El comando de élite del Papa

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Denuncia penal contra Jordi Bertomeu Farnós por infidencia en proceso reservado

Más allá de las conclusiones a que arriben los emisarios papales, el solo hecho de verse expuestos es ya un revés, una situación que nunca pensaron llegar a vivir”.

Por Raúl Tola- Diario La República.
La primera sorpresa que se llevó la comisión para investigar al Sodalicio de Vida Cristiana ocurrió el lunes. Aprovechando unas horas libres, el padre Jordi Bartomeu aceptó algunas citas de último minuto. En la primera, una militante ultracatólica muy activa en redes intentó sorprenderlo, presentándose como víctima de los denunciantes del caso. Al ser interpelada quedaron en evidencia sus intenciones, pues tuvo que admitir que solo había recibido un par de comentarios en Twitter. En la segunda, un hombre (que terminó siendo cuñado de la primera) quiso convencer a Bartomeu del bien que las costumbres del Sodalicio habían obrado en su vida, al templar su carácter y su espíritu. Cuando el sacerdote español le preguntó si le gustaría que su hijo fuera sometido a esas prácticas, guardó un silencio explícito.
El martes, ya con Charles Scicluna en Lima, la comisión inició formalmente sus trabajos, reuniéndose con las dos personas que detonaron esta historia, verdadero triunfo del periodismo de investigación: Pedro Salinas y Paola Ugaz. Salinas sostuvo un encuentro de casi dos horas, en el que fue consultado por la metodología de sus investigaciones y donde quedó claro el nivel de conocimiento que Scicluna y Bartomeu tienen del caso, llegando a citar párrafos específicos de ambas publicaciones.
La reunión con Ugaz se centró en la estructura económica del Sodalicio, que habría abusado del Concordato con el Vaticano; en la apatía o franca complicidad que mostraron las autoridades eclesiásticas peruanas, con muy contadas excepciones; y en los años de una persecución judicial sin tregua sufrida a manos del Sodalicio.
El miércoles fue el día más tenso, pues se recibió a los principales jerarcas sodálites: Jaime Baertl (su líder de facto), Juan Carlos Len, José Ambrozic, Carlos Neuenschwander y el colombiano José David Correa, superior general del Sodalicio con muy poco o ningún peso específico. Más allá de las conclusiones a las que arriben los emisarios papales, el solo hecho de verse expuestos es ya un revés, una situación que nunca pensaron llegar a vivir.
Baertl llegó a la Conferencia Episcopal convencido de salir bien librado de la entrevista, pero las cosas resultaron muy distintas. Tampoco pasó un buen rato José Antonio Eguren, obispo de Piura, quien llegó a Lima el jueves, para responder por los conflictos generados por los manejos inmobiliarios del Sodalicio, que se vinculan a la organización criminal ‘La Gran Cruz del Norte’.
Ese fue el día más intenso, pues la comisión recibió a representantes de la Comunidad Campesina San Juan Bautista, de Piura, incluido Marcelino Ynga, su presidente, que relataron un proceso por el que perdieron sus tierras, sus comunidades resultaron penetradas, nadie les prestó atención (el obispo Eguren no los atendió) y vivieron un pico de horror en 2011, con el asesinato del comunero Guadalupe Zapata Sosa. Los testimonios llegaron a quebrar a los dos comisionados del papa Francisco.
De todo esto deben hablar Scicluna y Bartomeu en los paseos que dan por el Campo de Marte, cargando el peso de obtener justicia para las víctimas físicas, sexuales, psicológicas y económicas del Sodalicio, que no la encontraron en su país, donde las autoridades políticas, judiciales y episcopales prefirieron ponerse de perfil o responderles con un portazo.

