Archivo por meses: diciembre 2023

Plantilla caviar

[Visto: 288 veces]

Por Fernando Rospigliosi- Congresista de la República.
La mafia caviar ha emprendido una fulminante campaña para retomar el control de la fiscalía de la Nación y repetir la faena que iniciaron el 2018, cuando la capturaron: usarla como un poderoso instrumento político para perseguir a sus adversarios y proteger a sus aliados y amigos.
Las consecuencias de la brutal campaña de politización de esa importante institución se están manifestando ahora. Grupos rivales enfrentados furiosamente; magistrados fracasados, prevaricadores y corruptos, que se creen impunes y rompen todas las pautas de comportamiento razonable y comedido que deberían mantener; funcionarios que con absoluta desfachatez filtran información reservada a sus medios amigos con propósitos políticos; oficiales inescrupulosos que fabrican historias falsas para acosar y encarcelar a los rivales de sus superiores del momento, obteniendo a cambio ascensos inmerecidos y beneficios económicos, etc.
Y, con el cinismo que los caracteriza, los caviares ahora chillan por las destructoras consecuencias que han tenido sus maniobras para conquistar el Ministerio Público (MP) y la vil utilización que de él han hecho.
En estos momentos están usando exactamente la misma plantilla que utilizaron para liquidar al fiscal Pedro Chávarry y hacerse del poder en el MP.
A Chávarry lo demolieron con una monstruosa campaña de prensa basada en medias verdades y falsedades completas. Para ese propósito, inventaron una supuesta organización criminal, “los cuellos blancos” y, sin ninguna evidencia, lo vincularon a ella. En realidad, lo que existía era una red de corrupción en el sistema judicial, magistrados deshonestos que intercambiaban favores para cometer delitos.
El mismo siniestro sujeto que construyó esa diabólica trama, es el que ha manufacturado la burda imputación a la fiscal Patricia Benavides, acusándola de ser cabeza de una supuesta organización criminal.
Esa denuncia carece por completo de sustento y no pasaría de ser una anécdota, si no fuera por el inmenso despliegue de mentiras y falsedades que los medios que la mafia caviar influye o controla, machacan todo el día y todos los días desde el inicio de la campaña.
Y, por supuesto, por la pérfida acción de la Junta Nacional de Justicia (JNJ), creada por la coalición vizcarrista, precisamente para hacer lo que está perpetrando ahora: mantener -o recuperar- el control del MP y el sistema judicial para los caviares.
Las acusaciones publicadas hasta ahora contra la fiscal Benavides son ridículas. Ya se ha demostrado que no existió un grupo de 37 congresistas sobornados para una votación y que fue desmentido por la propia Marita Barreto. Los “niños” son otros y Benavides sí los ha acusado.
Otra absurda falsedad es la influencia que pudo haber tenido Benavides en la elección de Josué Gutiérrez como Defensor del Pueblo, a quien su asesor no respaldaba. Hace poco los caviares aullaron porque la supuesta alianza “fujicerronista” lo había nominado. Ahora sin inmutarse, cambian su versión.
En síntesis, hay que rechazar con toda firmeza esta inmunda maniobra y defender la institucionalidad y a Benavides que, con sus errores, está impidiendo que los caviares retomen el poder en la fiscalía.

Ernesto Blume: «Perú le debe a Patricia Benavides haber evitado que cayéramos en el abismo que pretendía Pedro Castillo»

Expresidente del TC sostuvo que la fiscal de la Nación es víctima de «una suerte de complot impulsado por el sector caviar», que pretende recapturar el Ministerio Público.
Por Aaron Salomón- Diario EXPRESO.
Ernesto Blume, expresidente del Tribunal Constitucional (TC), consideró que la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, viene siendo víctima de “una suerte de complot impulsado por el sector caviar”, que busca retomar el poder que tenía en el Ministerio Público (MP).
Yo he advertido, en los últimos días, que estamos viendo una suerte de complot impulsado por el sector caviar para controlar el Ministerio Público. En el fondo, esta es una lucha del poder, porque el caviaraje no se resigna a estar perdiendo el poder”, señaló el abogado en conversación con Expreso.
En línea con ello, el exmagistrado del TC destacó el coraje que tuvo Benavides al denunciar constitucionalmente al golpista expresidente Pedro Castillo, gatillando así su caída en diciembre del año pasado.
El Perú le debe a la fiscal Patricia Benavides el hecho de haber evitado que cayéramos en el abismo que pretendía Castillo, porque nos estaba llevando dentro de la órbita del castrochavismo y al socialismo del siglo XXI. Eso no se puede olvidar frente a la inacción de la señora Zoraida Ávalos. La fiscal Benavides actuó con coraje y valentía, y eso no se lo perdonan y están recurriendo a una serie de mecanismos para desestabilizarla”, sostuvo Blume.
Blume asegura que denuncia contra Boluarte es inconsistente
No obstante, el extribuno afirmó que fue un error de la titular del MP haber denunciado constitucionalmente a la presidenta de la República, Dina Boluarte, por las muertes durante las violentas protestas, luego de que se conociera la investigación del Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder, a cargo entonces de Marita Barreto, que la sindica como cabecilla de una presunta red criminal.
“De la lectura que he hecho de la denuncia, veo bastante inconsistente que se le acuse a la presidenta de responsabilidad por omisión, bajo una teoría tan genérica que convertiría a cualquier titular de cualquier entidad pública como responsable de todos los actos que se producen dentro de la institución”, indicó el jurista.
“Lo que hemos visto es que, inclusive, la presidenta de la República fue débil en el enfrentamiento contra estos vándalos. Fue blanda y permitió que los vándalos practicaran actos subversivos”, agregó.

Contra la tentación colapsista

[Visto: 537 veces]

COP28 en Dubai: entre bastidores de la diplomacia climática

Durante mucho tiempo, Emilio Santiago Muíño creyó en las teorías colapsistas antes de cambiar de opinión ante el fracaso de sus modelos de predicción. En una rica reflexión nutrida por su ensayo Contra el mito del colapso ecológico (Arpa, 2023), explica los límites y las aporías de un discurso que desarma la acción política, basándose en el caso de una teoría muy difundida a principios de siglo: el pico del petróleo, que supuestamente marcaría el colapso de la civilización industrial. Un texto imprescindible:
La creencia de que la trayectoria de nuestra sociedad se encamina hacia un colapso ecosocial se ha instalado con mucha fuerza, tanto en los imaginarios del ecologismo político como del conjunto de la sociedad. En los círculos ecologistas se multiplican las voces que nos advierten sobre el carácter irreversible de la autodestrucción ecológica de la modernidad. Hoy es posible encontrar este discurso en muchos idiomas. Hay una franquicia de las distintas formas del colapsismo en cada país occidental: del movimiento de adaptación profunda al estoicismo ecologismo de Scranton y su Aprender a morir en el Antropoceno; de la teoría de Olduvai del supremacista Richard Duncan a la colapsología de Servigne y Stevens. Este ánimo aciago del ecologismo tiene vasos comunicantes con los imaginarios de una sociedad cada vez más nihilista, cínica y descreída de cualquier posibilidad de un futuro mejor.
Sin duda, no se trata de un discurso gratuito. La evolución trágica de la crisis ecológica le otorga verosimilitud. El verano del 2023, en el que la combinación de la crisis climática con el fenómeno meteorológico de El Niño ha pulido todos los récords de temperaturas extremas es un claro ejemplo de una experiencia social que, casi de modo espontáneo, nos invita a confundir la realidad con la catástrofe. En el pico de la cuarta ola de calor que ha golpeado España en 2023, es fácil y comprensible dejarse llevar por la tentación de que estamos asistiendo a una suerte de apocalipsis en fascículos. Pero aunque los peores escenarios ecológicos son perfectamente posibles, las posibilidades de transformación ecosocial siguen abiertas. Sin embargo, esta idea, que es el núcleo fundacional del ecologismo político, está siendo crecientemente cuestionada desde dentro del mismo ecologismo por una corriente en auge que concibe cualquier cambio hacia la sostenibilidad como un proceso necesariamente mediado por un gran fracaso colectivo, que se proyecta bajo la categoría de colapso.
En un libro recientemente publicado por Arpa, Contra el mito del colapso ecológico realizo una crítica a estas posiciones ideológicas, que he agrupado bajo la categoría de “colapsismo”, y que están ganando el corazón del ecologismo político. El hilo conductor del libro no es solo constatar que el colapsismo es políticamente muy poco útil para evitar que se cumplan los peores escenarios. Quizá lo más novedoso de la investigación que lo respalda es el desmontaje crítico de los errores de diagnóstico y las inconsistencias teóricas que alimentan la tentación colapsista. Es decir, el problema del colapsismo no estaría solo en sus efectos políticos nefastos, sino en sus cimientos intelectuales: una recopilación parcial de los datos científicos, y, sobre todo, la aplicación de una mala teoría social.

Pero, ¿realmente existe el colapsismo?

Muchas de las voces que dentro del ecologismo han convertido el colapso en el epicentro de su perspectiva rechazan el término “colapsismo”. Consideran que es una etiqueta que no respeta matices, que tiene una connotación pública negativa, que abre debates contraproducentes o sencillamente un fantasma inexistente.
El problema del colapsismo no estaría solo en sus efectos políticos nefastos, sino en sus cimientos intelectuales. EMILIO SANTIAGO
Probablemente, que el grueso del debate se haya dado a través de redes sociales como Twitter, algorítmicamente programadas para generar cámaras de eco y caricaturas polarizadoras, no ha ayudado a que las formas de esta polémica fueran las más amables. A pesar de ello, conviene desdramatizar. La unanimidad es directamente proporcional al anquilosamiento de un movimiento transformador. Cualquier propuesta viva de cambio social alberga posiciones diferentes que friccionan. Y en comparación con otros tiempos pasados, sin duda estas disputas se llevan hoy con un nivel de civilidad comparativa impresionante. A su vez, salvo para fanáticos e integristas, es evidente que diferentes corrientes del ecologismo, más colapsistas o más posibilistas, compartimos lo suficiente como para que podamos y debamos encontrarnos y colaborar en luchas y objetivos concretos. Apostar por una transformación ecologista de nuestra economía que sea justa, en principio, ofrece tanto o más posibilidades para la cooperación que para el desencuentro.
Aunque no es el tema de este texto, dos de las críticas que el colapsismo esgrime para evitar ser pensado como un fenómeno ideológico coherente merecen una respuesta. La primera, es la que considera el colapsismo una parodia para desprestigiar las posiciones decrecentistas. Esta reacción defensiva es un disparate porque decrecimiento no es colapsismo. De hecho, el grueso del movimiento decrecentista internacional no es colapsista, aunque en España se solapen notablemente. Jason Hickel, uno de los grandes gurús del decrecimiento defendía, hace en unas semanas, la idoneidad de un Green New Deal radicalizado, una posición que muchos defendemos y que es profundamente incompatible con la mirada colapsista.
La segunda crítica que debe ser respondida es aquella que afirma que el colapsismo no existe, que se trataría de un hombre de paja. Esta afirmación me resulta especialmente dadaísta e inverosímil. Yo milité en primera persona en los círculos colapsistas fundados alrededor de la hipótesis del pico del petróleo casi 15 años de mi vida. De hecho, el libro de Contra el mito del colapso ecológico tiene mucho de autocrítica, de distancia respecto a posiciones intelectuales con las que he estado profundamente comprometido, que sigo respetando aunque discrepe de ellas y que creo que conozco bastante bien. Lo suficiente no solo para saber que el colapsismo existe, sino también que la etiqueta no es tan desacertada. Al fin a y al cabo, dentro de este microuniverso social, el término “colapsista” es de uso identificativo común. Por ejemplo, en España existe una suerte de jerga que divide este espacio ideológico en dos sensibilidades, los “mo-cos” –moderadamente colapsistas- y los “co-cos” –completamente colapsistas.
Un Green New Deal radicalizado es profundamente incompatible con la mirada colapsista. EMILIO SANTIAGO
Por si había alguna duda, emplear la categoría colapsismo no es un ataque que denigre unas posiciones. Al revés. Es el reconocimiento de una coherencia analítica e ideológica colectiva suficientemente potente como para que merezca la pena tener con ella un debate sobre asuntos en juego que son importantes. En cuanto a la cuestión del decrecimiento, aunque la etiqueta me genera problemas por su inmadurez política, en mi caso afirmo que he abandonado el ecologismo colapsista, pero no el objetivo decrecentista. Si por decrecimiento entendemos la necesaria reducción de muchas dimensiones materiales de nuestra economía para reintegrarlas dentro de los límites planetarios, unido a una crítica a la acumulación de capital como sujeto automático (Marx) y una denuncia a la equiparación falaz de productivismo, consumismo y bienestar, me considero netamente decrecentista. Es más, defiendo que si crees en la justicia social y los derechos humanos en el siglo XXI, probablemente solo puedas ser decrecentista, aunque no te convenza esa bandera, al menos tal y como hoy se formula.

