Evangelio según San Lucas 12,49-53.
Jesús dijo a sus discípulos:
“Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!
Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!
¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división.
De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.
Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:
El 27 de octubre de 1986 el Papa Juan Pablo II, ahora San juan Pablo, invitó a los líderes religiosos de diversas religiones a unirse a él en Asís, para orar por la paz. Desde ese día los sucesivos pontífices han continuado la celebración anual de la oración por la paz en Asís. Esta iniciativa ha sido alabada por muchos, y criticada por algunos. Uno de los títulos de Jesús es ‘príncipe de la paz’, y así me parece sólo apropiado que el Papa sería anfitrión de un tiempo de oración y reflexión sobre el tema de la paz, especialmente en la ciudad donde San Francisco de Asís oró> “hazme un instrumento de tu paz”.
El Evangelio de hoy (Lucas 12:49-53) nos habla de la paz, o tal vez más bien la falta de paz. Cuando escuchamos por primera vez esta lectura podemos cero la cabeza y decir a nosotros mismos que esto no suena como Jesús hablando. ¿Qué quiere decir que ha venido a traer “División” en lugar de la paz? Cómo puede el príncipe de la paz decir tal cosa, trabajando en contra de los principios básicos de su misión?
Las palabras de Jesús no están sugiriendo que alentamos la división o la desunión. Más bien, creo que nos está diciendo que si queremos la paz verdadera, habrá un proceso de purificación en el proceso. La Paz verdadera y duradera exige un cambio significativo en la actitud y la dirección. Los muchos ‘tratados de paz’, especialmente en el medio oriente, demuestran que esto es cierto, como la paz verdadera y duradera son difíciles de lograr en nuestra condición humana. La Paz verdadera y duradera debe ser construida sobre dos cimientos: verdad y amor. Si el trabajo por la paz no se construye sobre la verdad es como construir una casa en la arena, que no tiene fundamento firme, y se desmorona cuando las buenas intenciones o el “calor caliente” pasan, y la realidad se establece. Si el amor no es la base de la paz que existe, entonces la dinámica humana de la competencia, la superioridad y la inferioridad, el prejuicio y el odio seguirán levantar sus cabezas y nos causan cerrar nuestros corazones y pensar sólo de nosotros mismos, y no de lo común Bien.
En nuestra primera lectura de hoy del libro del profeta Jeremías (38:4-6, 8-10) también encontramos una extraña dinámica. Jeremías está siendo condenado por el rey porque sus príncipes han dicho que él es “desmoralizador a los soldados… y todo el pueblo”, y que “Él no está interesado en el bienestar de nuestro pueblo”. ¡Nada es más lejos de la Verdad! Sin embargo, la gente no quiere escuchar a Jeremías, porque él los está llamando a un cambio de corazón, un cambio de la forma en que sienten y piensan, hablan y actúan. Ser profeta era un negocio arriesgado, como el rechazo, la persecución e incluso la muerte eran posibilidades reales en el cumplimiento de su misión. Ser puesto en una cisterna para morir no era lo que Jeremías quería, pero sabía que era una posibilidad, ya que trajo la palabra de Dios al pueblo elegido. Finalmente el rey recibió otros consejos y Jeremías fue salvado y permitió continuar su misión.
Nuestra segunda lectura de la carta a los hebreos (12:1-4) nos recuerda que Jesús pagó el gran precio por traer la palabra de Dios al pueblo elegido él soportó: “oposición de los pecadores” y fue crucificado en la cruz. Está escrito tan maravillosamente que esto fue que “no podemos crecer cansados y perder el corazón en nuestra lucha contra el pecado”. Jesús ha sido victorioso sobre el pecado y la muerte, y por nuestro bautismo compartimos en esa victoria. Se nos dice que para compartir en esta victoria significa mantener “nuestros ojos fijos en Jesús” y seguir a él fielmente en la finalización de nuestra misión.
