la cual el Presidente rompió el protocolo al decidir caminar de vuelta a Palacio.
“Surgió en la conversación el tema que nos convoca en la comisión y él se mostró interesado en conocer lo que estaba pasando”, reveló el populista. “A raíz de esa conversación es que surgió luego, al día siguiente, una llamada telefónica convocándome a Palacio. Creo que hubo un mutuo interés de buscar un apoyo o un compromiso del gobierno para colaborar con las investigaciones”.
En cambio, el ministro de Justicia Daniel Figallo, que fue el tercero presente en el encuentro, dice que el populista hizo la llamada. “Se agenda la solicitud y se recibe al congresista como a otros”, declaró. “No hay ningún asunto a puerta cerrada”.
Queda claro que, según la información recabada por CARETAS, García Belaunde llegó a Palacio a las 5 y 30 de la tarde, donde fue conducido al teatrín de Palacio, una pequeña sala de cine que queda en la parte posterior de la residencia y en la que caben alrededor de 30 espectadores.
Allí conversó con Humala y Figallo por espacio de media hora.
¿De qué hablaron?
FICHAS Y CONSPIRACIONES
Las inesperadas raíces que ha echado este extraño caso desatan toda una serie de especulaciones.
Fue el pepecista Luis Galarreta quien hizo pública la reunión. El aprista Jorge del Castillo lanzó una hipótesis conspirativa.
“¿Cómo puede saber Galarreta un dato de Palacio?”, se preguntó. “El tema es que, en una reunión tan cerrada del Presidente, el gobierno no ha tenido la prudencia de sostenerla en confidencialidad. Evidentemente ha sido filtrado. ¿Con qué propósito? Ya vemos los resultados”.
JDC considera que García Belaunde pudo ser utilizado, sin saberlo, para que el Ejecutivo torpedeara la comisión. Pero también es cierto que Galarreta, que sin pertenecer a la comisión investigadora participó de todas sus sesiones como observador, es ahora la carta aprista para relevar a “Vitocho”.
Cecilia Tait –que ahora es aliada de la bancada populista como parte de Fuerza Popular– ya respondió que el PPC optó por no conformar el grupo para darle su cupo precisamente al APRA y que el cargo le sigue correspondiendo a AP-FP. Los nombres que suenan por ahí para el relevo programado el 7 de enero son los de los exoficialistas Verónika Mendoza y Manuel Dammert.
En ejemplo de irónico villancico, el fujimorista Juan José Díaz Dios, que es el vicepresidente, ahora encabeza provisionalmente la comisión que va a investigar los contactos de alguien señalado como montesinista.
CLIMA CARGADO
La negativa de García Belaunde a “debatir” con el Presidente y detallar los contenidos de la conversación puede relacionarse con su preocupación sobre el giro que ha tomado el caso.
Días antes del episodio, el veterano congresista había comentado que la investigación estaría centrada en los personajes directamente relacionados con la vigilancia y se cuidaría de no “mancillar a las instituciones tutelares”.
En un pasaje grabado en el chip belaundista, recordaba la comisión que investigó el contrabando de las Fuerzas Armadas en 1968, que llamó a declarar al propio general Juan Velasco y que, a su juicio, fue uno de los factores que precipitaron el golpe de Estado.
Puntillosa memoria que de todos modos recuerda que el caso de OLM ha enrarecido el ambiente con –y entre– los uniformados.
Se sabe que el ministro del Interior Walter Albán se decidió a asumir su poco apetecido cargo, advertido de la creciente tensión entre la alta oficialidad policial, que dice considerarse maltratada con la hipótesis palaciega de una vigilancia que hasta ahora nadie entiende muy bien pero que se explicaría simplemente en otro caso de corrupción en la PNP.
DONDE LA ABUELITA
López Meneses, mientras tanto, parece envalentonado.
