Por Padre Mario Arroyo– La Abeja.pe
En el argot militar suele decirse: “nada peor que el fuego amigo”. Efectivamente, cuando te atacan por la espalda, es difícil defenderse. No se puede disimular tener esta impresión al ver el comunicado de la Conferencia Episcopal Peruana, deslindándose de uno de sus miembros, rechazando el juicio que un juez del Estado Peruano hace en contra de un periodista. Si resulta comprensible que la Asociación Nacional de Periodistas del Perú apoye a su agremiado, parece incomprensible que los obispos le den la espalda al suyo.
La madeja de la problemática resulta, en extremo, compleja. Pienso, sin embargo, que todos de alguna u otra forma, buscamos lo mismo, pero es preciso colocar los puntos sobre las íes. Todos queremos, comenzando por la Iglesia y con ella el Papa Francisco a la cabeza, que terminen los abusos sexuales por parte del clero y que sean convenientemente castigados. Que no exista, en ese sentido, un fuero especial para los clérigos, sino que sean juzgados a la par, como todos los ciudadanos. El Comunicado de la Conferencia Episcopal se hace eco de los deseos de Francisco, teniendo quizá, como trasfondo, el terrible manejo de la situación que hizo su contraparte chilena y que le llevó a renunciar en bloque, por la parte de culpa que pudieran tener en el encubrimiento de estos lamentables delitos.
Pero, pienso que también, todos queremos que se juzgue y castigue a los culpables. Nadie querrá, supongo, que paguen justos por pecadores. A ningún miembro de la Conferencia Episcopal le gustaría que lo calumniaran por crímenes que no cometió. Monseñor Eguren intenta defender su buen nombre. Y, ¿cuál es la garantía de que eso se puede hacer? Pues ir a un tribunal civil, como cualquier ciudadano y presentar su querella. Al igual que Paolo Guerrero presentó su demanda contra Magaly Medina, por más que ella fuera periodista afamada, Eguren la presenta contra Pedro Salinas, y nadie debería extrañarse, pues no es un tribunal eclesiástico. Si eso fuera por principio imposible o un abuso, querría decir simplemente, que los periodistas tienen fuero y no se pueden juzgar.
El problema es complejo porque hay un conflicto de derechos. El derecho que tienen los ciudadanos a la buena fama y el derecho a la información. La labor periodística, incluida la de Pedro Salinas, ha sido determinante para destapar abusos clericales. Pero, precisamente por el prestigio y la seriedad de esa labor, es fundamental que las denuncias estén sólidamente fundamentadas. Si no, pueden hacerse pasar por verdaderos simples rumores, suposiciones o chismorreos que pueden terminar destruyendo a personas inocentes, servir para una “caza de brujas”, o respaldar determinada agenda ideológica.
Para evitar este peligro, es fundamental respetar la autonomía del Poder Judicial, el cual no debe estar sometido ni al legislativo, ni al ejecutivo, ni a la Iglesia, pero tampoco a los medios de comunicación, que terminarían haciendo de la impartición de justicia un show y, finalmente, un negocio. Por ello, las dos declaraciones mencionadas suponen una presión al libre ejercicio del Poder Judicial. Pedro Salinas es libre de apelar la sentencia, cosa que seguramente hará, y a la sociedad nos queda esperar la resolución. Si esta prevalece, dará una lección conveniente a los periodistas: es bueno investigar, es bueno buscar la verdad, pero nunca debería hacerse a base de la falsedad o del error. El derecho a la información no justifica la difamación. Si van a condenar a alguien, es preciso que esa persona sea culpable y puedan probarlo, si no pueden, es mejor abstenerse o, a lo sumo, señalarlo como un rumor.
De hecho, el Catecismo de la Iglesia Católica, al explicar el 8º Mandamiento (No levantarás falso testimonio ni mentirás), explica convenientemente el límite del derecho a la información y el deber de tutelar la buena fama. Obviamente, el deseo de Francisco de colaborar con la autoridad civil y valorar la contribución de la prensa no invalida los mandamientos:
“2488 El derecho a la comunicación de la verdad no es incondicional. Todos deben conformar su vida al precepto evangélico del amor fraterno.
