Historia de una fotografía

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Por Umberto Jara- El Pollo Farsante.
En julio de 2021, cuando Pedro Castillo ya había sido proclamado Presidente de la República, recibí la visita de un policía que conozco hace varios años. Es miembro de un grupo élite de investigación, honesto, convencido de su oficio y, en su vida de ciudadano, hace cuánto puede para ayudar a los habitantes de su pequeño poblado de origen. Me alcanzó una fotografía. Estaba muy indignado. Me dijo: “Este es un delincuente, lo capturé hace años cuando asaltó una pizzería en Miraflores y ahora es muy cercano al nuevo presidente”.
La fotografía era una pista importante porque era muy reciente. Correspondía a los días previos a que el “modesto profesor” asumiese el cargo de primer mandatario. Días en que estaban en el trajín de nombrar asesores, definir ministros y funcionarios. La imagen muestra a Pedro Castillo junto a un hombre vestido de negro que tiene el pulgar hacia arriba en señal de victoria. Mi amigo policía me dijo: “Se llama Zamir Villaverde García y ahora tiene una empresa de seguridad Vigarza”.
En febrero del 2007, Zamir Villaverde había asaltado a balazos la pizzería Donatello en la avenida Pardo, Miraflores. Una condena de 10 años por robo agravado lo llevó como presidiario al penal Miguel Castro Castro. Estuvo apenas dos años tras las rejas porque vivimos en el reino de la impunidad. En mayo de 2013, reincidió y fue condenado a 4 años de prisión por los delitos de colusión -una modalidad corrupta en las contrataciones con el Estado- y falsedad de documentos.
En aquel julio del año pasado, hablé con algunos periodistas de aquellos que vemos dar lecciones de moral proclamándose paladines de la lucha anticorrupción. No se les movió una ceja. Cero interés. Claro, era julio y empezaba un nuevo gobierno y es el momento en que casi todos se vuelven muy prudentes.
Ahora, el país entero sabe, por la confesión de Karelim López -integrante de la banda que opera desde Palacio de Gobierno- que aquel delincuente asaltante de una pizzería, es uno de los socios principales del Presidente de la República del Perú en la trama de corrupción estatal.
Fue Zamir Villaverde quien organizó la mafia en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones en coordinación con el inamovible ministro Juan Silva. Villaverde se encargó también del nombramiento de un profesor escolar de Biología que había robado el dinero de la Asociación de Propietarios de una modesta agrupación vecinal del Rímac. Su nombre: Bruno Pacheco. Lo puso como Secretario General de la Presidencia de la República por la única razón de que era su hombre de confianza, pues, había sido su empleado en la empresa de seguridad Vigarza.
El expresidiario Zamir Villaverde -el socio presidencial- se encargó también de otras miserias para gentes hambrientas… de dinero: los sobrinos presidenciales. A ellos, desde la campaña electoral, les pagó viajes, relojes y vehículos. Era una fiesta para personajes como el sobrino Fray Vásquez Castillo quien, a sus 31 años, pasó de vender pollos a la brasa en la pollería Kayako en el Callao, a recibir a los personajes de los negociados en el antro ubicado en la calle Sarratea.
Ahora que todo se empieza a conocer en detalle, se abre la segunda parte de un espectáculo que habrá de ser patético: los silenciosos y los sorprendidos.
Todos los que auparon, ensalzaron, defendieron a Castillo con la tonta muletilla “No aceptan que un rondero, un campesino y maestro rural sea el Presidente de la República”, están mudos y dejarán de buscar entrevistas, escribir columnas y, seguramente, apagarán momentáneamente el fuego de sus agresivas redes sociales. No entienden que ejercer la decencia no es difícil, basta con pedir y apoyar que la delincuencia se vaya de Palacio de Gobierno y deje todos los ministerios que han destruido en apenas siete meses.
En cuanto a los sorprendidos ahí nos topamos con una especie muy cínica. A pesar de que existen evidencias crudas como la estrecha cercanía de Zamir Villaverde García con Pedro Castillo, habrá quienes empiecen con el espectáculo de la leguleyada y, desde su posición de “sorprendidos”, pedirán pruebas; exigirán “la correspondiente corroboración” y “el respeto al debido proceso”. Habrá también quienes evadan el tema central -la responsabilidad de Pedro Castillo- como Mónica Delta, otra vez en una bochornosa entrevista. No siente vergüenza porque su especialidad es ser palaciega.
Frente a los silenciosos y los sorprendidos, es necesario entender que en política los plazos no son judiciales.
No perdamos de vista que la política responde a los mandatos constitucionales -allí se encuentra la Causal de Vacancia- y una de sus tareas es proteger a un Estado, el de los peruanos, que está siendo saqueado y desmontado.
Los trámites judiciales con sus plazos de tortuga, corresponden a una segunda etapa a la cual tendrán que ser destinados Pedro Castillo y su banda. Pero la etapa política es otra, es inmediata, tiene sus reglas claramente establecidas en la Constitución y sólo necesita evidencias que, en el Caso Castillo, suman gran cantidad desde hace meses y ahora existe el testimonio directo de una integrante de la organización delictiva. En esa línea política, el Congreso necesita de 87 votos decentes. Esa es su obligación frente a los electores, más aún cuando se ha denunciado que en el Parlamento habitan miembros de la misma banda de Palacio de Gobierno.
Si no se toma la acción de la vacancia para detener a corruptos malhechores, entonces los miembros del Congreso de la República serán parte de la ruta delictiva por encubrimiento y complicidad.

