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Domingo de Adviento

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Domingo de Adviento

Por Antonio Elduayen Jiménez CM
Una vez más la Iglesia nos propone a Juan el Bautista como modelo de lo que tenemos que hacer en Adviento. Lo que él hizo nos lo cuenta el evangelio de hoy (Lc 3, 10-18), que lo resume diciendo: exhortaba al pueblo y le anunciaba el evangelio. Al pueblo le exhortaba a ser caritativo, justo y no violento. Y, ante su sospecha de que Juan pudiera ser el Mesías, le decía que él no era el Prometido, que el Mesías vendría con un bautismo de fuego por el Espíritu Santo, mientras que su bautismo era sólo de agua, como un rito para prepararle y reclutarle seguidores para cuando apareciese.
Juan pone de relieve la necesidad de vivir y practicar la caridad, la justicia y la paz.
Qué debemos hacer le preguntan, y la respuesta es certera y honda. Compartan, dice, compartan comida, vestidos, lo que tengan. Y ayuden a los demás. Es sin duda lo que haremos en Navidad, pero es también lo que debemos hacer siempre, especialmente en este tiempo de Adviento. Hoy la caridad se llama compartir. En relación con la justicia y la paz, Juan ve, como nosotros, la estrecha relación que hay entre estas dos virtudes. No puede haber paz sin justicia. Y viceversa.
La enseñanza tan actual de Juan sobre las virtudes, desemboca en la aclaración sobre el bautismo que realiza y que él llama de conversión. Su bautismo de conversión mediante el signo agua, no sólo es esencialmente distinto del bautismo que hará el Mesías sino también infinitamente inferior en valor y eficacia. No obstante, Jesús pedirá ser bautizado por Juan -y lo será- con agua del Jordán, pero no porque tenga que convertirse de algo. Lo hará por solidaridad con Juan. Por su parte, el Padre Dios y el Espíritu Santo premiarán el gesto de solidaridad y de humildad de Jesús, manifestándose y manifestando quién realmente es él, en lo que llamamos la epifanía del Jordán; Tú eres mi Hijo… (Lc 3, 21-22).
Lo dicho debe llevarnos a revalorizar nuestro bautismo, que es lo más grande que nos ha ocurrido en la vida. Debe llevarnos también a reavivarlo en nosotros, como la mejor manera de hacer algo en el Adviento y de prepararnos para la Venida del Señor. Les invito a repetirse cada día: ¡Soy un bautizado y debo actuar como tal! Les invito también a celebrar cada año su cumplebautismo como celebran su cumpleaños. Lo que a lo mejor les obliga a tener que averiguar y memorizar la fecha en que fueron bautizados. Sería una muy buena tarea suya y de los suyos en este Adviento.
Día Mundial de la Oración
Por Gastón Acurio
Señor, estamos todos aquí esta mañana para que escuches nuestro ruego. Pero esta vez Señor, no te pediremos por nuestro Perú. Como hacerlo. Como pedírtelo Señor, si a nuestro Perú tu ya le diste todo. Porque si hubo un lugar en el que tu decidiste poner todo lo que cualquier ser humano soñaría tener para alcanzar la prosperidad para el y su comunidad ese fue el Perú, Señor. Porque aquí, reuniste todas las riquezas, todas las sangres, todos los climas, todas las oportunidades para que un día este pedazo de la tierra sea el más hermoso de los espacios para vivir.
Llenaste sus montañas de oro, plata y minerales. Pusiste inmensos lagos de gas y petroleo bajo sus selvas, y sobre ellos, árboles, vegetación y naturaleza infinita. Dibujaste ríos que cortan la cordillera cargados de energía, bajando a irradiar desiertos que luego se convertirán en verdes valles. Y nos diste un mar de riqueza infinita, con todos los peces posibles y toda la abundancia posible. Hiciste que vinieran todos los hombres y mujeres del mundo a instalarse en nuestra tierra trayendo consigo lo mejor de sus mundos bajo el brazo. Y vinieron gentes de Europa, de Asia y de África. Todos a asimilarse y mimetizarse con las antiguas culturas del Perú, formando un hermoso y envidiable crisol de culturas único en el mundo. Y no contento con ello, nos diste 85, de los 110 climas existentes en el mundo. Casi como imaginando al Perú, como una suerte de muestrario de todo lo bello que el mundo que tu creaste tiene para ofrecer.
No querido Señor, como podríamos pedirte aun más por esta tierra. Si en ella tú ya lo pusiste todo. Sin embargo, y a pesar de todo lo que nos diste, quienes habitamos en ella NO lo hemos sabido ni podido aprovechar. No hemos podido darle el destino necesario y justo que Tú soñaste al poner todo ello a nuestro alcance. No hemos podido lograr que toda esa abundancia y generosidad con la que nos bendeciste haya podido alegrar la vida de los hombres y mujeres que hoy pueblan nuestra tierra. E increíblemente, a pesar de todo lo recibido, hoy somos considerados, aunque sea imposible de comprender como un país tercer mundista.
Por ello Señor todo poderoso, estamos aquí para decir y reconocer con humildad que tu no nos has fallado. Que esta tierra no nos ha fallado. Somos nosotros los que hemos fallado. Por eso estamos esta mañana señor, no para pedirte por el Perú sino para pedirte por nosotros. Por todos los que estamos aquí reunidos y por todos aquellos que hoy a diferencia de una gran mayoría de compatriotas si tuvieron la suerte de disfrutarlo todo y de vivirlo todo tal cual tu lo soñaste, para que nos ilumines y nos haga reconocer y revelar de una vez por todas y para siempre cual es nuestro verdadero rol en este Perú que tan generosamente creaste.
Te pedimos que nos hagas comprender que si nos has dado tanto, en un espacio en donde la mayoría tiene tan poco es porque hay un mensaje y una misión expresa tuya detrás. Que es la de asumir nuestro rol como líderes. Como hombres y mujeres elegidos para conducir a nuestro pueblo y nuestro Perú hacia esa prosperidad que tu diseñaste y nos encargaste hacer realidad. Te pedimos Señor, que nos des la fuerza para reconocernos como hombres y mujeres de paso en esta larga historia de la humanidad, cuya misión es entregar nuestras vidas al servicio de las generaciones futuras, y en ese sentido, que sepamos comprender que habiéndolo recibido todo ha llegado el momento de darlo todo.
Que finalmente ha llegado la hora que todos demos un paso atrás, renunciando a nuestros sueños mas individuales, nuestras aspiraciones materiales mas personales, y nos demos la mano para formar un solo grito, una sola voz, un solo camino que no es otro que el que tu siempre soñaste y bendeciste para el Perú . El camino de la belleza abrazada a la justicia, de la prosperidad iluminada por la equidad, del amor tocándole la puerta a todos los hombres y mujeres que aquí habitan.
Señor, lo sabemos, la tarea no es fácil. Son tantos años en que hemos fallado. Pero nunca es tarde y lo sabes. Aun estamos a tiempo si es que nos decidimos aquí y ahora todos, cada uno en nuestro campo de acción, a cambiar nuestro destino común para siempre. Lo sabemos Señor, hemos contaminado tus ríos, hemos vaciado tus montañas, hemos talado tus bosques, hemos despreciado nuestras diferencias. Y ello a nada nos ha conducido. Lo sabemos. Nuestros niños en vez de jugar trabajan sin descanso. Nuestros ancianos mueren olvidados en las puertas de viejos hospitales. Nuestros hombres y mujeres no logran conciliar siquiera un sueño digno al ver a sus familias sin un futuro posible. Nuestros poderosos miran con indiferencia el mundo que los rodea.
Entonces Señor, si todo eso lo sabemos y estamos todos aquí para reconocerlo abiertamente y sobretodo para aceptar que al habernos dado todo, algo mucho mas grande esperas de nosotros. Te pedimos Señor que nos des ese ultimo don que nos lleve a acabar para siempre con esta larga historia y podamos empezar esa nueva historia que siempre quisiste para este paraíso que creaste llamado Perú.
Báñanos por última vez de humildad infinita, de generosidad, de solidaridad, de fortaleza de espíritu, de capacidad de perdón, pero también de inteligencia y astucia para enfrentar a todas las fuerzas del mal que se desplegaran en esta lucha que nos convoca. Señor te pedimos esta mañana por nosotros, los peruanos que tu elegiste para esta última gran batalla, prometiéndote darlo todo y entregarlo todo para que un día cuando ya no estemos, quienes aquí habiten, puedan contarle a sus hijos y a sus nietos, que en el Perú se vivieron momentos difíciles, pero que todo eso ya pasó. Que finalmente llego al Perú, ese mundo de belleza y justicia que Dios nos entrego y que sus hijos se encargaron de hacerlo florecer.
Te lo pedimos Señor.

