Soros financió universidades jesuitas

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ORGANIZARON ACTOS PRO ABORTO E IDEOLOGÍA DE GÉNERO

Por David Ramos- ACI Prensa.
Según cifras oficiales de la Open Society Foundations, siete universidades de la Compañía de Jesús (jesuitas) en países de América Latina, Estados Unidos y Europa recibieron en los últimos años más de dos millones de dólares de la fundación del magnate pro aborto George Soros.
La Pontificia Universidad Javeriana de Colombia recibió 400 mil dólares de la fundación de Soros entre 2018 y 2019 para tres proyectos, entre ellos el de “apoyar la igualdad de género y el desarrollo sostenible mediante el desarrollo de habilidades y herramientas analíticas para la integración del género en los análisis económicos y la promoción del campo de la economía de género en las universidades colombianas”.
La Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador recibió 50 mil dólares entre 2016 y 2017. La Universidad Rafael Landívar en Guatemala recibió en 2017 221,534 dólares para su publicación Plaza Pública, que en 2020 realizó un evento junto a la multinacional del aborto Planned Parenthood.
La Fordham University de Estados Unidos recibió 167,200 dólares de la Open Society Foundations en 2017, mientras que la Loyola University, del mismo país, obtuvo 25 mil dólares ese mismo año.
La Georgetown University recibió entre 2016 y 2019 más de 1’3 millones de dólares de la fundación del magnate pro aborto para diversos proyectos, entre ellos el de “apoyar iniciativas educativas que promoverán una agenda de globalización reequilibrada”.
La Universidad de Namur, en Bélgica, recibió en 2018 la suma de 116,098 dólares.
ACI Prensa envió preguntas a todas las universidades jesuitas que recibieron dinero de la fundación de George Soros. Al cierre de esta edición, solo la Pontificia Universidad Javeriana y la Fordham University respondieron.
Bob Howe, vicepresidente adjunto de Comunicaciones y asesor especial del presidente de la Fordham University, dijo a ACI Prensa que “Fordham es una universidad de investigación y nuestra facultad recibe becas de investigación de fundaciones de todo el espectro político”.
“Esas subvenciones no tienen relación con la misión y el carácter católico y jesuita de Fordham”, expresó.
Por su parte, Santiago Pinilla Valdivieso, director jurídico de la Pontificia Universidad Javeriana, señaló que “las donaciones que recibe la Universidad son empleadas para la financiación de matrículas de estudiantes de escasos recursos o para el desarrollo de actividades estrictamente científicas, académicas o de investigación”.
“Para el desarrollo de actividades científicas, académicas y de investigación, acorde con su naturaleza universitaria e identidad católica, se reciben y recibieron recursos de la Open Society Foundation”, indicó.
En la sede de Cali, dijo, las donaciones de la fundación de Soros fueron usadas para “facilitar la participación efectiva de las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas en los mecanismos de justicia transicional de Colombia. (Dos proyectos)”.
En la sede Bogotá, continuó, se usaron los recursos de la fundación de Soros, entre otros puntos, para “promover la inclusión de género en la economía como un componente importante en los currículos de los programas de pregrado y posgrado de los departamentos de economía en las Universidades colombianas”.
Para Pinilla Valdivieso “es muy importante destacar que la razón de ser de la Universidad es fomentar el pensamiento crítico, libre e universal de sus miembros, sobre la base del respeto a la diversidad de pensamiento, orientación política, sexual o religiosa; contribuyendo al logro de una sociedad justa, incluyente, democrática, solidaria y respetuosa de la dignidad humana”.
“Se señala también que la Universidad Javeriana ha obrado de forma similar a otras Universidades e Instituciones católicas para sus proyectos científicos al recibir recursos de la Open Society Foundation, sin que desde la Universidad Javeriana se haya tenido relación alguna con el tema de la despenalización y legalización del aborto”, indicó.