Delimitando el fenómeno ideológico “colapsismo

Hechas estas aclaraciones, ¿qué podemos entender por colapsismo? Una corriente ideológica en formación dentro del ecologismo que considera que algo que se decide llamar “colapso ecosocial” es un destino, o bien un suceso muy probable. Y que además es suficientemente inminente, en términos históricos, como para condicionar las estrategias políticas del presente.
A este primer rasgo definitorio se le añaden otros, que no comparten todas las voces del colapsismo pero sí una parte importante de ellas. Esencialmente, un paquete de especulaciones sobre la sociedad post-colapso, que estaría caracterizada por un descenso importante de la población, un notable retroceso tecnológico, un ascenso del mundo rural y del sector primario frente a la decadencia de lo urbano-industrial y una descomposición de las grandes instituciones de la modernidad en un orden más simplificado, fragmentario y descentralizado. Por último, el colapsismo sería incomprensible sin atender a su letra pequeña política: aunque ningún colapsista busca intencionalmente provocar el colapso –no existe, hasta donde yo conozco, un aceleracionismo colapsista–, muchos de ellos entienden que además de la tragedia que le será inherente el colapso ofrecerá una oportunidad que puede tener rendimiento político. Especialmente para propuestas de signo anarquista o libertario.

Redefiniendo el colapso para hacer el concepto operativo

En mi definición de colapsismo he matizado que los colapsistas consideran inevitable un evento, acontecimiento o proceso “que deciden llamar colapso”  porque uno de los primeros problemas teóricos importantes del colapsismo es la vaguedad del término. En no pocas ocasiones se usa la palabra “colapso” con mucha gratuidad: realmente, la parte más inteligente del colapsismo proyecta un horizonte de futuro peor que irá evolucionando en unos plazos de tiempo dilatados. Lo que es incongruente con el imaginario del colapso, al menos, por dos razones. La primera, porque el hecho de que el futuro será ecológicamente difícil es innegable y aporta poco a un análisis de ecología política. La segunda, porque la conversión del colapso en un largo proceso de degeneración, que pueda durar décadas o incluso siglos, es incoherente con apuesta semántica. Y, mucho más importante, porque desactiva la hipótesis política del colapsismo, que es la primacía, en el corto plazo, de la acción autogestionaria de pequeñas comunidades que ocupan el hueco de un Estado y un Mercado en vías de derrumbe.
El hecho de que el futuro será ecológicamente difícil es innegable y aporta poco a un análisis de ecología política. EMILIO SANTIAGO
La definición de colapso más coherente que manejan los discursos colapsistas es, siguiendo a Tainter, una pérdida drástica de la complejidad social. El problema de esta definición es que la complejidad social es una categoría tan difícil de definir como de medir. Mi propuesta es entender el colapso ecosocial como un fallo muy destructivo, rápido y relativamente irreversible de la capacidad de regulación del Estado (que incluye el mercado, en tanto que todos nuestros mercados funcionan en simbiosis inseparable con el Estado moderno) provocado por un shock o golpe que se origina en la crisis ecológica (escasez energética o de recursos, evento climático extremo, pandemia originada en un proceso de zoonosis). Un escenario de disrupción rápida de la estabilidad reproductiva del orden moderno cuyo derrumbe ofrecería una posibilidad para que estrategias políticas con un fuerte perfil anarquista o autónomo, y con un marcado carácter revolucionario y a la vez local y comunitario, pudiesen triunfar.

El colapsismo ante el examen de los hechos: el pico de Hubbert

En el libro de Contra el mito del colapso ecológico se desglosan con cierto nivel de detalle distintos argumentos que problematizan el esquema base del pensamiento colapsista: desde una revisión actualizada de las evidencias científicas que el colapsismo emplea, y que en algunos campos como la energía admiten importantes matices e interpretaciones alternativas, hasta un cuestionamiento de la viabilidad política de sus ilusiones anarquistas, pasando por un análisis pormenorizado de la arquitectura teórica que sostiene su argumentario. Una arquitectura teórica que, por cierto, presenta unos paralelismos impresionantes al catastrofismo marxista previo a la Primera Guerra Mundial.
Como resumen simplificador, por norma general el colapsismo combina ciencia-natural valiosa, aunque sujeta a muchas incertidumbres, con chapuza sociológica. El resultado es una intervención política problemática, que en el plano de la ciudadanía afianza el clima de nihilismo, resignación y parálisis preexistente. Y en el caso del ecologismo activista, lo desengancha de las demandas y los malestares de las capas populares para lanzarlo a un aventurismo político fantasioso (y que tiene mucho de neoliberalismo inconsciente en tanto que aceptación del mantra ideológico del “no hay alternativa” y la asunción de la impotencia de la política institucional para transformar la sociedad).
La arquitectura teórica del colapsismo presenta unos paralelismos impresionantes al catastrofismo marxista previo a la Primera Guerra Mundial. EMILIO SANTIAGO
La primera década del nuevo milenio estuvo marcada por un intenso debate energético a partir de la publicación de un célebre artículo de Campbell y Laherrère en el año 1998, El fin del petróleo barato1. En dicho artículo se utilizaba la metodología de Hubbert para proyectar un pico global del petróleo en la primera década del siglo XXI, a partir del cual su producción declinaría irreversiblemente. En base a esta proyección, y debido al impresionante carácter petrocéntrico del mundo contemporáneo (80% de combustibles fósiles en su matriz energética, y un cuasi monopolio del petróleo en sectores como el transporte o la agricultura industrial), se generó una escuela colapsista que entendía que la conclusión lógica de este cruce de datos era la inmediata condena a muerte de la sociedad industrial tal y como la conocíamos. La complejidad moderna no podría sostenerse en un contexto de declive irreversible de la disponibilidad energética, lo que auguraba un proceso traumático de simplificación social. Esto es, un colapso. Los acontecimientos de la primera década del 2000 (la invasión de Irak, el incremento espectacular de los precios del crudo dentro del superciclo de las materias primas empujado por el desarrollo chino, la crisis financiera de 2008) contribuyeron mucho a conformar la narrativa del peak oil como una mirada novedosa que articulaba los sucesos de aquella década con una coherencia explicativa muy potente.
De aquel magma discursivo surgió una red internacional conectada a través de toda una serie de páginas web, blogs y foros de discusión online (que en España lideró la web Crisis Energética, que hizo un impresionante trabajo tanto de traducción como de producción propia de pensamiento alrededor del peak oil). Se trató (y aun se trata) de una red híbrida, en parte conformada por científicos preocupados por el agotamiento de los combustibles fósiles y en parte por ciudadanos que, una vez iniciados en un conocimiento enormemente disruptivo para sus vidas, o bien trataban de profundizar en él y contribuir a su desarrollo o bien mostraban alguna vocación adaptativa de muy diversas formas. Como constata Mathew Schneider-Mayerson, y no es casual sino una consecuencia lógica de los esquemas colapsistas, la mayoría de estas reacciones fueron estrictamente individuales2. De hecho, la iniciación en el peak oil en EEUU supuso un importante desencadenante de giros biográficos –mudanzas, cambios de trabajo-, y en algunos casos, la puerta de entrada a la subcultura preparacionista. Otras respuestas, más minoritarias, adquirieron un carácter más colectivo, como ocurrió con el movimiento de Ciudades en Transición, que surgió en el mundo anglosajón. O con la recepción de la tesis del peak oil por parte de movimientos sociales como el ecologismo o el anarquismo en España. Lo que unía todo este conglomerado de iniciativas y voces era la proyección de una enorme ruptura civilizatoria, que tendría impactos inminentes en la normalidad capitalista, y que era tan segura y contrastada que hasta se podía fechar con relativa exactitud algunos de sus efectos.
La red colapsista es híbrida, en parte conformada por científicos preocupados por el agotamiento de los combustibles fósiles y en parte por ciudadanos que, una vez iniciados en un conocimiento enormemente disruptivo para sus vidas, o bien trataban de profundizar en él y contribuir a su desarrollo o bien mostraban alguna vocación adaptativa de muy diversas formas. EMILIO SANTIAGO
A continuación, un ejemplo de estos pronósticos que eran comunes en aquel momento. En el editorial del número cero de la revista colapsista ibérica 15/15\15, un ejercicio de literatura ficción que se colocaba retrospectivamente en el año 2030, puede leerse la siguiente predicción que da nombre a la publicación: “Se había calculado que en tan sólo 15 años a partir de aquel 2015, no quedaría más que el 15% de la energía con la que el petróleo había venido sosteniendo la Civilización del Crecimiento”. Este enfoque de abrupta escasez energética daba continuidad al trabajo pionero de gente como Pedro Prieto con la mencionaba web Crisis energética o como Ramón Fernández Durán, quién publicó en 2008 el libro El crepúsculo de la era trágica del petróleo, uno de los primeros libros que trabajó este tema en España, donde pueden leerse interpretaciones de los informes de la Agencia Internacional de la Energía en las que se concluye “al ritmo actual del crecimiento de la demanda de petróleo en el mundo, en el 2012 esa demanda ya no podrá ser satisfecha, o quizás antes”.

Una alteración en el terreno energético

Sin embargo, hacia el año 2019 resultaba evidente que el relato del peak oil no cuadraba con la realidad. Como yo mismo apuntaba aquel año, en el primer texto en el que tomé cierta distancia respecto a los que por entonces eran mis compañeros de militancia: “Dos son las realidades que vuelven nuestro discurso especialmente contraintuitivo a ojos de las mayorías: (a) el precio del petróleo está relativamente bajo, en comparación con las cifras estratosféricas de antes de 2014, y (b) la economía mundial sigue creciendo, aunque lo haga a costa de acumular contradicciones en una demencial huida financiera hacia delante”.
Un poco más adelante el artículo ponía el acento en el que era el núcleo de experiencia cotidiana que contradecía nuestras creencias colapsistas: “en 2004, cuando supimos gracias a una charla de Pedro Prieto del peak oil y los planteamientos de Hubbert, nos parecía imposible llegar a 2019 con este nivel de continuidad esencial en la forma de vida moderna”.
Sin duda la década de los diez había sido turbulenta. La crisis financiera puso contra las cuerdas el supuesto fin de la historia neoliberal. Su gestión austericida, especialmente integrista en Europa, provocó un ejercicio de tortura sádico e innecesariamente doloroso sobre el cuerpo social. Revueltas y estallidos populares cambiaron el mapa político del mundo. Pero hacia mediados de década, era evidente, al menos en Occidente, pero también en China y en muchos países emergentes, que el suministro energético, el orden público o la seguridad alimentaria no se habían visto sustancialmente alterados. Al menos no a la escala que preveíamos. También resultaba poco discutible que la producción de petróleo había continuado incrementándose gracias a la revolución tecnológica del fracking en EEUU, aunque esto implicara nuevos problemas técnicos y financieros de diverso tipo. O que la percepción de riesgo de escasez energética, que había sido notable entre las élites durante los años 2000, había disminuido radicalmente. Un auténtico “change game” al que se le puede seguir la pista en el cambio de posiciones de algunos autores que habían ayudado mucho a consolidar el discurso del peak oil, como el español Mariano Marzo o el italiano Ugo Bardi.
Hacia mediados de década, era evidente, al menos en Occidente, pero también en China y en muchos países emergentes, que el suministro energético, el orden público o la seguridad alimentaria no se habían visto sustancialmente alterados. EMILIO SANTIAGO
A día de hoy, en los círculos de especialistas energéticos, el sentimiento predominante es que el momento peak oil fue una falsa alarma. O al menos, un problema parcialmente pospuesto –aunque no definitivamente resuelto–. Como ejemplo, una de las figuras más importantes del pensamiento energético en España, Antxón Olabe, asesor del Ministerio de Transición Ecológica entre los años 2018 y 2020, y uno de los cerebros del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (la hoja de ruta oficial del gobierno español para la descarbonización del país), se refería en su último libro a la cuestión del peak oil con estas palabras, de las que extraigo algunos fragmentos relevantes:
Los defensores de dicha hipótesis se equivocaron. En los casos ideológicamente más extremos, se construyó toda una narrativa sobre el inevitable colapso ecosocial y civilizador, cuya causa principal sería la incapacidad del sistema energético para bombear petróleo barato a la economía (…). Pues bien, una década y media después, el sistema energético mundial, lejos de enfrentar un problema de escasez de oferta de crudo, dispone, como hemos dicho, de reservas de petróleo equivalentes a cincuenta años de la producción actual (…).
Y después de enumerar las diferentes innovaciones en curso que están surgiendo para enfrentar la crisis climática (despliegue de renovables, movilidad eléctrica), Olabe concluye afirmando que “el auténtico problema del sistema energético en general, y del sector del petróleo en particular sea, a medio y largo plazo, el de encontrarse con una ingente cantidad de activos varados”.
Que la hipótesis del peak oil, tal y como se enunciaba en la primera década de los 2000, no se haya cumplido, no significa que no enfrentemos problemas energéticos serios. Los descubrimientos de nuevos yacimientos presentan una curva descendente desde hace décadas. La concentración de recursos rentables en algunos territorios sigue siendo una fuente peligrosa de vulnerabilidad, como nos ha demostrado la invasión rusa de Ucrania, lo que nos recuerda que el suministro energético seguirá siendo la principal fuente de tensión de la geopolítica contemporánea. Los petróleos no convencionales que nos ofreció el boom del esquisto en los EEUU son más caros, más difíciles de extraer, menos versátiles y mucho más contaminantes. No es descartable además que se trate de un respiro energético relativamente corto en términos históricos. Además, la petrodependencia extrema de la sociedad moderna augura que la transición a una economía descarbonizada será una tarea titánica y llena de riesgos, salpicada de turbulencias y con altas posibilidades de cometer graves errores colectivos. Pero este escenario de rendimientos energéticos decrecientes y problemas sociopolíticos asociados a ellos no asegura, en ningún caso, el derrumbe de la civilización industrial. Como tampoco es verdad que las energías renovables no puedan sustentar un cambio en la matriz energética de una sociedad industrial (aunque el debate de su capacidad está abierto y no hay consenso, la mayoría de los estudios apuntan a que sociedad moderna –con cambios importantes– y renovables son fenómenos perfectamente compatibles). Este es el tipo de saltos argumentativos exagerados que la ideología colapsista favorece, y que desorientan, y comprometen para mal, las estrategias del ecologismo transformador.