2479 La maledicencia y la calumnia destruyen la reputación y el honor del prójimo. Ahora bien, el honor es el testimonio social dado a la dignidad humana y cada uno posee un derecho natural al honor de su nombre, a su reputación y a su respeto. Así, la maledicencia y la calumnia lesionan las virtudes de la justicia y de la caridad.
2497 Por razón de su profesión en la prensa, sus responsables tienen la obligación, en la difusión de la información, de servir a la verdad y de no ofender a la caridad. Han de esforzarse por respetar con una delicadeza igual, la naturaleza de los hechos y los límites del juicio crítico respecto a las personas. Deben evitar ceder a la difamación”.
Comunicado de la Arquidiócesis de Piura y Tumbes
Ante todo lo que en estos días se viene diciendo en los diferentes medios de comunicación respecto a la querella interpuesta por el Arzobispo Metropolitano de Piura y la sentencia contra el periodista Pedro Salinas Chacaltana, es conveniente precisar y aclarar algunos puntos.
Sobre la querella y sentencia por difamación
1. En relación a la sentencia condenatoria contra el periodista Pedro Salinas Chacaltana, pronunciada por la Jueza del Primer Juzgado Unipersonal Penal de Piura el día lunes 8 de abril, debemos indicar que Monseñor Eguren nunca tuvo la intención de que se llegara a este extremo. A él, le apena mucho que se haya tenido que llegar hasta esta instancia.
2. La querella ha sido el último recurso que le ha quedado a Monseñor Eguren ante la reiterada negativa del Señor Salinas a rectificarse y a llegar a algún tipo de conciliación. Que quede claro que la querella no es ninguna forma de venganza sino el último recurso que le ha quedado a Monseñor Eguren para defender su honor y buen nombre, los cuales se vieron lesionados por las afirmaciones del Sr. Salinas. Reiteramos que si se llegó a este punto es porque el Sr. Salinas no quiso rectificar sus afirmaciones difamatorias y desestimó toda la información que se le hizo llegar, vía notarial, lo cual probaba que lo que decía era falso. A pesar de ello él continuó utilizando en sus publicaciones afirmaciones irreproducibles y abiertamente denigrantes contra Monseñor Eguren.
3. La querella contra el Señor Salinas NO ha sido motivada por la investigación, ni por ninguna de las afirmaciones contenidas en su libro «Mitad Monjes y Mitad Soldados». El Sr. Salinas ha intentado reiteradamente vincular la querella a su investigación periodística sobre los casos de abusos cometidos al interior del Sodalicio, lo cual es falso. La querella se sustenta exclusivamente en dos afirmaciones suyas. Él ha dicho que, Monseñor Eguren es el creador del sistema de abusos físicos, psicológicos y sexuales al interior del Sodalicio, que es un abusador y encubridor. La otra, es que es el personaje clave de una trama de tráfico de tierras realizadas en la ciudad de Piura por la organización criminal «La Gran Cruz».
4. La querella interpuesta al Señor Salinas ha sido totalmente a título personal por lo que rechazamos tajantemente que el Sodalicio de Vida Cristiana esté detrás de ella como malintencionadamente se viene afirmando.
5. Frente a las afirmaciones del Sr. Salinas de que la intención de Monseñor Eguren es «meterlo preso» y «beneficiarse» con la reparación civil, debemos afirmar que desde la primera audiencia de la querella, el abogado de Monseñor Eguren, siguiendo su pedido, solicitó a la Jueza que en caso de ser encontrado culpable el Sr. Salinas no recibiese condena de cárcel efectiva. Por tanto, desde antes que comenzase el juicio, el Sr. Salinas ya sabía que no iba ir a prisión si lo condenaban. En cuanto al dinero de la reparación civil cabe precisar también que desde el primer momento éste fue donado al Centro de Reposo de los Hermanos de San Juan de Dios en Piura, obra que no tiene relación alguna con el Sodalicio de Vida Cristiana.
