Archivo por meses: septiembre 2011

SL asesina piloto de helicóptero y capitán EP

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San Martín de Pangoa-Satipo

Por Ángel Páez – Diario La República
En el preciso momento en que los integrantes de una patrulla del Ejército subían a un helicóptero MI-17 para retirarse de la zona de combate, francotiradores de Sendero Luminoso lanzaron desde distintos puntos una andanada de proyectiles sobre la aeronave de matrícula EP-61.
La embestida terrorista se produjo a las cinco y treinta de la tarde en las alturas de la quebrada Chorobamba, margen izquierda del río Mantaro, en la jurisdicción del distrito de San Martín de Pangoa, provincia de Satipo, Junín.
El piloto de la aeronave, comandante EP Esneider Vásquez Silva, limeño de 43 años; y el jefe de la patrulla, capitán EP Jenner Vidarte Campos, lambayecano de 35 años, cayeron abatidos.
Según fuentes de la Región Militar del VRAE, la aeronave se desplazó a San Martín de Pangoa para recoger a la patrulla conformada por veinte efectivos, entre quienes estaba un suboficial que había resultado herido al pisar una mina.
Valerosa actuación
“Como sucede en la zona de operaciones, el helicóptero se posó con el motor encendido y esperó que subiera todo el personal. Cuando iniciaba el vuelo, comenzaron los balazos”, dijeron las fuentes.

Se ha concluido que el propósito de los terroristas era derribar la aeronave con todos sus ocupantes, como lo hicieron con una máquina del Ejército el 2 de octubre de 1999 en Anapati, Satipo; y con otra de la FAP, el 2 de setiembre de 2009, en Sinaycocha, Santo Domingo de Acobamba, Huancayo.
En ambos casos los senderistas se llevaron ametralladoras PKM y PKT de calibre 7,62 x 54R con núcleo de acero, que fácilmente perfora el fuselaje de los helicópteros. No se descarta que estas armas se usaran en la emboscada de Chorobamba.
“Estuvieron a punto de cumplir su objetivo pero, pese a que mataron al piloto, el comandante Esneider Vásquez –a quien llamábamos cariñosamente ‘El Gallo Vásquez’–, el copiloto, se sobrepuso a sus heridas, sacó la máquina del lugar y pudo volar a Llochegua, salvando a la tripulación y al resto de la patrulla. Fue un verdadero acto heroico, de lo contrario estaríamos lamentando numerosas bajas”, expresaron las fuentes.
El objetivo era destruir la aeronave, pues eligieron como blanco a la tripulación. Además de fallecido el comandante Vásquez, presentan heridas el copiloto, el ingeniero de vuelo y un mecánico.
“Buscaban neutralizar al personal del helicóptero para impedir que nadie volara la máquina, para luego emboscar a los efectivos”, señalaron.
“‘El Gallo Vásquez’ era uno de los mejores pilotos de la Aviación del Ejército. Tenía amplia experiencia en el VRAE en el rescate del personal y en el apoyo aerotáctico de las fuerzas terrestres. Cumplía misiones de inclusiones en situaciones metereológicas adversas”, dijeron en el Ejército.
Vásquez era de la Promoción Coronel Andrés Rázuri Estévez, egresada en 1992, del arma de Caballería. Pilotaba aeronaves desde hace una década. El capitán Jenner Vidarte, llamado afectuosamente “El Chato”, era especialista en operaciones contrasubversivas y se había desempeñado como instructor de Comandos.
El ataque en Chorobamba se da justo cuando el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas replantea la estrategia en el VRAE.
El presidente Humala condenó el incidente
“Lamento profundamente las muertes de los oficiales del Ejército en el VRAE. Honor a los caídos y sanción ejemplar a los culpables”, escribió en su cuenta de Twitter.

La mordida mexicana

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Luis Rubio

Por Luis Rubio-Centro de Investigación para el Desarrollo
Cuando observo o me entero de casos de corrupción me quedo pensando si el país ha cambiado o si todo permanece igual. Algunas cosas siguen siendo las mismas por décadas si no es que siglos. Otras, en cambio, cambian con celeridad. ¿Cuál es el verdadero México, el de antes o el de ahora? Si uno ve hacia atrás, es evidente que hemos experimentado profundos cambios, algunos de ellos dramáticos y muchos por demás positivos. De la misma manera, algunas cosas parecen permanentes, inamovibles. ¿Qué será lo permanente, lo que no cede o lo nuevo que se ha construido?
Como tantas otras cosas en nuestro país, las respuestas son más grises que blancas o negras. Antes, la corrupción era un componente inherente al sistema político. Hoy la corrupción la vemos como un mal, como una distorsión de un inacabado proceso de modernización. El viejo dicho de los priistas, “no me des, ponme donde hay”, es un fiel reflejo de un sistema político construido por los ganadores de la gesta revolucionaria y dedicado a beneficiar a los suyos. Aquel sistema, todavía vivo en más de un rincón, se construyó bajo la promesa de que a quien era leal, y se disciplinaba al jefe en turno, la Revolución le “haría justicia”, es decir, le daría acceso al poder y/o a la corrupción.
Quizá el mayor mérito del régimen priista fue el haber logrado la pacificación del país sin dureza excesiva. El país pasó de la violencia extrema de los años de guerra civil a una paz productiva a partir de mediados de los 30, todo ello sin haber construido un Estado de derecho, sino más bien una estructura política que, al privilegiar la disciplina, mantenía la paz y la estabilidad. Ese es el mundo que encontró Graham Greene en su libro Caminos sin ley sobre el México de los treinta, donde el autor describe un lugar desolado en el que reina la corrupción y el habitante más modesto no tiene alternativa más que aceptar la vida como es: un mundo sin ley y sin la posibilidad de lograr el respeto más mínimo a sus derechos.
Décadas después, los incipientes industriales que promovió el programa de substitución de importaciones se encontraban con otra faceta de la misma realidad: la secretaría encargada de la industria era un nido de corrupción interminable donde todo estaba a la venta: los permisos de importación, de exportación y las autorizaciones para invertir. Los empresarios tenían que apoquinar para todo: para obtener el permiso o para que no lo obtuviera su competidor, para acelerar un trámite o para paralizarlo de manera permanente. Todo estaba a la venta. Un mundo en sí mismo.
El México viejo de la corrupción ha dejado de tener vigencia en algunos ámbitos pero persiste en otros. Este es el verdadero tema: no hemos logrado completar un proceso de transición hacia la modernidad, hacia un espacio en el que la convivencia se rige por reglas impersonales (la ley) en lugar de relaciones personales (donde la corrupción nunca está lejos).Pero un mundo que acabó cambiando. Cuando vino la apertura a las importaciones y la liberalización económica se hicieron irrelevantes esos controles, la burocracia perdió su poder corruptor y la secretaría pasó de más de 30 mil empleados a poco menos de tres mil. Con el fin de los controles desapareció la posibilidad de extorsión, el valor de quienes movían papeles de un escritorio a otro y de quienes lograban la firma del responsable. Aunque han retornado muchos mecanismos indirectos de control y persiste la lógica de controlar, esa corrupción burocrática desapareció del espectro de consideraciones del empresario prototípico. Ahora lo que cuenta es la producción, la calidad y el mercado.
El ejemplo muestra cómo la corrupción no tiene por qué ser permanente. También ilustra la naturaleza de nuestra bifurcada realidad: aunque muchas cosas han cambiado, muchas permanecen. El México viejo de la corrupción ha dejado de tener vigencia en algunos ámbitos pero persiste en otros. Este es el verdadero tema: no hemos logrado completar un proceso de transición hacia la modernidad, hacia un espacio en el que la convivencia se rige por reglas impersonales (la ley) en lugar de relaciones personales (donde la corrupción nunca está lejos).
La existencia de dos realidades contrastantes y simultáneas describe a un país que ha cambiado a regañadientes, sin proyecto integral de modernización y sin capacidad o disposición de articular un consenso respecto a un objetivo susceptible de entusiasmar a la población. Esa dualidad estuvo presente cuando, al inicio de los noventa, el gobierno reconoció que no se podía pretender ser moderno y, a una misma vez, mantener al partido hegemónico a través de partidas directas del erario. Sin embargo, la solución que se proponía no tenía nada de moderna: que los empresarios beneficiarios de la modernidad sostuvieran al partido.
La mezcla de tradición y modernidad, corrupción y transparencia ha sido persistente en estos años de cambio. Al menos hipotéticamente, una posible explicación a muchos de nuestros estragos cotidianos tiene que ver precisamente con esa permanente contradicción: donde no acaban de aniquilarse los espacios de opacidad y muchos de los que deberían ser transparentes están lejos de serlo; donde la competencia permanece como un objetivo más que una realidad, pero se intenta avanzar con métodos de antes; donde los espacios de corrupción siguen siendo demasiados y retornan con mucha mayor celeridad de los que los otros se evaporan.
Muchos culpan a los políticos, empresarios, sindicatos y gobernantes de toda clase de males porque pueden hacerlo, es decir, porque el sistema se los permite. Lo contrario también es cierto: solo hasta que la sociedad desee vivir en un régimen de transparencia y se rehúse a aceptar las reglas de la opacidad y la corrupción, ésta seguirá perviviendo. La realidad es que para todos es cómodo poder resolver un problema con una mordida o evitar una molestia con un arreglo “por fuera”. El problema es que la comodidad tiene su contraparte en la corrupción y no se puede cancelar una sin acabar con la otra.
El país que describió Greene hace 80 años sigue teniendo visos de realidad y esa es una demostración palpable de lo mucho que nos falta por recorrer. Pero el ejemplo de Secofi en los ochenta también ilustra las posibilidades que ofrece un cambio estructural profundo. Quizá la tragedia del México moderno –y digo tragedia porque se trata de un entorno que hizo posible el crecimiento y desarrollo de las organizaciones criminales con el fin de los controles del viejo sistema y la ausencia del tipo de controles que requeriría un país moderno- es que la idea e instrumentos de la modernidad no han permeado entre la mayoría de los integrantes de la clase política ni en la sociedad en general. Además de altamente improbable, esperar a que un gran líder llegue a cambiarlo todo y salvarnos en el camino constituye una forma vieja de intentar construir la modernidad.
El país seguirá siendo corrupto en la medida en que todos así lo sigamos queriendo.