El director jurídico de la Pontificia Universidad Javeriana dijo que “la Universidad continúa recibiendo aportes de dicha fundación con el fin de financiar el cumplimiento de los objetivos científicos y académicos de los proyectos mencionados en la pregunta anterior que actualmente continúan vigentes”.
Al ser consultado sobre si la universidad jesuita sabe de la agenda pro aborto de la Open Society Foundation y George Soros, Pinilla Valdivieso dijo que “no de forma oficial por parte de la Open Society Foundation, ni de George Soros”.
“Si bien la universidad ha tenido información sobre una supuesta participación de la fundación o su fundador en dicho tema, no ha sido por fuentes oficiales, o formales, y por lo tanto no se consideran confiables, ni verificables”, añadió.
El sitio web de la Open Society Foundations expresa explícitamente, en su sección “Salud y derechos sexuales y reproductivos”, que la organización “apoya el trabajo de vanguardia en justicia reproductiva que contrarresta la coerción; asegura el acceso al aborto seguro y legal; y se resiste a la vigilancia, la criminalización y el castigo de la sexualidad”.

George Soros y el aborto

Open Society Foundations, creada por Soros en 1993 como Open Society Institute (OSI), financia diversas campañas a favor del aborto en todo el mundo.
En 2016 se conoció que la fundación de Soros movió 1.5 millones de dólares para callar el escándalo de la multinacional del aborto Planned Parenthood, acusada de vender órganos y tejidos de bebés abortados en sus instalaciones.
En 2017, el Gobierno de Irlanda ordenó a Amnistía Internacional devolver a Soros los más de 160 mil dólares donados por su Fundación Open Society para una campaña a favor de la legalización del aborto en ese país.
Un documento de la Fundación Open Society filtrado por DCLeaks.com en 2016 reveló que para la organización de Soros era importante “una victoria” a favor del aborto en Irlanda para “impactar a otros países fuertemente católicos en Europa”.
La revista de economía Forbes calcula la riqueza de George Soros en 8,3 mil millones de dólares.
El presupuesto de la Open Society Foundations para 2020 fue de 1,2 mil millones de dólares.

Enzo Bianchi, el Papa y “ese ‘zorro’ de Herodes”

Por Sandro Magister- Settimo Cielo L’Espresso.repubblica.it
A diez meses del decreto pontificio que lo ha condenado al exilio del monasterio de Bose fundado por él, Enzo Bianchi todavía no ha obedecido y sigue habitando en una ermita situada en terrenos del monasterio.
Pero muchos nudos siguen sin ser atados, también por parte de quienes lo juzgaron. El decreto que condena a Bianchi nunca se ha hecho público en su totalidad. No se conocen las acusaciones, ni las faltas constatadas en la visita apostólica ordenada por Roma, salvo una vaga “situación tensa y problemática en la comunidad en cuanto al ejercicio de la autoridad del fundador, la gestión del gobierno y el clima fraterno”. Demasiado poco para motivar un castigo tan duro, aplicado contra un paladín del progresismo y el ecumenismo católicos entre los más brillantes y aplaudidos del mundo, hasta hace poco entre los predilectos del papa Francisco, que en 2014 lo había promovido a consultor del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos y en 2018 lo había asociado como “auditor” en el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, completo con derecho a voz.
Es el rol de juez del Papa, sobre todo, lo que resulta inquietante. Incluso los partidarios más acérrimos de Bianchi – desde el historiador de la Iglesia, Alberto Melloni, hasta el psicoanalista Massimo Recalcati-, a pesar de que de palabra absuelven a Francisco y culpan a una no especificada “disputa vaticana” de haber urdido la trama, de hecho saben que al final todo provino de él, del Papa.
Tampoco se puede recurrir a Francisco contra la condena, y mucho menos al tribunal supremo de la Signatura Apostólica, simplemente porque el decreto del 13 de mayo de 2020 que condenó a Bianchi a “separarse” en espíritu y cuerpo de Bose, firmado por el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, tiene la forma canónica del “decreto singular” aprobado por el Papa “en forma específica”, lo que lo hace por eso mismo definitivo e inapelable.
