¿Hay un método en su locura?

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Por – CaféViena.pe
El presidente Martín Vizcarra anunció el domingo 15 de marzo una serie de medidas para intentar contrarrestar los efectos del COVID-19 en nuestro país. Ese día y los sucesivos la atención del Perú se centró en una serie de preocupaciones de la mayor trascendencia. Tanto en los medios de comunicación, como en el diálogo familiar, se discutía sobre las implicancias de las medidas en el plano de salud pública, en la economía, en la estabilidad social, entre otros. Fue una primera semana de shock y adaptación, proceso en el que todavía estamos inmersos y con un rumbo incierto.
Tres días después del discurso presidencial, reparé en un titular que decía: “Disolver al Sodalicio”. El autor, quién más, Pedro Salinas Chacaltana; el medio, La República. Lo primero que sentí fue pena por el autor. ¿Quién, en su sano juicio, escribe sobre ese tema en esa coyuntura? Cada uno desde su trinchera, el que menos intentaba aportar algo positivo al momento tan difícil que estábamos viviendo. Pero Salinas Chacaltana no deja de sorprender. Últimamente, con cada uno de sus actos mediáticos, va evidenciando sin vergüenza su perfil de odiador. Su sentido de oportunidad está completamente averiado. Y lo que es peor, si en esa coyuntura no tuvo otra cosa que decir que volver sobre un tema archimanido hubiera sido mejor que como periodista, aportase con el silencio. Si la empatía con el resto de los peruanos no era argumento suficiente para Salinas, podría al menos haber echado mano del egoísmo estratégico. Si, como es lógico pensar, quiere que sus argumentos sean leídos y considerados, ¿no hubiera sido mejor esperar a que pasen los convulsionados días de pandemia y entonces publicar su texto? Así podría haberle augurado un poco más de atención. Pero no. Algo parece no andar bien en la cabeza de Salinas. Si bien ya sus pericias psicológicas realizadas por el Ministerio Público arrojaban que algo empezó a afectarlo desde su infancia, en estos días esa verdad se ha hecho más evidente ya que parece haber perdido habilidades que da el sentido común. Quizá su cruzada, como se lo han dicho ya tantas veces, lo ha obsesionado al punto de hacerle perder el sentido de la realidad y de la oportunidad. Y eso es peligroso. ¿Cómo creer en algún tipo de desinterés u objetividad en las investigaciones de Salinas si en un caso tan extremo como el de esta pandemia no sabe ponerle freno a su monotemática obsesión?
La segunda experiencia que tuve fue sorpresa por el medio en el que el artículo fue publicado. La República no es santo de mi devoción ni mucho menos. Pero un mínimo de rigor editorial debería haber sido suficiente para posponer una pieza con ese tema. ¿O es que la crisis que vivimos no tiene suficientes aristas que tratar, iluminar, explicar? No sabemos qué intereses puede haber en juego. Pero ciertamente son lo suficientemente fuertes como para llegar a hacer el ridículo de esa manera. Mi sorpresa se transformó en estupefacción cuando la semana siguiente apareció, en el mismo medio, una segunda parte del artículo. Les confieso, que luego de haber visto la primera, tuve la tentación de buscar otras noticias o artículos inoportunos, alejados de la realidad y ver si hacía un ranking. Nada llegaba ni cerca del estándar puesto por Salinas. Ni siquiera la frivolidad esperpéntica publicada por Maki Miró Quesada en Perú21, que por lo menos hablaba de cuarentena y coronavirus, se compara. Sí habría que decir que la directora de ese diario pidió disculpas. Mientras que La República le publicó a Salinas, por si fuera poco, una segunda parte.
A la semana siguiente, pensando que ya no había más que ver al respecto, me doy con una nueva sorpresa: una tercera parte sobre lo mismo. Nuevamente la cantaleta de Barreto, Castillo y el Sodalicio. Nada nuevo. Nada relevante. Nada que sumar. Nada de nada. Muchos podemos pensar que en tres semanas de encierro algo nuevo uno puede leer y comentar, pero este no parece ser uno de los pasatiempos de Salinas. En fin, sólo Salinas pudo superar a Salinas. Así que primer, segundo y tercer premio para él.
Sin embargo, desde la segunda entrega, y ahora con la tercera, empecé a ver algunas luces para entender un proceder tan insensato. Si la primera inoportuna columna fue un comentario a pie de página de las afirmaciones del Cardenal Barreto en el programa de la comadre de Salinas, Rosa María Palacios, la segunda extendió el chicle en base a las declaraciones del arzobispo de Lima, Carlos Castillo. Y, curiosamente, Salinas Chacaltana se modera un poco respecto de lo dicho al unísono con Barreto: que el Sodalicio se disuelva. Ahora, presenta las tesis de Castillo sobre una refundación que salieron a moderar el extremo defendido por Barreto. Esta postura, además, la ha venido sosteniendo el obispo de Lima en varios foros. ¿Por qué Salinas cambia de postura de una semana a la siguiente? Sobre todo, si consideramos que Salinas durante varios años viene sosteniendo la postura de Barreto, e inclusive minimizando cualquier acción reparadora que haya tratado de implementar la comunidad religiosa en cuestión.
La tercera entrega, como ya comenté, con absolutamente nada que añadir, parecería abonar en la misma línea. Inicia Salinas diciendo: “Es muy difícil en estos tiempos de coronavirus hablar de otro tema que no sea el de la pandemia”. Pero parece que para él no. Salinas insiste en referirse a la entrevista de Barreto y las posteriores declaraciones de Castillo. Sin entrar en el mérito de los argumentos, alguien solo puede proponer por tercera vez un tema de esta naturaleza si es que tiene una obsesión desbordada o si es que tiene algún tipo de indicación de hacerlo, obedeciendo a intereses que lo superan. ¿Hay alguna coordinación entre el obispo y el periodista? ¿Por qué ahora tienen posturas tan alineadas? ¿Por qué la insistencia en tocar un mismo tema de tan escasa actualidad e interés nacional durante tres semanas consecutivas de cuarentena? Mera especulación que, sin embargo, explicaría muchas cosas. Quizá, parafraseando la genial frase de Polonio en el segundo acto de la magistral Hamlet, lo que hace Salinas es una locura, pero hay un método en ella.

