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Factor religioso como fenómeno humano

Orientaciones pastorales

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Secretario General del Sinodo

Por Sandro Magister
La homosexualidad ha sido uno de los temas más controvertidos en el reciente sínodo extraordinario sobre la familia, como prueba la diferencia abismal entre el parágrafo dedicado a ella en la “Relatio” final y los tres parágrafos de la anterior “Relatio”, elaborada en la mitad de la discusión.
“Relatio” final:
“55. Algunas familias viven la experiencia de tener en su interior personas con orientaciones homosexuales. Al respecto nos hemos interrogado sobre qué atención pastoral es oportuna frente a esta situación, refiriéndonos a lo que enseña la Iglesia: ‘No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia’. Sin embargo, los hombres y las mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza. ‘Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta’ (Congregación para la Doctrina de la Fe, “Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales”, n. 4)”.
“Relatio post disceptationem”:
“50. Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos. ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo, aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?
“51. La cuestión homosexual nos interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realísticos de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual: por lo tanto se presenta como un importante desafío educativo. La Iglesia, por otra parte, afirma que las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer. Tampoco es aceptable que se quieran ejercitar presiones sobre la actitud de los pastores o que organismos internacionales condicionen ayudas financieras a la introducción de normas inspiradas a la ideología gender.
“52. Sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas. Además, la Iglesia tiene atención especial hacia los niños que viven con parejas del mismo sexo, reiterando que en primer lugar se deben poner siempre las exigencias y derechos de los pequeños”.
Primero por el cardenal relator Péter Erdö y luego por el presidente delegado Raymundo Damasceno Assis, fue señalado como autor material de estos tres parágrafos el secretario especial del sínodo Bruno Forte, a quien el papa Francisco quiso en este rol. 
Pero también es indicativa la prehistoria de estos parágrafos. Dos de los tres padres sinodales que en el aula habían planteado el argumento – ellos solos sobre casi doscientos presentes – han apoyado efectivamente sus argumentaciones sobre afirmaciones del papa Jorge Mario Bergoglio.
El arzobispo de Kuching, John Ha Tiong Hock, presidente de la Conferencia Episcopal de Malasia, Singapur y Brunei, se remitió al pasaje de la entrevista de Francisco en “La Civiltà Cattolica”, en la cual el Papa pide a la Iglesia que madure y reformule sus propios juicios sobre la comprensión que el hombre de hoy tiene de sí mismo – también en materia de homosexualidad, ha especificado el arzobispo – con la misma disposición al cambio que había mostrado en el pasado, al mutar radicalmente sus propios juicios sobre la esclavitud:
> Papa Francisco. Entrevista exclusiva
Esta entrevista había sido recogida y publicada en setiembre del 2013 por el director de “La Civiltà Cattolica”, el jesuita Antonio Spadaro, quien también transcribió y publicó en la misma revista, en enero del 2014, una entrevista llevada a cabo en el anterior mes del noviembre entre el Papa y los superiores generales de las órdenes religiosas:
> “Svegliate il mondo!”
Y es de esta segunda entrevista que el padre Spadaro – nombrado personalmente por Francisco miembro del sínodo – retomó en el aula las palabras textuales del Papa respecto a una niña adoptada por dos mujeres lesbianas, para solicitarle a la Iglesia una renovada y obligada “escucha y discernimiento” de situaciones de este tipo.
El padre Spadaro, desobedeciendo las órdenes de la secretaría general del sínodo, luego hizo pública su intervención en el aula:
> Intervento di p. Antonio Spadaro S.I.
La “Relatio post disceptationem”, en los tres parágrafos dedicados a la homosexualidad, retomó y desarrolló ulteriormente lo dicho en el aula por el arzobispo malasio, por el padre Spadaro y por el cardenal Christoph Schönborn, el tercero que intervino sobre el tema.
Pero la posterior discusión en el sínodo hizo pedazos los tres parágrafos y de ellos no confluyó prácticamente nada en la “Relatio” final, que sobre la homosexualidad se limita a remitir a lo que ya está dicho por el Catecismo de la Iglesia Católica y por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Luego de dos semanas de acalorada discusión en el sínodo, pareció que la discusión ha retornado al punto de partida.
¿Pero cuál es este punto de partida, más allá de las magras indicaciones de la “Relatio”? Es decir, ¿cuál es la lectura que el magisterio y la teología moral católica, en sus sedes oficiales, ofrecen de la cuestión de la homosexualidad?
Desde el punto de vista teológico y filosófico, el artículo que sigue es una nítida fotografía de la visión clásica en la materia, sobre las huellas trazadas por santo Tomás de Aquino.
El autor es Martin Rhonheimer, suizo, sacerdote del Opus Dei, profesor de Ética y Filosofía Política en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma.
SOBRE EL CARÁCTER NO RAZONABLE DE LOS ACTOS HOMOSEXUALES
Por Martin Rhonheimer

