Por Antonio Elduayen Jiménez CM
Cómo era un día en la vida de Jesús… Aunque empezando por la tarde, el evangelio de hoy (Mc 1,29-39) nos describe cómo era un día en la vida de Jesús. Qué cosas principales hacía en un día normal. Siendo Jesús nuestro Señor y Modelo, es bueno que lo sepamos para ajustar nuestras vidas a la suya… y así ser perfectos. Las circunstancias de nuestras vidas son sin duda distintas a las de Jesús, pero no estas cuatro constantes: la oración, la evangelización, la socialización y la ayuda, que Él no omitía ningún día. Y que tampoco debiéramos omitir nosotros.
Orar es justamente la primera cosa que hacía Jesús. Desde muy temprano, largo y a solas (Mc 1, 35-37). Ciertamente Jesús lo hizo todo y siempre bien (Mc 7,37), pero eso no le excusó de orar y de orar siempre a su Padre Dios, como nos pidió que lo hiciéramos nosotros (Lc 18,1). Es bueno tener esto muy en cuenta, pues no faltan los católicos que no rezan porque dicen que ya hacen otras cosas buenas. Hay que hacer estas otras cosas buenas, pero sin omitir la oración.
La segunda cosa que Jesús hizo en la mañana de ese día fue evangelizar. Hasta la hora de almuerzo, recorriendo con los apóstoles, todos los pueblitos del entorno. Era su práctica de todos los días, por lo que logró misionar toda la Región de Galilea y más (Mc 1, 38-39). Ciertamente, a nosotros se nos hará imposible dar una misión de ese tipo, casa a casa y manzana a manzana, hasta misionar toda la parroquia. Pero evangelizar es esencial en la vida del cristiano y, de un modo o de otro, tendremos que hacerlo. Con el testimonio y la oración, por lo menos.
El tercer momento de un día en la vida de Jesús es lo que podemos llamar su vida social. Quizá nos sorprenda, pero tal como la entendió y la vivió el Señor es algo realmente necesario. Sirve para conocernos mejor entre nosotros y para estrechar lazos de amistad y de familia. Para descansar un rato, pues no todo tiene por qué sertrabajo y formalidad. El relax y la sana alegría, son muy importantes, nos enseña Jesús. En el caso que nos ocupa, vean lo que le pasó cuando fue a visitar la familia de Pedro (Mc, 1, 29-31)
La visita y atención de los enfermos, fue lo último que Jesús hizo ese día. Hasta la puesta del sol. Enfermos y personas poseídas por espíritus malos, venidos de todas partes. Entre las actividades del día no podía faltar la de sanar a muchos y mostrar así que el Reino de Dios era ya una realidad. Buena lección para nosotros que debiéramos ser más compasivos y practicar más la obra de misericordia de visitar a los enfermos, empezando por los de la familia. No lo podremos hacer todos los días, pero sí tener la buena voluntad de hacerlo, pues la caridad de Cristo nos urge (2 Cor 5, 14).
Un día en la vida de Jesús
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