Reflexión en el contexto asiático

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Cardenal Tagle

Comportamiento sexual inapropiado de sacerdotes
Luis Antonio Cardenal Tagle- Arzobispo de Manila
La llamada crisis del clero que se ha venido desarrollando en los últimos años tiene un alcance inmenso. Incluye denuncias de malos comportamientos sexuales, sospechas del mal uso del dinero por parte del clero, el abuso de autoridad, estilo de vida inapropiado y toda una serie de situaciones. Los fieles se encuentran horrorizados ante la indecencia de sus pastores.
Sacerdotes que no predican bien o no presiden los sacramentos religiosamente debido también a escándalos. Cuando nos referimos a una crisis en la Iglesia relacionados al clero, nos referimos a una realidad con diversas dimensiones. Sin embargo nuestro coloquio está centrado a las denuncias de casos de mal comportamiento sexual por parte del clero.
A primera vista, la crisis parece solo una crisis de conducta sexual inapropiada. Sin embargo una mirada más profunda revela que están involucrados elementos teológicos, espirituales, antropológicos y pastorales. Por esta razón la manera impresionista como algunas personas abordan el tema es inadecuada e incluso injusta.
Asociamos casi automáticamente la palabra crisis con un problema o una situación difícil. Sin embargo la raíz de la palabra crisis vine del griego krino, que significa hacer una distinción y ejercer un juicio. También tiene la connotación de ser juzgado o ser llevado a juicio. Por tanto el núcleo de una crisis esta en que una situación particular exige discernimiento, recto juicio y decisión. Basados en nuestros juicios o decisiones, otros nos juzgaran.
Creo que las denuncias y los casos de abusos sexuales de parte del clero presentan una crisis en los dos sentidos de la palabra. Por una parte, tenemos que entender, juzgar y decidir respecto a varios aspectos de la situación. Por otra parte debemos escuchar lo que el mundo y la otra parte de la Iglesia dice sobre el clero. Pretender que no existe ningún problema no ayuda.
Una tentativa para entender la crisis
Es bueno recordar desde el principio que los abusos sexuales por parte del clero cubre una amplia gama de acciones que son bastante diversas y no deben ser agrupadas en una sola categoría.
Desafortunadamente tratar todos los casos uniformemente ha sido la respuesta, como fruto del pánico, en muchos sitios. Mientras todos estos casos aparecen bajo el titulo de abuso sexual, cada caso es único. Pero debido a las limitaciones de nuestra conferencia, no podemos tratar los casos individualmente.
Mi reflexión tiene la intención de ofrecer perspectivas sobre el abuso sexual del clero en las iglesias en Asia. Dado que el vasto continente asiático está formado por diversas culturas, tradiciones e historias, es casi imposible precisar una única perspectiva Asiática. Mi fondo filipino saldrá a la superficie en esta presentación, sin lugar a dudas.
Sin embargo he consultado algunos Obispos, pastores, religiosos, laicos, sociólogos y teólogos provenientes de las Iglesias que pertenecen a la federación de la conferencia de los Obispos Asiáticos (FABC) para reunir alguna información, aunque no en una manera estrictamente científica.
Dado que la Iglesia es una pequeña minoría en la mayoría de los países asiáticos, los casos reportados sobre abuso sexual a menores y otros abusos sexuales por parte del clero son pocos comparados con los promedios nacionales. Esto no significa, sin embargo que las iglesias ignoren los casos reportados. En algunos lugares de Asia, los casos de pedofilia son menos que los casos de homosexuales y de relaciones con adultos heterosexuales. Algunos sacerdotes han engendrado hijos.
Hasta ahora ha habido pocos casos legales contra sacerdotes en Asia en el área de delitos sexuales. Cuando la crisis surgió en el hemisferio Norte, se dio una tendencia a pensar que el problema estaba ligado a la cultura Occidental. Sin embargo esta idea cambio cuando casos similares surgieron en Asia. Mientras que las distintas conferencias Episcopales y órdenes religiosas han ido abordando los casos conforme fueron surgiendo, hay una necesidad urgente de formular orientaciones pastorales para poder tratar este tipo de casos.