Ya se ha escrito mucho sobre el absolutismo monocrático que caracteriza el pontificado de Jorge Mario Bergoglio, incluso en Settimo Cielo. Pero pocos han llamado la atención sobre esos particulares instrumentos de mando que son precisamente los decretos vaticanos aprobados por el Papa “en forma específica”.
Un profesor de derecho procesal de la Pontificia Universidad Gregoriana, el profesor Gian Paolo Montini, lo ha hecho, a nivel académico, en un ensayo de 2018 en “Periodica de Re Canonica“, la revista especializada de la que es editor.
Desde 2008 Montini fue promotor de justicia en el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, el alto tribunal de la Santa Sede. Pero en el verano de 2019, a los 64 años, fue relevado repentinamente de su cargo y regresó a su diócesis de origen, Brescia, sin ninguna explicación, pero quizás precisamente por aquel artículo que publicó el año anterior. Lo que vale la pena repasar brevemente aquí.
Empezando por la cita de Joseph Ratzinger puesta con pruebas contundentes en la cabecera del artículo:
“La denigración del derecho no está nunca y de ninguna manera al servicio de la libertad, sino que es siempre un instrumento de la dictadura. La eliminación del derecho es el desprecio del hombre: donde no hay derecho, no hay libertad”.
A pie de página, en una nota, Montini informa también las otras palabras que Ratzinger había antepuesto inmediatamente a las citadas anteriormente:
“La ironización [del alemán ‘Ironisierung’, la burla- ndt] del derecho pertenecía a los fundamentos del nacionalsocialismo (no conozco suficientemente la situación del fascismo italiano). En los llamados “años de lucha” el derecho fue muy conscientemente pisoteado y puesto en contra del llamado sano sentimiento popular. Posteriormente el Führer fue declarado como la única fuente del derecho y así la arbitrariedad fue puesta en lugar del derecho”.
Ahora bien, ¿qué indujo a Montini a asociar estas tremendas palabras de Ratzinger -extraídas de una de sus “Lectio doctoralis” del año 2000, en homenaje al jurista Sergio Cotta- con los decretos vaticanos aprobados por el Papa “en forma específica” y, en consecuencia, inapelables?
Para entenderlo basta con seguir el hilo de su análisis.
Para empezar, Montini reconstruye la génesis de este procedimiento, introducido por primera vez en 1999 en el Reglamento General de la Curia Romana, en su artículo 126.
En este artículo 126, entre otras cosas, se establece que la solicitud de aprobación “en forma específica” debe ser presentada al Papa “por escrito, aduciendo los motivos” y acompañándola de un expediente que “debe quedar en manos del Sumo Pontífice, para que él lo examine personalmente” y decida en consecuencia con fundamento.
A continuación, Montini repasa todas las veces en las que un recurso presentado ante el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica contra un decreto vaticano no pudo ser aceptado porque el decreto contaba, precisamente, con la aprobación del Papa “en forma específica”, obtenida incluso después de haber presentado el recurso ante la Signatura. Y descubre que si bien al principio estos casos eran muy raros, a partir de 2013 se multiplican en forma desmesurada.
El 2013 es el año de la elección de Bergoglio al trono pontificio.
No solo eso. Resulta que entre los actos aprobados “en forma específica” por el papa Francisco aparecen con frecuencia “violaciones flagrantes y evidentes del procedimiento previsto en el artículo 126 del Reglamento General de la Curia Romana“, violaciones que “pueden llevar legítimamente a suponer la nulidad de la aprobación en forma específica por parte del Sumo Pontífice”.
Pero lamentablemente el ordenamiento vaticano no asigna a ningún juez la competencia para “juzgar la nulidad o ilegitimidad de la misma aprobación en forma específica”. Con la consecuencia de que el Papa realmente puede hacer lo que quiera, incluso “contra legem”, y lo hace.