El 18 de noviembre pasado, Humala había declarado que “vuelvo a reiterar, ninguna relación tengo, ni conozco a ese señor (OLM), es absurda la teoría de que me conoce a través de un primo o de mi promoción hace 30 años, es un absurdo, no lo conozco a ese señor, no hemos recibido (en el 2006) ningún tipo de asesoría de un preso y prontuariado. La campaña la hice yo”.
En entrevista publicada el miércoles 18, López le dijo a Perú.21 que conoció al actual Presidente “desde que él era cadete de la Escuela Militar de Chorrillos… Mi tío, Oswaldo Zapata, primo hermano de mi papá, y con quien yo me trato como hermano, pues crecimos juntos, me lo presentó. Oswaldo pertenece a la promoción de Ollanta y, por eso, no solo conozco a Humala sino a varios de esa promoción. Lo he visto varias veces con mi primo: en casa de mi abuelita, en reuniones de amigos, y claro que me conocía. Luego nos volvimos a encontrar en Bagua, donde Ollanta trabajaba junto con mi tío… Por eso, me parece extraño que, de la noche a la mañana, salga y diga que no me conoce”.
¿Cinismo o advertencia?
López reivindicó su “papel” en la campaña humalista del 2006, que en su momento fue denunciado en CARETAS por el empresario Augusto Vega Rioja, quien dijo haber sido derivado por el mayor (r) Ítalo Ponce, promocionario de Humala, al penal de San Jorge para tratar con OLM su inclusión en la lista parlamentaria.
EL INFORME DE HUANCAYO
Una versión cercana a López Meneses describe que este se jactaba de sus buenos oficios en el destaque del comandante Humala a Arequipa, en 1999.
Por entonces, López, a quien el Presidente describió como un “traficante de influencias”, cursaba recién sus famosos estudios en el CAEN (CARETAS 2314).
La historia tiene que ver con el escándalo de la “mutilación” del legajo militar del entonces candidato.
En marzo del 2006, en plena campaña electoral, el entonces ministro de Defensa Marciano Rengifo anunció la pérdida de cuatro informes pertenecientes a ese documento, que fue sustraído en la Sección de Administración de la Carrera Oficial (SACO) donde por entonces trabajaba el mayor Ponce (CARETAS 1920).
Eran los llamados Informes de Eficiencia del Oficial (IEO), emitidos anualmente por los jefes inmediatos de cada uniformado.
El legajo debía constar de unos 21 IEO, uno por cada año de servicio, pero se hicieron humo los correspondientes a 1992, cuando Humala sirvió en la Base Contrasubversiva Madre Mía en Tingo María; 1999, cuando estuvo en la 31a División de Infantería de Huancayo; 2002, de la Secretaría de Defensa Nacional; y 2003, correspondiente a su período como agregado militar en París.
Sobre Madre Mía se profundizó ampliamente. Puede especularse que el informe francés sea poco halagüeño, pues en ese período fue que se negó a rendir los exámenes de ascenso para coronel.
¿Qué pasó en Huancayo?
En 1999, Humala se encontraba en calidad de “auxiliar” del comandante EP Rafael La Rosa Guevara, oficial G-2 de inteligencia de la 31a División de Infantería de Huancayo.
Según fuentes con conocimiento de los hechos, se presentó un problema hasta hoy desconocido: la pérdida de dinero de las mochilas de los apresados senderistas Óscar Ramírez Durand, ‘Feliciano’ y la subversiva ‘Bertha’.
‘Feliciano’ fue capturado el 14 de julio de 1999 y sus pertenencias quedaron bajo custodia de la Sección de Inteligencia de la 31a División de Infantería de Huancayo, donde servía Humala.
Cuando se reportó el robo del dinero, la Inspectoría de División de Infantería de Huancayo envió sus conclusiones a la Inspectoría General en Lima para que se adopten las sanciones de rigor.
Y ocurrió lo inesperado.