Fuente: América Economía.

Cocaleros y propaganda senderista

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Merino Lloclla Lastra
El presidente de la Asociación de Productores de Hoja de Coca de la provincia de Leoncio Prado, Merino Lloclla Lastra y el profesor Richard Laurencio Del Valle, conocido por su oposición a la erradicación de cultivos ilegales, fueron detenidos por el presunto delito de posesión de 47 cuadernillos con contenido terrorista que pertenecerían al grupo Sendero Luminoso.
De acuerdo a información a la que tuvo acceso Inforegión en Tingo María, la detención se realizó de manera sorpresiva en la octava cuadra de la Alameda Perú y contó con la participación de la fiscal para casos de terrorismo y delitos de lesa humanidad, Eneida Aguilar.
Según se supo, información de inteligencia procedente de Lima habría permitido conocer el envío de material terrorista a la zona.
Los agentes policiales allanaron primero la vivienda del profesor Richard Laurencio Del Valle, a las diez y media de la mañana, encontrando en su interior un paquete azul con 47 cuadernillos de diez páginas cada uno, pertenecientes al denominado Partido Comunista del Perú – Comité Regional del Oriente.
Aparentemente, los textos provendrían de la facción terrorista que opera en el valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE, que rechaza la posición adoptada por el llamado camarada ‘Artemio’, en el Alto Huallaga.
Según se pudo conocer, en el interrogatorio policial, Richard Laurencio Del Valle, profesor del colegio Cesar Vallejo de Castillo Grande, indicó que fue el dirigente cocalero Merino Lloclla Lastra, quien le entregó los documentos terroristas el día anterior.
Con esa información, el dirigente cocalero, fue también detenido en su domicilio del pueblo joven Bella Durmiente.
Merino Lloclla Lastra es nada menos que el actual presidente de la Asociación de Agricultores y Productores de Hoja de Coca de Leoncio Prado, la principal base de la Confederación Nacional de Productores Cocaleros del Perú- CONPACCP, y es, desde hace mucho, el brazo derecho de la exparlamentaria andina Elsa Malpartida en la zona.
Es conocido por su radical oposición a la erradicación de coca ilegal e incluso en el reciente Congreso cocalero realizado en Aguaytía, destacó por su discurso radical y batalló, sin conseguirlo, para que todas las bases de la CONPACCP adopten una posición conjunta frente a la erradicación de coca ilegal que se viene llevando a cabo en el Alto Huallaga.
Pero además, informaciones oficiosas recogidas en las mismas bases cocaleras, precisan que no es la primera vez que se vincula al dirigente cocalero Merino Lloclla con Sendero Luminoso.
Incluso se aseguró que, junto con Malpartida Jara habría formado parte de Sendero Luminoso en los ochenta y, al igual que la parlamentaria andina, se habría acogido a la ley de arrepentimiento volviendo a fojas cero todo su pasado senderista.
De confirmarse la imputación policial, Merino Lloclla habría reincidido y estaría incurso en delitos de terrorismo.
Por su parte el profesor Richard Laurencio Del Valle, profesor del colegio Cesar Vallejo de Castillo Grande, es un conocido defensor de la hoja de coca, en rechazo a la erradicación de dichos cultivos por parte del Proyecto CORAH.
Su más reciente participación pública fue a inicios del 2009 en que organizó en Tingo María, un Seminario y charlas sobre la problemática de la hoja de coca y la oposición a la erradicación de ese cultivo ilegal, para lo cual llevó a la ciudad de la Bella Durmiente a diversos representantes del grupo político radical Todas las Voces, ligado, de acuerdo con la DIRCOTE, con organizaciones chavistas y con el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, MRTA.
Entre los expositores que llevó el profesor Laurencio Del Valle a Tingo María se encontraban nada menos que Guillermo Bermejo Rojas y Giancarlo Trinidad Abarca, dos personajes detenidos en Lima en el 2007 por la DIRCOTE, por planificar un ataque a la embajada de los Estados Unidos en Lima.
Según se pudo conocer, en esas reuniones con la gente de Todas las Voces, organizadas por Laurencio Del Valle, participaron activamente los dirigentes cocaleros Héctor García Lugerio (detenido por narcotráfico), Pedro Salcedo Franco, Alan Valdivia Beteta y Merino Lloclla Lastra.
Tanto Merino Lloclla como Laurencio del Valle, fueron trasladados a las instalaciones del Frente Policial Huallaga para las investigaciones del caso.
Los 47 cuadernillos de literatura senderista incautados al presidente de la Asociación de Productores de Hoja de Coca de Leoncio Prado, Merino Lloclla Lastra y al profesor ex dirigente del Frente de Defensa, Richard Laurencio Del Valle, eran de la línea “Proseguir” que opera en el valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE, bajo el mando de Víctor Quispe Palomino “José” que rechaza la línea “acuerdista” que impulsa “Artemio” en el Alto Huallaga.
Fuentes policiales confirmaron a Inforegión que los cuadernillos incautados en una operación coordinada entre el Frente Policial Huallaga y la Dirección contra el Terrorismo, tenían un contenido senderista de la línea que impulsa “José” en el VRAE y habían sido despachados desde Lima para ser utilizados como elementos de propagada en diferentes puntos de la jurisdicción del Frente Policial Huallaga, con el objetivo de radicalizar las acciones senderistas en la zona.
Los cuadernillos contenían ocho páginas cada uno y estaban titulados “Viva el 81 aniversario del heroico y militarizado Partido Comunista del Perú”.
Los textos formulan severas críticas al “Acuerdo de Paz y Solución Política” planteado desde la Base Naval por Abimael Guzmán Reynoso e impulsado en el Alto Huallaga por “Artemio”.
Fuentes informadas en la zona precisaron que la captura del dirigente cocalero con propaganda senderista de la línea del VRAE, indicaría que se alistaba una radicalización de las acciones senderistas en la zona, en momentos que “Artemio” se encuentra sumamente debilitado, con la mayoría de sus cuadros y mandos detenidos o muertos en enfrentamientos con la policía y en circunstancias que las organizaciones cocaleras se encuentran desunidas frente a la erradicación de cultivos ilegales que lleva adelante el CORAH en el Huallaga.
Otra versión aún no confirmada, señalaba que la encomienda con los documentos senderistas habría sido despachada desde Lima por otro alto dirigente de la CONPACCP a través de la Agencia de Transportes Transmar.
Según versiones de los propios cocaleros de la zona, Merino Lloclla Lastra tenía una gran cercanía con la exparlamentaria andina Elsa Malpartida Jara.
Era conocido por su radical oposición a la erradicación de coca ilegal e incluso en el reciente Congreso cocalero realizado en Aguaytía, impulsó, sin lograrlo, una acción conjunta de todas las bases cocaleras de la CONPACCP frente a la erradicación de coca ilegal que se viene llevando a cabo en el Alto Huallaga en el marco de la política antidrogas del gobierno.
Fuente: Inforegión.
Declaración de los Consejos Permanentes de las Conferencias Episcopales de Bolivia, Chile y Perú
Los Obispos de los Consejos Episcopales Permanentes de Bolivia, Chile y Perú, reunidos en Santiago de Chile, hemos compartido días de fraternidad, reflexión y oración, en un ambiente de comunión, en el que hemos podido vivir la experiencia de la acción del Espíritu del Señor que nos hace uno, más allá de nacionalidades diversas (Cfr. Efesios 4,4-6). Constatamos con gozo la cercanía cultural de nuestros respectivos países, más allá de las diferencias. “La Iglesia de Dios en América Latina y el Caribe es sacramento de comunión de sus pueblos. Es morada de sus pueblos; es casa de los pobres de Dios. Convoca y congrega todos en su misterio de comunión, sin discriminaciones ni exclusiones por motivos de sexo, raza, condición social y pertenencia nacional” (DA, 524)
Nos alegramos por la enorme riqueza de la fe de nuestros pueblos y los signos de esperanza que hemos podido constatar.
Hemos vuelto a recorrer los rostros de la pobreza y los problemas que afligen y hacen sufrir a nuestros pueblos, como el cambio climático, que empeora la ya difícil situación de los más pobres y las enormes desigualdades sociales, que aumentan entre nosotros y son causa de preocupación para la Iglesia. Igualmente, nos duele la situación de tantos hermanos que no encuentran un empleo digno y viven del trabajo informal, sin reconocimiento de sus derechos sociales, ni la dignidad personal que proporciona el trabajo remunerado y justo.
También hemos reflexionado sobre la situación de nuestros pueblos originarios. Nos alegramos con tantos signos de esperanza que en este momento aparecen en nuestros países en la línea de una mayor inclusión social, pero sigue siendo preocupante la utilización que se está dando de sus justas demandas.
Nos sentimos llamados en el actual momento histórico a continuar la reflexión sobre la inculturación de la fe. Valoramos la piedad popular, la fe de los sencillos, que es una gran fortaleza de la fe de nuestros pueblos.
Hemos compartido en estos días preocupaciones sobre la situación de los migrantes. También la realidad del narcotráfico, que, lamentablemente continúa creciendo, amenazando especialmente a nuestros jóvenes y rebajando el nivel ético de nuestras sociedades.
Hemos avanzado en la percepción mutua de nuestras sociedades y los problemas históricos que nos separan, en ambiente de diálogo y franqueza, comprometiéndonos a hacer lo que esté a nuestro alcance para que, principalmente en nuestras universidades católicas, se vayan profundizando estos temas y contribuyamos a encontrar soluciones justas y satisfactorias para todos. Anhelamos que nuestras autoridades dialoguen con serenidad en busca de salidas pacíficas a estos problemas.
Hemos reiterado nuestra opción preferencial por los jóvenes, en el marco de la Misión Continental y, queriendo ser una Iglesia con y para los jóvenes. Ellos son los llamados a construir una América Latina y un mundo de igualdad y fraternidad. En el marco de esta esperanza queremos trabajar para lograr un encuentro de la juventud de nuestros países, rumbo a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro.
Expresamos nuestros deseos de Paz para nuestros países.
Ponemos el trabajo que hemos realizado bajo la protección de María Santísima.
Unidos a Cristo, el Señor.
OBISPOS DE LOS CEP DE BOLIVIA, CHILE Y PERÚ
Santiago de Chile, 7 de Septiembre 2011

