Denuncia constitucional a Vizcarra

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Dos congresistas de la bancada Nueva Constitución, del Congreso de la República, plantearon formalmente una denuncia constitucional contra el expresidente Martín Vizcarra, actual candidato al Parlamento por Somos Perú, tras haber admitido que fue parte de los ensayos que realizó el laboratorio Sinopharm en el Perú en la fase 3 de su vacuna contra el coronavirus (COVID-19).
La acusación firmada por los congresistas Orlando Arapa y Rubén Ramos, ambos de Nueva Constitución, solicitan que se incluyan como medios probatorios, además de un reportaje televisivo y las declaraciones del propio Vizcarra Cornejo de este 11 de febrero, que se consideren las declaraciones adicionales del expresidente, de la ministra de Salud Pilar Mazzetti y el expresidente del Consejo de Ministros, Walter Martos, las cuales deberán ser solicitadas posteriormente.Los congresistas indican que es cuestionable que el expresidente Martín Vizcarra “haya sido beneficiario de la vacuna contra el COVID-19 de Sinopharm cuando el Perú ha sido uno de los países más afectados con muertes por el COVID-19″.
También destacan que el expresidente nunca informó sobre el hecho, a pesar de ser algo relevante, además de indicar que hay un “sospechoso acto doloso” por la política de acercamiento que tuvo el Ejecutivo con el gobierno de China, donde está ubicado el laboratorio Sinopharm.
“Estos hechos generan fundadas sospechas que la vacuna contra el COVID-19 aplicada al expresidente Martín Vizcarra Cornejo sería producto de haberse valido de su cargo como presidente de la República, lo que, precisamente, le permite tener tranquilidad y hacer campaña sin cumplir las medidas de distanciamiento social, conforme lo informan los medios de comunicación”, señalan los legisladores.
Fuente: Diario Gestión.

Privilegio inadmisible

Una auténtica vergüenza, como Perú21 tituló ayer, la vacunación de Martín Vizcarra y su esposa, cuando el primero se desempeñaba como Jefe de Estado. Mientras la mayoría de los peruanos se debatía, con las precarias armas a su alcance, contra la mortal pandemia, y las negociaciones por la compra de vacunas iban a paso de tortuga, el entonces mandatario decidió ponerse, a él y a su señora, a buen recaudo pidiendo que les aplicaran –así, calladito nomás, como suele decirse– la fórmula de Sinopharm.
La deleznable argucia de que se presentó como cualquier otro voluntario para las pruebas que se realizaban en el país, no es más que una descomunal exhibición de cinismo: ha quedado claro que si el equipo de Germán Málaga, jefe del programa de ensayos clínicos del laboratorio chino, acudió a Palacio de Gobierno en octubre a aplicarle las dos dosis a Vizcarra y a su esposa, fue por orden expresa del presidente, quien abusó del peso de su investidura para recibir el pinchazo y así salvar el pellejo cuanto antes.
Total, quién mejor que él para saber que las negociaciones para adquirir las dosis masivas de inoculaciones que el Perú necesitaba, y sigue necesitando, iban a tardar mayor tiempo que el esperado.
Como distinguidos jurisconsultos apuntan, lo del vacado presidente podría constituir incluso un acto de corrupción grave, ya que el hecho de haber recibido estas dosis de manera subrepticia puede verse como la aceptación de una prebenda o dádiva, debido a su condición privilegiada a la hora de tomar las decisiones de compra masiva a los laboratorios.
La propia ministra de Salud, Pilar Mazzetti, marcando distancia con Vizcarra –quien al parecer no le informó de su decisión de vacunarse secretamente– lo hundió un poco más todavía al declarar ante el Congreso que “alguien que trabaja en un nivel de decisión como el presidente de la República (debió) abstenerse del ensayo clínico. Eso es claro a nivel internacional”.
La Fiscalía deberá tomar cartas en el asunto, ciertamente, pero los peruanos ya estamos al tanto de una nueva mentira de quien, además, se da el lujo de presentarse a las próximas elecciones como una víctima de los políticos corruptos. Inaceptable.
Fuente: Editorial de Perú21.

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