La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas ha pasado por un largo proceso para cristalizar las orientaciones que están por ser presentadas a la Congregación para la Doctrina de la Fe. El relativo “silencio” con el que las victimas asiáticas católicas enfrentan los abusos es debido en parte a la cultura de “vergüenza” que tiene una gran estima por la propia humanidad, el honor y la dignidad.
Para las culturas asiáticas, la vergüenza de una persona mancha la propia familia, el clan y la comunidad. El silencio puede ser la única alternativa para preservar lo que queda de honor. Puede ser también señal de trauma. Sin embargo muchas víctimas y sus terapeutas han descubierto el potencial de la “vergüenza” o el amor por la propia dignidad como una fuente de respeto de si mismo, coraje y determinación para actuar en función de la sanación y renovación en la Iglesia, especialmente del clero. En este momento me gustaría hacer referencia a algunos aspectos de la crisis generada por los abusos sexuales por parte del clero.
Las experiencias de las Iglesias en Asia han orientado nuestra atención hacia estos elementos: en primer lugar el aspecto personal y relacional. En la visión Asiática que es global y centrada en la persona, la sexualidad esta vista como la identidad de la persona y sus relaciones. No es solamente a cerca de las preferencias sexuales y las acciones que de ella vienen. La pregunta fundamental de la sexualidad es ¿Quién soy yo? Si ponemos la pregunta en términos más teológicos y filosóficos, seria ¿Qué es un ser humano? ¿Cuál es el rol de las relaciones en el ser humano? ¿Qué tipo de relaciones son verdaderamente humanas y humanizantes?
El segundo aspecto de la crisis es cultural. La crisis ha puesto en juicio las culturas asiáticas y los comportamientos culturalmente aceptados. Los obispos de Filipinas están participando en una reflexión sobre la cultura filipina y los elementos culturales que pueden servir como posibles ambientes donde se den los abusos sexuales o comportamientos indebidos. Señalemos algunos ejemplos de ambientes Filipinos que pueden tener similitudes con la experiencia en otros países de Asia.
1) la cultura Filipina es una cultura dada al tacto
Es casi segunda naturaleza para los filipinos tocar. La gente se abalanza a los sacerdotes después de la Misa para besarles las manos. Aprecian también un toque suave de parte de sus pastores. Grupos de adolescentes, de ambos sexos, no ven nada malo en abrazarse mutuamente o caminar abrazados en público. Tocamos mucho a los niños. Pero los niños no pueden distinguir claramente entre un toque de afecto o un toque con malicia. Los niños son vulnerables a ser manipulados en cuestión del tacto.
2) la cultura filipina da mucho poder a los adultos y a las personas en autoridad
Los menores y los subordinados se ven como “posesiones” de los adultos que pueden hace lo que les venga en gana en el nombre de disciplina y del bien de las personas. La perspectiva del niño o de los subordinados es raramente considerada. Este vacío puede hacer que los adultos sean insensibles a las emociones, al dolor y a las necesidades de los niños.
3) la familia es normalmente vaga y ampliamente definida en la cultura filipina
Nos impresiona darnos cuenta de que los sacerdotes son fácilmente contados como “miembro de una familia católica”.
4) nuestra cultura tiende a considerar a los sacerdotes como más que seres humanos ordinarios porque poseen poderes extraordinarios o divinos
Todo tipo de poder puede dañar cuando se usa equivocadamente. Como la cultura se posa sobre la humanidad de los sacerdotes, algunos de ellos esconden su verdadero ser y viven vidas dobles. La duplicidad puede propiciar tendencias abusivas. En resumen, las culturas asiáticas son retadas a discernir. ¿Qué limites debemos fijar para evitar que las muestras de afecto se conviertan en instrumentos para el abuso?