Quiero profundizar aquí la idea central de la “verdad de la sexualidad”, es decir, la idea que la sexualidad humana posee su verdad propia que, sin desvalorizar la bondad intrínseca como vivencia afectiva y sensual, la trasciende y la integra en el conjunto de la dimensión espiritual de la persona humana. […] 
La verdad de la sexualidad es el matrimonio. Es la unión entre personas en las que la inclinación es vivida como elección preferencial – “dilectio” – y en la que se convierte en amor, donación mutua, comunión indisoluble, abierta a la transmisión de la vida y amistad en vistas de una comunidad de vida que perdura hasta la muerte. Así, en este contraste preciso – el contexto de la castidad matrimonial que incluye el bien de la persona y se trasciende hacia el bien de la especie humana – es que la vivencia sexual, también en sus dimensiones afectivas, impulsivas y sensuales se presenta también como auténtico “bonum rationis”, como algo intrínsecamente razonable y bueno para la razón. […]
Los actos sexuales – a saber, la cópula carnal – y la vivencia sexual, en cuanto actos razonables, son entonces necesariamente y por su propia naturaleza expresión de un amor en el contexto de la transmisión de la vida.
Por el contrario, una actividad sexual que excluya por principio tal contexto, tanto en modo intencionalmente buscado (como en el caso de la anticoncepción referida a actos heterosexuales) como en modo “estructuralmente” dado (tal es el caso de los actos homosexuales) no es un bien para la razón, precisamente como sexualidad y como vivencia sexual. Se pone a nivel de un mero bien de los sentidos, de una afectividad truncada, estructuralmente reducida al nivel sensual, instintivo e impulsivo.
Tal reducción sensual del amor y de la afectividad es también lógicamente posible en el caso de los actos heterosexuales, también más allá del caso de la anticoncepción, y en el matrimonio. Pero en el caso de la homosexualidad esa reducción no es solamente intencional y voluntariamente buscada, sino “estructural”, dada por el hecho mismo que se trata de personas del mismo sexo, que por motivos biológicos y por su misma naturaleza no pueden ser procreativos. 
La causa última de este tipo de reducción está en el hecho que se trata – sobre la base de las elecciones conscientes y libres – de una sexualidad sin obligación o sin “misión”, de una inclinación sensual que no se trasciende hacia un bien humano inteligible por encima de la sola vivencia sensual. La experiencia – también la de los homosexuales practicantes, muchas veces tan dolorosa – lo confirma. […]
En el caso de la homosexualidad, la separación entre sexualidad y procreación es entonces estructural. Por eso se trata también de actos estructuralmente no razonables y, en consecuencia, moralmente no justificables por su misma naturaleza. Son lo que tradicionalmente los moralistas llaman un pecado “contra naturam”, aunque en el horizonte de una afectividad orientada hacia la satisfacción del impulso sensual esos actos pueden parecer razonables y justificables y, al menos por un cierto tiempo, pueden ser subjetivamente vividos como tales.
La amplia cultura hodierna de separación entre sexualidad y procreación torna cada vez más difícil la comprensión de la intrínseca no-razonabilidad de los actos homosexuales. Esta cultura, favorita a nivel global por el fácil acceso a los medios anticonceptivos y ahora convertida en algo normal, es el carácter distintivo de esa “revolución sexual” que es también una verdadera y auténtica revolución cultural. Una de las consecuencias de esta revolución es que el matrimonio es cada vez menos entendido como proyecto de vida y más concretamente como proyecto con una trascendencia social, vale decir, capaz de unir a dos personas que miran al futuro y que tienen como objetivo común el de constituir una familia que persista en el tiempo.
En este sentido, las uniones homosexuales no pueden definirse como familias, aun cuando en su seno se encuentren niños adoptados o “hechos” mediante modalidades de tecnología reproductiva. Esas “familias” formadas por parejas del mismo sexo no son más que una imitación de lo que es la verdadera familia: un proyecto realizado por dos personas mediante su amor, su don recíproco en la totalidad de su ser corpóreo y espiritual. Las “familias” de parejas homosexuales no podrán realizar jamás este proyecto, ya que el amor que está a la base de estas uniones – a saber, los actos sexuales que pretenden ser actos de amor esponsal – es estructural y necesariamente infecundo, dada su propia naturaleza.
Por cierto, es diferente el caso de una pareja heterosexual que por razones que son independientes de la voluntad de ambos partner no puede tener hijos y por esta razón adopta uno o más niños. En este caso, en efecto, su unión es por su propia naturaleza – vale decir, estructuralmente – de tipo generativo. Por esta razón es que cambia también la estructura intencional y el carácter moral del acto de adopción: éste adquiere el valor de una realización alternativa de algo para lo cual la unión conyugal está predispuesta por naturaleza, y solamente impedida por “accidens”. La no-fecundidad es entonces “praeter intentionem” y no entra en la valoración moral. Así el acto de adopción puede participar en la estructura de fecundidad intrínseca del amor matrimonial.
No se puede decir lo mismo en el caso de una pareja formada por personas del mismo sexo. En este caso, la infecundidad es estructural y es asumida intencionalmente a través de la libre decisión de formar justamente este tipo de unión. Aquí no existe ningún nexo entre el amor matrimonial y la adopción, ya que el primero (el amor matrimonial que incluye la apertura a la dimensión procreativa) está totalmente ausente. Por eso el acto de adopción en una unión homosexual es pura imitación – un acto falso – de aquello para lo cual el matrimonio está predispuesto por su propia naturaleza.
Una última observación: todo juicio sobre la homosexualidad, su intrínseca no razonabilidad e inmoralidad, se refiere obviamente sólo y únicamente a los actos sexuales entre personas del mismo sexo. Pero no se trata de un juicio sobre la mera disposición a tales actos que, aunque se la considere no razonable, no tiene carácter de error moral, en la medida en que esa disposición no es apoyada.
Y mucho menos se trata de un juicio sobre las personas con tendencias homosexuales, sobre su dignidad y su valor moral, el cual puede ser puesto en discusión solamente por la práctica de actos homosexuales y por la elección de un respectivo estilo de vida, libremente elegido como bien, porque constituiría una elección moralmente equivocada y por eso mala, capaz de alejar del verdadero bien humano.
Por el contrario, un homosexual que se abstenga de la práctica de actos homosexuales puede vivir la virtud de la castidad y todas las otras virtudes, llegando también al más elevado nivel de santidad.
El texto íntegro de la “Relatio” final:
> Relatio Synodi