6. La querella se presentó en Piura porque el artículo 5 del Código Procesal Penal indica que el lugar del delito es también aquel donde se producen sus efectos. En este caso, el lugar es innegablemente Piura, donde Monseñor Eguren ejerce su trabajo pastoral.
7. Es conveniente señalar además que el proceso se ha llevado con toda corrección siguiendo el nuevo Código Procesal Penal vigente en Piura, por lo que no ha habido ninguna irregularidad durante el proceso.
8. Frente a las afirmaciones acerca del omnímodo poder que Monseñor Eguren tendría en Piura, y en particular sobre las autoridades judiciales de la Región, el fallo por mayoría de la Segunda Sala de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Piura del día 11 de abril pasado, que ha decidido trasladar a la ciudad de Lima la querella interpuesta por él contra la Sra. Paola Margot Ugaz Cruz por difamación agravada, desvirtúa esta falsedad que viene siendo divulgada arbitraria y abusivamente una y otra vez tanto por el Sr. Salinas como por la Sra. Ugaz creando así mucha desinformación en la opinión pública y una presión mediática pocas veces antes vista.
9. Se afirma falsamente que la querella que ha interpuesto Monseñor Eguren es una amenaza a la libertad de expresión. Frente a ello debemos decir que la libertad de expresión si bien es un gran valor a promover en nuestra sociedad democrática, no es un valor absoluto y tiene límites: el respeto al honor y al buen nombre de las personas. En ese sentido la sentencia no constituye una mordaza a la libertad de expresión.
10. Es verdad que el Santo Padre Francisco ha agradecido la labor de los periodistas, que mediante sus investigaciones contribuyen a denunciar los abusos dentro de la Iglesia para así castigarlos y asistir a las víctimas, y Monseñor Eguren se une a ese agradecimiento, pero no es menos cierto que el Papa Francisco también les ha recordado a los periodistas que éstos deben evitar cuatro pecados o cuatro actitudes malas: la desinformación, la calumnia, la difamación y el amor a los escándalos (coprofilia) (Entrevista al periodista español Jordi Évole del 31 de marzo pasado). En relación a la calumnia, el Papa pregunta al periodista Évole: «Además (refiriéndose al poder que hoy en día tienen los medios de comunicación), ¿quién le va a hacer juicio? Nadie. Por ahí uno se atreve».
11. En ningún momento Monseñor Eguren ha pretendido que lo que se ha investigado sobre los abusos en el Sodalicio sea falso y no hayan víctimas. Desde un primer momento declaró que hay víctimas y que hay responsables, y que ellos tendrán que asumir las consecuencias, pero no se puede hacer una imputación o acusación generalizada. No se puede decir que todos los miembros de Sodalicio fueron abusadores.
Sobre el pronunciamiento de la presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana
Al respecto debemos aclarar que NO se trata de un Comunicado de «Los Obispos de Perú», sino tan sólo de la Presidencia, al cual se ha adherido el nuevo Arzobispo de Lima.
En estos días no han sido pocas las llamadas y mensajes de solidaridad que Monseñor Eguren ha recibido de varios Obispos del Perú, así como de sacerdotes, y laicos, a los cuales agradece profundamente, por su cercanía, fraternidad y oraciones.
Como hemos comunicado en su momento, este pronunciamiento se ha realizado apresuradamente sin tener el texto íntegro de la sentencia que recién será leído el lunes 22 de abril por la Jueza del Primer Juzgado Unipersonal Penal de Piura, ya que lo que se ha adelantado el pasado lunes 08 de abril ha sido únicamente el fallo condenatorio.
San Miguel de Piura, 14 de abril de 2019.