El tercero es el aspecto eclesial. Cuando un sacerdote abusa, aunque la acción no sea criminal en el fuero civil, los votos eclesiásticos o normas establecidas han sido violados. Esta crisis nos urge a entender más profundamente la disciplina de la Iglesia y nos urge también a ayudar al mundo a entenderla. Un punto en cuestión es el celibato. Un justo y más completo entendimiento tendría que situarlo dentro de la rica tradición espiritual, pastoral y canónica.
La crisis nos ha impulsado a entender la promesa de entender otra vez la promesa de permanecer célibes y de vivir una vida célibe. Esta aproximación resuena con las tradiciones de las religiones antiguas del Asia. Necesitamos, una seria evaluación se estos temas especialmente en la formación, teología, derecho canónico y las diversas opiniones que existen sobre el tema. Muchas personas piensan que el celibato es simplemente una regla que la Iglesia conservadora debe cumplir por el bien de la tradición. Algunos la convierten en la justificación para toda clase de abusos.
Otros la defienden pero en una manera estrecha y legalista lo que la hace inefectiva. Necesitamos un sereno y comprensivo entendimiento sobre el tema.
El cuarto es el aspecto legal. Las leyes de los territorios cubren una serie de actos considerados criminales, algunos de ellos en el área de actos sexuales. Existen también definiciones legales que no siempre corresponden a nuestro uso ordinario de los términos. Es bueno saber la manera como la ley define a un menor, la violación, el acoso.
Por ejemplo existen leyes que salvaguardan el bienestar de los empleados. El acoso en el lugar de trabajo de acuerdo con la ley debe ser estudiado por las personas de la Iglesia. ¿Qué clase de afecto y que tipo de regalos son legalmente aceptables? ¿Qué se puede considerar acoso? La diversidad de las situaciones políticas en Asia exige de parte de la iglesia que instruya al clero en lo que reguarda al sistema político del país de cada uno. Los sacerdotes no están exentos de observar y del peso de las leyes del propio país.
Debe ser subrayado que la jurisprudencia en Filipinas en lo que se refiere a al abuso sexual por parte del clero no ha sido aun totalmente desarrollado. Normalmente seguimos el desarrollo de la jurisprudencia como en los Estados Unidos. El quinto aspecto son los medios de comunicación. El beato Juan Pablo Segundo llamo los medios de comunicación contemporáneos como el nuevo aeropago. Vivimos en un mundo dependiente e impulsado por la comunicación social.
En sí el mundo de los medios de comunicación social y del internet constituye una nueva cultura. Para la iglesia, los medios de comunicación necesitan ser evangelizados porque pueden servir como medios para propagar el evangelio y sus valores. Sin embargo los profesionales de los medios de comunicación constatan que cuando reportan los abusos cometidos por políticos, financieros, etc. La iglesia lo agradece. Pero cuando reportan anomalías dentro de la Iglesia, son tachados de estar en contra de la Iglesia y de los católicos, aunque su información venga de personas cercanas a la iglesia.
La crisis nos invita a revalorar nuestra relación con los medios de comunicación. Así como nosotros los retamos a ser justos y verdaderos en todo aquello que reportan, la iglesia tendría que estar preparada a ser examinados por los medios de comunicación con tal de que las normas de justicia y rectitud sean aplicadas. No podemos ignorar el hecho, de que en algunas partes de Asia, un sentimiento anticristiano ha penetrado los medios de comunicación.
Finalmente esta el sentido espiritual y pastoral de la crisis. Esencialmente la cuestión para el clero es aquella de la integridad personal delante de Dios y de la Iglesia. Admito que algunas de las bellas enseñanzas de la Iglesia sobre el sacerdocio no siempre son observadas por nosotros los sacerdotes. La integridad en el ejercicio del ministerio y en las relaciones interpersonales se nos exige no solo por el bien del clero sino también por el bien de la comunidad. La iglesia es dañada y herida cuando los pastores son abusivos en su comportamiento. La crisis definitivamente tiene una dimensión pastoral.