Genio y figura

Por Luciano Revoredo– LaAbeja.pe
Hace pocos días, los ciudadanos peruanos Giuliana Caccia y Sebastián Blanco publicaron un video en el que contaban que habían sido amenazados de sufrir excomunión si es que no retiraban una denuncia penal contra un sacerdote. Dicho video, que ha sido viral, ha causado mucha confusión entre el pueblo católico y la sociedad en general porque pone de manifiesto que se estaría usando una pena canónica para frenar el ejercicio de un derecho civil legítimo.
En todo caso, la intención de esta nota no es pasar a analizar el caso en sí, sino algunas repercusiones mediáticas que ha tenido el mismo en dos periodistas que son conocidos por su activismo periodístico en el caso Sodalicio, que yo cubro hace varios años: Paola Ugaz y Pedro Salinas. Ambos, desde la publicación del video de la señora Caccia y del señor Blanco, han tenido una especie de “histeria colectiva” para tratar de embarrar a los protagonistas de esta historia. Y se entiende pues, como ellos mismos han confirmado varias veces, fueron los depositarios de la confianza de los enviados papales pues Jordi Bertomeu les transmitió tanto a Ugaz como a Salinas parte del contenido de las reuniones violando así el secreto profesional. Es decir, Bertomeu filtró el contenido a los dos abanderados periodísticos del caso cuando se presentaron como testigos ante la Misión especial. No solo fue infidente sino, por decir lo menos, bastante imprudente.
Por la batería de artículos que vienen publicando en tan pocas horas, da la sensación de que están un poco desesperados por limpiar la conducta de Bertomeu. No quiero ni imaginar qué les habrá dicho para que subsanen lo sucedido. No creo que los haya amenazado con la excomunión, porque claramente no sería para ellos una sanción. Tampoco creo, y es una opinión, que sea por sincero cariño que ambos traten a un religioso, conociendo su aversión a la Iglesia, de generoso, delicado, empático, profesional, entre otros piropos.
Llama también la atención el tono que vienen usando que es bastante agresivo, más agresivo de lo que normalmente suelen ser ambos. Insultan, degradan sin ningún tipo de pudor a la señora Caccia y al señor Blanco. Parecería que están dando una especie de manotazos de ahogado. Una pataleta bastante infantil. A mí, que no soy la persona preferida de estos dos periodistas, nunca me han adornado con tanto verbo florido. Lo máximo que he recibido es una querella por parte de Salinas. Pero jamás ese abanico de improperios. Tanto es así que, en el caso de Paola Ugaz, hasta pensaría que el artículo que escribió en Religión Digital, titulado “Nos quieren estupidizar”, no es de su autoría. Sería muy raro que una mujer que se ha presentado tantas veces como feminista, insulte así a otra mujer que ha denunciado, en el pleno ejercicio de sus derechos, a un sacerdote. Más parece que algún culto matón se lo redactó. Sinceramente, dudo mucho que Ugaz sepa quién es el historiador Carlo Maria Cipolla que cita en dicha nota.
En todo caso, como reza el dicho, un consejo hasta de un conejo, les sugeriría que se controlen. En esta nota no voy a evidenciar la cantidad de incongruencias que ambos vienen presentando entre un artículo y otro. Eso lo haré pronto. Pero sí les recomendaría que guarden la compostura que se les ve un poco más que el fustán. Y flaco favor le están haciendo a su amigo Jordi Bertomeu. Y ni qué decir a Monseñor Scicluna que ahora, según las palabras de Paola Ugaz en un reciente artículo en el Diario El Comercio, también estaría involucrado en la historia pues parece ser –según Ugaz- que él fue otra fuente de revelación del contenido confidencial. Lo que hasta ahora ninguno dice es cómo es que llegó la información a Raúl Tola quien lo consignó en un artículo periodístico en julio de 2023.