Descifrando la fórmula del error colapsista

¿Cómo podemos explicar el error de la hipótesis colapsista con el peak oil? Los mecanismos mentales y argumentativos que alimentan el colapsismo son muchos. Los hay de tipo psicológico, los hay relacionados con inercias culturales e imaginarias monopolizadas por la distopía, los hay que tienen que ver con cuestiones microsociológicas y también con la adecuación de la teoría a ciertos axiomas políticos, como ocurrió con el caso de su celebrada recepción anarquista. Expongo, de manera muy simplificada, cinco elementos recurrentes de tipo epistemológico y teórico que ayudan a entender qué falló en las proyecciones de los círculos del peak oil, y que forman parte  del sustrato intelectual del pensamiento colapsista:
– Un cierto nivel de sesgo de confirmación científica, priorizando siempre aquellas perspectivas o datos que, en debates académicos muy complejos y llenos de incertidumbres, se adecuaban más al relato general.
– Un acusado reduccionismo, como si el petróleo y su declive pudieran abarcar el conjunto de los fenómenos de la historia reciente, obviando las muchas otras dimensiones de los acontecimientos, en muchos casos con un poder explicativo mayor (como ocurre en estos círculos con la crisis financiera del 2008).
– Un notable mecanicismo, que sistemáticamente ha minusvalorado el dinamismo abierto de lo social y su capacidad adaptativa en muchos frentes, desde la innovación tecnológica hasta la posibilidad de diferentes arreglos económicos y políticos. Dos factores que han ido modulando el estrés energético del siglo XXI desobedeciendo el guion prestablecido por la teoría.
– Un enfoque determinista, en el que la energía se entiende del mismo modo que entendía el marxismo más vulgar la economía: como la base infraestructural de la que depende el comportamiento evolutivo de la sociedad.
– Un cierto abuso del concepto de sistema, que facilita una confusión constante de las escalas macro y micro, difuminar lo particular de las coyunturas en un esquema explicativo general, y apostar demasiado a una noción de crisis gobernada bajo la idea de efecto dominó.

El Reino de la Libertad no está clausurado

Este tipo de errores teóricos serían irrelevantes si quedaran dentro del campo de la experimentación académica. Pero cristalizan en narrativas simplificadas, mitos e ideas fuertes con una influencia creciente en el debate y en la acción del movimiento ecologista. Los cuadros políticos ecologistas que están llamados a ejercer un liderazgo esencial en las próximas décadas hoy se socializan en ambientes ideológicos que invitan a todo tipo de confusiones peligrosas. Por ejemplo, llevándole la contraria el grueso del trabajo académico al respecto, que las energías renovables son un apéndice de los combustibles fósiles. Un espejismo energético por el que no merece la pena apostar ya que todo futuro sostenible pasa por aproximarnos a una realidad metabólica de signo preindustrial. Por cierto, que las energías renovables puedan sostener una civilización industrial, aunque sea transformada en parámetros importantes como la alimentación o la movilidad, no elimina los problemas y las violencias de su implementación bajo una gramática económica capitalista. Pero este es otro debate: el de la necesidad del ecosocialismo. Otra confusión peligrosa que promueve el colapsismo es  pensar que desentenderse del Estado es una opción científicamente respaldada por la supuesta descomposición irreversible de nuestros niveles de complejidad social.
Los errores teóricos cristalizan en narrativas simplificadas, mitos e ideas fuertes con una influencia creciente en el debate y en la acción del movimiento ecologista. EMILIO SANTIAGO
Como estamos viendo en Francia estos días con la antidemocrática ilegalización del movimiento Lés Soulèvements de la Terre, no hace falta que un gobierno de extrema derecha explícita llegue al poder para que el ecologismo sufra procesos represivos profundamente desarticuladores. Y este pulso, aunque tendrá que jugarse en la calle, no se ganará solo en la calle. Se ganará en el Estado, en una guerra de posiciones ardua e intermitente (Gramsci) por construir mayorías sociales con capacidad de gobierno. Y la primera premisa para la victoria pasa por no obviar que ese es el terreno de juego que ningún colapso repentino nos va a ahorrar.
Que el pico del petróleo, tal y como se concebía a principios de los 2000, haya resultado una falsa alarma no significa que no enfrentemos problemas ecológicos existenciales. Riesgos que ponen en peligro la vida social tal y como la conocemos. Un siglo XXII habitable sigue sin estar asegurado. Si la energía nos está dando una tregua, lo está haciendo a costa de agravar y acelerar el desastre climático en curso, un frente donde las malas noticias se están acelerando, tal y como hemos podido comprobar en primera persona del plural en el pasado verano terrible. La hecatombe de la biodiversidad sigue comprometiendo peligrosamente el futuro. Pero en ambos casos tenemos aún margen de maniobra temporal para impulsar las transformaciones estructurales que necesitamos, en parte tecnológicas pero sobre todo socioeconómicas y políticas. Y a diferencia de lo que planteaba la hipótesis del peak oil, que con su descenso energético drástico comprometía también nuestra capacidad de reacción, estas alternativas son pensables y ejecutables desde un cierto nivel de continuidad material (que no económica, que debe ser transformada radicalmente) con los fundamentos de la vida moderna. Lo que despeja el horizonte de cambio y lo torna factible.
Que el pico del petróleo, tal y como se concebía a principios de los 2000, haya resultado una falsa alarma no significa que no enfrentemos problemas ecológicos existenciales. EMILIO SANTIAGO
Por supuesto, la solución a la crisis ecológica pasa por una contracción selectiva de muchos sectores productivos para resituarlos dentro de unos límites ecológicos seguros, que hoy han sido peligrosamente violados (ese objetivo que el decrecimiento apunta, aunque todavía esté lejos de ser una idea políticamente funcional). También, y de modo más profundo pero más complejo, la sostenibilidad exige desactivar la maldición autómata de la bulimia capitalista, transitando hacia un orden económico racional, que facilite la planificación democrática de una producción ecológicamente viable en el tiempo, redistribuyendo riqueza y garantizando el acceso universal a la seguridad material. Un proyecto que muchos seguimos pensando en términos ecosocialistas.
Que el colapsismo, al menos en su vertiente energética, se esté demostrando, a la luz de los hechos, una mitología basada en errores científicos y teóricos, es para los ecosocialistas, una buenísima noticia: nos anima a pensar que el bien mayor, el proyecto emancipador que Marx llamó el Reino de la Libertad, no está clausurado. Su consecución pasa, sin duda, por superponer su construcción paulatina con la tarea prioritaria de nuestra generación, que es evitar el mal mayor: una trayectoria Tierra Invernadero que impida la vida humana civilizada en nuestro planeta. Para quienes dimos durante muchos años al colapso de la sociedad industrial la categoría de un destino, descubrir que no estábamos en lo cierto supone una fuente de alegría política que el conjunto del ecologismo transformador se merece disfrutar.
NOTAS
1. Colin J. Campbell, Jean H. Laherrère, « The End of Cheap Oil », Scientific American, vol. 278, N° 3, 1998, p. 78–83.
2. Matthew Schneider-Mayerson, Peak Oil : Apocalyptic Environmentalism and Libertarian Political Culture, Chicago, University of Chicago Press, 2015.
Fuente: Legrandcontinent.eu

Zuppi lo hizo de nuevo

[Visto: 664 veces]

Luca Casarini captura la CEI

A raíz de las investigaciones promovidas por la fiscalía de Ragusa sobre un enorme préstamo, de más de dos millones de euros, que algunas diócesis italianas, junto con algunas organizaciones vaticanas y con la orientación de eminentes cardenales, entre ellos Zuppi, han donado a Luca Casarini & Co. y su asociación mediterránea, para las operaciones de rescate de inmigrantes en el mar. Cada uno de los obispos implicados donó decenas de miles de euros de las limosnas de los fieles, incluso se pensó en crear en el futuro una organización para recaudar periódicamente sumas considerables en 100 parroquias de las diócesis implicadas. El asunto afecta también al Papa Francisco, que escribió dos cartas de elogio y aliento a Casarini, diciéndole que siempre podía confiar en él, recibió al personal mediterráneo en el Vaticano, se fotografió con ellos e incluso invitó a Casarini a participar en el sínodo.
Se habla de ingenuidad, de estafa, el nivel de nuestros obispos es cada vez más bajo y los hace fácil blanco de los estafadores de turno. Casarini y sus amigos supieron presentarse como inspirados religiosamente hasta el punto de conseguir un capellán para su barco «Mare Jonio». Supieron promover reuniones adecuadas y reunir, en una especie de red clandestina, a una serie de obispos y cardenales no sólo diocesanos sino también trabajando en el Vaticano, homogéneos en términos de mentalidad y visión de las cosas en el mundo, una operación compleja y delicada.
«La CEI en manos de Casarini». Aquí está el pez gordo para sacar dinero de las diócesisEmpezamos a conocer sus chats internos, en los que los miembros del grupo no escatiman su desprecio hacia los obispos que involucran. Zuppi o Czerny, Lorefice o Castellucci, Mogavero o Hollerich no son ingenuos, ciertamente imprudentes dadas las cantidades que gastaron de esta manera extraña. Parece claro que pastores eminentes consideraron lo que era más bien un producto ideológico como una expresión de caridad evangélica. Confundieron a Casarini con el buen samaritano, el «Mare Jonio» con el barco de la pesca milagrosa, los inmigrantes con Israel hacia la tierra prometida. No se guiaron por la razón ni siquiera por la teología, olvidaron el sentido común y también los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. Las ONG que patrullan el Mediterráneo no brillan ni por su ingenuidad ni por su inocencia y no era necesario añadir la financiación de la Open Society de Soros a la de los fieles pobres de las diócesis. La manera de hacer de Francisco es imitada por cardenales y obispos con la esperanza de agradarle. Regalar dinero a los Casarini puede ser un motivo de orgullo e incluso una fuente de beneficios y ascensos, incluso a costa de que se reduzcan las ofrendas de los fieles, como ocurrirá, sin duda, tras este nuevo caso.
Los documentos de Ragusa sobre Luca Casarini y otras cinco personas, investigados por complicidad en la inmigración ilegal y violación de las normas del código de navegación, revelan una relación desconcertante con El Vaticano. Casarini ha maniobrado hábilmente para entrar en los ganglios de la Iglesia católica, como se desprende de las interceptaciones publicadas por el periódico La Verità. Una historia que se desarrolla entre 2019 y 2021, hasta la incautación de sus teléfonos móviles. Según la desconcertante investigación de Panorama, las diócesis italianas financian a la ONG mediterránea con millones de euros.
Vida y milagros del «Padre Barco». «Ahora ocupamos una parroquia»Luca Casarini define a los obispos como «imbéciles», para obtener un apoyo económico y logístico y una «bendición» que modifique las actividades de la organización de Casarini y sus compañeros. Los sacerdotes rojos como Don Luigi Ciotti de Libera actúan como intermediarios. Y don Mattia Ferrari, el prelado que consigue llevar al exlíder de los Tute Bianche incluso a una audiencia con el Papa Francisco. Casarini habla así de sínodo: «Chicos todavía tengo que recuperarme de estos días y sobre todo del esfuerzo físico que hice para poner cara de idiota… para decirle al Papa que ponga el dinero». «Como sabes, puedo ser un excelente bromista…». «La Iglesia católica se está convirtiendo en nuestro Soros». En su opinión, el cardenal Matteo Zuppi «quiere su pastel y comérselo también».
Mediterránea anuncia acciones legales contra los dos periódicos acusándolos a su vez de «una operación vulgar y vergonzosa, con uso difamatorio y ofensivo de mentiras» haciendo uso de «dispositivos de nuestro país que tienen acceso a interceptaciones de conversaciones y correos electrónicos personales cuyos contenidos están protegidos» por el secreto de la investigación». El extenso comunicado denuncia un «ataque a quienes apoyan la ayuda civil, en este caso a la Iglesia del Papa Francisco», no entra en el fondo de las cuestiones planteadas con datos, fechas y cifras…
Ex parte Ecclesiae estarían los obispos más cercanos a la agenda del actual Pontífice, empezando por Zuppi, el arzobispo de Palermo monseñor Corrado Lorefice, que sería el principal «facilitador», por usar un término sinodal, de su conversión que se remonta a 2019, y Castellucci, arzobispo de Módena, ciudad de donde procede el capellán de la ONG, don Mattia Ferrari, por citar sólo algunos. «En total, más de 2 millones de euros» para rescatar a 422 inmigrantes de las «únicas cuatro misiones realizadas, es decir 4,900 euros por cada uno. Las cifras no sólo permiten la asistencia a los inmigrantes, sino que, según una interceptación citada, habrían permitido al propio Casarini «pagar el alquiler de la casa y la separación».
La embarcación del contrabandista incautada«¿Crees que los hemos reclutado, al contrario?» «¿Puedo decir que nuestros amigos obispos bergoglianos son un poco idiotas por decidir no gestionar públicamente a lo grande su relación con nosotros?». Casarini puede presumir de una relación particularmente afectuosa con el Pontífice que se remonta al menos a aquel intercambio de cartas del 9 y 10 de abril de 2020: «Querido Papa Francisco…», «Luca, querido hermano…», y no está claro cuál de los dos quedaron más edificados que el otro. Un testimonio, el del jefe de la misión de la ONG mediterránea Saving Humans, «que me hace mucho bien», respondió el Pontífice, quien declaró a Casarini y compañeros que estaba «siempre disponible para echar una mano». El nombramiento de Luca Casarini como «padre sinodal» es el último trozo del hilo «rojo» que une al antiguo movimiento antiglobalización y la «Iglesia-del-Papa-Francisco», como ellos mismos dicen. Una armonía ideológica que une al Papa Francisco con ese «mundo» de movimientos de izquierdas que le gusta más que los movimientos católicos.
Fuente: Infocatólica.com

