Por Nina Achmatova- AsiaNews
Para el sociólogo Lev Gudkov, la Iglesia contribuye a la creación de la sacralidad de la Victoria soviética sobre los nazis. La ortodoxia en la base de la legitimidad política del jefe del Kremnlin, que ha llevado de nuevo a Rusia entre las 3 potencias mundiales.
La victoria soviética sobre los nazis, de la cual el 9 de mayo de 2015 se celebra el 70° aniversario con el más grande desfile militar de la historia de la Rusia moderna, es uno de los temas más sensibles en el debate político público, quizás al mismo nivel de la Iglesia y de la religión ortodoxa. Así lo piensa Lev Gudkov, director del Centro Levada, el de más autoridad instituto demoscópico independiente del país, que hace notar como justamente la fuerte componente de “sacralidad” del evento distingue al Día de la Victoria ruso de hoy del que se celebraba en la URSS.
“Los rusos se refieren al Día de la Victoria (Den Pobedi en ruso) como a algo sagrado y esto en los tiempos de Brezhnev (que en 1965 rehabilitó la festividad, abolida en el año 1945 por Stalin) no existía -explica el sociólogo a AsiaNews-. La Iglesia ayudó al poder a dar autoridad moral y espiritual a este mito de la Victoria”, sobre la cual Putin construyó su legitimidad política de líder que ha llevado a Rusia a estar entre las grandes potencias mundiales.
Las celebraciones del Den Pobedi, tienen tradicionalmente su culminación en el desfile militar en Moscú, al cual este año asisten, junto a Putin, también algunos líderes internacionales, entre los cuales el chino Xi Jinping, pero no los jefes de Estado y gobiernos occidentales, a causa de la crisis ucraniana. Para la ocasión, del monte Athos fue llevada a Rusia el arca con la mano derecha de San Jorge el Victorioso y el ícono del Gran Mártir, protector de Moscú que los fieles podrán venerar por 2 meses también en San Petersburgo y en otras 12 ciudades de la Federación.
El Patriarca ortodoxo Kirill -que recientemente definió a la Gran Victoria de la Armada rusa contra Hitler como “un milagro de Dios”- varias veces subrayó el particular rol de San Jorge en el reforzamiento del espíritu nacional durante aquella, que los rusos llaman la Gran Guerra Patriótica, que costó un número de víctimas 20 veces mayor que a los países europeos, pero que hoy en Rusia es una historia tabú de la cual ni siquiera se puede discutir sin el riesgo de persecuciones hasta legales. Silencio también sobre las culpas y los errores de Stalin como también sobre las represiones que sufrieron justamente el clero cristiano.
San Jorge, luego vuelve en el ahora famosa “cinta” de San Jorge, de color negro y naranja y que los rusos exhiben como símbolo de la resistencia al nazi-fascismo; no casualmente usado también por los separatistas en Ucrania del Este, que en la propaganda oficial combaten contra los “fascistas de Kiev”.
“No obstante el ateísmo de Estado de la unión soviética fue la fe ortodoxa y los principios morales ligadas a ella, junto al espíritu nacional formado sobre éstos, que constituyó el factor decisivo para la Victoria”, escribió en un artículo el jefe del departamento sinodal para las relaciones entre Iglesia y sociedad, Vsevolod Chaplin.
“La gente ve al poder como corrupto, mientras la Iglesia es aún considerada una autoridad moral-explica todavía Gudkov. Si en 20 años, desde cuando hemos iniciado nuestras investigaciones, los creyentes eran el 16% de la población, hoy el 70% se dice ortodoxo; nos hemos convertido en un país ortodoxo, pero en el cual la gente no sabe nada de las cosas de la Iglesia (el 40% de los rusos dice que no cree en Dios). Ya hoy ortodoxo significa ruso”.
Ortodoxos rusos
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