Algunos elementos de carácter pastoral en respuesta a la crisis
Ahora presentamos algunas direcciones que los obispos de Filipinas han identificado en respuesta a las denuncias y los casos de abuso sexual que se han reportado. Muchas iglesias en Asia han optado por las mismas líneas.
El primer elemento en la respuesta es el de la atención pastoral a las víctimas y sus familias. Cuidado pastoral comprende la justicia para las victimas, la compasión, la protección, e incluso la restitución en algunos casos. Los líderes de la iglesia han sido siempre acusados de ayudar al sacerdote que ha cometido los abusos descuidando a la víctima. Es doloroso escuchar a las víctimas. Pero dejarles revelar sus historias no solo les ayuda sino que despiertan compasión en nosotros. Aprendemos cuales son las dinámicas de acoso y la respuesta de la victima a la situación. Tal aprendizaje puede servir como freno al acoso sexual en la iglesia.
El cuidado pastoral de las victimas y sus familias resuena con la cultura y tradiciones religiosas de Asia que tienen en gran estima la compasión por los que sufren.
El segundo aspecto de la respuesta es la atención a la comunidad herida, ya sea la parroquia, la diócesis o la congregación. Las comunidades donde las violaciones ocurrieron han sido también heridas y necesitan atención pastoral. El sacerdote puede ser enviado fuera de la parroquia para poder someterse a una renovación o rehabilitación. La victima puede cambiar domicilio. Pero la comunidad permanece. Para una comunidad parroquial el sufrimiento esta en la violación a la confianza.
¿Como manejar comunidades para las cuales su confianza ha sido violada por sus sacerdotes? Si no damos los pasos correcto, si no transmitimos empatía, la comunidad llegara a la conclusión de que la Iglesia tolera esta clase de comportamientos, o que la Iglesia simplemente no se preocupa por ellos. De esta manera sus heridas se vuelven mas profundas.
Sugiero que se elaboren directrices diocesanas y congregacionales para proteger a las comunidades heridas. Cambiar de pastor no es suficiente. Debemos encontrar una manera efectiva para facilitar que las personas expresen su sufrimiento, para entender, para perdonar y para seguir adelante en esperanza. La tendencia asiática de volver rápidamente al estado de “armonía” nos hace pensar con frecuencia que la herida ya ha sanado y sin embargo puede no ser así. Necesitamos encontrar maneras de favorecer la sanación que mejor se acomode a la sensibilidad asiática.
El tercer aspecto es el cuidado personal por el sacerdote culpable. El culpable se encuentra con frecuencia perdido, confundido y avergonzado. Necesita ayuda especialmente de expertos, para entender y evaluar su situación. De esta manera el sacerdote puede descubrir si tiene la capacidad de vivir el celibato. Algunas decisiones tienen que ser tomadas. ¿Es este un caso aislado o una señal de la incapacidad de continuar viviendo la vida del celibato? la mejor manera de cuidar al culpable es ayudarle a enfrentar la falta cometida. Tiene que hacérsele saber con claridad los procesos canónicos y eclesiásticos que gobiernan su caso particular.
Los obispos deber observar cuidadosamente los procesos especialmente cuando el caso puede llevar a un despido del estado clerical. Y si el culpable decide ser dispensado de las obligaciones del estado clerical, entonces la diócesis o la orden religiosa debe ayudar al sacerdote a iniciar una nueva vida. A través de todo el proceso se deben asegurar todos los pasos para que sea un proceso sin parcialidades, en veracidad y compasión. Nos alegra darnos cuenta de que muchos sacerdotes, religiosas, laicos y laicas en Asia se han estado preparando profesionalmente para poder ayudar a los sacerdotes con necesidades especiales. La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) estableció y administra el centro San John Marie Vianney- Galilee para la renovación del clero, éste ofrece varios programas, uno de ellos ofrece cuidado pastoral para sacerdotes ofensores. La CBCP también cuenta con una Oficina para los Asuntos de los Obispos en donde se proporciona una ayuda fraterna a los obispos en situaciones difíciles.