Fuente: EWTN Global Catholic Network. Sigue leyendo

Mateo 10

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Fundador Sodalicio Vida Cristiana

Perú: la embestida contra el Sodalicio
Por Andrés Beltramo Álvarez
Las acusaciones son falsas”. El Sodalicio de Vida Cristiana no piensa pasar por alto el reportaje periodístico publicado el 22 de agosto en Perú y que involucra a su fundador, Luis Fernando Figari Rodrigo, en supuestos abusos sexuales contra un menor. La “familia sodálite” está convencida de su inocencia y responderá por vías legales a la “embestida” pública.
La cúpula de esa sociedad de vida apostólica, una de las comunidades religiosas de mayor crecimiento e influencia en Latinoamérica, decidió afrontar abiertamente el problema. Por eso Andrés Tapia, encargado de la oficina de comunicaciones de la región peruana del Sodalicio, envió una carta a Juan Carlos Tafur, director de Diario16, para desmentir la información.
Deploramos la difusión hecha de una información que el Arzobispado de Lima no ha confirmado y de la que ni el señor Figari, ni tampoco el Sodalitium, han sido notificados. Consultado sobre lo aparecido en la noticia, el señor Figari ha declarado que los hechos ahí mencionados son falsos, indicó el texto fechado el mismo 22 de agosto.
El artículo en mención daña su dignidad, honra y buen nombre, y los de la familia sodálite. El respeto debido a la justicia, a la verdad y a la caridad cristiana, nos lleva a considerar tomar acciones en resguardo de los mismos, agregó.
Según el reporte de Diario16, firmado por Ethel Flores, existe una denuncia que data de “hace pocos meses” contra Figari Rodrigo tanto por “abusos sexuales graves” como por “maltratos físicos, psicológicos y espirituales”.