Disolver, disolver…

Por – CaféViena.pe
El Cardenal Pedro Barreto decidió empezar la semana con unas declaraciones incendiarias que elevan aún más la tórrida temperatura limeña. Un diario local reproduce los pensamientos del obispo de Huancayo respecto de la comunidad del Sodalicio vertidos en Radio Santa Rosa. “Yo, personalmente, pienso: cuando una organización religiosa ha delinquido -porque hay que decirlo así-, desde el punto de vista de abusos sexuales y la parte económica, en las que hay también problemas, hay que disolverla”. Escueto, claro y al punto. Sin embargo, la argumentación del obispo entraña un problema de principio. ¿Se puede acaso atribuir responsabilidades a una institución? Desde una perspectiva, delinquir, es decir, cometer un delito, es un acto individual que para ser punible implica libertad. Y, que sepamos, los únicos seres en el universo creados con libertad somos las personas. La organización religiosa no ha delinquido. Han delinquido personas concretas, responsables de sus actos, que tendrán que asumir las consecuencias de estos si los encuentran culpables.
Quizá le quede más claro el asunto al cardenal Barreto si es que le ponemos un ejemplo cercano. La Compañía de Jesús, organización religiosa a la que él perteneció hasta ser nombrado obispo, reconoció que cerca de 100 miembros de sus filas cometieron abusos sexuales en poblaciones alejadas de los Estados Unidos y por ello tuvieron que pagar cifras millonarias en indemnizaciones. En marzo de 2011 la BBC daba así la noticia: “La orden religiosa de los jesuitas en Estados Unidos acordó pagar US$166 millones a cerca de 500 víctimas de abusos sexuales y psicológicos”. Entonces el Cardenal Barreto diría: “Yo, personalmente, pienso: cuando una organización religiosa (en este caso hipotético, la Compañía de Jesús) ha delinquido -porque hay que decirlo así-, desde le punto de vista de abusos sexuales y la parte económica, en las que hay también problemas, hay que disolverla”. Un simple ejercicio de lógica llevaría la conclusión de que, en la lógica del Cardenal Barreto, hay que disolver a la Compañía de Jesús. El absurdo se prolonga al infinito si es que aplicamos la misma lógica del Cardenal Barreto, a otra institución religiosa: la Iglesia Católica. Y así podríamos seguir.
Esta propuesta del obispo peruano, sobre la que según él “muchos estamos hablando”, suscita algunas preguntas. Primero, ¿quiénes serán esos “muchos” que hablan? ¿Otros obispos peruanos? ¿Monseñor Cabrejos? ¿Monseñor Castillo? ¿Monseñor Prevost? Por otro lado, ¿por qué tanto interés del obispo de Huancayo en este asunto? Y bien enterado parece estar cuando se anima a hacer cábalas vaticanas sobre el resultado. “Estamos en ese camino” (de la disolución), dice. En tercer lugar, hay que preguntarse por un personaje importante en la jugada: el Nuncio en el Perú. Hasta donde sabemos, él es el representante del Papa en nuestro país. Ante la publicación en prensa y difusión por radio de un pedido de disolución de una congregación que en su momento recibió la aprobación de la Santa Sede, y sobre lo que se dice que el Papa Francisco no estaría en desacuerdo, ¿qué tiene que decir el representante del Papa y de Vaticano en el Perú?