Al concluir su ensayo, Montini cita primero a un canonista francés según el cual “un recurso demasiado frecuente a esta vía precipitada […] puede inducir en los fieles sometidos a juicio un sentimiento de injusticia y de incomprensión del ejercicio de la autoridad”…
Después espera que las aprobaciones del Papa “en forma específica” sean al menos solicitadas y obtenidas “según las normas del derecho”.
Pero insiste en el hecho de que “la tendencia actual a la multiplicación de las solicitudes de aprobación en forma específica es coherente con el progresivo desapoderamiento de la Signatura Apostólica”, cada vez más impedida de juzgar “en asuntos de su competencia (ahora residual)”.
Ciertamente -objeta Montini- “se dirá que la función de disuasión contra los abusos de la ley en el ejercicio de la potestad ejecutiva permanece igualmente eficaz y válida, aunque sólo sea por la mera existencia de la Signatura Apostólica”.
Pero incluso si fuera cierto, concluye, esto “haría pensar un poco -por analogía- en la singular teoría de que el infierno existe efectivamente, pero estaría vacío”.
PROMEMORIA. UNA CRONOLOGÍA DEL CASO DE BOSE
6 de diciembre de 2019 – Comienza en el monasterio de Bose una visita apostólica ordenada por el Papa, por obra de Guillermo León Arboleda Tamayo, abad benedictino, Amedeo Cencini, canosiano y consultor de la Congregación vaticana para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y Anne-Emmanuelle Devêche, abadessa de Blauvac. El monasterio lo anunció en un comunicado, en el que mencionó problemas relativos al “ejercicio de la autoridad, la gestión del gobierno y el clima fraternal”:
6 de enero de 2020 – Termina la visita apostólica y los visitadores se aprestan para entregar al Papa su informe.
27 de marzo de 2020 – El papa Francisco recibe en audiencia al primero de los tres visitadores, el abad Guillermo León Arboleda Tamayo.
13 de mayo de 2020 – El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, firmó un “decreto singular aprobado en forma específica por el Papa”. El decreto fue entregado a los interesados el 21 de mayo por Amedeo Cencini, en el interín nombrado “delegado pontificio ‘ad nutum Sanctae Sedis’, con plenos poderes”. Y el 26 de mayo, en un comunicado, el monasterio da noticia del decreto y precisó que el hermano Enzo Bianchi, el fundador, y otros dos monjes y una monja “deberán separarse de la comunidad monástica de Bose y trasladarse a otro lugar, perdiendo todos los cargos que actualmente detentan”, quienes inmediatamente se opusieron a las medidas. El comunicado de Bose fue transmitido también por los medios de comunicación del Vaticano.
27 de mayo de 2020 – En una nota, el fundador de Bose, Enzo Bianchi, apela a Roma: “En vano pedimos a quienes nos entregaron el decreto que nos permitieran conocer las pruebas de nuestras faltas y poder defendernos de las falsas acusaciones. Pido que la Santa Sede nos ayude y, si hemos hecho algo contrario a la comunión, que se nos diga“.
1 de junio de 2020 – En un nuevo comunicado, el Monasterio de Bose anunció que Bianchi, la Hermana y los otros dos Hermanos “han declarado aceptar, aunque con espíritu de dolorosa obediencia, todas las disposiciones contenidas en el decreto de la Santa Sede del 13 de mayo de 2020”. Y por ello, “a partir de los próximos días” se irán a vivir “a lugares distintos de Bose y sus Fraternidades”. No se dice en el comunicado, pero luego se sabrá que en el decreto vaticano se fijó la separación “dentro y no más allá del plazo de diez días desde la fecha de notificación del mismo decreto”.
15 de agosto de 2020 – En un tuit, Bianchi escribió: “Llevo tres meses alejado de la comunidad, sin tener más contacto con ella. Vivo en una soledad radical en una ermita fuera de la comunidad”. Pero en realidad la ermita es la misma en la que vive desde hace más de una década, en los terrenos del monasterio.
