Por: Milagros Leiva Gálvez- Diario El Comercio
Miembro del colectivo Ciudadanos por el Cambio, Carlos Tapia acaba de renunciar.
¿Qué es lo que realmente ha pasado? Cuéntenos la verdad.
El sorprendido he sido yo. Se dio una orden para que se me pidiera mi renuncia como asesor a la Presidencia del Consejo de Ministros, se me comunicó de manera fría, verbal. Primero fue mi gran amiga, la jefa del gabinete de asesores, Cecilia Israel, y después Salomón Lerner me dijo que el presidente Humala había pedido mi renuncia y que estaba fastidiado con las declaraciones que hago. Me enseñó un legajo que, obviamente, era un seguimiento de inteligencia, había declaraciones mías sobre Nadine Heredia que eran falsas.
Usted ha sido positivo con Nadine, dijo que ve con ojos positivos su candidatura en el 2016…
En realidad, dije que la mayoría de los sectores que apoyan a Ollanta no ve con malos ojos a Nadine, pero obviamente la ley lo impide. Ella es una persona que puede cumplir una gran labor política, es una persona muy joven y tiene un techo muy amplio.
García fue presidente a los 35…
Sí, pero Alan no era el esposo de la presidenta Pilar Nores, hay que poner las cosas en su lugar.
¿Usted vio un seguimiento de inteligencia a su vida privada?
No, pero conozco los métodos.
¿No es grave que el jefe no sea un oficial de carrera en inteligencia?
No es grave, pero es bastante extraño. Es un descuido que puede tener repercusiones graves. ¿Por qué no nombraron a Ketín Vidal, que estaba en la baraja? Si existe amenaza interna a la seguridad por el tema de la minería, tener a alguien con relación estrecha a las grandes mineras no es adecuado.
¿Por qué dice eso?
Porque la información que maneja es muy grande. Lo mismo sucede con los problemas en la represa de Inambari, si esos problemas afectan o no la seguridad y si son empresas brasileñas o no.
Usted no entiende la presencia del asesor Luis Favre, ha dicho que tiene mucho poder.
Él ha tenido un comportamiento exitoso en la campaña electoral, pero hay que relativizarlo porque si en la segunda vuelta pasaban Toledo y Ollanta, seguramente Favre no hacía ganar a Ollanta, lo mismo si pasaba PPK. La cosa se facilitó mucho porque pasó Keiko y, por lo tanto, el asesor de imagen que aparece victorioso debe entender que hubo circunstancias excepcionales. Un asesor de una campaña electoral cumple su función de asesorar la imagen del candidato, asesora qué se dice, cómo se dice y qué no se dice. Si esa misma persona sigue siendo el responsable de la imagen del presidente de la República, se encarga de aconsejar y decir qué cosa se debe decir, qué cosa no se debe decir y en qué tono se debe decir, el resultado no es la pérdida de elecciones, el resultado es una decisión gubernamental que afecta al conjunto del país.
¿Por ejemplo?
Cuando Ollanta dice Conga va, es porque lo ha consultado con Favre; luego sale a decir en Moquegua que lo principal es el agua y corrige el error, ¿de quién es la responsabilidad? Si lo hubiera dicho antes, no habría sucedido lo de Cajamarca. Favre tiene excesivo poder y yo no tengo nada en contra de los asesores, pero mejor serían asesores peruanos. ¿Por qué tenemos un asesor extranjero en decisiones de Estado cuando hay intereses de empresas brasileñas?
¿Ollanta le está pagando la factura al apoyo brasileño?
No lo sé, pero todo esto yo lo he dicho al interior del gobierno.
¿Se lo ha dicho al presidente?
No, a él no lo veo hace tiempo, nuestra relación se resquebrajó cuando yo planteé la necesidad de ir como Gana Perú y organizar un gran frente y él solo pensaba en ir como Partido Nacionalista. Hoy Luis Favre me está sacando unos ‘tweets’ muy ofensivos. Entre otras cosas ha dicho: “Tanto va el agua al cántaro que se rompe, señal que avanzamos, Sancho”.
¿Y qué significa eso?