IglesiaJesús de Nazaret
«Finalmente puedo entregar a las manos de los lectores el libro prometido desde hace largo tiempo sobre los relatos de la infancia de Jesús. No se trata de un tercer volumen sino algo así como una antesala a los dos volúmenes precedentes sobre la figura y el mensaje de Jesús de Nazaret». Con estas palabras presenta Benedicto XVI el tercer tomo de su Cristología, su obra más querida y esperada. La comenzó a escribir hace nueve años, antes de ser Papa. Por ello, en la autoría de la obra aparece también con su nombre, como Joseph Ratzinger, quien, al calzar, en abril de 2005, las sandalias del Pescador, pensó –todos pensamos- si su proyecto podría llegar finalmente a término… Felizmente ha así. Y disponemos, con los tres tomos, de unas novecientas páginas, según las ediciones en español, de lo que podríamos denominar gráfica y coloquialmente el «Evangelio según Joseph Ratzinger-Benedicto XVI».
Y es que, en efecto, la aportación de esta trilogía cristológica del actual Papa se integra en el acerbo cultural y religioso más preciado, preciso y precioso, junto a obras ya clásicas sobre Jesucristo escritas, décadas atrás –no por hacer más amplia y pretérita la lista-, por Papini, Adam, Willam, Daniel-Rops, Guardini o nuestro José Luis Martín Descalzo.
Y aún más y como el mismo autor ha ido subrayando en las introducciones de cada uno de los tres libros en cuestión, este «Jesús de Nazaret» busca contribuir a superar el «rasgamiento», la ruptura, la dicotomía que algunos teólogos y escritores habían ocasionado entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe. Y como ha escrito el padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, el teólogo Ratzinger y el pastor Benedicto XVI «se ha comprometido a guiar a cada uno de nosotros, y por lo tanto a la Iglesia, para superar esta separación (ficticia y nociva) y así volver a darnos el gusto sereno y profundo de la amistad personal con Jesús», con el único y total Jesucristo. Y esto –añade Lombardi- «es un servicio más fundamental y más urgente que muchos otros en el gobierno de la Iglesia. Porque él, el Papa, es, antes que nada, responsable de la fe de la Iglesia». De ahí, pues, el agradecimiento, el reconocimiento y la interpelación que su obra ha de merecernos. Y de ahí también, el gran valor, mérito y servicio de este memorable y ya completo «Jesús de Nazaret».
Su tercer tomo, «La infancia de Jesús», nos llega además en el momento más oportuno: en las vísperas mismas del Adviento, como ayuda, pues, inestimable para preparar y celebrar después la Navidad, la verdad de la Navidad, uno de los misterios capitales de nuestra fe.
Y como servicio a la verdad de la Navidad, Benedicto XVI recuerda en «La infancia de Jesús» la obviedad que, según relatos evangélicos –esto es, las fuentes mismas de la historia- en el momento del nacimiento del Señor estaban tan solo María, su madre, y José. Y aunque pudiera parecer mentira o de chiste, la polémica ha estallado a propósito de que el Papa no cita en este tan sagrado momento la presencia del buey y de la mula…
«Desde hace dos mil años todos sabemos que los evangelios no hablan del buey y la mula», declaró en rueda de prensa monseñor Martínez Camino. El secretario general de la CEE remitió al texto del profeta Isaías «el buey conoce a su amo y el asno el pesebre de su señora, en cambio Israel no conoce a su señor». En el siglo II, los padres de la Iglesia, como San Justino, interpretaron este pasaje de Isaías y consideraron que en el momento del nacimiento de Cristo Israel sí reconocía a su señor, por lo que «junto al pesebre estarían el buey y la mula». En el siglo XIII, cuando San Francisco de Asís recreó el Belén y comenzó la hermosísima y riquísima tradición belenista, sí incluye a estos dos animales «como símbolo de que ahora el nuevo Israel -la Iglesia- sí conoce a su señor», explicó el prelado, quien, por el simbolismo citado –las expectativas del Antiguo Testamento se cumplen en Belén-, recomendó mantener la tradición de colocarlos en el Belén. Y esto es todo y lo demás ganas de banalizar la información y de buscar polémicas absurdas.
Fuente: Revista Ecclesia.

Hágase en mí según tu palabra

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Hágase en mí

Por Francisca Sierra Gómez- Madre general de la Congregación Celadoras del Reinado del Corazón de Jesús
En el sexto mes el ángel Gabriel fue enviado de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón llamado José, de la casa de David, y el nombre de la virgen era María. Habiendo entrado donde ella estaba, le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo”. Ella se turbó al oír estas palabras y se preguntaba qué significaría tal salutación. Y le dijo el ángel: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Éste será grande. Se llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su Reino no tendrá fin”. María dijo al ángel: “¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón?”. El ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el que nacerá será llamado santo, Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel que ha concebido también un hijo en su ancianidad y la que era llamada estéril está ya en el sexto mes, porque nada hay imposible para Dios”. Dijo entonces María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel se retiró de su presencia. (Lucas 1,26-38)
Hoy es un día grande, un día de felicitarte a ti, Madre mía. Hoy es tu gran solemnidad y quiero celebrar contigo tu Inmaculada Concepción. Quiero celebrar contigo, Madre mía, la alegría de tener una Madre. Quiero celebrar contigo la enseñanza de una Madre. Quiero celebrar contigo el aprender “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
¡Qué hermosa eres, María, qué hermosa en tu Inmaculada Concepción! En el texto que meditamos hoy veo esta escena —tan familiar, tan llena de encanto, tan pintada por tantos autores y tantos artistas— en tu casita, cómo recibes inesperadamente la visita del ángel.