Lanzar declaraciones del calibre de las que ha hecho el obispo Barreto en un medio de comunicación es, desde otra perspectiva, un tanto temerario. Y lo es desde un ángulo muy preciso que a Mons. Barreto le debería, por oficio, interesar: el pastoral. ¿Es justo que los miembros buenos que hay en el Sodalicio, a los que se refiere hasta en dos ocasiones el Cardenal, tomen conocimiento de que se evalúa la disolución de su institución por medio de un periódico? Ni qué decir de las familias que, de cualquier manera, participan de alguna obra de esta institución religiosa, o tienen a sus hijos en sus colegios o universidades. No parece ser lo más prudente por parte de una Pastor de la Iglesia hablar así de temas tan delicados. Finalmente, ¿habrá hablado el Cardenal, u algún otro de los muchos con los que viene cocinando este asunto, con las autoridades del Sodalicio? ¿O ellos también se habrán enterado por el periódico?
En una de esas -las vueltas que a veces da la vida- el Cardenal Barreto o alguno de sus amigos terminan acogiendo en una institución dirigida por ellos a la “gente buena” del Sodalicio. Y de paso, “administran” todos sus bienes. De hecho, a la Caja de Huancayo no le vendría nada mal un “aumento de capital”. Digo, es un decir…

Cadena perpetua para seminarista que violó a niño en Catedral de Huancayo

Por Junior Meza-Diario El Comercio.
La Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Junín dictó la pena máxima de cadena perpetua para el seminarista Oscar Veliz Félix, hallado culpable de violación sexual a un niño de 10 años de edad cuando su víctima se preparaba para ser monaguillo.
La lectura de sentencia se dio en la sala penal de Huancayo, y en ella estuvieron presentes familiares del menor, quienes agradecieron a los magistrados porque consideraron que se hizo justicia.
El acusado, quien no asistió a la sentencia, fue declarado reo contumaz. Asimismo, se dispuso su ubicación y captura para ser internado en el establecimiento penitenciario de Huamancaca Chico por haber sido encontrado responsable del delito cometido contra el menor en reiteradas oportunidades.
Durante la audiencia, que se desarrolló en privado, los magistrados dieron cuenta que parte de los hechos se registraron en el interior de la Catedral de Huancayo y en la vivienda del menor, lugar al que asistía por la confianza generada con la familia.
Oscar Veliz Félix fue retirado de la institución dos meses antes de recibirse como sacerdote y actualmente se encuentra prófugo.
En varias oportunidades él (Oscar Veliz) ha tratado de convencernos para no denunciarlo porque anhelaba ser sacerdote y con todo lo que ha sucedido no aceptamos nada. Posteriormente se mostró desafiante diciendo que no conseguiríamos nada con la denuncia interpuesta“, señaló la madre del menor a El Comercio.
-Los hechos-
Días antes de la sentencia, Marco Gutiérrez Quintana, presidente de la Junta de Fiscales de Junín que llevó el caso, dijo a este Diario que de acuerdo con las investigaciones, Veliz abusó del menor de edad durante los años 2012 y 2013. El niño era amenazado por el seminarista para que no cuente a sus padres lo ocurrido, pero fue a inicios del 2014 cuando confesó lo que sufrió. Desde esa fecha se llevaba a cabo el proceso que ha concluido.
Durante los años que cometió las violaciones, el seminarista Oscar Veliz Félix era encargado del sagrario de la Catedral de Huancayo. Además del caso de violación sexual, también fue acusado por el menor de haberle realizado tocamientos indebidos y ejecutar actos obscenos dentro de las instalaciones religiosas de esa ciudad.

