Un Te Deum que el presidente vio por la televisión
La participación del jefe de Estado en la Misa y Te Deum fue virtual. Ni Martín Vizcarra ni sus ministros acudieron a la tradicional ceremonia religiosa a pesar de que los ambientes de la Catedral de Lima sí les hubiesen permitido respetar el distanciamiento social que imponen los protocolos del COVID-19. En el interior del templo no había ni un solo feligrés. El mandatario y su esposa escucharon la misa desde Palacio de Gobierno. Por su parte, los integrantes del gabinete estuvieron sentados en el salón Túpac Amaru, en otra área de la Casa de Pizarro, desde donde siguieron la ceremonia que resume el vínculo histórico entre la Iglesia y el Ejecutivo desde 1821.
Hace 199 años se oficia en el Perú la Misa y Te Deum. Con ella se da inicio oficialmente a las festividades patrias. Esta ceremonia sella el Acta de Independencia del 15 de julio de 1821. Dicho documento, firmado por la Junta de Vecinos Ilustres de Lima, fue respaldado por el arzobispo Bartolomé María de las Heras, sacerdote y abogado español que apoyó la independencia. “A pesar de su ascendencia española, apoyó con su firma. También participó en la proclamación de la independencia del 28 de julio y ofició la primera Misa y Te Deum el domingo 29 de julio de 1821, a pedido del general don José de San Martín”, relata Pedro Hidalgo, sacerdote y rector de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima.
Según refiere el historiador Pablo Ortemberg en la investigación La entrada de José de San Martín en Lima, la primera Misa y Te Deum se realizó por la mañana del 29 en la Catedral, con la presencia de las autoridades de la ciudad y San Martín como invitado principal. La bandera de la proclamación del 28 de julio fue colocada en el altar mayor. En dicha ocasión, se cantó el Te Deum (“A ti Dios” en latín).
Este cántico se ha entonado en todas las celebraciones de Fiestas Patrias. “Es un himno de alabanza a Dios por acompañar al pueblo y agradecer por la independencia. Asimismo, es para que interceda por el bien de la patria”, acota el padre Hidalgo.
En 2002, a diferencia de sus ministros, el expresidente Alejandro Toledo prefirió mantenerse sentado durante el Te Deum.
La homilía se realiza de forma consecutiva todos los años de la República. Incluso, en las situaciones más difíciles que ha vivido el país, como en la época del terrorismo. El único periodo en que se suspendió fue durante los años de la ocupación chilena.
Alan García, en su segundo gobierno, dio un emotivo saludo a Cipriani.
El presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, participa en la misa de acción de gracias en honor a Santa Rosa de Lima, Patrona de la Policía Nacional, que se realiza en la Catedral de Lima.
ÚLTIMA MISA DE VIZCARRA
Poco después de las 8 de la mañana, se inició la tradicional ceremonia litúrgica por Fiestas Patrias oficiada por el arzobispo de Lima, Carlos Castillo. En una Catedral vacía y con la sola presencia de los sacerdotes celebrantes, el monseñor ofreció un sermón en el que abordó varios temas, como la crisis del COVID-19. Aprovechando la liturgia, el prelado hizo una reflexión en que invocó a los peruanos a elegir mejores autoridades y citó al poeta César Vallejo.
“Es tan dura la tragedia que todo parece oscuridad. ¿Cómo no sentir confusión si nos invade el dolor ante cada enfermo y fallecido? El contagio aumenta en calles, buses y mercados, a pesar de las medidas de cuidado”, refirió.
Asimismo, señaló que el reto de las próximas elecciones obliga a “la cooperación honesta” de los candidatos. “Los electores debemos informarnos bien para impedir ser manipulados”, aseveró.
Monseñor Castillo resaltó el actuar de Mario Romero, ‘el ángel del oxígeno de San Juan de Miraflores’, y Santiago Manuín, el líder histórico awajún, ambos fallecidos por el coronavirus. Instó a no perder la esperanza. “Esta homilía ha sido un hito porque se realiza a un año del bicentenario. Se debe ver como una expectativa para consolidar un sentido de bien del país”, sostuvo Hidalgo.
PERDIÓ LA OPORTUNIDAD
La homilía se hizo con las puertas abiertas, pero el vecino de al frente nunca ingresó. Vizcarra atendió la ceremonia desde un televisor instalado dentro de la capilla de Palacio de Gobierno. Lo mismo pudo haber hecho en la Catedral, que estaba vacía y cuyo aforo es de 3,000 personas. Espacio para el distanciamiento social había de sobra. Más aún, cuando los peruanos atravesamos momentos durísimos en los que la fe reconforta. Y siendo el nuestro un pueblo mayoritariamente religioso y sensible.
Los católicos que siguieron la misa desde sus hogares no tuvieron la oportunidad de ver su religiosidad representada en quien personifica a la nación. Las circunstancias, de enfermedad y muerte, requieren un especial cuidado de los gestos y las emociones.
OTROS ARZOBISPOS: Juan Landázuri Ricketts (1913-1997).
Natural de Arequipa. Fue miembro de la orden franciscana. En 1939, recibió la orden de sacerdote. De 1954 a 1989, fue nombrado arzobispo de Lima y primado del Perú. Nueve presidentes pasaron en los 35 años que ejerció el cargo.
Augusto Vargas Alzamora (1922-2000).
Fue miembro de la orden jesuita. Ejerció el primado del Perú de 1990 a 1999. Es recordado por sus críticas contra el régimen de Fujimori.