Encuentro entre el Papa Francisco y la ONG mediterránea en el Vaticano, Bergoglio recibe a los ‘piratas‘ en el Vaticano

Por Luca Casarini– www.ilriformista.it
Para nosotros en Mediterranea, el encuentro con el Papa Francisco no fue una simple ocasión de llamar la atención. Por Dios, si es útil mostrar con otros ojos y describir con otras palabras la vida, demasiado a menudo la muerte, a la que están condenados miles y miles de otros seres humanos que intentan cruzar el mar para llegar a Europa, bienvenidos también el centro de atención. Pero con el Papa, con la Iglesia que él representa, nunca hemos buscado esto. Seguimos un camino, para algunos observadores instrumentales, para otros “herético“, que tiene como centro la unión “de mujeres y hombres de buena voluntad” para practicar otro mundo posible, para seguir buscando una “Tierra Prometida“.
Cuando pusimos las bases de Mediterranea decidimos que no preguntaríamos a nadie que quisiera unirse a nosotros “de dónde venían“. No habríamos hecho “análisis de sangre” de pureza revolucionaria o humanitaria a quienes conocimos, mientras hacíamos lo que sentíamos que teníamos que hacer. Decidimos mostrarnos desde el principio inadecuados e insuficientes, sin la verdad en el bolsillo y necesitados de ayuda, más que de dispensadores de ayuda. De hecho, nos lo dijimos cuando, el 3 de octubre de 2018, salimos al mar por primera vez con nuestro viejo y querido Mare Jonio, que de un remolcador del 72 se había transformado en un barco de salvamento civil. La tragedia del Mediterráneo, pero en definitiva todas las aberraciones que este mundo “civilizado” cultiva en los márgenes de sus cuidados jardines, tiene como causa principal nuestra incapacidad para transformar la indignación en acción.
Sin duda, indignarse sigue siendo un ejercicio de cultura y una muestra de sólidos fundamentos morales: nuestras raíces cristianas o ilustradas se enorgullecen de juzgar y quedar “gravemente impactadas” por las violaciones de los derechos humanos, pero cuanto más elevamos el tono y adoptamos una postura más severa, Cuanto más nos fijamos en nuestra “distancia” del horror, más nos acostumbramos a él y no reaccionamos. La indignación se ha convertido en un sentimiento domesticado, sin cuerpo ni entrañas retorcidas. Lo cual se expresa sentado, frente a una pantalla. Todo es relativo y uno se acostumbra a todo. Incluso las personas a las que dejamos morir en el mar, porque está claro que somos nosotros quienes les obligamos a entrar en esta ruleta rusa, con nuestras opciones políticas de derecha y de “izquierda“, van desapareciendo lentamente. Ya no son personas, mujeres, hombres y niños, sino números, noticias y ni siquiera eso.
Le dije al Papa Francisco, durante el encuentro, que me llamó la atención el uso de la frase “tengo la conciencia tranquila” mientras el mar devolvía los muertos. Aquí la indignación cambia de dirección y también de naturaleza: de un impulso que no te permitiría sentirte a gusto contigo mismo, que te perturba por dentro hasta el punto de avergonzarte de lo que te ves obligado a ver, da un giro y se convierte en indignación. hacia quienes se atreven a decir, o simplemente aludir, que también podría ser tu culpa por ese horror. Y se convierte en una coartada para no hacerlo o dejar que se haga. Mediterranea nació porque permitimos que nuestra indignación saliera libremente, creciera, se hiciera carne y voluntad. Todo lo cual, en mi opinión, interesa mucho al Papa y a esta Iglesia que se cuestiona constantemente, en un ejercicio que algunos expertos tildan de “incertidumbre“. Y así el Papa nos recibió a nosotros, los que estamos entre los “peores“, para escucharnos. Escuchar todas nuestras dudas e incluso nuestro enfado, escuchar nuestro sueño, la descripción de nuestros planes para poder seguir desafiando lo que parece inmutable.
Antes de ir a él, me invitaron a la Gregoriana, la Universidad Pontificia. Durante un curso sobre la relación entre “Iglesia y derechos humanos“, el autorizado profesor me pidió que dijera algunas palabras. Frente a mí tenía una clase de jóvenes sacerdotes y monjas de todos los colores y de todo el mundo. Una monja muy joven y de ojos brillantes se me acercó al final para contarme sobre su actividad en la frontera entre México y Estados Unidos. Para ayudar a los inmigrantes que, incluso allí, son clasificados por el país más civilizado y democrático del mundo: “ilegales“. Y asesinados, heridos, pisoteados, encarcelados. Rechazado, como aquí. Un estudiante sacerdote africano habló en lugar de George Floyd y Black Lives Matter, para dar un ejemplo de cómo la “Declaración Universal de Derechos Humanos“, firmada por el mundo occidental y base inspiradora de las constituciones de posguerra, “reina pero no en los gobiernos“.
Al día siguiente del encuentro con el Papa fui a ver a los franciscanos, que habían reunido su “coordinación mediterránea“. Viven en misiones que están justo al otro lado de nuestro mar, y cada día se comparan con los que “se van“. Una monja que se encuentra en Turquía, en un campo de refugiados de esos que gestiona Erdogan pagados por Europa para detener a inmigrantes afganos y sirios, contó con lágrimas en los ojos cómo las chicas se prostituían para recoger el dinero para comprar el viaje para llegar a el otro lado, a Grecia. Un fraile mayor, sin embargo, describió la práctica de acoger a los “indocumentados” .
En los últimos días también conocí a una comunidad de jesuitas que me acogieron. Compartí mis historias con ellos y ellos me contaron las suyas: en Chad, en Albania, en América Latina. Esto de aquí es mediterráneo. En la navegación, construir una gran red de personas que comparten prácticas concretas, incluso si no son apreciadas por quienes están en el poder. Cada uno, a través de lo que vive, puede dar respuestas a su necesidad de fe o a sus ideales seculares. Pero mientras tanto, a la espera de las respuestas, seguimos adelante. Tu vives. Nos ensuciamos las manos. Don Mattia Ferrari, nuestro capellán a bordo, es el jefe de misión de este viaje hacia esta Iglesia de los más pequeños. Y así sucedió que incluso alguien como yo, que no lo merece en absoluto, pudo recibir un abrazo del Papa.

Caviares italianos

«Zuppi, el cardenal camaleón que estudia para ser Papa. El líder de los obispos viene de Sant’Egidio, es amigo de Romano Prodi y es apodado el “capellán del Partido Demócrata”. Pero desde que se convirtió en cardenal también ha gestionado las relaciones con los católicos de derecha. A nivel político, sin embargo, no da tregua al gobierno, empezando por la inmigración. Es el primer cardenal recibido como invitado en un centro social y en la celebración de la Unidad. “De Bersani a Letta, de Orlando a Casini, los demócratas compiten para llamarse sus admiradores“.

Newman es Newman

[Visto: 1093 veces]

“Newman, 1844”. George Richmond.