Cardenal retira licencias ministeriales a sacerdote que hace política partidaria

El Arzobispo de Huancayo, Cardenal Pedro Barreto, retiró las licencias ministeriales al sacerdote Jorge Feliciano Huamán Camasca, “debido a la decisión libre de dedicarse a la actividad política y ser candidato en las próximas elecciones Regionales y Municipales”.
En un comunicado difundido por el Arzobispo de Huancayo, se precisa que “según el documento firmado por Monseñor Pedro Barreto, la aceptación de la solicitud no debe confundirse con un permiso ni autorización”.
Huamán Camasca pertenecía a la Vicaría V de la Oroya y por medio de una carta solicitó el retiro de las licencias para continuar con su ejercicio político.
Habiendo decidido libremente participar en la actividad política con el único propósito de buscar el bien común, acudo a su despacho para solicitar los trámites canónicos que corresponden en mi condición de presbítero”, señala Huamán.
En respuesta a la carta, el Arzobispo decidió suspender a Jorge Huamán en su ejercicio ministerial, de acuerdo al Código de Derecho Canónico.
El canon 285 señala que “los clérigos han de evitar aquellas cosas que, aun no siendo indecorosas, son extrañas al estado clerical”. “Les está prohibido a los clérigos aceptar aquellos cargos públicos, que llevan consigo una participación en el ejercicio de la potestad civil”, añade.
El canon 287 establece que los sacerdotes “no han de participar activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales, a no ser que según el juicio de la autoridad eclesiástica competente, lo exijan la defensa de los derechos de la Iglesia o la promoción del bien común”.
En un correo enviado a ACI Prensa, el Arzobispado de Huancayo indicó que “si el ciudadano Jorge Huamán Camasca quiere volver al sacerdocio, ya no depende del Arzobispo de Huancayo sino de la Santa Sede (Vaticano)”.
Fuente:  ACI Prensa y Diario Correo.