Alfonso Figueroa Alvear

El periódico habría tenido acceso al documento a través de la víctima, quien supuestamente presentó su queja ante la Arquidiócesis de la capital peruana por hechos de hace unos 30 años, cuando la persona en cuestión era un adolescente de 16: “vulnerable y con serios cuestionamientos sobre su orientación sexual”.
Además, de acuerdo a la información del diario, la denuncia “fue remitida al Vaticano para que, luego de una rigurosa evaluación, se autorice el inicio de un proceso canónico”. Pero en Roma aseguran que ni el Arzobispado ni la Santa Sede tienen conocimiento de tal acusación.
Luis Fernando Figari Rodrigo no es sacerdote, es un “laico consagrado”. Hasta hace unos meses ocupaba el puesto de superior general del Sodalitium Christianae Vitae (SCV), que él mismo fundó en 1971.
La llamada “familia sodálite” convoca a diversas instituciones: Asociación de María Inmaculada para mujeres (1974), Movimiento de Vida Cristiana (1985), Fraternidad Mariana de la Reconciliación (1991), la Hermandad Nuestra Señora de la Reconciliación (1995) y las Siervas del Plan de Dios (1998).
Ex miembro del Pontificio Consejo para los Laicos, Figari es un emblema del laicado militante en Latinoamérica. Tras una juventud de búsqueda y conversión, logró conformar un grupo de confianza que llevó los grupos por él creados a tener presencia en los cinco continentes.
En 1997 el Papa Juan Pablo II concedió la aprobación definitiva al Sodalicio como sociedad de vida apostólica. En 1994 tocó al turno al Movimiento de Vida Cristiana, que recibió el título de Asociación de Derecho Pontificio.
Una historia de crecimiento y expansión no exenta de dificultades. En la década de los 90 del siglo pasado algunos ex miembros de la comunidad denunciaron públicamente abusos psicológicos y maltratos. Una excesiva rigidez, casi militarista, vivida en las casas de los consagrados habría propiciado los excesos. Los señalamientos siempre quedaron a nivel de prensa.
En 2010 Figari y sus seguidores debieron afrontar el capítulo más duro. Mientras realizaban las investigaciones para promover la causa de beatificación de uno de los suyos, Germán Doig, se llevaron una desagradable sorpresa.
Se trataba de un personaje que fue -durante años- el vicario general del Sodalitium, alabado como “apóstol de la nueva evangelización” por obispos y sacerdotes. Falleció el 13 de febrero de 2001. Sus compañeros nunca dudaron de su “fama de santidad”. Pero la realidad era otra.
Así, a finales de enero último, la Asamblea General del Sodalicio debió emitir un comunicado en el cual reconoció “inconductas sexuales” de Doig, “reñidas con su condición de cristiano y de laico consagrado”.
Los testimonios de las “víctimas” (al parecer dos) tuvieron “consistencia y credibilidad”, al menos así lo estableció el mismo boletín, el cual reveló que los involucrados pidieron guardar el anonimato y, por ello, el proceso se condujo bajo la “más estricta confidencialidad”.
Luego de la sorpresa inicial, del dolor y el desconcierto –porque esta doble vida nos era desconocida-, una comisión de autoridades de nuestra comunidad comenzó un proceso de investigación a lo largo del cual recibió dos testimonios adicionales entre junio de 2008 y diciembre de 2010. En ningún caso se trató de abuso de niños”, apuntó la nota.
Esta información sobre Doig provocó una herida profunda en su amigo, Luis Fernando Figari, quien decidió renunciar a su puesto de superior general del Sodalicio. Una determinación obligada también por su precario estado de salud, tras una larga operación a la cual se sometió a mediados de 2010.
El 25 de enero de 2011 la Asamblea eligió como nuevo superior a Eduardo Regal Villa, vicario general desde 2001. Asumió las riendas de la obra en su momento más difícil aunque, hasta ahora, no ha sufrido desbandadas masivas. Muchos “sodálites” deben todavía digerir el trago amargo, otros tantos buscan un nuevo inicio: una reforma interna para dejar atrás los errores del pasado.
Fuente: Vatican Insider-Diario La Stampa.

Toda una vida entregada al servicio de Dios

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Fernando Basabe Manso de Zuñiga SJ

Fernando Basabe Manso de Zúñiga SJ

Por Marco Antonio Alberca Balarezo
El Padre Fernando Basabe Manso de Zúñiga SJ, partió a su encuentro definitivo con Dios. Como buen soldado de la Compañía de Jesús, hizo de su vida un infatigable y amoroso servicio al Padre. Aún su enfermedad pienso que fue una forma de ofrecer a Dios todo su amor. Quienes tuvimos la suerte de conocerlo, creo que me entenderán.

Bastaba verle y oírle predicar, dirigir un retiro, o celebrar la Misa, para descubrir lo enamorado que estaba de Dios, a veces pienso que eso hacia que exigiese a todos los que tenían la oportunidad de asistir, mayor entrega y verdadero compromiso cristiano.
Son muchas las cosas que vienen a mi mente, todos ellos recuerdos muy hermosos, su manera tan particular de dirigir espiritualmente, su preocupación por las personas, su gentileza, su sencillez y sobre todo su sentido del humor.
Por eso, al enterarme de su partida, algo me dice que su encuentro con Dios en el cielo debe haber sido muy hermoso, pues ahora, goza de todo aquello que predicó.
Pido a Dios por él, y a él le pido que desde el cielo nos siga acompañando. Dios te bendiga Padre Fernando.

Ley Forestal y de Fauna Silvestre

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Foto Agencia Peruana de Noticias Andina
El Viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales del Ministerio del Ambiente Hugo Cabieses Cubas, señaló que la nueva Ley Forestal y de Fauna Silvestre, puede ocasionar nuevos conflictos sociales. Cabieses planteó la necesidad de realizar modificaciones a la Ley Forestal y de Fauna Silvestre, especialmente en el tema de la fiscalización.
Dijo que la norma promulgada el 21 de julio por el entonces Presidente Alan García presenta algunos vacíos que deben corregirse, y además, en opinión de algunas comunidades amazónicas, no ha sido suficientemente consultada.
“Para nosotros, la aprobación de la nueva Ley Forestal ha sido una falta de respeto al nuevo gobierno. Es una sopa con todos los ingredientes para provocar un nuevo ‘baguazo’. Nosotros no estamos dispuestos a aceptar eso. No queremos un muerto más, un herido, un preso más. Creemos que esta nueva Ley Forestal debe ser reconsultada”, manifestó Cabieses.
Estas declaraciones fueron realizadas el pasado 31 de agosto durante la presentación del Informe Global de la Corrupción y Cambio Climático, publicado por Transparencia Internacional. El evento fue organizado por Proética.

Fuente: Andina.
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Fe católica y excelencia académica