Que este brasileñito que baila bien tango tiene el atrevimiento de involucrarse de tal manera en la política peruana que con desparpajo me dice: “Tú has sido derrotado y nosotros seguimos avanzando”. ¿Quién es nosotros? Él es un simple asesor de imagen. No se puede arrogar ese tipo de poder. Me ha sacado porque estuve diciendo cosas, ¿en contra de quién? Eso demuestra mi hipótesis, hay un grupo que está avanzando al interior del gobierno y representa intereses oscuros. Favre, que es un seudónimo trotskista, debería dar la cara y no huir del país.
¿Favre ha huido?
Ha salido del país el viernes.
¿Favre es un seudónimo?
Los comunistas y trotskistas usan seudónimos, yo no tengo idea de cómo se llama. Favre vino al Perú en 1980 para romper la Alianza Revolucionaria de Izquierda (ARI), él no ha llegado recién, es un agente trotskista internacional, esto no es novedad.
¿Ollanta sabe todo esto?
Sospecho que lo sabe porque, si no, la inteligencia que tiene sería demasiado débil. Sería una payasada. Favre llega en el 80 con el objetivo concreto de que Hugo Blanco fuera el candidato y todos queríamos que fuera Barrantes. Cuando pensábamos ganar con Barrantes, él lo acusa de ser moderado y reformista, él viene, cuadra al trotskismo y se rompe ARI. Aquí existen intereses brasileños y hay que decirlos, Brasil dice que en el Perú se hagan las represas para no contaminar su selva, ¿no crees que uno tiene derecho a decir esto en voz alta? Yo lo hice. ¿Por qué no se hace público? Que salga Favre y diga cuáles son sus tareas.
Solo sabemos que es canoso, alto.
Bien parecido, que se ha casado cuatro veces y baila tango. Se ha ido después del ‘tweet’ que me manda. Sabe todo lo que voy a decir. Yo no me voy a quedar callado.
¿Le preocupan los rumores que dicen que Adrián Villafuerte es el Montesinos de Ollanta y que Favre quiere ser más que Montesinos?
Esos rumores existen, es cierto. Pero Favre no es tan oculto en ciertos niveles de gobierno. Se relaciona con grupos parlamentarios, interviene para decir cómo se vota, convence de quiénes deben participar en qué comisión y cuál no.
¿Qué cosa? ¿Él ordena todo?
No todo, pero tiene una injerencia mayor que la de un simple asesor de imagen. Si no, ¿por qué me insulta en Twitter? ¿Con qué atrevimiento y soberbia insulta así?
¿Qué dijo usted dentro del gobierno, qué estuvo criticando?
Yo solo estuve criticando a Favre. Dije: ¿por qué tenemos a un brasileño con tanto poder e injerencia?
¿No que Humala es nacionalista?
Por alguna razón está en la inercia de considerar que ganó las elecciones por la asesoría de Favre.
¿Humala cree que le debe a Favre su lugar en Palacio?
Puede ser, no lo sé, pero lo que sí sé es que tiene excesivo poder y no es conveniente para un proyecto de cambio, como el que propugnamos, depender de la incidencia de alguien que tiene cercanía con un país que tiene empresas e intereses comerciales en el Perú. ¿Tú crees que Rousseff o Piñera tendrían un asesor peruano? Jamás, es una cuestión de dignidad, de soberanía. Eso lo decía en la PCM e imagino que lo han grabado y llegó a los oídos de Ollanta.
¿Lo han hackeado?
Tengo la absoluta seguridad de que me han grabado y seguido. Si me siguen, sabrán que voy a la casa de mi suegra y de mis hijos.
¿Por qué esperó que le pidieran su renuncia para que nos cuente todo esto?
Porque el día que me piden la renuncia me entero del seguimiento. Cuando veo las cosas de la DINI, entiendo que hicieron conmigo una operación militar. Yo he criticado frecuentemente a Favre dentro y fuera de la PCM, pero ni idea de que me andaban haciendo un seguimiento, y me preocupa porque no solo me lo pueden hacer a mí sino a cualquiera. Favre no quiere ser entrevistado por las cosas que te digo y Villafuerte no declara porque no es inteligente.