Por 240 votos a favor y 2 en contra, los obispos estadounidenses votaron a favor de escribir una carta de apoyo al Papa Francisco, en su esfuerzo por lograr que San John Henry Newman sea nombrado Doctor de la Iglesia.
El obispo Daniel Flores, que dirige el comité de doctrina de la USCCB, explicó durante la reunión plenaria de otoño de los obispos que la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales había pedido a la conferencia estadounidense que escribiera una carta en apoyo de sus esfuerzos para que Newman recibiera el título.
Las conferencias episcopales de Irlanda y Escocia también apoyan este esfuerzo.
Flores explicó que el comité de doctrina de los obispos estadounidenses concluyó después de un estudio de 2019 que los escritos de Newman son “eminentes y de gran relevancia para la Iglesia hoy” en una variedad de áreas, incluido el desarrollo doctrinal, los fundamentos morales de la educación, el papel de los laicos, la búsqueda de la verdad y la primacía de la conciencia.
Doctor de la Iglesia” es un título otorgado por la Iglesia a ciertos santos cuyas vidas ejemplifican una santidad extraordinaria y cuyos escritos o enseñanzas contribuyen significativamente a la vida de la Iglesia.
Nacido en 1801, Newman fue un renombrado académico de Oxford y teólogo anglicano. Una extensa investigación sobre los Padres de la Iglesia finalmente lo llevó a la Iglesia Católica, a la que ingresó en 1845. Fue ordenado sacerdote dos años después.
Su conversión no fue bien recibida por muchos de sus conocidos en Inglaterra. Perdió a muchos amigos por esta decisión, incluida su hermana, que nunca volvió a hablar con él. Y su carrera eclesiástica estuvo marcada por frecuentes dificultades dentro de la Iglesia.
Aún así, en 1879, Newman fue nombrado cardenal. Adoptó como lema “Cor ad cor loquitur”, que significa “El corazón habla al corazón”.
Newman murió en 1890. Tenía 89 años.
Newman, un autor prolífico, dejó miles de cartas y numerosos libros y ensayos, entre ellos “Esperando a Cristo” y “Meditaciones sobre la doctrina cristiana”.
También fue autor de “La idea de una universidad”, y hoy su nombre se adjunta a los centros de ministerio universitario católico en campus universitarios de todo el mundo.
Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI en 2010 y canonizado en 2019 por el Papa Francisco. Su fiesta es el 9 de octubre.
Obispo Daniel Flores, durante una conferencia de prensa el 14 de noviembre en Baltimore, Maryland. Crédito: JD Flynn/Pillar Media.
The Pillar habló con el obispo Daniel Flores sobre Newman, su predicación y su perdurable sabiduría para la Iglesia.
¿Por qué debería ser San John Henry Newman doctor de la Iglesia?
Bueno, creo que, en primer lugar, su erudición es incuestionable. Su fidelidad a la Iglesia, incluso en medio del sufrimiento, en un momento muy difícil y muchas veces con muchas incomprensiones.
Ese sufrimiento sólo estimuló una reflexión aún más profunda sobre, especialmente, el misterio eclesial que pudo dilucidar no sólo porque era muy leído, sino también porque había experimentado una especie de su propio movimiento personal, eclesialmente.
Para Newman, la teología era un movimiento de la vida, y creo que la profundidad de su obra, y la complejidad de la misma, fue una señal de que hay cosas reales que pudo dilucidar mediante sus escritos.
Dicho esto, ser declarado doctor de la Iglesia es un reconocimiento por parte de la Iglesia de la importancia de uno como voz docente en la Iglesia. Es un gran honor y no hay garantía de que el Santo Padre lo conceda en este momento, y tal vez sólo lo haga más tarde.
Pero al menos para nosotros haber hecho la solicitud, y nos unimos a los obispos de Inglaterra y Gales en eso, fue una señal de que percibimos que hay una marca de aplicabilidad y profundidad [en el trabajo de Newman].
Es una petición al Santo Padre. Puede que decida que es un momento oportuno o puede que no. Pero esto nos llegó como una petición para apoyar una petición y la apoyamos.
Newman ha sido ampliamente traducido. Ha leído en casi todos los idiomas.
Hemos escuchado de mucha gente; al menos, he escuchado de mucha gente, al menos de forma anecdótica.
Pero al mismo tiempo, creo que el cardenal [Daniel] DiNardo destacó un punto importante durante nuestra discusión sobre este tema. El trabajo de Newman necesita más estudio. Necesitamos profundizar aún más en esto. Y realmente, nadie es nombrado Doctor de la Iglesia porque los entendamos [completamente], y para que siempre puedan estar en un pedestal.
La designación es la Iglesia diciendo que esta persona es digna de confianza. Pero eso no significa que sea infalible en cada una de sus opiniones o posiciones teológicas, pero esa persona es digna de confianza y la Iglesia está invitada a profundizar en cuál es su enseñanza.
Entonces, San Juan de la Cruz es Doctor, Santa Teresa de Ávila es Doctora, y han alcanzado cierto nivel de influencia sobre la vida de la Iglesia, pero también son personas a las que seguimos leyendo, para intentar entenderlos todavía.
De todos modos, creo que no importa lo que pase con esta petición, es importante que avancemos con el proceso.
Creo que debido a lo mucho que se ha estudiado a Newman en los Estados Unidos y a lo influyente que ha sido, y también porque no es fácil encasillarlo en una determinada forma de pensar, no encaja en nuestras categorías.
Esto es muy bueno para nosotros porque vivimos en una época a la que le gusta vivir en sus propias categorías. Pero Newman rompe eso.
La historia de su propia vida personal es un espejo de lo que trata su escritura. Creo que nos ayudará a pensar fuera de nuestras propias categorías, [nuestra tendencia] a pensar que él es esto o aquello.
¡Sé que es una respuesta larga para una pregunta corta!
Cromolitografía de John Henry Newman, publicada en Vanity Fair el 20 de enero de 1877. Hombres del día. Núm. 145. “Tratados para los tiempos”. Caricatura de Sir Leslie Ward.
Aunque fue hace más de 150 años, me parece claro que la Iglesia todavía intenta comprender el Concilio Vaticano I y sus implicaciones, especialmente en lo que respecta al Pastor aeternus y la primacía e infalibilidad del Papa.
Newman tenía reservas sobre el enfoque del Concilio Vaticano I sobre esa cuestión, aunque finalmente aceptó el juicio del concilio.
¿Hay algo que Newman pueda aportar a nuestros propios esfuerzos por leer el Concilio Vaticano I?
Oh, creo que podría ayudarnos a abordar no sólo el Concilio Vaticano I, sino también el entorno teológico anterior al Concilio Vaticano I.
Newman anticipa lo que se llamará en el siglo XX, el movimiento de recursos , porque está muy interesado en los Padres, como parte de su patrimonio anglicano. y en entenderlas históricamente, es decir, ¿de qué trataban las controversias, o cómo se convierten en signos de desarrollo cuando se acepta una cosa y se rechaza otra?
No tenía miedo del desorden de la historia.
Esto abre entonces, después del Concilio Vaticano I, el impulso teológico, incluso después de Aeterni patris [de 1879] , que devuelve al tomismo a un cierto lugar -que en realidad no había ocupado hasta ese momento, especialmente en la investigación filosófica y teológica- que permitió al tomismo experimentar un recurso propio.
Fueron necesarios un par de generaciones, pero volvió al texto y volvió a la tradición y a entenderlo históricamente.
Etienne Gilson fue un gran teólogo histórico y no habría sido posible para él sin Aeterni patris . Pudo mirar la voz histórica de Thomas de una manera que nunca antes se había visto.
Pero Newman también estaba haciendo eso, en la forma en que escuchaba la atronadora voz de Cirilo de Alejandría, y en el contexto del desorden de la historia.
Entonces creo que, en ese sentido, abre algunas puertas por las que muchos teólogos pudieron atravesar en el siglo XX, antes del Concilio Vaticano Segundo. Hay una amplia amplitud que él maneja allí. Pero también es un gran poeta y un gran prosista… lo cual creo que no es irrelevante a este respecto. Porque la forma en que hacemos nuestra teología es también una cuestión de estética.
La gente realmente no podía escribir hoy en día como escribe Newman y salirse con la suya. Pero tiene cierta majestuosidad, y está a la altura de la temática, digámoslo así.
De todos modos, ciertamente nos impulsaría a salir de nuestras categorías porque no es fácil categorizarlo: liberal, conservador, reaccionario, tradicionalista, etc.
Newman no encaja en esas etiquetas. Newman es Newman.
Newman es Newman, lo cual creo que es uno de los signos de un Doctor de la Iglesia confiable.
Newman es Newman, al igual que Santo Tomás es Santo Tomás. Mucha gente vino tras él y lo interpretó de cierta manera, y pelearon entre ellos, y todavía lo hacen.
Y Agustín es Agustín. Teresa de Ávila es Teresa de Ávila. Teresa de Lisieux es Teresa de Lisieux.
Si los tomamos por quienes son en el contexto histórico, tienen mucho que decirnos. Así es como yo lo vería.
Newman es un teólogo muy consumado, pero no es del todo apropiado verlo como un académico. Más bien, Newman es un clérigo. Él es un predicador. Y corresponsal: gran parte de su mejor teología está en sus cartas. ¿Qué les dice esto a los clérigos sobre la relación entre la vida intelectual y la vida pastoral y el púlpito?
Bueno, eso nos recuerda al ejemplo patrístico, porque Agustín era muy parecido: Sí, escribió la “Ciudad de Dios” y cosas así entre sus sermones. Pero la mayor parte de la obra de Agustín como teólogo es su predicación: sus sermones sobre los Evangelios y sus controvertidas cartas.
Eso es lo esencial: Agustín era un predicador.
Entonces Newman recuerda eso: creo que es un buen ejemplo para los clérigos decir que nuestra teología puede fluir fielmente a partir de una profunda espiritualidad del ministerio sacerdotal. Realmente puede.
Lo que la gente me dice, por supuesto, es, bueno, obispo, ‘¿Quién tiene tiempo para escribir?’
Pero creo que si de todos modos vas a escribir un sermón, al menos tendrás algo con lo que empezar. Creo que los escritos pastorales no tienen por qué ser no teológicos y los escritos teológicos no tienen por qué ser no pastorales.
Creo que hay algunos obispos que han logrado ser escritores… pero muchas veces es ocasional, quiero decir, es sobre lo que te piden que hables, o que te pidan que escribas o que hagas.
Me viene a la mente el cardenal Francis George, en nuestro tiempo…
Correcto, exactamente. No sé cuántos de sus sermones escribió, pero tenían ese carácter del que estamos hablando. Y esa es la señal de una mente brillante.
Pienso también en Óscar Romero. Tenemos sus sermones porque fue grabado en la radio. Estos sermones, desde su catedral, duraban entre 45 minutos y una hora, porque sabía que se dirigía a todo un país, y todas esas cosas han sido transcritas.
Y cuando leo los sermones de Romero, pienso: ‘Hay un teólogo pastoral’.
Porque estaba aplicando lo que tenía fresco en la mente, la enseñanza del Concilio Vaticano II, que para él era un recuerdo, sobre la enseñanza social de la Iglesia. Se refería constantemente a Pablo VI. Se refería constantemente a Gaudium et spes y luego lo aplicaba a la situación que vivía.
¡Ese es un teólogo pastoral!
En la canonización de Newman, me conmovió ver su retrato colgado en el frente de la Basílica de San Pedro, porque en su vida, Newman enfrentó pruebas relacionadas con sus relaciones con el episcopado. Así que fue sorprendente verlo honrado de esa manera.
¿Crees que las cruces que soportó dentro de la Iglesia influyeron en su vida intelectual?
Estoy seguro de que lo hicieron. Para un alma profunda, es imposible separar esas cosas.
Muchos grandes santos, especialmente los de tipo teológico, sufrieron en su tiempo.
Para tomar un ejemplo de alguien que aún no es santo y cuya causa apenas está en marcha, pensemos en Henri de Lubac.
De Lubac tuvo que guardar silencio por un tiempo, teológicamente hablando, y lo hizo, por amor y obediencia a la Iglesia. Y luego, cuando pudo empezar a escribir más, escribió algunas de las expresiones más hermosas de lo que significan el amor y la obediencia a la Iglesia. Su experiencia estaba vinculada al tipo de teología que estaba haciendo.
Ya sabes, hay momentos en que la Iglesia tiene una manera de hacer santos precisamente por las cruces que les da. Eso es fácil de decir, pero para los santos no fue fácil vivir, y aun así lo tomaron con mucho amor. Así es como se superan las debilidades humanas de la Iglesia.
Dios es más grande que la decisión de este superior, o de aquel superior, en términos de la idoneidad de una decisión. Y aún así, obediencia. Lo único que un superior no puede pedirte que hagas en la teología tradicional es, por supuesto, pecar o quebrantar un mandamiento. Pero salvo eso, aceptas.
“John Henry Newman”, Sir John Everett Millais, 1881.
Obispo, hoy en la Iglesia existe una teología de la sinodalidad emergente y en desarrollo. ¿Cuál sería el aporte de Newman a la teología de la sinodalidad?
Bueno, aquí hay un aspecto: En Newman (y en mi opinión, recibe mucho de esto de Agustín) hay una conciencia de una especie de relación íntima entre el Cristo que predica y el Cristo que escucha en la Iglesia.
Agustín, especialmente en sus cartas sobre Juan, hablaría de ese eco. Él siempre comenzaba su sermón diciendo: oren por mí para que el Espíritu Santo me permita hablar la palabra de Cristo y no mi propia palabra, para que encuentre resonancia en el Cristo que está en ustedes.
Ese es el misterio elegante: es una especie de conspiración, y creo que esa es profundamente la intuición de Newman sobre la reciprocidad y la cualidad de espejo de la forma en que la Iglesia enseña y cómo la iglesia escucha, y que eso es infalible.
Ahora bien, discernirlo en la vida real es algo difícil, pero eso es lo que hace la Iglesia, que el oído del cuerpo de la Iglesia que escucha a Cristo predicar, reconoce la voz del Pastor.
Y la voz del Pastor logra abrirse paso, a través del oficio magisterial de la Iglesia, a pesar de que es un instrumento imperfecto, pero que tiene cierta garantía.
Entonces, cuando se habla del movimiento del Pueblo de Dios, expresándose de una manera constante (y esto es algo que enseña el Concilio Vaticano II), no puede fallar en la fe.
Ésa es la enseñanza del Concilio Vaticano Segundo.
Creo que Newman –y a través de Agustín y los Padres de la Iglesia a quienes leyó– entendió cómo eso funcionaba como el dinamismo del Espíritu Santo, activo en la Iglesia mientras ella opera en la historia. Aunque es un proceso complicado, por eso no es tan fácil de discernir.
Ahora bien, no soy un experto en Newman. He leído un poco de él, bastante de él, pero hay mucho que leer. Entonces, ¿quién podría decir que ha leído todo de Newman?
Pero según mi lectura de Newman, Newman nos advertiría un poco. No es tan fácil discernir cómo se desarrolla esa reciprocidad en tiempo real: la escucha de la voz del pastor y la respuesta infalible del pueblo.
El cuerpo de la infalible respuesta de fe de la Iglesia, ¿no? Que la fe no fallará.
Eso no es tan fácil de discernir en tiempo real.
Newman analizó la época patrística y la controversia arriana 1500 años después de que ocurriera. Y en su propia reflexión, puede discernir cómo se desarrolló en la historia la infalibilidad de la fe.
Pero en cuanto a ese misterio de la gracia y su desarrollo en la historia, debemos ser muy humildes acerca de cómo lo concebimos en el momento actual de la historia de la Iglesia. Es un movimiento.
Así que creo que nos aconsejaría tener mucha humildad al decir: ‘bueno, este es el sensus fidei hoy’.
Quizás deberíamos pensar en el sensus fidei en términos de cómo se relaciona hoy con el testimonio de los siglos, y con humildad y cautela. Pero esa es sólo mi idea de lo que él nos diría sobre la sinodalidad.
No es tan fácil discernir cómo se desarrolla eso en tiempo real.
Fuente: The Pillar.