La ‘puñalada’ contra Francisco en la Universidad de Lovaina

La pregunta que se están haciendo muchos, es si la Universidad de Lovaina puede ser aún llamada católica o si sigue siendo católica.
Esto a raíz de lo ocurrido en la visita de Francisco a ese claustro, el pasado 28 de septiembre.
Era un gesto de cortesía del Papa con una universidad, muy escuchada otrora en ambientes católicos, que en este 2024 festeja 600 años de creación.
En su discurso, Francisco resaltó el carácter materno y hasta femenino de la iglesia, y dijo que “lo que caracteriza a las mujeres, lo que es femenino, no está determinado por consensos ni ideologías. Y la dignidad está asegurada por una ley originaria, no escrita en el papel, sino en la carne. La dignidad es un bien inestimable, una cualidad originaria, que ninguna ley humana puede dar o quitar. A partir de esta dignidad, común y compartida, la cultura cristiana elabora siempre nuevamente, en los diferentes contextos, la vocación y misión del hombre y de la mujer y su ser recíproco para el otro, en la comunión. No el uno contra el otro, en reivindicaciones opuestas, sino el uno para el otro”.
“La Iglesia es el pueblo de Dios, no una empresa multinacional. La mujer, en el pueblo de Dios, es hija, hermana, madre. Como yo soy hijo, hermano, padre. Estas son relaciones que expresan nuestro ser imagen de Dios, hombre y mujer, juntos, no separadamente. Las mujeres y los hombres son personas, no individuos; están llamados desde el ‘principio’ a amar y ser amados. Una vocación que es misión. Y de aquí viene su papel en la sociedad y en la Iglesia”, dijo Francisco, recordando principios expresados por Juan Pablo II en Mulieris dignitatem.
Recalcó también esas características particularmente femeninas de “acogida fecunda, cuidado y entrega vital”, después de recordar que en el centro del acontecimiento salvífico del hombre, está el “sí” de una mujer, la Virgen.
Todo de lo que algunas se quieren emancipar
Pero todos estos pareceres les parecieron conservadores hasta la saciedad a estudiantes y profesores. Ya el día anterior, Luc Sels, rector de esa Universidad, había preguntado al Papa si “¿No sería más cálida la Iglesia si se concediera un lugar más importante a las mujeres también en el sacerdocio?”.
Pero fue sobre todo después de la visita de Francisco, que profesores y estudiantes emitieron un comunicado en el que manifestaron su “incomprensión y desaprobación” por las opiniones del Pontífice. “La Universidad Católica de Lovaina […] deplora las posiciones conservadoras expresadas por el papa Francisco sobre el papel de la mujer en la sociedad”, dijeron.
La llamada al desarrollo integral nos parece incompatible con las posiciones sobre la homosexualidad y con el lugar de la mujer en la Iglesia católica”, señalaron.
Al parecer, el feminismo radical ha tomado cuenta de amplios sectores de esa Universidad. Una estudiante, Valentina Hendrix, de 22 años, se declaró en shock, pues Francisco “nos reduce el rol de tener hijos, ser madres, esposas, todo aquello de lo que queremos emanciparnos”.
Respuesta de Francisco a los ataques en la Universidad de Lovaina
En su regreso a Fiumicino desde Bélgica, al responder las preguntas de los periodistas, el Papa hizo alusión a lo ocurrido con la Universidad, quien comenzó quejándose por que había sido una respuesta ha su discurso fabricada con antelación a este: “En primer lugar, esta declaración se hizo en el momento en que yo hablaba. Estaba hecha de antemano y esto no es moral. Siempre hablo de la dignidad de la mujer y dije algo que no puedo decir de los hombres: la Iglesia es mujer, es la esposa de Jesús. Masculinizar la Iglesia, masculinizar a las mujeres no es humano, no es cristiano. Lo femenino tiene su propia fuerza. De hecho, las mujeres -siempre lo digo- son más importantes que los hombres, porque la Iglesia es mujer, la Iglesia es la esposa de Jesús. Si esto les parece conservador a esas señoras, yo soy Carlos Gardel (famoso cantante argentino de tangos, ed.). No se entiende… Veo que hay una mente obtusa que no quiere oír hablar de esto. La mujer es igual al hombre, es más, en la vida de la Iglesia la mujer es superior, porque la Iglesia es mujer. En el ministerio, la mística de la mujer es superior al ministerio. Hay un gran teólogo que ha hecho estudios sobre esto: ¿qué es más grande, el ministerio petrino o el ministerio mariano? El ministerio mariano es mayor porque es un ministerio de unidad que implica, el otro es un ministerio de liderazgo. La maternidad de la Iglesia es una maternidad de mujeres. El ministerio es un ministerio muy menor, dado para acompañar a los fieles, siempre dentro de la maternidad. Varios teólogos han estudiado esto y dicen que esto es real, no digo moderno, sino real. No es anticuado. El feminismo exagerado que quiere decir que la mujer es machista no funciona. Una cosa es que el machismo vaya mal y otra cosa es que el feminismo vaya mal. Lo que va es la mujer Iglesia que es más grande que el ministerio sacerdotal. Y esto a veces no se piensa”.
Fuente: La Nación y Aciprensa.