Mensaje del Sínodo de los Obispos sobre la Familia

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Los Padres Sinodales, reunidos en Roma junto al Papa Francisco en la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, nos dirigimos a todas las familias de los distintos continentes y en particular a aquellas que siguen a Cristo, que es camino, verdad y vida. Manifestamos nuestra admiración y gratitud por el testimonio cotidiano que ofrecen a la Iglesia y al mundo con su fidelidad, su fe, su esperanza y su amor.
Nosotros, pastores de la Iglesia, también nacimos y crecimos en familias con las más diversas historias y desafíos. Como sacerdotes y obispos nos encontramos y vivimos junto a familias que, con sus palabras y sus  acciones, nos mostraron una larga serie de esplendores y también de dificultades.
La misma preparación de esta asamblea sinodal, a partir de las respuestas al cuestionario enviado a las Iglesias de todo el mundo, nos permitió escuchar la voz de tantas experiencias familiares. Después, nuestro diálogo durante los días del Sínodo nos ha enriquecido recíprocamente, ayudándonos a contemplar toda la realidad viva y compleja de las familias.
Queremos presentarles las palabras de Cristo: “Yo estoy ante la puerta y llamo, Si alguno escucha mi voz y me abre la puerta, entraré y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3, 20). Como lo hacía durante sus recorridos por los caminos de la Tierra Santa, entrando en las casas de los pueblos, Jesús sigue pasando hoy por las calles de nuestras ciudades.
En sus casas se viven a menudo luces y sombras, desafíos emocionantes y a veces también pruebas dramáticas. La oscuridad se vuelve más densa, hasta convertirse en tinieblas, cuando se insinúan el mal y el pecado en el corazón mismo de la familia.
Ante todo, está el desafío de la fidelidad en el amor conyugal. La vida familiar suele estar marcada por el debilitamiento de la fe y de los valores, el individualismo, el empobrecimiento de las relaciones, el stress de una ansiedad que descuida la reflexión serena. Se asiste así a no pocas crisis matrimoniales, que se afrontan de un modo superficial y sin la valentía de la paciencia, del diálogo sincero, del perdón recíproco, de la reconciliación y también del sacrificio. Los fracasos dan origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problemáticas para la opción cristiana.
Entre tantos desafíos queremos evocar el cansancio de la propia existencia. Pensamos en el sufrimiento de un hijo con capacidades especiales, en una enfermedad grave, en el deterioro neurológico de la vejez, en la muerte de un ser querido. Es admirable la fidelidad generosa de tantas familias que viven estas pruebas con fortaleza, fe y amor, considerándolas no como algo que se les impone, sino como un don que reciben y entregan, descubriendo a Cristo sufriente en esos cuerpos frágiles.
Pensamos en las dificultades económicas causadas por sistemas perversos, originados “en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano” (Evangelii gaudium, 55), que humilla la dignidad de las personas.
Pensamos en el padre o en la madre sin trabajo, impotentes frente a las necesidades aun primarias de su familia, o en los jóvenes que transcurren días vacíos, sin esperanza, y así pueden ser presa de la droga o de la criminalidad.
Pensamos también en la multitud de familias pobres, en las que se aferran a una barca para poder sobrevivir, en las familias prófugas que migran sin esperanza por los desiertos, en las que son perseguidas simplemente por su fe o por sus valores espirituales y humanos, en las que son golpeadas por la brutalidad de las guerras y de distintas opresiones.
Pensamos también en las mujeres que sufren violencia, y son sometidas al aprovechamiento, en la trata de personas, en los niños y jovenes víctimas de abusos también de parte de aquellos que debían cuidarlos y hacerlos crecer en la confianza, y en los miembros de tantas familias humilladas y en dificultad. Mientras tanto, “la cultura del bienestar nos anestesia y […] todas estas vidas truncadas por la falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera” (Evangelii gaudium, 54). Reclamamos a los gobiernos y a las organizaciones internacionales que promuevan los derechos de la familia para el bien común.
Cristo quiso que su Iglesia sea una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie. Agradecemos a los pastores, a los fieles y a las comunidades dispuestos a acompañar y a hacerse cargo de las heridas interiores y sociales de los matrimonios y de las familias.
También está la luz que resplandece al atardecer detrás de las ventanas en los hogares de las ciudades, en las modestas casas de las periferias o en los pueblos, y aún en viviendas muy precarias. Brilla y calienta cuerpos y almas. Esta luz, en el compromiso nupcial de los cónyuges, se enciende con el encuentro: es un don, una gracia que se expresa –como dice el Génesis (2, 18)– cuando los dos rostros están frente a frente, en una “ayuda adecuada”, es decir semejante y recíproca. El amor del hombre y de la mujer nos enseña que cada uno necesita al otro para llegar a ser él mismo, aunque se mantiene distinto del otro en su identidad, que se abre y se revela en el mutuo don. Es lo que expresa de manera sugerente la mujer del Cantar de los Cantares: “Mi amado es mío y yo soy suya… Yo soy de mi amado y él es mío” (Ct 2, 17; 6, 3).
El itinerario, para que este encuentro sea auténtico, comienza en el noviazgo, tiempo de la espera y de la preparación. Se realiza en plenitud en el sacramento del matrimonio, donde Dios pone su sello, su presencia y su gracia. Este camino conoce también la sexualidad, la ternura y la belleza, que perduran aun más allá del vigor y de la frescura juvenil. El amor tiende por su propia naturaleza a ser para siempre, hasta dar la vida por la persona amada (cf. Jn 15, 13). Bajo esta luz, el amor conyugal, único e indisoluble, persiste a pesar de las múltiples dificultades del límite humano, y es uno de los milagros más bellos, aunque también es el más común.
Este amor se difunde naturalmente a través de la fecundidad y la generatividad, que no es sólo la procreación, sino también el don de la vida divina en el bautismo, la educación y la catequesis de los hijos. Es también capacidad de ofrecer vida, afecto, valores, una experiencia posible también para quienes no pueden tener hijos. Las familias que viven esta aventura luminosa se convierten en un testimonio para todos, en particular para los jóvenes.
Durante este camino, que a veces es un sendero de montaña, con cansancios y caídas, siempre está la presencia y la compañía de Dios. La familia lo experimenta en el afecto y en el diálogo entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas.
Además lo vive cuando se reúne para escuchar la Palabra de Dios y para orar juntos, en un pequeño oasis del espíritu que se puede crear por un momento cada día. También está el empeño cotidiano de la educación en la fe y en la vida buena y bella del Evangelio, en la santidad.
Esta misión es frecuentemente compartida y ejercitada por los abuelos y las abuelas con gran afecto y dedicación. Así la familia se presenta como una auténtica Iglesia doméstica, que se amplía a esa familia de familias que es la comunidad eclesial. Por otra parte, los cónyuges cristianos son llamados a convertirse en maestros de la fe y del amor para los matrimonios jóvenes.
Hay otra expresión de la comunión fraterna, y es la de la caridad, la entrega, la cercanía a los últimos, a los marginados, a los pobres, a las personas solas, enfermas, extrajeras, a las familias en crisis, conscientes de las palabras del Señor: “Hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20, 35). Es una entrega de bienes, de compañía, de amor y de misericordia, y también un testimonio de verdad, de luz, de sentido de la vida.
La cima que recoge y unifica todos los hilos de la comunión con Dios y con el prójimo es la Eucaristía dominical, cuando con toda la Iglesia la familia se sienta a la mesa con el Señor. Él se entrega a todos nosotros, peregrinos en la historia hacia la meta del encuentro último, cuando Cristo “será todo en todos” (Col 3, 11). Por eso, en la primera etapa de nuestro camino sinodal, hemos reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión.
Nosotros, los Padres Sinodales, pedimos que caminen con nosotros hacia el próximo Sínodo.   Entre ustedes late la presencia de la familia de Jesús, María y José en su modesta casa. También nosotros, uniéndonos a la familia de Nazaret, elevamos al Padre de todos nuestra invocación por las familias de la tierra:
Padre, regala a todas las familias la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean manantial de una familia libre y unida.
Padre, da a los padres una casa para vivir en paz con su familia.
Padre, concede a los hijos que sean signos de confianza y de esperanza y a jóvenes el coraje del compromiso estable y fiel.
Padre, ayuda a todos a poder ganar el pan con sus propias manos, a gustar la serenidad del espíritu y a mantener viva la llama de la fe también en tiempos de oscuridad.
Padre, danos la alegría de ver florecer una Iglesia cada vez más fiel y creíble, una ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la misericordia.