Mensaje del Papa Francisco a la COP28

[Visto: 407 veces]

Lamento no poder estar reunido personalmente con ustedes, como hubiera querido, pero me hago presente porque la hora es apremiante. Me hago presente porque, ahora más que nunca, el futuro de todos depende del hoy que escojamos. Me hago presente porque la devastación de la creación es una ofensa a Dios, un pecado no sólo personal sino estructural que repercute en el ser humano, sobre todo en los más débiles; un grave peligro que pende sobre cada uno y que amenaza con desencadenar un conflicto entre generaciones. Me hago presente porque el cambio climático es «un problema social global que está íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana» (Exhort. ap. Laudate Deum, 3). Me hago presente para formular una pregunta a la que estamos llamados a responder ahora: ¿trabajamos por una cultura de la vida o de la muerte? Les pido de corazón: ¡escojamos la vida, elijamos el futuro! ¡Escuchemos el gemido de la tierra, oigamos el clamor de los pobres, demos oídos a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños! Tenemos una gran responsabilidad: velar porque no se les niegue el futuro.
Está demostrado que los cambios climáticos actuales derivan del calentamiento del planeta, causado principalmente por el aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera, provocado, a su vez, por la actividad humana, que en los últimos decenios se ha vuelto insostenible para el ecosistema. La ambición por producir y poseer se ha convertido en una obsesión, y ha desembocado en una avidez sin límites, que ha hecho del ambiente objeto de una explotación desenfrenada. El clima trastornado es una advertencia para que detengamos semejante delirio de omnipotencia. El único camino para poder vivir en plenitud es que volvamos a tomar conciencia, con humildad y valentía, de nuestro límite.
¿Qué obstaculiza este itinerario? Las divisiones que existen entre nosotros. Pero un mundo interconectado, como el actual, no puede estar desvinculado en quienes lo gobiernan, mientras las negociaciones internacionales «no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global» (Carta encíclica Laudato si’, 169). Nos hallamos frente a posturas rígidas, cuando no inflexibles, que tienden a proteger los ingresos propios y de sus empresas, justificándose a veces por lo que otros han hecho en el pasado, con reiteradas evasiones de responsabilidad. Pero la tarea a la que estamos llamados hoy no es hacia el ayer, sino hacia el mañana; un mañana que, nos guste o no, será de todos o no será.
Impresionan, en particular, los tentativos de atribuirle la responsabilidad a los pobres o al número de nacimientos. Son tabús que hay que objetar con decisión. No es culpa de los pobres, porque casi la mitad del mundo, la más pobre, es responsable de apenas el 10% de las emisiones contaminantes, mientras que la distancia entre los pocos acomodados y los muchos desfavorecidos nunca ha sido tan profunda. Ellos son, en realidad, las víctimas de lo que está sucediendo. Pensemos en las poblaciones indígenas, en la deforestación, en el drama del hambre, de la inseguridad hídrica y alimentaria, en los flujos migratorios provocados. Con respecto a los nacimientos, no son un problema, sino un recurso; no están en contra de la vida, sino a su favor, mientras que ciertos modelos ideológicos y utilitaristas que se les imponen a las familias y poblaciones, con guantes de seda, son verdaderas colonizaciones. Que no se perjudique el desarrollo de tantos países, ya sobrecargados de pesadas deudas económicas, sino más bien se considere la repercusión que tienen pocas naciones, que son responsables de una preocupante deuda ecológica respecto a otras (cf. ibíd., 51-52). Sería justo encontrar modos adecuados para condonar la deuda económica que grava sobre varios pueblos, teniendo en cuenta la deuda ecológica que hay en favor de ellos.
Señoras y señores, permítanme que, en nombre de la casa común donde vivimos, me dirija a ustedes, como a hermanos y hermanas, para preguntarles: ¿cuál es el camino para salir de esto? Es el que ustedes están recorriendo en estos días: un camino conjunto, el multilateralismo. En efecto, «el mundo se vuelve tan multipolar y a la vez tan complejo que se requiere un marco diferente de cooperación efectiva. No basta pensar en los equilibrios de poder […]. Se trata de establecer reglas globales y eficientes» (Laudate Deum, 42). En tal sentido, causa preocupación que el calentamiento del planeta esté acompañado por un enfriamiento del multilateralismo, por una creciente desconfianza en la Comunidad internacional, por una pérdida de la «conciencia común de ser […] una familia de naciones» (S. Juan Pablo II, Discurso a la quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas, Nueva York, 5 octubre 1995, 14). Es esencial reconstruir la confianza, fundamento del multilateralismo.
Esto es válido para el cuidado de la creación y también para la paz. Son las temáticas más urgentes y están mutuamente relacionadas. ¡Cuántas energías está malgastando la humanidad en las numerosas guerras en curso, como en Israel y Palestina, en Ucrania y en muchas regiones del mundo; conflictos que no resolverán los problemas, sino que los aumentarán! ¡Cuántos recursos desperdiciados en armamento, que destruyen vidas y arruinan la casa común! Lanzo de nuevo una propuesta: «con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituyamos un Fondo mundial para acabar de una vez con el hambre» (Carta enc. Fratelli tutti, 262; cf. S. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 51) y llevar a cabo actividades que promuevan el desarrollo sostenible de los países más pobres, para combatir el cambio climático.
Es tarea de nuestra generación prestar oído a los pueblos, a los jóvenes y a los niños para sentar las bases de un nuevo multilateralismo. ¿Por qué no comenzar por la casa común? Los cambios climáticos muestran la necesidad de un cambio político. Salgamos del atolladero de los particularismos y nacionalismos, que son esquemas del pasado. Abracemos una visión alternativa, común; esta nos permitirá una conversión ecológica, porque «no hay cambios duraderos sin cambios culturales» (Laudate Deum, 70). En tal sentido, les aseguro el compromiso y respaldo de la Iglesia católica, particularmente activa en la educación y sensibilización a la participación común, así como en la promoción del cuidado de la casa común.
Hermanas y hermanos, es esencial un cambio de ritmo que no sea una modificación parcial de ruta, sino un modo nuevo de avanzar juntos. Si en la senda de la lucha contra el cambio climático, que se abrió en Río de Janeiro en 1992, el Acuerdo de París supuso «un nuevo comienzo» (ibíd., 47), urge ahora relanzar el camino. Se necesita dar un signo de esperanza concreto. Que esta COP sea un punto de inflexión, que manifieste una voluntad política clara y tangible, que conduzca a una aceleración decisiva hacia la transición ecológica, por medio de formas que posean tres características: «que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente» (ibíd., 59). Y que se realicen en cuatro campos: la eficiencia energética, las fuentes renovables, la eliminación de los combustibles fósiles y la educación a estilos de vida menos dependientes de estos últimos.
Por favor, vayamos hacia adelante, no para atrás. Es notorio que varios acuerdos y compromisos asumidos «han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos» (Laudato si’, 167). Se trata aquí de no aplazar más, no sólo de desear sino de realizar el bien de vuestros hijos, de vuestros ciudadanos, de vuestros países, de nuestro mundo. Sean ustedes artífices de una política que dé respuestas concretas y unificadas, demostrando de este modo la nobleza de la responsabilidad que revisten y la dignidad del servicio que prestan. Porque para eso está el poder, para servir. No tiene ningún sentido preservar hoy una autoridad que mañana será recordada por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario (cf. ibíd., 57). La historia se los agradecerá. Y también las sociedades en las que viven que, en su interior, se encuentran nefastamente divididas en “bandos”: catastrofistas o indiferentes, ambientalistas radicales o negacionistas climáticos. Es inútil que nos adentremos en estas formaciones; en este caso, como en la causa de la paz, no llevan a ninguna solución. El remedio es la buena política: si un ejemplo de concreción y cohesión viene del vértice, beneficiará a las bases, donde tantos, sobre todo jóvenes, ya están comprometidos con la promoción del cuidado de la casa común.
Que el 2024 marque el punto de inflexión. Para ello, desearía que un episodio que tuvo lugar en 1224 fuera un signo favorable. En ese año Francisco de Asís compuso el Cántico de las criaturas. Lo hizo tras una noche de sufrimiento físico, ya completamente ciego. Después de esa noche de lucha, con el ánimo reconfortado gracias a una experiencia espiritual, quiso alabar al Altísimo por todas aquellas criaturas que ya no podía ver, pero que percibía como hermanos y hermanas, porque provenían del mismo Padre y eran comunes a todos los hombres y mujeres. Un iluminado sentido de fraternidad lo llevó, de esa manera, a transformar el dolor en alabanza y el cansancio en compromiso. Poco después le agregó otra estrofa, en la que alababa a Dios por los que perdonan, y lo hizo para zanjar ―con éxito― una escandalosa pelea entre el primer magistrado y el obispo. También yo, que llevo el nombre de Francisco, quisiera decirles con sinceridad de corazón: ¡dejemos atrás las divisiones y unamos las fuerzas! Y, con la ayuda de Dios, salgamos de la noche de la guerra y de la devastación ambiental para transformar el futuro común en un amanecer luminoso. Gracias.

Primer domingo de Adviento 2023

[Visto: 1353 veces]

Evangelio según San Marcos 13,33-37.
En aquél tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana.
No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!“.

Homilía del Padre Paul Voisin CR de la Congregación de la Resurrección:

Cuando estudiaba español hace cuarenta años en Cochabamba, Bolivia, bromeábamos con los profesores que seríamos felices apenas aprendiendo el presente en tenso, y señalando hacia adelante para indicar el futuro, y apuntar detrás de nosotros mismos para indicar el pasado. Dijeron que eso no funcionaría (ni lo haría ahora con el estudio del italiano). De hecho, más tarde en el programa de formación ofrecido en el Maryknoll Language Institute uno de los profesores habló del concepto aymara del pasado y presente. Los indios aymara habitan las altitudes más altas de Bolivia y Perú. Cuando hablan del futuro apuntan detrás de sí mismos, ya que el futuro es desconocido porque aún no es visible. El pasado, sin embargo, se sabe y por esto apuntan delante de sí mismos, porque ya se ha visto, experimentado y conocido. En la mayoría de las culturas tendemos a indicar estas realidades en la dirección opuesta.
Pensé en esto cuando leí el evangelio de este primer domingo de Adviento (Marcos 13:33-37). El hombre en la parábola del evangelio también estaba tratando con lo desconocido y lo oculto. No sabía a qué hora volvería el maestro. Conociendo la naturaleza humana, Jesús imagina que el sirviente y el guardián, se volvería laxo y no tomaría en serio su responsabilidad, su administración. Jesús nos dice ‘¡Estad atentos! ¡Estén alertas!’
Hoy somos esos siervos, ese guardián, y Jesús nos dice “¡Estad atentos! ¡Estén alertas!” Hoy comenzamos cuatro semanas -en realidad veinte dos días- de preparación espiritual para la celebración del nacimiento del Señor, nuestro Salvador Jesucristo. Jesús nos dice esas palabras para que nos preparemos para su venida. El momento es ahora, y debemos estar atentos a las oportunidades de gracia que el Señor nos brinda durante estos días.
La primera lectura del libro del Profeta Isaías (63:16b-17, 19b; 64:2-7) reconoce el poder de Dios y la falta humana para reconocer su presencia y responder. Una hermosa imagen nos presenta en esta lectura “somos la arcilla y tú el alfarero: todos somos la obra de tus manos”. Una imagen tan sorprendente de cómo Dios puede trabajar en nuestras vidas, si estamos dispuestos a ser “arcilla” y estamos dispuestos a que él sea “el alfarero”. Llegando al final de esta lectura, es obvio que es la esperanza y el deseo del pueblo de Dios, no un recuento de lo que han hecho ya que su falta de respuesta a Dios solo sería fuente de pesar y tristeza para ellos. Se dieron cuenta – demasiado tarde- de que habían perdido las oportunidades de gracia que Dios les había dado como su pueblo. Continuaron con esto – a pesar de sus esperanzas – en no reconocer a Jesús cuando vino al mundo en Belén, y más tarde en su ministerio terrenal en Galilea. ¡No habían estado vigilantes y alertas!
La segunda lectura de la primera carta de San Pablo a los Corintios (1:3-9) refleja la creencia de la primera comunidad cristiana de Corinto de que el Señor resucitado vendría pronto. ¡Según ellos, su segunda venida podría ser cualquier día de estos! ¡Estaban vigilantes y alertas!
Una de las riquezas de esta temporada de Adviento, para mí, ha sido poseer una creciente conciencia de la presencia del Señor en y entre nosotros. Si tomamos en serio la hora del Adviento, cada día debería traernos una mayor conciencia de su ‘venida’ – no su primera venida al nacer, o en su segunda venida al final de los tiempos, sino ¡aquí y ahora! El desafío continúa para nosotros estemos atentos y alertas para reconocerlo.
A lo largo de la historia de la salvación se ha puesto tanto énfasis -con razón- en la primera venida de Jesucristo en su nacimiento.
De la misma manera, a lo largo de la historia de la salvación se ha puesto tanto énfasis – con derecho- en la segunda venida de Jesucristo al final de los tiempos.
Pero, ¿qué pasa con la venida de Jesucristo hoy?
Debemos estar atentos y alertas a que venga a nosotros hoy. En esta temporada de Adviento de 2023 debemos estar más atentos y alertas para hacer de este Adviento, y esta Navidad, una experiencia más profunda de la presencia de Dios. Es un viaje diario de estas cuatro semanas para reconocer la presencia del Señor.
Una fuente importante de esta conciencia de su presencia es reconocer cómo Dios nos ha bendecido. Es vital identificar los momentos en los que estuvimos vigilantes y alertas. Estos benditos recuerdos nos ayudan a prepararnos para futuros encuentros con Dios, oportunidades futuras, maneras en el futuro en que Dios quiere ser “el alfarero”, si estamos dispuestos a ser la “arcilla”.
Nuestra propia experiencia de arrepentimiento por esos momentos perdidos de gracia, también nos puede hacer más vigilantes y alertas, para que lo desconocido y lo oculto no venga por detrás nos tomen por sorpresa. Antes de que nos demos cuenta estaremos de vuelta aquí celebrando el nacimiento del Señor. Sin embargo, sólo si estamos vigilantes y alertas serán estos días días de gracia que permitan que su presencia llegue a nosotros mismos, a los demás, y al mundo, dentro y a través de nosotros.
Durante estos graciosos días de Adviento estemos atentos y atentos a la presencia de Dios en nuestra vida, unos en otros, en nuestra Iglesia. A medida que la luz en la corona de Adviento crece, que nuestra conciencia de la presencia viva y activa de Dios en y con nosotros sea más evidente en nuestras palabras y acciones. Que seamos buenos administradores y guardianes, así que estaremos listos… cuando él viene.