18 de agosto de 2020 – En una entrevista concedida a “Confini”, Riccardo Larini, ex monje de Bose, del que salió en 2005, afirma haber leído el decreto vaticano del 13 de mayo -cuyo texto íntegro nunca se ha hecho público- y especifica que no sólo contiene las “prescripciones dirigidas a los cuatro miembros que han sido alejados”, respecto a los cuales “la única acusación que se hace es la de interferir en el gobierno de la comunidad”, sino también presenta “indicaciones sobre la forma que deberá adoptar la comunidad en el futuro desde el punto de vista canónico y litúrgico”, lo que a su juicio desvincularía radicalmente al monasterio de su forma original.
4 de enero de 2021 – El plenipotenciario pontificio Cencini, con un decreto que tiene “la aprobación del cardenal Pietro Parolin”, ordena al monasterio de Bose desalojar la casa de una de sus comunidades periféricas, en Cellole di San Gimignano, en Toscana, y entregarla en préstamo para ‘uso gratuito’ -sin ningún cartel que se refiera a Bose– a Bianchi y otros hermanos y hermanas que querían establecerse allí con él. Cencini informa de todo ello en un comunicado de prensa del 8 de febrero, en el que, entre otras cosas, se lee: “Transcurridos más de ocho meses desde la fecha en la que fray Enzo Bianchi debería haber cumplido lo dispuesto en el decreto [del 13 de mayo de 2020], que había aceptado por escrito…”.
8 de febrero de 2021 – En una nota titulada “Un paso doloroso”, el monasterio de Bose anunció que había preparado la casa de Cellole di San Gimignano para hospedar a Bianchi.
18 de febrero de 2021 – En otra nota titulada “Un sufrimiento infructuoso”, el monasterio de Bose escribe que “fray Enzo no fue a Cellole en el plazo indicado por el decreto del delegado papal del pasado 4 de enero”. La fecha límite para el traslado era el 16 de febrero, víspera del Miércoles de Ceniza, y dos hermanos – especifica la nota – ya habían “ido a Cellole para preparar de la mejor manera posible la llegada de fray Enzo”, en una casa “a cuya reestructuración había contribuido activamente años antes” el propio Bianchi, “llegando a determinar incluso la disposición de las habitaciones para acogerlo una vez que renunciara al cargo de prior en 2017”.
25 de febrero de 2021 – En un tuit, Bianchi escribe: “Me enseñaron a guardar silencio para obedecer a mi conciencia en primer lugar, después si un hombre de Dios me lo pide en la Iglesia, y si la caridad me lo impone. Pero sé guardar silencio frente a los que no merecen mi palabra como hizo Jesús frente a ese ‘zorro’ de Herodes”.
4 de marzo de 2021 – El papa Francisco recibe en audiencia al padre Amedeo Cencini, el delegado pontificio “ad nutum Sanctae Sedis” para la comunidad monástica de Bose, con el prior de la misma, fray Luciano Manicardi. Y en un comunicado posterior de la Santa Sede se leen estas palabras textuales:
Su Santidad ha querido expresar de este modo al prior y a la comunidad su cercanía y su apoyo, en esta fase problemática de su vida, confirmando su aprecio por la misma y su peculiaridad de estar formada por hermanos y hermanas provenientes de diferentes Iglesias cristianas.
El papa Francisco, que desde el comienzo ha seguido con especial atención el acontecimiento, ha intentado además confirmar lo hecho en estos meses por el delegado pontificio, agradeciéndole por haber actuado en plena sintonía con la Santa Sede, con la única intención de aliviar los sufrimientos, tanto de los individuos como de la comunidad.
Por último, el Santo Padre ha manifestado su preocupación en el acompañamiento del camino de conversión y de recuperación de la Comunidad según las orientaciones y las modalidades definidas con claridad en el Decreto singular del 13 de mayo de 2020, cuyos contenidos el Papa reitera y de los cuales pide que sean realizados“.

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