InmaculadaY me fijo en todo lo que tú dijiste y en todo lo que dijo el ángel. Te llama: “¡Alégrate, alégrate, porque estás llena de gracia, porque el Señor está contigo!”. Yo también quiero decírtelo: ¡Gracias! ¡Felicidades! Te alabo porque eres la Madre más grande que tenemos en la tierra. ¡Alégrate, llena de gracia! ¡Cómo te encontraría Dios para decirte estas palabras: “estás llena”, “estás pletórica de gracia”! Yo te pido hoy desde mi corazón que me traspases un poco de ese amor, de esa gracia que tú tienes, porque el Señor está contigo.
Sigo contigo repasando esta escena y veo que te dice el ángel: “¡No temas, porque has encontrado gracia ante Dios!”. ¡Cómo me enseñas esto: cuando se está con Él, se hacen las cosas por Él y con Él. No tenemos que temer. No temas, María. Te pido fuerza ante tantas dudas, ante tantos temores y te pido que me des esa confianza que tú tienes para oír eso: “No temas, María, el Espíritu Santo vendrá sobre ti”. Es verdad, Madre mía… ¿por qué tememos?, ¿por qué temo? ¿Por qué no noto que el Señor está en mí? ¿Por qué no noto que la fuerza del Señor viene sobre mí? ¿Por qué no noto que Él me cubre ante todas las dudas y ante todas las dificultades?
Y la gran lección de este encuentro contigo, Madre mía, que es la que quiero aprender de verdad: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Que aprenda a decir sí, que aprenda a aceptar lo que tú quieres, que aprenda a aceptar la voluntad de Dios en todos los momentos y que siempre pueda decir: “Aquí me tienes, Señor, haz de mí lo que quieras. Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Hoy te felicito, Madre mía, te felicito por todo: porque eres la llena de gracia, porque eres el ejemplo, porque eres la más hermosa, porque bajo tu protección no tememos nada. Encuentro de alegría… Y me llevas a pensar mucho: ¿por qué temo? ¿Sé aceptar la voluntad de Dios? ¿Sé ponerme a su disposición para que haga de mí lo que quiera? ¿Sé decir “Hágase en mí según tu palabra”? Te lo pido desde el fondo de mi corazón y me lleno de alabanza, gloria y honor a María Inmaculada, la Reina de cielos y tierra. Que aprenda a no temer, que aprenda a alegrarme, que aprenda a llenarme de Dios. ¡Gloria y honor a María Inmaculada! “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Ésta será mi oración hoy. Aquí estoy, Señor, haz de mí lo que quieras. Y con María repito una y mil veces: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Que así sea.
AndahuaylillasEscala de confianza
El reciente estudio del Barómetro de las Américas, llamado ‘Cultura Política de la democracia en el Perú 2012’, dedica un cuadro a la confianza que los habitantes de este país tienen en las instituciones.
El primer lugar lo ocupa la “Iglesia Católica”, con 60.5 puntos, de una escala del 0 al 100. En segundo lugar están los “medios de comunicación”, con 58.7 puntos, en tercero están las “Elecciones” con 55.2 puntos.
El “sistema de justicia” se ubica en el décimo lugar, con 39.4 puntos. Supera al “Congreso”, que tiene 36.6 puntos, pero pierde a comparación de las “Iglesias evangélicas”, que tienen 41.9 puntos de confianza.
¿Cómo se consiguió esta información? Los peruanos que participaron en el estudio debieron responder en una escala del 1 al 7 preguntas que tienen el siguiente patrón: “¿Hasta qué punto tiene confianza usted en la Policía Nacional, Congreso, Iglesia Católica, etc.?”
La Iglesia Católica, a comparación de estudios anteriores, tiene un menor grado de confianza por parte de la población. En 2006 tenía 63.9 puntos de un total de 100.
Benedicto XVIBenedicto XVI
“La potencia del amor de Dios es más fuerte que el mal, puede colmar los vacíos que el egoísmo provoca en la historia de las personas, de las familias, de las naciones y del mundo. Estos vacíos pueden convertirse en infiernos, donde la vida humana es arrojada a lo más bajo y hacia la nada y pierde el sentido y la luz”, afirmó el Papa Benedicto XVI . La salvación del planeta no es algo propio de los hombres y mucho menos de la ciencia, sino de Dios.
“La potencia (de Dios) es mayor que el mal, la única que puede colmar los vacíos que el egoísmo provoca en las personas, las familias y las naciones”, manifestó.
El sumo pontífice agregó que los “falsos remedios” que el mundo propone para llenar esos vacíos, entre los que citó como “más emblemáticos” a las drogas, lo que hacen -aseguró- es agrandar el precipicio.
El estrenado ‘tuitero’ hizo estas manifestaciones ante el monumento a la Inmaculada Concepción que se alza en plaza de España de Roma, a donde acudió un año más para rendir el tradicional homenaje a la Virgen en la festividad del 8 de diciembre.
Fuente: Revista Ecclesia, Diario La República y Agencia de Noticias EFE.

Adviento

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Adviento
Por Antonio Elduayen Jiménez CM
El evangelio de este domingo (Lc 21,25-28, 34-36) está muy a tono con los presagios apocalípticos que vienen difundiéndose sobre el fin del mundo. Sin embargo lo más importante del mismo no es lo que se dice sobre el fin del mundo sino sobre la venida con poder y gloria del Hijo del hombre, junto con su invitación a levantar esperanzados la cabeza, pues se acerca nuestra liberación. A esta venida de Jesucristo la iglesia la llama advenimiento o adviento y la considera tan importante que le da todo un tiempo litúrgico, el llamado Tiempo de Adviento, que va desde este domingo hasta el 24 de diciembre.
En el Plan de Dios el Adviento implica dos cosas sumamente importantes: 1. La promesa de la llegada de Alguien fuera de serie y en quien se cifran todas las esperanzas; y 2. El clímax de expectación creciente que su llegada habría de suscitar. Vivir en expectante espera, romper la rutina y el acostumbramiento, ilusionar(se) por lo que viene, fueron algunas de las actitudes que el Adviento creó en los pueblos, especialmente en el judío. Y que duró cientos, miles de años, desde que el mundo es mundo hasta la venida de Jesucristo (Rom 8, 19-23), más concretamente, desde la gran promesa de Dios -el llamado protoevangelio (Gen 3,15)-, hasta la llegada del Salvador.
Este Adviento, que influyó de muchas maneras en la historia de los pueblos, influyó de modo especial en la formación del llamado Pueblo Elegido (Israel), Depositario de la Promesa, y en su conducción, después de muchos pactos o alianzas con Yavéh, hasta la Tierra Prometida… y hasta el Mesías Prometido. Lamentablemente cuando Éste vino a los suyos, los suyos no lo recibieron (Jn 1, 11). Aunque sí hubo muchos que lo recibieron. María, en primer lugar, y José, y los pastores y los Reyes Magos y Juan el Bautista y el anciano Simeón y… millones de hombres y mujeres a lo largo de los siglos.
El alma del Adviento es el encuentro con el misterio de la Encarnación, lo que, entre otras cosas, incluye: que Jesús es el Hijo de Dios que se hace hombre – ¡qué cercano Dios y qué grande el hombre desde ahora!; que al encarnarse en María se encarna de algún modo en todo hombre -¡también en ti y en mí!; que quiere estar con nosotros -buscando de preferencia a los pequeños y humildes; que viene a compartir nuestra historia -¡dándole sentido y transcendencia! Los cristianos de verdad rechazamos el Adviento Comercial, que nos acosa y asfixia y que cada año se hace más agresivo. Rechazamos también el Adviento que nos lleve a desfigurar y desvirtuar el sentido de la Navidad o a distraernos de su sentido profundo. Poner belenes, árboles de Navidad, coronas de Adviento, etc., tiene sentido cristiano y vale en cuanto nos lleva a entrar en comunión y compromiso con Jesús y con los hombres.

