Por Fernando Rospigliosi- Diario EXPRESO.
¿Qué efectos políticos tendrá el ciclón Yaku? ¿El gobierno de Dina Boluarte se fortalecerá o debilitará? Es muy probable que su situación se agrave.
Cuando el «Niño Costero» causó muerte y destrucción en parte del territorio nacional en el verano de 2017, hubo casi unanimidad en señalar que eso podía impulsar el robustecimiento del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), que estaba en mal pie por la cerril oposición en el Congreso y sus propios errores. Escépticamente, discrepé de esa idea.
«En las últimas semanas casi todos los analistas han coincidido en que los desastres naturales constituyen una magnífica oportunidad para que el Gobierno demuestre su valía, remonte el descenso de su aprobación y supere la fragilidad que lo caracteriza. En verdad, casi todos los que opinan en ese sentido creen que eso ocurrirá y que el gobierno tendrá un auspicioso segundo debut porque -dicen- está realizando un magnífico trabajo».
«Discrepo de esas opiniones, que a mi parecer son más bien expresiones de buenos deseos. Por supuesto, yo también esperaría que eso ocurriera y que como resultado tuviéramos un gobierno fortalecido y más estable. Eso sería beneficioso para el Perú. Pero una cosa son los deseos y otras las realidades». («¿Una nueva oportunidad para el gobierno?», El Comercio, 25/3/17).
PPK y sus ministros aparecieron ante las cámaras con las botas puestas repartiendo ayuda en todas partes. No obstante, precisé: «son dos cosas distintas: la respuesta promocional para demostrar que hay un gobierno preocupado y que trabaja, y la real eficacia de esa labor».
«Mi punto es que el gobierno va a salir más débil y frágil de esta circunstancia. Que no tiene la posibilidad de solucionar adecuadamente las urgencias del momento, ni de realizar una reconstrucción rápida y efectiva. Primero, porque el Perú no es un país rico con grandes recursos disponibles. Y lo poco que tiene lo derrocha y desperdicia con inversiones como la refinería de Talara o los juegos Panamericanos».
«Segundo, porque el Estado peruano es ineficiente y corrupto. (…) La capacidad de gestión del Estado deja mucho que desear también, como lo demuestra la falta de obras de prevención, el escaso porcentaje del gasto de las partidas asignadas para ese efecto, los puentes mal construidos que se derrumban, etc».
«Todo indica que ahora se pondrá a un ministro o funcionario del actual gobierno al frente de la reconstrucción. Es dudoso que el resultado sea muy distinto. Es el mismo Estado, solo que un tanto más pobre que el de hace diez años, cuando el Perú crecía a un ritmo más alto».
La «reconstrucción con cambios» resultó un fiasco, como se comprueba ahora. Ahora el Perú es más pobre que hace seis años, y el Gobierno es más débil y menos capaz que el de PPK.
Aunque parece que Yaku no será tan intenso como el fenómeno de 2017, golpeará al ya precario gobierno de Boluarte.
Destrucción sin reconstrucción
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