El cuarto aspecto que se necesita especialmente en Asia, es el cuidado de la familia del sacerdote culpable. El sacerdote no es el único que se encuentra perdido, avergonzado y confundido. Los miembros de su familia se sienten traicionados por su hijo o hermano. Incluso se culpan a si mismos ¿en que nos equivocamos como padres? Aunque muy pocas veces se expresa con palabras, la culpabilidad invade sus corazones. Se alejan de la comunidad y sufren en silencio. Necesitan atención, particularmente en Asia en donde la deshonra de una persona hiere la familia y el clan.
El quinto aspecto es el cuidado de los sacerdotes que no son culpables. Estos sacerdotes que no han cometido ninguna ofensa se sienten también perdidos, avergonzados y confundidos. Se sienten también temerosos de sus heridas del pasado. Es posible también que los sacerdotes se miren uno al otro con cierta desconfianza sobre su mutuo pasado.
Algunos sacerdotes culpables has sido despedidos del estado clerical, algunos están pagando sentencias en prisión y otros se encuentran recluidos en centros de rehabilitación. Pero quien enfrenta la comunidad y el resto del mundo? Los sacerdotes no culpables cargan ese peso. Tiene que contestar preguntas. Tienen que compartir la vergüenza de sus compañeros sacerdotes por el hecho de pertenecer al único mismo sacerdocio. Aunque no hablen abiertamente, las dudas sobre su propia vocación puede suscitarse en ellos. El cuidado de los sacerdotes no culpables todavía tiene que desarrollarse en las iglesias de Asia.
La sexta área es el área del cuidado pastoral de los Obispos y Superiores generales. Es difícil y doloroso ser Obispo o Superior general en estos días. Te sientes perdido, confundido y avergonzado cuando alguno de los sacerdotes comete un abuso sexual. Y conforme ayudas a tus sacerdotes, también tienes que juzgar. Al mismo tiempo no puedes defender al sacerdote y descuidar la obligación de decir la verdad, de ser justo y el bien de la victima y de la comunidad los superiores se encuentran, en muchas ocasiones, maltratados por todos lados. Son acusados de cubrir la verdad si son discretos. Si son firmes son acusados de ser poco compasivos.
Pero la experiencia nos ha enseñado que la inacción, y solamente cambiando a los sacerdotes de lugar y la insensibilidad hacia las victimas compromete la integridad del Superior o del Obispo. Elogiamos a la oficina de los sacerdotes de la FABC (Federación Asiática de Obispos) por organizar programas de formación que capacitaran a los Obispos de Asia para entender y manejar al clero que se encuentra en situaciones de comportamiento sexual inapropiado.
La última área es la formación, ambos la formación en el seminario y la formación permanente de los sacerdotes. Lo primero es la formación en la madurez humana. De los varios aspectos de la madurez humana un área importante es la responsabilidad en las relaciones. Este es el punto central de la crisis: la capacidad de relacionarse responsablemente.
Sensibilidad a mujeres y niños, entender el propio desarrollo sexual, y trabajar en equipo es necesario. Muchos centros de formación, escuelas de teología, comisiones Episcopales para mujeres y comunidades religiosas para mujeres en Asia han estado activamente involucradas ayudando a seminaristas y sacerdotes en este respecto, y también asistiendo a las victimas.