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117 mártires

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Vietnam
El 18 de noviembre, la Iglesia en Vietnam celebró la fiesta de los 117 mártires vietnamitas, cuya canonización tuvo gran oposición del gobierno y que se convierte en un símbolo para los fieles que han superado muchas dificultades para poder expresar su fe y, en algunas regiones, aún padecen represión violenta por su fidelidad a Cristo.
“En mi trabajo sufro injusticias por mi fe”, relató un joven vietnamita a Asia News. “Pero cuando pienso en los mártires, esos santos que fueron fieles y leales siguiendo a Jesús, me siento reconfortado”. El joven también expresó el sentido de compromiso que imprime el ejemplo de los mártires: “Somos descendientes de estos mártires y estamos llamados a vivir del mismo modo. Por esto continúo viviendo y llevando mi fe al trabajo y a la sociedad”.
Esta “herencia de martirio” se mantiene muy viva en el corazón de siete millones de católicos y un millón de exiliados alrededor del mundo. Se calcula en 130 mil las víctimas de la persecución en los siglos XVII y XVIII en varias regiones de Vietnam, como la Diócesis de Vihn, donde sufrieron ataques violentos y abusos de las autoridades contra los cristianos. Un sacerdote redentorista de Saigón describió la lista de católicos presos por su fe: “Hay 17 jóvenes católicos de la Diócesis de Vihn, y otros de Hanoi, Thanh Hoa, Long An, Xuan Loc y de Ca Mau”, relató el presbítero. “junto con otros no católicos, fueron detenidos sin juicio, oprimidos y perseguidos por el gobierno. Continuamente oramos por ellos”.
“Debemos estar alertas ante el peligro de aceptar el mal y la violencia”, expresó el sacerdote Joseph Nguyen. Pero además, en las regiones donde no existe la misma violencia, la cultura ajena a Dios representa nuevos riesgos. “La forma de vida marcada por el consumismo y el ateísmo son obstáculos que nos hacen negar la fe con frecuencia”, expresó el P. Nguyen. “Para mantener la fe viva hay que atravesar muchas dificultades, incluso algunas serias, para decidir si negamos o seguimos a Dios”.
Lista de los santos (ocho obispos, cincuenta sacerdotes, cincuenta y nueve laicos), la nacionalidad (noventa y seis vietnamitas; once españoles; diez franceses), el estado religioso (once dominicos; diez de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París); otros del clero local, más un seminarista, el estado laical (muchos padres de familia, una madre, dieciséis catequistas, seis militares, cuatro médicos, un sastre; además de campesinos, pescadores y jefes de comunidades cristianas).
65 fueron decapitados; los restantes murieron estrangulados, quemados vivos, descuartizados, o fallecieron en prisión a causa de las torturas, negándose a pisotear la cruz de Cristo o a admitir la falsedad de su fe.
De estos ciento diecisiete mártires, la fórmula de canonización ha puesto de relieve seis nombres particulares, en representación de las distintas categorías eclesiales y de los diferentes orígenes nacionales. El primero, del que encontramos una carta en el oficio de lectura, es Andrés Dung-Lac. Nació en el norte de Vietnam en 1795; fue catequista y después sacerdote. Fue muerto en 1839 y beatificado en 1900. Otros dos provienen del centro y del sur del Vietnam. El primero, Tomás Tran-VanThien, nacido en 1820 y arrestado mientras iniciaba su formación sacerdotal, fue asesinado a los dieciocho años en 1838; el otro es Manuel Le-Van-Phung, catequista y padre de familia, muerto en 1859 (beatificado en 1909).
Entre los misioneros extranjeros son mencionados dos españoles y un francés. El dominico español Jerónimo Hermosilla, llegado a Vietnam en 1829, vicario apostólico del Tonkín oriental, fue muerto en 1861 (beatificado en 1909); el otro dominico, el obispo vasco Valentín de Berriochoa, que llegó a Tonkín en 1858, a los treinta y cuatro años, fue muerto en 1861 (beatificado en 1906).
El francés Jean-Théophane Vénard, de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, llegó a Tonkín en 1854 y fue asesinado a los treinta y dos años (beatificado en 1906): sus cartas inspiraron a santa Teresa de Lisieux a rezar por las misiones, de las que fue proclamada patrona junto con san Francisco Javier:
1 Andrés DUNG-LAC, Sacerdote 21-12-1839
2 Domingo HENARES OP, Obispo 25-06-1838
3 Clemente Ignacio DELGADO CEBRIAN OP, Obispo 12-07-1838
4 Pedro Dumoulin BORIE MEP, Obispo 24-11-1838
5 José María DIAZ SANJURJO OP, Obispo 20-07-1857
6 Melchor GARCIA SAMPEDRO SUAREZ OP, Obispo 28-07-1858
7 Jerónimo HERMOSILLA OP, Obispo 01-11-1861
8 Valentín BERRIOCHOA OP, Obispo 01-11-1861
9 Esteban Teodoro CUENOT MEP, Obispo 14-11-1861
10 Francisco GIL DE FEDERICH OP, Sacerdote 22-01-1745
11 Mateo ALONSO LECINIANA OP, Sacerdote 22-01-1745
12 Jacinto CASTANEDA OP, Sacerdote 07-11-1773
13 Vicente LE OUANG LIEM OP, Sacerdote 07-11-1773
14 Emanuel NGUYEN VAN TRIEU, Sacerdote 17-09-1798
15 Juan DAT, Sacerdote 28-10-1798
16 Pedro LE TUY, Sacerdote 11-10-1833
17 Francisco Isidoro GAGELIN MEP, Sacerdote 17-10-1833
18 José MARCHAND MEP, Sacerdote 30-11-1835
19 Juan Carlos CORNAY MEP, Sacerdote 20-09-1837
20 Vicente DO YEN OP, Sacerdote 30-06-1838
21 Pedro NGUYEN BA TUAN, Sacerdote 15-07-1838
22 José FERNANDEZ OP, Sacerdote 24-07-1838
23 Bernardo VU VAN DUE, Sacerdote 01-08-1838
24 Domingo NGUYEN VAN HANH (DIEU) OP, Sacerdote 01-08-1838
25 Santiago Do MAI NAM, Sacerdote 12-08-1838
26 José DANG DINH (NIEN) VIEN, Sacerdote 21-08-1838
27 Pedro NGUYEN VAN TU OP, Sacerdote 05-09-1838
28 Francisco JACCARD MEP, Sacerdote 21-09-1838
29 Vicente NGUYEN THE DIEM, Sacerdote 24-11-1838
30 Pedro VO BANG KHOA, Sacerdote 24-11-1838
31 Domingo TUOC OP, Sacerdote 02-04-1839
32 Tomás DINH VIET DU OP, Sacerdote 26-11-1839
33 Domingo NGUYEN VAN (DOAN) XUYEN OP, Sacerdote 26-11-1839
34 Pedro PHAM VAN TIZI, Sacerdote 21-12-1839
35 Pablo PHAN KHAc KHOAN, Sacerdote 28-04-1840
36 Josée DO QUANG HIEN OP, Sacerdote 09-05-1840
37 Lucas Vu BA LOAN, Sacerdote 05-06-1840
38 Domingo TRACH (DOAI)OP, Sacerdote 18-09-1840
39 Pablo NGUYEN NGAN, Sacerdote 08-11-1840
40 José NGUYEN DINH NGHI, Sacerdote 08-11-1840
41 Martín TA Duc THINH, Sacerdote 08-11-1840
42 Pedro KHANH, Sacerdote 12-07-1842
43 Agustín SCHOEFFLER MEP, Sacerdote 01-05-1851
44 Juan Luis BONNARD MEP, Sacerdote 01-05-1852
45 Felipe PHAN VAN MINH, Sacerdote 03-07-1853
46 Lorenzo NGUYEN VAN HUONG, Sacerdote 27-04-1856
47 Pablo LE BAO TINH, Sacerdote 06-04-1857
48 Domingo MAU OP, Sacerdote 05-11-1858
49 Pablo LE VAN LOC, Sacerdote 13-02-1859
50 Domingo CAM TOP, Sacerdote 11-03-1859
51 Pedro DOAN LONG QUY, Sacerdote 31-07-1859
52 Pedro Francisco NERON MEP, Sacerdote 03-11-1860
53 Tomás KHUONG TOP, Sacerdote 30-01-1861
54 Juan Teofano VENARD MEP, Sacerdote 02-02-1861
55 Pedro NGUYEN VAN LUU, Sacerdote 07-04-1861
56 José TUAN OP, Sacerdote 30-04-1861
57 Juan DOAN TRINH HOAN, Sacerdote 26-05-1861
58 Pedro ALMATO RIBERA OP, Sacerdote 01-11-1861
59 Pablo TONG VIET BUONG, Laico 23-10-1833
60 Andrés TRAN VAN THONG, Laico 28-11-1835
61 Francisco Javier CAN, Catequista 20-11-1837
62 Francisco DO VAN (HIEN MINH) CHIEU, Catequista 25-06-1838
63 José NGUYEN DINH UPEN TOP, Catequista 03-07-1838
64 Pedro NGUYEN DicH, Laico 12-08-1838
65 Miguel NGUYEN HUY MY, Laico 12-08-1838
66 José HOANG LUONG CANH TOP, Laico 05-09-1838
67 Tomás TRAN VAN THIEN, Seminarista 21-09-1838
68 Pedro TRUONG VAN DUONG, Catequista 18-12-1838
69 Pablo NGUYEN VAN MY, Catequista 18-12-1838
70 Pedro VU VAN TRUAT, Catequista 18-12-1838
71 Agustín PHAN VIET Huy, Laico 13-06-1839
72 Nicolás BUI DUC THE, Laico 13-06-1839
73 Domingo (Nicolás) DINH DAT, Laico 18-07-1839
74 Tomás NGUYEN VAN DE TOP, Laico 19-12-1839
75 Francisco Javier HA THONG MAU TOP, Catequista 19-12-1839
76 Agustín NGUYEN VAN MOI TOP, Laico 19-12-1839
77 Domingo Bui VAN UY TOP, Catequista 19-12-1839
78 Esteban NGUYEN VAN VINTI TOP, Laico 19-12-1839
79 Pedro NGUYEN VAN HIEU, Catequista 28-04-1840
80 Juan Bautista DINH VAN THANH, Catequista 28-04-1840
81 Antonio NGUYEN HUU (NAM) QUYNH, Laico 10-07-1840
82 Pietro NGUYEN KHAC TU, Catequista 10-07-1840
83 Tomás TOAN TOP, Catequista 21-07-1840
84 Juan Bautista CON, Laico 08-11-1840
85 Martín THO, Laico 08-11-1840
86 Simón PHAN DAc HOA, Laico 12-12-1840
87 Inés LE THi THANH (DE), Laica 12-07-1841
88 Mateo LE VAN GAM, Laico 11-05-1847
89 José NGUYEN VAN Luu, Catequista 02-05-1854
90 Andrés NGUYEN Kim THONG (NAM THUONG), Catequista 15-07-1855
91 Miguel Ho DINH HY, Laico 22-05-1857
92 Pedro DOAN VAN VAN, Catequista 25-05-1857
93 Francisco PHAN VAN TRUNG, Laico 06-10-1858
94 Domingo PHAM THONG (AN) KHAM TOP, Laico 13-01-1859
95 Lucas PHAM THONG (CAI) THIN, Laico 13-01-1859
96 José PHAM THONG (CAI) TA, Laico 13-01-1859
97 Pablo HANH, Laico 28-05-1859
98 Emanuel LE VAN PHUNG, Laico 31-07-1859
99 José LE DANG THI, Laico 24-10-1860
100 Mateo NGUYEN VAN (NGUYEN) PHUONG, Laico 26-05-1861
101 José NGUYEN DUY KHANG TOP, Catequista 06-11-1861
102 José TUAN, Laico 07-01-1862
103 José TUC, Laico 01-06-1862
104 Domingo NINH, Laico 02-06-1862
105 Domingo TORI, Laico 05-06-1862
106 Lorenzo NGON, Laico 22-05-1862
107 Pallo (DONG) DUONG, Laico 03-06-1862
108 Domingo HUYEN, Laico 05-06-1862
109 Pedro DUNG, Laico 06-06-1862
110 Vicente DUONG, Laico 06-06-1862
111 Pedro THUAN, Laico 06-06-1862
112 Domingo MAO, Laico 16-06-1862
113 Domingo NGUYEN, Laico 16-06-1862
114 Domingo NHI, Laico 16-06-1862
115 Andrés TUONG, Laico 16-06-1862
116 Vicente TUONG, Laico 16-06-1862
117 Pedro DA, Laico 17-06-1862
OP: Orden de los Predicadores (Dominicos)
TOP: Terciario de la Orden de los Predicadores
MEP: Sociedad de las Misiones Extranjeras de París

