Por Coronel FAP (r) y meteorólogo OMM JULIO VILLAFUERTE OSAMBELA– Diario Correo.
La energía en esta guerra europea se ha convertido en la pólvora o el hierro de guerras pasadas. Estratégicamente, su escasez está haciendo variar posiciones que en un futuro doblegarían a países, en manos de otros que más energía puedan producir.
La suplantación de la energía fósil va a ocurrir, pero debido a esta guerra, países europeos tratan de apresurar con tecnología la disminución del costo para llegar a competir, pero no tienen tantos insumos renovables como nosotros.
No somos ajenos a la globalización, pero lamentablemente no le ponemos nuestro cubito de sabor a esta sopa llamada desarrollo nacional, o llamémosle “sopa criolla”.
La sopa criolla es una mezcla de ingredientes extranjeros y oriundos que supimos aprovechar. De la misma manera, debemos aprovechar los insumos originarios que contamos como la gran radiación solar del sur, los vientos costeros y nuestra amazonia, pero debemos conocerlos a cabalidad para poder usarlos sin dañar nuestro valioso territorio.
Los conflictos europeos nos afectan indirectamente por los escases de energía. Suben los precios por ese motivo, lo cual no debería tener mucha repercusión si tuviéramos implementado el aporte de energías renovables al sistema energético nacional, de manera que cubran los vacíos que dejan la energía fósil y crear un plan estratégico para su transformación.
En Europa aún es cara la energía limpia por el problema de almacenamiento. Nosotros, en la maravilla de país en que vivimos, no necesitamos almacenamiento y eso nos permite rebajar costos utilizando tecnología externa y mejorar la propuesta fósil.
Recibamos la globalización, pero que no nos absorba. Estamos en ventaja porque nuestro mar, aire y tierra tienen todo. Quizás por eso estratégicamente otros impiden que nos desarrollemos. Vigilémosla nosotros. Protejámosla de adentro hacia afuera. Seamos líderes en energía, no es difícil ni caro. Solo es unión.
Energía dependiente
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