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Chica diabólica

El fraile dominico Tomás de San Martín fundó la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y otro religioso fue su primer Rector: Juan Bautista de la Roca. San Marcos fue creada por Real Cédula del emperador Carlos V en 1552 con el nombre de Real Universidad de la Ciudad de los Reyes. En 1571, una Bula del Papa Pío V le otorgó el grado de Pontificia. Adquiere la denominación de Real y Pontificia Universidad de la Ciudad de los Reyes de Lima, después Real y Pontificia Universidad de San Marcos.
Según la Real Cédula, su misión original fue “adoctrinar a los vecinos de estas tierras en la fe cristiana y el sometimiento al Rey”. Nació en el Convento de Nuestra Señora del Rosario, de la Orden de Santo Domingo.
En 1876, durante el gobierno del primer presidente civil Manuel Pardo, San Marcos pasa a ser Universidad Mayor; deja de usar el título de Pontificia. La secularización de San Marcos no implicó la pérdida de sus bienes. La universidad conservó todo su patrimonio, que incluía la Casona del Parque Universitario, expropiada a la Compañía de Jesús por la monarquía española. Incluso mantuvo la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima hasta tiempos de Leguía.
La larga historia de las universidades ha sido la búsqueda de la autonomía tanto del gobierno civil como religioso señala el Doctor Manuel Burga, historiador y Vicerrector de la Universidad Jesuita Antonio Ruiz de Montoya.
El Vaticano interviene y la universidad se rebela
Por Andrés Beltramo Álvarez
La Congregación para la Educación Católica de la Santa Sede presiona para que haya una aceptación completa de las instrucciones que llegan desde Roma.
El Vaticano intervino para cerrar una vieja polémica en la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP). Pero las autoridades de esta institución han decidido rebelarse una vez más; no están dispuestas a aceptar las instrucciones de la Congregación para la Educación Católica de la Santa Sede, y menos aún, del cardenal arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani Thorne. Una revolución que puede costar caro.
El 19 de agosto pasado, el arzobispo de Lima difundió una carta del Vaticano en la que figuran las órdenes para hacer que la casa de estudios cumpla con las leyes de su país y con la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae, es decir, el documento que rige a todas las universidades católicas del mundo.
La PUCP representa un caso raro y único. De las nueve universidades católicas que se encuentran en el país sudamericano, ocho se rigen por la Constitución Apostólica. Sólo una no lo hace: la Pontificia.
Por este motivo, y para cumplir con las indicaciones romanas, deberá adecuar sus estatutos, reforma que su rector, Marcial Rubio, y la Asamblea Universitaria parecen no estar dispuestos a hacer, a pesar de haber sido precisamente ellos quienes enviaron el documento a Roma para su aprobación. Prefieren no cambiar nada y continuar como hasta ahora, con independencia absoluta de la arquidiócesis de Lima, último garante de la catolicidad de este centro de instrucción.
De hecho, y a pesar de ser formalmente el Gran Canciller, el arzobispo Cipriani hasta ahora no ha podido mostrar su autoridad, algo similar a lo que vino sucediendo con sus predecesores desde 1972.
El enfrentamiento de esta llamada «universidad rebelde» con las autoridades eclesiásticas tiene un largo pasado, construido en los últimos 50 años. En sus aulas han estudiado personajes representativos de la disidencia social y política de Perú, de la izquierda radical y del «progresismo católico».
Además, la institución ha acogido conferencias en las que se criticaba abiertamente la doctrina católica, cargando contra sus defensores o polemizando en público sobre los salarios de los obispos y cardenales.
Uno de los catedráticos «estelares» fue Gustavo Gutiérrez Merino, sacerdote dominico conocido como el padre de la «teología de la liberación», y cuya obra estuvo, en varias ocasiones, bajo la mirada atenta del Vaticano, aunque nunca fue condenado por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Con este precedente, durante los años setenta del siglo pasado, nació un nuevo modelo para la Universidad Católica: autonomía absoluta, sobre todo ideológica y doctrinal. Un concepto que no se alineaba con los últimos estatutos autorizados por el Vaticano (desde 1967).
Pero en 1999, Juan Pablo II aprobó la Ex Corde Ecclesiae y pidió a todas las universidades católicas que adhirieran al documento. La PUCP se tomó más de diez años para enviar su texto a Roma y en noviembre del 2009 entregó el documento que ahora la Santa Sede le ha pedido que modifique.
Entre otras cosas, la carta de la Congregación para la Educación Católica pidió que el Gran Canciller (el arzobispo de Lima) tenga la potestad de designar al rector de la universidad, después de haber recibido tres propuestas de la Asamblea Universitaria.
Además, indicó que los profesores deben respetar la doctrina y la moral católicas en su investigación y en su actividad docente, mientras que el Episcopado peruano debe participar en la vida universitaria a través del Gran Canciller que, en un cierto sentido, sería el representante vaticano.
La decisión del Vaticano llegó como un balde de agua fría para Marcial Rubio, que sostuvo la independencia de la Asamblea Universitaria como la única que puede designar a la persona que ocupará el rectorado de la institución y anunció que se creará una comisión que evaluará las «propuestas» del Vaticano antes de emitir un nuevo comunicado en el plazo de 30 días. Además, Cipriani fue acusado de «hacer un escándalo» porque «se encuentra huérfano de poder».
«Desde el punto de vista canónico, es verdad que el arzobispo puede negar el derecho a una institución de llamarse a sí misma católica. En todo caso, la institución decidirá si quitar o no el nominativo. Pero nosotros somos la Pontificia Universidad de Perú y deseamos continuar siéndolo, pero si nos quitan los nombres, veremos qué decide la Asamblea», dijo el rector.
Entre los estudiantes y profesores se creó una campaña según la cual el interés del arzobispo de Lima es el de «expropiar millones» a la universidad y permitir que el «Opus Dei pase a dirigirla». Esto como una clara citación de la afiliación del purpurado con «La Obra».
No obstante, la realidad es muy diferente: la PUCP se fundó en 1917 gracias a la herencia de un adinerado pensador peruano, José de la Riva-Agüero y Osma, que ofreció su apoyo para el establecimiento de una universidad católica. Por este motivo, hay un artículo de la «Constitución» de esta institución, aún en vigor, que prevé, en el caso de que esta desaparezca, que todos los bienes pasen al arzobispado de Lima, que debería destinarlos a otra obra de instrucción.
Así las cosas, si los dirigentes actuales continúan desoyendo las instrucciones vaticanas, existe el riesgo de que se queden sin nada: perderían los títulos de «pontificia» y «católica», los recursos y los terrenos.
Hemos pedido, indicó el arzobispo de Lima «acatar una decisión. Yo no acuso a nadie de nada, pero tampoco acepto gustosamente que quieran reducir la identidad de una universidad a ciertas intervenciones desafortunadas de sus autoridades».
¿Qué hace Católica a una Universidad?
Por Ricardo Antoncich SJ
Se discute en estos días el problema de la Universidad Católica. Como antiguo alumno y profesor deseo expresar algunas reflexiones.
Siguiendo el Evangelio, lo que hace “católica” una universidad es ante todo que sea “cristiana”. Tal afirmación parece banal pero es profunda. La Iglesia no puede ser comprendida sin su relación permanente con Jesucristo, así como una esposa y un esposo solo se comprenden en la unidad de un solo amor. Por eso podemos afirmar que “lo católico” no puede contradecir “lo cristiano”, es decir, el seguimiento de la doctrina de Jesús y de los valores que nos enseña, tal como se encuentran en los Evangelios.
Mucho de lo que llamamos “católico” viene de la autoridad de la Iglesia expresada en forma normativa en el Derecho Canónico. Pero debemos interpretar el derecho siempre a la luz del Evangelio y no al revés. Jesús no nos dejó sino un solo mandamiento, el del amor. La ley del amor equilibra siempre lo normativo de la ley y lo espontáneo de una libertad que se expresa en lo que ama. La ley sin amor no es el mandato de Jesús, como tampoco lo es el amor sin la referencia al modo de amar de Dios.
El debate sobre la Universidad Católica es una ocasión para pensar el conflicto en forma “cristiana”. Los Evangelios no se inician por un acto formal y jurídico de otorgar la autoridad a los apóstoles, sino por la convocación de amigos para una vida fraterna de discípulos que serán enviados a anunciar el mensaje del Reino. Hay una realidad comunitaria entre Jesús y discípulos anterior al establecimiento de la jerarquía institucional Y cuando esta función de autoridad comienza a aparecer, hay un mandato expreso de Jesús para ejercitar el poder que los apóstoles reciben en función de la comunidad, poder distinto del poder de las instituciones de este mundo. Lo institucional de la Iglesia debe ser vivido bajo la obediencia a la acción del Espíritu. Es institución “para” y “con” el Espíritu y no simplemente institución.