Fuente: Asia News. Sigue leyendo

Santa Catalina Labouré

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Santa Catherine Laboure

Fue la santa que tuvo el honor de que la Virgen María se le apareciera para recomendarle que difunda la Medalla Milagrosa.
Nació en Francia, de una familia campesina, en 1806. Al quedar huérfana de madre a los 8 años le encomendó a Nuestra Señora que le sirviera de madre, y la Madre de Dios le aceptó su petición.
Como su hermana mayor se fue de monja vicentina, Catalina tuvo que quedarse al frente de los trabajos de la cocina y del lavadero en la casa de su padre, y por esto no pudo aprender a leer ni a escribir.
A los 14 años pidió a su papá que le permitiera irse de religiosa a un convento pero él, que la necesitaba para atender los muchos oficios de la casa, no se lo permitió. Ella le pedía a Nuestro Señor que le concediera lo que tanto deseaba: ser religiosa. Y una noche vio en sueños a un anciano sacerdote que le decía: “Un día me ayudarás a cuidar a los enfermos”. La imagen de ese sacerdote se le quedó grabada para siempre en la memoria.
Al fin, a los 24 años, logró que su padre la dejara ir a visitar a la hermana religiosa, y al llegar a la sala del convento vio allí el retrato de San Vicente de Paúl y se dio cuenta de que ese era el sacerdote que había visto en sueños y que la había invitado a ayudarle a cuidar enfermos. Desde ese día se propuso ser hermana vicentina, y tanto insistió que al fin fue aceptada en la comunidad.
Siendo Catalina una joven monjita, tuvo unas apariciones que la han hecho célebre en toda la Iglesia. En la primera, una noche estando en el dormitorio sintió que un hermoso niño la invitaba a ir a la capilla. Lo siguió hasta allá y él la llevó ante la imagen de la Virgen Santísima. Nuestra Señora le comunicó esa noche varias cosas futuras que iban a suceder en la Iglesia Católica y le recomendó que el mes de mayo fuera celebrado con mayor fervor en honor de la Madre de Dios. Catalina creyó siempre que el niño que la había guiado era su ángel de la guarda.
Pero la aparición más famosa fue la del 27 de noviembre de 1830. Estando por la noche en la capilla, de pronto vio que Virgen María se le aparecía totalmente resplandeciente, derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. Y le encomendó que hiciera una imagen de Nuestra Señora así como se le había aparecido y que mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen MA, y una cruz, con esta frase “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”. Y le prometió ayudas muy especiales para quienes lleven esta medalla y recen esa oración.
Catalina le contó a su confesor esta aparición, pero él no le creyó. Sin embargo el sacerdote empezó a darse cuenta de que esta monjita era sumamente santa, y se fue donde el Arzobispo de París a consultarle el caso. El Arzobispo le dio permiso para que hicieran las medallas, y entonces empezaron los milagros.
Las gentes empezaron a darse cuenta de que los que llevaban la medalla con devoción y rezaban la oración “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”, conseguían favores formidables, y todo el mundo comenzó a pedir la medalla y a llevarla. Hasta el emperador de Francia la llevaba y sus altos empleados también.
En París había un masón muy alejado de la religión. La hija de este hombre obtuvo que él aceptara colocarse al cuello la Medalla de la Virgen Milagrosa, y al poco tiempo el masón pidió que lo visitara un sacerdote y culminó sus días como creyente católico.

Santuario

Catalina le preguntó a la Virgen por qué de los rayos luminosos que salen de sus manos, algunos quedan como cortados y no caen en la tierra. Ella le respondió: “Esos rayos que no caen a la tierra representan los muchos favores y gracias que yo quisiera conceder a las personas, pero se quedan sin ser concedidos porque las gentes no los piden”. Y añadió: “Muchas gracias y ayudas celestiales no se obtienen porque no se piden”.
Después de las apariciones de Nuestra Señora, la joven Catalina vivió el resto de sus años escondida y desconocida de todos. Muchísimas personas fueron informadas de las apariciones y mensajes que la Virgen Milagrosa hizo en 1830. Ya en 1836 se habían repartido más de 130,000 medallas. El Padre Aladel, confesor de la santa, publicó un libro narrando lo que la Virgen María había venido a decir y prometer, pero sin revelar el nombre de la religiosa que había recibido estos mensajes, porque ella le había hecho prometer que no diría a quién se le había aparecido. Y así mientras esta devoción se propagaba por todas partes, Catalina seguía en el convento barriendo, lavando, cuidando las gallinas y haciendo de enfermera, como la más humilde e ignorada de todas las hermanitas, y recibiendo frecuentemente maltratos y humillaciones.
En 1842 sucedió un caso que hizo mucho más popular la Medalla Milagrosa y sucedió de la siguiente manera: el rico judío Ratisbona, fue hospedado muy amablemente por una familia católica en Roma, la cual como único pago de sus muchas atenciones, le pidió que llevara por un tiempo al cuello la medalla de la Virgen Milagrosa. Él aceptó esto como un detalle de cariño hacia sus amigos, y se fue a visitar como turista el templo, y allí de pronto frente a un altar de Nuestra Señora vio que se le aparecía la Virgen María y le sonreía. Con esto le bastó para convertirse al catolicismo y dedicar todo el resto de su vida a propagar la religión católica y la devoción a la Madre de Dios. Esta admirable conversión fue conocida y admirada en todo el mundo y contribuyó a que miles y miles de personas empezaran a llevar también la Medalla de Nuestra Señora. Quedando evidente que la medalla no consigue los favores de Dios, porque es un metal muerto; sino nuestra fe y la demostración de cariño que le hacemos a la Virgen María, llevando su sagrada imagen.
Desde 1830, fecha de las apariciones, hasta 1876, fecha de su muerte, Catalina estuvo en el convento sin que nadie se le ocurriera que ella era a la que se le había aparecido la Virgen María para recomendarle la Medalla Milagrosa. En los últimos años obtuvo que se pusiera una imagen de la Virgen Milagrosa en el sitio donde se le había aparecido, y al verla, porque es una imagen hermosa, ella exclamó: “Oh, la Virgencita es muchísimo más hermosa que esta imagen”.
Al fin, ocho meses antes de su muerte, fallecido ya su antiguo confesor, Catalina le contó a su nueva superiora todas las apariciones con todo detalle y se supo quién era la afortunada que había visto y oído a la Virgen. Por eso cuando ella murió, todo el pueblo se volcó a sus funerales, porque quien se humilla será enaltecido.
Poco tiempo después de la muerte de Catalina, fue llevado un niño de 11 años, inválido de nacimiento, y al acercarlo al sepulcro de la santa, quedó instantáneamente curado.
En 1947 el Papa Pío XII declaró santa a Catalina Labouré, quedando confirmada la verdad de las apariciones de la Virgen.