Obligan al levantamiento del secreto de comunicaciones tras probable enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, lavado de activos y difamación

Por Andrés Gerlotti Slusnys– Diario ABC.
«Me he convertido, trágicamente, en la primera periodista peruana a la que le violan el derecho al secreto de sus comunicaciones», lamenta Paola Ugaz, corresponsal de ABC en Lima. «Esto demuestra cómo se está degradando la democracia en Perú». A raíz de sus trabajos periodísticos, Ugaz ha sufrido una extensa persecución judicial en su país. La han acusado de difamación y la Fiscalía también la investiga por lavado de activos, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito. Ugaz tuvo noticias de que la Justicia había solicitado a su operadora telefónica todos los registros de llamadas telefónicas, entrantes y salientes, así como su información de geolocalización desde 2013 a 2020.
Con la publicación del libro ‘Mitad monjes, mitad soldados‘ (Planeta) «se abrió una caja de pandora y empezamos a recibir más información», comenta Ugaz. «Así llegué a descubrir que el jefe de facto de Sodalicio es el primer sacerdote de la organización, Jaime Baertl Gómez», quién, según las investigaciones de Ugaz, supo aprovechar «el concordato» firmado por el Vaticano y el Estado peruano para manejar empresas lucrativas y no lucrativas, como los cementerios, «para hacerse con una ingente fortuna».
El trabajo de Ugaz y Salinas reveló acuerdos políticos, entre los que se involucró el fallecido expresidente Alan García, que permitieron que los negocios del Sodalicio estuviesen al margen de cualquier tipo de fiscalización. «Nadie puede entrar a ver lo que hacen; ni Hacienda, ni el Ministerio de Economía y Finanzas; ni la Justicia», comenta la periodista. «Además, la investigación reveló que la organización saca el dinero de sus negocios a través de cuentas ‘offshores’ en Panamá, Islas Vírgenes Británicas y Denver en Estados Unidos».
Ugaz fue denunciada por falso testimonio, difamación y también sufrió acoso callejero por personajes vinculados al político Rafael López Aliaga, importante socio de Sodalicio.
Y valiéndose de esas denuncias, la Fiscalía peruana abrió cuatro investigaciones contra la periodista.
Ugaz supo que el proceso en la Fiscalía había avanzado y recibió un documento que detalla el «levantamiento de sus comunicaciones»; su operadora telefónica entregó todos sus datos desde 2013 a 2020, cuando investigó y publicó el trabajo que en 2016 le hizo merecedora del premio nacional de periodismo otorgado por IPYS. «Así me convierto en la primera periodista a la que le levantan las comunicaciones, usando un camino muy peligroso para el futuro del periodismo de investigación y que equipara a Perú a la Nicaragua de Daniel Ortega», denuncia.
Las investigaciones periodísticas no han acarreado consecuencias judiciales o fiscales para Sodalicio, pero sí para algunos de sus miembros. Según Ugaz, «han tenido que pagar casi 3 millones de dólares en reparaciones a sus víctimas, y el Vaticano expulsó a su fundador, Luis Fernando Figari en agosto pasado y destituyó al obispo de Piura y Tumbes, José Antonio Eguren en abril».
Ugaz asegura que mantiene contacto constante con el equipo del papa Francisco para analizar qué otras cosas pueden hacer para seguir denunciando.
La asociación mundial de escritores PEN International condenó la decisión judicial de levantar el secreto de las comunicaciones de Paola Ugaz, algo que «violenta la seguridad de la periodista y vulnera los datos de sus fuentes de información», aseguran en un comunicado.
Asimismo, la Asociación de prensa extranjera en Perú (APEP) manifestó su rechazo a la medida contra la periodista. «La APEP insta a todas las autoridades peruanas a respetar el trabajo periodístico», anunciaron. «La reserva de las fuentes anónimas es una parte fundamental de la labor periodística y un derecho protegido por la Constitución».
En abril, ya Reporteros Sin Fronteras había denunciado el acoso hacia Ugaz y exigido que cesara a la mayor brevedad, «pues supone un grave atentado contra el periodismo de investigación, crucial en la lucha contra la corrupción».