La precedencia de la realidad comunitaria sobre la institucional es recordada en el Documento de Aparecida al hablar de la Iglesia como “discípulos y misioneros”. Se equilibra así la falsa imagen de Iglesia que la identifica exclusivamente con sus autoridades jerárquicas. Todos los bautizados somos Iglesia y los que en ella tienen autoridad deben ser servidores conforme el modelo del propio Señor Jesús.
De allí que la identidad católica de la universidad no puede ser vista exclusivamente desde las normas canónicas del régimen de sus autoridades, sino principalmente desde los frutos de la vida de la comunidad universitaria. Y en este sentido hemos de recordar toda su tradición.
La Universidad se inicia mucho antes del Concilio Vaticano II, dentro de los marcos conceptuales de aquella época. Para juzgar su fidelidad a la fe cristiana hemos de hacerlo tal como aparece en nuestros días, con fidelidad a la historia viva de nuestra fe bajo la acción del Espíritu.
La V Conferencia Episcopal en Aparecida considera a la Iglesia como una comunidad de discípulos-misioneros que escuchan el evangelio y lo llevan a sus ambientes de vida. La Iglesia no se reduce a su aspecto institucional -también necesario, como en toda institución humana- porque sabe que la garantía de su fidelidad al Evangelio depende sobre todo de la acción del Espíritu Santo. La garantía de fe cristiana de una universidad no depende exclusivamente del nombramiento de su Rector. Esta perspectiva es poco feliz para garantizar la fidelidad al Evangelio de Jesús por los controles jurídicos de las autoridades. Si por iglesia entendemos ante todo la comunidad de personas que viven su fe, fieles al mensaje y obra de Jesucristo, entonces hay que examinar las vivencias de la comunidad universitaria, la relación entre docentes y alumnos, egresados y actuales estudiantes. Se trata de una fidelidad viva y no meramente jurídica.
Los frutos de una universidad se manifiestan en la presencia de sus egresados en la vida de la nación; en el bien realizado por sus abogados, ingenieros, educadores, filósofos, sociólogos, artistas. Con una amplia visión de la Iglesia, tal como lo enseña el Vaticano II, su acción está en asumir las alegrías y tristezas de la humanidad haciéndolas propias. No cabe duda de que el Perú real ha sido siempre el eje de las preocupaciones universitarias. Y que esta fidelidad a nuestros problemas y a nuestra historia ha inspirado el actuar de la Universidad, sobre todo desde el Concilio Vaticano II, y de las Conferencias Episcopales desde Medellín hasta Aparecida. En efecto, es la fidelidad a estos momentos luminosos de nuestra fe la que ha marcado el pensamiento de la Universidad. Acogió con entusiasmo el Documento de Medellín, de Puebla, de Santo Domingo y el reciente de Aparecida. En la Universidad se han estudiado estos documentos y se ha tratado de ponerlos en práctica.
El lema mismo de la Universidad, la luz que brilla en las tinieblas nos remite al profeta Isaías que dice “Si apartas de ti todo yugo […], repartes a los hambrientos tu pan… resplandecerá en las tinieblas tu luz (Is.58, 9-10). Y más arriba: “¿No será partir al hambriento tu pan y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo lo cubras y de tu semejante no te apartes? Entonces brillará tu luz como la aurora (id. 7-8). No olvidemos que Jesús remite a estos textos al explicar su misión en la sinagoga de Nazaret (Lc, 4,, 16-22). Una universidad será tanto más “católica” cuanto más fiel sea a la predilección de Jesús por los excluidos de este mundo.
Una universidad católica tiene que ser un espacio de encuentro entre la razón y la fe. Constatamos en el mundo un alejamiento cada vez más creciente entre la ciencia y la fe. Entender la fidelidad a la fe en forma cerrada a todo diálogo, aferrada a sus principios y valores como si fueran un tesoro privado y no un bien para compartir con el mundo entero, no ha sido una característica de la universidad a la que se achaca, por el contrario, el ser “demasiado abierta”. Esta apertura se ha manifestado por el esfuerzo de hacer asequible la educación universitaria a estudiantes de pocos recursos; a abrir espacios para la docencia a personas competentes con valores humanos de rectitud y amor a la verdad sin discriminar sus convicciones religiosas; en la atención pastoral a los estudiantes con espíritu ecuménico. Es característica de los tiempos actuales la vocación ecuménica y de diálogo entre la razón y la fe, del diálogo interreligioso y con todas las personas de buena voluntad. La Universidad ha sido espacio de libertad para ese diálogo fuera y dentro de ella misma. Esto es posible por el clima de respeto mutuo de los que dialogan, la confianza en la buena voluntad y la búsqueda de la verdad.
El conflicto puede ser vivido de otra manera si quienes representan a la Universidad y al Arzobispado de Lima buscan la pacífica solución de los problemas. En este sentido la advertencia del Episcopado en su conjunto nos recuerda el respeto debido a la autoridad eclesiástica pero no nos obliga a considerar como acertados los actos jurídicos de dicha autoridad que no son ejercicio de su magisterio sino cuestión sometida al juicio de un tribunal civil. Lo que está en debate es un juicio civil sobre la voluntad del donante, conforme al derecho de la nación peruana y ante el cual las personas son libres, según su conciencia, de opinar qué lado de los contendientes tiene argumentos más sólidos. No hay por tanto ofensa a la autoridad eclesiástica por tener la opinión contraria, y mucho menos voluntad de dividir a la Iglesia.
La Católica en jaque
Por Federico Salazar
La asamblea universitaria de la Pontificia Universidad Católica del Perú va a decidir si se adecua sus estatutos a las indicaciones del Vaticano. Entre otras cosas, el Estado pontificio establece que el rector debe ser aprobado por el Gran Canciller; es decir, por el Arzobispo de Lima; es decir, por Juan Luis Cipriani.
Parecería tratarse de una cuestión sencilla. La asamblea universitaria no aceptaría una autoridad mayor a sí misma o a los estatutos actuales. Para los actuales estamentos universitarios, sin embargo, las cosas no son tan sencillas.
La Pontificia Universidad Católica perdería su nombre si no se allana a lo indicado por el Vaticano. Su nombre lleva un título y ese título corresponde darlo al Vaticano. Lo más probable es que si la asamblea decide que el Vaticano no tiene autoridad sobre ella, este le retire los títulos.
Si la dicha universidad dejara de llamarse “pontificia” o “católica” o “pontificia y católica”, tendría que cambiar de nombre. Si cambia de nombre, entre otras cosas, tendría que devolver una herencia que recibió de José de la Riva-Agüero.
Los bienes heredados de Riva-Agüero son el fondo de la disputa. Su última voluntad, legalmente registrada en su testamento, señala que sus bienes son para una universidad “católica”. Si la universidad deja de lado este vínculo con la Iglesia Católica, tendría que devolver los bienes legados.
Es una situación que en lenguaje ajedrecístico equivale a un jaque. Particularmente, no me parece que una universidad deba ser católica o budista o musulmana. O es “universal” o se vincula parcialmente a una religión o a una iglesia.
Desde el punto de vista patrimonial, sin embargo, cualquiera tiene derecho a fundar una entidad educativa para promover, defender o hacer respetar su visión educativa. Ese derecho lo ejerció Riva-Agüero. Para eso donó sus bienes.
La actual asamblea universitaria de la hasta ahora llamada Pontificia Universidad Católica puede decidir no hacerle caso al Vaticano. Tal decisión, sin embargo tendría consecuencias jurídicas, legales y patrimoniales en relación al legado de Riva-Agüero.
Contradecir la voluntad del legador, haciendo usufructo de sus bienes, equivaldría a apropiarse de tales bienes. Cuando alguien se apropia de los bienes de otro contra su voluntad comete usurpación; o sea, robo.
Ojalá el destino de la hasta ahora llamada Pontificia Universidad Católica no sea el de convertirse en usurpadora de bienes testados. Ojalá sus autoridades y su asamblea encuentren la luz para salir de este jaque sin desmedro del derecho, la propiedad y la justicia.
Entrevista al Dr. Luis Gaspar: Para crear la PUCP se recurrió a las leyes de la Iglesia
El debate sobre la personalidad jurídica de la PUCP se ha convertido en una suerte de “arroz con mango” para la opinión pública. ¿Es la PUCP una asociación civil?
