Lagarto feroz

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JNE confirmó que Martín Vizcarra no recibirá la acreditación de congresista

El presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Jorge Luis Salas Arenas, confirmó que Martín Vizcarra Cornejo no recibirá la acreditación de congresista, debido a que el Congreso lo inhabilitó para ejercer cualquier cargo público durante diez años.
El presidente del ente electoral, añadió que el JNE respetará la autonomía de los poderes del Estado, por lo que Vizcarra no podrá ser congresista.
“El JNE respeta la autonomía de los poderes. El Congreso ha comunicado formal y adecuadamente la decisión que ha tomado (de inhabilitar al exmandatario), por eso el señor Vizcarra no recibirá la credencial; eso ya lo decidió el JNE”, añadió.
“El Jurado Nacional de Elecciones cumple la ley, no obedece caprichos de nadie ni órdenes de nadie. El JNE hace lo que la ley dice que se debe hacer, se hace lo jurídicamente correcto, no lo políticamente aceptable”, concluyó Salas Arenas.
Fuente: LimaGris.com

Sagasti violó la Constitución y la ley, y pone en peligro elección

Llama al Nobel buscando apoyo para proclamar a Castillo

Por VÍCTOR ANDRÉS PONCE- ElMontonero.pe
El presidente Francisco Sagasti habría cometido la peor de las infracciones constitucionales que puede perpetrar un jefe de Estado en medio de una tensa elección nacional: ¡violar la neutralidad electoral que el Ejecutivo está obligado a guardar por mandato constitucional!
Según se denunció en el programa Beto a saber, el jefe de Estado interino llamó a nuestro escritor, Mario Vargas Llosa, para solicitarle que mediara ante Keiko Fujimori y la convenciera de desistir en la exigencia de Fuerza Popular de que los jurados especiales y el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) revisen la situación de 1,300 actas –entre impugnadas y observadas– y otras 1,000 con demanda de nulidad.
Es decir, Sagasti le solicitó al Nobel que convenciera a la candidata de Fuerza Popular de desistir en su demanda para que la autoridad electoral se pronuncie sobre alrededor de más de medio millón de votos. En otras palabras, el jefe de Estado le pedía al laureado escritor que lo acompañara en su intención de burlar la voluntad popular. Evidentemente, Mario Vargas Llosa se negó de plano a semejante demanda y el escándalo empieza a convertirse en uno que podría terminar de viciar la presente elección nacional.
Ante semejante denuncia, el Congreso está obligado a tomar cartas en el asunto, porque la violación de la neutralidad electoral del Ejecutivo comienza a otorgar verosimilitud a las versiones acerca de que, por ejemplo, en las áreas en donde Fuerza Popular arrasaba electoralmente la Organización de Procesos Electorales (ONPE) observó un 20% de actas más que en los bolsones electorales que favorecían a Pedro Castillo y Perú Libre.
La crisis electoral peruana ha escalado a niveles no imaginados luego de la violación de la neutralidad electoral del Ejecutivo que, extrañamente, coincide con la movilización de todos los líderes bolivarianos de la última década –entre ellos Evo Morales y Rafael Correa–, y presidentes como Alberto Fernández de Argentina, quienes se apresuraron a reconocer internacionalmente una supuesta victoria de Pedro Castillo. El exabrupto del mandatario argentino motivó una nota de protesta de nuestra siempre profesional Cancillería.
Ante la movilización bolivariana, 22 ex presidentes democráticos de América Latina emitieron un pronunciamiento categórico exigiendo que no se proclamara al ganador de la elección nacional en el Perú mientras el JNE no termine de computar el último voto.
La elección en Perú comienza a convertirse en una verdadera guerra mundial, sobre todo para España y América Latina, porque la comunidad internacional no parece dispuesta aceptar que un proyecto bolivariano se entronice en el poder con las conocidas triquiñuelas que perpetra el chavismo en las elecciones regionales.
Todo huele al fin de una época. Sin embargo, luego de la llamada temeraria de Sagasti el asunto comienza a oler también como la agonía de la república caviar que nos ha llevado a este atolladero. Allí reside la importancia de que Keiko Fujimori y Fuerza Popular no se dejen amedrentar y defiendan la elección nacional hasta quemar el último cartucho. Es decir, hasta contar el último voto.