Dudo que nos enfrentamos a las pruebas de Jeremías o Jesús, pero si tomamos en serio nuestro siguiente de Jesús, y nuestro trabajo por la paz, podemos esperar también a conocer a la oposición. Vamos a ser mal entendido y reído. Podemos encontrar a nosotros mismos excluidos y rechazados. Las enseñanzas de Jesucristo no se encuentran en encuestas o encuestas de popularidad, sino en la revelada verdad de Dios. No estamos trabajando en el capricho y lo que está en la moda, sino en lo que es verdadero y eterno. A medida que trabajamos por la paz: en nuestras familias, en el trabajo y en la escuela, y entre nuestros amigos: a menudo no es fácil ponerse de pie por lo que creemos. Al igual que la respuesta del pueblo a Jeremías, puede que no quieran escuchar ‘nuestra verdad’, y puede que no entiendan ‘nuestro amor’. Así que, si acercas el barco demasiado para ellos, pueden sentir el latigazo y nos rechazan. Estoy seguro de que todos hemos tenido experiencias como cónyuges, padres, hermanos y amigos cuando “nuestra verdad” y “nuestro amor” no ha sido apreciado. Se nos dijo que tener en “mente nuestro propio negocio”, o “mantener nuestros pensamientos a sí mismo”. Esa “División” de la que Jesús habló es real -entre los miembros de la familia y los amigos- como “nuestra verdad” y “nuestro amor” llamadas estas para reflexionar y volver a evaluar. Con el fin de que la verdadera paz exista debe haber un cambio de corazón, un cambio de valores, un cambio de prioridades. ¡Todo el mundo quiere cambiar, pero nadie quiere cambiar! La paz no vendrá, y la verdad de Dios va a ir tácita, si no hemos experimentado el amor de Dios, si solo “nos importa nuestros propios negocios” y “mantener nuestros pensamientos en nosotros mismos”. Jeremías, y tantos otros profetas -en el antiguo testamento Y a lo largo de la historia- no quería ser profetas por el alto costo de hablar por Dios, y traer a los demás la voluntad de Dios.
Como seguidores de Jesús no es suficiente para sólo orar por la paz, sino para trabajar por la paz, superar las “divisiones” creadas por el pecado, y establecer relaciones entre individuos, familias, comunidades y naciones construidas sobre la verdad de Dios y el amor de Dios. Mantener nuestros ojos en Jesús nos ayudará a ser esos profetas, unidos a Cristo, y hablar y actuar en su nombre para lograr la verdadera paz.
Nagasaki: 30 mil creyentes lograron mantener su fe católica sin presencia de sacerdotes
150º aniversario del descubrimiento de los cristianos clandestinos
La Iglesia en el Japón celebrará del 14 al 17 de marzo el 150° aniversario del descubrimiento de los cristianos clandestinos, que después de 250 años de persecuciones pudieron profesar su fe libremente.
El cardenal y arzobispo de Cotabato, Filipinas, Orlando Quevedo, que visitará Nagasaki (Japón) como enviado especial del papa Francisco, sostuvo que “es ejemplar la historia de la comunidad japonesa en el Japón. Sufrió una dura persecución a principios del siglo XVII.
La misión que acompañará al purpurado estará compuesta por el padre Peter Sakae Kojima, vicario general, miembro del colegio de consultores y párroco de la catedral de Nagasaki y por el padre Joseph Pasala SVD, misionero de la India y vicario parroquial de Nishimachi.
“Hubo muchos mártires, los miembros del clero fueron expulsados y miles de fieles fueron asesinados. No quedó en Japón ningún sacerdote; todos fueron expulsados”, aseveró el cardenal Orlando Quevedo.
Persecución e Iglesia clandestina
A pocas décadas de la llegada de los jesuitas al Japón, en 1597, el ‘shogun’ (dictador) creía que detrás de su apostolado había intenciones para conquistar los territorios.
La comunidad cristiana clandestina surge tras la expulsión de los misioneros y la prohibición de la fe católica por parte del shogunato Tokugawa en 1603. Cualquier práctica cristiana era prohibida y la desobediencia a esta norma era castigada con la muerte, motivo por el cual se produjo el martirio de miles de creyentes. Quienes consiguieron sobrevivir decidieron preservar su fe de forma oculta y transmitirla de generación en generación. El evangelio era relatado oralmente, ya que no se conservaban escritos que pudieran delatar a los creyentes.
El único sacramento con el que contaban los cristianos era el del Bautismo, que impartían a los niños, y las prácticas del culto local a los ancestros fueron dirigidas a la veneración de sus propios mártires cristianos. Aunque con las notables carencias de esta situación, una comunidad de cerca de 30 mil creyentes logró mantener su fe católica, y salió a la luz en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se permitió a los misioneros franceses edificar un templo en Oura.
El 17 de marzo de 1865, el padre Petitjean se encontraba orando en el templo, cuando pobladores locales se acercaron para “saludar a Jesús y María”. La sorpresa del misionero fue enorme, porque creía imposible encontrar una comunidad de fieles después de más de dos siglos y medio sin presencia de sacerdotes. La inmensa mayoría de creyentes se hizo católica tras dejar las prácticas paganas que se habían mezclado durante la larga ausencia de los pastores y la religión católica vivió un notable florecimiento.
Un museo celebrará el heroísmo de los cristianos perseguidos
Como parte de las celebraciones de 150° aniversario del descubrimiento de los cristianos clandestinos la arquidiócesis de Nagasaki celebró un convenio con una editorial local para crear un museo en honor de los cristianos japoneses que vivieron de forma clandestina su fe durante más de 200 años, fenómeno conocido bajo el nombre de Kakure Kirishitan.