Arzobispo que ganó juicio pide paciencia a obispos que defendieron a periodista que lo difamó
El Arzobispo de Piura y Tumbes (Perú), Monseñor José Antonio Eguren, pidió a la Presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana y al Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, paciencia y esperar a que se conozca el texto completo de la sentencia que condenó por difamación al periodista Pedro Salinas a un año de prisión no efectiva.
El 10 de abril la Presidencia de la CEP, encabezada por Monseñor Miguel Cabrejos; y Monseñor Castillo, emitieron un inesperado e inusual comunicado de respaldo a Salinas, dos días después de que la jueza del Primer Juzgado Unipersonal Penal de Piura, Judith Cueva Calle, lo condenase por difamar a Monseñor Eguren Anselmi.
Pedro Salinas es coautor del libro “Mitad Monjes, Mitad soldados”, publicado en 2015, que da cuenta de los abusos sexuales, físicos y de poder cometidos por el fundador del Sodalicio, Luis Fernando Figari, y otros miembros de esta institución a la que pertenece Monseñor Eguren.
El 15 de agosto de 2018 Monseñor Eguren presentó una demanda por difamación agravada contra Salinas por haberlo comparado en el artículo “El Juan Barros Peruano”, publicado el 20 de enero de 2018, con el obispo chileno Juan Barros, a quien se acusó de encubrir los abusos sexuales del exsacerdote Fernando Karadima.
En el artículo, Salinas también acusó a Monseñor Eguren de traficar tierras en la ciudad de Piura, para lo cual cita un reportaje de la cadena islámica Al Jazeera titulado “The Sodalitium scandal” (El escándalo Sodalicio).
El lunes 8 de abril, al informar sobre su sentencia, la jueza señaló que la “libertad de expresión no es absoluta, tiene límites: el honor de las personas”. El texto completo del fallo será hecho público el 22 de este mes.
Sin embargo, la Presidencia de la CEP y Monseñor Castillo publicaron el 10 de abril un comunicado “al tomar conocimiento de la decisión de la Jueza del Primer Juzgado Unipersonal Penal de Piura, en el caso de un periodista que ha buscado esclarecer la verdad sobre el accionar del Sodalitium”, en referencia a Salinas.
En su comunicado, los obispos utilizaron las palabras del Papa Francisco sobre la labor de los periodistas y los casos de abusos sexuales para respaldar a Salinas, quien además también ha sido condenado a 120 días multa y una reparación de 80 mil soles.
Ante esto, el Arzobispado de Piura emitió un comunicado para llamar a la prudencia a la Presidencia de la CEP y al Arzobispo de Lima.
“Ante el comunicado emitido el día de hoy por la Presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana, al cual se ha adherido el nuevo Arzobispo de Lima, el Arzobispo Metropolitano de Piura considera que antes de hacer cualquier pronunciamiento lo prudente en estas circunstancias es esperar a conocer el texto íntegro de la sentencia, el cual recién será leído el próximo lunes 22 de abril por la Jueza del Primer Juzgado Unipersonal Penal del Piura, ya que lo que se ha adelantado el pasado lunes 08 de abril ha sido únicamente el fallo condenatorio”, señaló.
El comunicado de la Presidencia de la CEP, liderada por Monseñor Cabrejos; y por el Arzobispo de Lima, Monseñor Castillo; fue criticado en las redes sociales y varios artículos, en los que se les cuestionó por dedicar tiempo a “abandonar” a un hermano obispo que fue difamado y no a pronunciarse sobre los controvertidos textos sobre sexualidad con los que el Ministerio de Educación implementaba la ideología de género en los colegios; o sobre el fallo de la Corte Suprema que avaló un matrimonio entre dos lesbianas.
“Comunicado sobre sentencia a Salinas que solo demuestra ignorancia y torpeza, pues no sé está ante el caso del Sodalicio sino ante un proceso por difamación de Salinas contra un hermano obispo. ¡Una vergüenza!”, señaló un usuario identificado en Twitter como Alfredo Gildemeister.
