Combate naval de Iquique

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El combate naval de Iquique fue uno de los enfrentamientos más importantes ocurridos durante la campaña naval de la Guerra del Pacífico. Tuvo lugar en la bahía de Iquique el miércoles 21 de mayo de 1879. En él se enfrentaron el monitor peruano Huáscar, al mando del capitán de navío Miguel Grau Seminario, y la corbeta chilena Esmeralda, al mando del capitán de fragata Arturo Prat Chacón. El resultado de esta acción fue el hundimiento de la corbeta chilena y el levantamiento del bloqueo del puerto de Iquique.
El 16 de mayo la escuadra chilena dejó bloqueando el puerto de Iquique a la Esmeralda y la Covadonga, además del transporte chileno Lamar, y zarpó rumbo al norte para enfrentar a la flota peruana que esperaba sorprender en el puerto del Callao. Sin embargo, el mismo día los buques capitales de Perú habían salido con rumbo al sur con la intención de defender sus puertos en Tarapacá. Ambas flotas se cruzaron sin verse y las naves peruanas encontraron el día del combate a las naves chilenas en Iquique.
Aunque comenzaron en el mismo lugar y a la misma hora, el enfrentamiento de la Esmeralda contra el Huáscar es llamado combate naval de Iquique, y el de la Independencia contra la Covadonga, combate naval de Punta Gruesa, lugar en la costa frente al cual ocurrió el desenlace del enfrentamiento.
Tras cuatro horas de combate, la corbeta Esmeralda fue hundida por el espolón del monitor Huáscar.
Fuente: Wikipedia.
En el momento en que el Huáscar impactó al buque enemigo, el comandante de la Esmeralda, capitán de fragata Arturo Prat, cayó sobre la cubierta del Huáscar, hallando una pronta muerte. Mientras tanto, su buque recibió un tercer espolonazo en el centro que lo partió en dos, hundiéndose la Esmeralda de inmediato.
Fue esta la primera ocasión en que Grau mostró su gran sensibilidad humana, ya que no sólo evitó dañar a la población civil, sino que, en un magnánimo gesto que lo enaltece, hizo cuanto estuvo a su alcance para salvar a los náufragos de la Esmeralda. Los botes del Huáscar recogieron así a 62 sobrevivientes de una tripulación de 198 hombres, que sobre la cubierta del buque lanzaron un estentóreo grito: ¡Viva el Perú generoso! A bordo del Huáscar hubo de lamentarse la muerte de un oficial valeroso y competente, el teniente segundo Jorge Velarde, quien cayó batido por las balas enemigas, demostrando hasta sus últimos momentos un gran sentido del cumplimiento del deber.
Pero mientras el Huáscar se había encargado de la Esmeralda con éxito, la caza de la Covadonga por parte de la Independencia no tendría iguales resultados. Cuando la fragata blindada peruana intentaba dar alcance a la Covadonga que huía pegada a la costa, encalló en un lugar llamado Punta Gruesa. Un arrecife que no estaba señalado en las cartas náuticas abrió la quilla de nuestra mejor fragata en momentos en que se preparaba para espolonear a la nave enemiga. El buque, dañado irremediablemente, se inclinó sobre su costado de estribor, empezando a hundirse.
La Covadonga, al percatarse de lo ocurrido a la fragata, detuvo su huida, dio media vuelta y regresó a atacar al buque peruano, que se defendió hasta que el agua inundó las cubiertas y ya no le fue posible combatir. Entonces, se arrojaron al agua las embarcaciones para salvar a los sobrevivientes, que fueron recogidos tres horas más tarde, cuando el monitor Huáscar llegó al lugar del siniestro.
Es importante resaltar el profesionalismo y persistencia del capitán de navío Miguel Grau, quien no dudó en emplear todos los recursos disponibles de la nave de su mando, para cumplir el objetivo de hundir al enemigo, así como su actitud magnánima de rescatar a los náufragos y sus dotes de caballero al haber enviado días después del combate las prendas personales del comandante Prat a su viuda, que él habría podido conservar como trofeo de guerra.
Fuente: www.marina.mil.pe Marina de Guerra del Perú.

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2 pensamientos en “Combate naval de Iquique

  1. Pedro Adrian Gutierrez Beltran

    Estimado Profesor: Siempre es reconfortante indagar y relatar los hechos históricos, y siempre se saca una lección. En este combate naval se dieron dos enfrentamientos con hechos claros. La Esmeralda combatió hasta el final, salvándose 61 tripulantes que quedaron flotando después del hundimiento. Sin embargo, para minimizar este tremendo hecho heroico, en la versión peruana se insiste en el espolonazo. El Comandante de la Esmeralda “cayó en la cubierta del Huáscar”, o sea, fue producto de una torpeza. Ustedes desdicen el parte oficial del Almirante Grau que sostiene que sobre la cubierta del Huáscar, aparte de Prat, había un oficial y otros tripulantes muertos o heridos. Y añade, que “fueron víctimas de su temerario arrojo”.
    Respecto al sacrificio de los chilenos, en su tiempo se inventó eso de “Viva el Perú generoso”. Los sobrevivientes flotando que lucharon hasta el máximo sacrificio, gritaron vivas al enemigo que mató al 75% de sus tripulantes junto a su Capitán. Nadie lo haría. Eso sí se podría dar las gracias como corresponde a la hidalguía. Pero a todas luces se hizo para compararlo con lo que le sucedió a la Independencia.
    En ese combate, en que el comandante y los artilleros peruanos han pretendido aminorar ese desastre y la responsabilidad de los marinos, centrando el relato en que fueron víctimas de ametrallamiento por parte de los chilenos, ya que sólo los barcos peruanos tenían ametralladoras y si le creemos al comandante Moore, cuando él sostiene que la nave peruana nunca se rindió, y es por ese motivo que estando la nave no hundida, seguía con su pabellón al tope, por lo que seguía combatiendo. Entonces, es lógico que se debía seguir disparando ya que el combate no había terminado. Bueno, si por el contrario, la Independencia se hubiera rendido, contradiciendo al Comandante Moore, entonces haber seguido disparando habría sido criminal y se justifica esa queja.
    Eso de hacer mofa del enemigo y no reconocerle sus méritos, no es un comportamiento propio de los hombres grandes. Recordemos que los cuerpos de Prat y Serrano caídos en el Huáscar, fueron dejados en el muelle de Iquique y gracias a la donación del español Manuel Llanos pudieron ser sepultados. Los restos del hidalgo Almirante Grau, en reciprocidad, fueron sepultados con honores de una formación militar chilena.

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  2. Reinaldo Riquelme

    Siempre he pensado que el Almirante Grau pudo haber terminado el combate sin masacrar a los marinos chilenos. Solamente pudo haber disparado sus cañones bajo la línea de flotación de la Esmeralda y listo esta se hubiera hundido. Durante cuatro horas logró hundirla demostrando su eficiencia. Los chilenos hicieron lo que les manda su juramento: “no rendirse jamás”, pasaron a la historia y los peruanos lograron hundir la corbeta con sus banderas al tope y disparando hasta el final.

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