La dictadura caviar llega a su fin

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La dictadura caviar llega a su fin

Por Dante Bobadilla-www.elmontonero.pe
Lo mejor que puede ocurrirle al Perú este año es ver el final de la dictadura caviar, tras 17 años de funesta vigencia. El indulto de Fujimori ha abierto las compuertas para que se inicie la ola migratoria de la caviarada, abandonando la comodidad de sus cargos para meterse en sus trincheras de oposición. Eso puede ser el inicio del fin.
No pudo haber mejor manera de finalizar el año que ver a este contingente de indignados saliendo a protestar. Pero no contra la corrupción que ayudaron a llevar y mantener en el poder, sino contra el indulto a un ex presidente anciano y enfermo que ya purgó doce años de una condena infame y fraudulenta, urdida entre gallos y media noche incluso antes de su proceso, en un juicio que fue una farsa jurídica.
¿Pero qué cosa no fue una farsa durante esta nefasta época de nuestra historia? La dictadura caviar duró 17 años y es el periodo más largo e inmoral de nuestra historia, no solo por los montos robados, sino también por la descomposición política de nuestro país, en manos de una mafia corrupta que encumbró a saltimbanquis y trepadores de poca monta y baja estofa como Alejandro Toledo y Ollanta Humala.
En estos 17 años el antifujimorismo militante y fanático lo envileció todo, incluyendo a la prensa, cuyo nivel pasó de mediocre a paupérrimo. La calidad profesional, la verdad y la imparcialidad dejaron de ser relevantes. Bastaba con ser antifujimorista. El antifujimorismo se convirtió en la pose moral predilecta, el disfraz de todo defensor de la democracia y luchador contra la corrupción. Pulcros demócratas pedían la exclusión del fujimorismo y el veto de su candidata, aplaudiendo a los fascistas que marchaban por las calles insultándola. A eso nos degradamos como país.
Todo fue pervertido por la dictadura caviar. Apenas se hicieron del poder formaron su Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), pero no para hallar la verdad ni reconciliar al país, sino todo lo contrario. Inventaron un relato para lavarle la cara a la izquierda y culpar de todo al Estado, las FF. AA. y a Fujimori. Enseguida iniciaron una feroz cacería, encarcelando y enjuiciando a militares que lucharon contra el terrorismo, en una cruzada en la que colaboraron diligentemente las oenegés de izquierda, herederas de la última fase del terrorismo: la batalla legal y la consolidación del frente ideológico camuflado como defensa de los DD. HH.
Asimismo, la dictadura caviar empezó la tarea de indultar terroristas y allanarse a la CIDH para volver a juzgarlos y rebajarles las penas, o pagarles jugosas reparaciones. Cualquier cosa era posible porque la caviarada del Minjus nunca se dignó defender al Estado. Luego vino la manipulación de la historia mediante el circo de la memoria, cuyo único periodo era la década de los noventa, los vladivideos y los supuestos “crímenes de Fujimori”, tras la fraudulenta sentencia en que le achacaron sin pruebas la autoría de las masacres de Barrios Altos y La Cantuta. La farsa perfecta.
Luego vino el operativo de adoctrinamiento social, tomando como base el informe de la CVR para ser enseñado en diversos cursos en universidades y escuelas, donde aún siguen enseñando docentes comprometidos con la ideología del marxismo ochentero. Los medios de izquierda se encargaron de repetir los mitos y mentiras una y otra vez hasta que la gente acabara creyéndolos. Mitos absurdos como el de las 45 maletas de oro con que fugó Fujimori, las 300,000 esterilizaciones forzadas o los US$ 6,000 millones robados, se repetían sin rubor como grandes verdades.
Es tiempo de ponerle fin a esa época de vergüenza y manipulación, de bajar de sus pedestales a los farsantes que posaron como dueños de la verdad y la moral con un solo discurso. De acabar con la dictadura caviar que solo nos ha traído un Estado infiltrado y corrupto, instituciones secuestradas, prensa paupérrima al servicio del activismo político, mermeleros encumbrados como conciencia moral, políticos mediocres, jóvenes engañados y una nación sin rumbo sumergida en el odio.
Es hora de reconstruir el país y sus instituciones. Esperemos que este Gobierno pueda reparar el timón y enderezar el rumbo.

Odebrecht también pone y saca a jueces y fiscales

Pese a que desde diciembre de 2016 una acusación fiscal del Departamento de Justicia de los EE.UU. revelaba que la organización criminal que montó Odebrecht en Perú y gran parte de América Latina, cometió actos de corrupción al más alto nivel y otros delitos como el lavado de activos, en nuestro país ha seguido operando sin ninguna investigación, sostiene la congresista no agrupada Yeni Vilcatoma.
Al respecto, la legisladora se pregunta ¿por qué esta organización criminal operó durante tantos años sin ninguna investigación que diera lugar a una sentencia? La respuesta, señala, “cae de madura. Porque Odebrecht también pone y saca fiscales y jueces”.
Vilcatoma recordó que así fue durante todos estos gobiernos corruptos y lo es hoy, con el mayor descaro, pues “el fiscal de la Nación designó a dedo al fiscal Hamilton Castro, fiscal Anticorrupción”. Refiere que todo lo hizo el 26 de diciembre de 2016, para desviar la investigación, evitando que sea la Fiscalía de Crimen Organizado [tome el caso], pues propiamente estamos ante una organización criminal”.
La legisladora afirma que este primer complot “no era aislado”, porque tenía que ser completado por el presidente del Poder Judicial, Duberlí Rodriguez, quien anunció en la apertura del año judicial 2017, que en  el caso Odebrecht no habrían sentencias, porque tenía que contar con “los jueces correctos”.
Decreto de PPK
Un decreto legislativo dado por el presidente Pedro Pablo Kuczynski, creó un sistema nuevo en el Poder Judicial, el Sistema de Corrupción de Funcionarios, y así desaparecer la Sala Penal  Nacional, despidiendo prácticamente a todos sus jueces superiores y de primera instancia, solo para arrancarles el caso Lava Jato y “tener un juez escogido a dedo” que vería los casos más emblemáticos como el de Alejandro Toledo, Ollanta Humala, o de los funcionarios de las empresas consorciadas Graña y Montero, JJ CAMET e ICSA, y otros, sobre los que recaen órdenes de prisión preventiva.
Mal está, añade, pretender a toda costa que sea un juez del sistema anticorrupción, los que Duberlí escogió y nombró a su antojo, el que conozca el caso Lava Jato. Vilcatoma indica que por tratarse de una organización criminal y que por la especialidad ha venido siendo tramitado por el juez de investigación preparatoria Richard Concepción Carhuancho.
La congresista señala que al juez Concepción Carhuancho “la corrupción y los corruptos no lo quieren en su camino. No lo quiere Duberlí Rodríguez, no lo quiere PPK, no lo quiere el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, ni mucho menos Hamilton Castro, ya que hasta ahora no dispone que el caso Lava Jato sea investigado por el delito de Asociación Ilícita para Delinquir”.
Yeni Vilcatoma precisa que los delincuentes de este caso no quieren ser investigados como lo que son: una asociación ilícita para delinquir. Por eso, añade, la postura del fiscal del equipo Lava Jato, Hamilton Castro concuerda con ellos para que “únicamente sean investigados por colusión y lavado de activos”.
Para la legisladora, incluso, el requerimiento de extradición al expresidente Alejandro Toledo, emitido por Hamilton Castro, tampoco está el delito de asociación Ilícita para delinquir. “Tamaño favor que le hacen a tamaño delincuente”, indica.
Fuente: www.exitosanoticias.pe

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