“Entérense bien de la causal de demanda y condena antes de abandonar a su hermano. Me duelo y avergüenzo. Quiero creer que se dejaron engañar y no lo hicieron a propósito”, expresó otra usuaria identificada como Karina Lora.
Aproximadamente una hora después, luego de las críticas, la Presidencia de la CEP emitió otro comunicado expresando “preocupación” por los controvertidos textos del Ministerio de Educación.
Luego de conocida la sentencia, el abogado de Monseñor Eguren, Percy García Cavero, dijo a la prensa que el artículo con el que Salinas difamó al Arzobispo de Piura “no es libertad de expresión, es abuso del derecho expresión y eso evidentemente está prohibido”.
Agregó que Salinas es “una persona que aún el día de hoy no termina de entender que cometió un error”. “La libertad de expresión no es absoluta. Un periodista no puede realizar su labor periodística sin respetar determinados límites de la dignidad personal”, señaló García Cavero.
Fuente: ACI Prensa.
Arzobispos de Lima y Trujillo se enfrentan al Arzobispo de Piura y Tumbes
El presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Miguel Cabrejos Vidarte, y el arzobispo de Lima, Carlos Castillo Mattasoglio, a través de un comunicado, cuestionaron el fallo del Primer Juzgado Unipersonal Penal de Piura que condenó a un año de prisión suspendida a Pedro Salinas por el delito de difamación agravada contra el arzobispo de Piura, Juan Eguren Anselmi.
En el documento señalan que el propio Papa Francisco pidió que la Iglesia ayude en la lucha contra el mal de los supuestos abusos al interior de la Iglesia.
“El mismo Santo Padre ha alabado y agradecido la labor de los periodistas que, mediante sus investigaciones, contribuyen a denunciar los abusos, a castigar a los victimarios y a asistir a las víctimas. Subraya el Papa que la Iglesia necesita de su ayuda de esta difícil tara de luchar contra este mal”, señala el comunicado.
Ante este documento, el periodista Ricardo Sánchez-Serra y experto en temas vinculados a la Iglesia, cuestionó el documento por infraterno y cuyo origen sería la confrontación ideológica. “Parece que el odio está por encima del amor”, remarcó y subrayó que es una lástima que temas internos se ventilan hacia el exterior.
“Las peleas entre los obispos peruanos es una vergüenza mundial”, escribió en Twitter, el periodista.
Sin embargo, le llamó la atención que temas como la ideología de género o el aborto aún esperen un comentario de la entidad.
Recalcó de igual modo que el documento es firmado solo por dos personas, los arzobispos Cabrejos y Castillo. “Son 51 obispos los que conforman la Conferencia Episcopal”, dijo.
“Parece que la idea fuera insinuar que la Iglesia estaría apoyando a Pedro Salinas, pero son solo dos obispos. Eso significa que otros obispos no han querido firmar el comunicado, así que es un comunicado personal”, remarcó Sánchez Serra.
Como se sabe, monseñor Eguren presentó una querella el agosto del año pasado contra Pedro Salinas luego de que este denunciara un supuesto encubrimiento ante casos de abusos en el Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) y de tráfico de tierras, además de ataques e insultos a través de medios de comunicación y redes sociales.
Fuente: Diario EXPRESO.
Cinco puntos importantes sobre la condena por difamación al periodista Pedro Salinas
Por Percy García Cavero- Político.pe
UNO. ¿Monseñor Eguren querelló a Pedro Salinas por la investigación realizada sobre el Sodalicio de Vida Cristiana, publicada en el libro “Mitad monjes, mitad soldados”?
No. La querella se sustenta exclusivamente en dos afirmaciones del periodista Salinas sobre monseñor Eguren. Una relacionada con los abusos al interior del Sodalicio. Ha dicho que es el creador del sistema de abusos físicos, psicológicos y sexuales al interior del Sodalicio (entrevista a Ideele reporteros del 24 de enero de 2018; para oírla haga clic aquí a partir de 1:29:40) y que es también un abusador y encubridor de los abusos, incluidos los sexuales (“El Juan Barros Peruano”, La Mula 20 de enero de 2018; para leer el artículo de Salinas haga clic aquí).