Robert Sarah

El Cardenal africano Robert Sarah, Presidente del Pontificio Consejo Cor Unum y participante del Sínodo de la Familia, denunció que los diversos reportes del evento que están haciendo los medios seculares constituyen un intento de presión sobre la Iglesia Católica para forzarla a cambiar su enseñanza sobre la homosexualidad.
En declaraciones a ACI Prensa el Cardenal, originario de Guinea, aseguró que “lo que los medios han publicado sobre las uniones homosexuales es un intento de presionar a la Iglesia (para cambiar) su doctrina”.
“La Iglesia nunca ha juzgado a las personas homosexuales, pero los actos homosexuales son graves desviaciones de la sexualidad”, añadió.
El purpurado africano dijo luego que aunque el documento que se emitió al final de la primera semana, conocido como la Relatio post disceptationem (RPD – Relación después del debate) no contiene algunos temas importantes, sí menciona otros puntos esenciales como “el rechazo de la Iglesia a promover políticas vinculadas a la ideología de género a cambio de ayuda financiera”.
Para el Cardenal africano “no hay familia cristiana sin una mirada a Jesús, que se encarnó en una familia, con un padre y una madre”.
Uno de los llamados círculos menores en inglés –los grupos en los que los padres sinodales conversan en esta segunda semana del Sínodo– moderado por el Cardenal africano Wilfrid Napier, resaltó que “la Iglesia tiene que seguir promoviendo la naturaleza revelada del matrimonio de un hombre y una mujer unidos en comunión fiel, duradera y abierta a la vida”.
Citando el Catecismo de la Iglesia Católica, el Cardenal Sarah explicó a ACI Prensa que esta enseñanza no puede modificarse porque “basados en las Sagradas Escrituras, la Tradición de la Iglesia siempre ha señalado que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente perversos, ya que son contrarios a la ley natural y están cerrados al don de la vida. No pueden ser aprobados en ningún caso’”
Tras afirmar que la RPD es “documento de trabajo que refleja parcialmente lo discutido”, el Purpurado recordó que la difusión de este texto “generó una sorpresa general, dado que el documento tenía que terminarse, pulirse y llevaría al borrador final del texto que debe ser aprobado por los padres sinodales”.
“¿Alguien quiere desestabilizar a la Iglesia y minar su enseñanza?” cuestionó.
“Recemos por esos pastores que dejan a las ovejas del rebaño del Señor a merced de los lobos de esta sociedad decadente y seculariza, alejada de Dios y su naturaleza. La sexualidad no es un hecho cultural sino natural”, concluyó.

Livieres Plano

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Livieres

Monseñor Rogelio Livieres Plano es el primer obispo paraguayo echado por el Papa y a cuya diócesis se le instruyó una intervención de envergadura. Conocemos otros casos polémicos de obispos, pero todos ellos finalmente renunciaron.
Se confirmaba la decisión del papa Francisco de destituir al obispo Rogelio Livieres Plano de la Diócesis de Ciudad del Este, luego de haber enviado a dos altos representantes del Vaticano para que realicen una intervención, tras múltiples denuncias. Esta es la primera vez que un obispo paraguayo es destituido por la cabeza de la Iglesia católica, ya que el mismo no quiso renunciar como le habían propuesto en principio. Sin embargo, hubo otros casos polémicos de obispos paraguayos que tuvieron que renunciar. Son cinco los más emblemáticos.
Se recuerda el caso de Demetrio Aquino, exobispo de Caacupé. Renunció en 1994, luego de que saltaran acusaciones sobre malversación de fondos de la diócesis y por ser afín a la dictadura de Alfredo Stroessner.
Jorge Liveres Banks, exobispo de Encarnación y tío de Livieres Plano, es otro de los casos más resaltantes. El sacerdote acumuló múltiples denuncias por abuso sexual a menores, que inclusive llegaron a los estrados judiciales. Renunció en 2003 y se alejó del ojo público. Reapareció en medio del escándalo que involucró a su sobrino, a quien pidió ofrecer disculpas al arzobispo Pastor Cuquejo para solucionar los problemas y Livieres Plano respondió que si Cuquejo le tira una piedra, él le tiraría 100 más.
Óscar Páez Garcete fue obispo de Ciudad del Este hasta que se denunció que el mismo había violado sus votos de castidad y había mantenido relaciones sentimentales con mujeres de la zona. También le cuestionaron el manejo financiero de la Universidad Católica del Este. Renunció en el año 2000.
Otro caso es el de Fernando Lugo, quien renunció en 2005 para incursionar en la política. Quien fuera presidente de la República de 2008 a 2012 también fue cuestionado por otros religiosos y feligreses católicos por haber mantenido relaciones sentimentales durante su sacerdocio y por no reconocer a sus hijos.
Finalmente, tenemos a monseñor Claudio Silvero, a quien se lo puede ver hasta ahora en el templo La Encarnación, donde se desempeña como obispo auxiliar. El religioso renunció en 1998 luego de haber sufrido un grave accidente en que se golpeó la cabeza. Sus condiciones de salud no lo habilitaban para estar al frente de una diócesis y tener poder de decisión.

¿Por qué echaron a Livieres?

