Caballero sin espada

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Por Jesús Fariña- www.lasmejorespeliculasdelahistoriadelcine.com
El desafío de un idealista e ingenuo senador contra la corrupta maquinaria política que mueve la ciudad de Washington sería el resumen argumental de esta maravillosa obra dirigida por Frank Capra (Que bello es vivir 1946) con guión de Sydney Buchman (uno de los grandes guionistas norteamericanos de la década de los años 30 y 40 antes de verse envuelto en la famosa “caza de brujas” de Hollywood) y que obtendría un total de 11 nominaciones en los premios de la academia de aquel año, entre ellas mejor película, director y actor principal.
El film (que abusa en exceso el tono patriótico y en estar recalcando en todo momento los correctos valores que debe tener un buen ciudadano norteamericano) sacaría a la luz los trapos sucios que se mueven en el mundo de la política desde la corrupción de sus gobernantes hasta el uso de los medios de comunicación como vehículo que manipula a las masas sociales. James Stewart, haciendo gala de su buen hacer interpretativo hasta el extremo de eclipsar con sus apariciones a sus colegas de reparto, representaría al “héroe” en cuestión (Jefferson Smith), una especie de David que se enfrenta al todopoderoso Goliath, cargado de bondad y de buenas intenciones que luchará hasta la extenuación por defender su honestidad y los principios constitucionales de su nación.
Jean Arthur (Raíces profundas 1953) como Clarissa Saunders, la secretaria que ayuda a Smith a que éste consiga sus propósitos, Claude Rains (Casablanca 1942) en el papel del traicionero senador Joseph Paine, Edward Arnold (“Juan nadie (1941)”) encarnando a Jim Taylor, el despiadado hombre de negocios que manipula las decisiones del gobierno y Thomas Mitchell (La diligencia 1939) como el periodista Dizz Moore completarían el resto de actores principales. Entre sus míticas escenas habría que mencionar el maratoniano discurso final de Jefferson con voz ronca (se comenta que se consiguió a base de cloruro de mercurio) para convencer su inocencia a los miembros del Jurado y destapar los turbios asuntos de algunos políticos en el Senado. Como curiosidad, la obra estuvo prohibida en muchos de los países que se regentaba el autoritarismo (entre ellas la España falangista y la Alemania nazi) mientras que en otros se les modificaría el doblaje para no reflejar el mensaje democrático que transmitía el film.

Puntuación: 4.98 / Votos: 54

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