Obispo alemán: Las divisiones dentro de la Iglesia local son un “desastre para los fieles”

Jonathan Liedl

Por Jonathan Liedl– ACI Prensa.
Monseñor Stefan Oster SDB, un destacado obispo alemán y firme opositor del polémico Camino Sinodal, ha criticado duramente el estado de la Iglesia católica en su país, describiendo a la jerarquía alemana como profundamente “dividida” y advirtiendo de consecuencias potencialmente catastróficas para los fieles.
En la última de una serie de críticas de alto perfil al Camino Sinodal alemán, el Obispo de Passau no dudó en identificar profundas discrepancias teológicas como la fuente de la división en la Iglesia Católica en Alemania.
“Es una tragedia que nosotros, los obispos alemanes, tengamos tan poco acuerdo en cuestiones clave de antropología y eclesiología”, señaló Mons. Oster al medio católico polaco Gosc Niedzielny en una entrevista publicada el 30 de noviembre.
El episcopado dividido “es obviamente un desastre para los fieles en Alemania”, afirmó el prelado de 58 años, quien fue elegido por el Papa Francisco para participar en la reciente primera sesión del Sínodo de la Sinodalidad en el Vaticano, después de no haber sido seleccionado como delegado por la Conferencia Episcopal Alemana (DBK, por sus siglas en alemán).
Las divisiones en la jerarquía alemana salieron a la luz recientemente cuando Mons. Oster y otros tres obispos -el Cardenal Rainer Woelki de Colonia, Monseñor Rudolf Voderholzer de Ratisbona y Monseñor Gregor Hanke de Eichstatt- boicotearon la reunión de un comité de liderazgo del Camino Sinodal realizada del 10 al 11 de noviembre.
El comité fue creado con la intención de establecer un consejo sinodal permanente de laicos y obispos para gobernar a la Iglesia en Alemania, algo explícitamente prohibido en una carta del mes de enero enviada por altos funcionarios del Vaticano a la DBK, aprobada específicamente por el Papa Francisco.
Aunque su decisión de no participar hizo más notorias las divisiones en Alemania, Mons. Oster explicó que su elección estaba “dirigida precisamente a mantener la unidad con Roma”.
“Me encontré ante una elección: resaltar claramente la polarización existente entre los obispos o resaltar mi camino de unidad con la Iglesia universal”, agregó el obispo bávaro, cuya diócesis se encuentra en el sureste de Alemania y tiene la mayor proporción de católicos del país.

Críticas crecientes al Camino Sinodal alemán

El Camino Sinodal, que comenzó en diciembre de 2019 como una iniciativa de la DBK y el Comité Central de Católicos Alemanes (ZdK, por sus siglas en alemán), un lobby de empleados laicos de la Iglesia, ha sido objeto de críticas en las últimas semanas a medida que sus partidarios suman esfuerzos a fin de cambiar la enseñanza y práctica de la Iglesia relacionada con la sexualidad humana, la ordenación sacramental y el gobierno de la Iglesia.
En una carta del 11 de noviembre a cuatro mujeres laicas alemanas, que le habían escrito al Santo Padre para expresarle sus preocupaciones sobre la Iglesia Católica en Alemania, el Papa Francisco escribió que algunos en la Iglesia local estaban dando “numerosos pasos” , incluido el trabajo del comité sinodal, amenazando “con alejarla cada vez más del camino común de la Iglesia universal”.
El secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, también informó a los obispos alemanes en una carta del 23 de octubre que los cambios en la enseñanza de la Iglesia sobre las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y las órdenes sagradas exclusivas para hombres no estarían sobre la mesa en las reuniones entre Roma y los delegados del Camino Sinodal en adelante.
Además, el Arzobispo Stanislaw Gadecki, presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, escribió al Papa Francisco a principios de octubre criticando el Camino Sinodal, calificando muchas de sus resoluciones de “extremadamente inaceptables y no católicas”.
La dirección del Camino Sinodal ha desestimado en gran medida o ha desviado estas críticas y no ha mostrado signos de retroceder en sus controvertidos objetivos.

Una solución sinodal

>La creciente tensión entre el liderazgo del Camino Sinodal alemán y otros líderes católicos, especialmente el Papa Francisco, ha llevado a muchos a expresar preocupaciones sobre la posibilidad de un cisma.
Pero en su reciente entrevista, Monseñor Oster no dejaba de tener esperanzas de que se pudiera encontrar una solución.
Sugirió que una “salida al impasse” entre Alemania y la Iglesia universal podría alcanzarse si el Camino Sinodal alemán “pudiera someterse ahora” e integrarse con el Sínodo sobre la Sinodalidad del Vaticano, “con una clara aceptación de su contenido y decisiones”.
“Esto requeriría una gran humildad y tal vez incluso significaría retirar decisiones ya tomadas en el Camino Sinodal, como la resolución de bendecir uniones sexuales entre personas del mismo sexo”, sostuvo.
En un contundente  mensaje, pronunciado en su nombre por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, el Papa Francisco dijo a la asamblea de la COP28UAE que su presencia sirve para recordarles que “la destrucción del medio ambiente es una ofensa a Dios, un pecado que no es sólo personal sino también estructural, uno que pone en gran peligro a todos los seres humanos, especialmente a los más vulnerables entre nosotros y amenaza con desatar un conflicto entre generaciones”.

Llamamiento a elegir la vida: “La destrucción del medio ambiente es una ofensa a Dios”

El cambio climático, continuó el Papa, es “una cuestión social global e íntimamente relacionada con la dignidad de la vida humana”.
Plantea una pregunta urgente; Dijo: “¿Estamos trabajando por una cultura de vida o una cultura de muerte?
A todos vosotros -añadió- hago este llamamiento de corazón: ¡Escojamos la vida! ¡Elijamos el futuro! ¡Que estemos atentos al clamor de la tierra, que escuchemos la súplica de los pobres, que podamos ¡Sed sensibles a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños! Tenemos una grave responsabilidad: garantizar que no se les niegue su futuro”.
Reiterando su llamado urgente a abordar la crisis climática, el Papa Francisco atribuyó su causa fundamental al calentamiento excesivo del planeta, impulsado principalmente por los crecientes niveles de gases de efecto invernadero que, dijo, son el resultado de actividades humanas insostenibles.
“El impulso de producir y poseer se ha convertido en una obsesión, resultando en una codicia desmedida que ha convertido el medio ambiente en objeto de una explotación desenfrenada. El clima, enloquecido, nos pide a gritos que detengamos esta ilusión de omnipotencia”, afirmó.
El clima nos pide a gritos que detengamos esta ilusión de omnipotencia”.
El Papa llamó a la humanidad a reconocer sus límites “con humildad y valentía” como único paso hacia una auténtica realización.
Señaló las divisiones que existen entre nosotros como el principal obstáculo para este cambio crucial y dijo que “un mundo completamente conectado, como el nuestro hoy, no debería estar desconectado por quienes lo gobiernan, con negociaciones internacionales que ‘no pueden lograr avances significativos debido a a posiciones adoptadas por países que anteponen sus intereses nacionales al bien común mundial’”.
Haciendo hincapié en la necesidad de superar posiciones inflexibles, instó a centrarse en la responsabilidad colectiva para el futuro: “La tarea a la que estamos llamados hoy no se trata del ayer sino del mañana: un mañana que, nos guste o no, pertenecerá a a todos o a nadie“.
Luego, el Papa Francisco rechazó los intentos de echarle la culpa a los pobres y a las altas tasas de natalidad.
No es culpa de los pobres, ya que casi la mitad de nuestro mundo más necesitada es responsable de apenas el 10% de las emisiones tóxicas, mientras que la brecha entre unos pocos opulentos y las masas de pobres nunca ha sido tan abismal” él dijo.
La casi mitad de nuestro mundo más necesitada es responsable de apenas el 10% de las emisiones tóxicas”.

Impacto de la crisis climática en los pobres

Destacando el impacto desproporcionado de las cuestiones ambientales sobre los pobres, el Santo Padre destacó los dramáticos efectos del cambio climático en los pueblos indígenas, la deforestación, el hambre, la inseguridad hídrica y alimentaria y la migración forzada.
“Los nacimientos no son un problema sino un recurso”, afirmó, “mientras que ciertos modelos ideológicos y utilitarios que hoy se imponen con guante de seda a las familias y a los pueblos constituyen formas reales de colonización”.
Además, el Papa argumentó en contra de penalizar el desarrollo de los países económicamente agobiados, sugiriendo en cambio una reconsideración de la “deuda ecológica” contraída por las naciones más ricas, y pidió un enfoque integral y equitativo para abordar las cuestiones interconectadas del cambio climático, la deuda económica y la justicia social a escala global.

Unidad y multilateralismo

La salida a la actual crisis ambiental, sugirió el Papa, es la de la unión y el  multilateralismo , y llamó a una cooperación efectiva en un mundo que se ha vuelto “tan multipolar y al mismo tiempo tan complejo que no es necesario crear un marco diferente para una cooperación efectiva”. se requiere.”
Es inquietante, señaló, que “el calentamiento global haya ido acompañado de un enfriamiento general del multilateralismo y una creciente falta de confianza dentro de la comunidad internacional”, y subrayó el papel crucial de la confianza en la reconstrucción de una colaboración internacional eficaz.

Cuidado de la Creación y la Paz

El Santo Padre llamó la atención sobre la naturaleza interconectada de las cuestiones ambientales y de paz, denunciando el desperdicio de energía y recursos de la humanidad en guerras – “como las de Israel y Palestina, en Ucrania y en muchas partes del mundo” que exacerban los problemas en lugar de resolviéndolos.
“¡Cuántos recursos se desperdician en armas que destruyen vidas y devastan nuestra casa común!” dijo, presentando de nuevo una propuesta ya expresada: “Con el dinero gastado en armas y otros gastos militares, establezcamos un fondo global que pueda finalmente poner fin al hambre” y llevar a cabo obras para el desarrollo sostenible de los países más pobres y para luchar contra el cambio climático.
“Con el dinero gastado en armas y otros gastos militares, establezcamos un fondo global que pueda acabar con el hambre, realizar obras para el desarrollo sostenible de los países más pobres y combatir el cambio climático”.
Reiterando la necesidad de un cambio político señalado por el cambio climático, el Papa Francisco instó a alejarse del estrecho interés propio y el nacionalismo, abogando por una visión alternativa que fomente la conversión ecológica.

Compromiso de la Iglesia Católica

En este sentido, aseguró el compromiso y apoyo de la Iglesia Católica, que, dijo, “está profundamente comprometida en la labor de educación y de fomento de la participación de todos, así como en la promoción de estilos de vida sanos, ya que todos son responsables y el El aporte de cada uno es fundamental”.
Defendiendo la importancia de los cambios culturales y una nueva mentalidad colectiva que trascienda los intereses individuales y nacionales, el Papa dijo: “Que esta COP resulte ser un punto de inflexión, demostrando una voluntad política clara y tangible que pueda conducir a una aceleración decisiva de la transición ecológica”. con medidas eficientes, obligatorias y fácilmente monitoreadas en los sectores de eficiencia energética, fuentes renovables, eliminación de combustibles fósiles y educación en estilos de vida sostenibles.

Llamado a seguir adelante

“Por favor”, rogó el Papa Francisco, “avancemos y no retrocedamos”. Instó a los líderes a no posponer más la acción y señaló la responsabilidad de los formuladores de políticas de elaborar respuestas concretas y cohesivas para el bienestar de las generaciones actuales y futuras.
Les recordó que el propósito del poder es servir y advirtió contra aferrarse a una autoridad “que algún día será recordada por su incapacidad para tomar medidas cuando era urgente y necesario hacerlo”.
E instándolos a fomentar la “buena política”, afirmó que “si un ejemplo de concreción y cohesión viene desde arriba, esto beneficiará a la base, donde muchas personas, especialmente los jóvenes, ya se dedican a cuidar de nuestra casa común”.
“Los jóvenes ya se dedican al cuidado de nuestra casa común”.

‘Mayo de 2024 marca un gran avance’

Para concluir, el Papa Francisco expresó su esperanza de que el año 2024 pueda marcar un gran avance, inspirándose en la experiencia transformadora de San Francisco de Asís, quien compuso su “Cántico de las criaturas” en 1224, una experiencia que lo llevó “a convertir su dolor en los elogios y el cansancio en un compromiso renovado”, lo que también le llevó a resolver un conflicto entre las autoridades civiles y el obispo local.
Invocando este evento histórico como símbolo de fraternidad, el Papa Francisco instó a los líderes “¡a dejar atrás nuestras divisiones y unir nuestras fuerzas! Y con la ayuda de Dios, salgamos de la noche oscura de las guerras y la devastación ambiental para hacer de nuestro futuro común el amanecer de un día nuevo y radiante”.
“Con la ayuda de Dios, salgamos de la noche oscura de las guerras y la devastación ambiental”.