Recuerde que fue el brazo derecho del general Saucedo…
Pero cargaba el maletín pues.
¿Y quien carga el maletín no aprende todas las mañas?
Claro, puede cargar tres maletines y saber todo, pero yo sospecho que en el caso de Villafuerte él ha sido entrenado para ser un buen felpudo. No tiene ideas de ningún tipo. No es brillante. Él dice que hay muchos rojos en el gobierno, también dice que a veces la democracia no es útil.
¿Eso dice?
A veces dice y no es ninguna novedad. Eso sucede en el núcleo, esa es la pelea entre los nacionalistas auténticos y el resto. Muchos tienen ideas que no son concordantes con la democracia, felizmente Ollanta no sigue ese punto de vista, él cree que la democracia es necesaria para realizar los cambios permanentes. Ollanta está cumpliendo los compromisos de la hoja de ruta. Hoy yo estoy dolido y decepcionado, pero seguiré trabajando por la transformación del país en democracia. Eso sí, nunca me quedaré callado.
¿Entonces lo botaron porque usted sabe cosas?
Y no quieren que hable. Si no lo hiciera, no sería consecuente con mi concepción de la ética y la política.
¿Es verdad que Salomón Lerner le dijo que el presidente Humala indicó “O te vas tú o se va él”?
Eso me fue informado, por qué lo dijo así no tengo la menor idea. Eso me contó la jefa del gabinete.
¿Conversó con el presidente?
No.
¿Sigue creyendo que Ollanta Humala sí es un demócrata?
Se ha dado cuenta de que tiene que hacerlo en democracia. La correlación de fuerzas existentes impiden hacer otra cosa. Es una opción realista, por eso el gobierno es de concertación.
¿Qué pasará con Conga? El ministro del Ambiente ya dio reparos…
Ollanta está diciendo que primero es el agua. Sería un error muy grande no llegar a un acuerdo. Debe existir el proyecto Conga, pero debe tomarse en cuenta el impacto ambiental. Extraer el oro, pero con tecnología innovadora. ¿Por qué tiene que ser desaguando las lagunas? Que se invierta en tecnología.
¿Entonces Ollanta es un gobernante débil que se deja manejar?
No creo que sea débil, lo digo con franqueza. Sí creo que cada uno es responsable de su historia y de sus circunstancias. Una cosa es alguien que ha sido militar, está acostumbrado a mandar y a obedecer sin dudas ni murmuraciones. Y más si es un comandante.
Que no llegó a general…
Y que no tuvo Estado Mayor. Ollanta, cuando fue comandante, solo tuvo el comando de una batería antiaérea en Locumba. Tuvo bajo su mando a 60 personas. Un comandante no deriva responsabilidades, un general sí.
¿Y hoy qué diría: Humala es general o comandante?
Ollanta es comandante. Presidente de la República y no sabe delegar mucho, lo digo con franqueza, con la experiencia y el tiempo irá aprendiendo, todavía hay muchas trabas para la toma de decisiones.
Ciudadanos por el Cambio: ¿Ilusión o realidad?
Por Carlos León Moya
La República publicó una semblanza sobre Ciudadanos por el Cambio llamada Los cuadros del Presidente. El artículo sin embargo se limitó a hacer un inventario de declaraciones recientemente recogidas de actores políticos relevantes al interior de GANA Perú, y deslizó a mi juicio impresiones erradas sobre lo que en realidad seria el peso político de este grupo. Con la escasa información que tengo a la mano, busco en este artículo matizar al artículo mencionado y dar algunas impresiones sobre lo que creo podría ocurrir en adelante.
1. Importantes sí, fundamentales no.
La impresión que deja el artículo es que Ciudadanos por el Cambio (en adelante CxC) es un cuerpo de suma importancia, una élite con un poder propio importante. “Proveyó los expertos (…) que elaboraron el Plan de Gobierno”, “abastecieron de discurso a Ollanta Humala”, sus reuniones de trabajo son “fundamentales para el futuro del gobierno”, sus debates internos son “decisivos para el futuro del Partido Nacionalista”, etcétera.