San Andre Bessette CSC

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San Andre Bessette

Por Carmen Elena Villa- ZENIT
Andre Bessette nació en 1845 en una población llamada Mont-Saint-Grégorie, ubicada a 40 kilómetros de Montreal en Canadá, en el seno de una familia de clase obrera. El pequeño tenía tantas complicaciones de salud que sus padres quisieron bautizarlo el día mismo que nació pensando que no sobreviviría. Pero murió 91 años más tarde…
Quedó huérfano de padre cuando tenía 9 años y de madre cuando tenía 12 por lo que, tanto él como sus 11 hermanos quedaron bajo el cuidado de su tía Rosalie Nadeau y de su esposo Timothée.
“María y José se convirtieron en sus padres adoptivos”. indicó el padre Lasciabell. “Este período le permitió al hermano Andre consolidar fuertemente su relación con Dios en lugar de alejarse, por los lamentables acontecimientos de su vida”, aseguró.
Tenía 20 años cuando viajó a Estados Unidos junto con un grupo de inmigrantes para trabajar en el sector textil. En 1967 regresó a Canadá para realizar otras labores.
Y fue cuando su párroco quiso enviarlo a la congregación de la Santa Cruz donde inicialmente fue rechazado por sus los problemas de salud que continuaron a lo largo de su vida. Por ello el obispo de Montreal monseñor Ignace Bourget pidió que reconsideraran la decisión y Alfred fue aceptado en 1872.
Más que un portero
El hermano Bessette fue designado como portero del colegio de Nuestra Señora de las Nieves cerca de Montreal. También realizaba otros trabajos ocasionales. Pero él quiso hacer de esta, una labor que fue más allá de abrir la puerta: “Él recibía a los visitantes y a sus parientes. El prójimo se convirtió así en una realidad importante para el hermano Andre”, dijo su vicepostulador.
Su vida espiritual, sus palabras sencillas pero llenas de sentido hicieron que cada vez más gente hablara del portero de aquel colegio. Muchos enfermos iban a pedirle consuelo, oraciones y consejos: Él sabía que no se puede amar verdaderamente a Dios sin amar al prójimo ni amar a los demás sin reconocer la presencia de Dios en ellos”, aseguró su vice postulador.
“Una multitud diaria de enfermos, afligidos y pobres de todos los tipos, de discapacitados y de heridos por la vida encontraban en él, sentado en la portería del colegio, acogida, escucha, apoyo y fe en Dios”, dijo el papa Juan Pablo II durante la homilía de su beatificación en mayo de 1982. El hermano Bessette a todos les daba el mismo consejo: buscar la intercesión de San José, orar y acudir a los sacramentos.
Él decía a los enfermos que se ungieran con el óleo de la lámpara que había en una capilla que tenía el nombre del santo. Muchos fieles que lo hacían quedaban curados a pesar de que médicamente no tuvieran ninguna esperanza. Algunos comenzaron a decir que este religioso hacía milagros. Él insistía que el responsable de estas curaciones era San José. Y por ello en 1904 tuvo la iniciativa de construir un santuario en su honor.
El hermano Bessette comenzó a reunir un número cada vez más grande de seguidores pero su vida provocó también algunas reacciones adversas. Entre ellos el doctor Josep Charette quien ridiculizaba sus actitudes. Un día su esposa tuvo una fuerte hemorragia nasal que no podía detenerse de ningún modo. Ella pidió ser llevada donde este religioso pero el médico rehusó. “¿Dices que me amas y serías capaz de hacerme morir desangrada?”, le dijo su mujer. Charette se dirigió donde Bessette quien le respondió: “Doctor, regrese a casa que la hemorragia se ha detenido” y así fue.
En 1924 se culminó la construcción del oratorio dedicado al Santo Custodio: “El hermano Andre no fue sólo el constructor de un edificio de piedras sino de una comunidad cristiana viviente. Se convirtió en un notable unificador “, señaló el padre Mario.
El hermano Bessette murió en 1937. “Nunca traje al hermano André una persona enferma sin que regresara contenta a su casa. Algunos eran curados. Otros morían algún tiempo después, pero el Hermano Andre los consolaba”, decía uno de sus amigos.
“Más de un millón de personas fueron a rendirle homenaje a pesar de que sus funerales se celebraron con muy mal tiempo invernal. Y aún hoy, más de dos millones y medio de peregrinos y de visitadores vienen cada año al oratorio de San José en el monte Royal”, señala el padre Lasciabell.
“En una época difícil para la Iglesia canadiense, los creyentes de este país se alegran de constatar que Dios está entre ellos y que esto manifiesta signos inequívocos de su presencia”, concluye el vicepostulador del hermano Bessette.

Año de la fe en Taiwan

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Misiones

Con un evento en el parque público de la ciudad de Tai Nan para presentar las actividades y la organización de la Iglesia Católica, se ha inaugurado oficialmente el Año de la fe en la diócesis de Tai Nan de la isla de Taiwán. Según la información enviada a la Agencia Fides, parroquias, institutos misioneros, asociaciones, escuelas, la casa editorial de la diócesis, han montado una feria para presentar la fe católica y el servicio que realiza la Iglesia.
Más de 3,000 fieles han participado en la iniciativa, que se ha prolongado durante todo el fin de semana. Monseñor Bosco Lin Ji Nan, obispo diocesano, ha presidido la misa en el parque para la apertura del Año de la fe. Las autoridades civiles han asistido al evento reconociendo públicamente la contribución de la Iglesia a la sociedad, especialmente en el servicio a los ancianos, a los pobres, a los niños discapacitados, confirmando que la Iglesia “no sólo ama Tai Nan, sino a todo Taiwán”.