La otra que es el hombre clave del TRÁFICO DE TIERRAS en Piura realizado por la organización criminal la Gran Cruz.
Además, ha utilizado en sus publicaciones afirmaciones objetivamente denigrantes contra Monseñor Eguren: “Que se joda Eguren”; “Quiere salvar el culo”; “Eguren se hace el cojudo”; “Tremendo cínico, tremendo hipócrita es José Antonio Eguren”; “Los lobos no se lo quieren manducar porque está gordito” o “depredador con suerte”.
DOS. ¿Es la querella una venganza de monseñor Eguren o una manera del Sodalicio de silenciar a todos los que quieran investigarlo?
No, monseñor Eguren no se quiere vengar. Está ejerciendo, a título personal como ciudadano peruano, su derecho a defender su fama y buen nombre que se vieron lesionados por las afirmaciones de Pedro Salinas. La querella ha sido el último recurso que le quedó a monseñor Eguren, ante la negativa de Salinas a retractarse y llegar a algún tipo de conciliación. Si se llegó a ese punto fue solo porque Salinas NO QUISO RECTIFICAR las afirmaciones difamatorias y desestimó toda la información que se le dio -vía notarial- con la que se probaba que sus afirmaciones sobre monseñor Eguren eran falsas.
Salinas tampoco quiso conciliar cuando la jueza se lo propuso al inicio del juicio. La querella de monseñor Eguren no ha sido coordinada en ningún sentido con el Sodalicio de Vida Cristiana. Como obispo de la Iglesia, además, monseñor Eguren no está bajo el régimen de autoridad del Sodalicio. Sus acciones son fruto de su decisión y responsabilidad.
TRES. ¿Quiere monseñor Eguren ver a Salinas en la cárcel y beneficiarse con el dinero de la reparación civil?
No. El 18 de diciembre del 2018 –cuando tuvo lugar la primera audiencia de la querella– el abogado defensor solicitó al juez, a pedido de su defendido, que en caso de ser encontrado culpable Pedro Salinas NO RECIBIESE CONDENA DE CÁRCEL EFECTIVA. Por tanto, desde antes que comience el juicio, Salinas ya sabía que no iba a ir a prisión si lo condenaban.
En cuanto al dinero, en la misma ocasión se incluyó en el escrito de la sentencia que desde entonces el dinero había sido donado por monseñor Eguren a una obra de beneficencia. Esta obra no tiene relación alguna con el Sodalicio de Vida Cristiana, como lamentablemente ha venido afirmando Pedro Salinas.
CUATRO. Monseñor Eguren hizo la querella en Piura porque allí cuenta con poder y de esa forma garantizaba la condena? ¿No debía realizarse el proceso en Lima, lugar de residencia de Salinas? ¿Quiso Monseñor Eguren perjudicar a Salinas abriendo el proceso en Piura?
No. La querella se entabló en Piura porque el artículo 5 del Código Penal establece que el lugar del delito es DONDE SE PRODUCEN LOS EFECTOS, lo que en una difamación es el lugar en el que se desenvuelve socialmente el agraviado. En el caso de monseñor Eguren ese lugar es, innegablemente, Piura. Por esa razón el proceso se abrió y desarrolló en Piura.
Por otro lado, si el querellado consideraba que en Piura monseñor Eguren gozaba de algún tipo de prerrogativa, su defensa podría haber solicitado una transferencia de competencia para llevar el caso a otro distrito judicial (artículo 39 del Código Procesal Penal del Perú). Eso NUNCA fue planteado.
Litigar en Piura no implicaba que Salinas ni sus testigos se trasladasen físicamente a Piura. La juez fue clara desde el inicio al decir que el señor Salinas y sus testigos PODÍAN DAR SUS DECLARACIONES POR SKYPE. Él y dos de sus testigos decidieron no utilizar ese recurso.