“Muchos católicos murieron durante el bombardeo, y esto creó una dispersión de la memoria del Kakure Kirishitan”, explicó Chiyoko Iwanami, promotor de la iniciativa, haciendo referencia a la bomba atómica de 1945, que cayó sobre Nagasaki, una de las ciudades con mayor población cristiana. “Queremos mostrar a la gente lo difícil que es proteger su fe si no hay libertad religiosa”, manifestó el empresario de 66 años que destinó una parte de un edificio de la editorial para albergar el museo. La arquidiócesis aportó las piezas históricas que se exhiben.
El arte cristiano de la persecución japonesa tiene características únicas. Para poder mantener oculta la práctica de la fe católica, las imágenes de Cristo y de la Santísima Virgen fueron disfrazadas bajo apariencia de motivos budistas, al igual que las oraciones, transformadas en cantos tradicionales que preservaban las palabras del latín, el portugués y el español de forma velada.
Algunos de los elementos que se pueden observar en el museo se encontraban en el Museo Nacional de Tokio e incluyen esculturas, medallas e íconos. La editorial que participa en el proyecto publicó varios trabajos de investigación sobre la historia de la persecución.
Fuentes: AICA y www.es.aleteia.org
CONGRESO INTERNACIONAL «LA FAMILIA, LA VIDA Y EL ACONTECIMIENTO GUADALUPANO»
Un mar humano de fieles abarrotó el Coliseo del Colegio “Don Bosco” de nuestra ciudad, en el Congreso Internacional “La Familia, la Vida y el Acontecimiento Guadalupano”, el cual contó con la importante conferencia de Monseñor Enrique Glennie Graue, actual Vicario General y Moderador de la Curia de la Arquidiócesis Metropolitana de México”.
La multitud de fieles pertenecientes a diversos grupos parroquiales, congregaciones, movimientos, hermandades, asociaciones, alumnos y educadores venidos de las 6 Vicarías Foráneas de nuestra Arquidiócesis, así como de diferentes regiones del país. También estuvieron presentes Monseñor Isidro Barrio Barrio, Obispo de Huancavelica; Monseñor Daniel Turley Murphy, Obispo de Chulucanas y Monseñor Jesús Moliné Labarta, Obispo Emérito de Chiclayo, así como los sacerdotes, seminaristas, religiosas y monaguillos de Piura y Tumbes. Participaron además las principales autoridades políticas, judiciales, universitarias, civiles y militares de nuestra región. Una de las sorpresas de la noche fue la presentación del internacionalmente reconocido Ballet Folklorico Piurano “Pepe Fernández”, que deleitó a los presentes con unas hermosas danzas mexicanas.
¿Por qué un Congreso sobre la Familia, la Vida y el Acontecimiento Guadalupano?
Monseñor José Antonio Eguren Anselmi SCV, Arzobispo Metropolitano de Piura, quien es el gestor y promotor de esta iniciativa, tuvo a su cargo las palabras inaugurales del evento. Durante su participación explicó la importancia de que en un Congreso Internacional se pueda profundizar en el estudio y la reflexión acerca de la Familia, la Vida y el Acontecimiento Guadalupano: “Porque, promover, defender y fortalecer a la familia y su unidad, es de las tareas más importantes de hoy en día para fortalecer a Piura y Tumbes y garantizar su futuro. No hay que olvidar que la familia, fundada en el matrimonio entre un varón y una mujer, constituye el ámbito de formación integral de los futuros ciudadanos de un país y de los futuros cristianos. Es en la familia donde se inculcan, desde los primeros años de vida, las virtudes humanas como la veracidad, la honradez, la responsabilidad, la generosidad, el servicio y la solidaridad, y donde los padres pasan el don de la fe a sus hijos. A pesar ser una institución tan importante y decisiva, pues sin familia no hay futuro, a escasos dos años de celebrar el Bicentenario de la Independencia del Perú, ella está muy abandonada y viene sufriendo un impacto negativo sea por la acción o inacción de un Estado que no comprende su rol fundamental.“A esto hay que añadir que son constantes las amenazas contra la Vida en nuestro país, como son los dolorosos y recientes casos de la abortiva Píldora del Día Siguiente y del Protocolo de Aborto Terapéutico. Nunca hay que olvidar que la vida humana es sagrada e inviolable desde la concepción hasta su fin natural con la muerte, y que por tanto custodiar el sagrado tesoro de toda vida humana, rechazando el aborto y protegiendo al niño por nacer, es el mejor modo de prevenir cualquier forma de violencia y el camino más seguro para construir una genuina cultura de paz”, acotó nuestro Pastor.