Presidenta de la República y Fiscal de la Nación

[Visto: 586 veces]

Por Aarón Salomón- Diario EXPRESO.
Fuentes de EXPRESO detallaron, por ejemplo, que desde un inicio, desde el Gobierno, trataron de evitar que la fiscal de la Nación formule una denuncia constitucional contra la presidenta Boluarte y el premier Otárola, investigados por las graves afectaciones a los derechos humanos de ciudadanos durante las protestas sociales de diciembre de 2022 y marzo de 2023.
Según dicen, para este cometido habrían captado a la coordinadora del Equipo Especial de Fiscales Contra la Corrupción del Poder (Eficcop), Marita Barreto. Irónicamente, fue la propia Benavides quien la puso en el cargo.
También, al coordinador del Equipo Lava Jato, Rafael Vela, recientemente suspendido por la Autoridad de Control del Ministerio Público por ocho meses, y al fiscal provincial José Domingo Pérez, conocido por sus sendas alocuciones cuando algo le resulta incómodo. Según los voceros, ellos desde sus tribunas habrían pretendido evitar investigaciones que involucran a grupos de poder político y económico.
Desde allí, el hilo de la madeja se llegaría a enrollar, porque actuaron bajo un complot para la remoción de la fiscal Benavides y posteriormente, estos puedan actuar con total impunidad, inclusive buscaron cesar las investigaciones en curso”, dijo la fuente.

Factor Colchado

Otro protagonista que tendría supuesta participación en esta historia y nexos con el gobierno, sería el coronel PNP Havey Colchado, quien le habría solicitado al premier Alberto Otárola; ¿qué pidió? Pues, ascender al grado de General de la Policía.
Por sus buenos oficios, Colchado le habría dicho a Otárola intermediar, a través de Barreto, generar una crisis institucional que conlleve a la salida de la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, como se hizo con Pedro Chávarry.
El operativo Valkiria V tenía un cometido; ¿cuál sería? La oportunidad del tan ansiado ascenso de Colchado, quien habría ofrecido a Otárola y a Boluarte sacar del Ministerio Público a Benavides, siempre y cuando se le “asegure” su puesto.
Este estilo, dicen, fue usado por Colchado durante el gobierno de Ollanta Humala cuando ofreció a personas del entorno del exjefe de Estado, destruir los audios del caso Madre Mía, siempre y cuando se le “nombre” como coronel PNP, hecho que el exmandatario rechazó porque se trató de un abierto chantaje.

Dile al filósofo

En los pasillos de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), se dice que Otárola es conocido por tener una actitud de frescura y elocuencia, y, como no puede con su “genio”, bien suelto de huesos, casi mandó besitos volados, durante unas declaraciones a un reportero de Panorama. “Dile al filósofo, que todo está bien. Que todo está tranquilo”, en alusión al detenido exasesor Jaime Villanueva.
Refirieron que Otárola sabía lo que se avecinaba: el operativo secreto Valkiria V contra Villanueva. Recordaron que la esposa de Colchado es Marcelita Gutiérrez, persona de confianza y muy cercana a Zoraida Ávalos, fue antes fiscal para casos de terrorismo y derechos humanos. Luego dejó el cargo porque fue ascendida al pool de fiscales de la ex fiscal de la Nación Zoraida Ávalos, quien la llevó al equipo de Enriquecimiento Ilícito y Acusaciones Constitucionales, pero fue removida por Benavides.

El archivo

Las fuentes aseguran que el archivo de la investigación contra 37 congresistas que habrían recibido dinero para no votar a favor de la censura del exministro de Transportes y Comunicaciones Juan Silva, durante el gobierno de Pedro Castillo, fue realizado en mérito a un informe emitido por la fiscal superior provisional Marita Barreto, entonces coordinadora del Eficcop.
Las evidencias, dicen las fuentes, saltan a luz. El primer indicio es que Otárola al ser abordado por un periodista del dominical Panorama, dijo: “Dile al filósofo que todo está bien. Al filósofo que todo está tranquilo”, el abordaje al premier fue para recoger su versión por los contratos de sus amigas en el Ejecutivo.
En esa línea, durante una entrevista a un canal por cable, Otárola indicó: “Pediremos se aparte a la fiscal Benavides de la investigación, que se realiza a la presidenta y a mi persona (…) reclamamos que se esclarezca todo para que el Perú retome su cauce”.
Y por último, el ascenso del oficial Colchado se habría visto afectado por la Ley 31873, que impide el ascenso a los mejores oficiales de la PNP que hoy combaten organizaciones criminales y a la delincuencia.

COP28 Dubái

[Visto: 802 veces]

Conferencia sobre el Cambio Climático COP28

Las temperaturas mundiales siguen alcanzando niveles récord y, a medida que hemisferio norte se acerca al invierno, el calor diplomático aumenta con todas las miradas puestas en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), donde los líderes mundiales se reunirán del 30 de noviembre al 12 de diciembre para trazar una ambiciosa ruta en la lucha contra el cambio climático.

¿Qué es una COP?

Las conferencias de las Naciones Unidas sobre el clima son reuniones anuales a gran escala centradas en la acción climática. También se denominan COP, Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Estamos en la 28.
La Convención entró en vigor el 21 de marzo de 1994 para prevenir la interferencia humana peligrosa en el sistema climático.
Hoy, ratificada por 198 países, cuenta con una adhesión casi universal. El Acuerdo de París, adoptado en 2015, funciona como una extensión de esa convención.
Se espera que más de 60,000 delegados asistan a la COP28, incluidos los Estados miembros de la Convención, líderes de la industria, jóvenes activistas, representantes de comunidades indígenas, periodistas y otras partes interesadas.
Es un momento crítico para la acción climática mundial y el futuro del planeta.
La COP28 nos proporcionará un vistazo de la realidad, la culminación de un proceso llamado Global Stocktake (Evaluación Global), sobre qué tan lejos ha llegado el mundo en la lucha contra la crisis climática y lo mucho que hay que corregir el rumbo.

Por qué es importante esta COP28?

Desde la adopción del acuerdo climático de París en la COP21 de 2015, las conferencias posteriores han girado en torno a la aplicación de su objetivo clave: detener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2° centígrados, y proseguir los esfuerzos para limitar el aumento a 1.5 °C por encima de los niveles preindustriales.
Si París nos dio el acuerdo, Katowice (COP24) y Glasgow (COP26) nos mostraron el plan. Sharm el-Sheikh (COP27) nos encaminó a la implementación.
Ahora se espera que la COP28 sea un punto de inflexión, en el que los países no sólo acuerden qué acciones más firmes se van a tomar, sino que muestren cómo llevarlas a cabo.
Medir el progreso hacia la consecución de los objetivos de París en cuanto a mitigación, adaptación y financiación climática, y la adaptación de los planes existentes es una parte clave del rompecabezas, y es por ello por lo que la COP28 adquiere mayor importancia.
El primer balance mundial, que comenzó en la COP26 de Glasgow, concluirá en Dubái.
El proceso está diseñado para ayudar a identificar qué más queda por hacer y guiar a los países hacia planes más ambiciosos y acelerados.
Así pues, la decisión que adopten las Partes en la COP28 podría convertirse en el resultado más significativo desde la Conferencia de París de 2015.

¿Qué está en juego?

Literalmente, la salud de nuestro planeta y el bienestar de la humanidad.
“La Antártida ha sido llamada el gigante dormido, pero ahora está siendo despertada por el caos climático”, advirtió el Secretario General de la ONU, António Guterres, durante su visita a la Antártida previa a la COP28.
El hielo marino antártico está en su punto más bajo.  Las nuevas cifras muestran que este pasado mes de septiembre, estuvo 1.5 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio para la época del año, “un área aproximadamente del tamaño de Portugal, España, Francia y Alemania juntos“.
Todo esto supone una catástrofe en todo el mundo. Lo que pasa en la Antártida no se queda en la Antártida. Y lo que ocurre a miles de kilómetros tiene un impacto directo aquí mismo”, afirmó.
Más de un siglo de la quema de combustibles fósiles y el uso insostenible de la energía y la tierra ya ha provocado un calentamiento global de 1.1° por encima de los niveles preindustriales. Cada incremento en el calentamiento exacerba la intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor, las inundaciones, las tormentas y los cambios climáticos irreversibles.
2023 va camino de ser el año más caluroso, mientras que los últimos ocho años han sido los más calurosos registrados mundialmente, impulsados por el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero y el calor acumulado.
Guterres ha dado la voz de alarma en varias ocasiones advirtiendo de que, si nada cambia nos dirigimos hacia un aumento de la temperatura de 3°, lo que significa un mundo peligroso e inestable para el ser humano y todos los sistemas de vida del planeta que nos alimentan y protegen.
La humanidad ha abierto las puertas del infierno. Un calor espantoso está teniendo efectos espantosos“, afirmó el máximo responsable de la ONU.
Casi la mitad de la población mundial vive en regiones muy vulnerables al cambio climático. Puede que los países menos desarrollados, sin litoral y los países isleños hayan contribuido poco a esta crisis, pero son ellos los que están en primera línea, sufriendo sus consecuencias mortales.
Jóvenes activistas de la sociedad civil envían un mensaje a los negociadores en el centro de conferencias de la COP27 mientras la charla se alarga en Sharm el-Sheikh, Egipto.Kiara Worth. Jóvenes activistas de la sociedad civil envían un mensaje a los negociadores en el centro de conferencias de la COP27 mientras la charla se alarga en Sharm el-Sheikh, Egipto.

¿Qué entendemos por una acción climática más enérgica?

El Secretario General de la ONU ha recordado en repetidas ocasiones que la urgencia actual de acción climática se ve empequeñecida por la magnitud de la crisis, pero el “futuro no está fijado”.
La ciencia es clara: aún es posible limitar el aumento de la temperatura a 1.5° y evitar lo peor del cambio climático. Pero sólo con decisiones drásticas e inmediatas, que incluyan:

  • la reducción del 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en comparación con los niveles de 2010
  • el logro de las cero emisiones netas globales para 2050
  • una transición justa y equitativa de los combustibles fósiles (petróleo y gas) a las fuentes de energía renovables
  • un aumento de las inversiones en adaptación y resiliencia a las alteraciones climáticas

Pero hay más, como cumplir los compromisos financieros de apoyo para los países en desarrollo, garantizando 100,000 millones de dólares anuales para poner en marcha el fondo de pérdidas y daños, acordado el año pasado en la COP27, un símbolo de justicia climática.
Sin embargo, el informe de síntesis sobre las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) de la Convención, publicado en noviembre, muestra que el mundo está fracasando en su tarea de controlar la crisis climática.
La ambición mundial se estancó el año pasado y los planes nacionales sobre el clima están sorprendentemente desalineados con la ciencia“, dijo el máximo representante de la ONU.

¿Qué papel desempeñan los Emiratos Árabes Unidos, país anfitrión de la COP28?

Las conferencias de la ONU sobre el clima son acogidas cada año por un país diferente. Este año, los Emiratos Árabes Unidos será el anfitrión de la cumbre COP28 entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre de 2023.
El anfitrión también nombra a un presidente que dirige las negociaciones sobre el clima y proporciona liderazgo y visión general.
Sultan al-Jaber, ministro de Industria y Tecnología Avanzada de los Emiratos presidirá las negociaciones de la COP28.
La nueva presidencia ha declarado que se centrará principalmente en los cambios en cuatro áreas clave:

  • acelerar la transición energética y reducir las emisiones antes de 2030
  • transformar la financiación climática, cumpliendo las viejas promesas y estableciendo el marco para un nuevo acuerdo
  • situar la naturaleza, las personas, la vida y los medios de subsistencia en el centro de la acción por el clima
  • movilizar para la COP más inclusiva de la historia

¿Cómo contribuirá la COP28 a la lucha mundial contra el cambio climático?

Casi ocho años después del acuerdo de París y a mitad de camino de la agenda 2030, la COP28 es una oportunidad para emprender un nuevo camino hacia una acción climática eficaz.
Como muestran varios informes de la ONU, el mundo no va por buen camino para cumplir los objetivos del acuerdo de París, pero la esperanza es que los gobiernos en la COP28 establezcan una hoja de ruta para acelerar la acción climática.
En 2020, cada país presentó sus planes nacionales sobre su actuación en materia del clima, incluyendo la reducción de las emisiones nacionales y adaptarse a los efectos del cambio climático.
Con la próxima ronda de estos planes prevista para 2025, el resultado del proceso de evaluación mundial podría animar a los países a aumentar su ambición y fijar nuevos objetivos, superando las políticas y compromisos existentes.
Con tanto en juego, la conferencia de Dubái es un momento decisivo para cambiar el rumbo de la crisis climática.
Fuente: News.un.org