En el caso de Livieres Plano, los motivos son varios. Resaltan el manejo desprolijo en el Seminario Interdiocesano, donde los sacerdotes son consagrados con cuatro años de estudio (cuando en el Seminario Mayor se exige un mínimo de seis años); la protección y férrea defensa del sacerdote argentino Carlos Urrutigoity, denunciado por diversos casos de abusos contra menores de edad y el uso discrecional de recursos transferidos por la Itaipú Binacional para obras sociales. Estos fueron algunos de los motivos que llevaron al Vaticano a disponer la visita apostólica.
Livieres Plano también tuvo enfrentamientos con laicos organizados, que incluso llegaron a estrados judiciales. Acusó, igualmente, a los obispos del Paraguay de ser afines a la teología de la liberación y, finalmente, tuvo un entredicho con el arzobispo de Asunción, monseñor Pastor Cuquejo, a quien tildó de “homosexual” y le negó las disculpas.
Fuente: www.abc.com.py

Laico peruano en la Comisión Teológica Internacional

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Dr. Gustavo Sanchez

El Papa Francisco nombró al teólogo sodálite, Gustavo Sánchez Rojas, miembro de la Comisión Teológica Internacional. Se trata del primer peruano que recibe este importante nombramiento de servicio a la Santa Sede.
La Comisión Teológica Internacional fue instituida por el Siervo de Dios Pablo VI en 1969, está integrada por un máximo de 30 miembros, que como señala el comunicado de la Santa Sede, son “teólogos de diferentes escuelas y naciones, que destacan por su ciencia y fidelidad al Magisterio de la Iglesia”.
Sobre la base de la propuesta que el Cardenal Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe elabora en diálogo con las conferencias episcopales de todo el mundo, el Santo Padre ha nombrado a los integrantes de la comisión para el siguiente quinquenio. Esta tiene como tarea ayudar a la Santa Sede, y en particular a la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el examen de las cuestiones doctrinales de mayor importancia y actualidad.
En la nueva composición se observa, considerando la procedencia, el aumento de teólogos y teólogas no europeos, con 5 de América del Sur, 4 de Asia, 3 de América del Norte y 1 de Australia. También se muestra  una diversificación de los miembros según los varios estados de vida y carismas religiosos que representan. Los nuevos miembros se reunirán por primera vez en el Adviento, en la Sesión Plenaria que se llevará a cabo en la Congregación para la Doctrina de la Fe del 1 al 5 de diciembre de 2014, fecha en que se decidirán los tres temas a los que la Comisión se dedicará los próximos años.
El Dr. Sánchez Rojas, nació en Lima en 1962, y es miembro del Sodalicio de Vida Cristiana desde 1981. Es Doctor en Sagrada Teología por la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, institución de la que es profesor, Director de la Escuela de Postgrado y director encargado de la Revista Teológica Limense, y ha sido Director del Centro de Investigaciones Teológicas de la misma Facultad. Es también profesor de la Universidad Marcelino Champagnat, profesor asociado de la Universidad Católica San Pablo (Arequipa), colaborador de la Enciclopedia Católica, y miembro del consejo editorial de la Revista Vida y Espiritualidad, de la que fue director.Al conocer su nombramiento Sánchez manifestó su agradecimiento al Santo Padre “por ofrecerme la posibilidad de servir a la Iglesia Universal mediante el trabajo que ha de realizarse en la Comisión Teológica Internacional. Es un honor que el Papa Francisco haya mirado a la Iglesia de Lima, a nuestra querida Facultad de Teología, y al Sodalicio de Vida Cristiana, mi comunidad, para confiarnos este encargo”.
Entre sus obras publicadas se puede mencionarJesucristo ReconciliadorLa reconciliación por Jesucristo en La Ciudad de Dios de San Agustín; “Para mí la vida es Cristo”. Una aproximación a la teología de San Pablo; San Agustín y la reconciliación. Vigencia de un tema urgente; Más allá de las letras. Dios y lo religioso en la literatura; Juan Pablo II ¡Santo! Una mirada a su Magisterio.

Autor sodálite

Oscar Tokumura Tokomura nació en 1969 en Lima, Perú. Es miembro del Sodalicio de Vida Cristiana desde 1985, trabajando en el Perú y en la Argentina. Obtuvo el Doctorado en Letras en la Universidad del Salvador, Buenos Aires; y la Maestría en Teología en la Facultad de Filosofía y Teología Pontificia y Civil de Lima, Perú.
Se especializó en la obra literaria de Antoine de Saint-Exupéry. Además de una amplia experiencia en el apostolado juvenil y cultural fue docente en el ámbito universitario y escolar.
Sus publicaciones:
Colaboración en Más allá del Principito.
Reflexiones en torno a la obra literaria de Antoine de Saint-Exupéry. Círculo de Encuentro, Lima 2004.
Colaboración en La cultura dominante en la Argentina. Tejuelo, Buenos Aires, 2013. El héroe en la obra de Saint-Exupéry. Ágape, Buenos Aires, 2014.
Fuente: www.sodalicio.org

Latinoamericano en el IOR

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Mauricio Larrain

Por Andrés Beltramo Álvarez- Vatican Insider
Durante 20 años fue el hombre fuerte del Banco Santander en Chile. Recibió el reconocimiento como uno de los 10 mejores dirigentes de su país en las últimas dos décadas. Estudió derecho en la Universidad de Harvard y es padre de seis hijos. Se llama Mauricio Larraín y desde hoy es el primer laico latinoamericano en ser designado miembro del Consejo de Superintendencia del Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido coloquialmente como “banco vaticano”.
Nacido el 31 de julio de 1950,  actualmente funge como director externo del Grupo Banco Santander Chile y director general de la Escuela de Negocios de la Universidad de Los Andes. Entre 1992 y 2014 ocupó el puesto de presidente y director del Grupo Banco Santander de Chile y, de 2000 a 2014, el de presidente de la Santander Chile Holding. Durante ese período su banco fue elegido como el mejor de América Latina por la revista América Economía.
Antes de entrar en Santander, Larraín se desempeñó como “Senior Financie Specialist” en las oficinas de Washington del Banco Mundial. Ocupó el cargo de responsable del sector Deuda Externa del Banco Central de Chile. En 2007 fue seleccionado como uno de los tres mejores dirigentes de Chile por Adimark GfK/La Segunda Newspaper, mientras en 2008 recibió el Estrategia Newspaper Award. Antes, en 2004, ya había figurado en la lista de los 10 mejores empresarios de su país en los últimos 20 años, elegidos por el diario La Tercera y la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Junto al banquero chileno también fue integrado al consejo Carlo Salvatori, presidente del banco de inversión Lazard Italia y de la compañía de seguros Allianz Spa. Las dos designaciones fueron confirmadas por la Comisión Cardenalicia de Vigilancia del IOR, el máximo organismo de gobierno del banco vaticano.
“El IOR se congratula de trabajar con estos dos miembros agregados, que aportarán al Instituto una notable experiencia en el campo financiero y una óptica global justamente en el momento en el cual se está reforzando y alcanzando los objetivos señalados (por el Papa)”, señaló Santos Abril y Castelló, presidente de la Comisión Cardenalicia.
Con estos nombramientos se completó el recambio total en el Consejo, el organismo intermedio que gestiona y administra los activos del banco. El 9 de julio habían ya habían iniciado su labor los otros cuatro consejeros, designados por el papa.
En los 18 meses que lleva su pontificado, Francisco renovó prácticamente todos los puestos de alto nivel en el IOR, desplazando con gran velocidad a los administradores que permanecían desde tiempos de Benedicto XVI. Mientras durante la gestión de Ratzinger existía prevalencia de gestores europeos, con los cambios impulsados por Jorge Mario Bergoglio se ha establecido una mayor internacionalización.
Así, a los consejeros nombrados este día (de Chile e Italia), se suman los que ya están en funciones: Jean-Baptiste de Franssu (Francia) como presidente del órgano, Clemens Boersig (Alemania), Mary Ann Glendon (Estados Unidos) y sir Michael Hintze (Reino Unido). A estos seis miembros no religiosos, especialistas en el sector, se suma un secretario del consejo que tiene voz pero no voto: el sacerdote Alfred Xuereb, secretario general de la Secretaría de Economía del Vaticano.
Como establecido en los estatutos del IOR, el Consejo de Superintendencia de ese organismo define la estrategia y asegura la supervisión de las operaciones. Sus miembros ocuparán sus puestos por espacio de cinco años.