La segunda es responsabilidad en el ministerio, que surge de la claridad del sentido y la identidad. Si no tengo claridad sobre mi identidad y el sentido de mi vida, entonces no seré responsable de mis actos como ministro. Soy responsable de todos mis actos en la medida que tengo claridad de quien soy como sacerdote y del sentido de lo que hago. Tercero es la purificación de las motivaciones. ¿Por qué he elegido este estilo de vida? ¿Es por el sentido de grandeza, el sentido de autoridad que la cultura de la Iglesia da? Es acaso para poder tener dinero lo mas pronto posible?
En Asia debemos también exhortar a los fieles católicos a no consentir o favorecer a los seminaristas y sacerdotes. El cuarto es formación en la espiritualidad. Necesitamos desarrollar una espiritualidad que nos permita discernir la llamada de Dios en cada momento y responder en el servicio de Dios en y a todo tiempo. Por ultimo, necesitamos tomar pasos preventivos en la formación permanente de los sacerdotes. Los aspectos de la formación mencionados antes deben ser permanentes durante la vida de los sacerdotes.
Sin embargo por estar pasando por esta crisis, necesitamos revitalizar la vida en común de los sacerdotes, la oración en común, el compartir de recursos, la dirección espiritual, un estilo de vida en simplicidad y la renovación intelectual entre otras cosas. Nos alegramos de que el estigma asociado con los “programas de renovación” esta desaparecido gradualmente. En Filipinas, el CBCP Vianney –Galilee Centre ha contribuido en gran medida a ver el programa de renovación para sacerdotes en manera positiva. Los miembros del equipo profesional ofrecen no solamente sesiones terapéuticas ofrecen al mismo tiempo programas proactivos como el programa “Actualización Asistida para Sacerdotes,” cursos sobre la sexualidad humana y la vivencia del celibato, Actualización intensiva asistida para el personal del Seminario, sesiones para sacerdotes que están pasando por la transición de la mediana edad y también para los de edad avanzada. El centro ha sido visitado con frecuencia por Obispos y sacerdotes de otras diócesis en Asia.
No necesitamos que una bomba sea detonada. Prevenir que explote es la mejor respuesta. Las iglesias en Asia comienzan a abordar los casos de abuso sexual y conducta sexual inapropiada por parte del clero. Examinamos las culturas, tradiciones, las estructuras familiares y las nuevas tendencias en nuestra sociedad para entender las raíces de la crisis, también queremos aprovechar los recursos que ofrecen la filosofía y la religiosidad integrada en nuestras culturas, para dar una respuesta adecuada. El recurso mas importante para nosotros sin embargo es la fe Cristiana que nos impulsa a ser verdaderos discípulos de Cristo en integridad, justicia, verdad y amor.
Algunos Materiales de Apoyo
Asian Vocations Symposium: Asian Vocations Today. Samphran, Bangkok, Thailand, Oct. 22‐ 27, 2007, FABC Papers No. 123, (Hongkong: FABC, 2007).
Bermisa MM, Sor Nila. That She may Dance Again: Rising from Pain of Violence Against Women in the Philippine Catholic Church (Manila; Association of Major Religious Superiors in the Philippines), 2011.
Kochappilly, Paulachan. “Sexuality as an Invitation to Intimacy and Integration” Journal of Dharma 34 (2009): 19‐35.
Mynatty, Hormis. “A Comprehensive Vision of Sexuality from a Christian Perspective,” Jeevadhara 33, no. 198: 458‐475.
Parappully SDB, Jose and Mannath SDB, Joe. “Religious and Priestly Formation and Emotional Health,” Vidyajyoti Journal of Theological Reflections 73 (2009): 274‐293.
Pinto MSIJ, Lawrence Editor. “Seminar for Bishops of Asia: Caring for Priests – Especially for Those with Difficulties, Redemptorist Center, Pattaya, Thailand, 27‐31 August 2007” FABC Papers No. 122 (Hong Kong: FABC, 2007).
Srampickal, Thomas. “Reflections on Celibacy,” Jeevadhara 33, no. 198: 497‐509.

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