Juan Luis Cipriani (1943)
Es miembro del Opus Dei desde junio de 1962. Fue el arzobispo de Lima y primado del Perú desde 1999 hasta su renuncia en 2019. En dicho periodo ofició las homilías del Te Deum a las que asistieron los expresidentes Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski.
Fuente: Diario Perú21.
EL MINUTO DE SILENCIO. EN LA CATEDRAL Y EL CONGRESO
Por Luciano Revoredo- LaAbeja.pe
Desde hace muchos años ya se ha implantado en el Perú la costumbre del minuto de silencio ante la muerte de alguna personalidad o alguna catástrofe. Se hace en actos oficiales, militares, en el Congreso de la República, ceremonias de todo tipo, partidos de fútbol y hasta en las corridas de toros. Este es un gesto masónico que busca imponer la idea del vacío, es la negación de la trascendencia y la vida eterna.
Durante años han luchado por implantar el laicismo. Por ocultar la presencia de Dios en la sociedad. Antiguamente se pedía una oración por los difuntos. Eso era intolerable, insoportable para los enemigos de Dios. Desde los orígenes de la República y conforme las logias han ido copando puestos de importancia en la vida cívica y militar se fue imponiendo el vacío ante la muerte, la idea antivida. Se impuso el silencio de la nada, disfrazado de respeto y unción.
Quienes somos creyentes y confiamos en la promesa de la vida eterna, quienes sabemos que somos portadores de un alma inmortal y esperamos con fe la resurrección no podemos sumarnos a este silencio luciferino. Cuando piden un minuto de silencio nos corresponde elevar una oración por el alma de los fallecidos. Persignarnos y rezar. La oración puede ser en silencio, igual habremos roto el pacto de la oscuridad y la muerte.
En la celebración de los fastos de Fiestas Patrias hemos tenido dos minutos de silencio el primero de ellos realmente insólito. Se ha producido en la Misa Te Deum en la Catedral de Lima. El mismísimo arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo empezó su perorata citando a Vallejo, como si no hubieran cientos de santos que hablan sobre la muerte, para luego decir que “solo hurgando en el silencio solidario podremos recobrar la esperanza” ¿Qué es el silencio solidario?
Pero eso no es todo, el arzobispo continuó – ¿con una herejía? – hablando de Cristo derrotado en la Cruz, antes de pedir un minuto de silencio. Pero no un minuto de oración en silencio, la iglesia reza por los muertos, no se calla, pero monseñor Castillo pidió el silencio del vacío, el silencio de la muerte. ¿Qué se puede esperar si el arzobispo habla de un Cristo derrotado en la Cruz? Quien fue derrotado en la Cruz es el demonio. La Cruz es el triunfo de Cristo, no su derrota. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria ? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón ?
El segundo minuto de silencio fue en el Congreso de la República. A pedido de Martín Vizcarra. Pero de él no se puede esperar más.
«Los nueve monstruos»
Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.
Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tan cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.
Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rousseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!
Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito.
El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás de perfil,
y nos aloca en los cinemas,
nos clava en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar…
Pues de resultas
del dolor, hay algunos
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren, y otros
que no nacen ni mueren (son los más)
Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
de ver al pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardido!
¡Cómo, hermanos humanos,
no deciros que ya no puedo y
ya no puedo con tanto cajón,
tanto minuto, tanta
lagartija y tanta
inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
Señor Ministro de Salud; ¿qué hacer?
!Ah! desgraciadamente, hombres humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.
3 de noviembre de 1937
Cesar Vallejo
De: “Poemas humanos” – 1923-1938
En: “Cesar Vallejo Poesías completas”. Editorial Losada 1949© Reeditado en noviembre 2013.
Juan Gonzalo Rose
La Pregunta
Mi madre me decía:
si matas a pedradas los pajaritos blancos,
Dios te va a castigar;
si pegas a tu amigo
el de cara de asno,
Dios te va a castigar.
Era el signo de Dios
de dos palitos,
y sus diez teologales mandamientos
cabían en mi mano
como diez dedos más.
Hoy me dicen:
si no matas diariamente una paloma,
Dios te castigará;
si no pegas al negro,
si no odias al rojo,
Dios te castigará;
si al pobre das ideas
en vez de darle un beso,
si le hablas de justicia
en vez de caridad
Dios te castigará
Dios te castigará.
No es este nuestro Dios,
¿verdad, mamá?
Epístola a Bartolomé de Las Casas
He bajado a buscarte entre los muertos.
Y entre hedores y absortas procesiones
Atrás de templos y siglos destruidos:
Aún hermosamente tu corazón brillaba
Fray hombre,
Fray hermano
Fray amigo.
Gracias te doy, obispo de dulzura,
Las heridas lavadas en el río;
Gracias te dan los cuerpos de esas sombras,
Gracias te dan los hijos de esos cuerpos,
Gracias te dan las sombras de los hijos.
Tiernísimo pastor
de amor tiernísimo
las alpacas seguíante en la nieve
para lamer tu mano cariñosa.
Hacia tu voz volaban los geranios
Hacia tu corazón, los corazones.
Las lunas de las charcas
entregados castillos que entregó la fragancia
los únicos espejos
donde el amor labriego se miraba
huían a tus ojos.
Las casas de los pobres en ti se reclinaban.
¡Ah miliciano del amor cristiano!
En nombre de mi pueblo te bautizo:
Fray hombre,
Fray amigo,
Fray hermano.
(Hallazgos y extravíos, Lima, 1968)