Mal pronóstico

Por Mario Ghibellini– Diario El Comercio.
No se equivoque. Las cosas esta vez son lo que parecen. Si, como las cifras validadas hasta ahora sugieren, Pedro Castillo termina llegando al poder, lo que nos espera a los peruanos no es una administración socialdemócrata o sesgadita hacia la izquierda, sino el intento de implantar en el país un régimen a la venezolana. Si un cierto pudor lo previene a usted de llamarlo comunista, vaya con la denominación que prefiera: socialista, popular, revolucionario… Lo importante será observar cómo camina, cómo aletea y cómo grazna. Si lo hace como pato, no cabrá duda de que es pato. Y si lo hace como el ave rapaz que nos tememos, quedará confirmado que es el pajarraco que veíamos venir volando desde el inicio de la campaña.
A los que alimentan ilusiones consoladoras sobre la base de las proclamas firmadas por el candidato de Perú Libre en la segunda vuelta o las ofertas de Pedro Francke de que se respetará la autonomía del BCR y no habrá estatizaciones ni prohibición de importaciones, Vladimir Cerrón acaba de lanzarles dos baldazos de agua fría. El primero, la anulación de su sentencia por negociación incompatible conseguida misteriosamente el miércoles en Huancavelica. Y el segundo, el mensaje que divulgó el viernes a través de las redes sociales. “Parece que algunos invitados no son conscientes del espacio que ocupan. Les recuerdo que Perú Libre ha ganado las elecciones”, escribió el mandamás de ese partido en su cuenta de Twitter. Y de pronto Francke, el doctor Hernando Cevallos y los otros miembros del “equipo técnico” que merodea los locales en donde Castillo se anda probando réplicas de la banda embrujada comenzaron a lucir como unos ‘okupas’ a punto de ser desalojados.
–Palabras del maestro–
Pero no hace falta en realidad buscar los signos de la tormenta que se avecina sobre la institucionalidad y la economía del país en los gestos o expresiones del tutor del candidato. El propio Castillo ha sido bastante elocuente al respecto en sus discursos en la plaza pública, como la siguiente antología demuestra.
Frases como: “Vamos a desactivar en el acto el Tribunal Constitucional y el tribunal siguiente tiene que ser elegido por mandato popular” (14/03/21), “Hay que desactivar la Defensoría del Pueblo” (19/03/21) o “Si [el Congreso] no está de acuerdo [con una Asamblea Constituyente], tenemos que asumir las facultades presidenciales […]. Yo no lo voy a cerrar, lo va a cerrar el mismo pueblo” (8/04/21), grafican nítidamente sus planes en lo que concierne al orden constitucional.
Y sentencias como: “Que el gas de Camisea sea para los peruanos, hay que nacionalizarlo” (13/04/21), “No más AFP en el Perú, que explotan al pueblo” (18/04/21) o “No habrá importación de lo que el pueblo produce” (1/05/21), dejan poco margen de duda acerca de la impronta económica que quisiera imprimirle a su gobierno.
Por supuesto que los mozos de estoques que el candidato se agenció a lo largo de la segunda vuelta se han afanado por borronear el sentido unívoco de esos enunciados con capotazos del tipo “el maestro no supo explicarse” o “sus palabras han sido sacadas de contexto”. Pero la verdad es que un maestro que no sabe explicarse sería un hombre con una profunda confusión vocacional y que no hay contexto que pueda convertir esos dictámenes en algo distinto de lo que son. La pretensión de que nos encontramos aquí ante el equivalente político de las cuartetas de Nostradamus y que por lo tanto hace falta un colegio de intérpretes para atrapar su exacto significado no ha sido sino el laborioso esfuerzo de los apañadores de Castillo por disfrazar lo evidente.
El pronóstico de lo que la eventual llegada del candidato del sombrero a Palacio supondría es, en consecuencia, tan claro como malo. Y lo peor que podríamos hacer quienes no estaríamos conformes con un destino como el que sus palabras anuncian sería quedarnos cruzados de brazos a esperar que nos caiga la quincha.
Nadie habla de desconocer resultados o cosa por el estilo, pero sí de impedir el avasallamiento de las salvaguardias constitucionales que evitarían la consumación del proyecto totalitario en marcha: la imposición de una Asamblea Constituyente que reemplace al Congreso elegido el 11 de abril (en el que Perú Libre está lejos de tener la mayoría) y liquide las limitaciones para el ejercicio arbitrario del poder que la actual Carta Magna contiene.
–Combatir y resistir–
Como se sabe, de acuerdo con ese texto constitucional, el presidente de la República no puede convocar a referéndum alguno, y menos para implantar una figura que nuestro ordenamiento legal no contempla. Pero Castillo ha dicho que él será respetuoso de esta Constitución “hasta que el pueblo lo decida”. Una decisión que, al parecer, él habrá de conocer en el momento en que se produzca por intuición revolucionaria.
La estrategia para forzar lo que la ley no consiente sería, al parecer, la misma que hemos observado recientemente en Chile o Colombia: la de la violencia de las turbas. Con el agravante de que aquí un potencial Ministerio del Interior cómplice las dejaría actuar a sus anchas. Un escenario pavoroso, pero ante el que no deberíamos rendirnos, sino más bien hacer aquello que el enemigo describe con la consigna “combatir y resistir”. Con apego a la legalidad, desde luego, pero también con agallas.
No se equivoque, insistimos. Las cosas esta vez son lo que parecen.

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