EL ARZOBISPO DE LIMA Y LA ESCOPETA DE DOS CAÑONES

Por Luciano Revoredo– LaAbeja.pe
La feligresía católica limeña fue sorprendida el 22 de marzo último con un comunicado del Arzobispado de Lima que señalaba que en el actual contexto de crisis, era necesario asegurar una correcta ayuda a las personas más vulnerables, lo cual debía hacerse de manera eficaz y con protocolos muy estrictos que respeten la salud e integridad de las personas, para lo cual inexplicablemente se concluía que Caritas–Lima, era la única institución de la Arquidiócesis de Lima que articularía la ayuda social de la Iglesia de Lima con las instancias del Estado, por lo tanto, es la única autorizada a recibir donaciones.
En este tenor  el Arzobispado desautorizaba públicamente cualquier intento particular de otra institución religiosa o parroquial, que haya solicitado donaciones  de cualquier naturaleza con el objeto de realizar ayuda social en esta situación de pandemia.
Esta decisión del Arzobispo ha sorprendido a los fieles limeños puesto que muchos pertenecen a grupos parroquiales o movimientos católicos que ya estaban trabajando en diversas campañas de solidaridad y apoyo social a los más necesitados en estas circunstancias de crisis y pandemia.
Este no es el primer caso en que el Arzobispo Castillo tiene este tipo de actitudes, ya había trascendido antes que había prohibido a los diversos párrocos de Lima apoyar la MARCHA POR LAS DOS VIDAS, que un grupo de laicos estuvo organizando a inicios de marzo y que se frustró por las medidas de aislamiento que se dictaron por el coronavirus, pero que ya desde antes, los párrocos habían sido advertidos que habría cambios en las parroquias y que venían siendo observados en relación a esta convocatoria, que no era de la simpatía del señor Arzobispo de Lima. Es sabido también que la tradicional MARCHA POR LA VIDA no fue de su simpatía. Esto resulta preocupante más aún cuando fue por intervención de los laicos y principalmente de este medio, que apenas iniciada su gestión tuvo que cambiar a su jefa de prensa por ser abortista y feminista.
Volviendo al tema de las campañas parroquiales de apoyo social que el arzobispado  ha frenado, cabe mencionar que la Agencia Católica de Informaciones, consultó a un sacerdote canonista sobre el comunicado de la Arquidiócesis de Lima. El experto aseguró que se estarían “violando los derechos de dos tipos diferentes de entidades. Primero, los derechos innatos de las personas jurídicas públicas (parroquias e institutos religiosos en la Arquidiócesis de Lima): el Canon 1254 dice que ‘la Iglesia Católica puede adquirir, retener, administrar y enajenar bienes temporales’. Las personas jurídicas públicas constituyen la Iglesia Católica, por lo que tienen ese derecho innato”.
También mencionó que “el derecho a adquirir bienes debe ser ordenado a los ‘fines propios’ de la Iglesia”. Indicó que estos fines, según el Canon 1254, son “sostener el culto divino, sustentar honestamente al clero y demás ministros, y hacer las obras de apostolado sagrado y de caridad, sobre todo con los necesitados”.
Queda claro que una parroquia tiene el derecho a hacer caridad y recibir dinero para hacer caridad, así como los fieles tienen la libertad para aportar bienes temporales en favor de la Iglesia.
Hasta ahí la situación planteada por el arzobispado y su análisis canónico. Pero la sorpresa ha venido después, cuando los padres Jesuitas en general y los de la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima en Miraflores en particular, simplemente han hecho oídos sordos a la orden del Arzobispo de Lima, a la vez que él se ha hecho de la vista gorda ante la indisciplina jesuita.
Lo cierto es que el 1 de abril en la página de Facebook de la Compañía de Jesús, llamada JESUITAS DEL PERÚ, publicaron un vídeo en que el Padre Provincial Juan Carlos Morante SJ invita  a participar de la campaña  Unidos en Solidaridad, la que presentan  como “una iniciativa de los jesuitas del Perú para unir esfuerzos por aquellos hermanos y hermanas que se ven especialmente afectados en esta situación de emergencia sanitaria que vivimos en el Perú y en el resto del mundo”. Concluye pidiendo donaciones a través de la página web de la Misión Jesuita.
Luego el  3 de abril en el Facebook de la Parroquia de Fátima, los padres jesuitas publicaron un post que decía: “Crezcamos juntos en solidaridad, uniéndonos con nuestro aporte a la campana Unidos en Solidaridad, que convoca a todas las obras, colaboradores, amigos y benefactores cercanos a la misión jesuita en el Perú. Todos juntos podemos ayudar a las familias más vulnerables de nuestro país, quienes son las más afectadas por la emergencia sanitaria. Dona entrando a www.misionjesuita.pe”.
Entonces a los fieles se confunden, no saben a quién creer. ¿Los jesuitas tienen corona? ¿No reconocen la autoridad del arzobispo? O el señor arzobispo de Lima es bravo con unos y suave con otros. ¿Será que tiene una escopeta de dos cañones?  Hay un cierto aire de autoritarismo por un lado y de desgobierno por otro. Así está la iglesia peruana. 

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