Cuando se funda la PUCP, en 1917, la legislación peruana no admitía la figura de las asociaciones civiles. La PUCP es inscrita en Registros Públicos en 1937, pocos meses después de que el Código Civil de 1936 permitiera crear las asociaciones civiles, pero ello no es un acto determinante para fijar su personalidad jurídica, pues el título que se utiliza para obtener ese registro es la misma acta de fundación de 1917. Para poder crear lo que hoy es la PUCP se tuvo que recurrir no a las leyes de la República del Perú, sino al derecho canónico, por eso es una persona jurídica de derecho canónico o eclesiástico.
¿Pública o privada? Las autoridades de la PUCP sostienen que son privados porque la universidad la fundó el R.P. Jorge Dintilhac y cinco laicos.
Esa diferenciación recién se crea con el Código de Derecho Canónico (CIC) de 1983. En 1917, año en que se promulga el anterior CIC por el papa Benedicto XV, el derecho canónico sólo reconocía personalidad moral a las entidades constituidas por especial concesión de la autoridad competente dada mediante decreto. Los fundadores de la PUCP no tenían en mente un fin educativo laico. En el artículo segundo de la Carta Orgánica (acta de fundación) de 1917, dejan constancia de que el objeto de la universidad sería “la enseñanza de las ciencias y de las letras siguiendo el criterio católico”. Es en atención a ese objeto, que indirectamente coadyuva a los fines espirituales de la Iglesia, que se autoriza la erección de una persona jurídica que llevará la denominación “Católica”. Seamos claros, la ley peruana de entonces no permitía que se crearan universidades privadas. Si la Católica pudo crearse en 1917 es porque lo hizo la Iglesia, a través del arzobispo de Lima, bajo las normas de derecho canónico. Un clérigo como Dintilhac jamás habría podido participar en la creación de una institución sin pedirle permiso al obispo de la zona. El Arzobispado también está inscrito en Registros Públicos y eso no la hace una persona jurídica de derecho privado civil.
¿Y qué consecuencias acarrea ello?
Que su régimen de gobierno está sujeto a la autoridad eclesiástica y sus bienes pertenecen a esa autoridad.
¿Quiere decir que es propiedad no de una asociación sino del Arzobispado de Lima?
Hasta 1942. Ese año la Católica fue elevada a la categoría de Pontificia, a su expresa solicitud. Ese detalle lo remarco, porque sus actuales autoridades lo niegan y sin embargo en los considerandos del res-cripto se dice que fue a su petición. Esta erección a Pontificia, significa que ya deja de depender únicamente de la diócesis de Lima y pasa a vincularse directamente con el Papa, quien delega su representación en el Gran Canciller que para el caso es el arzobispo de Lima. Y desde entonces hasta la actualidad la Santa Congregación para la Educación Católica -digamos una suerte de Ministerio de Educación para el Vaticano- es quien revisa y aprueba sus estatutos.
Hasta 1969. ¿Por qué después de ese año hubo un desentendimiento?
Perdón, la Iglesia siempre ha sido consciente de esta situación irregular. Hubo un momento en que se utilizó como excusa a la Ley Orgánica de la Universidad Peruana aprobado por Velasco, pero hay cartas del entonces rector Mc Gregor donde, haciendo mención a esta situación, reconocía la plena autoridad del Papa sobre la PUCP y sus bienes. Ahora, si la norma de Velasco creó alguna duda, el Concordato de 1980 entre el estado Vaticano y el Perú las despeja de manera definitiva, cuando reconoce que la Iglesia Católica goza en el Perú de plena independencia y autonomía.
¿Si la PUCP solicitó ser Pontificia, también podría solicitar dejar de serlo?
Pero no dejaría de ser Católica ni cambiaría su esencia de persona jurídica de derecho público eclesiástico. Ahora bien, si renunciasen a lo más, que es estar bajo el ámbito directo del Papa, de suyo iría la renuncia a lo menos que es volver a la autoridad del arzobispo de Lima, lo que implicaría una intención de disolverse, decisión que ellos no pueden tomar.
Si la situación de desacato a las normas de la Iglesia persiste, ¿la Iglesia tendría que recurrir al Poder Judicial?
No. Esto se vería ante los fueros propios de la Iglesia, que además puede intervenir de oficio a través del Promotor de Justicia. Este órgano hace una investigación preliminar cuando detecta una situación donde, por ejemplo, se violen derechos de los fieles o se pongan en peligro bienes eclesiásticos. En principio se impondría una amonestación y si la situación de desacato continúa debería intervenir el Vaticano a través del Tribunal Apostólico de la Rota Romana.
¿Y si el Poder Judicial peruano se negase a reconocer la validez de esa sentencia por considerar que los bienes en disputa están en suelo peruano y deben ser vistos por tribunales peruanos?
Bueno, eso ya implicaría un conflicto entre Estados que tendría que verse en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Por cierto, sería muy lamentable que la intransigencia de un grupo de fieles termine derivando en un conflicto similar.
¿La adecuación de la PUCP a las normas eclesiásticas, tal como ha sido planteado por el Vaticano, no pone en peligro el nivel alcanzado por la universidad? ¿No se comenzará a despedir u hostigar a los profesores ateos, homosexuales, marxistas?
En una universidad católica se puede enseñar a Marx o a Nietzsche, pero simultáneamente se tiene que ofrecer la perspectiva católica. La Ex Corde Ecclesiae puntualmente considera que puedan existir profesores, personal administrativo y alumnos que profesen otras religiones o ninguna y sólo los obliga a respetar el carácter católico de la universidad. Mire, las autoridades actuales dicen que detrás de todo esto está el interés por los millones. La verdadera finalidad de una universidad católica no es enriquecerse o acaparar bienes, sino ayudar a la Iglesia en su misión evangelizadora y en ese alcance llevar la enseñanza a los más necesitados. Entonces debería haber más becas y una distribución de sueldos entre profesores y autoridades más equitativa.
Fuente: Diario Correo.
Universidades Católicas son de la Iglesia
A menos de tres semanas del 23 de setiembre, fecha límite establecida por la Asamblea Universitaria de la Pontificia Universidad Católica del Perú para determinar su posición sobre la modificación de los estatutos enviada por Roma, el cardenal Juan Luis Cipriani continúa llamando al diálogo.
Esta vez, el arzobispo primado de la Iglesia en el Perú declaró que si el rector de la PUCP, Marcial Rubio, no quiere conversar con él, está dispuesto a que sea otro obispo quien se siente a una mesa con la autoridad universitaria.
Fue durante la conferencia de clausura del séptimo curso de actualización de Derecho Canónico dirigida por monseñor Francesco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos.
“Estoy tan desprendido de mi participación que le podría decir a monseñor Javier del Río, a monseñor Ricardo García, a monseñor [José] Eguren o a cualquier otro obispo que converse con el rector [Marcial Rubio]”, dijo, aunque aclaró que tendrían la misma limitación: “obedecer a Roma”.
Cipriani añadió que la controversia desatada por los estatutos ya no le permite a la PUCP discutir con argumentos.
“Es un ataque a la persona. Las autoridades de la Católica han querido que no se discuta el fondo porque ya la Santa Sede se pronunció y el Tribunal Constitucional también. ¿Entonces, qué podemos hacer?… Echémosle la culpa al cartero, al cardenal. El cartero es tramposo, mentiroso, violento, quiere la plata”, comentó.
El Comercio buscó las declaraciones del rector de la PUCP, Marcial Rubio, pero sus voceros de prensa manifestaron que era imposible ubicarlo.
El cardenal Cipriani también habló con este Diario sobre por qué este conflicto con la PUCP tomaba relevancia durante su gestión, pese a que esta casa de estudios no tiene estatutos aprobados por el Vaticano desde 1967.
“El cardenal Landázuri se fue de la universidad porque fue maltratado. El cardenal Vargas mandó una carta clara diciendo que no estaba de acuerdo con la reforma de los estatutos porque la Iglesia iba debilitando su presencia en la universidad. La única diferencia del cardenal Cipriani es que no les tiene temor. Les molesta que yo insista en llegar a la verdad”, dijo.
En ese sentido, aclaró que los anteriores cardenales de Lima sí intentaron recuperar la identidad católica de la universidad, pero “no lo consiguieron”. Agregó: “Yo también lo estoy buscando y tampoco lo estoy consiguiendo”.
Es por este motivo –según explicó el cardenal– que prefiere no intervenir en el tema. Aclaró que sus funciones como gran canciller de la PUCP no pueden pasar los límites impuestos por los estatutos.
“Lo más importante es que la universidad dialogue con Roma. Conmigo ya no tienen nada que dialogar. Porque si no me creen, entonces hablen con Roma”, dijo.
Para el presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, monseñor Francesco Coccopalmerio, todas las universidades católicas son públicas. “Los bienes de una persona jurídica pública son bienes eclesiásticos”, agregó.
Según monseñor Coccopalmerio, el Derecho Canónico no establece que el rector es elegido por el arzobispo. Todo depende de los estatutos. Pero agregó que una universidad católica no puede dejar de acatar las instrucciones de El Vaticano.