CINCO. ¿Son verdaderas las “irregularidades” que Salinas sostiene que se han producido en el proceso, como la celeridad con la que se realizaron las audiencias o la no intervención de la fiscalía o que le rechazaron testigos?
No. Las audiencias han seguido lo que manda el artículo 360 del Código Procesal Penal: que el juicio se realice en audiencias continuas e ininterrumpidas. NO SE LE RECHAZÓ NINGÚN TESTIGO. Como consta en el audio de la audiencia del 28 de diciembre de 2018, TODOS los testigos presentados por la defensa de Pedro Salinas fueron aceptados. Finalmente, la fiscalía no intervino porque es lo que corresponde a un delito que se persigue por querella como es la difamación. En esos casos el Ministerio Público no interviene.
Esclavo de sus palabras
Por Ricardo Vásquez Kunze- Político.pe
El periodista Pedro Salinas ha sido condenado por difamación contra el obispo de Piura José Antonio Eguren. El periodista ha dicho que esta sentencia genera un gravísimo precedente contra la libertad de opinión y sobre la posibilidad de presentar hipótesis y análisis sobre un tema.
También ha dicho Salinas que la sentencia en su contra es una venganza por su libro de investigación que puso al descubierto los abusos sexuales en la comunidad católica Sodalicio. Sin embargo, la querella por difamación interpuesta por el obispo de Piura contra Salinas no tiene nada que ver con el libro. Eguren se siente difamado por dos razones porque el periodista escribió en una columna de opinión que el obispo era “el Juan Barros peruano”. Juan Barros es un obispo chileno que encubrió los delitos sexuales del pedófilo cura Karadima. El periodista no hizo ningún análisis ni esgrimió una hipótesis, tampoco dejó abierta la duda mediante interrogación o condicional. Lo que hizo Salinas fue -comparando a Eguren con Barros- afirmar tajantemente que el obispo de Piura es un encubridor de pedófilos pero sin presentar ninguna prueba en su artículo. Tampoco pudo presentarla en el juicio, según la magistrada. Nadie ha señalado al obispo como partícipe directo o indirecto de los abusos sexuales o psicológicos porque si ello fuese cierto hubiese perdido el juicio.
Salinas dice que él especula, pero nadie tiene el derecho a especular sobre el buen nombre de una persona porque eso es, precisamente, una difamación. En síntesis, no es exacto que -como el periodista declara- haya sido condenado por investigar los abusos en una comunidad religiosa y los medios retransmiten sin filtro alguno. Salinas se fue de boca y está pagando las consecuencias. Que estas terminen afectando a las víctimas del abuso en el Sodalicio es de responsabilidad exclusivamente suya.
El Sodalicio y las vírgenes de cabaret
Por Uri Ben Schmuel– www.cafeviena.pe
He escrito a lo largo de los años respecto a la arremetida gramsciana-caviar contra la cultura judeo-cristiana y el ataque de estos bárbaros modernos contra Roma y Occidente, jugando en pared con el radicalismo islámico. Por eso me parece emblemático el caso de la querella por difamación agravada interpuesta por Monseñor José Antonio Eguren contra el periodista Pedro Salinas, que ha llegado a su fin el último 8 de abril, cuando la jueza Judith Cueva de Piura dio a conocer el resultado del proceso judicial: 1 año de prisión suspendida, 120 días multa y 80 mil soles de reparación civil.
El origen de esta disputa se remonta a unas declaraciones vertidas por Salinas en enero de 2018. En el marco de la visita del Papa Francisco al Perú, Salinas afirmó, por escrito y en una entrevista radial, que el obispo José Antonio Eguren le conoce “todas sus cosas” a Luis Fernando Figari, que es el creador del sistema de abusos físicos, psicológicos y sexuales en el Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), y que estaba implicado en el tráfico de tierras realizado por la organización criminal la Gran Cruz en Piura.