Monseñor José Antonio Eguren reclama por su expulsión del Sodalicio sin debido proceso

Indica que desconoce los delitos que se le imputan

El ex arzobispo de Piura y Tumbes, José Eguren Anselmi, publicó un comunicado donde cuestiona su expulsión de la comunidad del Sodalicio. Eguren hace hincapié que nunca fue notificado ni se le informó sobre los delitos que se le imputan. Del mismo modo, saluda a los otros integrantes del Sodalicio que también fueron expulsados, señalando que los acompaña espiritualmente.
Fuente: NoticiasPiura30.pe«Muchas personas en sus comunicaciones de estos días me han expresado su pena y mortificación por la forma como se ha comunicado nuestra expulsión, donde a un grupo de diez hermanos se nos atribuye a todos por igual, y sin ningún tipo de aclaración o precisión, actos gravísimos. Haberlo hecho de esta manera, me advierten, constituye una injuria y un daño a la reputación y al buen nombre de todos los expulsados, así como a la justicia y a la verdad que siempre han guiado a la Iglesia, más aún cuando uno de ellos es un obispo. En mi caso, puedo asegurar que no he pasado por un debido proceso».

El arzobispo expulsado de Sodalicio por el Vaticano: «El Señor nos quiere junto a Él en la Cruz»

El prelado peruano lamenta que «nunca me fueron informadas de manera plena y precisa cuáles son las acusaciones en mi contra», que define como «actos gravísimos»

Álex Navajas

Por Álex Navajas.
Monseñor José Antonio Eguren ha recibido la noticia de su expulsión hace unos días del movimiento Sodalicio «con amor, profundo dolor y obediencia». En una carta que hizo pública, el arzobispo emérito de Piura (Perú) mostraba «a los hermanos que han sido expulsados conmigo, mi cercanía espiritual en estos momentos en que el Señor nos quiere junto a Él en la Cruz», en referencia a los otros nueve miembros del Sodalicio que se han visto obligados a abandonar la organización religiosa.
El Vaticano lanzó contra todos ellos la pasada semana una dura acusación de «abuso físico, incluso con sadismo y violencia; de conciencia, con métodos sectarios, y espiritual», aunque sin especificar qué acusaciones correspondían a cada uno de los ya ex miembros de Sodalicio. Según explica el propio prelado en su carta, «muchas personas en sus comunicaciones de estos días me han expresado su pena y mortificación por la forma como se ha comunicado nuestra expulsión, donde a un grupo de diez hermanos se nos atribuye a todos por igual, y sin ningún tipo de aclaración o precisión, actos gravísimos». «Haberlo hecho de esta manera, me advierten, constituye una injuria y un daño a la reputación y al buen nombre de todos los expulsados, así como a la justicia y a la verdad que siempre han guiado a Iglesia, más aún cuando uno de ellos es un obispo», subraya monseñor Eguren. «En mi caso, puedo asegurar que no he pasado por un debido proceso», asegura.
«Mi expulsión se da en un contexto muy particular, nada menos que en el año en que celebro 50 años de haber ingresado al Sodalitium Christianae Vitae, mi querida Comunidad, en la que aprendí a amar al Señor Jesús con el Corazón Inmaculado y Doloroso de la Madre, y a servir a la Iglesia como ella quiere ser servida», lamenta el prelado. «A lo largo de toda mi vida de sodálite sacerdote y de obispo, no he buscado otra cosa sino amar a la Iglesia y hacerla amar. Con ese mismo amor, con profundo dolor y obediencia, acojo esta decisión», confiesa.

Defiende su inocencia

Monseñor Eguren, sin embargo, defiende su inocencia, y apunta en su misiva que «guardo la esperanza de que cuando se conozcan en profundidad los hechos sobre mi caso, de los cuales considero que no se ha tenido conocimiento hasta ahora, se pueda reconsiderar la decisión adoptada» por la Santa Sede. Además, lamenta «que nunca me fueron informadas de manera plena y precisa cuáles son las acusaciones en mi contra». «Tengo la seguridad de que tarde o temprano la verdad se abrirá paso y con ella la auténtica justicia», enfatiza.
Pese a todas «las calumnias y mentiras en mi contra» a raíz del comunicado vaticano de condena, monseñor Eguren concluye su carta rogando «que no dejen de rezar por el Papa Francisco».
Fuente: www.eldebate.com

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