Dr. Henry Pease García

En defensa de la PUCP
Por Henry Pease García
Escribo tras ver lo que El Comercio informa sobre los valores de la herencia de don José de la Riva Agüero, algo importante pero que no puede ser visto como si eso fuera la Universidad Católica. Quiero decirle al país que lo más valioso de la universidad no es esa herencia, una enorme chacra -el fundo Pando- y muchas propiedades en el Centro de Lima que siguen como tales, usadas pero sin venderse o reinvertir en ellas, como ocurre con la mayoría de solares del centro de la ciudad. ¿Eso hizo a la PUCP la más prestigiosa del Perú, la única que aparece en los ránkings internacionales?
En marzo cumpliré 40 años enseñando en la PUCP ininterrumpidamente. La docencia allí es parte esencial de mi vida y sus alumnos siguen dándome fuerza para estudiar la sociedad peruana. Varios de mis maestros cumplieron más de 50 años entregados a la universidad, como Luis Jaime Cisneros o Máximo Vega Centeno, y no lo compartieron, como yo, con la función pública. Dieron toda su vida y para mi arzobispo eso no vale nada. Por eso quien él designó reclama todos los bienes de hoy que —entiende— provienen de la herencia y no de nuestro trabajo. Somos 500 profesores a tiempo completo y casi 2.800 sumando otras modalidades. Muchas veces se dijo, hablando de nuestros sueldos, que los profesores pagamos los “diezmos y primicias a la Iglesia” por lo bajos que eran. Han mejorado, pero son más bajos que varias universidades privadas que no son mejores y no nos quejamos.
Mi arzobispo quiere “recuperar” la PUCP. Lo declaró en 1997 sosteniendo que se la quitó Velasco. Pero la ley de esa época solo hizo que en las universidades decidiéramos los profesores, mayoritariamente, y los estudiantes en parte. Dejó un espacio para los promotores, pero no permitió que fueran “propietarios privados de la actividad académica ni de las ideas”. La ley no tuvo el mismo efecto en universidades estatales, que ya estaban destrozadas por la corrupción que se escudaba en la política partidaria, pero poco tenía que ver con los partidos políticos propiamente dichos. Pero en la PUCP funcionó y los resultados son objetivos, se pueden medir internacionalmente.
Decirle “mi arzobispo” a monseñor Cipriani es un acto de respeto a pesar del poco respeto que él nos tiene. Lo respeto como obispo, pero no puedo respetar su intervención más allá del campo pastoral. Una universidad no puede sobrevivir a una autoridad que pretenda excluir y reducir al silencio a un profesor, como él hizo con un sacerdote muy apreciado de mi parroquia. La libertad es condición elemental de la vida académica que este arzobispo no comprende como no comprende, a pesar de todo lo dicho en la doctrina social de la Iglesia, que hay valor económico que se origina en el trabajo y no en el capital heredado o invertido.
No hay más remedio que litigar y es un escándalo. Me duele demasiado, pero recuerdo que su apreciado predecesor me dijo una vez con firmeza: “Los católicos solo tenemos a Jesús como líder, nunca permitas que el error de un sacerdote te aparte de Jesús”. No lo hará el arzobispo, pero la cruz que soportamos muchos católicos de esta sede existe y agobia. Distinguir planos era en mi juventud la manera de resolver algunos problemas, pero el integrismo no lo admite.
Invito a revisar los grandes temas por los que la PUCP se ha jugado en los años recientes, además de poner toda su atención en formar integralmente a sus alumnos: la verdad como condición de la justicia y de la paz, la democracia en el régimen político y la reforma del Estado para servicio de la ciudadanía, el cambio climático, la pluralidad y el diálogo como ejercicio cotidiano que no entroniza ideologías y pone a la persona humana como centro de su interés.
Dialogamos y ponemos por delante nuestra fe cuando no aceptamos la exclusión del otro, crea o no en lo que profesamos, y así hacemos avanzar la historia. Esta es la universidad que tiene la confianza de sus alumnos y de los padres de familia que los apoyan para crecer como profesionales. Es una universidad que se abrió a todas las clases sociales con un sistema escalonado de pensiones que propusimos los entonces alumnos —con el inolvidable liderazgo de Armando Zolezzi—, y que por eso, sin subsidio del Estado, enseña a compartir porque comparte lo que tiene. No nos creemos ni perfectos ni mejores que los demás. Podríamos ser mejores si nos dejan, pero hay quienes creen que la educación solo es posible sometiéndose a un mandato de un dueño, de una idea o de un dogma. Así no se hace universidad seriamente.
Fuente: Diario El Comercio.

Solidaridad con Monseñor González OP

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Monsenor Francisco González Hernández OP

Conferencia Episcopal Peruana respalda a Monseñor Francisco González Hernández OP, Obispo Vicario Apostólico de Puerto Maldonado
Los Obispos participantes en la 98ª Asamblea Extraordinaria del Episcopado Peruano hemos conocido que Monseñor Francisco González OP, Vicario Apostólico de Puerto Maldonado, al denunciar la existencia de irregularidades y al defender a los pobladores afectados por el paso de la vía interoceánica, por el mismo centro urbano de la ciudad, se ha visto amenazado seriamente en su integridad personal y moralmente dañado en su imagen con el inicio de un proceso penal.
Frente a esta situación de un hermano nuestro en el Episcopado queremos manifestar a la opinión pública lo siguiente:
1º Todo Obispo, como Jesús, Buen Pastor, tiene como misión la defensa de la vida, los principios y valores del Evangelio y el bienestar de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios.
2º Respaldamos a Monseñor Francisco González Hernández OP, por la fructífera labor que viene realizando en el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, juntamente con los Sacerdotes Diocesanos y Dominicos, religiosas y agentes pastorales.
3º Los Obispos miembros de la Conferencia Episcopal Peruana nos solidarizamos con Monseñor Francisco González Hernández OP, y lo acompañamos con nuestro fraternal afecto en estos momentos difíciles que está viviendo y le aseguramos nuestras oraciones y nuestro apoyo.
Lima, 1 de septiembre de 2011
Los Obispos del Perú

Celebracion Convento Santo DomingoCastel Gandolfo
Tiene un aspecto rústico antiguo que no se ha alterado desde tiempos del papa Pío XI y está compuesta por un total de 55 hectáreas de las que 25 están destinadas a cultivos.
Vacas, gallinas, pollos, perdices, conejos y cabras, además de olivos y árboles frutales, conforman la conocida como “granja del papa” situada en el complejo estival de Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros de Roma, donde los pontífices pasan sus vacaciones.
Lugar de reposo, estudio y reflexión de los papas, a un kilómetro de donde descansa Benedicto XVI y a la altura que domina el lago Albano todas las mañanas comienzan las labores en la granja habitada por vacas frisonas de óptimo linaje, gallinas ponedoras, halcones adiestrados y abejas que producen una miel refinada, informan medios locales.
La granja tiene un aspecto rústico antiguo que no se ha alterado desde tiempos del papa Pío XI, gran impulsor de la factoría, y está compuesta por un enorme parque que termina en un huerto, un total de 55 hectáreas de las que 25 están destinadas a cultivos.
El ambiente romántico y pastoril no excluye el uso de sofisticadas técnicas de producción en esta estructura considerada un modelo “por la filosofía biológica capaz de no alterar el ambiente del entorno, ni el equilibrio de los animales”, refiere el periódico romano “Il Messagero”.
Las vacas lecheras son 25 y ocupan un establo inaugurado hace tres años y resguardado del resto del complejo para ofrecer un ambiente saludable y no molestar a los animales.
En un ala de la casona se ha instalado una moderna pasteurizadora que permite trabajar la leche, 50 litros cada día, a 75 grados, para mantener toda su calidad, según el responsable de la granja, Giusseppe Bellapadrona.
“La calidad de la leche obtenida es óptima, dada la relación entre el suero y las proteínas superior a las que normalmente se compran en las tiendas italianas”, asegura.
En el gallinero hay 300 gallinas que dan diariamente 200 huevos y unos 60 pollos son para carne.
Todos los animales son controlados cada mañana por los granjeros que los alimentan y los cuidan con “amor”, según el diario romano.
El secreto, además del ambiente sereno, se encuentra en la alimentación copiada de la zona del Parmigiano Reggiano (Emilia Romagna), todo pasto, seco, y concentrado, sin ninguna otra sustancia.
En los frutales hay albaricoques y melocotones, mientras las plantas y flores cultivadas adornan el Palacio Pontificio.
Como era de esperar, todos los productos -huevos, leche, aceite y carne- terminan en la mesa del papa en primera instancia o en el supermercado de Annona, más allá del río Tíber, por lo que también se benefician de la excelencia de esta granja los ciudadanos italianos.
En estas 55 hectáreas tampoco faltan decenas de colmenas de miel y de olivos que producen 3,500 litros de aceite refinado al frío.
En este paraje no contaminado se alojaron en un tiempo un par de gacelas regalo del delegado apostólico de Egipto al papa Pío XI, muy aficionado a los animales.
Cada pontífice ha tenido su propia relación con el complejo, afirman los medios, y, así, durante la II Guerra Mundial Pío XII abrió la villa a 12,000 personas.
Juan XXIII hacía largas caminatas, mientras Pablo VI amaba los árboles frutales.
Por su parte, Juan Pablo II se paraba a charlar con los paisanos y Benedicto XVI se informa de la marcha de la granja y, además, cada domingo no deja de probar el aceite virgen untado sobre pan tostado.
Fuente: RPP y Agencia de noticias EFE.