El pasado oscuro del empresario Zamir Villaverde García

Empresario condenado por robo es señalado por Karelim López como el operador de la presunta mafia enquistada en el Ejecutivo. Villaverde acudió cuatro veces a Palacio de Gobierno.

El empresario Marco Antonio Zamir Villaverde García acaba de ser señalado por Karelim López Arredondo ante la Fiscalía como el operador de la presunta mafia enquistada en el MTC, cuenta con un pasado delincuencial lleno de antecedentes policiales.
Villaverde García fue expulsado de la Fuerza Área del Perú (FAP) al ser sindicado como integrante de una banda de cuatro delincuentes que perpetraron el robo al restaurante de comida italiana Donatello ubicado en la avenida Pardo, en Miraflores.
La noche del 13 de febrero de 2007, tras encañonar al vigilante Ángel Aguilar García (19), fueron directo a la caja registradora, ahí, amenazaron de muerte a Sandro Vargas, el administrador, que les entregó la suma de S/2 mil 500 soles en efectivo, la ganancia del día.
Al momento de su fuga en una combi de placa ROE-262, agentes del Escuadrón de Emergencia de la policía, de la comisaría del distrito y de serenazgo, descubrieron lo que había sucedido, e iniciaron la persecución.
En su huida, las llantas del vehículo de los delincuentes reventaron a la altura de la cuadra 4 de la avenida La Paz, quedando en medio de la pista. Trataron de continuar su fuga corriendo y se abrieron paso a balazos, con dirección al circuito de playas.
Durante ese trance, hirieron a dos serenos miraflorinos, uno de ellos de nombre Martín Chávez Álvarez. Luego, los agentes de la policía los rodearon y arrestaron. Los criminales capturados recibieron lesiones en la cabeza y en el rostro.
La policía logró capturarlo junto a Madeley Wendell Wong, Iván Otiniano Pérez y Fernando Morales Chinchay, quienes balearon a dos agentes de serenazgo.
López Arredondo, en su declaración a la Fiscalía, también reveló que el exsecretario general de Palacio de Gobierno, Bruno Pacheco, le contó que Villaverde pagaba los viajes a los sobrinos e incluso al hijo de Pedro Castillo desde la campaña.
No obstante, en recientes declaraciones a Latina TV, el empresario negó todas las acusaciones declaradas a la Fiscalía. «Me sorprende de dónde la señora Karelim López refiere estás historias, ya que en ningún momento he pagado un viaje, ni sé el nombre del hijo del presidente, también es falso que le haya comprado un vehículo al sobrino», dijo.
Según fuentes del diario El Comercio, el 18 de febrero, López Arredondo indicó a los fiscales especializados que Pacheco le contó que Villaverde manejaba obras del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. “Sé que también lo han puesto al ministro (Juan) Silva, que es su operador”, refirió. Esta afirmación también es falsa, según el empresario. Asimismo negó que sea el responsable de las presuntas amenazas qué viene sufriendo la lobista.
Sin embargo, el empresario reveló que acudió cuatro veces a Palacio de Gobierno durante tres días. De ellas, en una oportunidad se reunió con el entonces hombre de confianza del presidente, Bruno Pacheco.
Además, confirmo que el 14 de agosto permaneció en Palacio de Gobierno desde las 2 de la tarde hasta las 10 de la noche. Según él, su único interés era conocer las políticas del Gobierno para garantizar la estabilidad de los empresarios.
En paralelo, Zamir Villaverde era la cabeza de la empresa Inversiones Vigarza, que tenía algunas contrataciones con entidades del Estado, además de ser trabajador de Sedapal, en Surquillo.
Fue condenado a 10 años de prisión por robo agravado, pero solo cumplió dos años en el penal Castro Castro. En mayo de 2013 también fue condenado a cuatro años de pena suspendida por colusión y falsedad de documentos. Aunque en la actualidad no cuenta con antecedentes penales.
En el 2016 fue denunciado por su expareja Marylyn Reyes Heredia en la comisaría de La Molina. En el atestado figuraba que Zamir Villaverde la había lanzado al piso, para luego darle puntapiés en la pierna derecha. La sujetó del cuello y golpeó su cabeza contra el piso mientras la amenazaba.
Fuente: Revista CARETAS.

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