Monseñor Eguren se refirió también al hermoso mensaje que encierra la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe: “Finalmente el Acontecimiento Guadalupano ilumina la importancia de lo anteriormente dicho porque contiene un mensaje a favor de la Familia y de la Vida. En efecto, en los ojos de la Virgen de Guadalupe aparece un “grupo familiar indígena”. Se trata de una agrupación compuesta por una mujer joven que se destaca por estar al centro del grupo y parece mirar hacia abajo, que sería la mamá. Junto a ella está un hombre con sombrero y entre ambos, una pareja de niños. Otro par de figuras representando un hombre y mujer maduros; probablemente los abuelos de esta familia. Esto se ha descubierto recientemente gracias a la tecnología de nuestros tiempos por tanto dentro del milagro de Guadalupe, ocurrido en 1531, hay un mensaje para nosotros en este tercer milenio: El futuro de la humanidad pasa necesariamente por la familia. El avance de la tecnología ha coincidido con una época en que la familia es denigrada en todo el mundo, por esto, podemos afirmar que la Virgen quiso que en nuestro tiempo la familia sea puesta de relieve”.
“Asimismo la imagen de Santa María de Guadalupe tiene un poderoso mensaje anti aborto y a favor de la Vida: la Virgen está embarazada: Se muestra sin el Niño en sus brazos pero con el Niño Dios en su vientre, y éste es un mensaje poderosísimo ante la cultura de la muerte, ante el hecho de que muchos niños mueren abortados antes de nacer. De todo esto y mucho más, nos explicarán en estos días con gran piedad y ciencia nuestros distinguidos conferencistas, los Reverendos Monseñores, Enrique Glennie Graue y Eduardo Chávez Sánchez y el Reverendo Padre Guillermo Gutiérrez Fernández, a quien damos la más cordial bienvenida y les expresamos nuestra profunda gratitud por haber venido trayéndonos desde el Tepeyac la bendición de Nuestra Madre”, concluyó nuestro Pastor.
La belleza del Matrimonio y la Familia en el Evangelio según San Juan
Monseñor Glennie, durante su conferencia, destacó que: «El Evangelio presenta el tema del amor como estilo de vida propio de los cristianos. Este es un punto central de la teología de Juan y un punto central en la vida del matrimonio y la familia. Los discípulos, cumpliendo el mandato del amor y del servicio fraterno, acogen y reciben al Señor. Habiendo recibido el don total de Jesús, no pueden guardarlo para sí mismos; ellos han de convertirse en un don para los demás. En esto consistirá su alegría, en entregarse por amor»
También se refirió a las bienaventuranzas como fuente de espiritualidad para la parejas: «Los esposos deben brindarse siempre el uno al otro, lo deben compartir todo en la comunidad del amor que crearon, sin levantar banderas de propiedad privada. No deben guardar nada porque todo lo tienen al servicio del otro. Los esposos, a pesar de las dificultades, deben seguir creyendo que todo es posible para los que se aman. Por eso lo esperan y necesitan todo el uno del otro, como en el primer día. Pero también deben ser conscientes que no todo es felicidad, que habrá lagrimas. Felices los esposos que saben llorar porque reconocen sus errores, porque a través del dialogo han descubierto su egoísmo, su orgullo, sus celos. Felices porque saben perdonarse y comenzar de nuevo. Queridos hijos, sólo los esposos capaces de tener un corazón sencillo podrán ser felices, porque su amor y su mente son auténticos. El amor no necesita explicaciones, todo está a la luz. Pero el matrimonio debe además tener hambre y sed de ser cada vez mas perfecto, porque el matrimonio no es una realidad que termina el día de la boda, sino algo que es comunicación que nunca termina. Para que los esposos sean verdaderamente felices es necesario que tengan un corazón limpio y el mejor instrumento para lograr la pureza de corazón es el perdón. Los esposos felices son los que construyen la paz, dominando su genio, superando su carácter, reconociéndose no superiores, sino iguales, creando tranquilidad y serenidad en el hogar. Pero no olviden que el amor tiene que ser probado, y para ser verdadera y maduramente felices hay que superar las pruebas del amor, como son la desilusión, la rutina, la tentación y la muerte del yo. Cuando un matrimonio ya no busca y no anhela nada se vuelve aburrido, cansado, esclerotizado y endurecido. Sean matrimonios decididos a vivir la Buena Nueva de Jesús, no tengan temor de enfrentar los prejuicios sociales y morales. Felices los esposos que , unidos por un profundo y sólido amor, son capaces de ser ellos mismos».
Fuente: www.arzobispadodepiura.org/