Monseñor Ricardo Wiesse Thorndike

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Padre Ricardo Wiesse

Por Juan Sheput- Blog Mate Pastor
Tenía dudas, lo reconozco, de escribir algo tan personal, pero una magnífica columna de Ramiro Escobar publicada en La República y titulada Curas buenos, me decidió.
El día domingo pasado tuve la oportunidad de asistir a la misa que con motivo de la despedida del Padre Ricardo Wiesse Thorndike se efectuaba en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. La partida del padre Wiesse significará no sólo su ausencia sino la demolición de la vieja estructura para edificar un nuevo templo. El anterior nunca se pudo culminar porque el padre Ricardo siempre dedicaba la limosna y donaciones a atender las necesidades de aquellos que poco tienen. En un mundo que idolatra al ladrillo, el padre Wiesse prefirió la intuición que nace del corazón.
Desde muy niño conocí al padre Wiesse. Todo el barrio de alrededor del otrora cine Barranco sabía de él. Era común verlo caminar desde muy temprano rumbo al mercado para adquirir los alimentos que luego repartiría. Era común verlo pasear por las calles del barrio de Maynas resondrando a los palomillas para que vayan a misa. En los meses de verano, en conjunto con hermanos maristas del Colegio San Luis y vecinas de gran corazón como la señora Hudtwalcker, organizaba “colonias” para que los niños del barrio gozaran de las instalaciones de un gran colegio a la vez que recibían útiles escolares, ropa de las donaciones y alimentos y una formación en valores y principios. Fueron veranos inolvidables para decenas de niños barranquinos.
He tenido la gigantesca fortuna de haber gozado, gracias a mi familia y a sacerdotes como el padre Wiesse de una niñez muy feliz. De mi barrio han salido también sacerdotes y hermanos profesos, que hoy se entregan a Dios con la misma devoción y dedicación que siempre testimoneó el padre Wiesse.
Cada domingo a las 12 era infaltable en la misa. Ninguna enfermedad lo alejó del altar ni aún cuando su permanente afección a la garganta lo ponía al borde de la afonía total. Siempre supo transmitir cariño y amor. Siempre estuvo al servicio de los demás.
Este domingo de Gloria he visto llorar a mucha gente en la despedida del padre Wiesse. Por pena, agradecimiento o por el gran vacío que nos va a dejar. En esos momentos sentía con crudeza el contraste miserable con aquellos que acusan a la Eterna Iglesia Católica por el delito infame que han cometido un par de individuos. Nada más injusto para con una Iglesia que a pesar de haber pasado por mil y una pruebas siempre se ha levantado de los errores humanos para cumplir con la misión divina que le encomendó el Señor.
La vida me ha puesto en frente de grandes y queridos sacerdotes católicos. Desde el padre Manuel Duato conocido como el padre Quitapenas, el padre Wicht, Monseñor Bambarén hasta el padre Nieto todos de la congregación jesuita. También he tenido la suerte de conocer al padre Juan Serpa, grande entre los grandes, dedicado a la educación de los pobres. Mis amigos como César Mesinas y Felipe Córdova al igual que Ricardo Wiesse sacerdotes seglares o Jaime Baertl, José Antonio Eguren o Guillermo Garreaud del Sodalitium Christianae Vitae o mi querido padre Carlos, de Huacho, miembro del Opus Dei.
Claro que hay curas buenos, muchos sacerdotes buenos.
En estos momentos en que la Iglesia Católica sufre de injustos ataques es necesario recordar a los que siendo mayoría no piden reconocimiento ni aplausos para dedicar su vida a servir. Y en ese sentido recordar la trayectoria de gente buena como el padre Wiesse es reconocer, por todo lo alto, la obra de Dios.