Estas afirmaciones fueron hechas en el artículo El Juan Barros Peruano (La Mula, 20 de enero de 2018) y en una entrevista radial del 24 de enero de 2018 (No hay Derecho, Ideele Radio). Cabe resaltar que, a lo largo del proceso, Salinas ha intentado reiteradamente vincular la querella a su investigación sobre los casos de abusos en el Sodalicio. En ese contexto, afirmó también en varias ocasiones que estaba sufriendo una “persecución” y que la querella era “mensaje amedrentador contra quienes se atrevan en el futuro a meterse con el Sodalicio”.
Sin embargo, Eguren, con la misma persistencia, ha aclarado que no es así. La querella se interpuso por las afirmaciones ya mencionadas, que no están vinculadas al libro de investigación que el periodista publicó con su colega Paola Ugaz.
Por otro lado, tanto el Sodalicio como Eguren han puntualizado que la querella es una acción que emprendió el obispo a título personal al considerar que las intervenciones mediáticas de Salinas dañaban su buen nombre y fama. En ese sentido, Eguren también ha señalado más de una vez que antes de iniciar la querella envió cartas notariales a Salinas solicitando su retractación.
La medida legal se inicia solo después de que el periodista se negó a retractarse de las afirmaciones consideradas difamatorias por Eguren. Por el contrario, al recibir la carta notarial, Salinas afirmó en un artículo que se vería la cara con el obispo en los tribunales, y en uno siguiente dice (sic): “¿Quién se ha creído este señor? ¿Por qué es obispo y billetón le vamos a tener miedo? ¿Los arzobispos son incuestionables?” (Cacógrafos que van a Misa, La República, 15 de abril de 2018).
La primera audiencia se programó para el 14 de noviembre, pero tuvo que retrasarse debido a una falta administrativa del abogado de Salinas. Se reprogramó y efectuó recién el 18 de diciembre de 2018, en Piura.
En dicha audiencia, el abogado Percy García Cavero, quien lleva la defensa de Eguren, solicitó a la jueza Judith Cavero una pena proporcional a los agravantes en los que había incurrido Salinas en el caso de difamación. Éstos implicarían una privación de la libertad de tres años y una sanción equivalente a 365 días multa.
No obstante, por pedido explícito de su defendido, García Cavero solicitó en la mencionada audiencia que, en caso de ser encontrado culpable, el periodista Salinas no recibiera una condena efectiva. Sobre la compensación económica, se mencionó que en la querella se especifica que, en caso de culpabilidad, el íntegro de la compensación civil sería destinado por voluntad del querellante a una obra de caridad. Salinas, por su parte, afirmó en reiteradas ocasiones que Eguren quería meterlo a la cárcel y que andaba tras su dinero para dárselo a una obra del Sodalicio.
Con la sentencia llega a su fin un proceso judicial en el que, como hemos visto en algunos de los hechos aquí brevemente relatados, el periodista Salinas incurrió en una serie de afirmaciones que hoy, a la luz de la sentencia pronunciada, se reconocen a todas luces como falsos.
A ellos habría que sumar muchos otros que en su momento fueron señalados por el abogado defensor García Cavero (http://politico.pe/habla-el-abogado-de-monsenor-eguren-iii/). No deja de sorprender el diletante camino que ha seguido Salinas a lo largo de estos meses de querellas. El resultado judicial nos deja, al final del camino, un asunto claro: Pedro Salinas difamó a Monseñor Eguren a pesar de que lo ha negado reiteradas veces y ha hecho lo imposible por desinformar a la opinión pública al respecto.
No cabe, entonces, rasgarse las vestiduras y quejarse de un supuesto atentado contra la libertad de prensa; los periodistas no estamos por encima de la ley. Los reclamos de Salinas y del aparato propagandístico y mediático caviar, en este contexto, recuerdan, en la acertada frase de Carlos Boloña, a las vírgenes de cabaret.