Que CxC proveyó los técnicos iniciales es de común conocimiento. Sin embargo, cabe preguntarse qué tanto importa eso ahora que estamos en la Hégira de la Hoja de Ruta y seremos seguramente gobernados por el “califa” Miguel Castilla (No te preocupes, Félix: en nuestros corazones siempre serás el mejor Ministro) Además, ¿desde cuándo una reunión entre un grupo de técnicos e intelectuales con una orientación ideológica que no es la del gobierno –nos guste o no- es decisiva para un gobierno? Además, en la Comisión de Transferencia hay gran cantidad de técnicos e intelectuales, y los CxC, descontando a Salomón Lerner, no son precisamente quienes conducen.
CxC no tiene un camino de rosas. Por una parte, tienen resistencias fuertes al interior del nacionalismo, como lo demuestran las declaraciones recogidas en el artículo dominguero. Por otra, no tienen una militancia detrás que les sirva de sustento en las posibles pugnas futuras. No solo muchos de los miembros de CxC no son del PNP, sino que para varios su único respaldo es su lista de publicaciones. Finalmente, tanto en Gana Perú/PNP como en el gobierno quien tiene la última palabra sin un contrapeso efectivo es Ollanta Humala. Si Humala quiere irse un poco más al centro, a los miembros CxC les quedará continuar como el ala izquierda de un gobierno amplio pero con un mando personalizado. Por todo ello, mi impresión es que CxC no es el cuerpo por excelencia de técnicos de Humala ni del próximo gobierno. Importantes sí, pero no fundamentales.
2. El discurso ¿CxC o FX?
Conocidos miembros de CxC como Nicolás Lynch, Alberto Adrianzén, Manuel Dammert y Sinesio López, sostuvieron con claridad en sus escritos del 2010 e inicios del 2011 importantes puntos programáticos sobre qué hacer en el país. Destacan centralmente la necesidad de romper con el modelo económico -de hecho, Lynch la llamaba “la humillación neoliberal”-, la bandera del cambio de Constitución –la conocida tesis del “momento constituyente”- y la recuperación de la soberanía sobre nuestros recursos naturales –al cual Manuel Dammert dedicó varios artículos.
Viajemos a enero del 2010. El Manifiesto de bautizo de CxC, ¡Por la gran transformación del Perú!, es aún más explícito: evitar “continuar con la imposición neoliberal” con “un cambio radical en la economía” que implique “un camino distinto que supere la herencia colonial de la república criolla”; “una Nueva Constitución que exprese la voluntad popular y ponga fin al veto del gran capital”; y cambiar el “modelo primario exportador neoliberal” por uno que “recupere el control nacional de los recursos naturales”.
Volvamos a julio del 2011. Ahora explíquenme cómo se sostiene que CxC le dio el “discurso” a Humala. Es cierto, CxC tuvo un aporte en temas programáticos y hasta discursivos muy importante, pero al final el discurso que se impuso, con las consecuencias políticas que esto tendrá en el nuevo gobierno, no fue el que la mayoría de ellos hubiese preferido.
Alrededor de enero hubo una fuerte tensión al interior de Gana Perú. El motivo: el estancamiento de Humala en las encuestas. En sus propias palabras, “a pesar de que las encuestas nos ponían en 8% y de que un sector dentro del partido señalaba que nos estábamos saliendo del mensaje del 2006, que nos estábamos pegando al centro, yo seguí. Teníamos un sector que planteaba radicalizar el discurso, pero nosotros mantuvimos el timón firme en la tormenta. El resultado de la primera vuelta fue un voto de confianza del pueblo”. Quienes pensaban que se debía persistir en la estrategia eran principalmente los asesores brasileros. Adivine quiénes creían que debía radicalizar el discurso.
“Yo pensaba que Humala debía radicalizarse” me dijo Sinesio López hace poco, caminando a través del pasto de la PUCP. Le dije que yo también, y que me equivoqué. “Todos nos equivocamos” me responde, “menos los brasileros”.
El discurso de Humala durante la campaña estuvo orientado a capturar el mayor espectro posible de receptores en el electorado, componente principal de su sofisticada estrategia de marketing político. Y los responsables de ello no fueron nuestros compatriotas sino FX Comunicaçoes de Sao Paulo, la empresa de Luis Favre y Valdemir Garreta. Chega de saudade.