Comisión Cardenalicia

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San Pedro

En el marco de la visita a Lima (Perú) de la Comisión Cardenalicia creada por el Papa Francisco para encontrar una solución al tema de la ex Pontificia Universidad Católica del Perú (ex PUCP), la Agrupación Universitaria Riva-Agüero denunció que este centro de estudios mantiene su rebeldía contra las autoridades de la Iglesia.
La Comisión Cardenalicia ha realizado su visita a la ex PUCP en la capital peruana del 5 al 10 de septiembre.
La Agrupación Universitaria Riva Agüero está inspirada en don José de la Riva Agüero y Osma, principal benefactor de la ex Pontificia Universidad Católica del Perú, cuya voluntad de que esta mantenga una estrecha relación con la Iglesia, a juicio del periodista e historiador Héctor López Martínez, habrían alterado las autoridades del centro de estudios.
En un comunicado difundido el 8 de septiembre, la agrupación universitaria se dirige a los Cardenales Peter Erdo, Gérald Cyprien Lacroix y Ricardo Ezzati SDB–integrantes de la Comisión– para denunciar que “desde la visita apostólica del Cardenal Erdö, a fines del 2011, la postura de las autoridades universitarias se ha mantenido invariable en su rechazo a la adecuación del Estatuto a la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae”.
La Agrupación Universitaria Riva-Agüero señaló que “a pesar de lo ordenado por el decreto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede”, la ex PUCP “continúa usando los títulos de ‘Pontificia’ y ‘Católica’, demostrando su rebeldía contra las autoridades eclesiásticas”.
Además, criticaron, “las autoridades universitarias actuales no han escatimado esfuerzos en continuar su campaña denigratoria contra la persona del Arzobispo de Lima y Primado del Perú y otros miembros del clero, comprometidos con la defensa de la identidad católica de nuestra universidad”.
“Aún más graves”, advirtieron, “son las actitudes contrarias al bien espiritual de la comunidad universitaria”.
Entre estas actitudes, indicaron, está la enseñanza de “materias opuestas a los principios de la doctrina católica y a los objetivos de una universidad católica” estipulados en la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae.
Los universitarios denunciaron que “algunos profesores son promotores y/o activistas de la legalización del aborto y promocionan el mal llamado ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo”.
“Asimismo, se permite que en el campus se realicen campañas y eventos fomentando estas causas, como la recolección  de firmas para tales fines, entre otros”.
Ante la persistencia de esta situación, la Agrupación Universitaria Riva-Agüero pidió a la Comisión Cardenalicia “velar para que la Universidad responda verdaderamente a los fundamentos cristianos contenidos en la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae y queridos por sus fundadores”.
Los universitarios pidieron además a los Cardenales estar “atentos a que cualquier acuerdo conciliatorio esté acompañado de actos concretos positivos por parte de las autoridades universitarias”.
Para leer el texto completo del comunicado de la Agrupación Universitaria Riva-Agüero, puede ingresar a:
http://agrupacionrivaguero.blogspot.com/2014/09/comunicado-la-comision-cardenalicia-y.html
Fuente: www.aciprensa.com
Cardenal Peter Erdö
Por Lola Galán- Diario El País
El actual arzobispo de Esztergom-Budapest, Peter Erdö, tiene uno de esos cerebros privilegiados capaces de adentrarse en las profundidades de la Teología y del Derecho Canónico acaparando premios y doctorados cum laude. Con 60 años, es el primado de Hungría, dirige la diócesis más importante del país, y preside la Conferencia de Obispos Europeos que engloba 33 países. Habla latín, inglés, alemán, español e italiano. El domingo pasado, en la homilía que dirigió a los fieles, mayoritariamente húngaros, en la Iglesia de Santa Balbina de Roma, asombró a los periodistas que se acercaron a oírle con unas parrafadas en perfecto italiano. Si la Iglesia busca un líder enérgico y capaz, joven y con buena salud, el cardenal Erdö, que ha aparecido aquí y allá, en la lista de papables, parece un buen candidato.
Su energía y su capacidad de comunicación recuerdan al joven Karol Wojtyla cuando fue elegido papa en octubre de 1978, con 58 años de edad. Pero, hay un pero. Wojtyla desbordaba energía pero también humanidad. Tenía facilidad para dirigirse a las personas. Desprendía calor humano. Peter Erdö, con sus rasgos eslavos tan bien trazados, que recuerdan tanto al Papa polaco, no consigue sonreír con naturalidad. Hay algo en él seco y abrupto.
Erdö nació en Budapest, el 25 de junio de 1952. Es el mayor de seis hermanos, hijos de una pareja de intelectuales. Después del seminario, estudió Teología en la universidad de Budapest, se doctoró y se lanzó de lleno al Derecho Canónico. Completó su formación en Roma, y en California. Y ha dado clases en Argentina. Cardenal por decisión de Juan Pablo II, que le impuso la birreta en 2003, es uno de los 48 electores que ya han participado en un cónclave.
De Erdö se dice que es un hombre claramente conservador, y profundamente anticomunista. Un rasgo, este último, que comparte también con Wojtyla la aversión por el comunismo. En 1996 envió un telegrama al presidente George W. Bush para agradecerle el apoyo prestado por la legación estadounidense a la jerarquía católica húngara durante la revolución de 1956 contra el poder soviético.
Tras las elecciones europeas de 2009, que favorecieron al PPE, el cardenal se declaró satisfecho del resultado. “Es una muestra”, dijo, “de que, pese a todo, la gente tiene un gran deseo de volver a los valores tradicionales que están en la base de la construcción europea”. Esto no significa que al arzobispo de Esztergom-Budapest se le pueda definir con una simple etiqueta política. Es un hombre complejo. Galardonado por las comunidades judías de su país, en 2006, por su contribución al acercamiento entre Iglesia Católica y estos colectivos, parece muy consciente del pasado de Europa y de los retos que tiene planteados.
A su juicio, los dos desafíos más importantes a los que se enfrenta el Viejo Continente son, por un lado, la reconciliación entre los pueblos de la Europa del Este, y en particular de los Balcanes, ensangrentados por guerras recientes. Por el otro, la solidaridad social, en momentos de grave crisis económica como la actual.
Uno de sus principales caballos de batalla ha sido el de la educación religiosa. En mayo de 2009 arremetió en Estrasburgo, contra “la idea laicista” que considera la religión como un asunto privado del individuo, porque, “no respeta el aspecto comunitario de la libertad, y niega algo que es constitutivo de la propia religión”. En el mismo acto, y contra los partidarios de eliminar la religión católica de los planes de estudio, Erdö manifestó su convicción de que, al contrario, “la educación religiosa puede jugar un papel decisivo, en una época en que muchos perciben los signos de una crisis, no solo económica y financiera, sino de valores y de sentido de la propia vida”. Con el cardenal Erdö el combate está servido.