Luego de un paréntesis de un par de semanas en Lima, Humala fue trasladado a Arequipa a pedido del propio jefe de la Tercera Región Militar, el general montesinista Abraham Cano Angulo, los primeros días de agosto.
Una investigación del periodista Edmundo Cruz del diario La República reveló que, en Arequipa, Humala formó parte del Estado Mayor y su informe lo suscribió Cano Angulo. El calificativo fue “sobresaliente”. Poco después se produjo el levantamiento de Locumba y el inicio de la carrera política de Humala.
Actualmente, La Rosa Guevara, su jefe en Huancayo, ostenta el grado de coronel y es jefe del Estado Mayor Operativo de la 18a División Blindada con sede en el Rímac.
EL CELULAR
Viejos esqueletos aparte, habría que ser montesinista para acusar a este gobierno de pertenecer a la órbita del Doc. El concurso de personajes como Albán –y otros– lo deja en claro.
Además, las historias periféricas no responden la pregunta de fondo sobre los móviles de la vigilancia policial. López dice que él no tuvo nada que ver. Pero la pista de un celular lo sigue complicando.
Del número 954717650, perteneciente al taxista Francisco Lara Rojas, se hicieron las llamadas para solicitar el ilegal resguardo.
Lara fue interrogado por la fiscal Norah Córdova, el miércoles 17 pasado, y sostuvo que adquirió el celular para un amigo. Dijo que el tal “Lucio” –lo identificó sin apellido– quiso el teléfono para regalárselo a su amante a fines del 2011. Lara declaró que recibió S/800 por el favor.
Lo extraordinario es que, entre mayo del 2012 y agosto de este año, la supuesta amante de “Lucio” hizo la mayor cantidad de llamadas desde la sede del Ministerio de Defensa, en la avenida la Peruanidad.
Así lo revela un informe de la Policía basado en información obtenida del rastreo de la “red de celdas” del teléfono del taxista. El seguimiento de las “celdas” de radio de un celular permite descubrir desde dónde se hicieron todas las llamadas con un rango de error de 100 metros, aproximadamente.
La División de Secuestros (Divise) suele utilizar este mecanismo cuando se trata de descubrir el paradero de una víctima de secuestro.
Una hipótesis de la fiscal Córdova es que el celular a nombre del taxista Lara estuvo en poder del coronel Oswaldo Zapata, el mismo tío de López Meneses.
Coincidentemente, Zapata fue designado inspector del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas desde mayo del 2012 hasta hace dos semanas, cuando fue separado por el escándalo.
La misma fiscal ha recibido información sobre la casa del exoperador de Montesinos en el No 209 de la calle Batallón Libres de Trujillo, en Surco.
Según esta versión, a la casa de López Meneses acudían vendedores de armamento para cerrar tratos.
Hasta ahora, por cierto, es un misterio de qué vive López Meneses que no tiene negocios a su nombre (“Soy gerente de una empresa, y me voy a reservar su nombre para no perjudicarla”, declaró a Perú.21).
LOS INTERROGATORIOS
Mientras tanto, la fiscal sigue cruzando declaraciones para aproximarse a las respuestas.
El exdirector de la Policía, general Raúl Salazar; el exjefe de la Policía Fiscal, general Roberto Gómez Cahuas; y el exjefe de la Región Policial Lima, general Luis Praeli, insisten en que fue el presidente del Comando Conjunto de las FF.AA., almirante José Cueto, el que les solicitó la custodia para dicha propiedad.
Praeli declaró además que, en agosto de este año, incrementó la seguridad en la zona no a pedido de Cueto o de López Meneses, sino porque se produjo un “incidente”, cuando un grupo de enfermeras intentó protestar frente a la casa de Humala, ubicada a ocho cuadras de la casa de López Meneses.
Los interrogatorios se suspenderán hasta el 6 de enero, día de Bajada de Reyes, cuando el almirante Cueto acuda a declarar ante la fiscal Córdova.
Fuente: Revista CARETAS.