Monseñor BoscoEn esta ocasión Monseñor Lin ha entregado un premio a los voluntarios y religiosos que han servido a la Iglesia con una dedicación especial. También se recibió la visita de Monseñor Peter Liu, Arzobispo de Kaohsiung, para traer “la amistad de la diócesis hermana” y “para vivir la experiencia de esta maravillosa iniciativa”.
Taipei
“Contribution by Catholic Higher Education to Sustainable Development in Modern World: From Service Learning to Social Enterpreneurship” ha sido el tema de la 20° Conferencia Anual de la Asociación de Universidades Católicas del Sudeste asiático y del Extremo Oriente (The Association of Southeast and East Asian Catholic Colleges and Universities – ASEACCU), celebrada del 23 al 26 de agosto en Wenzao Ursuline Colleges de la diócesis de Kao Hsiung, en Taiwán.
TaiwanSegún la información enviada a la Agencia Fides, 150 estudiantes y profesores provenientes de 44 universidades católicas, de 9 países y regiones han participado en el encuentro, que ha sido organizado en paralelo para los alumnos y para los profesores. Es la primera vez que se celebra un encuentro de este tipo en la diócesis de Kao Hsiung, y es la tercera vez en Taiwan. Monseñor Peter Liu, Arzobispo de la diócesis, ha presidido la solemne Misa de apertura; Monseñor Paul Russell, encargado de los asuntos de la Santa Sede, ha transmitido un saludo de la Santa Sede a los participantes, fomentando una mayor conciencia de la misión de las universidades católicas, “para que asuman la misión de llevar a las personas a conocer a Jesús”.
The Association of Southeast and East Asian Catholic Colleges and Universities (ASEACCU) es una organización regional que acoge a las universidades católicas del sudeste de Asia y del extremo Oriente con el fin de promover la educación católica de alta calidad, ayudando a apoyar a la Iglesia local. Además, la asociación también promueve el diálogo internacional del mundo de la educación con seminarios de formación, conferencias, charlas, así como talleres para estudiantes y profesores. En la actualidad la Asociación está compuesta por 70 Institutos o Universidades Católicas del sudeste asiático y del extremo Oriente que en sus encuentros anuales discuten sobre temas estrictamente relacionados con la educación católica.
Catedral de TaiwanHistoria de la Iglesia Católica en Taiwan
En mayo de 1859, los religiosos dominicos españoles Fernando Sainz Morales, José Dutras y Angel Bofurul, acompañados por cinco catequistas laicos chinos; desembarcaron en Kaohsiung, llamada entonces Takao (Mataperros), y procedieron a erigir la primera iglesia construida en la “Isla Hermosa”, hoy Catedral del Santo Rosario de Kaohsiung.
Posteriormente, los religiosos observaron que la mayoría de los creyentes que acudían a la iglesia en Takao provenían de Wanchin. Por esa razón, en marzo de 1861, el padre Fernando Sainz Morales, junto con un catequista y un creyente local, se internaron para llegar al actual poblado de Wanchin, situado a 60 kilómetros al sur de Takao, en el actual distrito de Pingtung. Allí, iniciaron las obras para la construcción de la actual Basílica de la Inmaculada en Wanchin, declarada monumento histórico.
El acontecimiento que ocurrió hace más de 150 años es considerado por la comunidad católica de Taiwan como el inicio de su evangelización de la isla. Estrictamente hablando, se trataría de la segunda evangelización de Taiwan, ya que los primeros intentos de actividad misionera en la isla fueron en 1625, pero la misión fue clausurada con la llegada de la dinastía Ching (Qing) y el recobro de la isla de manos de los gobernantes pro-Ming.
Para conmemorar esta solemne ocasión, se realizó una serie de actos durante el transcurso del año pasado. Los mismos incluyeron el recorrido de una imagen de la Virgen por casi todas las parroquias de la isla. Se trata de la imagen de la Inmaculada Concepción que está consagrada en la Basílica Menor de Wanchin.
En agosto, un grupo de 40 católicos de Wanchin viajaron a Tarazona, España, para visitar la ciudad natal del religioso Sainz Morales, quien nació allá en 1832. Los fieles estuvieron acompañados del obispo de Kaohsiung, monseñor Peter Liu; así como por dos frailes dominicos españoles, misioneros en Taiwan, Rubén Martínez y Miguel Ángel Sanromán.
También se realizó un intercambio ecuménico caracterizado por varios encuentros de oración y diálogo interreligioso, involucrando a católicos, protestantes y budistas.
Las actividades del jubileo culminaron en la tarde del 21 de noviembre pasado con un acto solemne en el Estadio de Linkou, distrito de Taipei, en el que participaron más de 20 mil fieles. El Papa Benedicto XVI designó al Cardenal Jozef Tomko, prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, como su enviado especial en estos actos.
En un siglo y medio, la Iglesia Católica creció de un puñado de creyentes hasta contar en la actualidad con más de 250 mil fieles. Además, cuenta con 724 iglesias, 5 universidades, 29 colegios secundarios, 11 escuelas primarias, así como un total de 166 jardines de infantes, hospitales, asilos y centros para cuidado de personas con impedimentos físicos y mentales. Su presencia es particularmente notoria entre las poblaciones aborígenes y en las áreas rurales.
Sin embargo, la labor misionera en la isla no fue una tarea fácil. Al inicio, hubo mucha resistencia por parte de los pobladores, quienes habían traido consigo sus creencias religiosas desde China y veían con ojos sospechosos esta nueva religión foránea que constituía una potencial amenaza, tanto al budismo como al taoísmo.
Por ejemplo, cuando se estableció el primer asentamiento católico en Wanchin, los pobladores hakkas que vivían cerca se sintieron muy molestos por la iglesia, que ganaba cada vez más adeptos y condenaba las prácticas paganas que tenían dichos pobladores.
En consecuencia, ese puñado de primeros católicos en Taiwan sufrió de discriminación, saqueos, persecusiones y enfrentamientos violentos con los locales. Rigurosamente hablando, no hubo mártires en Taiwan, dentro del sentido concreto de perseguir a la gente, torturarla o matarla, pero sí quemaban iglesias. El esfuerzo misionero en esos primeros días fue una labor terriblemente dura, ya que aparte del clima inclemente y la dificultad del lenguaje, los misioneros podían lograr una pequeña comunidad cristiana sólo tras muchos esfuerzos Por lo general, cada vez que construían una pequeña capilla, los locales la quemaban en la primera oportunidad.
Frente a esta situación, muchas veces recurrían religiosos y fieles a reunirse en la casa de alguna familia. A veces, incluso rodeaban y quemaban dicha casa. A pesar de estas dificultades, la fe de los creyentes se fue reforzando y comenzó a crecer la comunidad católica, aunque a pasos muy lentos.
Durante la ocupación japonesa (1895-1945), la Iglesia Católica en Taiwan quedó bajo la dirección de un Prefecto Apostólico japonés, y sus fieles tuvieron las mismas restricciones a que se enfrentaron las otras sectas religiosas ante el esfuerzo japonés de implantar el shintoísmo.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial y concluir la ocupación japonesa, se reintegró la Prefectura de Taiwan a manos del clero local. En diciembre de 1949, Taiwan fue dividida en dos prefecturas.
El auge del catolicismo en la isla se produjo después de la caída del territorio continental chino en manos de los comunistas y el subsecuente traslado del Gobierno Central a Taiwan. Durante el período 1953-1963, el número de creyentes aumentó rápidamente, de 27 mil a más de 300 mil miembros. Después de esa década de auge, la Iglesia Católica se ha enfrentado a un período de estancamiento en su desarrollo.
El súbito crecimiento del catolicismo en los años cincuenta puede ser atribuido a la inestabilidad política y social que se vivía en la isla; así como el atraso económico general. Indudablemente, la caída del territorio continental en 1949 tuvo un impacto en el desarrollo de la Iglesia en la isla.
Entre los que huyeron hacia Taiwan se encontraban muchos miembros del clero, reforzando de esta manera la actividad evangelizadora.
Por otro lado, el trauma de la huida del territorio continental y de presenciar la sangrienta guerra civil, predispuso a muchos de los ciudadanos locales a buscar el consuelo religioso.
Además, el súbito aumento de los miembros del clero católico permitió la expansión del esfuerzo misionero hacia las regiones más apartadas y remotas en Taiwan. El mismo tuvo un impacto particularmente efectivo entre las poblaciones aborígenes, a quienes se le había prohibido la evangelización durante la ocupación japonesa. De hecho, el cristianismo se ha convertido ahora en la religión predominante en las poblaciones aborígenes de la isla.
Para subsistir y seguir creciendo, la Iglesia Católica ha pasado por el proceso sincretista que ha tenido la mayoría de las otras religiones principales en China, aunque en menor grado e intensidad. Por ejemplo, la Iglesia permite ahora la veneración de los antepasados, un aspecto esencial e indispensable del confucianismo, la doctrina normativa que rige en la vida del pueblo chino.
En un esfuerzo de popularización, muchas iglesias en Taiwan colocan ahora un pequeño altar lateral para honrar a los fallecidos de la parroquia, con el fin de que los fieles locales puedan cumplir con su obligación de recordar la memoria de sus antepasados.
Virgen MaríaLas imágenes también han pasado por una ligera metamorfosis para adquirir rasgos más identificados con la población local. Si bien no existen apariciones de la Virgen María en territorio chino, muchas estatuas de la Madre y Maestra de la Iglesia se diseñan ahora con un toque específicamente oriental.
Otro aspecto importante que ha venido a reforzar la fe católica en Taiwan ha sido la masiva inmigración de trabajadores filipinos en los últimos años. Se estima que unos cien mil filipinos católicos residen actualmente en la isla, lo cual constituye una nueva inyección de vida a las actividades de la Iglesia.
En las principales ciudades, incluso hay parroquias que celebran misas en tagalog dentro de su horario fijo. Algunas festividades típicas de las Filipinas, como sería la Festividad del Santo Niño, se celebran ahora en Taiwan, con la asistencia casi exclusiva de los miembros de la comunidad filipina residente en la isla.
Aparte de su labor apostólica, la Iglesia Católica también ha hecho sentir su presencia en Taiwan a través de sus obras sociales, en la forma de orfanatos para niños desamparados, asilos para ancianos, hospitales y escuelas para los pobres. En este sentido, el catolicismo carece de los enormes recursos humanos y materiales que tienen los otros credos. Por ejemplo, organizaciones budistas como la Fundación Tzu Chi, disponen de gigantescas reservas monetarias que provienen de las donaciones de sus seguidores. Sin embargo, la labor social que realizan es muy superficial comparada con aquélla de las instituciones católicas. En este sentido, la Iglesia Católica hace un esfuerzo realmente extraordinario para extender su mano caritativa a todos los necesitados en la isla.
Los tiempos de intranquilidad social, dificultades económicas y depresión social son precisamente el momento donde la gente siente la necesidad del consuelo. En la actual sociedad afluente de Taiwan, la Iglesia busca otros medios con el fin de crear oportunidades para reforzar y seguir creciendo en su experiencia evangelizadora.
Fuente: Agencia Fides.