Armando Nieto Vélez SJ

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Armando Nieto SJ

Por Rossana Echeandía- Diario El Comercio
Una minúscula agenda que guarda en alguno de sus bolsillos solía maravillarnos cuando, más jóvenes, veíamos que el padre Armando Nieto la abría para anotar o precisar algún dato. Allí estaba todo. Allí también, en ese gesto, el historiador y el sacerdote armonizaban a la perfección.
El primero, cuidadoso al tomar nota de los detalles que a otros podrían parecer insignificantes pero que van haciendo la historia; el segundo, atento a los detalles de cada persona concreta, fechas de cumpleaños, de aniversarios, algún artículo que había visto, recortado y guardado entre sus páginas para entregar después a quien sabía que podría interesarle. Es decir, una vida desplegada hacia el otro, no solo en los grandes trabajos de su profesión de historiador, sino también, todo el tiempo, en el trabajo incansable de su profesión sacerdotal.
El padre Armando acaba de cumplir 50 años de sacerdote jesuita. Su vida, que sigue siendo tan fecunda como el 28 de agosto de 1964, cuando profesó su plena disponibilidad a Dios, nos mueve a mirar a estos hombres cautivados por Dios que cometen la locura de dejarlo todo por Él, aunque tal vez sería más certero decir que cometen la sensatez de ganarlo todo por Él. Como Nieto, hay muchos más; no tantos como quisiéramos, pero sí los hay. Estos últimos días hemos sido testigos de la coherencia de sus vidas.
El padre Miguel Pajares trabajó durante 54 años en África. Murió a mediados de agosto en su país, España. De urgencia fue trasladado desde Liberia, donde se había contagiado de ébola, la terrible enfermedad que arrasa la vida de miles de africanos. Pajares atendía a estos enfermos aun sabiendo el grave peligro que corría.
Rafael Latorre, subdirector de Zoom News de España, dedicó su último post a Pajares. Escribió: “Yo soy ateo. No agnóstico. Ateo. O sea, que estoy convencido de que los curas se pasan la vida creyendo en una mentira… Y de sobremesa en sobremesa exhibo con arrogancia mi materialismo. Pero la coquetería me dura hasta el preciso instante en que me entero de que un misionero se ha dejado la vida en Liberia por limpiarle las pústulas a unos negros moribundos. Entonces me faltan huevos para seguir impartiendo lecciones morales. Principalmente por lo aplastante del argumento geográfico. Él estaba allí con su mentira y yo aquí con mi racionalismo”.
El Comercio publicó el sábado una entrevista a otro cura, un argentino que vive en Iraq, esa parte del mundo de donde muchos quieren salir. El padre Luis Montes decidió quedarse. Llegó hace cuatro años y ha sido testigo de la persecución que sufren las minorías, especialmente las cristianas, obligadas a dejar su fe y abrazar el islam para conservar la vida. El padre Montes nos contó que “mucha gente ha preferido morir antes que cambiar de religión”. Evidentemente, de darse el caso, él también estará entre esa gente.
Dicen que no es natural ser sacerdote (por lo que implica), y eso es verdad. Serlo es sobrenatural. Algunos creen que es tarea de superhéroes. Así pintaron al papa Francisco en una calle romana no hace mucho. Y a él no le gustó. Debe ser porque en vez de curas superhéroes lo que en realidad se necesitan son sacerdotes santos. Estamos acostumbrados a resaltar las malas noticias de los curas que denigran su profesión con delitos de abuso sexual o corrupción, pero vale la pena recordar que la mayoría de sacerdotes no son como esos; son, más bien, como Armando, Miguel y Luis.

En setiembre llega Comisión Papal

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Jorge Dintilhac SSCC

Por Andrés Beltramo Álvarez- Vatican Insider
Entre el 5 y el 10 de septiembre se espera en Lima a la comisión papal que buscará encontrar una solución “definitiva y consensuada” para la “universidad rebelde”, ex Pontificia y Católica. Lo confirmó al Vatican Insider el rector, Marcial Rubio, quien rechazó el apelativo de “rebelde” para la institución. Pero, al mismo tiempo, aclaró que la postura de la Asamblea Universitaria no ha cambiado respecto del contencioso que mantiene con la  Arquidiócesis de Lima y la Santa Sede.
El grupo está compuesto por tres eclesiásticos de alto nivel: los arzobispos de Estzgom-Budapest (Hungría), Peter Erdö; de Québec (Canadá) Gérald Cyprien Lacroix ISPX y de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati Andrello SDB. Designados directamente por el Papa Francisco, los cardenales cumplirán un nuevo intento por acercar posiciones y normalizar la situación en la casa de estudios, que hasta julio de 2012 era conocida como Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Un decreto del Vaticano, emitido en ese mes y aprobado por el entonces Papa Benedicto XVI, prohibió a la institución utilizar públicamente sus títulos de Pontificia y Católica. Pero, al mismo tiempo, declaró que la Iglesia continúa considerándola de su propiedad. Aquella decisión llegó después de múltiples intentos de la Santa Sede por hacer que la PUCP adhiriese a la constitución apostólica “Ex Corde Ecclesiae”, el documento que rige a todas las universidades católicas del mundo.
Antes de prohibirle el uso de los títulos, el Vaticano había dado a las autoridades universitarias varias chances para reformar los estatutos de la institución e incluir en ellos algunos aspectos de la “Ex Corde Ecclesiae”. La sistemática negativa a suscribir esos criterios le granjeó el apelativo de “universidad rebelde”.
Para Marcial Rubio, la posición de la Asamblea Universitaria lejos está de ser rebelde. Así lo afirmó a este portal, en una comunicación vía electrónica. “Nosotros no hemos cambiado nuestra posición en lo sustancial y esa posición no es la de rebeldía. En lo que debemos obedecer obedecemos: todo lo pastoral, todo lo dogmático”, indicó.
En eso difiere el arzobispo de Lima y gran canciller de la universidad, el cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, el cual decidió –en diciembre de 2012- retirar las habilitaciones para impartir lecciones oficiales de teología católica a todos los profesores.
La cuestión doctrinal es apenas una parte de una larga lista de problemas que conforman un antiguo contencioso y que incluye un proceso judicial abierto entre la Arquidiócesis de Lima y la universidad por la interpretación del testamento de don José de la Riva Agüero y Osma, el más grande benefactor de la PUCP.
Al respecto, Rubio estableció: “En lo patrimonial, el arzobispo de Lima no tiene nada qué mandarnos porque no es su ámbito de poder espiritual. Es más: el patrimonio de la Universidad es de ella, no mío. Yo soy un administrador y debo defenderlo en sus manos como ha sido usual. El arzobispo ha demandado sentencia ante los tribunales peruanos que son los competentes para resolver un tema de propiedad de bienes radicados en suelo peruano. Seguimos los juicios y cumpliremos sus sentencias como lo hemos hecho siempre”.
También sobre este punto deberán profundizar los tres cardenales y en este contexto jugará un papel importante la reelección de Marcial Rubio en julio pasado, quien permanecerá en el cargo hasta el año 2019.
Sobre su mandato y sus decisiones, él mismo insistió: “La posición que  mi rectorado ha tenido sobre el diálogo con la Iglesia jerárquica es institucional y está dirigida por acuerdos de la Asamblea Universitaria. En la PUCP funciona la democracia y la institucionalidad”.