De ex alto cargo de la ONU a depredador sexual de menores en Nepal
Por Amador Guallar– Diario El Mundo.
Como en ‘El extraño caso del doctor Jekyll y el Mr. Hyde’, el libro escrito por el inglés Robert Louis Stevenson, la historia de Peter John Dalglish es la de un hombre que tenía dos personalidades. Una pública y laureada dedicada durante décadas a la ayuda humanitaria. El ángel. Y otra despiadada y monstruosa, la del depredador sexual, que lo ha llevado de la cumbre profesional en organizaciones como la ONU al infierno de la cárcel en Nepal, donde el canadiense, de 62 años, ha sido encerrado tras ser declarado culpable de abusar sexualmente de dos menores de edad.
Dalglish, oriundo de Londres, en la provincia de Ontario, fue detenido el 7 de abril de 2018 en el distrito de Kavrepalanchowk, según ha informado la Oficina Central de Investigación (CBI, por sus siglas en inglés) nepalí, cuyos agentes aseguraron durante el juicio que “en el momento del arresto el canadiense se encontraba en su villa privada en la ciudad de Kartike”, al este de Katmandú, “con dos menores de edad de 12 y 14 años de los que había abusado sexualmente”, según ‘The Himalayan Times’.
El abogado de la acusación, Lok Bahadur Katwal, el cual ha presentado durante el juicio “las declaraciones de las víctimas, los informes médicos y las fotografías sobre los abusos”, ha anunciado que pedirá “una sentencia de 13 años en prisión y una compensación monetaria para las víctimas”, después de que Dalglish fuera declarado “culpable” por el juez del tribunal del distrito de Kavre, Arjun Adhikari, que además indicó que el caso estará listo para sentencia el próximo 8 de julio.
UN LOBO CON PIEL DE CORDERO
Hasta hace poco, la carrera en el sector humanitario de Peter J. Dalglish era envidiable y, aparentemente, perfecta. Tanto que, en 2016, el Gobierno canadiense le concedió la prestigiosa Orden de Canadá, el segundo galardón más importante del país, por su dedicación por ayudar a los más desfavorecidos desde que, en los años ochenta, fuera uno de los cofundadores de la ONG Street Kids International, la cual más tarde acabó fusionándose con Save the Children.
El momento cumbre de su carrera profesional sucedió con la misión de la ONU en Afganistán, donde, entre 2010 y 2014, trabajó como consejero del director de la agencia UN Habitat, hasta que en 2015 se convirtió en su director en el país. Antes de hacerse con este cargo reservado para los altos funcionarios de la ONU, en 2002, Dalglish había trabajado en uno de los programas contra el trabajo infantil en Nepal para luego, entre 2006 y 2010, convertirse en uno de los directores ejecutivos de la prestigiosa Asia Children’s Fund, una organización dedicada al desarrollo de la educación entre los menores más desfavorecidos en la región.
La investigación del CIB, que asegura que ha estado “siguiendo” al condenado “durante semanas”, ha revelado que Dalglish se encontraba en Nepal en calidad de director de su propia ONG, Himalayan Community Foundation, situada en la capital del país, y que “utilizaba para atraer a los menores de edad”. La estrategia de Dalglish, según el jefe del CIB, Pushkar Karki, era abominable: “Se ponía en contacto con familias entre los más pobres y necesitados prometiéndoles regalos, viajes y que les ayudaría a conseguirles una buena educación”, ganándose así su confianza, “para luego abusar sexualmente de ellos”.
Asimismo, Karki ha recordado que esta “no es la primera vez que cazamos a un pedófilo trabajando para una organización humanitaria en el país, porque aquí las leyes y el escrutinio social no son tan estrictas como las que existen en los países desarrollados”, ha indicado a ‘The New York Times’.
El equipo legal de Dalglish ha confirmado que las pesquisas sobre las actividades del canadiense “empezaron en Tailandia, donde trabajó como miembro de la ejecutiva de una escuela local en la que circularon rumores” sobre posibles abusos. “Se realizó una investigación y fue exonerado”, han indicado a ‘The Canadian Press’. Sin embargo, poco después, la policía montada de Canadá recibió una alerta acerca de Dalglish que fue trasladada a la Interpol, que posteriormente llevó a las autoridades nepalíes a comenzar una investigación sobre las actividades del canadiense en el país.
UNA CONSPIRACIÓN, SEGÚN SU ABOGADO
Desde que empezó el juicio, Dalglish ha negando rotundamente todos los cargos que se le imputan. En estos momentos se encuentra detenido en la prisión de Dhulikhel a la espera de la sentencia mientras su abogado, el también canadiense Nader Hasan, ha tildado el proceso judicial de “farsa” y ha descrito el juicio como “ver en tiempo real cómo se fragua una condena errónea”, según ha declarado a ‘The Canadian Press’.
Asimismo, el abogado ha hecho hincapié en que el juez todavía tiene que explicar sus razones para declararlo culpable, y ha explicado que está “muy preocupado por cómo se ha llevado a cabo el proceso en el que, por ejemplo, no se han realizado transcripciones de los testimonios de las víctimas”. Por este motivo, ha puesto en duda “la imparcialidad del juez” y de la policía nepalí.
“Los investigadores interrogaron al chico mayor en su casa, le preguntaron sobre el canadiense a la vez que le ofrecieron libros escolares y otros regalos. Además, hay diversas contradicciones en las historias de los menores”, ha explicado Hasan, a la vez que ha acusado a la policía nepalí de utilizar “tácticas de intimidación y aceptar sobornos” para condenar a su defendido, a pesar de que no ha aportado ninguna prueba al respecto.
En lo que respecta a la situación actual de Dalglish, su representante legal ha concluido que está “obviamente devastado por el veredicto, tal y como lo estaría cualquier persona inocente”, a la vez que ha asegurado que “su familia está convencida de la inocencia de Peter”. Sin embargo, la ex esposa del canadiense, que vive en Holanda con su hija, todavía no ha realizado ninguna declaración al respecto.