3. El líder, el partido y el gobierno. ¿Uruguay o Ecuador?
El artículo cita a Carlos Tapia y sus deseos sobre Gana Perú. Él considera que GP debe ser “una alianza de gobierno en la que el nacionalismo tenga su lugar junto con la tecnocracia izquierdista (aunque independiente), los partidos de izquierda y los movimientos regionales”. “Una formación al estilo del Frente Amplio de Uruguay” habría dicho.
Sin embargo, esto tiene dos grandes problemas. El primero es en la práctica Gana Perú es una ilusión, una sombra, una ficción. No tiene comités establecidos a nivel local, no tiene un órgano deliberativo, menos aún un órgano ejecutivo. A nivel distrital existen más de un GP, muchos enfrentados entre sí y que no se reconocen mutuamente. En las regiones la situación no es distinta. Esto lo sabe bien Cayo Galindo: “si Gana Perú fuese una agrupación distinta tendría una estructura propia, y eso no existe”.
Alberto Adrianzén afirma que Gana Perú “es una organización más amplia que el PNP”, y es cierto: en él están muchas personas que no estarían en el PNP. Sin embargo, legalmente Gana Perú es el Partido Nacionalista que cambió su nombre para las elecciones. Aquellas organizaciones que firmaron un acuerdo político con el PNP para formar GANA Perú quieren que la alianza continúe, pero esto dependerá en buena medida de los propios conflictos internos del PNP y de, nuevamente, Ollanta Humala.
En segundo lugar está el eterno tema del peso de Ollanta Humala al interior de su organización, y cómo funciona realmente esta. Conversando con Steven Levitsky sobre la moderación de Humala, me dijo que lo rápido y contundente de su viraje al centro es un indicador de lo personalista que es su organización. Comentó que, según un alto mando fujimorista con el que conversó, la moderación de Keiko fue lenta y difícil, precisamente por las enormes dificultades y presiones que esto generaba al interior del fujimorismo.
De hecho, al PT brasilero le tomó más de una década lograr variar su discurso inicial anti-establishment por uno convocante y abierto que les permitiera capturar a ese electorado que lo miraba con desconfianza. Al Partido Nacionalista le tomó muchísimo menos tiempo, y como dije líneas arriba no tiene contrapesos efectivos en su interior. Por ejemplo, desde enero de este año su Comisión Política anda desactivada, no sin antes dejar las tareas políticas a la Comisión de Campaña, en la cual la última palabra la tiene el candidato.
Todo hace indicar que el PNP se maneja más por círculos de confianza que por una estructura organizativa institucionalizada. Quien está más cerca del líder es el que tiene mayor influencia, y por ende más poder. Imaginarse al PNP sin Ollanta Humala es tan difícil como imaginar a Perú Posible sin Alejandro Toledo: una característica que comparten los partidos peruanos más allá de su tendencia ideológica.
Un proceso con este nivel de personalización no se parece tanto al uruguayo o brasilero. Liderazgos fuertes con organizaciones políticas construidas alrededor de su figura, y en donde el rumbo que el Presidente de al gobierno suele no ser puesto en cuestión de manera efectiva por su organización es más el caso venezolano o ecuatoriano. Las características del PNP y Humala hacen más probable el segundo camino, no así el primero (aunque nos guste).
Epílogo ¿Y ahora?
Releo el artículo y la sensación que me deja es que quizá sea errado seguir hablando de CxC como un grupo. Yo lo he hecho por facilidad y en serio no sé qué nivel de coordinación tengan, ni qué tan válido sea. Es decir, que sus miembros se reconozcan bajo un rótulo común no es suficiente argumento para analizarlos como grupo. Sus acciones individuales pueden ser ausentes de coordinación, los intereses, objetivos y estrategias de sus miembros pueden ser no solo distintos sino contrapuestos, etcétera. Durante el 2010 era más o menos fácil distinguir el hilo común: ser el cuerpo técnico de Humala, darle soporte programático e ideológico al nacionalismo y construir el Plan de Gobierno. Ahora, ¿cuál será?
Fuente: Noticias SER.
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