Siete nuevos santos

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Beato Pedro

El papa Benedicto XVI proclamó santos a siete beatos en la Plaza San Pedro, destacando el “coraje heroico” de esos evangelizadores, en momentos en que la Iglesia católica busca impulsar una nueva evangelización.
En su homilía en diferentes idiomas y ante unos 80,000 fieles, el Papa citó el ejemplo de cuatro santas -entre las cuales por primera vez una mujer amerindia, Kateri Tekakwitha- y tres santos que “vivieron consagrados a Dios y al servicio generoso de sus hermanos”.
Bajo el sol, una multitud muy internacional de fieles se reunió ante la basílica adornada con grandes retratos en las tapicerías de los canonizados del día. El feliz auditorio de todas las edades agitaba banderas filipinas, italianas, bávaras, estadounidenses, españolas y francesas.
En este inicio de “Año de la fe” que el Papa inauguró el 11 de octubre, y cuando está en curso un sínodo de los obispos sobre la “Nueva Evangelización” en el Vaticano, las cuatro santas y tres santos son a la vez un símbolo de evangelización y de compromiso social.
Tras la ceremonia, durante la oración del Angelus, el Papa confió a la Virgen María “los misioneros hombres y mujeres, los sacerdotes, los religiosos y los laicos que en todas partes del mundo siembran la buena semilla del Evangelio”.
Benedicto XVI, de 85 años, recorrió en coche, con aspecto cansado pero feliz, la plaza repleta por la multitud, que le saludaba calurosamente.
Kateri TekakwithaAl menos 1,500 peregrinos canadienses, en su gran mayoría amerindios, asistieron a la canonización de Kateri Tekakwitha (1656-1680), conocida como “el Lirio de los Mohawks”. Es la primera santa de las tribus amerindias de Norteamérica, durante mucho tiempo oprimidas.
“Kateri nos impresiona por la acción de la gracia de su vida, en ausencia de apoyos exteriores, y por su coraje en su vocación tan particular. En ella se enriquecen fe y cultura. Que su ejemplo nos ayude a vivir allí donde estemos, sin renegar de quienes somos”, declaró el Papa.
Una pareja de estadounidenses, Daniel, de 65 años, y Magdalena, de 67, vinieron desde Nuevo México por Kateri: “Mis antepasados vinieron con los Conquistadores de España. Hubo abusos en todas parte. Más de 400 tribus indias han sido reconocidas por el gobierno estadounidense, otras todavía no lo han sido y hay problemas de territorio”, subrayó Magdalena.
Junto a ella, también fueron canonizadas María del Carmelo Selles(1848-1911), española y fundadora de la Congregación Hermanas de la Inmaculada Concepción, que trabajó con jóvenes desfavorecidas y prostitutas, así como la bávara Anna Schaffer (1882-1925). Gravemente quemada y en cama toda su vida, desempeñó un papel clave en la evangelización. “Desde su cama, ha curado a los demás”, subrayó Ingrid, de 24 años, que encabezaba un grupo de fieles bávaros.
Otra figura célebre en Norteamérica es la franciscana de origen alemán Mariana Cope (1838-1919), un “ejemplo luminoso y enérgico” que estableció un sistema de cuidados para los leprosos en Hawai. Miles de estadounidenses oriundos de Hawai también se desplazaron hasta la Santa Sede. Muchos participaron el viernes en los jardines del Vaticano en una fiesta, con cantos tradicionales, en honor a esta religiosa.
En la multitud, filipinos, venidos desde Roma o desde su país de origen, festejaban a Pedro Calungsod (1854-1672), un catequista de 17 años martirizado en Guam. “Estamos orgullosos de ser filipinos”, indicó un fiel a la AFP.
El Papa deseó que el ejemplo del santo jesuita francés y malgache, Jacques Berthieu, que murió ejecutado en 1896 en Madagascar por rebeldes del movimiento Menalamba, “ayuda a numerosos cristianos perseguidos debido a su fe”. “Que su intercesión tenga frutos para Madagascar y el continente africano”, dijo.
Benedicto XVI distinguió también al religioso que ayudó a jóvenes obreros de la revolución industrial italiana de finales del XIX, el padre italiano Giovanni Battista Piamarta (1841-1913).
Estas nuevas canonizaciones elevan a 44 los santos proclamados por Benedicto XVI desde el inicio de su pontificado en 2005.
Fuente: Agencia de Noticias AFP.

Santa Josefina Bakhita

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Santa Josefina Bakhita
Josefina Bakhita nació en Darfur- Sudán (1869). Fue una religiosa canossiana sudanesa nacionalizada italiana.
Estando en Sudán, el diplomático Callisto Legnani la compró en calidad de esclava con el propósito de devolverle su libertad. Cuando Legnani debió regresar a su país, Bakhita decidió acompañarlo, y llegando a Génova, fue transferida a la localidad de Zianigo, al servicio de la familia Michielo, y posteriormente pasó a la Congregación de Hijas de la Caridad de Santa Magdalena de Canossa- Venecia, donde recibió los primeros sacramentos del catecumenado, el 9 de enero de 1890, y fue bautizada con el nombre de Josefina. El 8 de diciembre de 1896, ingresó a las Hermanas Canossianas, tomando como nombre religioso, el de Sor Josefina.
Josefina Bakhita se destacó no sólo por su piedad y su amor a Cristo y la Eucaristía, sino también por su servicio social por los más pobres y desamparados, por lo que fue llamada la Madre Moretta (la madre morena).
Murió en el convento canossiano de Schio, en 1947, a la edad de 78 años, y sus restos incorruptos fueron sepultados bajo el altar de la la iglesia de dicho convento. Fue beatificada en 1992 y canonizada en Roma, por el Papa Juan Pablo II, en octubre del 2000.
El ejemplo de su vida fue usado por el Papa Benedicto XVI en la encíclica Spe salvi para hablar de esperanza.

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Sínodo sobre la nueva evangelización

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Benedicto XVI
Por José Luis Restán- Revista Ecclesia Digital
“Detrás del silencio del universo, detrás de las nubes de la historia, ¿hay o no hay un Dios? Y si lo hay ¿nos conoce?, ¿tiene que ver con nosotros? ¿Es un Dios bueno y la realidad del bien tiene poder en el mundo o no?” Con estas palabras pronunciadas mirando a la cara a los padres sinodales, Benedicto XVI ha sacudido literalmente el comienzo del debate sinodal sobre la Nueva Evangelización. Estas preguntas, ha dicho el Papa, son tan actuales hoy como ayer. Quizás hoy están teñidas de una amargura plomiza como en pocos periodos de la historia. Y ante la inquietud que crece, muchos contemporáneos se atormentan: ¿por qué este Dios que nuestro corazón busca e intuye, no se deja oír?
¡Así se comienza un Sínodo! La Iglesia entera debe acoger esta zozobra, como ha hecho el Papa, para poder decir a los hombres con autoridad: sí, Dios ha hablado, nos conoce y nos ama, ha entrado en la historia; Jesús es su palabra, el Dios con nosotros, que sufre con nosotros hasta la muerte y resucita. Para que esta realidad que nutre las venas de la Iglesia cada segundo de su existencia llegue al corazón de los hombres, el Papa señala tres pasos fundamentales. Primero la oración, que nace del hecho de que no somos los hombres los que hemos pensado y construido la Iglesia. “Los apóstoles no han empezado la Iglesia con la forma de una Asamblea Constituyente que debía elaborar la Constitución; sólo por iniciativa de Dios podía nacer la Iglesia, y también hoy el inicio tiene que venir de Dios”. De ahí la necesidad dramática de la oración, para implorar que hoy de nuevo, Él actúe.
El segundo paso lo ha designado Benedicto XVI con la palabra latina “confessio”, que va más allá de la mera profesión de la fe. Confesar la fe nos hace pensar en afirmarla delante de un tribunal, delante de los ojos del mundo, sabiendo que puede costarnos caro, más aún, que el precio puedes ser la propia vida. Pero esta confesión de la fe no es cosa de algunos momentos dramáticos, requiere un hábito que la haga visible en lo cotidiano. A esta forma visible de la fe el Papa la ha denominado “caritas”. “La caridad es la gran fuerza que debe arder en el corazón de un cristiano, la llama que alimenta el incendio del Evangelio en torno a él”. Con una intensidad que hace pensar en la predicación primera de los apóstoles, Benedicto XVI ha encendido la llama de este Sínodo apenas comenzado: “la fe debe convertirse en una llama de amor que realmente encienda nuestro ser, debe convertirse en la gran pasión de nuestro ser y así podrá encender al prójimo: esta es la esencia de la evangelización”.

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